Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario TEMARIO QUERELLANTE. RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y ARCHIVO DE LA CAUSA.PARTICIPACIÓN AMPLIA EN EL EJERCICIO DE DERECHOS Y GARANTIAS. PROCESO . PARTICIPACIÓN DE LA VÍCTIMA ANTE LA JURISDICCIÓN. EL CASO:El presidente de la firma , denunció el ingreso del personal de la División, Investigación y Procedimientos Externos (Regional Aduanera La Plata), en el local comercial de aquella firma , “sin la presencia ni la autorización de ningún directivo” y, asimismo, ausencia de orden judicial previa,solicitando ser tenido por parte querellante.El agente fiscal solicitó el cierre de la causa por inexistencia de delito y su archivo.El juez de grado hizo lugar al pedido. Contra el pronunciamiento, el pretenso querellante interpuso recurso de apelación , que fue concedido.Elevado el expediente el señor fiscal general,no adhirió al recurso deducido.El Tribunal por mayoría revocó la decisión del a quo,disponiendo que previo a resolver la calidad de parte del querellante USO OFICIAL prosigan los autos según su estado. * QUERELLANTE.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y ARCHIVO DE LA CAUSA.RECURSO DE APELACIÓN.ACCIÓN PÚBLICA Y EL QUERELLANTE PARTICULAR. * QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y ARCHIVO DE PARTICULAR LA EN CAUSA. PARTICIPACIÓN PROCESOS POR DEL DELITOS QUERELLANTE DE ACCIÓN PÚBLICA.PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL. * QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y ARCHIVO DE ACTUACIONES.LA FIGURA DEL QUERELLANTE.DERECHOS IMPLÍCITOS COMISIÓN EN Y LA TRATADOS REGIONALES E CORTE INTERAMERICANA INTERPRETACIÓN DE DERECHOS DE LA HUMANOS. FALLOS CSJN. * QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y ARCHIVO DE LA CAUSA. INTERVENCIÓN EN EL PROCESO. PARTICIPACIÓN DE LA VÍCTIMA. APORTES DE LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Y FALLOS CSJN. * QUERELLANTE. CAUSA. DESESTIMACIÓN FACULTADES DE RECURSIVAS DENUNCIA DEL Y ARCHIVO PRETENSO DE LA QUERELLANTE PARTICULAR. * PROCEDIMIENTO DESESTIMACIÓN PENAL. DE QUERELLANTE. DENUNCIA Y RECURSO ARCHIVO IMPROCEDENCIA. DISIDENCIA. PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN 1 DE DE APELACIÓN. LA CAUSA. // Plata, diciembre 17 de 2010. R.S. 3 T 77 f*159 VISTA: Esta causa n° 5840/III, “C. S.A. s/dcia. delito c/ la Adm. Pública”, procedente del Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional Nro. 1 de Lomas de Zamora, Y CONSIDERANDO: El doctor Nogueira dijo: I. El caso. 1. El presidente de la firma C. S.A., N. J. A., denunció el ingreso del personal de la División, Investigación y Procedimientos Externos (Regional Aduanera La Plata), en el local comercial de aquella firma (…), “sin la presencia ni la autorización de ningún directivo” y, asimismo, ausencia de orden judicial previa. 2. En el mismo escrito, el denunciante solicitó ser tenido por parte querellante.. 3. Corrida la vista al agente fiscal , este solicitó el cierre de la causa por inexistencia de delito y su archivo. El juez de grado hizo lugar al pedido. Contra el pronunciamiento, el pretenso querellante interpuso recurso de apelación , que fue concedido . Elevado el expediente al Tribunal y recibido, se dispuso la intervención del señor fiscal general, quien no adhirió al recurso deducido. II. Aclaración previa. Sobre un planteo análogo me he expedido con anterioridad. Lo hice en el sentido de que, ante la falta de requerimiento de instrucción fiscal y la desestimación de la denuncia y archivo de la causa dispuesta por el juez de grado, el recurso concedido al pretenso querellante contra dicha resolución debía ser rechazado (conf., de esta Sala, expte. nº 5521/III, “Bertuzzi, Pablo D. s/ denuncia”)(1). Un nuevo estudio del tema me conduce a variar de criterio por el solo hecho del convencimiento de haber asumido una postura equivocada. Paso a explicarme. III. Encaje de la cuestión examinada. 1. El querellante en el proceso penal tiene derecho a participar ampliamente como parte en el trámite, con pleno ejercicio de los derechos y garantías que se reconocen a quien, también como parte, se le imputa la comisión de un delito (v.gr., “debido proceso legal”, “defensa en juicio”, “igualdad de armas”, “derecho a la jurisdicción”, “derecho a 2 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario la tutela judicial efectiva”, entre otras). En calidad de víctima del supuesto hecho delictivo, la intervención de ésta es necesaria y justa. 2. La jurisdicción ha participación tenido de respuesta la víctima positiva en ante el la ámbito transnacional de los derechos humanos, a tal punto que fue la causa que determinó la creación de organismos internacionales competentes para dar protección a los ofendidos en el proceso penal (Corte Penal Internacional). Determinó, por igual, la fijación de estándares internacionales para la tutela de los ofendidos, según surge, por ejemplo, de la Declaración de las Naciones Unidas sobre principios fundamentales de justicia para las víctimas de delitos y del abuso de poder (ONU, AG, Resolución 40.134/85, del 29/12/1985). USO OFICIAL 3. En dicho contexto, se verá que cualquier norma, material o formal y hermenéutica doctrinaria y judicial que restrinja o cancele, expresa o solapadamente, los derechos de la parte querellante, resultaría contraria al modelo de enjuiciamiento penal consagrado en el bloque constitucional y convencional, esto es, de la Constitución del Estado y los tratados internacionales (arts. 16, 18 y 33, 75, inc. 22, CN; arts. 8.1 y 25, CADH; art. 2, PIDCyP). En ese sentido, la perspectiva señalada presenta las mencionadas aristas salientes de control constitucional y convencional, más otra interna. A saber: (a) el encaje constitucional; (b) el encaje convencional; (c) Tribunal país. del el encaje A jurisprudencial del ello se dirigen las prototipo de enjuiciamiento Máximo disgresiones siguientes. 3.1. El acusatorio establecido en la Constitución (arts. 24, 75, inc. 22 y 118, CN) se inclina por atribuirle al ofendido la persecución del delito ante la jurisdicción. Incluso, visto en un enfoque histórico-comparativo, en algunos ordenamientos se extiende a cualquier habitante en situación de agredido por una infracción penal (acción popular). Empero, en nuestro caso, cierto es que la figura del querellante no se repite explícitamente en el texto constitucional —aunque no está ausente (art. 70, CN)— hecho por el cual no cabe excluirla y, por el contrario, personales que inferirla acuerda la de Ley 3 los derechos Fundamental, y garantías aludidos más arriba, y contra los delitos que, de acusación pública o privada ante la jurisdicción criminal, provocan una lesión directa a bienes jurídicos individuales. 3.1.1. La pretensión de querellar en el debido proceso —acción o querella latente en sus fases de impulso, tramitación y conclusión— tiene raigambre constitucional, pues se trata de un derecho del individuo que no entra en colisión con un derecho de la sociedad, ejercido por el ministerio público (art. 120, CN; art. 65, CPP; art. 25, ley 24.946). Aquel derecho de querella merece, ante la jurisdicción, protección plena por el agravio o lesión a los bienes de la iniciativa que adecuado de persona agredida, sustituya tutela la sin depender defensa jurídica, o privada bien que de otra como medio desplace al directamente afectado de un modo exclusivo y excluyente de suerte que, por error, negligencia o estimación del único que ejerce la acción, el delito quede impune por abdicación de la función requirente. Por lo demás, si la pretensión, por vía oficial, fuere inocua por errónea o infundada y el juez mantuviera esa posición, ¿quién controla a los guardianes? ¿Quis custodiet ipsos custodes?, como preguntó JUVENAL (conf., Satiras. Trad. M. Balasch. Madrid, 1998, p. 166). 3.1.2. En la posición que elimina al querellante particular y sostiene que el Estado es el dueño único y exclusivo de la acción pública —a través de su ejercicio por el Ministerio Público— subyace el tipo de acusación propia de regímenes políticos centralistas y autoritarios de la tradición continental europea y, por tanto, contrario al que consagra nuestra Ley Suprema (art. 1, CN), enrolado en la tradición anglosajona, uno de cuyos axiomas afirma que los derechos de las personas son anteriores al Estado, quien sólo tiene “derechos derivados y no originarios”. 3.1.3. La última tradición señalada (adversarial), concede a conflicto la víctima penal una ante la intervención jurisdicción, cualquier variante que expropie protagónica de el derecho y suerte en el que, segregue su actuación, importa menos una opción disimulada en móviles técnicos y de exégesis legal material, que una estricta preferencia ideológica encaminada a desvincular el delito de cualquier detrimento a derechos subjetivos y, con ello, la 4 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario frustración de bienes tutela y respuesta judicial sobre daños a jurídicos concepción individuales. aludida presupone Parece evidente erróneamente pública, al arrogarse la totalidad que que la la acción de la ofensa, descarta el protagonismo procesal de la víctima (o lo concede de modo formal, sin variar el contexto), cuando, en rigor de verdad, la acción pública debe comprender la prestación de tutela hacia ella. 3.1.4. El delito causa perjuicio a la sociedad (daño colectivo) y, en particular, a los damnificados en sus bienes jurídicos. Sin embargo, el Estado no resulta el afectado inmediato del delito; la afectación es solo mediata. 3.1.4.1. El ilícito penal emerge, sin duda, de la colisión entre el victimario (o los victimarios) y la víctima USO OFICIAL (o las víctimas), siendo estos —por más que el perjuicio del ilícito se expanda socialmente— los principales legitimados por la lesión a bienes jurídicos protegidos. Si ello es así, descartada la vendetta como “primera sanción de orden social” (KELSEN), el ofendido solo cuenta con la expectativa de la respuesta judicial favorable que presupone su participación amplia en el proceso (actuar, probar, alegar, recurrir, etcétera), a fin de mantener en vigencia aquella expectativa de que sean determinados sus independiente e imparcial, derechos por un tribunal que abarca la prerrogativa de usufructuar la jurisdicción, del debido proceso, de la tutela judicial efectiva, del juicio justo. 3.1.4.2. Estas garantías rebasan las leyes comunes por aplicación de normas de jerarquía preeminente (Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre [arts. XVIII a XXVI]; PIDCyP [art. 14.1]; CADH [art. 8.1]; Convención Europea [art. 6.1]). El efecto de dichas garantías decrece en el caso concreto de que la acción pública no sea instada por los ofendidos directos (art. 82, CPP) e indirectos, vale decir, tanto del acusador particular, cuanto del acusador público. La consecuencia negativa de la falta de instancia es que el presunto hecho punible quede sin juzgamiento y, eventualmente, los autores y cómplices sin sanción. 3.1.4.3. La cuestión fue explicada con mayor altura en lenguaje de la época: “(Q)uisiera 5 saber por qué lado peligra el principio de autoridad, cuando yo querello a un vecino por haber robado los limones de mi jardín. No soy yo el que con mi acción amenazo el principio de autoridad; es, por el contrario, la autoridad la que invade y trunca el derecho privado deteniéndolo en su acción e impidiéndole esclarecer con verificaciones formales la sinceridad de sus quejas y la gravedad de los daños sufridos” (conf., CARRARA, Francesco., Programa del Curso de Derecho Criminal dictado en la Real Universidad de Pisa. Trad. de Soler, S., Núñez, R. C. y Gavier, A., Bs. As., 1944, Parte General, Vol. II, p. 236). 3.1.5. El criterio que postula la supresión del querellante pública particular resulta en contrario procesos al por texto y delitos el de espíritu acción de la Constitución Nacional (conf., GARCÍA, Eduardo A., Supresión del querellante y del actor popular, en Revista de Derecho Procesal [Argentina], Bs. As., Año I, 1943, Segunda Parte, pp. 281-304), al configurar “una cuestión directamente vinculada a los derechos y garantías personales que tienen su protección en la Constitución nacional ante el Poder Judicial, razón por la cual los lesionados no pueden ser privados de ellas atribuyendo exclusivamente al ministerio público el derecho de acusar, pues esto implicaría cercenar una garantía sin ningún motivo jurídico ni político que lo justifique” (conf., BIELSA, Rafael. Derecho Constitucional. Tercera edición. Bs. As., 1959, p. 293). 3.2. La circunstancia de que la legislación internacional de la región no haga mención expresa de la figura del querellante, en modo ninguno conforma un argumento válido para restar eficacia al derecho a la justicia de las víctimas y, por igual, al derecho a la identificación y sanción de los culpables del delito. 3.2.1. Ello emana implícitamente de los tratados regionales y, en particular, por vía de la interpretación que de ellos hace la Comisión y la Corte Interamericana, con valor de guía que reconoce el Alto Tribunal de la Nación para el derecho interno (Fallos 315:1492; 318:514; 319: 1840 y 3148; 321:3555). 3.2.2. Estos organismos supranacionales de control, por las graves violaciones de los derechos humanos en nuestro continente, han debido conocer y decidir en punto al derecho 6 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario de las víctimas y, debido a esa circunstancia, establecer pautas atinentes a la tutela efectiva del ofendido en el contexto de las convenciones. Así se entendió, por ejemplo, que existe la obligación de garantizar el pleno ejercicio de los derechos previstos en la Convención respecto de “toda persona sujeta a la jurisdicción” y el deber del Estado de investigar, con seriedad, las violaciones cometidas, la identificación de los responsables y la imposición, en su caso, de las Interamericana respectivas de Derechos sanciones Humanos, (vide: casos: Corte Velásquez Rodríguez, de 29/07/1988, párrs. 166 y 174; Niños de la Calle [“Villagrán Morales y otros”], del 19/11/1999, Serie C nº 63, párrs. 144 y 145; Barrios Altos, del 14/03/2001, Serie Cnª 75, párr. 42; Cantoral Benavidez, del 03/12/2001, Serie C nº USO OFICIAL 88, párrs. 69 y 70; Las Palmeras, del 26/11/2002, Serie C nº 96, párr. 66; Bulacio, del 18/09/2003, entre otros). 3.2.3. Igual organismo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, expuso sobre el punto con motivo de los supuestos particulares de los estados de emergencia o de suspensión de garantías e hizo importantes aportes, como se pasan a detallar de seguido y resumidamente. 3.2.3.1. Declaró que “(e)l punto de partida del análisis debe ser la obligación que está a cargo de todo Estado Parte en la Convención de respetar los derechos y libertades reconocidas en ella y [de] garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a la jurisdicción” (CIDH, OC-9/87, del 06/10/1987, Serie A, nº 9, párr. 22). 3.2.3.2. democrática los También derechos que: y “(e)n libertades una sociedad inherentes a la persona, sus garantías y el Estado de Derecho constituyen una triada, cada uno de cuyos componentes se define, completa y adquiere sentido en función de los otros” (CIDH, OC-8, del 30/01/1987, Serie A, nº 8, párr. 26). 3.2.3.3. declaró la Finalmente, en una situación concreta, Comisión que “(n)o discute la publicidad y oficialidad de la acción penal. Sin embargo, en Uruguay la víctima o damnificado tiene derecho a participar en el proceso penal, más allá de la formulación de la denuncia. El Código del Proceso Penal uruguayo faculta al damnificado a solicitar 7 durante el sumario "todas las providencias útiles para la comprobación del delito y la determinación de los culpables" (Art 80). En consecuencia, en los sistemas que lo autorizan, el acceso a la jurisdicción de la víctima de un delito deviene un derecho importancia fundamental en tanto del ciudadano impulsor y y cobra dinamizador particular del proceso criminal” (conf., Informe Anual de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos 1992-1993, nº 29/92, casos 10.029, 10.036, 10.145, 10.305, 10.372, 10.373, 10.374 y 10.375, Uruguay, del 2 de octubre de 1992, párr. 41). 3.3. Asimismo, en épocas anteriores y recientes, con distintas composiciones, el Alto Tribunal de la Nación trató y decidió sobre el tema. Basta una prieta síntesis sobre la cuestión, por ejemplo: (i) sostuvo que la defensa en juicio y el legitimados debido para proceso actuar en legal juicio, ampara sea a como todos los acusador o acusado, sea como demandante o demandado, ante eventuales agravios, sin que la intervención quede reservada a los imputados, puesto que “la Carta Fundamental garantiza a todos los litigantes por igual el derecho a obtener una sentencia fundada previo cualquiera sea juicio la llevada naturaleza a del cabo en legal procedimiento forma, —civil o criminal— de que se trate” (CSJN, Fallos 268:266; leading case “Santillán” en Fallos 321:2021); (ii) en línea similar aseveró que la exigencia de acusación —como forma sustancial en todo proceso penal— salvaguarda, en particular, la defensa en juicio “(s)in que tal requisito contenga distingo alguno respecto del carácter público a privado de quien la formula” (Fallos 329:2596); (iii) ratificó que el querellante tiene derecho —cuando el Ministerio Público pide el sobreseimiento— a que la causa sea elevada y a ser oído en juicio oral y público, sin que ello implique menoscabo de la independencia del tribunal y del órgano público (CSJN, in re “Quiroga”, Fallos 327:5863). IV. El caso concreto y las conclusiones. 1. Cabe una mínima referencia a las circunstancias del asunto en tratamiento y con especial hincapié al trámite procesal seguido. 1.1. La solicitud del denunciante de ser tenido por parte querellante , no fue resuelta por el a quo en el primer 8 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario despacho que —según puede cotejarse— sólo tuvo por recibida la denuncia. 1.2. La aludida denuncia imputa al personal de la División Investigación, Control y Procedimientos Exteriores (Región Aduana La Plata) el delito tipificado en el art. 248 del Código Penal, sobre la base de que el ingreso de los agentes al judicial local ni de comercio autorización se llevó previa, con a cabo sin sustento orden en los artículos 123 y 124 del Código Aduanero. 1.3. Se observa que, por su orden, el señor agente fiscal federal , el señor juez de grado , y el señor fiscal general —al no adherir al recurso del pretenso querellante— no repararon en los derechos y garantías invocadas en toda su extensión, sin USO OFICIAL constancias de que esta referencia, surgida de las la causa, implique juicio alguno sobre la certeza o error de dichos criterios. Lo importante, en rigor de verdad, es que el denunciante, a propósito del pronunciamiento del a quo, quedaba afuera de toda posibilidad de instar la acción pública, cuando, una conclusión razonada del derecho vigente y de las circunstancias del caso, imponía la solución contraria. 2. En el terreno de las conclusiones, sin perjuicio de las consideraciones expuestas (retro III), se añade lo que sigue. 2.1. No se avizora agravio constitucional y legal en el supuesto de que, por entender que no existe delito, el Ministerio Público se abstenga de acusar. El órgano público “puede” iniciar la acción de oficio (art. 71, CP) o solicitar que sea desestimada (art. 180, 1er. apart., CPP). En cambio, se consumaría aquel agravio criterio si la decisión judicial excluyera, sin más, la lesionado directamente intervención en sus que ha derechos pedido (o del presunto querellante), máxime cuando ello importa la clausura de la investigación y del juzgamiento de la presunta conducta delictiva. 2.2. La perspectiva de un acto procesal del acusador, mediante el cual deja de requerir o desiste de mantener la acusación, conduce a la flagrante indefensión del acusador particular que, en la forma y oportunidad debida, ha invocado su derecho de constituirse 9 en parte querellante (arts. 82, 83 y 84 del CPP), con el resultado anticipado de la impunidad del presunto delito. Ahora bien, en tanto el juez de grado no se expidió en la hipótesis planteada sobre la calidad de parte del particular ofendido, se encuentra en suspenso si este último, conforme a la expresión de la Corte Suprema de la Nación, “(c)oncretó objetivamente y subjetivamente su pretensión” (Fallos 329:2596, consid. 6). 2.3. Sería erróneo interpretar aisladamente una disposición de derecho material (art. 71, CP) —ceñida a dar cabida, salvo excepciones, al principio de oficialidad obligatoriedad del ejercicio de la acción penal— solo fundamento, excluir del proceso al y y, con ese querellante. Al margen del control constitucional y del control convencional que fue expuesto (retro III.3), las normas de derecho procesal incluyen la intervención y lo autorizan a participar en calidad de parte (art. 82, CPP). Tal situación no se remedia con abrogar, por vía interpretativa, todo efecto a la legitimación del querellante en el ejercicio de la acción pública y es más, entra en conflicto con normas de jerarquía superior al desconocer, en su caso, poderes no delegados por las provincias para dictar leyes procesales (arts. 5, 75, inc. 12, 121 y 122, CN). 3. Finalmente, en el contexto de los argumentos que anteceden, no cabe, como sostiene parte de la doctrina y jurisprudencia, anular la facultad de interponer recurso del pretenso querellante particular contra la desestimación la denuncia de un delito, “cuya represión sea perseguible de oficio” (art. 174, CPP). Ello es así porque, un criterio de semejante alcance restrictivo entra en contradicción con la regulación del derecho de querella y reglas de tipo general. 3.1. En efecto, la ley procesal atribuye al acusador particular el derecho a: (i) “constituirse en parte querellante”; (ii) “impulsar el proceso”; (iii) “proporcionar elementos de convicción, argumentar sobre ellos”; (iv) “recurrir con los alcances que en este Código se establecen” (art. 82, CPP). Siendo así ¿cuáles son los alcances que el Código ley establece?. 3.2. En lo que aquí interesa, un par de normas contemplan los alcances del recurso del querellante en el Código Procesal Penal, en la hipótesis de que se rechace el 10 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario requerimiento fiscal “cuando el hecho imputado no constituya delito o no se puede proceder” o bien, por las mismas causas, la denuncia fuera desestimada. En el primer caso, el Código reconoce expresamente la apelación de la parte querellante (art. 195, 2do. apart., CPP); en el segundo, la desestimación de la denuncia, apelable, aun el por Código quien dispone pretenda expresamente: ser tenido “(s)erá por parte querellante” (art. 180, 3er. apart., CPP). 3.3. La postura contraria a la que expongo restringe derechos otorgados a las partes y, en el supuesto sub examine, los previstos explícitamente en Título IV, Capítulo establecida Título I. en De las ese IV, sin tener disposiciones modo en cuenta generales restringe lo el Libro I, que la del no regla Libro se I, puede, USO OFICIAL precisamente, restringir: un derecho atribuido por la ley (art. 2, CPP). 4. Sentado lo anterior, corresponde abocarse al tratamiento del recurso interpuesto, sobre la base de lo que se expusiera, que discrepa con lo resuelto por el juez de grado. En efecto, éste afirma que “(e)s el Fiscal quien tiene la exclusividad de impulsar y mantener la acción penal pública, de conformidad con lo normado por los arts. 120 de la Constitución Nacional y 5 y 65 del Código Procesal Penal de la Nación.” (ver fs. 103, 3er. párrafo). En tal sentido, la lectura de la causa muestra que la decisión apelada es prematura, ya que el acto denunciado encuadraría apriori en una conducta tipificada por el Código Penal y existen medidas de prueba conducentes a especificar ―o descartar― su adecuación típica y eventualmente elucidar las responsabilidades del caso. Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo: 1°) Revocar la decisión . que desestimó la denuncia efectuada, y 2°) Previo a resolver la calidad de parte del querellante, prosiga la causa según su estado. Así lo voto. El doctor Pacilio dijo: I) Llegan las presentes actuaciones a conocimiento del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto 11 por N. J. A., conjuntamente con su patrocinante, en calidad de pretenso querellante, contra la resolución , mediante la cual el a quo decidió desestimar la denuncia incoada en autos por entender que no existía delito alguno a investigar, ordenando –en su mérito- el archivo de la causa. En el marco de la vista prescripta por el art. 180 del código de rito, el Agente Fiscal requirió la desestimación y archivo de estas actuaciones por inexistencia de delito, criterio que convalidó el juez de grado en la resolución recurrida tal como fue expuesto precedentemente . En la oportunidad del art. 453 –último párrafodel C.P.P.N., el Fiscal General ante la Cámara no adhirió al recurso de apelación deducido. II) La pretensión recursiva articulada no puede prosperar. En efecto, liminarmente se advierte, que el órgano judicial está imposibilitado para conocer y decidir respecto a hechos Público de los consideró, cuales el desde representante un inicio, que del Ministerio no constituyen delito. Desde dicha perspectiva, se impone, descartar la posibilidad de recurrir el auto del juez de instrucción mediante el que obligado por el criterio fiscal desestima la denuncia y archiva las actuaciones. No empece a tal temperamento, lo dispuesto por el art. 180 –tercer párrafo- del C.P.P.N. toda vez que la correcta inteligencia de la norma permite sostener que ella debe ser interpretada querellante –o como pretenso la facultad acusador- de que posee recurrir el la desestimación de la denuncia efectuada por el juez luego de requerida la instrucción por el fiscal. Expresado de otro modo, el querellante –o pretenso querellante- solo tiene derecho a recurrir aquellas desestimaciones decretadas por el juzgado de primera instancia en ejercicio de su jurisdicción, no así cuando el proceder del órgano judicial responde a la inexistencia del impulso de la acción por parte del agente fiscal, como acontece en el sub examine. Como necesaria conclusión de lo argumentado, cabe afirmar que no es posible el inicio de un proceso por el solo 12 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario impulso de la querella –o de quien pretende asumir dicho rol. En efecto, si el Ministerio Público Fiscal no requiere la instrucción sumarial con los alcances del art. 188 del C.P.P.N., el juez de primera instancia se ve impedido de iniciar la investigación, toda vez que al no haberse excitado la actividad jurisdiccional por el órgano legalmente facultado para ello, de iniciarse la instrucción de la causa se vulneraría la prohibición legal que impide al juez instructor proceder de oficio. De conformidad con lo preceptuado por el art. 188 del C.P.P.N., es al Ministerio Público a quien atañe, con carácter exclusivo, formular un requerimiento de instrucción que habilite al órgano jurisdiccional. El inicio de la etapa USO OFICIAL preparatoria luego de una denuncia, en tanto que a la luz de lo prescripto por el art. 196 del C.P.P.N. resulta evidente que la única posibilidad de que la etapa instructoria tenga inicio, sin mediar un requerimiento fiscal, es que en el caso haya tenido lugar una prevención policial. En tal sentido, es dable hacer notar que nuestro ordenamiento formal no prevé la figura del acusador particular autónomo, sino que por el contrario este resulta ser meramente adhesivo. Al respecto, resultan claras las prescripciones del art. 5 del C.P.P.N., preceptos con los que concuerdan el art. 65 del mismo cuerpo legal, los arts. 1 y 25 inc. a) y c) de la ley 24.946 y los arts. 71 y 274 del C.P. A su vez, las normas que regulan el derecho a la querella (art. 82 a 86 del C.P.P.N.) en cuanto faculta al acusador particular a “…impulsar el proceso proporcionando elementos de convicción, argumentos sobre ellos y recurrir con los alcances obviamente tiene que como en este código presupuesto un se establezcan…”, proceso válidamente iniciado, esto es, por promoción fiscal o, en ciertos casos, por virtud de una prevención de alguna fuerza de seguridad (Cfr. esta Sala in re “Pucheta” del 25/11/06). Resulta evidente que una vez promovida legalmente la acción, no es resorte absoluto del Ministerio Público su continuación (arts. 180, 195, 215 y 348 del C.P.P.N.) y bajo 13 ese lineamiento deben interpretarse los casos “Santillán” (C.S. Fallos 321:2021) y “Quiroga” (C.S.J.N. L.L. 2005-B157). En orden a ello, adviértase que en las situaciones consideradas por dichos fallos del Alto Tribunal, el Ministerio Público Fiscal había ejercido las atribuciones de promoción e impulso de la acción que le son propios en las oportunidades procesales previstas al efecto, a través de actos procesales que tuvieron lugar con anterioridad a las intervenciones reconocidas a la parte querellante para mantener en ejercicio la acción penal habilitando al órgano jurisdiccional a pronunciarse. En igual inteligencia tiene dicho la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal (causa referirse al “H.T” fallo pronunciamiento rta. 1/9/05, “Quiroga”, indica que a L.L. “…ningún su vez 2006 B-68) elemento se le de al ese reconozca al acusador privado facultades de promoción o iniciación de la acción penal pública –como ocurre con el Ministerio Público según el art. 1 de la ley 24.946 El fallo plenario de la Cámara Nacional de Casación Penal “Zichy Thyssen” del 23/6/06 que acuerda al pretenso querellante la facultad de interponer los recursos ante dicha Cámara, precedentemente, no dado desmerece que, con la postura ajuste al sustentada mismo puede aseverarse que frente al requerimiento de instrucción u otra forma legal de inicio del proceso y la consecuente desestimación decretada por el juez, quien pretende querellar no sólo podrá apelar, sino que también podrá interponer eventualmente y frente a una resolución de una Cámara de Apelaciones que la convalide, recurso de casación. III) Las conclusiones a las que se arriba precedentemente no excluyen, como ineludible función de los jueces, controlar la razonabilidad y legalidad de las declaraciones desestimatorias de los fiscales (art. 69 del C.P.P.N.). En el presente caso, dado que la acción no ha sido legalmente promovida –el Ministerio Público ha postulado su desestimación fundadamente-, cabe colegir entonces que el recurso ha sido mal concedido, y así corresponde declararlo. Así lo voto 14 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario El doctor Vallefín dijo: 1. El señor juez doctor Nogueira expresa que un nuevo estudio criterio de la sostenido “Bertuzzi, cuestión, por Pablo s. la lo lleva mayoría de denuncia”)(1). a abandonar esta Sala Allí in formulé el re una disidencia orientada en el sentido ahora propiciado por su voto . Adhiero, entonces, a la solución a la que arriba. 2. Los obstáculos a la participación de las víctimas de los delitos en los procesos judiciales muestran un sostenido retroceso. Es que el criterio de limitar la legitimación sólo al titular del bien jurídico protegido por la norma penal o al Ministerio Público -como consecuencia de ideas renovadas sobre el acceso a la justicia, el rol de la víctima USO OFICIAL tratados en el y proceso y convenciones la creciente influencia internacionales en de el los derecho interno- se ha ido debilitando no sólo en el pensamiento de los autores sino en la jurisprudencia vernácula. internacional 3. Las de los abundantes derechos referencias humanos al que, con derecho detalle, destaca el magistrado preopinante inclinan la solución del modo que lo propicia. Me adhiero, en concreto, a todas las consideraciones que efectúa en su punto IV y, en consecuencia, voto en el mismo sentido. Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo que antecede el Tribunal, por mayoría, RESUELVE: 1°) Revocar la decisión . que desestimó la denuncia efectuada, y 2°) Previo a resolver la calidad de parte del querellante, prosiga la causa según su estado. Regístrese, notifíquese y devuélvase. Fdo.: Carlos Alberto Nogueira. Antonio Pacilio. Carlos Alberto Vallefín. Ante mí: María Alejandra Martín. Nota (1): a continuación se transcribe: PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN // Plata, marzo 2 de 2010.R.S. 3 T.70 f* 33 VISTA: Esta causa n° 5521/III, caratulada: “B., P. D. s/dcia”, procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia n° 3 de La Plata, Y CONSIDERANDO: El doctor Pacilio dijo: 15 I) Llegan las presentes actuaciones a conocimiento del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por B. en calidad de querellante, contra la resolución mediante la cual el a quo decidió desestimar la denuncia incoada en autos por entender que no existía delito alguno a investigar, ordenando –en su mérito- el archivo de la causa. En el marco de la vista prescripta por el art. 180 del código de rito, el Agente Fiscal requirió la desestimación y archivo de estas actuaciones por inexistencia de delito, criterio que convalidó el juez de grado en la resolución recurrida tal como fue expuesto precedentemente. En la oportunidad del art. 453 –último párrafo- del C.P.P.N., el Fiscal General ante la Cámara no adhirió al recurso de apelación deducido.. II) La pretensión recursiva articulada no puede prosperar. En efecto, liminarmente se advierte, que el órgano judicial está imposibilitado para conocer y decidir respecto a hechos Público de los cuales consideró, desde el representante un inicio, del que no Ministerio constituyen delito. Desde dicha posibilidad de perspectiva, recurrir el se auto impone, del descartar juez de la instrucción mediante el que obligado por el criterio fiscal desestima la denuncia y archiva las actuaciones. No empece a tal temperamento, lo dispuesto por el art. 180 –tercer párrafo- del C.P.P.N. toda vez que la correcta inteligencia de la norma permite sostener que ella debe ser interpretada como la facultad que posee el querellante –o pretenso acusador- de denuncia efectuada por instrucción por el recurrir el fiscal. la juez desestimación luego Expresado de de de la requerida la otro modo, el querellante –o pretenso querellante- solo tiene derecho a recurrir aquellas desestimaciones decretadas por el juzgado de primera instancia en ejercicio de su jurisdicción, no así cuando el proceder del órgano judicial responde a la inexistencia del impulso de la acción por parte del agente fiscal, como acontece en el sub examine. Como necesaria conclusión de lo argumentado, cabe afirmar que no es posible el inicio de un proceso por el solo 16 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario impulso de la querella –o de quien pretende asumir dicho rol. En efecto, si el Ministerio Público Fiscal no requiere la instrucción sumarial con los alcances del art. 188 del C.P.P.N., el juez de primera instancia se ve impedido de iniciar la investigación, toda vez que al no haberse excitado la actividad jurisdiccional por el órgano legalmente facultado para ello, de iniciarse la instrucción de la causa se vulneraría la prohibición legal que impide al juez instructor proceder de oficio. De conformidad con lo preceptuado por el art. 188 del C.P.P.N., es al Ministerio Público a quien atañe, con carácter exclusivo, formular un requerimiento de instrucción que habilite al órgano jurisdiccional. El inicio de la etapa USO OFICIAL preparatoria luego de una denuncia, en tanto que a la luz de lo prescripto por el art. 196 del C.P.P.N. resulta evidente que la única posibilidad de que la etapa instructoria tenga inicio, sin mediar un requerimiento fiscal, es que en el caso haya tenido lugar una prevención policial. En tal ordenamiento sentido, es formal no dable prevé hacer la notar figura que del nuestro acusador particular autónomo, sino que por el contrario este resulta ser meramente adhesivo. Al respecto, resultan claras las prescripciones del art. 5 del C.P.P.N., preceptos con los que concuerdan el art. 65 del mismo cuerpo legal, los arts. 1 y 25 inc. a) y c) de la ley 24.946 y los arts. 71 y 274 del C.P. A su vez, las normas que regulan el derecho a la querella (art. 82 a 86 del C.P.P.N.) en cuanto faculta al acusador particular a “…impulsar el proceso proporcionando elementos de convicción, argumentos sobre ellos y recurrir con los obviamente alcances tiene que como en este código presupuesto un se establezcan…”, proceso válidamente iniciado, esto es, por promoción fiscal o, en ciertos casos, por virtud de una prevención de alguna fuerza de seguridad (Cfr. esta Sala in re “Pucheta” del 25/11/06). Resulta evidente que una vez promovida legalmente la acción, no es resorte absoluto del Ministerio Público su continuación (arts. 180, 195, 215 y 348 del C.P.P.N.) y bajo 17 ese lineamiento deben interpretarse los casos “Santillán” (C.S. Fallos 321:2021) y “Quiroga” (C.S.J.N. L.L. 2005-B157). En orden consideradas a ello, por adviértase dichos que fallos en del las Alto situaciones Tribunal, el Ministerio Público Fiscal había ejercido las atribuciones de promoción e impulso de la acción que le son propios en las oportunidades procesales previstas al efecto, a través de actos procesales que tuvieron lugar con anterioridad a las intervenciones reconocidas a la parte querellante para mantener en ejercicio la acción penal habilitando al órgano jurisdiccional a pronunciarse. En igual inteligencia tiene dicho la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal (causa “H.T” rta. 1/9/05, L.L. 2006 B-68) al referirse al fallo “Quiroga”, “…ningún elemento de ese pronunciamiento indica que a su vez se le reconozca al acusador privado facultades de promoción o iniciación de la acción penal pública –como ocurre con el Ministerio Público según el art. 1 de la ley 24.946 El fallo plenario de la Cámara Nacional de Casación Penal “Zichy Thyssen” del 23/6/06 que acuerda al pretenso querellante la facultad de interponer los recursos ante dicha Cámara, no desmerece la postura sustentada precedentemente, dado que, con ajuste al mismo puede aseverarse que frente al requerimiento de instrucción u otra forma legal de inicio del proceso y la consecuente desestimación decretada por el juez, quien pretende también podrá querellar interponer no sólo podrá apelar, eventualmente y sino frente a que una resolución de una Cámara de Apelaciones que la convalide, recurso de casación. III) Las conclusiones a las que se arriba precedentemente no excluyen, como ineludible función de los jueces, controlar la razonabilidad y legalidad de las declaraciones desestimatorias de los fiscales (art. 69 del C.P.P.N.). En el presente caso, dado que la acción no ha sido legalmente promovida –el Ministerio Público ha postulado su desestimación fundadamente-, cabe colegir entonces que el recurso ha sido mal concedido, y así corresponde declararlo. El doctor Nogueira dijo: 18 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario Que adhiere al voto precedente. El doctor Vallefín dijo: I. Antecedentes. 1. B. –juez del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de la ciudad de La Plata- efectuó una “denuncia por la posible comisión de delito en relación a los hechos en los que habría tenido participación el señor juez de cámara integrante del citado Tribunal, Dr. C. A. R.”. Sostuvo, en sustancial síntesis, que la conducta de este último podría encuadrarse en las previsiones del artículo 255 o 294 del Código Penal (fs. 3, punto III). 2. El a quo confirió vista al Ministerio Público . Éste, en lo que aquí importa, expresó: “No surgiendo ilícito alguno en los hechos denunciados, es que me abstengo de formular USO OFICIAL requerimiento de instrucción en las presentes, debiendo V.S. desestimar las mismas y disponer su archivo” . 3. El juez de primera instancia desestimó la denuncia y ordenó el archivo de las actuaciones. 4. entonces El denunciante, el recurso de tenido por apelación querellante, que motiva, dedujo ahora, la intervención de esta Sala. II. Consideración de la apelación. 1. A mi juicio, la apelación debe rechazarse pero por las razones que, de inmediato, expondré y que derivan de la interpretación armónica de los precedentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y de la Cámara Nacional de Casación Penal (véase, de esta última, in re “Rodríguez Guitián”, Sala II, sent. del 11-7-2008, en “La Ley” 2009-D10, con el comentario de Horacio Santiago Nager, “Límites a la autonomía procesal del acusador privado y facultades recursivas del pretenso querellante contra la desestimación de la denuncia”). a) El artículo 180 in fine del Código Procesal Penal de la Nación, legitimado dispone para que apelar. el pretenso Ello querellante determina que la se halla Cámara de Apelaciones debe decidir el recurso interpuesto contra la resolución que desestimó la denuncia sin que obste a ello la circunstancia de que el Ministerio Público hubiese propiciado, en la oportunidad contenida en el segundo párrafo de dicha normativa, la desestimación de las actuaciones. 19 b) El criterio por el cual el pretenso querellante tendría derecho a recurso de apelación, en virtud del citado art. 180 in fine, sólo cuando la instrucción hubiese sido requerida previamente por el agente fiscal, no armoniza con una interpretación sistemática del Código Procesal pues el art. 195 del mismo ordenamiento prevé aquella posibilidad, y resulta incongruente sostener que el legislador haya previsto en dos oportunidades, una misma cuestión. c) Si bien es cierto que la admisión del querellante particular en los procesos que motivan los delitos de acción pública es cuestión respectivas, y su librada a exclusión las no leyes procesales compromete principio constitucional alguno, y que esto no se ha visto modificado por la incorporación constitucional, de al los orden interno, instrumentos con jerarquía internacionales de derechos humanos, la interpretación por la cual el pretenso querellante se encuentra habilitado para interponer recurso de apelación contra el auto que desestimó la denuncia ante el pedido efectuado por el agente fiscal en tal sentido también armoniza con nuestro ordenamiento procesal y la línea jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que progresivamente reconocer las se ha facultades de pronunciado la en querella a el los sentido de fines del impulso del proceso penal. 2. Una observación debe efectuarse a las consideraciones precedentes (véase, en este sentido, el voto del señor juez García en el precedente de la Cámara de Casación invocado supra). En efecto, como allí se sostuvo, “a la luz de lo resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re ‘Quiroga’ (Fallos: 327:5863), ninguna Cámara de Apelación, ni siquiera por vía de recurso, podría imponer a los representantes del Ministerio Público la promoción de una acción que estiman no corresponde promover, ni menos aún, obligarlos a intervenir en el proceso cuando opinan que no debe haber proceso” (énfasis añadido). ”Si el juez dispone la desestimación de la acción de conformidad con lo dictaminado por la fiscalía, el querellante, o quien pretende serlo como en el caso, sólo podría interponer recurso de apelación para obtener la revisión por una Cámara de lo decidido por el juez. Ahora 20 Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario bien, para que efectiva de esa apelación pueda constituir la decisión de la fiscalía de alguna vía promover la desestimación, deberá cumplirse el trámite de los artículos 454 y 455 C.P.P.N., en el que la intervención del Fiscal de Cámara será obligada. dictaminado por Si el éste agente opinara en fiscal, contra aquél de lo elemento indispensable que es el impulso del titular de la acción penal estaría cumplido, y el proceso en condiciones de continuar. De lo contrario, si coincidiera con la petición de desestimación la Cámara podrá confirmar la desestimación en caso de estar de acuerdo, al contrario, si entendiese que la desestimación es infundada, deberá declarar entonces que no se puede proceder por falta de instancia de la fiscalía, porque en definitiva el requerimiento de instrucción es un USO OFICIAL presupuesto procesal para el ejercicio de la jurisdicción”. “Este modo de proceder –prosiguió- salvaguarda la debida división entre las funciones requirentes y jurisdiccionales, porque de todas formas, aunque el fiscal de cámara requiriera la instrucción, subsistiría la decisión final que conserva el tribunal de apelación de confirmar la desestimación. Además constituye una vía apta, que puede inferirse de la necesaria participación del ministerio público en el trámite de la apelación, para habilitar el control interno jerárquico en el ámbito del ministerio público y para asegurar al pretenso querellante una revisión por ese Ministerio de los méritos de su pretensión”. 3. En el sub judice el señor Fiscal General ante esta Cámara ha acompañado el criterio de su par de la instancia anterior . No existe, entonces, requerimiento de instrucción y ello –conforme las consideraciones efectuadas supra- determina la suerte de la apelación. III. Conclusión. De consuno con lo expuesto, juzgo que aunque admisible el recurso de apelación, éste debe rechazarse y confirmarse la resolución apelada. Así lo voto. 21 Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo que antecede el TRIBUNAL, por mayoría, RESUELVE: Declarar mal concedido el recurso de apelación interpuesto. Regístrese, Sala III Dres. notifíquese Carlos y Alberto devuélvase.Firmmado.Jueces Nogueira. Antonio Carlos Alberto Vallefín. Ante mí: Dra.María Alejandra Martín.Secretaria. 22 Pacilio.