A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 11 de septiembre de 2013, habiéndose dispuesto en el siguiente orden establecido, Acuerdo de 2078, votación: de que conformidad deberá doctores con lo observarse Hitters, el Negri, Soria, Kogan, Genoud, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa L. 115.038, "Schmidt, Jacobo Ernesto contra 'Terminal Quequén S.A.' Diferencias salariales". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo del Departamento Judicial Necochea rechazó la acción deducida, con costas a la parte actora (fs. 339/343 vta.). Ésta dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 344/370), el que fue concedido por el citado tribunal a fs. 371 y vta. Dictada la providencia de autos (fs. 392) y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley? V O T A C I Ó N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Hitters dijo: I. El tribunal del trabajo hizo lugar a la defensa de prescripción opuesta por "Terminal Quequén S.A." contra la mediante acción la promovida cual había por Jacobo reclamado Ernesto la Schmidt, declaración de inconstitucionalidad del art. 15 del Convenio Colectivo de Trabajo 85/93 E y la entrega de un nuevo certificado de servicios en el cual se consignara como fecha de ingreso aquélla en la cual comenzó a trabajar para la Junta Nacional de Granos, así como los importes salariales que le hubiere correspondido percibir computando su antigüedad real. Tras declarar que resultaba aplicable al caso la norma del art. 256 de la Ley de Contrato de Trabajo -en cuanto dispone que prescriben a los dos años las acciones relativas a créditos provenientes de las relaciones individuales de trabajo y, en general, disposiciones de convenios colectivos, laudos con eficacia de convenios colectivos y disposiciones legales o reglamentarias del derecho del trabajo-, resolvió que, habiéndose reclamado en el caso la entrega del certificado de servicios, el mentado plazo debía computarse a partir de la extinción del vínculo, que es cuando se tornó exigible la obligación. En consecuencia, resultando que el contrato de trabajo finalizó el día 21-IX-2004, consideró que, a la fecha de interposición de la demanda (27-XII-2006), la acción se encontraba prescripta. Aclaró prescripta la finalmente acción, el a resultaba quo que, hallándose abstracto abordar el planteo de inconstitucionalidad contenido en el escrito de inicio (sent., fs. 340/342). II. Contra dicha resolución se alza la actora, mediante recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, en el que denuncia absurdo y errónea aplicación de los arts. 7, 8, 9, 11, 12, 13, 18, 44, 256 y 257 de la Ley de Contrato de Trabajo; 39 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y 31 de la Constitución nacional; de la ley 23.626; del decreto 48/1993 y del Convenio Colectivo de Trabajo 85/93 E; así como de la doctrina legal que identifica (fs. 344/370). Plantea los siguientes agravios: 1. En primer lugar afirma que, al considerar prescripta la acción, el tribunal incurrió en una absurda valoración de la prueba. Dice que el juzgador ha llevado a cabo una valoración de la prueba documental, informativa y contable que, por lo desacertada, resulta insostenible, limitándose a resolver la excepción de prescripción argumentos esgrimidos por la accionada. según los Asevera que el fallo omitió todo análisis de los efectos suspensivos de la prescripción que provocó el telegrama remitido por el actor a la accionada el día 15VIII-2006. Añade que dicho instrumento suspendió el curso de la prescripción en virtud de lo que establece el art. 3986 del Código Civil, en cuanto dispone que la prescripción liberatoria se suspende por la constitución en mora del deudor, efectuada en forma auténtica. Expresa que, tal como lo resolvió esta Corte en el fallo que identifica, la citada causal de suspensión es aplicable a las acciones laborales, materia en la cual los actos interruptivos o suspensivos deben interpretarse con criterio amplio, debiendo en caso de duda optarse por la solución más favorable a la subsistencia de la acción. Desde otro ángulo -y tras sostener que, con arreglo a lo resuelto por esta Corte en el precedente L. 79.959, "Barrios" (sent. del 30-V-2007)-, la obligación de extender la certificación de servicios tiene carácter contractual (fs. 363) afirma, no obstante, que dicho deber patronal "no previsional", es razón de por naturaleza la cual contractual "no se sino encuentra comprendida en lo dispuesto por el art. 256 de la LCT y es imprescriptible", pudiendo ser ejercida por el trabajador en cualquier momento (fs. 363 vta.). 2. Expresa que el juzgador no ha aplicado en forma restrictiva lo dispuesto por el art. 256 de la Ley de Contrato de Trabajo y, menos aún, el art. 3986 del Código Civil. Alega que, en tanto en materia laboral rige el principio de hermenéutica irrenunciabilidad sobre créditos de laborales derechos, reclamados toda en el tiempo no puede omitir su consideración, máxime cuando el silencio del trabajador no posee la misma significación en el derecho del trabajo que en el derecho civil. Partiendo de esa base, concluye que el dies a quo del plazo de prescripción de los créditos laborales debe comenzar a correr a partir de la extinción del contrato de trabajo, toda vez que, en caso contrario, se estaría permitiendo una posible situación de renuncia de derechos que esta disciplina no tolera. Añade que, en los precedentes judiciales que identifica, se ha resuelto que corresponde aplicar el plazo decenal de prescripción o, incluso, la dispensa de esta última. 3. Finalmente, denuncia transgredida la doctrina legal de esta Suprema Corte que individualiza. Al respecto, aduce que, al fallar como lo hizo, el juzgador vulneró la doctrina establecida en las causas L. 50.830 (sent. del 10-VIII-1993) -en la cual se resolvió que "Mientras el principio de renunciabilidad es la regla en el ámbito del derecho común, en el del derecho laboral rige precisamente su opuesto: el principio de irrenunciabilidad"-; L. 32.244 (sent. del 28-VI-1988) -en la que se declaró que "El decreto ley 22.425/81 no suprime la antigüedad previa superior a los cinco años y las ventajas patrimoniales que conlleva; porque no puede tener un efecto retroactivo sobre los derechos adquiridos con servicios ya prestados constitucionales"; y y B. amparados 57.018 (sent. por del garantías 12-IX-2001), donde se determinó que "Un suplemento o bonificación tiene carácter habitual y regular cuando su pago al agente en actividad ha periódica y asignación sido previsto permanente en dinero y de para está monto ser abonado constituida uniforme en forma por determinado una o determinable" (rec., fs. 368/369). III. El recurso es improcedente. 1. Invirtiendo el orden de tratamiento de los agravios por razones metodológicas, he de señalar inicialmente que no le asiste razón al quejoso en cuanto (reiterando replicar la lo esgrimido defensa de en el segundo prescripción traslado, opuesta por al la contraria, ver fs. 85 vta.) postula que la acción dirigida a reclamar el certificado de servicios es imprescriptible (recurso, fs. 363 vta.). a. Al respecto, la doctrina legal de esta Suprema Corte establece que la alegada imprescriptibilidad de la acción que se propicia no encuentra fundamento en norma alguna (conf. causa L. 79.959, "Barrios", sent. del 30-V2007, con voto mayoritario del doctor Negri, al que presté mi adhesión). Aunque en la causa referida se aplicó el entonces vigente Régimen Nacional de Trabajo Agrario (ley 22.248), entiendo que los lineamientos resultan enteramente centrales ajustables a las allí trazados cuestiones bajo examen, regidas por la Ley de Contrato de Trabajo. En especie -en vertidos consecuencia, cuanto por el habré resulten de reproducir pertinentes- mencionado colega en los el en la conceptos precedente indicado. b. Pese a la falta de precisión del actor a la hora de individualizar el certificado cuya entrega reclama ("certificado de servicios", según se indica en la demanda -fs. 24 vta. y 37 vta.-; "certificado de aportes previsionales", de acuerdo a lo que expresa en el recurso, fs. 363 vta.), lo cierto es que -a juzgar por la jurisprudencia que invocó en sustento del rechazo de la acción, ver fs. 340- el tribunal de origen consideró que se estaba reclamando el certificado de trabajo previsto en el art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo. Tal como se señaló en el citado precedente "Barrios", la obligación de extender la certificación en cuestión existe en el marco de un contrato de trabajo y, como consecuencia de ello, su incumplimiento constituye la omisión de una obligación contractual (art. 80, L.C.T.). En ese contexto, asume principal entidad la norma del art. 256 del referido cuerpo legal, que fija el plazo de prescripción de dos años para las acciones relativas a créditos provenientes de la relación individual de trabajo. Luego, como quedó anticipado, la imprescrip- tibilidad de la acción que se propicia en el embate no encuentra fundamento en norma alguna (arts. 80 y 256, L.C.T. y 4019 del Código Civil). 2. Fijada la naturaleza jurídica contractual, en el marco de una relación laboral, de la obligación de expedir el certificado previsto en el art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo, me adentraré a considerar la crítica dirigida a revertir el dies a quo del plazo de la prescripción establecido en la resolución objetada y la denunciada violación del principio de irrenunciabilidad que, a criterio del quejoso, produce tal decisión. Al respecto, teniendo presente los argumentos desarrollados por el juez de grado, considero que razones de lógica jurídica determinan el rechazo de los planteos de referencia ante la falta de interés o gravamen, evidenciado, a tiene pleito, este partir del todo resultado lo cual que, en torna definitiva abstracto su tratamiento. En efecto, téngase presente que lo decidido en el Tribunal de origen, en relación con el comienzo de la prescripción aplicada al caso, confluye con los argumentos utilizados por el recurrente para acertar su desavenencia. Así, resulta evidente que ambas posturas convergen en que el lapso de prescripción comenzó a correr a partir de la extinción del contrato de trabajo (vide: sentencia, fs. 340 vta.; recurso, fs. 365/366 vta.). En tal esquema, el juez de la instancia de origen consideró que desde la finalización del vínculo laboral (21-IX-2004), el término de prescripción contemplado en el art. 256 de la Ley de Contrato de Trabajo se había cumplido a la fecha de interposición de la demanda (27-XII-2006 de conformidad con el cargo asentado a fs. 42 vta.), todo lo cual, hace que los planteos cursados carezcan -como se dijera- del interés recursivo necesario para habilitar el conocimiento de este Tribunal sobre tal situación. Al respecto es dable recordar que lo que legitima el recurso es el interés de quien lo interpone, es decir, el gravamen sufrido como consecuencia de una decisión que al eludir la concreta voluntad de la ley ha desconocido un bien actual tutelado por aquella voluntad (conf. doct. Ac. 94.924, "D., G.", resol. del 18-V-2005; Ac. 80.759, "Gasparoni", sent. del 11-V-2005; Ac. 89.718, "Banco de la Provincia de Buenos Aires", resol. del 4-II-2004). 3. Tampoco es atendible el agravio relativo a que el fallo omitió abordar los efectos suspensivos de la prescripción que habría provocado el telegrama remitido por el actor a la accionada el día 15-VIII-2006. a. Alega la quejosa que el fallo "omite todo análisis" sobre la suspensión de la prescripción que -en los términos del art. 3986 del Código Civil- planteó la actora al contestar el segundo traslado (recurso, fs. 361 y vta.). b. La crítica debe ser descartada, habida cuenta que la impugnante equivocó el carril recursivo por el cual debió haber transitado a los fines de revertir este tramo del decisorio. Ello así, porque es sabido que resultan ajenas al ámbito del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley las cuestiones relativas a la omisión de tratamiento de planteos oportunamente introducidos por las partes (conf. causas C. 97.746, "G., C.", sent. del 4-V-2011; L. 99.604, "Hoffstetter", sent. del 14-VII-2010; L. 96.124, "L., N.", sent. del 15-VII-2009; L. 93.375, "V., A.", sent. del 9-IV2008; L. 84.535, "Porcelli", sent. del 12-XII-2007; L. 85.849, "Bentrón", sent. del 11-IV-2007; Ac. 90.993, "L., R.", sent. del 5-IV-2006; entre muchas). Cuadra recordar, en ese contexto, que los agravios vinculados a la incongruencia por defecto o citra petita -que se verifica cuando el sentenciante de origen omite pronunciarse discutida en el sobre litigio- alguna resultan cuestión ajenos al deducida ámbito y del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley y propios del recurso extraordinario de nulidad (conf. causas L. 90.526, "Capurro", sent. del 13-V-2009; L. 87.892, "Acosta", sent. del 5-IV-2006). Más específicamente -en lo que respecta a la concreta omisión que la quejosa le endilga al tribunal de grado-, ha resuelto esta Corte que existe violación del art. 168 de la Constitución de la Provincia si una cuestión esencial traída a juicio, como lo es la suspensión del plazo de prescripción de la acción, no fue examinada y decidida por el tribunal del trabajo, circunstancia esta que define la procedencia del recurso extraordinario de nulidad (conf. causa L. 100.553, "Roldán", sent. del 25VIII-2010, con voto del suscripto en primer término y sus citas: causas L. 84.117, "Migueles", sent. del 4-V-2005 y L. 76.399, "Rodríguez", sent. del 1-XI-2000). c. De lo expuesto se colige que -como anticipéla quejosa equivocó el medio de impugnación que debió haber escogido para cuestionar la mentada omisión que atribuye al tribunal: debiendo haber deducido el recurso extraordinario de nulidad atacó indebidamente ese tramo del fallo mediante el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Cabe aclarar que dicha falencia técnica no puede ser saneada por este superior Tribunal, toda vez que los ámbitos de aplicación de cada uno de los indicados recursos extraordinarios han sido precisamente delimitados tanto por la Constitución cuanto por la local (arts. legislación 168 y 171, procesal Const. (arts. prov.), 279 y 296, C.P.C.C. y 55 y 56 de la ley 11.653). En efecto, son de tal manera distintas las fuentes de los medios de impugnación a que se refieren los arts. 168 y 171 de la Constitución provincial y 279 y 296 del Código Procesal Civil y Comercial, que es totalmente inadmisible el agravio que resulta ajeno al ámbito del recurso extraordinario en el que ha sido introducido. Los recursos extraordinarios tienen exigencias técnico-formales propias, de insoslayable cumplimiento, que la Suprema contrario Corte se no puede infringen dejar de lado, las normas pues de de lo carácter constitucional y legal que lo sustentan (arts. 161, Const. prov.; 279, 296 y 299, C.P.C.C.; conf. doct. causas L. 114.229, "Naranjo", resol. del 26-X-2011; Ac. 104.641, "Di Matteo", resol. del 10-IX-2008; Ac. 50.193, "Belizan", sent. del 22-III-1994; Ac. 44.744, "Cisneros de Villalba" sent. del 13-VIII-1991; Ac. 40.667, "De la Torre de Dib", sent. del 6-VI-1989). Como lo he precisado en numerosas oportunidades, imperan en dispositivo Civil", este (Couture, Depalma, derivaciones estos ámbito Bs. como exclusivamente de máximas "Fundamentos consiste medios las As., en su las p. que del del Derecho 350), una tanto la Procesal de cuyas interposición fundamentación partes, principio están quedándole a de cargo prohibido al órgano jurisdiccional actuar de oficio en lo que a dichos menesteres respecta. La publicización del proceso civilístico moderno no ha alcanzado, en este capítulo de la materia recursiva, la altura que ganara en los trámites propios de las instancias ordinarias. Por ello es que en este campo se advierte una característica propia, conocida como "principio de formalidad" (ajeno, por supuesto, a toda connotación excesiva o ritualista), del cual se deriva, como uno de sus principales corolarios, la regla de la "unicidad" recursiva, según la cual cada resolución tolera -generalmente- un solo carril de impugnación (conf. doct. causa L. 75.147, "Tirelli", sent. del 6-VIII-2003, ver Barbosa Moreira, "Comentarios ao Código de Processo Civil", Ed. Forense, 4ª ed., v. V, p. 281). Lo contrario llevaría a adoptar una posición lindante con el sistema germánico del recurso indiferente (v. Goldschmidt, "Derecho Procesal Civil", págs. 295 y 402), según el cual bastaría que el recurrente postule el agravio que le ocasiona la resolución, para que el tribunal encasille la pretensión impugnativa en el carril correspondiente. Si bien de lege ferenda podrían analizarse los beneficios de dicha regla, es claro que nuestro régimen recursivo extraordinario vigente no la contempla (conf. mis votos en las causas C. 105.474, "Rivas", resol. del 29-II2012; A. 70.842, "Rodríguez", resol. del 28-XII-2010; Ac. 103.637, "Saint "Zanotti", Germes", resol. sent. del del 11-III-2009; 17-IX-2008; Ac. C. 87.270, 104.641, "Di Matteo", resol. del 10-IX-2008; entre muchas). En síntesis: si bien es cierto que la casación debe mantener un criterio amplio, para evitar la frustración de estos remedios, ello así, considerando que la justicia moderna tiende cada vez más a concretar el principio de "deformalizazione", es decir que va hacia el informalismo, y en el futuro deberíamos llegar al modelo del recurso indiferente, tal pauta carece de vigencia -por ahora- mientras las leyes de enjuiciamiento no sean modificadas (conf. mi voto en la causa C. 98.854, "Rubio", sent. del 11-VI-2008). En ese contexto, es errónea la afirmación de la quejosa afincada en que "no deben tratarse separadamente los recursos de inaplicabilidad de ley y nulidad, pues ambos, en su conjunto, constituyen una institución única: el recurso de casación en la Provincia de Buenos Aires" (recurso, fs. 344 vta./345). Luego, en tanto esta Corte no está habilitada para abordar, al resolver el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley bajo examen, el agravio que debió haber sido incluido en el recurso extraordinario de nulidad (no deducido en autos), la crítica debe ser desestimada. 4. Debiendo permanecer firme, por las razones invocadas, el progreso de la defensa de prescripción, queda sellada la suerte adversa del embate, por lo que no corresponde abordar los restantes agravios traídos por la actora. IV. En virtud de lo expuesto, corresponde rechazar el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley, con costas (art. 289 del C.P.C.C.). Voto por la negativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: 1. Adhiero al voto que abre el acuerdo. a. En el mismo sentido que allí se propicia, considero que la crítica dirigida a la determinación del dies a violación quo del abstractas. del plazo principio prescriptivo de y la denunciada irrenunciabilidad resultan Ello así porque mediante el indicado planteo, la interesada comenzar procura a correr que el recién lapso a de partir prescripción de la debió extinción del contrato de trabajo (ver recurso, fs. 365/366 vta.), que fue, precisamente, lo que el tribunal de grado resolvió (sent., fs. 340 vta.). Luego, finalización y del en tanto, vínculo (21-IX-2004), prescripción contemplado en Contrato Trabajo había de se computándolo el art. el 256 consumido de a desde la plazo de la la Ley de fecha de interposición de la demanda (27-XII-2006, cargo de fs. 42 vta.), el argumento es inoficioso para modificar lo resuelto. b. Coincido también con la respuesta dada al agravio relativo a la omisión de análisis de la suspensión de la prescripción -en los términos del art. 3986 del Código Civil-, pero considero suficientes para desestimar esa impugnación los argumentos expuestos en el apartado 3. b. del punto III del voto del doctor Hitters. Voto por la negativa. El señor Juez doctor Soria, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por la negativa. A la cuestión planteada, la señora Jueza doctora Kogan dijo: Adhiero participo de la al voto del propuesta colega doctor decisoria Hitters alcanzada por y los colegas que me preceden. No obstante, y en relación a la determinación del dies a quo del plazo prescriptivo en la entrega del certificado de aportes, mantengo lo expresado al emitir mi voto en el precedente L. 79.959, "Barrios" (sent. del 30-V2007). En la parte pertinente sostuve que: "La petición por parte del trabajador de la certificación de aportes previsionales apunta, a facilitar y allanar la posterior gestión del beneficio de pasividad. La posibilidad de acreditar servicios coloca al afiliado a cubierto de riesgos tales como la desaparición de un testigo importante, la pérdida de la documentación de la empresa, etc. Como corolario señalo que la entrega de dicho certificado excede el ámbito del derecho del trabajo y le otorga una indudable naturaleza previsional, y por tanto tratándose de una obligación impuesta al empleador relativa a la carga consistente en la constatación de hechos que deben figurar en su contabilidad y en las registraciones laborales, jurídica parece puede (Fernández obvio que oponerse Madrid, ninguna para "Tratado razón negar Práctico su de de seguridad entrega..." Derecho del Trabajo", T° II, p. 1360). "A partir de lo expuesto interpreto que la imprescriptibilidad del derecho a los beneficios acordados por las leyes de jubilaciones y pensiones cualquiera fuera su naturaleza y titular a que hace mención en los arts. 88 de la ley 18.037, preparatorios que se vería llevan a frustrada su si los otorgamiento trámites se vieran obstaculizados al punto de imposibilitar el ejercicio del derecho que por expresa disposición legal tiene carácter de imprescriptible". Al emitir mi voto en dicha oportunidad, entendí que dicha solución era la que mejor armonizaba con la naturaleza de la acción entablada, las garantías de acceso a la justicia, defensa y tutela judicial continua y efectiva, reforzadas por la protección específica que el legislador constitucional ha establecido para la materia y encuentra amparo a través del art. 39 de la Carta Magna provincial. Siendo dicha decisión minoritaria, y puesto que uno de los inaplicabilidad especialmente- objetivos de ley procurar del es la recurso no solo unidad en extraordinario de mantener -y la sino jurisprudencia, ante la reiteración de los pronunciamientos habidos sobre el tema y a tenor de lo prescripto por el art. 31 bis de la ley 5827 (dejando siempre a salvo mi opinión al respecto), acompaño lo decidido por el colega que abre el acuerdo en lo concerniente a este tramo de la queja (indemnización art. 80 de la L.C.T.). Con el alcance dado, doy mi voto por la negativa. El señor Juez doctor Genoud, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por la negativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se rechaza el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído; con costas (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese, notifíquese y devuélvase. HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA LUIS ESTEBAN GENOUD JUAN CARLOS HITTERS HILDA KOGAN GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario IG