APROVECHEMOS LA OPORTUNIDAD Asumamos el desafío del crecimiento El anhelo de ver a Chile convertido en un país desarrollado sigue vivo y las posibilidades de dar un salto definitivo hacia esa meta en el transcurso de la próxima década están hoy más vigentes que nunca. Pero el éxito en esta tarea va a requerir de la voluntad de avanzar con decisión, con un norte claro y férrea voluntad. Pese a que Chile cuenta hoy con excelentes condiciones internas y externas para volver a crecer a un ritmo acelerado, vemos con desazón que se debate en la medianía y mantiene un desempleo inaceptablemente alto. El presente documento es un llamado a vencer la inercia, a poner de inmediato las políticas económicas a trabajar por el crecimiento y a construir así sobre bases sólidas una sociedad que dé oportunidades a todos. En vísperas del envío a trámite legislativo del proyecto de ley de presupuestos para el próximo año, el debate se ha centrado en dirimir si la tasa de expansión del gasto fiscal debe o no superar niveles de un dígito. Sin embargo, el tema de fondo va mucho más allá de ese cálculo numérico. De lo que se trata es de ver de qué forma podemos aprovechar la favorable situación mundial prevista para el actual y los siguientes años para mejorar la productividad de la economía chilena y acelerar su crecimiento. La propuesta que presentamos a continuación reconoce que Chile hoy se desenvuelve en un nuevo escenario externo, incomparablemente mejor a lo previsto en años anteriores, gracias a lo cual dispone de importantes recursos fiscales de carácter permanente, los cuales han de ser destinados a estimular la inversión, el empleo y la productividad. Desde luego, esto exige mantener una estricta disciplina fiscal, calibrar cuidadosamente en el tiempo el impacto macroeconómico de las medidas a adoptarse y establecer exigentes criterios para resguardar el uso eficiente de los recursos. La nueva realidad de Chile La situación objetiva en la que se encuentra la economía chilena en el año 2006 es diferente de la que prevaleció en los períodos anteriores, y es necesario hacerse cargo de esta nueva realidad con prontitud, de manera de no desperdiciar la oportunidad de desarrollo que ella brinda a Chile: en el ámbito internacional, se observa que la economía mundial continúa creciendo a un ritmo excepcionalmente vigoroso, completando el trienio más dinámico en tres décadas. Sin desconocerse que hay a nivel global ciertos desequilibrios financieros cuya solución está pendiente y que los conflictos geopolíticos en curso colocan un signo de interrogación a la trayectoria del precio del petróleo, se advierte en el conjunto de la economía mundial una posición robusta y, aunque es posible que pierda dinamismo el próximo año, no se anticipa un deterioro brusco. Para un país como Chile, que acertadamente ha persistido en la política de profundizar sus nexos comerciales con el resto del mundo, la mayor solidez de la economía mundial le significa acceder a mercados más dinámicos y con mejores precios. en lo referido a la disponibilidad de recursos financieros, la política fiscal basada en un superávit estructural de 1% del PIB, le ha permitido al fisco ahorrar un volumen significativo de recursos, que se ha destinado al prepago de deuda e inversiones financieras. De acuerdo a la información entregada por el Ministerio de Hacienda, los fondos acumulados por el Tesoro Público al mes de junio de 2006 totalizaban una cifra aproximada a US$ 7 mil millones, proyectándose para fines de año un volumen de más de US$ 12 mil millones. De persistir durante 2007 un escenario favorable para el precio del cobre, el monto global ahorrado se va a acercar a los US$ 20 mil millones. Cabe destacar que el Fondo Monetario Internacional ha proyectado un precio del cobre que, aunque declina significativamente, se mantiene por sobre US$ 1,3 por libra hasta 2010. Por su parte, la deuda neta del sector público (incluyendo al Banco Central) ha experimentado un descenso significativo durante los últimos años, habiendo alcanzado sólo 0,4% del PIB a marzo de 2006. Esto significa que con los recursos que habrá ahorrado durante el presente y el próximo año el sector público habrá extinguido su deuda y se habrá transformado en un acreedor neto. Todo ello representará una posición financiera extraordinariamente favorable e inusual para el nivel de desarrollo que tiene el país. en lo que respecta a la evolución de la actividad económica, no deja de llamar la atención que, a pesar del favorable entorno internacional de estos años, el crecimiento del PIB se mantenga por debajo de la estimación oficial del crecimiento potencial (5,3 por ciento), la que ya es bastante inferior al valor que prevaleció en la década anterior (7 2 por ciento), cuando las condiciones internacionales decididamente menos favorables que las actuales. eran mientras tanto la generación de empleos, de acuerdo a cifras recientemente revisadas por el INE, apenas alcanza a 52.000 puestos de trabajo en los últimos 12 meses, lo cual mantiene a la desocupación por octavo año consecutivo en torno al 9% de la fuerza de trabajo. El desafío de crear las condiciones para que Chile pueda retomar una senda de crecimiento acelerado es compartido por todos. Pero no siempre es bien entendida la magnitud del esfuerzo requerido. Es necesario poner en marcha un importante conjunto de reformas, cuya ejecución suele encontrar resistencias y demandar recursos. Afortunadamente, están dadas las condiciones fiscales para abordar ahora ese desafío, manteniendo un manejo presupuestario sano y austero, enmarcado en el equilibrio estructural de las finanzas públicas, piedra angular de la estabilidad macroeconómica que tantos frutos ha reportado a Chile. El presente documento contiene propuestas de carácter fiscal para abordar dicho desafío y es imprescindible que ellas sean complementadas con la modernización de diversos cuerpos legislativos que obstaculizan el buen funcionamiento de los mercados. Una política fiscal para apoyar el crecimiento La política fiscal que con acierto se ha venido administrando desde el año 2000, consistente en la confección de un presupuesto anual sobre la base de una contabilidad estructural, ha dado sus frutos y debe mantenerse. Desde luego, este concepto permite adaptar a través del tiempo los valores considerados para los parámetros de referencia fundamentales, como lo son el precio del cobre (de largo plazo) y el crecimiento de tendencia de la economía. En el primer caso el comité de expertos convocado para este propósito ha ajustado la proyección de 99 centavos de dólar por libra a 1,21 dólares por libra. Desgraciadamente, y por razones que las autoridades competentes no han justificado convincentemente, los costos de producción de CODELCO han aumentado considerablemente en los últimos años. Consideramos que esto constituye una seria amenaza para las finanzas públicas, que debe ser abordada y resuelta con prontitud. Reconociendo que probablemente una parte del alza de costos es de carácter permanente (específicamente, consideramos un mayor costo de ocho centavos de dólar por libra) estimamos que el efecto conjunto de los mayores precios y costos de cobre sobre los ingresos estructurales del Fisco, provenientes tanto de 3 CODELCO como de la tributación minera privada, es de US$ 725 millones anuales. La verificación de un precio del cobre (y del molibdeno) significativamente superior al de tendencia de largo plazo, le está significando al Fisco ingresos extraordinarios. Juiciosamente, la regla fiscal en aplicación lo obliga a ahorrar esos fondos y la recientemente aprobada Ley de Responsabilidad Fiscal crea un marco general para su inversión en activos financieros. La rentabilidad a obtenerse por los fondos ahorrados constituye una fuente adicional de ingresos estructurales para el Fisco. Una estimación realista indicaría ingresos adicionales para el año 2007 de aproximadamente US$ 450 millones, y al menos US$ 900 millones a contar del año 20081. Pero además del ajuste en los parámetros de referencia básicos, en la actual coyuntura también es oportuno cuestionarse la pertinencia de mantener inalterada la meta del superávit estructural de uno por ciento del producto. Cuando se estableció ese objetivo, las cuentas fiscales venían saliendo de un período deficitario, lo que se había traducido en un aumento de la deuda pública, y era necesario dar una señal del compromiso con una tendencia de equilibrio. Estaba también presente el desequilibrio financiero del Banco Central, presionando al mercado por nuevos recursos, lo cual aconsejaba colocar un contrapeso a través de la meta de un superávit en las cuentas fiscales. Ante la nueva realidad financiera, con el fisco convertido en un acreedor neto, deja de tener sentido aspirar a un superávit fiscal. En las actuales circunstancias creemos conveniente avanzar hacia un equilibrio en el balance estructural (superávit nulo). Proponemos que este cambio, que en régimen agrega recursos equivalentes a US$ 1.500 millones anuales, se implemente paulatinamente durante los próximos cuatro años. Cabe destacar que la obtención de un equilibrio en el presupuesto estructural significa mantener constante a largo plazo la actual condición de deuda pública neta nula o negativa, y es por tanto todavía extremadamente prudente en comparación con las políticas fiscales observadas en economías con clasificación de riesgo crediticio similar o mejor que la chilena. Asimismo, la propuesta de reducir a cero el superávit estructural no significa dejar de acumular los recursos previstos en el recientemente creado Fondo de Estabilización Económico-Social, para hacer frente a ciclos adversos. En síntesis, los ajustes mencionados le permitirán al fisco contar con importantes recursos adicionales para fortalecer el crecimiento de la 1 Se ha supuesto un precio del cobre de largo plazo igual a 1.21 centavos de dólar la libra, constante para los próximos años, y un precio de corto plazo que converge al largo plazo en 2008. 4 economía, manteniéndose inalterado el principio de la responsabilidad en el manejo de la política fiscal: MAYORES INGRESOS FISCALES PERMANENTES (valores acumulados período 2007-2010, en millones de dólares) Efecto cobre Intereses del fondo Ajuste en la regla fiscal 2.900 3.150 3.900 TOTAL 9.950 Cabe destacar que los recursos señalados son estrictamente adicionales, es decir, son superiores a lo previsto por las autoridades económicas. En efecto, de acuerdo a lo informado el año pasado, el actual programa de gobierno se financiaría plenamente (con la sola excepción de las propuestas en materia de seguridad social efectuadas por la llamada Comisión Marcel) con las disponibilidades presentadas por la DIPRES en septiembre de 2005, considerando un crecimiento potencial creciente desde 5% en 2006 a 5,9% en 2009, un precio del cobre de 99 centavos de dólar la libra y una tasa del IVA de 19%. Los recursos adicionales que contenía tal proyección presupuestaria permitieron diseñar un programa de gobierno cuyo costo a lo largo de cuatro años se estimó en el equivalente a US$ 6.000 millones. Como los US$ 9.950 millones que genera el alza del precio del cobre y el ajuste de la regla son enteramente adicionales, es necesario definir con rigor y con visión de futuro un programa diferente. Nuestra propuesta es que el grueso de estos nuevos recursos sea orientado a impulsar un fuerte crecimiento de la inversión, el empleo y la productividad, sobre la base de una agenda concreta que reduzca los espacios a la captura de estos recursos por parte de sectores específicos y que se aplique de manera gradual, cuidando minimizar efectos macroeconómicos no deseados. Específicamente, proponemos: un aumento de la inversión en educación y capacitación, con el propósito de fortalecer el capital humano nacional, elevar la productividad y abrir mejores oportunidades a todos los chilenos. el financiamiento de una reforma del Estado, introduciendo criterios de eficiencia en la gestión y mayor flexibilidad operativa al interior de 5 un aparato que decide respecto de la tercera parte del total de recursos que conforman la demanda agregada de la economía. un potente impulso a la inversión y la innovación, aplicando un programa de reducción gradual de los impuestos que hoy entraban el crecimiento de la actividad económica y la generación de empleos. Estamos convencidos que la pronta aplicación de un programa dirigido a elevar la productividad e impulsar la inversión no sólo redundará en un paulatino aumento del crecimiento potencial de la economía nacional –y la correspondiente creación de bienestar duradero- sino que es el mejor modo de levantar las expectativas y superar el inesperado debilitamiento de la actividad económica registrado en los últimos meses. Fortalecimiento de la inversión en capital humano Tomando en cuenta el desafío de mejorar la productividad de los trabajadores chilenos, nuestra propuesta se concentra en potenciar el área de educación. Pensamos que están dadas las condiciones financieras para mejorar la calidad de la educación que reciben todos los chilenos. Proponemos subir el monto de la subvención escolar en forma significativa, pero especialmente a los sectores más pobres de la población: 70% a los estudiantes de los dos primeros quintiles de ingreso, a contar de mediados del próximo año, y 30% al resto, a partir de 2008. Esto tendría un costo adicional a lo programado de US$ 3.230 millones acumulados en cuatro años. Por cierto, es indispensable que este esfuerzo fiscal sea antecedido de una profunda reforma que introduzca auténtica autonomía, flexibilidad de gestión y responsabilidad para los establecimientos educacionales, tanto municipales como particulares subvencionados, que garantice que los recursos adicionales en verdad contribuyan a mejorar la calidad de la educación impartida. El cambio en gestión del sistema educacional exige modernizar los estatutos administrativos vigentes. Proponemos además una ampliación a los límites y una revisión de las exigencias y procedimientos establecidos para acceder a los créditos tributarios asociados a la capacitación de los trabajadores. La prioridad ha de ser facilitar el acceso de las PYME a este beneficio, por ejemplo, para mejorar sus prácticas de gestión contable y acceder al mercado de capitales en mejores condiciones, así como en programas de alfabetización digital. 6 Reforma al aparato estatal Un requisito básico que debe cumplirse para financiar nuevos gastos fiscales es revisar los procedimientos de evaluación y gestión de los diversos programas de gasto público, de manera de velar por un buen uso de los recursos y de perfeccionar los criterios de focalización. Proponemos llevar a cabo una reforma global al aparato estatal, que posibilite una sustancial mejora en la gestión pública. La mayor productividad originada por una Reforma al Estado no se limitaría al impacto directo del mejor uso de los recursos fiscales, sino que generaría importantes ganancias en eficiencia en el sector privado, al reducirse el peso ocasionado por una carga burocrática que la mayoría de las veces entraba a la iniciativa privada. El otorgamiento de mayores grados de autonomía a los jefes de servicio, en un marco en que la mayor flexibilidad tenga como contrapeso un proceso abierto y transparente de rendición de cuentas ante la ciudadanía, es algo propio de un Estado moderno. Las categorías de gasto que insumen una elevada proporción de recursos fiscales, como es el caso de educación, salud y obras de infraestructura públicas, ameritan una profunda revisión de su institucionalidad. Proponemos destinar US$ 950 millones para el financiamiento de una Reforma del Estado en la línea descrita. Esta cifra incluye los gastos en que haya que incurrir por concepto de incentivo a funcionarios, sea por retiro anticipado o como compensación por un cambio en el régimen de contratación laboral de los funcionarios sujetos a estatutos especiales. Impulso tributario a la inversión y el empleo A pesar de la fuerte carga ideológica que suele acompañar a cualquier iniciativa que implique ajustes tributarios, pensamos que sería oportuno y eficiente que una parte de las actuales holguras fiscales disponibles sea transferida directamente a la ciudadanía. En un mundo crecientemente integrado no se pueden ceder ventajas competitivas a la competencia, y tanto el nivel como la estructura de la carga impositiva en Chile contienen elementos que dejan a los consumidores, productores e inversionistas de nuestro país en una situación de desventaja, obstaculizándose así el desarrollo de la capacidad emprendedora de los chilenos y la generación de nuevos puestos de trabajo. El propósito de los cambios tributarios que se detallan más abajo es poner a Chile a la cabeza de la competencia 7 tributaria, motivar la innovación y la inversión, y acelerar el crecimiento de la capacidad productiva. Adicionalmente, si bien es cierto el país como un todo se ha beneficiado de los mejores términos de intercambio, la distribución de la bonanza no ha sido simétrica: la mayor parte de los beneficios los ha recibido el Estado, mientras que el sector privado se ha visto afectado fuertemente por el efecto negativo derivado del alza en el precio internacional del petróleo y los cortes del gas natural contratado con Argentina. Esto último ha impactado directamente el bolsillo de los consumidores –y, por ende, la demanda agregada-, así como la posición competitiva de numerosos productores. Nuestra propuesta en materia tributaria es la siguiente: Acelerar la rebaja en el impuesto de timbres: Proponemos la paulatina eliminación del impuesto de timbres a los créditos y a los giros o traspasos de fondos por medios electrónicos. El costo estimado de esta medida sería de US$ 2.350 millones a lo largo de cuatro años. Este esfuerzo es fundamental para incrementar la competencia en el mercado financiero y aumentar el acceso al crédito, en beneficio del financiamiento de nuevos negocios. Alivio en la tributación de la pequeña empresa: Proponemos la introducción de un régimen tributario preferente para las empresas con ventas anuales de hasta 25 mil UF. Específicamente, proponemos reducir a cero la tasa de impuesto pagada por las utilidades reinvertidas de las pequeñas empresas, las cuales son una importante fuente de financiamiento para nuevas iniciativas y para ampliar el capital de trabajo. Se estima un costo de US$ 530 millones a lo largo de cuatro años. Estímulo tributario a la inversión: Proponemos incentivar el ahorro y la inversión de las empresas ya sea (a) rebajando progresivamente la tributación sobre las utilidades reinvertidas por ellas o sus socios, hasta alcanzar una tasa de 12% el 2011 (manteniendo el 17% sobre las utilidades no reinvertidas), o (b) estableciendo una fórmula de depreciación instantánea de la inversión en activo fijos. El objetivo es dar un potente impulso a la innovación empresarial, la inversión y la creación de fuentes de trabajo. Esta medida tendría un costo estimado de US$ 1.280 millones a lo largo de los próximos cuatro años. Estímulo tributario a la innovación tecnológica: Celebramos la iniciativa contenida en el Plan Chile Compite en cuanto a otorgar un crédito tributario de 35% a la inversión en innovación tecnológica efectuada por las empresas 8 en asociación con las universidades y de reducir a 15% el impuesto a las regalías, servicios profesionales y software adquiridos en el exterior. Pero, pensamos que es factible dar un paso más decidido a favor de la innovación tecnológica y la difusión de la economía digital. Proponemos generalizar ese beneficio para la innovación realizada directamente por las empresas o en asociación con centros no universitarios y derogar el impuesto a las regalías, servicios profesionales o software, excepto cuando pueda presumirse que tales operaciones procuran eludir el impuesto adicional que grava las rentas de la inversión extranjera. En resumen, los recursos adicionales disponibles se utilizarían de la siguiente forma: USO DE RECURSOS ADICIONALES (valores acumulados período 2007-2010, en millones de dólares) Educación y capacitación Reforma del Estado Impuestos Disponibilidades adicionales 3.830 950 4.160 1.010 TOTAL 9.950 Impulso fiscal responsable Las propuestas que presentamos hacen posible aprovechar la oportunidad de desarrollo que nos brindan las auspiciosas circunstancias por las que atraviesa la economía mundial y hacer participar al conjunto del país de los frutos del manejo fiscal responsable que hemos mantenido por tres décadas. Por cierto, las iniciativas específicas pueden ser objeto de perfeccionamientos, pero pensamos que la configuración básica del paquete planteado –a saber, inversión en capital humano, reforma del Estado y estímulo tributario a la iniciativa privada- constituye un programa integral, y por tanto no admite ser aplicado sólo por partes. Debemos alertar entonces contra la obvia tentación política de adoptar sólo aquellos aspectos que significarían más gasto fiscal, descartando o rebajando las reformas en pro de una mayor eficiencia del aparato público o que dan un estímulo tributario a la iniciativa privada. 9 Las cifras presentadas hacen alusión a nuevos compromisos fiscales por cuatro años. Con eso queremos destacar que las holguras presupuestarias que crea el alza del cobre deben destinarse a un programa de mediano plazo, que a lo largo de varios años financie las inversiones y rebajas tributarias requeridas. Celebramos por tanto la entereza con la que el Ministro de Hacienda está enfrentando las presiones políticas para volcar hacia un aumento del gasto público del 2007 la totalidad de las nuevas disponibilidades y confiamos en que esta actitud prevalecerá en la tramitación de la Ley de Presupuestos. Estamos conscientes que nuestras propuestas deben ser calibradas de modo de moderar su efecto sobre la demanda agregada y eventual impacto en el nivel de equilibrio del tipo de cambio real. Consideramos que este riesgo se ve atenuado al acompañar los incrementos en gasto fiscal con rebajas de impuestos orientadas a fomentar el ahorro y la inversión (que implica fuertes importaciones de maquinarias y equipos), lo que puede actuar como elemento compensador sobre el tipo de cambio. Además, se debe tomar en cuenta que el aumento probable de la demanda de importaciones aliviaría las eventuales presiones inflacionarias. Por último, conviene tener presente que estas propuestas están orientadas precisamente a mejorar la competitividad de la economía chilena, y por tanto las industrias orientadas a las exportaciones serían beneficiadas por este concepto. En tanto, los trabajadores se favorecerán con mejores oportunidades de empleo y salarios, y los consumidores en general se verán ampliamente beneficiados al mejorar su poder adquisitivo. Creemos, en cambio, que un programa que sólo contemple un mayor gasto fiscal, compuesto de diversas concesiones a grupos de presión y sin una profunda Reforma del Estado, arriesga que los recursos se malgasten y que se generen impactos relevantes, más allá de lo prudente, sobre la inflación, las tasas de interés y el tipo de cambio. No es lo mismo el impacto macroeconómico de una política fiscal más expansiva cuando parte de esa expansión incrementa la competitividad y por lo tanto desplaza también la oferta agregada. Por ello los tres componentes del programa propuesto se complementan y refuerzan entre sí. Estamos convencidos que este programa constituye la mejor forma de aprovechar la ocasión de desarrollo que a Chile le depara la bonanza del cobre. Por cierto, las medidas propuestas no agotan las reformas necesarias. Por ejemplo, es crucial también perfeccionar las regulaciones ambientales, laborales y sectoriales, a fin de desencadenar un proceso de rápido crecimiento en la productividad. El programa presentado aquí no debe pensarse de ningún modo como sustituto a ese indispensable esfuerzo. Lo que el presente documento propone es utilizar en forma responsable la holgura fiscal disponible para lanzarnos ya a la carrera del desarrollo acelerado. 10 El programa propuesto no considera la utilización de los fondos financieros acumulados. Nos parece prudente utilizar en estos cuatro años solamente las holguras permanentes derivadas de la reducción del superávit estructural y su reemplazo por un balance estructural de las finanzas públicas, del mayor precio permanente del cobre, así como de los intereses acumulados por los nuevos recursos financieros. Una vez ejecutado este programa y evaluado positivamente por la ciudadanía, un renovado y fortalecido Estado podrá considerar nuevos impulsos y desafíos. Quienes abajo firmamos este documento, como ciudadanos y profesionales, tenemos diversas opiniones y énfasis acerca de cómo utilizar las nuevas holguras que el país dispone. Sin embargo, hemos realizado el esfuerzo de consensuar un conjunto coherente de propuestas, como una contribución a ese debate amplio que el país requiere para construir un acuerdo nacional en pro del crecimiento y el bienestar de su gente. Los tres componentes del programa propuesto, es decir, inversión en capital humano, modernización del Estado y reducción de impuestos que distorsionan la competencia y la inversión, son elementos esenciales para un programa consistente con el objetivo de dar un salto definitivo hacia el desarrollo durante la próxima década. No debemos desaprovechar esta oportunidad. Patricio Arrau Raphael Bergoeing Harald Beyer Hernán Cheyre Juan Eduardo Coeymans Rosanna Costa Carlos Díaz Tomás Flores Juan Andrés Fontaine Alexander Galetovic Luis Felipe Lagos Felipe Larraín Cristián Larroulet Felipe Morandé Patricio Rojas Francisco Rosende Jorge Quiroz Ernesto Tironi José Ramón Valente Rodrigo Vergara 11