La sentencia de la Corte Centroamericana de Justicia

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Boletín No. 141 - Septiembre 2012
La sentencia de la Corte
Centroamericana de Justicia:
Un fallo sin fundamentos
Introducción
La decisión de titular este boletín
“Un fallo sin fundamentos” obedece
a dos razones: La primera, porque
la competencia que la Corte
Centroamericana de Justicia (CCJ)
se autoatribuyó para convertirse en
instancia revisora de las sentencias de
la Sala de lo Constitucional de nuestro
país carece de fundamento legal; y la
segunda, porque en sí mismo, el fallo
pronunciado carece de motivación
que justifique las bases de su
competencia, de su supuesto carácter
“supraconstitucional”, así como para
explicar los motivos de fondo de la
decisión pronunciada.
Este boletín consta de 8 apartados: El
apartado 1 inicia con una síntesis de los
antecedentes del caso. En el apartado 2,
se presentan algunas consideraciones
sobre la normativa que rige la Corte
Centroamericana de Justicia, para
determinar si tiene o no competencia
para resolver la demanda planteada
por la Asamblea Legislativa de El
Salvador, seguido de los apartados 3,
4 y 5 en los que se comentan distintos
aspectos del proceso y de la sentencia
misma. El apartado 6 hace referencia
a la declaratoria de inaplicabilidad
de la Sala de lo Constitucional que
impidió que la sentencia de la CCJ
surtiera efectos en nuestro país y en
el 7, se hace una breve recapitulación
del desenlace que tuvo el conflicto
que originó la sentencia bajo examen.
Finalmente, en el apartado 8, se
presentan algunos comentarios sobre
las implicaciones que este fallo podría
tener en el proceso de integración de
Centroamérica.
1. Origen
de
la
demanda
interpuesta ante la Corte
Centroamericana de Justicia
El Salvador ha tenido durante el
año 2012 una crisis institucional sin
precedentes, luego que la Asamblea
La CCJ nace
como un tribunal
internacional
para la región
centroamericana,
con la finalidad
de velar por la
correcta aplicación
del derecho
comunitario
centroamericano...
Legislativa se negara a cumplir dos
sentencias de inconstitucionalidad
que declararon contrarios a la norma
fundamental los nombramientos
de magistrados realizados en 2006
y 2012. La Sala estimó que cada
legislatura solo puede designar a 1/3
de magistrados de la Corte Suprema
de Justicia, es decir, no es conforme
a la Constitución elegir dos veces en
un mismo periodo legislativo: al inicio
y al final, pues la última voluntad
popular expresada en las urnas debe
estar debidamente representada en
las elecciones de segundo grado de
funcionarios1.
funcionarios sin necesidad de la
participación del Fiscal General de la
República, incluidos los magistrados de
la SCN; instaló una comisión especial
para investigar la constitucionalidad
del nombramiento de los magistrados
electos en 2009; convocó a un foro
público integrado en su mayoría por
ponentes que avalaron la decisión de
la Asamblea y, como última medida,
acudió ante la CCJ para plantear la
existencia de un supuesto conflicto
entre la Asamblea Legislativa y
la Sala de lo Constitucional, que
inevitablemente llevaría a una revisión
de los fallos emitidos por esta última.
Estas sentencias se insertaron en un
marco de ya tensas relaciones entre la
Asamblea Legislativa y la Sala de lo
Constitucional (SCN), por una serie
de pronunciamientos anteriores de esta
última. Cuando el 5 de junio del presente
año, la Sala de lo Constitucional
expulsó del ordenamiento jurídico
los nombramientos de 5 magistrados
electos en 2006 y 5 magistrados
electos en abril de 2012, mediante
las sentencias de inconstitucionalidad
19-2012 y 23-2012, los diputados
manifestaron
que
no
estaban
dispuestos a cumplir con dichos fallos,
ya que consideraban que la Sala se
había excedido en sus potestades.
2.Consideraciones
sobre
la base legal de la Corte
Centroamericana de Justicia
Inmediatamente
después
de
pronunciadas
las
mencionadas
sentencias, el Órgano Legislativo
reformó el Reglamento Interior de
la Asamblea Legislativa para iniciar
antejuicios en contra de distintos
1. Un estudio más amplio sobre las
mencionadas sentencias puede consultarse
en: Fusades, Departamento de Estudios
Legales, Comentarios a las sentencias
de inconstitucionalidad sobre la elección
de Magistrados de la Corte Suprema de
Justicia, Boletín de Estudios Legales Nº.
138, Antiguo Cuscatlán, junio 2012.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
Como punto de partida, es
necesario presentar algunas breves
consideraciones sobre la Corte
Centroamericana de Justicia (CCJ).
Dicho tribunal es un organismo
judicial nacido del proceso de
integración de Centroamérica, cuya
legalidad descansa en el artículo 12
del Protocolo de Tegucigalpa a la
Carta de la Organización de Estados
Centroamericanos (ODECA) y en el
tratado que contiene el Estatuto de la
CCJ, en el que se regula su integración,
funcionamiento y atribuciones.
En la exposición de motivos de
este último instrumento, consta la
intención de los Estados Parte de crear
un organismo judicial para la solución
de conflictos regionales. La CCJ
nace como un tribunal internacional
para la región centroamericana, con
la finalidad de velar por la correcta
aplicación del derecho comunitario
centroamericano, es decir, por las
normas que regularán las actuaciones
de los Estados en el proceso de
[email protected]
2
consolidación
regional.
El sistema
institucional
europeo se
superpone, pero
no sustituye a la
institucionalidad
propia de cada
país, a pesar
de tratarse de
un sistema que,
con sus propias
características,
viene avanzando
en su proceso
de integración
desde 1951 y
que ha alcanzado
los niveles de
mayor evolución
a nivel mundial y
al cual debemos
el concepto
de entidades
supranacionales...
de
la
integración
Su naturaleza es la de un tribunal
especializado y garante del derecho de
integración, tal como muy brevemente
-por no ser objeto de este estudio- y
a título de ejemplo, mencionamos el
caso de otros tribunales de integración
regional. En primer lugar, el Tribunal
Europeo de Justicia está facultado
“para comprobar que los actos de
las instituciones europeas y de los
Gobiernos son compatibles con los
Tratados” y “para pronunciarse,
a petición de un tribunal nacional,
sobre la interpretación o validez
de las disposiciones del Derecho
comunitario”2, es decir para conflictos
que involucren normas, sujetos y
órganos propios de la Unión3. No ha
sido creado para sustituir la justicia
nacional, ya que para esto existen los
tribunales de cada país.
El sistema institucional europeo se
superpone, pero no sustituye a la
institucionalidad propia de cada país,
a pesar de tratarse de un sistema que,
con sus propias características, viene
avanzando en su proceso de integración
desde 1951 y que ha alcanzado los
niveles de mayor evolución a nivel
mundial y al cual debemos el concepto
de entidades supranacionales, es
decir de organismos que tienen la
facultad para someter a los Estados
2. Art. 267 Versión Consolidada del Tratado
de Funcionamiento de la Unión Europea
en http://eur-lex.europa.eu/LexUriServ/
LexUriServ.do?uri=OJ:C:2010:083:0047:
0200:es:PDF
3. CALDENTEY DEL POZO, Pedro y
ROMERO, Juan José, El SICA y la UE: La
integración regional en una perspectiva
comparada, Rodríguez editores, 1ª
edición, San Salvador, 2010, Págs. 79 y
80.
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Boletín 141 / Septiembre 2012
en materias de su competencia4. Los
asuntos internos propios de cada
Estado se siguen resolviendo por las
instituciones propias de cada país, en
cualquiera de sus ramas.
La naturaleza del Tribunal Europeo
no es la de una instancia revisora de
los fallos nacionales; es una justicia
especializada que conoce de temas
relacionados con la normativa
comunitaria. A nivel nacional, el
parangón podría hacerse con la justicia
constitucional, ya que esta no revisa ni
sustituye la justicia ordinaria; no es
una tercera instancia; y tiene un ámbito
de competencias propio en razón de la
materia.
En Suramérica, se cuenta con el
Tribunal de Justicia de la Comunidad
Andina, el cual ha sido creado como
tribunal regional del sistema integrado
por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú
y Venezuela. Su marco competencial
se limita a cuestiones relacionadas con
las normas comunes a la integración.
Sus artículos 4 y 5 señalan que dicho
tribunal “es el órgano jurisdiccional
de la Comunidad Andina, de carácter
supranacional
y
comunitario,
instituido para declarar el derecho
andino y asegurar su aplicación e
interpretación uniforme en todos
los Países Miembros. El Tribunal,
en ejercicio de sus atribuciones,
actuará salvaguardando los intereses
comunitarios y los derechos que los
Países Miembros poseen dentro del
ordenamiento jurídico andino” y que
4.
Ver Tratado Constitutivo de la Comunidad
Europea del Carbón y del Acero firmado en
París en 1951, disponible en http://europa.
eu/legislation_summaries/institutional_
affairs/treaties/treaties_ecsc_es.htm
y
Declaración Schumann del 9 de mayo
de 1950 en: http://europa.eu/about-eu/
basic-information/symbols/europe-day/
schuman-declaration/index_es.htm
[email protected]
3
el mismo ”ejerce su jurisdicción sobre
la Comunidad Andina dentro del marco
de competencias establecido en el
ordenamiento jurídico comunitario”5.
...la sentencia de
la CCJ analizada
en este boletín,
cabría concluir
erróneamente
que, aun cuando
nuestros avances
sean mucho más
modestos y nuestro
sistema menos
desarrollado que
el sistema de
integración de la
Unión Europea, a
criterio de la CCJ
–y de la Asamblea
Legislativa de
nuestro país-,
estaríamos en
presencia de un
tribunal único en su
género el mundo,
con competencias
superiores a
las de cualquier
otro tribunal de
integración...
De forma complementaria, el artículo
34 del Tratado Constitutivo del
Tribunal Andino es claro al expresar
los límites a la interpretación que
dicho tribunal puede hacer y que
“deberá limitarse a precisar el
contenido y alcance de las normas que
conforman el ordenamiento jurídico
de la Comunidad Andina, referida al
caso concreto. El Tribunal no podrá
interpretar el contenido y alcance del
derecho nacional ni calificar los hechos
materia del proceso, no obstante lo
cual podrá referirse a éstos cuando
ello sea indispensable a los efectos de
la interpretación solicitada”.
No obstante estos antecedentes que
ofrece el derecho comparado, de
la lectura de la sentencia de la CCJ
analizada en este boletín, cabría
concluir erróneamente que, aun
cuando nuestros avances sean
mucho más modestos y nuestro
sistema menos desarrollado que el
sistema de integración de la Unión
Europea, a criterio de la CCJ –y de
la Asamblea Legislativa de nuestro
país-, estaríamos en presencia de un
tribunal único en su género el mundo,
con competencias superiores a las de
cualquier otro tribunal de integración,
con facultades omnicomprensivas,
plenas y absolutas, que no contempla
límites o ámbitos del derecho de los
5.
Ver artículos 4 y 5 el Estatuto del Tribunal
Andino de Justicia del cual son parte
Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y
Bolivia, suscrito en Venezuela el 22 de
junio de 2001 y el Tratado de Creación del
Tribunal Andino de Justicia, en vigencia
desde el 25 de agosto de 1999.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
Estados de Centroamérica que la CCJ
esté impedida para conocer.6.
Respecto de esta postura, que será
analizada con detalle más adelante al
comentar la inaplicabilidad dictada por
la Sala de lo Constitucional, hay que
reconocer que existen dos factores que
inducen a la confusión sobre cuál es el
rol y atribuciones que corresponden a
los tribunales de integración en cada
una de sus etapas y conforme las
particularidades de cada sistema.
El primero, porque algunas partes
del Estatuto de la CCJ se refieren
al tribunal como supranacional y el
segundo, que con base en la redacción
de la exposición de motivos del
Estatuto mismo, se entendería que su
competencia es “amplia y completa”;
o de conformidad con el artículo
30 de dicho instrumento, que dicho
tribunal puede “determinar su propia
competencia”. Sin embargo, tal
como comentamos en los párrafos
siguientes, ni la misma Unión Europea
reconoce la existencia de organismos
que puedan suprimir o desconocer
las competencias medulares o las
“piedras de toque” que los Estados se
reservan para sí mismos en materia de
administración de justicia.
También es necesario precisar
que
“supranacional”
y
“supraconstitucional” no significan lo
mismo, ni otorgan el mismo ámbito de
competencias. En el primer caso y de
forma muy sencilla, la doctrina indica
que se trata de un atributo conforme al
6. También hay un objetable antecedente de
un caso en el que la CCJ se ha atribuido
competencia para juzgar a un Estado que
no reconoce su jurisdicción y en ausencia.
Vgr. Nicaragua vrs. Costa Rica, en el
litigio por el río San Juan.
[email protected]
4
cual determinadas normas, producidas
por órganos específicos, en el marco
de
competencias
expresamente
conferidas en materias concretas
tienen la capacidad para someter a
los Estados que han otorgado estas
facultades voluntaria y expresamente
a los mencionados órganos, para
regular aspectos que rebasan las
fronteras nacionales. Es un concepto
cuyo alcance viene precisado en cada
sistema concreto, conforme se avanza
en el proceso de integración, ya que
la supranacionalidad no se otorga de
forma general y abstracta en todos los
ámbitos de actuación y para todas las
materias, sino que en el marco de un
determinado ámbito de competencias
concretas7.
...es necesario
precisar que
“supranacional” y
“supraconstitucional”
no significan lo
mismo, ni otorgan
el mismo ámbito de
competencias.
La supraconstitucionalidad, que la CCJ
se autoatribuye en la sentencia, aun
cuando no exista ninguna referencia
en los tratados o demás normas de
integración aplicables a la CCJ, no
es un concepto de uso común, porque
en la práctica los Estados se han
cuidado de otorgarla o de reconocerla,
ya que implica una realidad distinta
de la supranacionalidad por cuanto
reconocería la existencia de normas
7. En la doctrina clásica, puede consultarse
REUTER, Paúl, Organizaciones Europeas.
Editorial Bosch, Barcelona, 1968,
Pág. 40 y siguientes y PESCATORE,
Pierre, Derecho de la Integración:
nuevo fenómeno de las relaciones
internacionales, publicación del Instituto
para la Integración de América Latina,
1973, Pág. 43. Más recientemente, entre
muchos, DIEZ PICAZO, Luis María,
“La naturaleza de la Unión Europea” en
revista InDret 4/2008, Barcelona, octubre
2008, Págs. 5 y siguientes en http://
jurídicamente
superiores
a
la
Constitución de un Estado y de órganos
con la capacidad para superponer
sus decisiones a los órganos
constitucionales de los mismos8.
No es un atributo que un tribunal
pueda autoatribuirse, ni que un
órgano del Estado pueda atribuirle
unilateralmente a un tribunal, como en
el caso de la demanda planteada por
la Asamblea Legislativa ante la CCJ.
Reconocer la existencia de un tribunal
supraconstitucional implica reconocer
la legitimidad de un tribunal con la
competencia para revisar, revertir
y/o anular los fallos de los tribunales
ordinarios, de las salas o tribunales
constitucionales de la región. Ni la CCJ
está facultada para autoarrogarse esta
atribución, ni la Asamblea Legislativa
de nuestro país puede conferirla.
Un reconocimiento que traslade
competencias inherentes a la soberanía
del Estado no puede hacerse a través
de una cesión genérica y abstracta
de competencias, que implícita
o tácitamente incluya la potestad
para interpretar la Constitución
de cada país, con preferencia a las
interpretaciones o decisiones de los
tribunales constitucionales nacionales
o la potestad para interpretar una
“norma
constitucional
regional”
con preferencia a las constituciones
nacionales.
Si bien un estudio detallado sobre
las potestades soberanas de los
Estados rebasa los fines y alcance de
este boletín, es necesario referirnos
brevemente a algunos elementos
www.indret.com/pdf/574_es.pdf
quien explica que la supranacionalidad
se opone al carácter intergubernamental
que tradicionalmente han tenido las
relaciones entre Estados, ya que en la
supranacionalidad, los órganos crean
normas directamente aplicables a Estados
y a los particulares.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
8. Con exclusión de los tribunales y cortes
internacionales que tutelan los derechos
humanos, como en el caso del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, en
materia de su competencia.
[email protected]
5
En conclusión,
la Constitución
reconoce la
posibilidad de crear
entes con funciones
supranacionales,
pero no habilita
a los poderes
constituidos para
reconocer la
supraconstitucionalidad de
instrumentos
y órganos de
la integración
centroamericana...
que deberían ser considerados. La
soberanía del Estado implica entre
otros, la facultad para autorregularse y
autonormarse,9 por lo que la creación
de una entidad que suprima el carácter
definitivo de la interpretación de la
Constitución de un país, que limite
considerablemente
la
capacidad
de un Estado para autorregularse y
autonormarse conforme a la misma,
requeriría como mínimo dos elementos
que no se observan en el caso de la
CCJ: 1) una cesión o reconocimiento
expreso del Estado a través de los
sujetos capaces para comprometer su
voluntad en el ámbito internacional;
y 2) una habilitación constitucional
expresa para los órganos estatales para
que puedan ceder dicha competencia10.
En el caso salvadoreño nuestra
Constitución
contiene
dos
disposiciones que parecen enfrentadas
en este caso. En primer lugar, el
artículo 183 establece que en el
territorio salvadoreño la Sala de lo
Constitucional es el máximo intérprete
de la Ley Fundamental y, en segundo
lugar, el artículo 89 establece la
posibilidad de crear organismos con
funciones supranacionales en el marco
9. En la literatura básica, ver HELLER,
Herman, Teoría del Estado, Fondo
de Cultura Económica, México, 4ª
reimpresión argentina, 1992, Págs. 261 y
siguientes.
10. CLAES, Mónica, “Constitucionalizando
Europa desde su fuente. Las “cláusulas
europeas”
en
las
Constituciones
nacionales: Evolución y Tipología en
Constitución Europea y Constituciones
Nacionales, dirigido por Marta Cartabia,
Bruno de Witte y Pablo Pérez Tremps,
Tirant Lo Blanch, Valencia, 2005, Págs.
132-136 quien comenta que dado el lugar
preeminente en las constituciones de los
principios de soberanía, independencia
y separación de poderes, se considera
indispensable la autorización explícita de
las transferencias de poderes o limitaciones
de la soberanía a organizaciones
internacionales u órganos externos.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
de la integración centroamericana.
Esta aparente dicotomía exige una
interpretación sistemática y unitaria
de la Constitución, porque en materia
de interpretación constitucional no
cabe entender que puedan existir
contradicciones en su texto mismo.
Al examinar otros documentos
que el Art. 268 de la Constitución
manda a tomar en cuenta para lograr
su interpretación fidedigna,11 en la
Exposición de Motivos elaborada por
el Constituyente de 1983, encontramos
una limitante expresa para ceder esta
potestad, al referirse a la ubicación y
alcance de los tratados internacionales:
la Comisión “1. Acepta como principio
el de la supremacía de la Constitución
en el territorio de El Salvador, puesto
que no concibe que mediante la
violación de la propia Constitución
pueda sobreponerse otro orden jurídico
distinto que obligue a los tribunales
nacionales. 2. Admitir que los tratados
puedan tener una jerarquía superior
al orden constitucional equivale
a abrir la puerta para que pueda
modificarse la Constitución sin las
formalidades en ella previstas”12. En
conclusión, la Constitución reconoce
la posibilidad de crear entes con
funciones supranacionales, pero no
habilita a los poderes constituidos para
reconocer la supraconstitucionalidad
11.Art. 268 Cn.: “Se tendrán como
documentos
fidedignos
para
la
interpretación de esta Constitución,
además del acta de la sesión plenaria de la
Asamblea Constituyente, las grabaciones
magnetofónicas y de audiovideo que
contienen las incidencias y participación
de los Diputados Constituyentes en
la discusión y aprobación de ella, así
como los documentos similares que se
elaboraron en la Comisión Redactora del
Proyecto de Constitución.
12. Informe único de la Comisión Redactora
de la Constitución de 1983, que contiene
la Exposición de Motivos, San Salvador,
22 de julio de 1983, Pág. 18.
[email protected]
6
de instrumentos y órganos de la
integración centroamericana, ni de
ninguna otra naturaleza.
...una aplicación
o interpretación
del Estatuto de
la CCJ que lleve
a un resultado
expresamente
prohibido
por el Poder
Constituyente...
constituye
una violación
flagrante a nuestra
Constitución, en
la medida que
concretamente
vulnera el artículo
183 Cn...
En la práctica, una aplicación o
interpretación del Estatuto de la CCJ
que lleve a un resultado expresamente
prohibido por el Poder Constituyente,
aunque se haya suscrito un tratado
en el que consta el supuesto carácter
supranacional de tal tribunal o su
capacidad para resolver controversias
constitucionales-conforme
a
su
Ordenanza de Procedimientos-,13
constituye una violación flagrante a
nuestra Constitución, en la medida que
concretamente vulnera el artículo 183
Cn. que se refiere al carácter supremo
de la Sala de lo Constitucional y el
Art. 235 de la Cn. que obliga a todos
los funcionarios públicos a respetar
la Constitución; por lo que si tal
contradicción no fue tomada en cuenta
al momento de suscribir y ratificar un
instrumento internacional de rango
inferior a nuestra Ley Primaria, la
interpretación del alcance del Estatuto
que ha hecho la CCJ debería motivar a
la posibilidad de denunciar este tratado
por parte de El Salvador y de reformar
el mismo.
Para complementar esta postura, habrá
que remitirse al modelo europeo,
donde existe un proyecto para la
aprobación de una Constitución
Europea, en el cual la relación entre
los tribunales constitucionales y su rol
respecto del proceso e instituciones
propias de la Unión Europea, no es
pacífica y si bien en materia de derecho
de integración, el Tribunal de Justicia
de dicha entidad supranacional puede
funcionar en algunas oportunidades
de forma analógica a la de un tribunal
constitucional, su esfera de actuación
13. Ver artículos 62 y 63 de la Ordenanza de
Procedimientos de la CCJ.
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Boletín 141 / Septiembre 2012
se encuentra delimitada por el derecho
comunitario, el cual no sustituye a los
tribunales constitucionales de los 27
Estados miembros.
En el ámbito nacional de los Estados
de la Unión Europea, los tribunales
y cortes constitucionales conservan
su potestad soberana para interpretar
su propia Constitución y enjuiciar el
proceso de integración mismo. La
vinculación de la justicia constitucional
a la Constitución hace que el proceso
de integración europea solo pueda
constituirse y, por tanto, ser objeto de
enjuiciamiento en las condiciones que
establezca la Constitución de cada país
y de acuerdo con las características
generales del sistema constitucional
nacional, ya que al final de todo, la
ley suprema define los límites de las
potestades de los funcionarios públicos
y del Estado mismo. En la práctica,
el control de constitucionalidad de los
poderes públicos, incluye el control de
constitucionalidad frente al proceso de
integración14.
Podrán existir voces que hablan
de una transición hacia un derecho
constitucional comunitario en Europa,
pero el derecho constitucional europeo
define también sus límites en relación
con el derecho constitucional nacional.
No solo por lo que se refiere al
14.
Puede
consultarse
BALLAGUER
CALLEJO, Francisco, “Los Tribunales
Constitucionales en el Proceso de
Integración
Europea”,
ponencia
presentada al en el cincuenta
aniversario de la Corte Constitucional
Italiana organizado por la Asociación
Italiana de Constitucionalistas con el
patrocinio de la Corte Constitucional
de la República Italiana. Universidad
“La Sapienza”, Roma, 28 de octubre
de 2006 disponible en http://www.ugr.
es/~redce/REDCE7/articulos/12franc
iscobalaguercallejon.htm#notabis.
[email protected]
7
respeto de la identidad constitucional
de los Estados, lo que supone un
reconocimiento de los límites de la
Unión o de su eventual Constitución,15
ya que la Unión –y sus órganos- están
dotados de competencia limitadas
puesto que aún no han alcanzado la
competencia de todas las competencias,
es decir, la capacidad para determinar
su propio ámbito de actuación política
y jurídica16.
3. Curso procesal
El 20 de junio de 2012, el Presidente
de la Asamblea Legislativa presentó
ante la CCJ una demanda en contra del
Órgano Judicial, por actos de la Sala
de lo Constitucional, alegando, en
resumen, que la Sala había invadido
atribuciones expresas de la Asamblea
Legislativa, ya que a esta última le
corresponde el nombramiento de
los magistrados de la CSJ y porque
en la Constitución no existe una
regla explícita que prohíba que una
misma legislatura elija dos veces
magistrados de la CSJ. También basó
15.
Ver
Tratado para Constitución
Europea, artículo I-5.1: “La Unión
respetará la igualdad de los Estados
miembros ante la Constitución, así
como su identidad nacional, inherente
a las estructuras fundamentales
políticas y constitucionales de
éstos, también en lo referente a la
autonomía local y regional. Respetará
las funciones esenciales del Estado,
especialmente las que tienen por
objeto garantizar su integridad
territorial, mantener el orden público
y salvaguardar la seguridad nacional”,
aprobado en Bélgica el 13 de octubre
de 2004.
16.PIZZORUSSO, Allesandro, “El difícil
camino de la Constitución Europea”,
en la recopilación del mismo autor
Justicia, Constitución y Pluralismo,
Palestra editores, Lima, 2008, citado por
BALLAGUER CALLEJO, Francisco, en
la obra citada.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
su demanda en atentados en contra de
la división de poderes y del principio
de legalidad al que la mencionada
Sala está sometida. Según consta en la
demanda, mediante estas actuaciones,
la Sala de lo Constitucional violó el
derecho comunitario centroamericano,
en la medida que la democracia es
un presupuesto de la integración; así
como el derecho positivo salvadoreño
y las cartas fundamentales de
la Organización de los Estados
Americanos y de la Organización de
las Naciones Unidas, en las cuales
también se protege la separación de
poderes.
La Asamblea Legislativa consideró
pertinente demandar en base al Art.
22, letra f) del Estatuto de la CCJ, que
da facultad a esa entidad para conocer
y resolver a solicitud del agraviado
de conflictos que puedan surgir entre
los Poderes u Órganos fundamentales
de los Estados, y cuando de hecho
no se respeten los fallos judiciales.
En la demanda también se solicitó
que se dictara una medida cautelar
consistente en la suspensión de los
efectos de las sentencias en discusión
y que se declarara que al pronunciar
las sentencias 19-2012 y 23-2012 la
Sala había violado el derecho público
salvadoreño, que se declarara que las
sentencias contrarían el sistema de
frenos y contrapesos establecido en la
Constitución y tratados internacionales
y de integración centroamericana
y finalmente, que se declarasen
inaplicables las sentencias.
El día siguiente a la presentación de la
demanda, el 21 de junio, en una escueta
resolución, la Corte Centroamericana
admitió y dictó una medida cautelar.
Dicha admisión generó muchas dudas
sobre la actuación de la CCJ al abordar
un asunto de tal trascendencia, que
[email protected]
8
El día siguiente
a la presentación
de la demanda,
el 21 de junio,
en una escueta
resolución, la Corte
Centroamericana
admitió y dictó una
medida cautelar.
Dicha admisión
generó muchas
dudas sobre la
actuación de la
CCJ al abordar
un asunto de tal
trascendencia,
que implicaba
suspender los
efectos de una
sentencia de
inconstitucionalidad
implicaba suspender los efectos de
una sentencia de inconstitucionalidad
emitida por el máximo tribunal de
justicia en esa materia en El Salvador
y porque la resolución misma carecía
de fundamentación que justificara la
aplicación de la medida cautelar.
El 31 de julio, la CCJ admitió la prueba
ofrecida por la Asamblea Legislativa
y aceptó la ilegítima comparecencia
del representante del Órgano Judicial
de El Salvador. El 7 de agosto, se
citó a audiencia pública a las partes
procesales.
El 25 de junio siguiente, la CCJ
notificó a la Sala de lo Constitucional
la admisión de la demanda, la medida
cautelar y le solicitó que rindiera
informe en un plazo de seis días
hábiles –aun cuando de conformidad
con el artículo 62 de la Ordenanza
de Procedimientos de la CCJ el plazo
legal debió ser de 20 días, pero en
esa ese misma fecha, la Sala declaró
inaplicable la resolución de la CCJ,
por carecer de competencia alguna
para intervenir en la ejecución de las
sentencias emitidas por el máximo
intérprete de la Constitución de El
Salvador.
Dicha audiencia se celebró el día 11
de agosto de 2012. El representante de
la Asamblea Legislativa expresó que
ratificaba lo que había manifestado
anteriormente. El abogado Ovidio
Bonilla, por su parte, se allanó a
la demanda y expresó que estaba
de acuerdo con lo que la Asamblea
Legislativa había manifestado en la
demanda y no aportó ningún elemento
en defensa del Órgano Judicial, ya que
tal como se dijo, el Dr. Bonilla tenía
un interés particular en el proceso.
En resumen, nadie compareció
para ejercer la defensa de la parte
demandada, dado que la autoridad
legitimada para hacerlo, es decir, la
Sala de lo Constitucional, desconoció
la competencia de la CCJ para revisar
sus fallos y el supuesto representante
del Órgano Judicial compareció para
dar la razón a la parte demandante.
El 18 de julio, el proceso se abrió a
pruebas por un plazo de diez días
hábiles. En fecha 27 de julio del mismo
año, el abogado representante de la
Asamblea Legislativa solicitó que se
tuviera por pruebas los documentos
que se habían presentado con la
demanda. Ese mismo día, el abogado
Ovidio Bonilla –uno de los abogados
cuyo nombramiento en la CSJ fue
declarado inconstitucional por la Salacompareció ante la CCJ en su calidad
de Presidente del Órgano Judicial,
luego de haber tomado posesión de ese
cargo en contra de sentencia expresa
de la SCN y a pesar de tener un interés
particular en el proceso, puesto que
ante la CCJ se estaba discutiendo un
asunto directamente relacionado con la
legitimidad de su nombramiento. El Dr.
Bonilla presentó un escrito pidiendo
que se le tuviera por parte demandada
y renunció al resto del plazo de prueba.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
El Instituto Iberoamericano de
Derecho Constitucional, en su Capítulo
de El Salvador, presentó una solicitud
de amicus curiae ante la CCJ, para
intentar aportar elementos técnicos
que ayudaran al tribunal regional
a tomar una decisión realmente
informada, que incluyera a todos
los aspectos relacionados con esta
situación. También presentó un escrito
Salvador Enrique Anaya Barraza, el
abogado que promovió ante la Sala
de lo Constitucional la demanda de
inconstitucionalidad que dio origen
al proceso 19-2012, para que la CCJ
autorizara su intervención en calidad
de tercero interesado. Sin embargo,
[email protected]
9
en una resolución muy breve, la
CCJ desestimó ambas peticiones,
puesto que manifestó que solo las
partes podían tener intervención en el
proceso17.
El 15 de agosto, la CCJ resolvió a favor
de la Asamblea Legislativa ordenando
que se inaplicaran las sentencias de la
Sala de lo Constitucional, pero el 17 de
ese mes, la Sala de lo Constitucional
declaró inaplicable la sentencia, en la
misma línea de razonamiento que había
desarrollado en la inaplicabilidad de la
admisión de la demanda, decidida el
25 de junio anterior.
Nadie disputa que
la CCJ sea un ente
jurisdiccional; sin
embargo, la misma
no desarrolla
ninguna motivación
sobre su
competencia para
conocer el caso
que se sometió a
su consideración
y respecto del
cual se pronunció
en sentencia
definitiva...
4. La sentencia de la CCJ
La resolución de la CCJ está
estructurada en 13 “resultas”, que son
la narración del curso procesal descrito
en el apartado anterior, seguidas de 17
considerandos que pretenden referirse
al fondo.
El considerando I presenta la
organización de los temas. Los
considerandos del II al V tratan de
los fundamentos de la jurisdicción y
competencia; los considerandos del VI
al XI se refieren a la base jurídica para
que la CCJ determine su competencia
sobre el conflicto entre órganos
fundamentales;
el
considerando
XII alude a la medida cautelar y los
considerandos del XIII al XVII buscan
valorar los medios probatorios.
17.
Ambos
documentos
están
disponibles
en
http://www.
observatoriojudicial.org.sv/images/
doc/documentosvarios/ccjoliva.pdf y
http://www.observatoriojudicial.org.
sv/images/doc/documentosvarios/
ccjamicus.pdf
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
• Fundamento de la jurisdicción
La CCJ se refiere al origen de su
existencia, relacionado el artículo
12 del Protocolo de Tegucigalpa,
con el cual se modificó la Carta
de la Organización de Estados
Centroamericanos y a la suscripción
y ratificación por parte de El Salvador
de su Estatuto, en cuya exposición
de motivos se establece que dicho
tribunal tendrá competencia amplia
y completa en lo contencioso, con
carácter obligatorio para los Estados,
tal como mencionamos al inicio de
este boletín.
Nadie disputa que la CCJ sea un
ente jurisdiccional; sin embargo,
la misma no desarrolla ninguna
motivación sobre su competencia
para conocer el caso que se sometió
a su consideración y respecto del cual
se pronunció en sentencia definitiva,
autoatribuyéndose la facultad para
revisar, modificar o anular un fallo
del tribunal al que la Constitución de
El Salvador otorga expresamente el
carácter de máximo intérprete de la
Constitución, a través de un organismo
creado por medio de un instrumento
internacional al cual la Constitución
de nuestro país le asigna una ubicación
infraconstitucional.
• Base para
competencia
determinar
la
La sentencia se limita a enumerar
de forma general, una serie de
instrumentos internacionales y
normas
supuestamente
violadas
por las actuaciones de la Sala de
lo Constitucional, sin explicar el
vínculo o la relación entre el derecho
y los hechos. Por lo que de entrada
es necesario precisar que el principal
[email protected]
10
...es necesario
precisar que el
principal defecto
del que adolece
esta sentencia, es
la falta absoluta
de motivación,
desconociendo que
la misma constituye
una obligación de
los jueces y un
elemento intrínseco
al debido proceso...
La mera cita de
disposiciones
legales es
insuficiente
para cumplir
con el deber de
motivación.
defecto del que adolece esta sentencia,
es la falta absoluta de motivación,
desconociendo
que
la
misma
constituye una obligación de los jueces
y un elemento intrínseco al debido
proceso, que además constituye un
elemento legitimante del ejercicio de
la jurisdicción.
La motivación es la única garantía
para proscribir la arbitrariedad. La
razonabilidad es el criterio distintivo
de la discrecionalidad frente a la
arbitrariedad.
La motivación de
las sentencias es un presupuesto
legitimante de la función jurisdiccional
ya que exterioriza el razonamiento
lógico-jurídico que el juez ha seguido
para resolver un caso concreto. La
motivación demuestra que se ha
actuado racionalmente porque da
las razones capaces de sostener y
justificar en cada caso las decisiones
de quienes detentan algún poder sobre
los ciudadanos y en este caso, sobre un
Estado soberano.
La motivación puede entenderse como
el conjunto de razones en favor de una
decisión y no, como muchas veces
se confunde, con la enumeración y
citas innecesarias de las disposiciones
legales que han inducido al juez a
decidir un asunto. Debe considerarse
la motivación como una aportación de
razones de forma clara y justificada.
La obligación de la motivación ha sido
una conquista reciente que actualmente
integra las garantías del proceso
constitucionalmente configurado. No
hay debido proceso si el juez se limita
a indicar las normas vulneradas sin
explicar por qué18.
18. ZAGREBELSKY, Gustavo, El derecho
dúctil: Ley, derechos y justicia, Ed. Trotta,
Madrid, 1995, Pág. 147 y ATIENZA,
Manuel, “Para una razonable definición
de lo razonable”, Revista Doxa, N. 4,
1987, Pág. 189.
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
La mera cita de disposiciones legales
es insuficiente para cumplir con el
deber de motivación. Lo medular
de dicha obligación consta en la
explicación que el juez o tribunal
hace a las partes y a la sociedad en
general, de las razones por las cuales
resolvió un caso concreto en un
sentido determinado. Para confirmar
si ha habido o no arbitrariedad
basta con examinar si la decisión
está suficientemente motivada. La
motivación de las sentencias sirve
también para que cada quien o el
público en su conjunto vigile si los
tribunales utilizan arbitrariamente el
poder que les ha sido confiado. En el
caso bajo examen, los salvadoreños no
sabemos por qué la CCJ resolvió como
lo hizo, ya que la sentencia carece de
motivación.
El deber de motivación o la garantía
de motivación se inserta en el sistema
de garantías que las constituciones
democráticas crean para la tutela de
los individuos frente al poder estatal.
La motivación garantiza la exigencia
de controlabilidad de las decisiones
judiciales a cargo del mismo pueblo,
depositario de la soberanía y en
cuyo nombre se ejercen los poderes
públicos. Era de esperarse como
mínimo que ante un asunto de tanta
trascendencia para nuestro país y para
toda Centroamérica, la CCJ motivara
su sentencia19.
La CCJ únicamente enuncia que el
Art. 30 del Estatuto le da facultades
para determinar su propia competencia
y que el Art. 22) f) concede la facultad
de “Conocer y resolver a solicitud del
agraviado de conflictos que puedan
surgir entre los Poderes u Órganos
19.De forma general, PICÓ i JUNOY,
Joan, Las garantías constitucionales del
proceso, Bosch, Barcelona, 1997.
[email protected]
11
fundamentales de los Estados, y
cuando de hecho no se respeten los
fallos judiciales. Sin embargo, no
logró explicar los fundamentos de
su competencia para este caso en
concreto.
...de la XIII Cumbre
de Presidentes
de Centroamérica
en 2004, surgió
la propuesta,
que no prosperó,
de reformar el
Estatuto de la CCJ
y específicamente
este artículo, por
considerar que
dicha atribución
constituye una
intervención en los
asuntos internos
de los Estados
y una atribución
de competencia
que los países de
Centroamérica no
han cedido.
La CCJ no solo no explicó los motivos
por los cuales se autodenominó
supraconstitucional y se autoatribuyó
la potestad para revisar una sentencia
firme del máximo tribunal en materia
constitucional de un Estado soberano,
sino que ni siquiera acreditó los
elementos objetivos de la pretensión
que exige el artículo 22 (f) de su
Estatuto. En la sentencia no existe
nada que acredite: 1- la existencia
de un conflicto entre dos órganos
fundamentales del Estado; y 2- la
existencia de un agravio.
Este artículo tiene un antecedente
histórico en el artículo anexo a la
Convención para el Establecimiento de
una Corte de Justicia Centroamericana,
conocida también como Corte de
Cartago, suscrita en Washington,
D.C., el 20 de diciembre de 1907, el
cual nunca entró en vigencia porque,
dado su alcance, requería de una
ratificación específica, que nunca
se logró. Dicho artículo estipulaba
textualmente que “La Corte de
Justicia Centroamericana conocerá
también de los conflictos que pueda
haber entre los Poderes Legislativo,
Ejecutivo y Judicial, y cuando de hecho
no se respeten los fallos judiciales
o las resoluciones del Congreso
Nacional”20.
20.
Puede
consultarse
GUTIÉRREZ,
Carlos José, La Corte de Justicia
Centroamericana, Ediciones Juricentro,
San José, 1978, Pág. 45, quien menciona
que en los 10 años de funcionamiento,
dicho tribunal de derecho público nunca
hizo uso de esta atribución.
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Boletín 141 / Septiembre 2012
En la documentación histórica
examinada, no se encontró el
fundamento de esta disposición, aun
cuando cabe precisar que la Corte de
Justicia Centroamericana nace como
fruto de las conferencias celebradas a
finales de 1907, en Washington, D.C.,
para buscar una solución pacífica a las
diferencias entre países del istmo, como
tribunal de derecho público y no como
tribunal de un sistema de integración21
-inexistente en esa época-, por lo
que al momento de incorporar este
polémico artículo en el Estatuto de la
CCJ las considerables diferencias con
su predecesora tendrían que haberse
tomado en cuenta en la redacción de
su régimen de competencias.
En segundo lugar, de la XIII Cumbre
de Presidentes de Centroamérica en
2004, surgió la propuesta, que no
prosperó, de reformar el Estatuto de
la CCJ y específicamente este artículo,
por considerar que dicha atribución
constituye una intervención en los
asuntos internos de los Estados y
una atribución de competencia que
los países de Centroamérica no han
cedido22. En el proyecto de reformas,
se suprime de tajo esta “competencia”
y se le dejan únicamente competencias
consultivas en materia de integración,
pero no relacionadas con los órganos
internos de los Estados, ya que para
ello están los tribunales nacionales23,
tal como se transcribe a continuación:
21. Ibis in idem, Págs. 22 y siguientes.
22. Ver Instrumentos Jurídicos del Sistema
de Integración Centroamericana, editados
por la SIECA, 3ª edición, julio 2011, Págs.
243 y siguientes.
23. CARÍAS, Patricia y AGUILAR, Jimena,
“En 2004 CA ratificó la inhibición a
la Corte Centroamericana de dirimir
conflictos entre poderes” en www.elfaro.
net/es/201207/noticias/9059/.
[email protected]
12
No existe un
conflicto entre el
Juez que es la Sala
de lo Constitucional
y la Asamblea
Legislativa,
que es la parte
demandada. La
existencia de un
fallo adverso para
una de las partes,
no hace surgir un
conflicto entre esta
y el tribunal que
resuelve.
Propuesta de reforma al lit. f) artículo
22 del Estatuto de la CCJ: “Actuar
como órgano de consulta de los
órganos y organismos del sistema
de la integración Centroamericana
en la interpretación y aplicación
del “Protocolo de Tegucigalpa de
Reformas a la Carta de la ODECA y
de los instrumentos complementarios
y actos derivados de los mismos (sic)”.
de la Constitución. No existe un
conflicto entre el Juez que es la Sala
de lo Constitucional y la Asamblea
Legislativa, que es la parte demandada.
La existencia de un fallo adverso para
una de las partes, no hace surgir un
conflicto entre esta y el tribunal que
resuelve. Lo que existe es una decisión
obligatoria pronunciada por el órgano
encargado para administrar justicia.
Si bien el deber de motivar la sentencia
incumbía a la CCJ y aun cuando
hemos dejado claro que la CCJ no está
facultada para pronunciarse sobre los
fallos de la Sala de lo Constitucional,
a continuación presentamos algunas
consideraciones para determinar si
en este caso podíamos valorar que
estábamos en presencia de un conflicto
entre órganos, en el marco del artículo
22 (f). Los aspectos relacionados con
la existencia de un agravio, no serán
razonados en la medida que -tal como
se concluye- al no existir el primer
presupuesto habilitante que exige este
artículo, no se vuelve necesario entrar
a establecer el segundo.
La sentencia que surge del proceso
tampoco puede dar lugar a un conflicto,
porque es de obligatorio cumplimiento
para todos los ciudadanos y Órganos
del Estado (Art. 183 Cn.). Se trata
de una resolución judicial, cuyo
contenido se puede compartir o no,
pero su cumplimiento no es optativo
si se quiere vivir en un Estado de
Derecho y en una república donde
el poder no es absoluto sino que se
reparte entre órganos fundamentales
independientes, para evitar abusos.
En El Salvador, la legitimidad
para solicitar que una norma o
acto se declaren contrarios a la
Constitución corresponde a cualquier
ciudadano (Art. 183 Cn.). Una vez
presentada la demanda, se inicia un
verdadero proceso, en el que existe
un demandante, un demandado y
un tribunal, que es la Sala de lo
Constitucional.
Las
posiciones
contrarias surgen entre el ciudadano
que demanda y el Órgano que emitió
la norma o el acto, en este caso, la
Asamblea Legislativa que nombró
magistrados de la Corte Suprema de
Justicia por segunda ocasión. Esta
actuación fue impugnada por un
ciudadano por considerarla violatoria
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
Cuando la parte que resulta afectada
en el proceso de inconstitucionalidad
se niega a cumplir la sentencia, no
surge un conflicto con el juzgador, sino
una desobediencia a sentencia judicial,
por lo que en el caso planteado por la
Asamblea Legislativa de El Salvador
ante la CCJ, no estábamos en presencia
de un conflicto.
Es imperativo señalar que la CCJ
en ningún momento realiza una
fundamentación lógica de por qué
considera que existe una contienda
entre órganos. Parece asumir que la
mera desobediencia de una sentencia
es un conflicto, lo cual no hace
sentido constitucional, puesto que
la separación de poderes depende
de que cada órgano sea respetado
en las decisiones que le compete
tomar, y la decisión final en materia
[email protected]
13
constitucional le corresponde a la Sala
de lo Constitucional.
La funcionalidad de El Salvador como
una república se vería afectada bajo
esta lógica, pues cualquier control
interorgánico con el que el órgano
controlado no estuviera de acuerdo,
pudiera ser impugnado ante la CCJ,
aniquilando el carácter definitivo de la
justicia constitucional y, por ende, los
frenos y contrapesos nacionales.
...las sentencias de
inconstitucionalidad
referidas, lejos
de ser un
atentado contra
la democracia
y el sistema
republicano
de división de
poderes, como
alegó la Asamblea
Legislativa en
su demanda,
constituían un
legítimo control
interorgánico
por medio del
proceso de
constitucionalidad...
Considerando que no existió un
conflicto, la demanda interpuesta por
la Asamblea Legislativa no debió
haber sido admitida, ya que el supuesto
que la originó se encuentra fuera del
ámbito del Art. 22 f) del Estatuto de
dicho tribunal.
Por otra parte, vale la pena hacer una
breve referencia al capítulo V de la
Ordenanza de Procedimientos de la
CCJ (OP), que constituye un norma
que regula el funcionamiento operativo
del tribunal y que no ha sido suscrita ni
ratificada por los Estados, en la cual se
han incorporado criterios para resolver
las “controversias constitucionales” a
las que hace referencia el artículo 22(f)
del Estatuto de la CCJ. Dicho capítulo
está integrado por dos artículos en
los que se ha pretendido establecer
un procedimiento abreviadísimo para
resolver dichas controversias (Arts. 62
y 63).
La validez y la consecuente utilización
de dichas normas es objetable en la
medida que la ordenanza es una norma
operativa, que no ha implicado un
acto de manifestación de voluntad
de los Estados. La Ordenanza de
Procedimientos no ha sido suscrita ni
ratificada, es una normativa interna a la
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
CCJ y de rango inferior al Estatuto. En
ese orden de ideas, es inaceptable que
a través de la OP, los magistrados de la
CCJ puedan ampliar las competencias
que los países signatarios han
consignado en el Estatuto. La validez
de este capítulo de la ordenanza de
procedimientos debería ser revisada.
En lo pertinente, la parte final del
artículo 63 de la OP establece que “el
fallo se fundamentará en el derecho
público del Estado respectivo”,
enunciado que tiene relación directa
con la falta de competencia de la CCJ
para conocer de este caso, por los
motivos siguientes: Las sentencias de
la Sala de lo Constitucional referentes a
la elección de funcionarios de segundo
grado, no tienen vinculación alguna
con las obligaciones adquiridas por
El Salvador como parte del proceso
de integración centroamericana, no
se trata de uno de sus tratados ni de
normas internas derivadas de estos;
se trata ni más ni menos que de la
interpretación y aplicación de la
Constitución de la República, y por lo
tanto, están fuera de la competencia de
la CCJ.
Por si fuera poco, el asunto sobre el
que versaba la inconstitucionalidad
declarada era por un vicio de forma,
ya que ni siquiera estaba en cuestión la
potestad que tiene el Poder Legislativo
de nombrar a los magistrados, sino el
hecho de si había respetado o no el
procedimiento constitucional que en
El Salvador se exige para ejercer esa
facultad. De este modo, las sentencias
de inconstitucionalidad referidas,
lejos de ser un atentado contra la
democracia y el sistema republicano
de división de poderes, como alegó la
Asamblea Legislativa en su demanda,
[email protected]
14
constituían un legítimo control
interorgánico por medio del proceso de
constitucionalidad, cuya tramitación
es imperativa una vez que se ha
solicitado por cualquier ciudadano.
El Salvador tiene
la obligación
de reconocer a
la CCJ en las
materias en las
que le ha otorgado
competencia. Todo
aquello que no se
ha delegado en
las instituciones de
integración sigue
siendo potestad
de los Estados.
Sin duda alguna,
el control de
constitucionalidad
no se ha cedido...
El Salvador tiene la obligación de
reconocer a la CCJ en las materias en
las que le ha otorgado competencia.
Todo aquello que no se ha delegado
en las instituciones de integración
sigue siendo potestad de los Estados.
Sin duda alguna, el control de
constitucionalidad no se ha cedido,
porque es de la esencia misma de la
existencia del Estado interpretar las
normas que lo sustentan, tal como se
explicó en el apartado 1 de este boletín.
• Valoración de
probatorios
los
medios
Como se relacionó en el apartado del
curso procesal, el 18 de julio de 2012,
vencido el plazo para el informe sin
que el Órgano Judicial de El Salvador
se hiciera presente en el proceso, se
abrió a pruebas por un plazo de diez
días hábiles. En esta oportunidad,
el Dr. Ovidio Bonilla se apersonó en
representación del Órgano Judicial,
luego de haber tomado ilegítima
posesión de su cargo y a pesar de que
se trataba de un recurso presentado
por la inconstitucionalidad de su
nombramiento, es decir, a pesar de
ser parte interesada. El 11 de agosto
se celebró la audiencia en la cual se
allanó a la demanda. En la práctica
esto llevó a un resultado aberrante, ya
que la prueba valorada en el proceso
consistió en el testimonio del Dr.
Bonilla durante el cual se le pidió que
se pronunciara sobre la sentencia de la
Sala de lo Constitucional que declaraba
inconstitucional su nombramiento –
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
así como el de los otros magistrados
propietarios y suplentes.
En síntesis, la CCJ manifestó que los
Estados no pueden alegar derecho
interno para desconocer obligaciones
internacionales.
La CCJ también
agrega que la Constitución de El
Salvador reconoce la creación de
organismos supranacionales, a lo cual
ya se hizo alusión en el apartado 1.
Estas consideraciones del tribunal
resultan contradictorias con la parte
final del artículo 63 de la ordenanza
en el que se establece que el fallo se
fundamentará en el derecho público
interno de los Estados, ya que si esta
disposición se hubiese respetado, la
CCJ tendría que haber reconocido
el carácter supremo de la Sala para
interpretar la Constitución y su propia
incompetencia para conocer de este
caso.
Además, la prueba es sobre la existencia
de hechos. El derecho una vez
establecido se interpreta, y aun cuando
los hechos estén determinados, esto no
exime al tribunal de unirlos mediante
una lógica argumentativa al derecho.
Es decir, de motivar su decisión. Los
hechos en este caso eran que había
una sentencia de inconstitucionalidad
que expulsaba del ordenamiento
jurídico un acto legislativo. Si la CCJ
se había atribuido arbitrariamente la
calidad de Tribunal Constitucional
Centroamericano, era de esperarse que
por lo menos interpretara las normas
en que fundamentaba su sentencia,
pero se limitó a anunciar que su fallo
se basaría en derecho comunitario y
en el ordenamiento jurídico nacional,
pero no hay ningún análisis de fondo
de disposiciones jurídicas nacionales o
[email protected]
15
...tras
autoproclamarse
“Tribunal
Supranacional
Constitucional”, sin
más prueba que
las declaraciones
del Dr. Ovidio
Bonilla y luego de
haber rechazado
las solicitudes
de tercería y de
amicus curiae,
la CCJ falló
ilegítimamente
a favor de la
Asamblea
Legislativa.
comunitarias y todo se reduce a citas
abstractas de números de artículos. La
CCJ incluso se refiere al artículo 83
inciso tercero de la Constitución de El
Salvador, pero este artículo no tiene
más que un inciso.
no debió pronunciar su sentencia. En
su disidencia consta cierto análisis
respecto de uno de los elementos
objetivos de la pretensión, pero que
respecto de la competencia de la CSJ,
coincide con el resto de magistrados.
Así es como, tras autoproclamarse
“Tribunal
Supranacional
Constitucional”, sin más prueba que
las declaraciones del Dr. Ovidio
Bonilla y luego de haber rechazado
las solicitudes de tercería y de amicus
curiae, la CCJ falló ilegítimamente a
favor de la Asamblea Legislativa.
6. Inaplicabilidad declarada por la
Sala de lo Constitucional
5. Votos de los magistrados
nombrados por El Salvador
El Magistrado Ricardo Acevedo
Peralta quiso agregar sus propias
razones para votar favorablemente por
la sentencia. Añadió que esta llenaría
un vacío constitucional en El Salvador,
lo cual significa que a su juicio, la
CCJ tiene facultad para reformar y
crear normas constitucionales, para
hacer constitución de El Salvador.
También dijo que facilitaría el diálogo
constructivo entre las autoridades.
Finalmente, estimó que la sentencia
fortalecería la estructura funcional del
SICA.
Por su parte, el Magistrado Alejandro
Gómez Vides disintió de la opinión
del resto de magistrados, en un voto
razonado. Inicialmente, en la admisión
de la demanda afirmó la competencia
para conocer en el presente caso. Sin
embargo, en su voto disidente, se
decantó por un razonamiento basado
en la inexistencia de un conflicto
jurídico entre los órganos sino uno
político. Además, si lo hubiese habido,
el mismo terminó con el allanamiento
del Dr. Bonilla en nombre del
Órgano Judicial, por lo cual la CCJ
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Boletín 141 / Septiembre 2012
Mediante resoluciones del 17 y del
29 de agosto de 2012, la Sala de lo
Constitucional declaró inaplicable la
sentencia de la CCJ por ser un obstáculo
para la ejecución de las sentencias
19-2012 y 23-2012 emitidas por la
Sala y que, dado que le corresponde
juzgar y hacer ejecutar lo juzgado de
conformidad con el artículo 172 Cn.,
cuenta con la facultad de inaplicar,24
tal como lo había manifestado en
la inaplicabilidad decretada ante la
admisión de la demanda en la CCJ y la
medida cautelar allí establecida25.
La Sala parte de la función que la
Constitución le otorga y que se resume
en el carácter de máximo intérprete y
final o juez último de la Constitución.
La Sala continúa explicando que en la
situación que dio origen a la demanda
planteada por la Asamblea Legislativa,
se erigió como juez y no como parte,
por lo que no cabe entender que haya
habido conflicto entre poderes.
24. Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema
de
Justicia,
resolución
de inaplicabilidad en proceso de
inconstitucionalidad 19-2012, del 17 de
agosto de 2012.
25. Sala de lo Constitucional de la Corte
Suprema
de
Justicia,
resolución
de inaplicabilidad en proceso de
inconstitucionalidad 19-2012 y Sala
de
lo
Constitucional,
resolución
de inaplicabilidad en proceso de
inconstitucionalidad 23-2012, ambas del
25 de junio de 2012.
[email protected]
16
En la declaratoria
de inaplicabilidad
de la sentencia de
la CCJ, la Sala de
lo Constitucional
deja bien claro
que el poder
conferido a los
entes del proceso
de integración no
es ilimitado y que
existen límites
constitucionales...
En el marco del artículo 89 Cn., la Sala
reconoce el carácter supranacional de la
CCJ en materia de integración, en uso
de potestades y materias expresamente
conferidas, para luego delimitar
constitucionalmente el ámbito de
competencias concretas que son
conformes con nuestra Constitución y
cuyas partes más relevantes citamos a
continuación para facilitar su consulta:
“…la competencia que la Constitución
permite a un Tribunal de integración
está delimitada por el aseguramiento
y unidad de la interpretación y
aplicación del Derecho de Integración
en el conjunto de los Estados Miembros
–ordenamiento jurídico delimitado
ratione materiae-. Fuera de estos
ámbitos la CCJ no tiene competencia
según el art. 89 Cn., y mucho menos
las atribuciones otorgadas con
exclusividad a esta Sala, según el art.
183 Cn.”
En la declaratoria de inaplicabilidad de
la sentencia de la CCJ, la Sala de lo
Constitucional deja bien claro que el
poder conferido a los entes del proceso
de integración no es ilimitado y que
existen límites constitucionales al
mismo derivados de las materias en las
cuales se les ha habilitado para actuar:
vgr. la integración humana, económica,
social y cultural. La integración no es
una réplica del poder constituyente
regionalizado.
En el mismo sentido que nuestra
línea de argumentación planteada
en el numeral 1 de este boletín, cabe
reiterar que la competencia de todas
las competencias la tiene el soberano
cuando se expresa a través del Poder
Constituyente, y no puede entenderse
cedida a uno o varios de los órganos
del proceso de integración.
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Boletín 141 / Septiembre 2012
En este sentido, la Sala manifiesta
que si bien los productos normativos,
ejecutivos y judiciales de los
organismos de integración, poseen
un carácter autónomo y preferente
al derecho interno de los Estados
en los ámbitos competenciales
otorgados para lograr la integración
humana,
económica,
social
y
cultural, pueden ser enjuiciados
respecto de su constitucionalidad,
cuando en casos como en el presente,
los órganos emisores pretendan
atribuirse
competencias
que
conforme a la Constitución de
nuestro país corresponden a la Sala
de lo Constitucional. El sistema de
integración no es equiparable a un
poder constituyente regional.
La Sala también agrega que “la
actuación de la CCJ representa
una invasión indebida en la justicia
constitucional del Estado salvadoreño
y, por ello, lesiva al ordenamiento
constitucional por haber ejercido
competencias que no le han sido
cedidas por medio del Convenio de
Estatuto que la rige, con base en el
art. 89 Cn.”; y luego de un análisis
sobre la naturaleza y procedencia de la
declaratoria de inaplicabilidad, declara
inaplicable por inconstitucional la
sentencia de la CCJ del 21 de junio
de 2012 y ordena se cumplan las
sentencias de inconstitucionalidad
19-2012 y 23-2012, en el sentido que
se elijan a los magistrados de la CSJ
cuyo nombramiento ha sido expulsado
del ordenamiento jurídico.
En conclusión, al ser declarado
inaplicable, el mencionado fallo de
la CCJ no surtió ningún efecto legal
en nuestro país. Las resoluciones
que prevalecieron y que dieron las
pautas para una solución legal de la
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17
crisis originada por la doble elección
de magistrados por las legislaturas
2003-2006 y 2009-2012, fueron los
pronunciamientos de la Sala de lo
Constitucional del 17 y 29 de agosto
de 2012, en los procesos 19-2012 y
23-2012, respectivamente.
7. El desenlace del conflicto que
motivó la demanda
...el mencionado
fallo de la CCJ
no surtió ningún
efecto legal en
nuestro país. Las
resoluciones que
prevalecieron y que
dieron las pautas
para una solución
legal de la crisis
originada por la
doble elección
de magistrados...
fueron los
pronunciamientos
de la Sala de lo
Constitucional...
El 19 de agosto de 2012, luego de una
sostenida presión de la sociedad civil
y de la comunidad internacional, los
partidos políticos representados en la
Asamblea Legislativa llegaron a un
acuerdo para cumplir las sentencias
-tal como debe hacerse en un Estado
de derecho-, en el que decidieron
nombrar a los magistrados 2006 y
2012; respetar el nombramiento del
Dr. Belarmino Jaime en la Sala de lo
Constitucional hasta el final de todo su
periodo; y designar como presidente
de la Sala de lo Constitucional, de la
CSJ y del Órgano Judicial al abogado
Salomón Padilla.
El 21 de agosto del presente año, la
Asamblea Legislativa procedió a
elegir por votación nominal y pública a
los magistrados para el periodo 20122015 en cumplimiento de la sentencia
de inconstitucionalidad 23-2012 y a
los magistrados para el período 20122021, en cumplimiento de la sentencia
19-2012,26 luego de una desgastante
crisis institucional que podría haberse
evitado desde el inicio, si se hubiese
dado cumplimiento inmediato a las
sentencias en cuestión.
26. Decreto Legislativo No. 101 del 21 de
agosto de 2012 publicado en el Diario
Oficial No. 155 Tomo 396 del 23.08.2012.
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Boletín 141 / Septiembre 2012
Dicha actuación constituyó un
cumplimiento
parcial
de
las
sentencias de la Sala. Se acató la
obligación principal que consistía
en volver a elegir a los magistrados
inconstitucionalmente electos, pero no
se llevó a cabo el examen de idoneidad
de los candidatos, prescrito en las
sentencias de inconstitucionalidad
19-2012 y 23-2012. Por otra parte,
en el acto de juramentación y en los
Decretos Legislativos en los que se
perfeccionó la elección, la Asamblea
Legislativa recurrió a la utilización
de vocablos equívocos y de términos
ambiguos, así como a la invocación de
la sentencia de la CCJ pretendiendo
darle cumplimiento, cuando en
realidad, después de muchos meses
de innecesario desgaste, finalmente
dicho órgano del Estado cumplió
con las sentencias de la Sala de lo
Constitucional.
8. Las implicaciones de la sentencia
de la CCJ para El Salvador
y el proceso de integración
centroamericana
A pesar de no haber surtido ningún
efecto jurídico, la sentencia tiene
diversas implicaciones para El
Salvador. Si se aceptara que la
CCJ tiene la facultad de revisar las
sentencias de inconstitucionalidad,
se minimizaría la defensa de la
Constitución que corresponde a
la Sala de lo Constitucional. La
Constitución y su interpretación son
el corazón mismo del Estado, son las
normas fundamentales que la sociedad
salvadoreña ha determinado para su
convivencia y su interpretación es
un acto de soberanía que los poderes
constituidos no están facultados para
ceder, ni para delegar a un tribunal
regional.
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18
El proceso de
integración CA
es un proceso
en construcción,
y uno de sus
mayores retos
indiscutiblemente
es el de fortalecer
la institucionalidad
regional, en
este sentido,
actuaciones como
la sentencia de
la CCJ analizada
en este boletín,
se alejan del fin
deseado y van en
detrimento de los
avances logrados
en el proceso
de integración
regional.
Las normas de integración están
conformadas por las competencias
que los Estados miembros toman
la decisión de conferirle en un acto
soberano, a través de una delegación
expresa para estas atribuciones, por
tanto, la transferencia o atribución
de competencias a los órganos
o instituciones regionales es de
interpretación restrictiva y de ninguna
manera puede constituir una renuncia
a la soberanía de los Estados. Los
avances
institucionales
deberán
realizarse progresivamente, respetando
las facultades que los Estados otorguen
a las instituciones regionales, lo cual
les dará credibilidad y confianza.
La CCJ tiene un papel sumamente
importante como tribunal regional
y sin duda tiene la última palabra
en todos aquellos casos que deban
resolverse conforme con el derecho
de integración, el cual puede ser
incluso derecho interno derivado
de los tratados de integración, pero
no puede constituirse en un tribunal
supraconstitucional para cada país.
La CCJ debe actuar con justicia,
imparcialidad,
independencia
y
legitimidad en ejercicio de sus
competencias.
Pronunciarse
en
materias más allá de las atribuciones
que le han sido cedidas, como la
justicia constitucional de cada Estado,
va en detrimento de la legitimidad y
confianza de la CCJ y de la integración
misma, así como también constituye
una amenaza para la justicia
constitucional de Centroamérica, tal
como manifestaron las cortes, salas
y tribunales constitucionales de la
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
Boletín 141 / Septiembre 2012
región en un comunicado publicado
en nuestro país en el mes de agosto
pasado27.
El proceso de integración CA es un
proceso en construcción, y uno de
sus mayores retos indiscutiblemente
es el de fortalecer la institucionalidad
regional, en este sentido, actuaciones
como la sentencia de la CCJ analizada
en este boletín, se alejan del fin deseado
y van en detrimento de los avances
logrados en el proceso de integración
regional. La participación ciudadana
en este proceso es un componente
importante para su legitimación, por
lo que una sentencia dictada por un
ente regional fuera de competencia es
preocupante porque mina la confianza
de aquellos quienes son un pilar para
ir construyendo mayores niveles de
integración28.
27. EDH, “Apoyo a la Sala de lo Constitucional
de la Corte Suprema de Justicia”,
campo pagado en el que publicó un
comunicado del Tribunal Constitucional
de República Dominicana, la Corte de
Constitucionalidad de Guatemala, la Sala
de lo Constitucional de la Corte Suprema
de Justicia de Honduras y la Sala de lo
Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia de Costa Rica, el 10 de agosto de
2012.
28. Fusades, Principio de Legalidad, Pilar de
la Integración Centroamericana, Posición
Institucional N.° 56, Antiguo Cuscatlán,
julio 2012.
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19
Reflexiones finales
• La resolución de la CCJ carece
absolutamente de motivación
y fundamento jurídico y
sienta un precedente negativo
para la institucionalidad de El
Salvador y Centroamérica.
• El fallo de la CCJ fue dictado
completamente fuera del
marco de las atribuciones
transferidas, puesto que si
bien es el tribunal con la
última palabra en materia de
derecho de integración, no es
un Tribunal Constitucional
de
Centroamérica
con
facultades
para
revisar
fallos de los tribunales o
salas constitucionales de los
Estados.
Coordinador
Luis Nelson Segovia
Director
Javier Castro De León
Gerente
Lilliam Arrieta de Carsana
• El fallo de la CCJ fue declarado
inaplicable por contrariar la
Constitución y en la práctica
no tuvo ningún efecto
jurídico, ya que prevalecieron
las sentencias dictadas por la
Sala de lo Constitucional de
nuestro país.
• Es importante fortalecer
el proceso de integración
de Centroamérica y sus
instituciones, como la CCJ
que se ha visto debilitada por
extralimitarse atribuyéndose
funciones que no le han sido
otorgadas por los Estados.
Su rol y estatuto dentro
del proceso de integración
deberían
ser
revisados,
entre otros motivos, porque
actualmente solo la integran 3
de los 8 Estados que participan
en el proceso.
Analistas
Roberto Vidales
Marjorie Chorro
René Abrego Labbé
Gina María Umaña
Carlos A. Guzmán
Carmina de Villamariona
Óscar Pineda
Departamento de Estudios Legales, DEL/FUSADES
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