A C U E R D O

Anuncio
A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 11 de septiembre de
2013,
habiéndose
dispuesto
en
el
siguiente
orden
establecido,
Acuerdo
de
2078,
votación:
de
que
conformidad
deberá
doctores
con
lo
observarse
Hitters,
el
Negri,
Soria, Kogan, Genoud, se reúnen los señores jueces de la
Suprema
Corte
de
Justicia
en
acuerdo
ordinario
para
pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 115.038,
"Schmidt,
Jacobo
Ernesto
contra
'Terminal
Quequén
S.A.'
Diferencias salariales".
A N T E C E D E N T E S
El Tribunal del Trabajo del Departamento Judicial
Necochea rechazó la acción deducida, con costas a la parte
actora (fs. 339/343 vta.).
Ésta
dedujo
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley (fs. 344/370), el que fue concedido
por el citado tribunal a fs. 371 y vta.
Dictada
la
providencia
de
autos
(fs.
392)
y
hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la
Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Hitters dijo:
I.
El
tribunal
del
trabajo
hizo
lugar
a
la
defensa de prescripción opuesta por "Terminal Quequén S.A."
contra
la
mediante
acción
la
promovida
cual
había
por
Jacobo
reclamado
Ernesto
la
Schmidt,
declaración
de
inconstitucionalidad del art. 15 del Convenio Colectivo de
Trabajo 85/93 E y la entrega de un nuevo certificado de
servicios en el cual se consignara como fecha de ingreso
aquélla
en
la
cual
comenzó
a
trabajar
para
la
Junta
Nacional de Granos, así como los importes salariales que le
hubiere
correspondido
percibir
computando
su
antigüedad
real.
Tras declarar que resultaba aplicable al caso la
norma del art. 256 de la Ley de Contrato de Trabajo -en
cuanto dispone que prescriben a los dos años las acciones
relativas
a
créditos
provenientes
de
las
relaciones
individuales de trabajo y, en general, disposiciones de
convenios
colectivos,
laudos
con
eficacia
de
convenios
colectivos y disposiciones legales o reglamentarias del
derecho del trabajo-, resolvió que, habiéndose reclamado
en el caso la entrega del certificado de servicios, el
mentado plazo debía computarse a partir de la extinción
del vínculo, que es cuando se tornó exigible la obligación.
En consecuencia, resultando que el contrato de
trabajo finalizó el día 21-IX-2004, consideró que, a la
fecha
de
interposición
de
la
demanda
(27-XII-2006),
la
acción se encontraba prescripta.
Aclaró
prescripta
la
finalmente
acción,
el
a
resultaba
quo
que,
hallándose
abstracto
abordar
el
planteo de inconstitucionalidad contenido en el escrito de
inicio (sent., fs. 340/342).
II. Contra dicha resolución se alza la actora,
mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley,
en el que denuncia absurdo y errónea aplicación de los
arts. 7, 8, 9, 11, 12, 13, 18, 44, 256 y 257 de la Ley de
Contrato de Trabajo; 39 de la Constitución de la Provincia
de Buenos Aires y 31 de la Constitución nacional; de la ley
23.626; del decreto 48/1993 y del Convenio Colectivo de
Trabajo
85/93
E;
así
como
de
la
doctrina
legal
que
identifica (fs. 344/370).
Plantea los siguientes agravios:
1.
En
primer
lugar
afirma
que,
al
considerar
prescripta la acción, el tribunal incurrió en una absurda
valoración de la prueba.
Dice
que
el
juzgador
ha
llevado
a
cabo
una
valoración de la prueba documental, informativa y contable
que, por lo desacertada, resulta insostenible, limitándose
a
resolver
la
excepción
de
prescripción
argumentos esgrimidos por la accionada.
según
los
Asevera que el fallo omitió todo análisis de los
efectos
suspensivos
de
la
prescripción
que
provocó
el
telegrama remitido por el actor a la accionada el día 15VIII-2006.
Añade que dicho instrumento suspendió el curso de
la prescripción en virtud de lo que establece el art. 3986
del Código Civil, en cuanto dispone que la prescripción
liberatoria se suspende por la constitución en mora del
deudor, efectuada en forma auténtica.
Expresa que, tal como lo resolvió esta Corte en
el fallo que identifica, la citada causal de suspensión es
aplicable a las acciones laborales, materia en la cual los
actos interruptivos o suspensivos deben interpretarse con
criterio amplio, debiendo en caso de duda optarse por la
solución más favorable a la subsistencia de la acción.
Desde
otro
ángulo
-y
tras
sostener
que,
con
arreglo a lo resuelto por esta Corte en el precedente L.
79.959, "Barrios" (sent. del 30-V-2007)-, la obligación de
extender
la
certificación
de
servicios
tiene
carácter
contractual (fs. 363) afirma, no obstante, que dicho deber
patronal
"no
previsional",
es
razón
de
por
naturaleza
la
cual
contractual
"no
se
sino
encuentra
comprendida en lo dispuesto por el art. 256 de la LCT y es
imprescriptible", pudiendo ser ejercida por el trabajador
en cualquier momento (fs. 363 vta.).
2.
Expresa
que
el
juzgador
no
ha
aplicado
en
forma restrictiva lo dispuesto por el art. 256 de la Ley de
Contrato de Trabajo y, menos aún, el art. 3986 del Código
Civil.
Alega que, en tanto en materia laboral rige el
principio
de
hermenéutica
irrenunciabilidad
sobre
créditos
de
laborales
derechos,
reclamados
toda
en
el
tiempo no puede omitir su consideración, máxime cuando el
silencio del trabajador no posee la misma significación en
el derecho del trabajo que en el derecho civil.
Partiendo de esa base, concluye que el dies a quo
del plazo de prescripción de los créditos laborales debe
comenzar a correr a partir de la extinción del contrato de
trabajo,
toda
vez
que,
en
caso
contrario,
se
estaría
permitiendo una posible situación de renuncia de derechos
que esta disciplina no tolera.
Añade
que,
en
los
precedentes
judiciales
que
identifica, se ha resuelto que corresponde aplicar el plazo
decenal de prescripción o, incluso, la dispensa de esta
última.
3. Finalmente, denuncia transgredida la doctrina
legal de esta Suprema Corte que individualiza.
Al respecto, aduce que, al fallar como lo hizo,
el juzgador vulneró la doctrina establecida en las causas
L. 50.830 (sent. del 10-VIII-1993) -en la cual se resolvió
que "Mientras el principio de renunciabilidad es la regla
en el ámbito del derecho común, en el del derecho laboral
rige
precisamente
su
opuesto:
el
principio
de
irrenunciabilidad"-; L. 32.244 (sent. del 28-VI-1988) -en
la que se declaró que "El decreto ley 22.425/81 no suprime
la
antigüedad
previa
superior
a
los
cinco
años
y
las
ventajas patrimoniales que conlleva; porque no puede tener
un efecto retroactivo sobre los derechos adquiridos con
servicios
ya
prestados
constitucionales";
y
y
B.
amparados
57.018
(sent.
por
del
garantías
12-IX-2001),
donde se determinó que "Un suplemento o bonificación tiene
carácter habitual y regular cuando su pago al agente en
actividad
ha
periódica
y
asignación
sido
previsto
permanente
en
dinero
y
de
para
está
monto
ser
abonado
constituida
uniforme
en
forma
por
determinado
una
o
determinable" (rec., fs. 368/369).
III. El recurso es improcedente.
1. Invirtiendo el orden de tratamiento de los
agravios
por
razones
metodológicas,
he
de
señalar
inicialmente que no le asiste razón al quejoso en cuanto
(reiterando
replicar
la
lo
esgrimido
defensa
de
en
el
segundo
prescripción
traslado,
opuesta
por
al
la
contraria, ver fs. 85 vta.) postula que la acción dirigida
a reclamar el certificado de servicios es imprescriptible
(recurso, fs. 363 vta.).
a. Al respecto, la doctrina legal de esta Suprema
Corte establece que la alegada imprescriptibilidad de la
acción que se propicia no encuentra fundamento en norma
alguna (conf. causa L. 79.959, "Barrios", sent. del 30-V2007, con voto mayoritario del doctor Negri, al que presté
mi adhesión).
Aunque en la causa referida se aplicó el entonces
vigente Régimen Nacional de Trabajo Agrario (ley 22.248),
entiendo
que
los
lineamientos
resultan
enteramente
centrales
ajustables
a
las
allí
trazados
cuestiones
bajo
examen, regidas por la Ley de Contrato de Trabajo.
En
especie
-en
vertidos
consecuencia,
cuanto
por
el
habré
resulten
de
reproducir
pertinentes-
mencionado
colega
en
los
el
en
la
conceptos
precedente
indicado.
b. Pese a la falta de precisión del actor a la
hora de individualizar el certificado cuya entrega reclama
("certificado de servicios", según se indica en la demanda
-fs.
24
vta.
y
37
vta.-;
"certificado
de
aportes
previsionales", de acuerdo a lo que expresa en el recurso,
fs.
363
vta.),
lo
cierto
es
que
-a
juzgar
por
la
jurisprudencia que invocó en sustento del rechazo de la
acción, ver fs. 340- el tribunal de origen consideró que se
estaba reclamando el certificado de trabajo previsto en el
art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo.
Tal
como
se
señaló
en
el
citado
precedente
"Barrios", la obligación de extender la certificación en
cuestión existe en el marco de un contrato de trabajo y,
como consecuencia de ello, su incumplimiento constituye la
omisión de una obligación contractual (art. 80, L.C.T.).
En ese contexto, asume principal entidad la norma
del art. 256 del referido cuerpo legal, que fija el plazo
de prescripción de dos años para las acciones relativas a
créditos provenientes de la relación individual de trabajo.
Luego,
como
quedó
anticipado,
la
imprescrip-
tibilidad de la acción que se propicia en el embate no
encuentra
fundamento
en
norma
alguna
(arts.
80
y
256,
L.C.T. y 4019 del Código Civil).
2. Fijada la naturaleza jurídica contractual, en
el
marco
de
una
relación
laboral,
de
la
obligación
de
expedir el certificado previsto en el art. 80 de la Ley de
Contrato de Trabajo, me adentraré a considerar la crítica
dirigida
a
revertir
el
dies
a
quo
del
plazo
de
la
prescripción establecido en la resolución objetada y la
denunciada
violación
del
principio
de
irrenunciabilidad
que, a criterio del quejoso, produce tal decisión.
Al
respecto,
teniendo
presente
los
argumentos
desarrollados por el juez de grado, considero que razones
de lógica jurídica determinan el rechazo de los planteos de
referencia
ante
la
falta
de
interés
o
gravamen,
evidenciado,
a
tiene
pleito,
este
partir
del
todo
resultado
lo
cual
que,
en
torna
definitiva
abstracto
su
tratamiento.
En efecto, téngase presente que lo decidido en el
Tribunal
de
origen,
en
relación
con
el
comienzo
de
la
prescripción aplicada al caso, confluye con los argumentos
utilizados por el recurrente para acertar su desavenencia.
Así, resulta evidente que ambas posturas convergen en que
el lapso de prescripción comenzó a correr a partir de la
extinción del contrato de trabajo (vide: sentencia, fs. 340
vta.; recurso, fs. 365/366 vta.).
En tal esquema, el juez de la instancia de origen
consideró que desde la finalización del vínculo laboral
(21-IX-2004), el término de prescripción contemplado en el
art. 256 de la Ley de Contrato de Trabajo se había cumplido
a la fecha de interposición de la demanda (27-XII-2006 de
conformidad con el cargo asentado a fs. 42 vta.), todo lo
cual,
hace
que
los
planteos
cursados
carezcan
-como
se
dijera- del interés recursivo necesario para habilitar el
conocimiento de este Tribunal sobre tal situación.
Al respecto es dable recordar que lo que legitima
el recurso es el interés de quien lo interpone, es decir,
el gravamen sufrido como consecuencia de una decisión que
al eludir la concreta voluntad de la ley ha desconocido un
bien actual tutelado por aquella voluntad (conf. doct. Ac.
94.924,
"D.,
G.",
resol.
del
18-V-2005;
Ac.
80.759,
"Gasparoni", sent. del 11-V-2005; Ac. 89.718, "Banco de la
Provincia de Buenos Aires", resol. del 4-II-2004).
3. Tampoco es atendible el agravio relativo a que
el
fallo
omitió
abordar
los
efectos
suspensivos
de
la
prescripción que habría provocado el telegrama remitido por
el actor a la accionada el día 15-VIII-2006.
a.
Alega
la
quejosa
que
el
fallo
"omite
todo
análisis" sobre la suspensión de la prescripción que -en
los términos del art. 3986 del Código Civil- planteó la
actora al contestar el segundo traslado (recurso, fs. 361 y
vta.).
b. La crítica debe ser descartada, habida cuenta
que la impugnante equivocó el carril recursivo por el cual
debió haber transitado a los fines de revertir este tramo
del decisorio.
Ello así, porque es sabido que resultan ajenas al
ámbito del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
las cuestiones relativas a la omisión de tratamiento de
planteos oportunamente introducidos por las partes (conf.
causas C. 97.746, "G., C.", sent. del 4-V-2011; L. 99.604,
"Hoffstetter", sent. del 14-VII-2010; L. 96.124, "L., N.",
sent. del 15-VII-2009; L. 93.375, "V., A.", sent. del 9-IV2008;
L.
84.535,
"Porcelli",
sent.
del
12-XII-2007;
L.
85.849, "Bentrón", sent. del 11-IV-2007; Ac. 90.993, "L.,
R.", sent. del 5-IV-2006; entre muchas).
Cuadra
recordar,
en
ese
contexto,
que
los
agravios vinculados a la incongruencia por defecto o citra
petita -que se verifica cuando el sentenciante de origen
omite
pronunciarse
discutida
en
el
sobre
litigio-
alguna
resultan
cuestión
ajenos
al
deducida
ámbito
y
del
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley y propios
del
recurso
extraordinario
de
nulidad
(conf.
causas
L.
90.526, "Capurro", sent. del 13-V-2009; L. 87.892, "Acosta", sent. del 5-IV-2006).
Más
específicamente
-en
lo
que
respecta
a
la
concreta omisión que la quejosa le endilga al tribunal de
grado-, ha resuelto esta Corte que existe violación del
art. 168 de la Constitución de la Provincia si una cuestión
esencial traída a juicio, como lo es la suspensión del
plazo de prescripción de la acción, no fue examinada y
decidida por el tribunal del trabajo, circunstancia esta
que define la procedencia del recurso extraordinario de
nulidad (conf. causa L. 100.553, "Roldán", sent. del 25VIII-2010, con voto del suscripto en primer término y sus
citas: causas L. 84.117, "Migueles", sent. del 4-V-2005 y
L. 76.399, "Rodríguez", sent. del 1-XI-2000).
c. De lo expuesto se colige que -como anticipéla quejosa equivocó el medio de impugnación que debió haber
escogido para cuestionar la mentada omisión que atribuye al
tribunal: debiendo haber deducido el recurso extraordinario
de nulidad atacó indebidamente ese tramo del fallo mediante
el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley.
Cabe aclarar que dicha falencia técnica no puede
ser saneada por este superior Tribunal, toda vez que los
ámbitos de aplicación de cada uno de los indicados recursos
extraordinarios han sido precisamente delimitados tanto por
la
Constitución
cuanto
por
la
local
(arts.
legislación
168
y
171,
procesal
Const.
(arts.
prov.),
279
y
296,
C.P.C.C. y 55 y 56 de la ley 11.653).
En
efecto,
son
de
tal
manera
distintas
las
fuentes de los medios de impugnación a que se refieren los
arts. 168 y 171 de la Constitución provincial y 279 y 296
del Código Procesal Civil y Comercial, que es totalmente
inadmisible
el
agravio
que
resulta
ajeno
al
ámbito
del
recurso extraordinario en el que ha sido introducido.
Los
recursos
extraordinarios
tienen
exigencias
técnico-formales propias, de insoslayable cumplimiento, que
la
Suprema
contrario
Corte
se
no
puede
infringen
dejar
de
lado,
las
normas
pues
de
de
lo
carácter
constitucional y legal que lo sustentan (arts. 161, Const.
prov.; 279, 296 y 299, C.P.C.C.; conf. doct. causas L.
114.229, "Naranjo", resol. del 26-X-2011; Ac. 104.641, "Di
Matteo",
resol.
del
10-IX-2008;
Ac.
50.193,
"Belizan",
sent. del 22-III-1994; Ac. 44.744, "Cisneros de Villalba"
sent. del 13-VIII-1991; Ac. 40.667, "De la Torre de Dib",
sent. del 6-VI-1989).
Como lo he precisado en numerosas oportunidades,
imperan
en
dispositivo
Civil",
este
(Couture,
Depalma,
derivaciones
estos
ámbito
Bs.
como
exclusivamente
de
máximas
"Fundamentos
consiste
medios
las
As.,
en
su
las
p.
que
del
del
Derecho
350),
una
tanto
la
Procesal
de
cuyas
interposición
fundamentación
partes,
principio
están
quedándole
a
de
cargo
prohibido
al
órgano jurisdiccional actuar de oficio en lo que a dichos
menesteres
respecta.
La
publicización
del
proceso
civilístico moderno no ha alcanzado, en este capítulo de la
materia recursiva, la altura que ganara en los trámites
propios de las instancias ordinarias. Por ello es que en
este campo se advierte una característica propia, conocida
como "principio de formalidad" (ajeno, por supuesto, a toda
connotación excesiva o ritualista), del cual se deriva,
como uno de sus principales corolarios, la regla de la
"unicidad" recursiva, según la cual cada resolución tolera
-generalmente- un solo carril de impugnación (conf. doct.
causa
L.
75.147,
"Tirelli",
sent.
del
6-VIII-2003,
ver
Barbosa Moreira, "Comentarios ao Código de Processo Civil",
Ed. Forense, 4ª ed., v. V, p. 281).
Lo
contrario
llevaría
a
adoptar
una
posición
lindante con el sistema germánico del recurso indiferente
(v.
Goldschmidt,
"Derecho
Procesal
Civil",
págs.
295
y
402), según el cual bastaría que el recurrente postule el
agravio que le ocasiona la resolución, para que el tribunal
encasille
la
pretensión
impugnativa
en
el
carril
correspondiente. Si bien de lege ferenda podrían analizarse
los beneficios de dicha regla, es claro que nuestro régimen
recursivo extraordinario vigente no la contempla (conf. mis
votos en las causas C. 105.474, "Rivas", resol. del 29-II2012; A. 70.842, "Rodríguez", resol. del 28-XII-2010; Ac.
103.637,
"Saint
"Zanotti",
Germes",
resol.
sent.
del
del
11-III-2009;
17-IX-2008;
Ac.
C.
87.270,
104.641,
"Di
Matteo", resol. del 10-IX-2008; entre muchas).
En síntesis: si bien es cierto que la casación
debe
mantener
un
criterio
amplio,
para
evitar
la
frustración de estos remedios, ello así, considerando que
la justicia moderna tiende cada vez más a concretar el
principio de "deformalizazione", es decir que va hacia el
informalismo, y en el futuro deberíamos llegar al modelo
del recurso indiferente, tal pauta carece de vigencia -por
ahora-
mientras
las
leyes
de
enjuiciamiento
no
sean
modificadas (conf. mi voto en la causa C. 98.854, "Rubio",
sent. del 11-VI-2008).
En ese contexto, es errónea la afirmación de la
quejosa afincada en que "no deben tratarse separadamente
los
recursos
de
inaplicabilidad
de
ley
y
nulidad,
pues
ambos, en su conjunto, constituyen una institución única:
el recurso de casación en la Provincia de Buenos Aires"
(recurso, fs. 344 vta./345).
Luego, en tanto esta Corte no está habilitada
para
abordar,
al
resolver
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley bajo examen, el agravio que debió
haber sido incluido en el recurso extraordinario de nulidad
(no deducido en autos), la crítica debe ser desestimada.
4.
Debiendo
permanecer
firme,
por
las
razones
invocadas, el progreso de la defensa de prescripción, queda
sellada
la
suerte
adversa
del
embate,
por
lo
que
no
corresponde abordar los restantes agravios traídos por la
actora.
IV.
En
virtud
de
lo
expuesto,
corresponde
rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley, con costas (art. 289 del C.P.C.C.).
Voto por la negativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
1. Adhiero al voto que abre el acuerdo.
a. En el mismo sentido que allí se propicia,
considero que la crítica dirigida a la determinación del
dies
a
violación
quo
del
abstractas.
del
plazo
principio
prescriptivo
de
y
la
denunciada
irrenunciabilidad
resultan
Ello así porque mediante el indicado planteo, la
interesada
comenzar
procura
a
correr
que
el
recién
lapso
a
de
partir
prescripción
de
la
debió
extinción
del
contrato de trabajo (ver recurso, fs. 365/366 vta.), que
fue, precisamente, lo que el tribunal de grado resolvió
(sent., fs. 340 vta.).
Luego,
finalización
y
del
en
tanto,
vínculo
(21-IX-2004),
prescripción
contemplado
en
Contrato
Trabajo
había
de
se
computándolo
el
art.
el
256
consumido
de
a
desde
la
plazo
de
la
la
Ley
de
fecha
de
interposición de la demanda (27-XII-2006, cargo de fs. 42
vta.),
el
argumento
es
inoficioso
para
modificar
lo
resuelto.
b.
Coincido
también
con
la
respuesta
dada
al
agravio relativo a la omisión de análisis de la suspensión
de
la
prescripción
-en
los
términos
del
art.
3986
del
Código Civil-, pero considero suficientes para desestimar
esa impugnación los argumentos expuestos en el apartado 3.
b. del punto III del voto del doctor Hitters.
Voto por la negativa.
El
señor
Juez
doctor
Soria,
por
los
mismos
fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por
la negativa.
A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora
Kogan dijo:
Adhiero
participo
de
la
al
voto
del
propuesta
colega
doctor
decisoria
Hitters
alcanzada
por
y
los
colegas que me preceden.
No obstante, y en relación a la determinación del
dies
a
quo
del
plazo
prescriptivo
en
la
entrega
del
certificado de aportes, mantengo lo expresado al emitir mi
voto en el precedente L. 79.959, "Barrios" (sent. del 30-V2007). En la parte pertinente sostuve que:
"La
petición
por
parte
del
trabajador
de
la
certificación de aportes previsionales apunta, a facilitar
y allanar la posterior gestión del beneficio de pasividad.
La posibilidad de acreditar servicios coloca al afiliado a
cubierto
de
riesgos
tales
como
la
desaparición
de
un
testigo importante, la pérdida de la documentación de la
empresa, etc. Como corolario señalo que la entrega de dicho
certificado excede el ámbito del derecho del trabajo y le
otorga una indudable naturaleza previsional, y por tanto
tratándose de una obligación impuesta al empleador relativa
a la carga consistente en la constatación de hechos que
deben figurar en su contabilidad y en las registraciones
laborales,
jurídica
parece
puede
(Fernández
obvio
que
oponerse
Madrid,
ninguna
para
"Tratado
razón
negar
Práctico
su
de
de
seguridad
entrega..."
Derecho
del
Trabajo", T° II, p. 1360).
"A
partir
de
lo
expuesto
interpreto
que
la
imprescriptibilidad del derecho a los beneficios acordados
por las leyes de jubilaciones y pensiones cualquiera fuera
su naturaleza y titular a que hace mención en los arts. 88
de
la
ley
18.037,
preparatorios
que
se
vería
llevan
a
frustrada
su
si
los
otorgamiento
trámites
se
vieran
obstaculizados al punto de imposibilitar el ejercicio del
derecho que por expresa disposición legal tiene carácter de
imprescriptible".
Al emitir mi voto en dicha oportunidad, entendí
que
dicha
solución
era
la
que
mejor
armonizaba
con
la
naturaleza de la acción entablada, las garantías de acceso
a
la
justicia,
defensa
y
tutela
judicial
continua
y
efectiva, reforzadas por la protección específica que el
legislador constitucional ha establecido para la materia y
encuentra amparo a través del art. 39 de la Carta Magna
provincial.
Siendo dicha decisión minoritaria, y puesto que
uno
de
los
inaplicabilidad
especialmente-
objetivos
de
ley
procurar
del
es
la
recurso
no
solo
unidad
en
extraordinario
de
mantener
-y
la
sino
jurisprudencia,
ante la reiteración de los pronunciamientos habidos sobre
el tema y a tenor de lo prescripto por el art. 31 bis de la
ley 5827 (dejando siempre a salvo mi opinión al respecto),
acompaño lo decidido por el colega que abre el acuerdo en
lo concerniente a este tramo de la queja (indemnización
art. 80 de la L.C.T.).
Con el alcance dado, doy mi voto por la negativa.
El
señor
Juez
doctor
Genoud,
por
los
mismos
fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por
la negativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se
rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
traído; con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
LUIS ESTEBAN GENOUD
JUAN CARLOS HITTERS
HILDA KOGAN
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
IG
Descargar