AGUAS NACIONALES.—EI artículo 2 constitucional, en su fracción IV, y el artículo lo., de la Ley de Aguas de Propiedad Nacional, establecen: "son propiedad de la Nación, las aguas de los ríos principales o arroyos afluentes desde el punto en que brota la primera agua permanente, hasta su desembocadura, ya sea que corran al mar O crucen dos o más Estados, así como las aguas de los ríos principales y sus afluentes directos o indirectos., desde el punto en que brote la primera agua permanente hasta su desembocadura en el mar o lagos, lagunas, o esteros; y si un río ha sido declarado de propiedad nacional, consiguientemente también lo son los arroyos o manantiales afluentes, con su cauce y zona federal correspondientes; porque sus aguas son permanentes y afluyen al río mencionado, esto es, forman parte de un sistema hidrográfico nacionalizado, y aunque el remanente de las aguas de uno de esos afluentes sea lo único que se vierte en el río nacionalizado, esto carece de importancia, si se debe a las obras construidas para aprovechar las aguas, sin las cuales obras afluirían las aguas naturalmente al río, y como la propiedad nacional de determinadas aguas, depende de su naturaleza misma y no de las obras artificiales que se construyan para captarlas o desviarlas de su curso natural, es obvio que el aprovechamiento de las aguas de su afluente, no desvirtúa su carácter de aguas nacionales. La Suprema Corte ha interpretado la fracción IV, del artículo lo. de la Ley de Aguas de Propiedad Nacional y el artículo 27 constitucional en el sentido de que la intención del Constituyente, fue la de nacionalizar las aguas por cuencas hidrográficas, con todo lo que les pertenece o debe pertenecerles, desde su origen hasta su desembocadura, y por consiguiente, con todos los afluentes del trayecto, Máxime, cuando la Constitución no se refiere expresamente a los afluentes directos. Además, la Ley de Nacionalización de Aguas, se refiere también a las de los manantiales, porque al hablar de las aguas de los ríos principales y sus afluentes directos o indirectos, desde el punto en que brota la primera agua permanente hasta su desembocadura, en el mar, lagos, lagunas o esteros, se refiere a todo el sistema hidrográfico de corrientes de aguas constantes, por lo que no hay razón para que queden excluidos los manantiales. Tampoco puede objetarse que el artículo 27 constitucional no se refiere a las aguas de los barrancos, salvo que sirvan de limite a entidades federativas, puesto que quedan comprendidos en la disposición general de que son nacionales las aguas de los arroyos afluentes en los casos ya dichos. T. LXXVII, p. 3807, Amparo administrativo en revisión 6489/40, Ontiveros García Rodolfo, 11 de agosto de 1943, unanimidad de 4 votos.