INNOVACIÓN La atención, la innovación y el efecto Zeigarnik El uso que hacemos de la atención nos distingue a unos de otros más, quizá, que la propia inteligencia. La atención determina lo que tenemos en la conciencia y, por ello, resulta cardinal en nuestro rendimiento profesional. Se trata de un recurso limitado, por eso hemos de gestionarla debidamente: si nos obsesionáramos con las metas, peligraría la solidez de la tarea; si lo hiciéramos con ésta, podría peligrar la consecución de aquéllas. JOSÉ ENEBRAL FERNÁNDEZ, consultor y conferenciante ([email protected]) n la economía industrial, la permanencia en el puesto de trabajo y el uso que del tiempo hacíamos parecían elementos cardinales de nuestra productividad, tanto en el caso de profesionales técnicos como en el de gestores. Seguramente, casi todos habremos asistido a algún curso sobre el empleo del tiempo y, desde luego, hemos de hacer un efectivo uso de este recurso, tras lo importante y lo urgente; pero E F ICHA Autor: ENEBRAL FERNÁNDEZ, José Título: La atención, la innovación y el efecto Zeigarnik Fuente: Capital Humano, nº 232, pág. 50, Mayo, 2009. TÉCNICA Resumen: El artículo trata de la necesidad de gestionar de modo idóneo la atención, tras la productividad y la competitividad individuales y colectivas; nos mueve a atender debidamente a fines y medios, sin dejar que unos oscurezcan a otros. Se nos familiariza con la fenomenología de la atención y se vincula ésta con la intención, el pensamiento, la voluntad, la energía psíquica, el interés, la intuición, la creatividad, la autenticidad y el efecto Zeigarnik, sobre el que se despliegan algunas reflexiones. De modo especial, se relaciona la atención con la creatividad y la innovación genuina, aprovechando ejemplos aleccionadores de científicos y empresarios, lo que resulta oportuno en el Año Europeo de la Creatividad y la Innovación. Descriptores: Innovación / Atención / Creatividad / Efecto Zeigarnik / Pensamiento Capital Humano 50 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 50 asimismo hemos de optimizar el uso de otra variable asociada: la atención. Solemos decir “no he tenido tiempo”, cuando la que teníamos ocupada era la atención. El uso de la atención nos caracteriza y nos distingue a unos de otros. Quizá cabe someter a consideración algunas reflexiones en torno al uso de la atención. Por una parte, en lo referido a nuestra productividad cotidiana y, por otra, en lo relacionado con la creatividad que nos demanda la emergente economía del saber y el innovar. Digámoslo ya: hemos de distribuir convenientemente la atención –recurso limitado– entre fines y medios bien alineados, para no obsesionarnos con las metas e ir tras ellas a toda costa, ni olvidar tampoco los resultados a alcanzar cuando abordamos cada tarea y nos concentramos en ella. Podemos, desde luego, vincular la atención con elementos como la conciencia, el pensamiento, la intención, la voluntad, la energía psíquica, el interés, la memoria, la intuición, la autenticidad… En efecto, también con la autenticidad: somos auténticos cuando vivimos el aquí y ahora (mindfulness), cuando estamos en lo que estamos, cuando decimos lo que pensamos; y somos, por el contrario, Nº 232 • Mayo • 2009 23/04/2009 14:22:21 falsos, cuando mentimos, pero asimismo cuando tenemos la cabeza en un asunto o lugar distinto. Y tampoco es vana la relación de la atención con la intuición y, por ello, con la creatividad. No se pierdan cuatro puntos muy cardinales: la intención, la atención, la intuición y la actuación. ¿Qué decir, por otra parte, de la relación de la atención con la memoria? La primera nos permite grabar información en la memoria consciente; lo demás se deriva a la gran reserva del inconsciente, para nutrir nuestra potencial intuición. En este punto les recordaría el efecto Zeigarnik, ¿recuerdan? Es aquel fenómeno según el cual recordamos bien las tareas pendientes, inacabadas, interrumpidas y solemos olvidar los detalles de aquellas otras a las que hemos dado carpetazo. Lo malo es que a veces nos precipitamos en dar carpetazo a los temas y perdemos así la oportunidad de incubar iniciativas, mejoras, novedades valiosas. Parece natural y saludable la tendencia a quitarnos cosas de la cabeza y pasar página, pero no deberíamos precipitarnos en esto ni en ninguna otra cosa. Fue en los años 20 cuando se formuló el efecto Zeigarnik… Nº 232 • Mayo • 2009 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 51 UNA DIGRESIÓN SOBRE EL EFECTO ZEIGARNIK En mi trayectoria de ingeniero y docente, fue empero solo hace apenas unos diez años, nunca antes, cuando topé con este epónimo y, aunque intenté documentarme, no alcancé a interpretar bien en qué consistía ni encontré a mano información sobre el tal Zeigarnik, que creo que llegué a escribir “Zeigarnick”, puesto que así lo vi escrito por primera vez en un libro sobre inteligencia emocional. Aún hoy, si se busca en Internet, uno puede encontrar algunas confusas referencias sobre un “investigador ruso”, pero ya también, afortunadamente, sobre la gran figura de Bluma Zeigarnik, que estudió el fenómeno siendo todavía estudiante en la Universidad de Berlín Oriental, con el luego famoso psicólogo social Kurt Lewin, como tutor. En realidad (dentro de mis temas de trabajo), hasta ahora solo tenía yo un gran personaje entrañable de aquella época staliniana de la Unión Soviética, Genrich Altshuller, a quien considero todo un héroe en el campo de la creatividad y la innovación; pero acabo de abrir espacio para esta ilustre señora de pensamiento penetrante y mirada aún más 51 Capital Humano 23/04/2009 14:22:21 penetrante, incluso desde que era un bebé en brazos de su madre, Ronia. Déjenme decir que, en la grandeza de esta pequeña mujer, de aspecto frágil, Bluma Zeigarnik (1901-1988), el efecto o fenómeno con que la recordamos resulta meramente anecdótico: ella dedicó su vida al desarrollo de la neuropsicología, a la investigación en este campo, y lo hizo con casi todos los obstáculos que podamos imaginar. Obviamente debemos recordar con admiración y respecto a sus maestros y amigos Lewin, Vygotsky o Luria, pero también a ella misma, que sólo ya en su avanzada tercera edad recibió el reconocimiento del mundo científico, incluidos el premio Lomonosov y el Lewin Memorial Award, ya en los años 80. ENFOQUEMOS LA ATENCIÓN Hemos dedicado apenas un minuto al personaje y aun hemos citado a otro, Altshuller, con quien podríamos abrir otro paréntesis incluso mucho más extenso, porque contamos con más información. Así es la atención: se va de un punto a otro y hemos de gobernarla. A este fin resulta preciso actuar con intenciones, mejor si son buenas. Una meta orienta nuestra atención; sin meta, vagamos y divagamos. ¿Qué meta persigo yo ahora? Relacionar el uso de la atención con nuestro desempeño profesional cotidiano y, especialmente, con la creatividad tras la inexcusable innovación. ¿Por qué persigo esta meta? Ya lo he comentado: me pregunto por qué tantos seminarios de gestión del tiempo y ninguno específico sobre gestión de la atención (ahora que lo pienso y siempre dentro del trabajo, la atención tiene también mucho que ver, casi todo que ver, con la satisfacción profesional, como con la felicidad). Lo confieso: yo mismo me he disculpado a veces diciendo que no había tenido tiempo para hacer algo (quizá una simple llamada telefónica) cuando lo que me había faltado es decisión, voluntad, convicción para mantener el asunto en mi conciencia (prestarle atención). Claro, estamos suponiendo que es el propio individuo quien gestiona A veces nos precipitamos en dar carpetazo a los temas y perdemos así la oportunidad de incubar iniciativas y mejoras, en definitiva, novedades valiosas Capital Humano 52 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 52 su tiempo y su atención, porque si a todos nos lo gestionara nuestro jefe, no nos harían falta cursos de esto (quizá de otra cosa). Es un peligro, por cierto, que el jefe nos diga lo que tenemos que hacer y cómo hacerlo porque acabamos siguiendo exactamente las instrucciones, pero “solo” las instrucciones. ¿Lo ven?, me voy por las ramas. Hemos de desarrollar nuestras tareas sin perder de vista lo que queremos conseguir en cada momento y sabiendo por o para qué queremos conseguirlo (seguramente porque contribuye a los resultados empresariales a corto o largo plazo). De este modo, sabremos adónde enfocar la atención, y recuperarla si vaga, y evitaremos dar palos de ciego y desplegar esfuerzos inútiles. En esto de la atención, como en lo del liderazgo, lo importante es el objetivo: dónde poner la atención en cada momento. A veces creo que uno solo necesita un líder cuando no sabe dónde va; del mismo modo, para una efectiva gestión de la atención, hemos de saber qué queremos conseguir. Sí, sí, pero las cosas no son tan sencillas: en las organizaciones surgen muchísimas interferencias y no resulta nada sencillo gestionar bien la atención. Solo hay unos pocos maestros en el arte de tener y mantener la atención en su sitio y los demás sucumbimos a las señales del entorno, tal vez por falta de autodisciplina o profesionalidad. Por otra parte, la atención demanda descansos y hay que dárselos; pero esto es, en realidad, bien distinto de lo de dejar vagar la atención, darle libertad, tenerla descontrolada. LA ATENCIÓN Y LA CONCIENCIA Déjenme empezar muy desde el principio (o, según se mire, muy desde el final). Si alguna vez, al final de nuestros días, escribiéramos nuestras memorias, quizá veríamos que la vida era lo que nos había estado pasando mientras nuestros pensamientos o sentimientos apuntaban a otro sitio; pero el hecho es que en cada momento somos todo lo felices y eficaces que nuestros pensamientos y sentimientos nos permiten. Lo que tenemos en la conciencia, su armonía o entropía, es lo que marca nuestro bienestar o malestar; pero lo que en ella tenemos depende de hacia dónde dirijamos nuestra atención. Así las cosas, parece que si gobernáramos bien la atención, tendríamos buena parte de la batalla Nº 232 • Mayo • 2009 23/04/2009 14:22:22 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 53 23/04/2009 14:22:23 ganada, en lo que a efectividad y calidad de vida se refiere. Los expertos sabrán disculpar esta simplificación fenomenológica. Antes del desarrollo de nuestra conciencia reflexiva, el ser humano, como los demás seres vivos, gozaría de una cierta tranquilidad…, “salvo”, básicamente, por el peligro, el dolor, el hambre y el deseo sexual. Hay que decir que nuestro desarrollo cerebral dio paso, quizá hace “apenas” varios miles de años, a las formas de entropía psíquica que hoy nos causan tanta desazón: la frustración, la culpa, la soledad, la adversidad, la desconfianza, la envidia, la indignación, la ansiedad, la duda, la vergüenza, el odio… e incluso el amor. Esta evolución de la conciencia dio también lugar a los roles y a las especializaciones, al desarrollo de habilidades y, en definitiva, a la complejidad del ser humano. Podría pensarse que la complejidad dificulta el logro de la felicidad, pero también ha generado recursos para propiciarla y, en cualquier caso, no hay regresión posible. Además, caramba, da más juego el ser complejos que el ser simples. Reflexiones como las anteriores nos transmiten expertos como el profesor Csikszentmihalyi y las traigo para recordar que en la empresa no faltan inquietudes ni emociones y quizá hay más de las negativas que de las otras. Todo ello se halla a veces en nuestra conciencia pero la correspondiente entropía psíquica puede ser mitigada, si no neutralizada, por la existencia de metas claras y profesionalmente atractivas. Déjenme sintetizar algunos mensajes de este conocido psicólogo americano de origen húngaro: • Es necesario desplegar metas e intenciones, porque de otro modo no sabríamos interpretar cada paso dado, cada tarea realizada. • Alcancemos o no las metas propuestas, su existencia orienta los esfuerzos, evita desperdicios, y nos procura resolución y armonía psíquica. • Una meta idónea genera intenciones alineadas, alienta nuestra confianza en Hay empresas que contratan la obediencia, y no tanto la inteligencia, de sus empleados y no parecen contar con que éstos piensen por su cuenta Capital Humano 54 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 54 el éxito y activa nuestras competencias precisas. Tampoco parece inoportuno traer un mensaje de José Antonio Marina. Nos dice que el propio contenido, el significado, la formulación de las metas, puede predecir el fracaso; que podemos empeñarnos inútilmente tras metas equivocadas, imprecisas, inalcanzables, contradictorias, mal compartidas o insolidarias; que el éxito se ve más favorecido cuando perseguimos el bien común y aplicamos el principio ganar-ganar. Sí, enfoquemos ahora de nuevo a la persona, al individuo… El profesional vive más intensamente su actividad si persigue sensibles avances para la sociedad, tales como “distancias más cortas” (trenes de levitación, por ejemplo), “electrodomésticos silenciosos”, “ruedas sin pinchazos”, “dentaduras sin caries”, “un mundo sin sida” (o mejor, sin hambre), “ríos limpios”, “viviendas más asequibles”, “ordenadores seguros”, “energía no contaminante”, etc. En cambio, hay otras metas empresarialmente legítimas, que pueden constituir un estimulante reto para empresarios o ejecutivos, y generar empero menor magnetismo ante el profesional técnico de cada campo: “liderar el mercado”, “conseguir la certificación de calidad” (o el premio a la excelencia), “doblar los beneficios”, “reducir costes”, “conquistar nuevos mercados”, “elevar el ROI” (retorno sobre la inversión), etc. Sean cuales fueren los fines u objetivos, hay personas que concentran en ellos su atención y, asimismo, atienden a los recursos y medios a aplicar para alcanzarlos; pero también hay otras personas que, ajenas a las metas, hacen del trabajo una rutina y dispersan su atención. Esto depende de los individuos, pero a la vez de las circunstancias: hay empresas que contratan la obediencia, y no tanto la inteligencia, de sus empleados, y no parecen contar con que éstos piensen mucho. Siempre en función del uso de la atención puede decirse que hay personas que tienden a fijar la suya en las cosas positivas, y otras en las negativas; que hay asimismo personas que atienden a detalles o matices que resultan inapreciables para otras; que hay personas que distinguen perfectamente entre lo importante y lo superfluo; que hay personas Nº 232 • Mayo • 2009 23/04/2009 14:22:23 que buscan formas más originales y efectivas de hacer su trabajo; que hay personas que se preguntan el porqué de las cosas, mientras otras no se preguntan nada; que hay personas más enfocadas a las relaciones interpersonales, y otras más introvertidas e individualistas… Dice Seligman que los optimistas son más felices que los pesimistas, pero tal vez en la empresa habríamos de ser, sobre todo, realistas. En definitiva, la atención, que viene a distinguirnos a unos de otros más que la propia inteligencia, determina lo que en cada momento tenemos en la conciencia, y es por ello responsable –corresponsable– de nuestro rendimiento profesional, especialmente si nos situamos en la economía del saber y el innovar. Me siento intruso, como ingeniero, hablando de la atención, y bastante más cuando escribo sobre la intuición, pero es que la atención (como la intuición, cuando es genuina) es herramienta capital de nuestra existencia, es decir, de nuestra plenitud e independencia como seres humanos. De hecho, cuando nos manipulan están realmente gestionando nuestra atención por nosotros. En fin, el lector puede asentir y disentir, y yo, mientras, continúo. ción del acceso a la terra incognita del saber, a la innovación del salto cuántico. Tal era la atención que Otto Loewi dedicaba a su reto, que incubó su gran intuición; tal era la atención que Friedrich August Kekulé von Stradonitz dedicaba al suyo, que igualmente incubó su solución; tal era la atención que Freeman Dyson dedicó a los trabajos de Feynman y Schwinger, que brotaron asimismo en su cabeza las claves pendientes… ¿Acaso no recibió la atención de Ray Kroc una sólida llamada, una llamada de atención que nadie más pareció recibir, ni siquiera los propios hermanos Mac y Dick McDonald? ¿Acaso no estaba Masaru Ibuka, de Sony, bien atento a lo que sucedía en el mundo de la electrónica; tan atento como para intuir el potencial de la miniaturización y el éxito del Walkman? Claro, dirán ustedes que no todas las innovaciones son así de intuitivas. Bien, pues LA ATENCIÓN, TRAS LA INNOVACIÓN No hace falta extenderse en la importancia de la concentración, tras la deseada efectividad profesional; pero sí me gustaría insistir en esa otra tarea que tenemos todos: la de contribuir a la innovación genuina, la que nutre nuestra competitividad individual y colectiva, la que va más allá de la mera renovación tecnológica y, por otro eje, más allá de la mejora continua. Todos hemos de interpretar del más idóneo modo la innovación en nuestro entorno de trabajo, e incluirla en nuestra metas, para que forme parte de nuestro modo profesional de ser; de esta manera, siempre nos estaremos preguntando por una nueva y más efectiva forma de hacer las cosas, o por nuevas cosas que hacer en pro, y en pos, de la productividad y la competitividad. Pongamos, sí, esta meta en nuestra cabeza y no la demos nunca por alcanzada, que todo es perfectible y nunca se termina de innovar. En vez de dedicar la atención al ego, al politiqueo, a las rutinas defensivas, a posibles intereses espurios, dediquémosla a la innova- Nº 232 • Mayo • 2009 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 55 55 Capital Humano 23/04/2009 14:22:23 En vez de dedicar la atención al ego, al politiqueo, a las rutinas defensivas, a posibles intereses espurios, dediquémosla a la innovación del acceso a la terra incognita del saber, a la innovación del salto cuántico vayamos a las innovaciones serendipitosas, a las aparecidas por medio de la casualidad: el efecto de las microondas ya había sido detectado en Raytheon, pero Percy Spencer estuvo tan atento como para advertir aplicaciones en la cocina; a Harry Coover le falló la atención cuando dio por primera vez con el cianoacrilato, pero ya le atribuyó aplicación años después, al reencontrarse (1951) con la sustancia; Edward Jenner escuchó por casualidad que no contraía la viruela quien ya había padecido la de las vacas, y no se lo quitó de la cabeza (gracias, Edward) hasta materializar la vacuna. Nos parecerá que en la empresa tenemos retos bastante más modestos, pero el hecho es que procesos, productos, servicios y la propia esencia del negocio pueden beneficiarse no sólo de mejoras, sino también de los saltos cuánticos de la más genuina innovación. Hay sin duda novedades valiosas que afectan a la organización, y hemos de encauzar debidamente si se nos ocurren; pero hay asimismo otras de ámbito local o individual, que pueden ser bienvenidas sin mayor obstáculo. Nada más lejos de la creatividad y la innovación, diría yo, que un trabajo en el que estuviéramos haciendo cada tarea simplemente para cumplir, y deseando quitárnosla de encima y olvidarla lo antes posible, según el efecto Zeigarnik. Por el contrario, trabajando con esmero y poniendo atención, se nos pueden ocurrir mejoras para tareas que felizmente hemos terminado antes de la fecha tope, y que, por tanto, podemos dotar de una diferenciación quizá determinante. Pero a la vez, observando atentos a nuestro alrededor, preguntándonos el porqué de las cosas, podemos llegar a conclusiones muy valiosas. Aunque no encuentro más información al respecto, entre mis anotaciones figura una frase que conservo como leída en The Daily Telegraph: “Creatividad significa cuestionar lo establecido, y buscar nuevas y mejores formas de hacer las cosas, en beneficio de la organización”. Bueno, seguramente, en Capital Humano 56 050_a_Efecto Zeigarnik_232.indd 56 esto estamos todos de acuerdo, incluso aunque no lo hayamos leído en ningún sitio; pero al pensar en mejoras y novedades no perdamos de vista a los clientes o usuarios, porque a ellos dedicamos nuestro esfuerzos, y no a nosotros mismos, desde la realidad de nuestra empresa. No se trata de introducir novedades en un determinado producto, sino de sorprender gratamente al cliente. Recuerdo haber leído también un interesante libro sobre innovación, de John S. Rydz, y que sus principales recomendaciones estaban relacionadas con elementos muy concretos a los que debíamos dirigir la atención. Lo intentaré sin ir a buscar el libro: • Hazte la pregunta de la innovación: ¿existe una forma más barata, rápida y efectiva de hacer las cosas? • Piensa en función de los resultados perseguidos y no del producto que empiezas a considerar obsoleto. • Penetra en la raíz de cada problema o desafío, para generar los resultados que te hagan competitivo y ganador. • Haz de la innovación una segunda tarea natural, una segunda perspectiva para encarar cada jornada de trabajo. No sé si nos hacemos la pregunta de la innovación, o nos alistamos en la rutina; no sé si tomamos perspectiva, o sólo vemos lo que tenemos delante; no sé, si ante un problema, vamos a la raíz o nos quedamos en el síntoma; no sé si nos tomamos en serio la innovación, o pensamos que no nos afecta. En fin, yo ya he debido agotar su paciencia; no olviden que tenemos una magnífica herramienta, la atención, que podemos utilizar mejor. \ BIBLIOGRAFÍA CSIKSZENTMIHALYI, Mihaly, “Fluir”, Kairós, 1997. MARINA, José Antonio, “La inteligencia fracasada”, Anagrama, 2004. RYDZ, John S., “Managing Innovation”, Ballinger Publishing Company, 1986. MARINA, José Antonio, “Teoría de la inteligencia creadora”, Anagrama, 1993. CSIKSZENTMIHALYI, Mihaly, “Creatividad”, Paidós, 1998. Nº 232 • Mayo • 2009 23/04/2009 14:22:24