Qué comisiones paga el inversor?

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MANUAL
DE
FONDOS DE
INVERSION
Cuarta EDICION,
n los últimos
revisada y actualizada co
cambios fiscales*
La actualización y revisión de esta cuarta edición del “Manual de
Fondos de Inversión” ha corrido a cargo de Mar Barrero, jefa de
sección del semanario INVERSION y autora también de otros libros
editados por esta revista: “Manual de Sicav y Fondos de Inversión
Extranjeros” y “Guía para Invertir en el Mercado Inmobiliario”.
5.
¿QUE
COMISIONES
PAGA EL
INVERSOR?
5.1. ¿Qué comisiones aplican los FIM y los FIAMM?
5.2. ¿Cómo afectan las comisiones de gestión y de depósito?
5.3. ¿Cómo afectan las comisiones de suscripción y de
reembolso?
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5. ¿QUE COMISIONES PAGA
EL INVERSOR?
5.1. ¿Qué comisiones aplican los FIM
y los FIAMM?
Un aspecto importante que debe tener siempre en cuenta el inversor a la hora de decidirse por un tipo de fondo u otro son los gastos y
comisiones a los que debe hacer frente. En los fondos de inversión
existen cuatro tipos de comisiones: gestión, depósito, suscripción y
reembolso.
La aplicación de estas comisiones tiene diversos límites que varían
según se trate de un fondo de dinero o de un FIM.
• Comisiones de los FIAMM:
La comisión de gestión del fondo no podrá superar ninguno de los
tres límites siguientes:
– Si se calcula en función del patrimonio del fondo: el 1 por ciento
del mismo.
– Si se calcula en función de los resultados del fondo: el 10 por
ciento de éstos.
– Si se calcula en función de ambas variables: 0,67 por ciento del
patrimonio y 3,33 por ciento de los resultados.
La comisión de depósito no podrá exceder el 0,15 por ciento anual
del patrimonio custodiado.
La suma de comisiones de suscripción y reembolso no podrá superar el uno por ciento del precio de las participaciones.
• Comisiones de los FIM:
La comisión de gestión del fondo no podrá superar los límites siguientes:
– Si se calcula en función del patrimonio del fondo: el 2,25 por
ciento de éste.
– Si se calcula en función de los resultados del fondo: el 18 por
ciento de éstos.
– Si se calcula en función de ambas variables: 1,35 por ciento del
patrimonio y 9 por ciento de los resultados.
En la actualidad, la comisión de depósito, no puede exceder del
0,40 por ciento anual del patrimonio custodiado. Este límite pasará a
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ser del 0,20 por ciento una vez que entre en vigor el nuevo Reglamento
de Instituciones de Inversión Colectiva.
En los FIM, el total de comisiones de suscripción y reembolso no
podrá superar el cinco por ciento del precio de las participaciones.
Los Fondtesoro tienen un tratamiento diferente y sólo pueden cargar un máximo por todos los conceptos. Para los FIM es del 1,7 por
ciento sobre el patrimonio y en los FIAMM, del 1,5 por ciento.
5.2. ¿Cómo afectan las comisiones
de gestión y de depósito?
Los fondos de inversión ofrecen al partícipe una serie de ventajas
que no tendría si decide realizar sus inversiones de modo individual. La
gestora se encarga de gestionar de modo profesional la cartera que forma el patrimonio del fondo. En esta labor, la gestora deberá buscar la
mejor diversificación de los activos de la cartera del fondo, así como de
los vencimientos de los títulos de renta fija que la componen. Además,
deberá buscar en cada momento nuevas oportunidades de inversión
que surjan en el mercado.
Si el inversor tuviese que realizar toda esta labor, en la mayoría de las
ocasiones necesitaría el apoyo de un profesional, y tendría que cargar
con los costes correspondientes. Además, la operativa en cualquier mercado implica el pago de unos gastos y comisiones por las operaciones
que se realizan en él. Cuando aumenta el número de títulos que intervienen en la operación, como ocurre en el caso de las operaciones que realizan las gestoras de fondos, el coste unitario por título suele disminuir.
De la misma forma, el depositario se encarga de la custodia de los títulos, así como de toda la operativa de suscripciones y reembolsos. Todo inversor que haya realizado inversiones directas en bolsa habrá podido comprobar cómo le han cargado unos gastos periódicamente por los títulos
que su intermediario financiero tenía bajo custodia. Es decir, la gestora y el
depositario del fondo le están ofreciendo un servicio y, en ocasiones, reduciendo los gastos y comisiones que pagaría el inversor individualmente.
Por este servicio que prestan, la entidad gestora y el depositario reciben una retribución a través de unas comisiones denominadas de gestión y de depósito, respectivamente.
Las comisiones de gestión y de depósito se toman en el momento de
calcular el valor liquidativo diario. Estas comisiones no se cobran un día
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determinado del año, lo que provocaría la caída del valor liquidativo del
fondo ese día, sino que se periodifican a lo largo de todo el año. Es decir,
cada día, al calcular el valor liquidativo del fondo se deduce de éste una
parte correspondiente al pago de las comisiones de gestión y de depósito.
Por esta razón, la rentabilidad del fondo que se publica en los informes trimestrales y anuales, así como en la prensa, se debe considerar como neta,
al haber incluido ya el efecto que tendrán estas comisiones en el partícipe.
Al influir directamente las comisiones de gestión y depósito en la
rentabilidad del fondo, sólo podrán mantener altas comisiones aquellos
productos con rentabilidades lo suficientemente atractivas que no se vean excesivamente reducidas por las comisiones.
La oferta de un producto no habitual en el mercado es otra razón
por la que un fondo puede mantener elevadas comisiones. Si un fondo
es el único que se encuentra especializado en un mercado extranjero,
ofrece un atractivo adicional a las ventajas generales que tienen los fondos. Este atractivo se podrá traducir en unas mayores comisiones. Además, la gestión en este tipo de mercados suele ser complicada y acarrear unos mayores costes, lo que también influye en las comisiones.
En los últimos años, el mercado también ha actuado sobre las comisiones. Fruto de una mayor competencia entre gestoras, y de una más
difícil consecución de altas rentabilidades, las comisiones medias de
gestión y depósito aplicadas han ido descendiendo en los últimos años.
Mientras que en 1994, la comisión media se situaba en el 1,70 por
ciento, en la actualidad se encuentra en torno al 1,50 por ciento.
5.3. ¿Cómo afectan las comisiones
de suscripción y de reembolso?
Las comisiones de suscripción del fondo son aquellas que tiene que
pagar el inversor en el momento de suscribir participaciones. La aplicación de este tipo de comisiones suele tener el mismo objetivo que los
requisitos de altas inversiones mínimas. Es decir, la limitación de entrada de inversores en un fondo. Este hecho se hace todavía más evidente
en fondos que van reduciendo la comisión de suscripción a medida que
se va incrementando el capital que se va a invertir. No es recomendable
invertir en fondos que tienen este tipo de comisiones, a no ser que
ofrezcan algún atractivo adicional al inversor, como unas altas rentabilidades históricas, la inversión en activos exóticos o, como sucede en los
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fondos extranjeros, cuenten con unas comisiones de gestión y de depósito más reducidas que las que se aplican, por lo general, en el mercado.
Las comisiones de reembolso se le cobran al partícipe en el momento de realizar el reembolso de sus participaciones. Uno de los objetivos
de estas comisiones es evitar que se utilicen los fondos como un instrumento de inversión a corto plazo. Por esa razón, las comisiones suelen
ir disminuyendo a medida que el inversor se mantiene en el plazo. Pasado un tiempo de permanencia, la comisión suele desaparecer.
El efecto de las comisiones de suscripción y de reembolso se le manifiesta al inversor de un modo directo. Supongamos que un inversor
con un millón de pesetas (6.010,12 euros) decide invertir en un fondo
cuyo valor liquidativo el día de la suscripción de las participaciones es
de 3.000 pesetas (18,03 euros). Además, el fondo cuenta con una comisión de suscripción del dos por ciento sobre el capital invertido.
Sin la comisión de suscripción, el partícipe invertiría un millón de
pesetas (6.010,12 euros), que equivaldrían a 333,33 participaciones
(1.000.000 de pesetas entre 3.000).
En cambio, con la comisión de suscripción ya no invertiría un millón
de pesetas, debido a que tiene que descontar esa tasa. La comisión pagada ascendería a 20.000 pesetas (120,31 euros). De este modo, le quedarían 980.000 pesetas (5.889,92 euros) para invertir en el fondo, que
equivaldrían a 326,66 participaciones (980.000 pesetas entre 3.000).
Lo mismo ocurre con la comisión de reembolso. Suponemos un
partícipe que cuenta con 300 participaciones de un fondo con un valor
liquidativo de 5.000 pesetas cada una (30,05 euros) y una comisión de
reembolso del 2,5 por ciento. Sin la comisión de reembolso, el partícipe recibiría 1.500.000 pesetas (5.000 pesetas por 300 participaciones).
Con la comisión de reembolso ya no recibiría 1.500.000 pesetas
(9.015,18 euros). La comisión ascendería a 37.500 pesetas (2,5 por ciento de 1.500.000 pesetas), por lo que el inversor recibiría sólo 1.462.500
pesetas (8.789,80 euros).
La incorporación en los últimos años de un mayor número de fondos de renta variable y de fondos garantizados ha elevado las comisiones medias de suscripción y de reembolso. En 1994, la comisión media
de suscripción era del 0,10 por ciento y la de reembolso, del 0,71 por
ciento. En el 2000, las comisiones media de suscripción y reembolso se
sitúan en torno al 1 por ciento.
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