Los embargos salariales. La responsabilidad es del empresario Cuando se inicia un procedimiento de ejecución dineraria, es natural que el acreedor busque bienes del deudor para cobrar su deuda. En la Comunidad Valenciana gracias a los avances tecnológicos introducidos en la Administración de Justicia y de la constitución de las Oficinas del Regin (dependientes de los Juzgados Decanos), es relativamente fácil averiguar el patrimonio del ejecutado. Como resultado de dichas averiguaciones, se ofrecen diversas posibilidades de embargo entre las que se encuentra la del salario del deudor. A éste se suele acudir mucho en la práctica, pues otras medidas como el embargo de cuentas corrientes, o de los inmuebles suelen fracasar bien porque se ha producido un alzamiento de bienes, o sencillamente porque el ejecutado en verdad es insolvente. El embargo del sueldo dada su especial naturaleza, suele ofrecer resultados mejores, pero supone posponer en años -incluso lustros- el recobro efectivo ya que las cantidades que se embargan no suelen ser muy elevadas. Una vez se ha acordado el embargo salarial, el Juzgado o Tribunal mediante oficio notifica a la empresa, que debe practicar la retención. En la mayoría de casos el Juez ordena retener sin concretar las cantidades; sencillamente recuerda al empresario los porcentajes de embargo que la ley de Enjuiciamiento Civil establece y que van desde el 30% al 90 % del salario del trabajador, siempre que este sea superior al salario mínimo interprofesional. Otras veces –las menos- se calcula la suma exacta por el propio Juzgado, a la vista del certificado salarial emitido por la empresa o aportado por el propio ejecutante. Desde el momento en que se recibe el citado oficio, es obligación inexcusable del empresario proceder sin demora al embargo del sueldo. En todo caso si surgiera alguna duda acerca del mismo –por ejemplo cómo concretar la cuantía, si incluir o no el salario extra en el cómputo, si es posible o no nuevos embargos sobre el mismo ejecutado, etc.-, cabe la posibilidad de ponerse en contacto con el Juzgado, o con un profesional cualificado para resolver estas cuestiones. En ningún caso debe dejarse pasar el tiempo en espera de que el Órgano Judicial aclare las cosas o que reaccione, pues la cuestión de atender a tiempo el requerimiento, y de hacerlo correctamente es muy importante. En ocasiones nos hemos encontrado con casos en que los requerimientos entregados a guardias de seguridad, dependientes, o personal no especialmente cualificado, no llegan al empresario; o que la confianza que éste deposita en la persona encargada de las nóminas una vez realizada la notificación, se ve defraudada y no se practica la retención, o que el propio empresario se olvida de dar las órdenes oportunas o se resiste a atender la orden del Juez por beneficiar el mayor tiempo posible al trabajador. En este sentido nuestra recomendación es que debe atenderse las órdenes judiciales, con el fin de evitar males innecesarios y realmente perjudiciales para quien siendo el máximo responsable de la empresa, ya cuenta con muchas otras preocupaciones. Decimos perjudiciales pues cada vez más, se está dando el caso de que si el Oficio no es atendido en las dos o tres ocasiones que se intenta por el Órgano Judicial; éste ordena deducir testimonio por desobediencia grave a la Autoridad contra el representante legal de la misma -lo que puede derivar en pena de prisión-. Por ello nuestra insistencia en practicar las retenciones salariales sin demora y comunicar al Juzgado cualquier incidencia respecto a la vida laboral del ejecutado. Daniel Comas Caraballo