Férula de tracción tipo Davis

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CÓMO… SE HACE, SE INTERPRETA, SE UTILIZA
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Férula de tracción tipo Davis
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Férula de tracción tipo Davis
Cristina Rebollar Benavente1 y David Fernández Esparrell2
Enfermera y Técnica en Transporte Sanitario. Grupo La Pau. Barcelona. España.
Técnico en Transporte Sanitario. Grupo La Pau. Barcelona. España.
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2
Introducción
La fractura de fémur es una lesión frecuente en nuestra sociedad. El personal que realiza la asistencia prehospitalaria dispone de materiales de inmovilización que mejoran la calidad del
traslado hasta el centro hospitalario, con lo que el riesgo de
complicaciones disminuye.
PUNTOS CLAVE
Las férulas de tracción tipo Davis sólo
se utilizan para fracturas distales de fémur y tibia
proximales.
Las ventajas que ofrece son:
Epidemiología
• Reduce considerablemente el dolor y evita un posible
shock neurogénico.
En Cataluña cada año se atienden unas 9.000 fracturas de fémur1, la mayoría de las veces secundarias a caída en personas
mayores de 65 años, y que tiene una incidencia predominante
en las mujeres, las cuales, a su vez, son el sexo con un riesgo
mayor de presentar osteoporosis. Aunque no es una causa de
muerte directa, este tipo de lesiones supone un 5% de mortalidad durante el ingreso.
En el año 2011 la actividad del Sistema de Emergencias Médicas (SEM) de Cataluña fue de 834.572 intervenciones2 (tanto unidades de soporte vital avanzado [USVA] como unidades de soporte vital básico), de las cuales un 23,18% fueron de tipo traumático.
• Reduce la posibilidad de una hemorragia masiva y el
posible shock hipovolémico.
• Evita que los extremos óseos fracturados continúen
lesionando la zona muscular adyacente.
• Alinea la fractura.
Contraindicaciones:
• Lesiones próximas a la rodilla.
• Lesiones de caderas y/o pelvis.
Presentación
En la asistencia sanitaria –y sobre todo en este tipo de incidentes–, los técnicos de emergencias sanitarias deben reconocer
a qué tipo de lesión se enfrentan y qué recursos tienen a su
disposición para ofrecer una asistencia adecuada.
Nos centraremos en el sistema Davis (fig. 1), que se ha creado para la tracción y/o inmovilización mecánica sobre una sospecha de fracturas distales de fémur y de tibia proximales.
En el tratamiento prehospitalario de fracturas, la tracción tiene una larga trayectoria, desde sus inicios en la Primera Guerra
Mundial hasta la actualidad. El Comité de Trauma del Colegio
Americano de Cirujanos la reconoce como una técnica de
actuación prehospitalaria, por ello, el uso de la férula de tracción está incluido en los principales cursos de trauma (ATLS®,
PHTLS®, TNCC®)3.
En Cataluña, este tipo de inmovilizador sólo está disponible
desde el año 2006 en USVA, y su manejo requiere supervisión
facultativa. Ello no es motivo por el que el técnico en emergencias sanitarias deba desconocer su uso, sino todo lo contrario,
debe saber las contraindicaciones y las complicaciones que
pueden generar, para así ayudar a los componentes de la dotación y prepararse para colocarla, si fuera necesario.
El objetivo de inmovilizar con una férula es estabilizar la lesión y prevenir que no se produzcan nuevas lesiones. Cuando
Figura 1. Férula de tracción tipo Davis.
se aplica una férula –con independencia de su tipo (fija o de
tracción) y de la parte del cuerpo afectada–, debe confirmarse
que el dispositivo de inmovilización asegura el lugar de la fractura, y también una articulación por encima y otra por debajo.
Una fractura de fémur puede lesionar y/o desgarrar los potentes músculos y vasos que lo rodean, así cómo los nervios,
de manera que pueden generar hemorragias importantes, con
pérdidas de sangre que oscilan entre 1.000 y 2.000 ml.
La inmovilización mediante este tipo de férulas tiene las ventajas siguientes:
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Cristina Rebollar Benavente y David Fernández Esparrell
la valoración de la perfusión de la extremidad afectada y el dolor o su ausencia, mandan sobre la fuerza de tracción aplicada.
Almacenaje y transporte
Durante el almacenaje y el transporte, hay que prestar especial
atención a la pieza del estribo que se coloca en el tobillo y que,
debido a su tamaño y ligereza, tiende a perderse, con lo que se
inutiliza el dispositivo. Una recomendación práctica es tenerla aprisionada con uno de los velcros y marcarla con una etiqueta de color fluorescente para poderla encontrar en intervenciones con luminosidad baja, ya que suelen subministrarse en colores oscuros.
Colocación/manejo
Figura 2. Medición con la extremidad sana.
•R
educe y/o contiene el riesgo de presentar hemorragias.
•C
ontribuye a evitar el shock hipovolémico y neurogénico.
•S
epara las partes del hueso fracturado para evitar que continúe lesionando la musculatura adyacente.
•A
l alinear la extremidad, se evita el desplazamiento de fragmentos óseos.
•A
livia considerablemente el dolor.
Antes de tratar este tipo de fracturas y de colocar posteriormente la férula de tracción, es posible que se requiera de
sedoanalgesia para evitar un cuadro vagal y un shock neurogénico no deseado. Además, se debe comprobar el sistema
neurovascular de la extremidad afectada, antes y después de
la movilización y la inmovilización.
En el caso de fracturas abiertas, cabe la posibilidad de colocarla siempre y cuando sea la única forma de revascularizar la
extremidad4.
Sin embargo, colocar este material puede suponer un riesgo,
si no tenemos clara las indicaciones de uso antes descritas.
Asimismo, hemos de recordar que su utilización está contraindicada5 en lesiones de rodilla o área cercana, también en las
fracturas proximales de fémur (lesiones de cadera) y, por último, en las lesiones de pelvis.
Hay que tener presente que el paciente debe tener más de 8
años y no superar los 2 m de altura.
Por otra parte, tampoco estamos exentos de riesgos con
este tipo de maniobra. Podemos mencionar que es posible una
rotura o daño femoral en el momento de alinear la extremidad;
además, no debemos olvidar que una tracción excesiva puede
lesionar la piel del pie y/o el tobillo.
En cuanto a la tracción que hay que aplicar a la extremidad
lesionada, en algunos estudios clínicos se refieren 6,75 kg, y en
otros, el 10% del peso corporal. Además, si el paciente presenta
osteoporosis, la fuerza ejercida en la tracción se reduce de forma considerable. La fuerza se tiene que ejercer hasta que el paciente no presente dolor, y sin sobrepasar la extremidad sana4.
En ocasiones, la fuerza aplicada por la tracción puede medirse cuando se dispone de dinamómetro, pero en cualquier caso,
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En primer lugar, mediremos la férula con la extremidad no lesionada (fig. 2). En esta fase inicial, debemos aflojar los anillos
extensores que fijan las barras tubulares de cada lado para
poder expandirla. Tenemos que dejar un espacio de aproximadamente 15 cm6 al final del tobillo para la tracción. Una vez
tomada la medida, esta vez procederemos a apretar los anillos
extensores. A continuación, dejaremos la extremidad afectada
al descubierto y sin calzado, antes de realizar cualquier maniobra. Por último, comprobaremos el pulso pedio, el relleno
capilar, la coloración y la temperatura.
En segundo lugar, abriremos todos los velcros. Seguidamente, el técnico 1 deberá hacer tracción de forma manual. En ese
instante, el técnico 2 colocará la tobillera con firmeza, pero sin
exceso de presión, en el pie afectado. A continuación, el técnico 1 elevará la extremidad lo mínimo indispensable para introducir la férula. En ese instante, el técnico 2 deslizará el sistema
Davis hasta la zona isquial.
En tercer lugar, el técnico 2 ajustará el velcro superior de
forma suficiente, sin apretar demasiado. Seguidamente, desenrollará la cinta tensora, colocará el gancho en la tobillera y
ejercerá tracción (fig. 3). El siguiente paso es colocar los velcros
restantes, teniendo en cuenta que fijaremos dos por encima de
la rodilla y otros dos por debajo (fig. 4).
Para finalizar, comprobaremos de nuevo el pulso pedio, el
relleno capilar, la coloración y la temperatura de la extremidad.
En el caso que no tuviéramos pulso distal, debemos volver a
colocar la extremidad en su posición inicial y reevaluar.
Entonces, ¿son seguras las
férulas de tracción en el ámbito
extrahospitalario?
Por regla general, este tipo de férulas son seguras, siempre y
cuando se utilicen en los casos descritos anteriormente.
Sin embargo, investigadores de Buffalo3 (Nueva York) pudieron
constatar que en varios pacientes a los que se instaló el sistema
de tracción se agravaban lesiones en ciertos tejidos blandos.
No hubo inconveniente para llevar a cabo el traslado en ambulancias con este sistema. La única precaución que debemos
tener en cuenta es que el sistema Davis puede sobresalir de la
camilla y que, al cerrar la puerta trasera, golpee con la férula.
Férula de tracción tipo Davis
Figura 3. Colocación del gancho y la tracción.
Bibliografía
Figura 4. Colocación de correas en la extremidad.
1. Generalitat de Catalunya. Departament de Salut. Plan director de
las enfermedades reumáticas y del aparato locomotor. 2010.
2. Generalitat de Catalunya. Departament de Salut. Memoria del Sistema de Emergencias Médicas. 2011.
3. Disponible en: http://www.swissrescue.ch/dossier/traction_splint/
traction_splint_angl.pdf
4. Månsson E, Rüter A, Vikström T. Femoral shaft fractures and the
prehospital use of traction splints. Scand J Trauma Resusc Emerg
Med. 2006;14:26-9.
5. Naemt P. Soporte vital básico y avanzado en el trauma prehospitalario. 6.ª ed. Barcelona: Editorial Elsevier Mosby; 2008.
6. Colegio Americano de Cirujanos. ATLS. Soporte vital avanzado en
trauma para médicos. 2008.
7. VVAA. Manual de soporte vital avanzado en trauma. 2.ª ed. rev.
Barcelona: Elsevier Masson; 2007.
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