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 IMPUGNACION JUDICIAL DE ACUERDOS SOCIALES ANULABLES: IMPROCEDENCIA DE LA OPOSICIÓN EFECTUADA POR EL SOCIO ASISTENTE A LA JUNTA La Sentencia del Juzgado nº Uno de lo Mercantil de Valencia, de fecha 18 de abril de dos mil once, nº 140, no por tratarse de jurisprudencia menor carece de interés, dado que nos sirve de claro recordatorio respecto a un tema que, no por sabido, es olvidado con frecuencia por los profesionales. Nos estamos refiriendo a los dos requisitos exigidos por la jurisprudencia para que el socio asistente a la junta, que pretenda la impugnación judicial de los acuerdos anulables, esté legitimado activamente para interponer la correspondiente reclamación judicial. No a otros supuestos. Dichos requisitos, establecidos por la jurisprudencia de manera pacífica, interpretan la exigencia establecida en el artículo 206.2 de la actual Ley de Sociedades de Capitales (LSC), que es copia literal del artículo 117.2 de la antigua LSA. (La actual redacción sólo sustituye el concepto de accionistas, antes reservado para las sociedades anónimas, por el de socios, concepto más amplio y en el ámbito mercantil reservado hasta la reforma para las sociedades de responsabilidad limitada). Los referidos requisitos son: la necesidad de oponerse expresamente a los acuerdos que vallan a ser objeto de impugnación; y que esta oposición se efectúe después de ser adoptado el acuerdo en cuestión. Respecto al primer requisito: oposición expresa, consistente en la reserva por parte del socio del ejercicio de acciones judiciales contra el acuerdo. La jurisprudencia no exige una formalidad especial, no es necesario que su oposición sea motivada, bastando que conste claramente la oposición en el sentido indicado en el acta de la junta (STS Sala 1ª, S 7‐10‐1991), siendo igual de válida la que se manifieste individualmente con respecto a cada uno de los acuerdos adoptados que vallan a ser objeto de impugnación judicial, como la realizada globalmente con respecto a todos ellos, determinando o especificando los mismos: “ Para la impugnación de acuerdos anulables están legitimados los accionistas asistentes a la junta que hubiesen hecho constar en acta su oposición al acuerdo…” (Art.206.2 LSC). Es decir, se trata de una exigencia imperativa, no sustituible por otro modo de manifestarse (el más común sería el verbal, sin solicitar su constancia expresa en acta a los efectos oportunos) o por otras manifestaciones colaterales a la voluntad de impugnar el acuerdo (disentir del acuerdo exteriorizándolo, exposición de opiniones encontradas en el debate previo a la votación o incluso posteriormente que pueden incluso modificarse…). Es decir, debe de consistir en una manifestación de voluntad, referida a la decisión de impugnar los acuerdos sociales, formada, libre, expresa, formal e inequívoca. Citamos entre otras muchas sentencias, para no cansar al lector la STS, Sala 1ª de 14 de julio de 1997. Por tanto, no nos encontramos ante una simple formalidad, sino ante una cuestión sustantiva dotada de las necesarias garantías respecto a la manifestación de voluntad por parte de quien la emite (el socio que se siente perjudicado por la votación que considera improcedente) y por parte de quien la recibe (la sociedad que así tendrá ocasión de valorar, sospesar y, en su caso, corregir y subsanar las decisiones adoptadas, evitando la judicialización de la actividad social). Así pues no nos encontramos ante una simple formalidad que repugne su rigor ante el principio constitucional del derecho a una tutela judicial efectiva, plasmado en el artículo 24 de nuestra Constitución, sino ante una exigencia legal que garantiza, en la medida de lo posible, la legalidad de los acuerdos que se adopten, su impugnación y por ende la estabilidad de la empresa. MOMPÓ ABOGADOS
Plaza America Nº 1‐ 1º‐1ª, 46004 Valencia (España). Telf. 963 95 19 18 Fax 963 74 32 45 www.mompoabogados.com [email protected]
Caducidad de la acción: La acción para impugnar los acuerdos anulables caduca a los cuarenta días (art. 205.2 LSC) a computar desde la fecha en que se adoptó el acuerdo, salvo si son inscribibles. En este caso se computará desde la fecha de su publicación en el BORM. Al tratarse de plazos de caducidad y no de prescripción, no cabe la interrupción del plazo. Fdo.: Joaquín Mompó Buchón MOMPÓ ABOGADOS
Respecto al segundo requisito: oposición al acuerdo adoptado, implica y determina que la impugnación se refiera y quede circunscrita al acuerdo que sea adoptado por la junta general, no a su proposición según el orden del día, ni atendiendo a las discusiones y debates, ni a las previsiones de la votación, ni a la propuesta o propuestas concretas de votación. Tampoco se trata de la oposición al acuerdo o su votación en contra. Se trata de “la impugnación de los acuerdos anulables” (Capitulo IX y en concreto artículo 206.2 de la LSC) Es decir, es necesario que el acuerdo haya sido tomado, en el sentido que proceda, pero es necesario que haya nacido y exista en el ámbito societario como expresión de la voluntad de la junta general. Y ello solo es posible después de haberse producido la necesaria votación por parte de los socios asistentes, presentes o representados a dicha junta. Plaza America Nº 1‐ 1º‐1ª, 46004 Valencia (España). Telf. 963 95 19 18 Fax 963 74 32 45 www.mompoabogados.com [email protected]
El artículo 206.2 de la LSC actual, arrastra un defecto de la redacción anterior (art. 117.2 LSA) no subsanado, que a algún profesional podría inducirle a dudas interpretativas. Dicho artículo establece que están legitimados para impugnar los acuerdos los accionistas asistentes a la junta que hubiesen hecho constar “en acta” su oposición al acuerdo. No dice “en el acta”, ni menos aún “en el acta de la junta”, lo que podría hacernos pensar que siempre que se haga constar “en acta”, aunque no sea en el acta de la junta (Acta o requerimiento notarial posterior a la junta), legitimaría judicialmente al socio asistente a la junta para impugnar los acuerdos adoptados. Esta interpretación, que no cabría con una redacción más correcta, no es viable. La lectura conjunta de dicho apartado segundo, del artículo 206 de la LSC no debe prestarse a dudas: los socios asistentes a la junta deben hacer constar su intención a la propia junta, es decir a dicho órgano social, no al órgano de administración de la sociedad, plasmándolo en el acta de la misma para su constancia. Los ausentes y los que hubiesen sido privados ilegítimamente del voto, obviamente no se les puede exigir un requisito de imposible cumplimiento; y los administradores por sí mismos, por su condición de órgano societario están legitimados para la impugnación de tales acuerdos. 2
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