la divide en las dos submesetas meridional y septentrional. Como

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DE HISTORIA NATURAI*
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la divide en las dos submesetas meridional y septentrional. C o m o
hasta el m o m e n t o actual, la erosión fluvial no ha tenido aún
tiempo ni energías suficientes á hender las capas
•en todo su espesor, el relieve de la penillanura
ni
sedimentarias
antigua infra-
yacente enterrada no se ha puesto aún al descubierto en el fondo
de los valles y la estructura del relieve actual dista todavía m u cho de ser epigénica.
En toda la mitad occidental de la Meseta (y especialmente en
la submeseta meridional), allí donde la erosión ha arrancado los
-sedimentos posteriores
á los p r i m a r i o s ,
h o y en
descubierto,
orientados en el sentido de los pliegues hercinianos, la penillanura desenterrada dirige la hidrografía. Este antagonismo entre
el modelado del relieve de una penillanura que reaparece y el de
los depósitos sedimentarios m i o c e n o s de suave inclinación que
ahora, por gradual desaparición, van dejando de actuar, e n g e n dra anomalías c o m o la del torno del Tajo en T o l e d o , c u y o
río
-desdeña una amplia llanura de materiales fácilmente erosionables
para encajarse en un macizo de rocas m u y duras, representante
de un valle e p i g é n i c o , impuesto de antemano. El propio Tajo y
-el Guadiana, de extrañas curvas en Extremadura, señaladamente
el ú l t i m o , obedecen en su m a r c h a , en toda la región en que no
hay ya sedimentos terciarios, á la dirección y modelado de los
vestigios de los plegamientos hercinianos que vienen en la Meseta, con dirección N W . á S E . , desde el arcaico macizo gallego
hasta la falla del Guadalquivir, en donde tan bruscamente q u e dan interrumpidos. A s i , los valles de los afluentes del Guadiana
y los del Guadalquivir (Zújar, Jándula, Guadiato, por ejemplo)
guardan paralelismo c o n esta misma dirección de los pliegues
/hercinianos: N W . á S E .
En el macizo g a l l e g o , los ríos corren por valles estrechos y profundos, dejando entre sí los pliegues precámbricos, macizos m o n tañosos, que corno adoptan la dirección S W . , han determinado la
misma orientación en el sentido de las corrientes de agua.
La
erosión que viene actuando sobre sus rocas, desde m u y antiguo,
ha excavado tan hondamente los thalwegs. Durante el p l i o c e n o ,
un m o v i m i e n t o tabular de descenso ha hundido en el mar la parte inferior de los ríos y el extremo más occidental de sus cadenas
paralelas, formando las rías, que han quedado, c o m o es natural,
aguardando su anterior sentido S W .
T o d o s los afluentes de ambas submesetas {septentrional y m e -
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