Poder Judicial de la Nación Año del Bicentenario

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Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
TEMARIO
QUERELLANTE. RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA Y
ARCHIVO DE LA CAUSA.PARTICIPACIÓN AMPLIA EN EL
EJERCICIO
DE
DERECHOS
Y
GARANTIAS.
PROCESO .
PARTICIPACIÓN
DE
LA
VÍCTIMA ANTE LA JURISDICCIÓN.
EL CASO:El presidente de la firma , denunció el ingreso del personal de
la División, Investigación y Procedimientos Externos (Regional Aduanera
La Plata), en el local comercial de aquella firma , “sin la presencia ni
la
autorización
de
ningún
directivo”
y,
asimismo,
ausencia
de
orden
judicial previa,solicitando ser tenido por parte querellante.El agente
fiscal solicitó el cierre de la causa por inexistencia de delito y su
archivo.El juez de grado hizo lugar al pedido. Contra el pronunciamiento,
el
pretenso
querellante
interpuso
recurso
de
apelación
,
que
fue
concedido.Elevado el expediente el señor fiscal general,no adhirió al
recurso
deducido.El
Tribunal
por
mayoría
revocó
la
decisión
del
a
quo,disponiendo que previo a resolver la calidad de parte del querellante
USO OFICIAL
prosigan los autos según su estado.
*
QUERELLANTE.DESESTIMACIÓN
DE
DENUNCIA
Y
ARCHIVO
DE
LA
CAUSA.RECURSO DE APELACIÓN.ACCIÓN PÚBLICA Y EL QUERELLANTE
PARTICULAR.
* QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE DENUNCIA
Y
ARCHIVO
DE
PARTICULAR
LA
EN
CAUSA.
PARTICIPACIÓN
PROCESOS
POR
DEL
DELITOS
QUERELLANTE
DE
ACCIÓN
PÚBLICA.PROTECCIÓN CONSTITUCIONAL.
*
QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN
DE DENUNCIA
Y ARCHIVO DE ACTUACIONES.LA FIGURA DEL QUERELLANTE.DERECHOS
IMPLÍCITOS
COMISIÓN
EN
Y
LA
TRATADOS
REGIONALES
E
CORTE
INTERAMERICANA
INTERPRETACIÓN
DE
DERECHOS
DE
LA
HUMANOS.
FALLOS CSJN.
* QUERELLANTE.RECURSO DE APELACIÓN.DESESTIMACIÓN DE
DENUNCIA Y ARCHIVO DE LA CAUSA. INTERVENCIÓN EN EL
PROCESO. PARTICIPACIÓN DE LA VÍCTIMA. APORTES DE LA
CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS Y FALLOS
CSJN.
*
QUERELLANTE.
CAUSA.
DESESTIMACIÓN
FACULTADES
DE
RECURSIVAS
DENUNCIA
DEL
Y
ARCHIVO
PRETENSO
DE
LA
QUERELLANTE
PARTICULAR.
*
PROCEDIMIENTO
DESESTIMACIÓN
PENAL.
DE
QUERELLANTE.
DENUNCIA
Y
RECURSO
ARCHIVO
IMPROCEDENCIA. DISIDENCIA.
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
1
DE
DE
APELACIÓN.
LA
CAUSA.
// Plata, diciembre 17 de 2010. R.S. 3
T 77 f*159
VISTA: Esta causa n° 5840/III, “C. S.A. s/dcia. delito
c/ la Adm. Pública”, procedente del Juzgado Federal en lo
Criminal y Correccional Nro. 1 de Lomas de Zamora,
Y CONSIDERANDO:
El doctor Nogueira dijo:
I. El caso.
1. El presidente de la firma C. S.A., N. J. A.,
denunció
el
ingreso
del
personal
de
la
División,
Investigación y Procedimientos Externos (Regional Aduanera La
Plata), en el local comercial de aquella firma (…), “sin la
presencia
ni
la
autorización
de
ningún
directivo”
y,
asimismo, ausencia de orden judicial previa.
2. En el mismo escrito, el denunciante solicitó ser
tenido por parte querellante..
3.
Corrida
la
vista
al
agente
fiscal
,
este
solicitó el cierre de la causa por inexistencia de delito y
su archivo. El juez de grado hizo lugar al pedido. Contra el
pronunciamiento, el pretenso querellante interpuso recurso de
apelación , que fue concedido . Elevado el expediente al
Tribunal y recibido, se dispuso la intervención del señor
fiscal general, quien no adhirió al recurso deducido.
II. Aclaración previa.
Sobre
un
planteo
análogo
me
he
expedido
con
anterioridad. Lo hice en el sentido de que, ante la falta de
requerimiento de instrucción fiscal y la desestimación de la
denuncia y archivo de la causa dispuesta por el juez de
grado, el recurso concedido al pretenso querellante contra
dicha resolución debía ser rechazado (conf., de esta Sala,
expte. nº 5521/III, “Bertuzzi, Pablo D. s/ denuncia”)(1). Un
nuevo estudio del tema me conduce a variar de criterio por el
solo hecho del convencimiento de haber asumido una postura
equivocada. Paso a explicarme.
III. Encaje de la cuestión examinada.
1. El querellante en el proceso penal tiene derecho
a participar ampliamente como parte en el trámite, con pleno
ejercicio de los derechos y garantías que se reconocen a
quien, también como parte, se le imputa la comisión de un
delito (v.gr., “debido proceso legal”, “defensa en juicio”,
“igualdad de armas”, “derecho a la jurisdicción”, “derecho a
2
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
la tutela judicial efectiva”, entre otras). En calidad de
víctima del supuesto hecho delictivo, la intervención de ésta
es necesaria y justa.
2.
La
jurisdicción
ha
participación
tenido
de
respuesta
la
víctima
positiva
en
ante
el
la
ámbito
transnacional de los derechos humanos, a tal punto que fue la
causa que determinó la creación de organismos internacionales
competentes para dar protección a los ofendidos en el proceso
penal (Corte Penal Internacional). Determinó, por igual, la
fijación de estándares internacionales para la tutela de los
ofendidos, según surge, por ejemplo, de la Declaración de las
Naciones Unidas sobre principios fundamentales de justicia
para las víctimas de delitos y del abuso de poder (ONU, AG,
Resolución 40.134/85, del 29/12/1985).
USO OFICIAL
3. En dicho contexto, se verá que cualquier norma,
material o formal y hermenéutica doctrinaria y judicial que
restrinja o cancele, expresa o solapadamente, los derechos de
la
parte
querellante,
resultaría
contraria
al
modelo
de
enjuiciamiento penal consagrado en el bloque constitucional y
convencional, esto es, de la Constitución del Estado y los
tratados internacionales (arts. 16, 18 y 33, 75, inc. 22, CN;
arts. 8.1 y 25, CADH; art. 2, PIDCyP). En ese sentido, la
perspectiva
señalada
presenta
las
mencionadas
aristas
salientes de control constitucional y convencional, más otra
interna. A saber: (a) el encaje constitucional; (b) el encaje
convencional;
(c)
Tribunal
país.
del
el
encaje
A
jurisprudencial
del
ello
se
dirigen
las
prototipo
de
enjuiciamiento
Máximo
disgresiones
siguientes.
3.1.
El
acusatorio
establecido en la Constitución (arts. 24, 75, inc. 22 y 118,
CN) se inclina por atribuirle al ofendido la persecución del
delito ante la jurisdicción. Incluso, visto en un enfoque
histórico-comparativo, en algunos ordenamientos se extiende a
cualquier
habitante
en
situación
de
agredido
por
una
infracción penal (acción popular). Empero, en nuestro caso,
cierto
es
que
la
figura
del
querellante
no
se
repite
explícitamente en el texto constitucional —aunque no está
ausente (art. 70, CN)— hecho por el cual no cabe excluirla y,
por
el
contrario,
personales
que
inferirla
acuerda
la
de
Ley
3
los
derechos
Fundamental,
y
garantías
aludidos
más
arriba, y contra los delitos que, de acusación pública o
privada ante la jurisdicción criminal, provocan una lesión
directa a bienes jurídicos individuales.
3.1.1.
La
pretensión
de
querellar
en
el
debido
proceso —acción o querella latente en sus fases de impulso,
tramitación y conclusión—
tiene raigambre constitucional,
pues se trata de un derecho del individuo que no entra en
colisión
con
un
derecho
de
la
sociedad,
ejercido
por
el
ministerio público (art. 120, CN; art. 65, CPP; art. 25, ley
24.946).
Aquel
derecho
de
querella
merece,
ante
la
jurisdicción, protección plena por el agravio o lesión a los
bienes
de
la
iniciativa
que
adecuado
de
persona
agredida,
sustituya
tutela
la
sin
depender
defensa
jurídica,
o
privada
bien
que
de
otra
como
medio
desplace
al
directamente afectado de un modo exclusivo y excluyente de
suerte que, por error, negligencia o estimación del único que
ejerce la acción, el delito quede impune por abdicación de la
función requirente. Por lo demás, si la pretensión, por vía
oficial,
fuere
inocua
por
errónea
o
infundada
y
el
juez
mantuviera esa posición, ¿quién controla a los guardianes?
¿Quis
custodiet
ipsos
custodes?,
como
preguntó
JUVENAL
(conf., Satiras. Trad. M. Balasch. Madrid, 1998, p. 166).
3.1.2. En la posición que elimina al querellante
particular y sostiene que el Estado es el dueño único y
exclusivo de la acción pública —a través de su ejercicio por
el Ministerio Público— subyace el tipo de acusación propia de
regímenes
políticos
centralistas
y
autoritarios
de
la
tradición continental europea y, por tanto, contrario al que
consagra nuestra Ley Suprema (art. 1, CN), enrolado en la
tradición anglosajona, uno de cuyos axiomas afirma que los
derechos de las personas son anteriores al Estado, quien sólo
tiene “derechos derivados y no originarios”.
3.1.3. La última tradición señalada (adversarial),
concede
a
conflicto
la
víctima
penal
una
ante
la
intervención
jurisdicción,
cualquier variante que expropie
protagónica
de
el derecho y
suerte
en
el
que,
segregue su
actuación, importa menos una opción disimulada en móviles
técnicos
y
de
exégesis
legal
material,
que
una
estricta
preferencia ideológica encaminada a desvincular el delito de
cualquier detrimento a derechos subjetivos y, con ello, la
4
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Año del Bicentenario
frustración de
bienes
tutela y respuesta judicial sobre daños a
jurídicos
concepción
individuales.
aludida
presupone
Parece
evidente
erróneamente
pública, al arrogarse la totalidad
que
que
la
la
acción
de la ofensa, descarta el
protagonismo procesal de la víctima (o lo concede de modo
formal, sin variar el contexto), cuando, en rigor de verdad,
la acción pública debe comprender la prestación de tutela
hacia ella.
3.1.4.
El
delito
causa
perjuicio
a
la
sociedad
(daño colectivo) y, en particular, a los damnificados en sus
bienes
jurídicos.
Sin
embargo,
el
Estado
no
resulta
el
afectado inmediato del delito; la afectación es solo mediata.
3.1.4.1. El ilícito penal emerge, sin duda, de la
colisión entre el victimario (o los victimarios) y la víctima
USO OFICIAL
(o las víctimas), siendo estos —por más que el perjuicio del
ilícito se expanda socialmente— los principales legitimados
por la lesión a bienes jurídicos protegidos. Si ello es así,
descartada la vendetta como “primera sanción de orden social”
(KELSEN), el ofendido solo cuenta con la expectativa de la
respuesta judicial favorable que presupone su participación
amplia
en
el
proceso
(actuar,
probar,
alegar,
recurrir,
etcétera), a fin de mantener en vigencia aquella expectativa
de
que
sean
determinados
sus
independiente e imparcial,
derechos
por
un
tribunal
que abarca la prerrogativa de
usufructuar la jurisdicción, del debido proceso, de la tutela
judicial efectiva, del juicio justo.
3.1.4.2. Estas garantías rebasan las leyes comunes
por
aplicación
de
normas
de
jerarquía
preeminente
(Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
[arts. XVIII a XXVI]; PIDCyP [art. 14.1]; CADH [art. 8.1];
Convención Europea [art. 6.1]). El efecto de dichas garantías
decrece en el caso concreto de que la acción pública no sea
instada
por
los
ofendidos
directos
(art.
82,
CPP)
e
indirectos, vale decir, tanto del acusador particular, cuanto
del acusador público. La consecuencia negativa de la falta de
instancia
es
que
el
presunto
hecho
punible
quede
sin
juzgamiento y, eventualmente, los autores y cómplices sin
sanción.
3.1.4.3. La cuestión fue explicada con mayor altura
en
lenguaje
de
la
época:
“(Q)uisiera
5
saber
por
qué
lado
peligra el principio de autoridad, cuando yo querello a un
vecino por haber robado los limones de mi jardín. No soy yo
el que con mi acción amenazo el principio de autoridad; es,
por el contrario, la autoridad la que invade y trunca el
derecho
privado
deteniéndolo
en
su
acción
e
impidiéndole
esclarecer con verificaciones formales la sinceridad de sus
quejas y la gravedad de los daños sufridos” (conf., CARRARA,
Francesco., Programa del Curso de Derecho Criminal dictado en
la Real Universidad de Pisa. Trad. de Soler, S., Núñez, R. C.
y Gavier, A., Bs. As., 1944, Parte General, Vol. II, p. 236).
3.1.5. El criterio que postula la supresión del
querellante
pública
particular
resulta
en
contrario
procesos
al
por
texto
y
delitos
el
de
espíritu
acción
de
la
Constitución Nacional (conf., GARCÍA, Eduardo A., Supresión
del querellante y del actor popular, en Revista de Derecho
Procesal [Argentina], Bs. As., Año I, 1943, Segunda Parte,
pp.
281-304),
al
configurar
“una
cuestión
directamente
vinculada a los derechos y garantías personales que tienen su
protección
en
la
Constitución
nacional
ante
el
Poder
Judicial, razón por la cual los lesionados no pueden ser
privados de ellas atribuyendo exclusivamente al ministerio
público el derecho de acusar, pues esto implicaría cercenar
una garantía sin ningún motivo jurídico ni político que lo
justifique” (conf., BIELSA, Rafael. Derecho Constitucional.
Tercera edición. Bs. As., 1959, p. 293).
3.2.
La
circunstancia
de
que
la
legislación
internacional de la región no haga mención expresa de la
figura del querellante, en modo ninguno conforma un argumento
válido para restar eficacia al derecho a la justicia de las
víctimas
y,
por
igual,
al
derecho
a
la
identificación
y
sanción de los culpables del delito.
3.2.1. Ello emana implícitamente de los tratados
regionales y, en particular, por vía de la interpretación que
de ellos hace la Comisión y la Corte Interamericana, con
valor de guía que reconoce el Alto Tribunal de la Nación para
el derecho interno (Fallos 315:1492; 318:514; 319: 1840 y
3148; 321:3555).
3.2.2. Estos organismos supranacionales de control,
por las graves violaciones de los derechos humanos en nuestro
continente, han debido conocer y decidir en punto al derecho
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de las víctimas y, debido a esa circunstancia, establecer
pautas atinentes a la tutela efectiva del ofendido en el
contexto de las convenciones. Así se entendió, por ejemplo,
que existe la obligación de garantizar el pleno ejercicio de
los derechos previstos en la Convención respecto de “toda
persona sujeta a la jurisdicción” y el deber del Estado de
investigar,
con
seriedad,
las
violaciones
cometidas,
la
identificación de los responsables y la imposición, en su
caso,
de
las
Interamericana
respectivas
de
Derechos
sanciones
Humanos,
(vide:
casos:
Corte
Velásquez
Rodríguez, de 29/07/1988, párrs. 166 y 174; Niños de la Calle
[“Villagrán Morales y otros”], del 19/11/1999, Serie C nº 63,
párrs. 144 y 145; Barrios Altos, del 14/03/2001, Serie Cnª
75, párr. 42; Cantoral Benavidez, del 03/12/2001, Serie C nº
USO OFICIAL
88, párrs. 69 y 70; Las Palmeras, del 26/11/2002, Serie C nº
96, párr. 66; Bulacio, del 18/09/2003, entre otros).
3.2.3. Igual organismo, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, expuso sobre el punto con motivo de los
supuestos particulares de los estados de emergencia o de
suspensión de garantías e hizo importantes aportes, como se
pasan a detallar de seguido y resumidamente.
3.2.3.1. Declaró que “(e)l punto de partida del
análisis debe ser la obligación que está a cargo de todo
Estado Parte en la Convención de respetar los derechos y
libertades reconocidas en ella y [de] garantizar su libre y
pleno
ejercicio
a
toda
persona
que
esté
sujeta
a
la
jurisdicción” (CIDH, OC-9/87, del 06/10/1987, Serie A, nº 9,
párr. 22).
3.2.3.2.
democrática
los
También
derechos
que:
y
“(e)n
libertades
una
sociedad
inherentes
a
la
persona, sus garantías y el Estado de Derecho constituyen una
triada, cada uno de cuyos componentes se define, completa y
adquiere sentido en función de los otros” (CIDH, OC-8, del
30/01/1987, Serie A, nº 8, párr. 26).
3.2.3.3.
declaró
la
Finalmente, en una situación concreta,
Comisión
que
“(n)o
discute
la
publicidad
y
oficialidad de la acción penal. Sin embargo, en Uruguay la
víctima o damnificado tiene derecho a participar en el proceso
penal, más allá de la formulación de la denuncia. El Código
del Proceso Penal uruguayo faculta al damnificado a solicitar
7
durante el sumario "todas las providencias útiles para la
comprobación del delito y la determinación de los culpables"
(Art 80). En consecuencia, en los sistemas que lo autorizan,
el acceso a la jurisdicción de la víctima de un delito deviene
un
derecho
importancia
fundamental
en
tanto
del
ciudadano
impulsor
y
y
cobra
dinamizador
particular
del
proceso
criminal” (conf., Informe Anual de la Comisión Interamericana
de Derechos Humanos 1992-1993, nº 29/92, casos 10.029, 10.036,
10.145, 10.305, 10.372, 10.373, 10.374 y 10.375, Uruguay, del
2 de octubre de 1992, párr. 41).
3.3. Asimismo, en épocas anteriores y recientes,
con distintas composiciones, el Alto Tribunal de la Nación
trató y decidió sobre el tema. Basta una prieta síntesis
sobre la cuestión, por ejemplo: (i) sostuvo que la defensa en
juicio
y
el
legitimados
debido
para
proceso
actuar
en
legal
juicio,
ampara
sea
a
como
todos
los
acusador
o
acusado, sea como demandante o demandado, ante eventuales
agravios,
sin
que
la
intervención
quede
reservada
a
los
imputados, puesto que “la Carta Fundamental garantiza a todos
los litigantes por igual el derecho a obtener una sentencia
fundada
previo
cualquiera
sea
juicio
la
llevada
naturaleza
a
del
cabo
en
legal
procedimiento
forma,
—civil
o
criminal— de que se trate” (CSJN, Fallos 268:266; leading
case “Santillán” en Fallos 321:2021); (ii) en línea similar
aseveró que la exigencia de acusación —como forma sustancial
en todo proceso penal— salvaguarda, en particular, la defensa
en juicio “(s)in que tal requisito contenga distingo alguno
respecto del carácter público a privado de quien la formula”
(Fallos 329:2596); (iii) ratificó que el querellante tiene
derecho —cuando el Ministerio Público pide el sobreseimiento—
a que la causa sea elevada y a ser oído en juicio oral y
público, sin que ello implique menoscabo de la independencia
del tribunal y del órgano público (CSJN, in re “Quiroga”,
Fallos 327:5863).
IV. El caso concreto y las conclusiones.
1. Cabe una mínima referencia a las circunstancias
del asunto en tratamiento y con especial hincapié al trámite
procesal seguido.
1.1. La solicitud del denunciante de ser tenido por
parte querellante , no fue resuelta por el a quo en el primer
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Año del Bicentenario
despacho que —según puede cotejarse— sólo tuvo por recibida
la denuncia.
1.2. La aludida denuncia imputa al personal de la
División Investigación, Control y Procedimientos Exteriores
(Región Aduana La Plata) el delito tipificado en el art. 248
del Código Penal, sobre la base de que el ingreso de los
agentes
al
judicial
local
ni
de
comercio
autorización
se
llevó
previa,
con
a
cabo
sin
sustento
orden
en
los
artículos 123 y 124 del Código Aduanero.
1.3. Se observa que, por su orden, el señor agente
fiscal federal , el señor juez de grado , y el señor fiscal
general —al no adherir al recurso del pretenso querellante—
no repararon en los derechos y garantías invocadas en toda su
extensión,
sin
USO OFICIAL
constancias de
que
esta
referencia,
surgida
de
las
la causa, implique juicio alguno sobre la
certeza o error de dichos criterios. Lo importante, en rigor
de
verdad,
es
que
el
denunciante,
a
propósito
del
pronunciamiento del a quo, quedaba afuera de toda posibilidad
de instar la acción pública, cuando, una conclusión razonada
del derecho vigente y de las circunstancias del caso, imponía
la solución contraria.
2. En el terreno de las conclusiones, sin perjuicio
de las consideraciones expuestas (retro III), se añade lo que
sigue.
2.1. No se avizora agravio constitucional y legal
en el supuesto de que, por entender que no existe delito, el
Ministerio Público se abstenga de acusar. El órgano público
“puede” iniciar la acción de oficio (art. 71, CP) o solicitar
que sea desestimada (art. 180, 1er. apart., CPP). En cambio,
se consumaría aquel agravio criterio si la decisión judicial
excluyera,
sin
más,
la
lesionado
directamente
intervención
en
sus
que
ha
derechos
pedido
(o
del
presunto
querellante), máxime cuando ello importa la clausura de la
investigación
y
del
juzgamiento
de
la
presunta
conducta
delictiva.
2.2.
La
perspectiva
de
un
acto
procesal
del
acusador, mediante el cual deja de requerir o desiste de
mantener la acusación, conduce a la flagrante indefensión del
acusador particular que, en la forma y oportunidad debida, ha
invocado
su
derecho
de
constituirse
9
en
parte
querellante
(arts. 82, 83 y 84 del
CPP), con el resultado anticipado de
la impunidad del presunto delito. Ahora bien, en tanto el
juez de grado no se expidió en la hipótesis planteada sobre
la calidad de parte del particular ofendido, se encuentra en
suspenso si este último, conforme a la expresión de la Corte
Suprema
de
la
Nación,
“(c)oncretó
objetivamente
y
subjetivamente su pretensión” (Fallos 329:2596, consid. 6).
2.3.
Sería erróneo interpretar aisladamente una
disposición de derecho material (art. 71, CP) —ceñida a dar
cabida,
salvo
excepciones,
al
principio
de
oficialidad
obligatoriedad del ejercicio de la acción penal—
solo
fundamento,
excluir
del
proceso
al
y
y, con ese
querellante.
Al
margen del control constitucional y del control convencional
que
fue
expuesto
(retro
III.3),
las
normas
de
derecho
procesal incluyen la intervención y lo autorizan a participar
en calidad de parte (art. 82, CPP). Tal situación no se
remedia con abrogar, por vía interpretativa, todo efecto a la
legitimación del querellante en el ejercicio de la acción
pública y es más, entra en conflicto con normas de jerarquía
superior al desconocer, en su caso, poderes no delegados por
las provincias para dictar leyes procesales (arts. 5, 75,
inc. 12, 121 y 122, CN).
3. Finalmente, en el contexto de los argumentos que
anteceden, no cabe, como sostiene parte de la doctrina y
jurisprudencia, anular la facultad de interponer recurso del
pretenso querellante particular contra la desestimación la
denuncia de un delito, “cuya represión sea perseguible de
oficio” (art. 174, CPP). Ello es así porque, un criterio de
semejante alcance restrictivo entra en contradicción con la
regulación del derecho de querella y reglas de tipo general.
3.1.
En
efecto,
la
ley
procesal
atribuye
al
acusador particular el derecho a: (i) “constituirse en parte
querellante”; (ii) “impulsar el proceso”; (iii) “proporcionar
elementos
de
convicción,
argumentar
sobre
ellos”;
(iv)
“recurrir con los alcances que en este Código se establecen”
(art. 82, CPP). Siendo así ¿cuáles son los alcances que el
Código ley establece?.
3.2. En lo que aquí interesa, un par de normas
contemplan los alcances del recurso del querellante en el
Código Procesal Penal, en la hipótesis de que se rechace el
10
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
requerimiento fiscal “cuando el hecho imputado no constituya
delito o no se puede proceder” o bien, por las mismas causas,
la denuncia fuera desestimada. En el primer caso, el Código
reconoce expresamente la apelación de la parte querellante
(art. 195, 2do. apart., CPP); en el segundo, la desestimación
de
la
denuncia,
apelable,
aun
el
por
Código
quien
dispone
pretenda
expresamente:
ser
tenido
“(s)erá
por
parte
querellante” (art. 180, 3er. apart., CPP).
3.3.
La
postura
contraria
a
la
que
expongo
restringe derechos otorgados a las partes y, en el supuesto
sub examine, los previstos explícitamente en
Título
IV,
Capítulo
establecida
Título
I.
en
De
las
ese
IV,
sin
tener
disposiciones
modo
en
cuenta
generales
restringe
lo
el Libro I,
que
la
del
no
regla
Libro
se
I,
puede,
USO OFICIAL
precisamente, restringir: un derecho atribuido por la ley
(art. 2, CPP).
4.
Sentado
lo
anterior,
corresponde
abocarse
al
tratamiento del recurso interpuesto, sobre la base de lo que
se expusiera, que discrepa con lo resuelto por el juez de
grado.
En efecto, éste afirma que “(e)s el Fiscal quien
tiene la exclusividad de impulsar y mantener la acción penal
pública, de conformidad con lo normado por los arts. 120 de
la Constitución Nacional y 5 y 65 del Código Procesal Penal
de la Nación.” (ver fs. 103, 3er. párrafo).
En tal sentido, la lectura de la causa muestra que
la decisión apelada es prematura, ya que el acto denunciado
encuadraría apriori en una conducta tipificada por el Código
Penal y existen medidas de prueba conducentes a especificar
―o descartar― su adecuación típica y eventualmente elucidar
las responsabilidades del caso.
Por todo lo expuesto, propongo al Acuerdo:
1°) Revocar la decisión . que desestimó la denuncia
efectuada, y
2°)
Previo
a
resolver
la
calidad
de
parte
del
querellante, prosiga la causa según su estado.
Así lo voto.
El doctor Pacilio dijo:
I) Llegan las presentes actuaciones a conocimiento
del Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto
11
por N. J. A., conjuntamente con su patrocinante, en calidad
de pretenso querellante, contra la resolución , mediante la
cual el a quo decidió desestimar la denuncia incoada en autos
por
entender
que
no
existía
delito
alguno
a
investigar,
ordenando –en su mérito- el archivo de la causa.
En el marco de la vista prescripta por el art. 180
del
código
de
rito,
el
Agente
Fiscal
requirió
la
desestimación y archivo de estas actuaciones por inexistencia
de delito,
criterio que convalidó el juez de grado en la
resolución recurrida tal como fue expuesto precedentemente .
En la oportunidad del art. 453 –último párrafodel C.P.P.N., el Fiscal General ante la Cámara no adhirió al
recurso de apelación deducido.
II) La pretensión recursiva articulada no puede
prosperar.
En efecto, liminarmente se advierte, que el órgano
judicial está imposibilitado para conocer y decidir respecto
a
hechos
Público
de
los
consideró,
cuales
el
desde
representante
un
inicio,
que
del
Ministerio
no
constituyen
delito.
Desde dicha perspectiva, se impone, descartar la
posibilidad
de
recurrir
el
auto
del
juez
de
instrucción
mediante el que obligado por el criterio fiscal desestima la
denuncia y archiva las actuaciones.
No empece a tal temperamento, lo dispuesto por el
art.
180
–tercer
párrafo-
del
C.P.P.N.
toda
vez
que
la
correcta inteligencia de la norma permite sostener que ella
debe
ser
interpretada
querellante
–o
como
pretenso
la
facultad
acusador-
de
que
posee
recurrir
el
la
desestimación de la denuncia efectuada por el juez luego de
requerida la instrucción por el fiscal. Expresado de otro
modo,
el
querellante
–o
pretenso
querellante-
solo
tiene
derecho a recurrir aquellas desestimaciones decretadas por el
juzgado de primera instancia en ejercicio de su jurisdicción,
no así cuando el proceder del órgano judicial responde a la
inexistencia del impulso de la acción por parte del agente
fiscal, como acontece en el sub examine.
Como necesaria conclusión de lo argumentado, cabe
afirmar que no es posible el inicio de un proceso por el solo
12
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
impulso de la querella –o de quien pretende asumir dicho rol.
En
efecto,
si
el
Ministerio
Público
Fiscal
no
requiere la instrucción sumarial con los alcances del art.
188 del C.P.P.N., el juez de primera instancia se ve impedido
de
iniciar
la
investigación,
toda
vez
que
al
no
haberse
excitado la actividad jurisdiccional por el órgano legalmente
facultado para ello, de iniciarse la instrucción de la causa
se
vulneraría
la
prohibición
legal
que
impide
al
juez
instructor proceder de oficio.
De conformidad con lo preceptuado por el art. 188
del C.P.P.N., es al Ministerio Público a quien atañe, con
carácter exclusivo, formular un requerimiento de instrucción
que habilite al órgano jurisdiccional. El inicio de la etapa
USO OFICIAL
preparatoria luego de una denuncia, en tanto que a la luz de
lo prescripto por el art. 196 del C.P.P.N. resulta evidente
que la única posibilidad de que la etapa instructoria tenga
inicio, sin mediar un requerimiento fiscal, es que en el caso
haya tenido lugar una prevención policial.
En tal sentido, es dable hacer notar que nuestro
ordenamiento
formal
no
prevé
la
figura
del
acusador
particular autónomo, sino que por el contrario este resulta
ser meramente adhesivo.
Al
respecto,
resultan
claras
las
prescripciones
del art. 5 del C.P.P.N., preceptos con los que concuerdan el
art. 65 del mismo cuerpo legal, los arts. 1 y 25 inc. a) y c)
de la ley 24.946 y los arts. 71 y 274 del C.P.
A su vez, las normas que regulan el derecho a la
querella (art. 82 a 86 del C.P.P.N.) en cuanto faculta al
acusador particular a “…impulsar el proceso proporcionando
elementos de convicción, argumentos sobre ellos y recurrir
con
los
alcances
obviamente
tiene
que
como
en
este
código
presupuesto
un
se
establezcan…”,
proceso
válidamente
iniciado, esto es, por promoción fiscal o, en ciertos casos,
por virtud de una prevención de alguna fuerza de seguridad
(Cfr. esta Sala in re “Pucheta” del 25/11/06).
Resulta evidente que una vez promovida legalmente
la acción, no es resorte absoluto del Ministerio Público su
continuación (arts. 180, 195, 215 y 348 del C.P.P.N.) y bajo
13
ese
lineamiento
deben
interpretarse
los
casos
“Santillán”
(C.S. Fallos 321:2021) y “Quiroga” (C.S.J.N. L.L. 2005-B157).
En orden a ello, adviértase que en las situaciones
consideradas
por
dichos
fallos
del
Alto
Tribunal,
el
Ministerio Público Fiscal había ejercido las atribuciones de
promoción e impulso de la acción que le son propios en las
oportunidades procesales previstas al efecto, a través de
actos procesales que tuvieron lugar con anterioridad a las
intervenciones
reconocidas
a
la
parte
querellante
para
mantener en ejercicio la acción penal habilitando al órgano
jurisdiccional a pronunciarse.
En igual inteligencia tiene dicho la Sala I de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal
(causa
referirse
al
“H.T”
fallo
pronunciamiento
rta.
1/9/05,
“Quiroga”,
indica
que
a
L.L.
“…ningún
su
vez
2006
B-68)
elemento
se
le
de
al
ese
reconozca
al
acusador privado facultades de promoción o iniciación de la
acción penal pública –como ocurre con el Ministerio Público
según el art. 1 de la ley 24.946
El
fallo
plenario
de
la
Cámara
Nacional
de
Casación Penal “Zichy Thyssen” del 23/6/06 que acuerda al
pretenso querellante la facultad de interponer los recursos
ante
dicha
Cámara,
precedentemente,
no
dado
desmerece
que,
con
la
postura
ajuste
al
sustentada
mismo
puede
aseverarse que frente al requerimiento de instrucción u otra
forma
legal
de
inicio
del
proceso
y
la
consecuente
desestimación decretada por el juez, quien pretende querellar
no
sólo
podrá
apelar,
sino
que
también
podrá
interponer
eventualmente y frente a una resolución de una Cámara de
Apelaciones que la convalide, recurso de casación.
III)
Las
conclusiones
a
las
que
se
arriba
precedentemente no excluyen, como ineludible función de los
jueces,
controlar
la
razonabilidad
y
legalidad
de
las
declaraciones desestimatorias de los fiscales (art. 69 del
C.P.P.N.).
En el presente caso, dado que la acción no ha sido
legalmente promovida –el Ministerio Público ha postulado su
desestimación
fundadamente-,
cabe
colegir
entonces
que
el
recurso ha sido mal concedido, y así corresponde declararlo.
Así lo voto
14
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
El doctor Vallefín dijo:
1. El señor juez doctor Nogueira expresa que un
nuevo
estudio
criterio
de
la
sostenido
“Bertuzzi,
cuestión,
por
Pablo
s.
la
lo
lleva
mayoría
de
denuncia”)(1).
a
abandonar
esta
Sala
Allí
in
formulé
el
re
una
disidencia orientada en el sentido ahora propiciado por su
voto . Adhiero, entonces, a la solución a la que arriba.
2.
Los
obstáculos
a
la
participación
de
las
víctimas de los delitos en los procesos judiciales muestran
un sostenido retroceso. Es que el criterio de limitar la
legitimación sólo al titular del bien jurídico protegido por
la norma penal o al Ministerio Público -como consecuencia de
ideas renovadas sobre el acceso a la justicia, el rol de la
víctima
USO OFICIAL
tratados
en
el
y
proceso
y
convenciones
la
creciente
influencia
internacionales
en
de
el
los
derecho
interno- se ha ido debilitando no sólo en el pensamiento de
los autores sino en la jurisprudencia vernácula.
internacional
3.
Las
de
los
abundantes
derechos
referencias
humanos
al
que,
con
derecho
detalle,
destaca el magistrado preopinante inclinan la solución del
modo que lo propicia. Me adhiero, en concreto, a todas las
consideraciones
que
efectúa
en
su
punto
IV
y,
en
consecuencia, voto en el mismo sentido.
Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo
que antecede el Tribunal, por mayoría, RESUELVE:
1°) Revocar la decisión . que desestimó la denuncia
efectuada, y
2°)
Previo
a
resolver
la
calidad
de
parte
del
querellante, prosiga la causa según su estado.
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
Fdo.: Carlos Alberto Nogueira. Antonio Pacilio. Carlos
Alberto Vallefín. Ante mí: María Alejandra Martín.
Nota (1): a continuación se transcribe:
PODER JUDICIAL DE LA NACIÓN
// Plata, marzo 2 de 2010.R.S. 3 T.70
f* 33
VISTA: Esta causa n° 5521/III, caratulada: “B., P. D.
s/dcia”, procedente del Juzgado Federal de Primera Instancia
n° 3 de La Plata,
Y CONSIDERANDO:
El doctor Pacilio dijo:
15
I) Llegan las presentes actuaciones a conocimiento del
Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por
B. en calidad de querellante, contra la resolución mediante
la cual el a quo decidió desestimar la denuncia incoada en
autos por entender que no existía delito alguno a investigar,
ordenando –en su mérito- el archivo de la causa.
En el marco de la vista prescripta por el art. 180 del
código de rito, el Agente Fiscal requirió la desestimación y
archivo
de
estas
actuaciones
por
inexistencia
de
delito,
criterio que convalidó el juez de grado en la resolución
recurrida tal como fue expuesto precedentemente.
En
la
oportunidad
del
art.
453
–último
párrafo-
del
C.P.P.N., el Fiscal General ante la Cámara no adhirió al
recurso de apelación deducido..
II)
La
pretensión
recursiva
articulada
no
puede
prosperar.
En
efecto,
liminarmente
se
advierte,
que
el
órgano
judicial está imposibilitado para conocer y decidir respecto
a
hechos
Público
de
los
cuales
consideró,
desde
el
representante
un
inicio,
del
que
no
Ministerio
constituyen
delito.
Desde
dicha
posibilidad
de
perspectiva,
recurrir
el
se
auto
impone,
del
descartar
juez
de
la
instrucción
mediante el que obligado por el criterio fiscal desestima la
denuncia y archiva las actuaciones.
No empece a tal temperamento, lo dispuesto por el art.
180 –tercer párrafo- del C.P.P.N. toda vez que la correcta
inteligencia de la norma permite sostener que ella debe ser
interpretada como la facultad que posee el querellante –o
pretenso
acusador-
de
denuncia
efectuada
por
instrucción
por
el
recurrir
el
fiscal.
la
juez
desestimación
luego
Expresado
de
de
de
la
requerida
la
otro
modo,
el
querellante –o pretenso querellante- solo tiene derecho a
recurrir aquellas desestimaciones decretadas por el juzgado
de primera instancia en ejercicio de su jurisdicción, no así
cuando
el
proceder
del
órgano
judicial
responde
a
la
inexistencia del impulso de la acción por parte del agente
fiscal, como acontece en el sub examine.
Como
necesaria
conclusión
de
lo
argumentado,
cabe
afirmar que no es posible el inicio de un proceso por el solo
16
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
impulso de la querella –o de quien pretende asumir dicho rol.
En efecto, si el Ministerio Público Fiscal no requiere
la instrucción sumarial con los alcances del art. 188 del
C.P.P.N., el juez de primera instancia se ve impedido de
iniciar la investigación, toda vez que al no haberse excitado
la
actividad
jurisdiccional
por
el
órgano
legalmente
facultado para ello, de iniciarse la instrucción de la causa
se
vulneraría
la
prohibición
legal
que
impide
al
juez
instructor proceder de oficio.
De conformidad con lo preceptuado por el art. 188 del
C.P.P.N.,
es
al
Ministerio
Público
a
quien
atañe,
con
carácter exclusivo, formular un requerimiento de instrucción
que habilite al órgano jurisdiccional. El inicio de la etapa
USO OFICIAL
preparatoria luego de una denuncia, en tanto que a la luz de
lo prescripto por el art. 196 del C.P.P.N. resulta evidente
que la única posibilidad de que la etapa instructoria tenga
inicio, sin mediar un requerimiento fiscal, es que en el caso
haya tenido lugar una prevención policial.
En
tal
ordenamiento
sentido,
es
formal
no
dable
prevé
hacer
la
notar
figura
que
del
nuestro
acusador
particular autónomo, sino que por el contrario este resulta
ser meramente adhesivo.
Al respecto, resultan claras las prescripciones del art.
5 del C.P.P.N., preceptos con los que concuerdan el art. 65
del mismo cuerpo legal, los arts. 1 y 25 inc. a) y c) de la
ley 24.946 y los arts. 71 y 274 del C.P.
A
su
vez,
las
normas
que
regulan
el
derecho
a
la
querella (art. 82 a 86 del C.P.P.N.) en cuanto faculta al
acusador particular a “…impulsar el proceso proporcionando
elementos de convicción, argumentos sobre ellos y recurrir
con
los
obviamente
alcances
tiene
que
como
en
este
código
presupuesto
un
se
establezcan…”,
proceso
válidamente
iniciado, esto es, por promoción fiscal o, en ciertos casos,
por virtud de una prevención de alguna fuerza de seguridad
(Cfr. esta Sala in re “Pucheta” del 25/11/06).
Resulta evidente que una vez promovida legalmente la
acción, no es resorte absoluto
del Ministerio
Público su
continuación (arts. 180, 195, 215 y 348 del C.P.P.N.) y bajo
17
ese
lineamiento
deben
interpretarse
los
casos
“Santillán”
(C.S. Fallos 321:2021) y “Quiroga” (C.S.J.N. L.L. 2005-B157).
En
orden
consideradas
a
ello,
por
adviértase
dichos
que
fallos
en
del
las
Alto
situaciones
Tribunal,
el
Ministerio Público Fiscal había ejercido las atribuciones de
promoción e impulso de la acción que le son propios en las
oportunidades procesales previstas al efecto, a través de
actos procesales que tuvieron lugar con anterioridad a las
intervenciones
reconocidas
a
la
parte
querellante
para
mantener en ejercicio la acción penal habilitando al órgano
jurisdiccional a pronunciarse.
En igual inteligencia tiene dicho la Sala I de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal
(causa “H.T” rta. 1/9/05, L.L. 2006 B-68) al referirse al
fallo
“Quiroga”,
“…ningún
elemento
de
ese
pronunciamiento
indica que a su vez se le reconozca al acusador privado
facultades
de
promoción
o
iniciación
de
la
acción
penal
pública –como ocurre con el Ministerio Público según el art.
1 de la ley 24.946
El fallo plenario de la Cámara Nacional de Casación
Penal “Zichy Thyssen” del 23/6/06 que acuerda al pretenso
querellante la facultad de interponer los recursos ante dicha
Cámara, no desmerece la postura sustentada precedentemente,
dado que, con ajuste al mismo puede aseverarse que frente al
requerimiento de instrucción u otra forma legal de inicio del
proceso y la consecuente desestimación decretada por el juez,
quien
pretende
también
podrá
querellar
interponer
no
sólo
podrá
apelar,
eventualmente
y
sino
frente
a
que
una
resolución de una Cámara de Apelaciones que la convalide,
recurso de casación.
III)
Las
conclusiones
a
las
que
se
arriba
precedentemente no excluyen, como ineludible función de los
jueces,
controlar
la
razonabilidad
y
legalidad
de
las
declaraciones desestimatorias de los fiscales (art. 69 del
C.P.P.N.).
En el presente caso, dado que la acción no ha sido
legalmente promovida –el Ministerio Público ha postulado su
desestimación
fundadamente-,
cabe
colegir
entonces
que
el
recurso ha sido mal concedido, y así corresponde declararlo.
El doctor Nogueira dijo:
18
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
Que adhiere al voto precedente.
El doctor Vallefín dijo:
I. Antecedentes.
1. B. –juez del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº
1 de la ciudad de La Plata- efectuó una “denuncia por la
posible comisión de delito en relación a los hechos en los
que
habría
tenido
participación
el
señor
juez
de
cámara
integrante del citado Tribunal, Dr. C. A. R.”. Sostuvo, en
sustancial síntesis, que la conducta de este último podría
encuadrarse en las previsiones del artículo 255 o 294 del
Código Penal (fs. 3, punto III).
2. El a quo confirió vista al Ministerio Público . Éste,
en lo que aquí importa, expresó: “No surgiendo ilícito alguno
en los hechos denunciados, es que me abstengo de formular
USO OFICIAL
requerimiento de instrucción en las presentes, debiendo V.S.
desestimar las mismas y disponer su archivo” .
3. El juez de primera instancia desestimó la denuncia y
ordenó el archivo de las actuaciones.
4.
entonces
El
denunciante,
el
recurso
de
tenido
por
apelación
querellante,
que
motiva,
dedujo
ahora,
la
intervención de esta Sala.
II. Consideración de la apelación.
1. A mi juicio, la apelación debe rechazarse pero por
las razones que, de inmediato, expondré y que derivan de la
interpretación
armónica
de
los
precedentes
de
la
Corte
Suprema de Justicia de la Nación y de la Cámara Nacional de
Casación
Penal
(véase,
de
esta
última,
in
re
“Rodríguez
Guitián”, Sala II, sent. del 11-7-2008, en “La Ley” 2009-D10, con el comentario de Horacio Santiago Nager, “Límites a
la
autonomía
procesal
del
acusador
privado
y
facultades
recursivas del pretenso querellante contra la desestimación
de la denuncia”).
a) El artículo 180 in fine del Código Procesal Penal de
la
Nación,
legitimado
dispone
para
que
apelar.
el
pretenso
Ello
querellante
determina
que
la
se
halla
Cámara
de
Apelaciones debe decidir el recurso interpuesto contra la
resolución que desestimó la denuncia sin que obste a ello la
circunstancia
de
que
el
Ministerio
Público
hubiese
propiciado, en la oportunidad contenida en el segundo párrafo
de dicha normativa, la desestimación de las actuaciones.
19
b)
El
criterio
por
el
cual
el
pretenso
querellante
tendría derecho a recurso de apelación, en virtud del citado
art. 180 in fine, sólo cuando la instrucción hubiese sido
requerida previamente por el agente fiscal, no armoniza con
una interpretación sistemática del Código Procesal pues el
art. 195 del mismo ordenamiento prevé aquella posibilidad, y
resulta incongruente sostener que el legislador haya previsto
en dos oportunidades, una misma cuestión.
c) Si bien es cierto que la admisión del querellante
particular en los procesos que motivan los delitos de acción
pública
es
cuestión
respectivas,
y
su
librada
a
exclusión
las
no
leyes
procesales
compromete
principio
constitucional alguno, y que esto no se ha visto modificado
por
la
incorporación
constitucional,
de
al
los
orden
interno,
instrumentos
con
jerarquía
internacionales
de
derechos humanos, la interpretación por la cual el pretenso
querellante se encuentra habilitado para interponer recurso
de apelación contra el auto que desestimó la denuncia ante el
pedido efectuado por el agente fiscal en tal sentido también
armoniza
con
nuestro
ordenamiento
procesal
y
la
línea
jurisprudencial de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
que
progresivamente
reconocer
las
se
ha
facultades
de
pronunciado
la
en
querella
a
el
los
sentido
de
fines
del
impulso del proceso penal.
2. Una observación debe efectuarse a las consideraciones
precedentes (véase, en este sentido, el voto del señor juez
García en el precedente de la Cámara de Casación invocado
supra). En efecto, como allí se sostuvo, “a la luz de lo
resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re
‘Quiroga’ (Fallos: 327:5863), ninguna Cámara de Apelación, ni
siquiera
por
vía
de
recurso,
podría
imponer
a
los
representantes del Ministerio Público la promoción de una
acción que estiman no corresponde promover, ni menos aún,
obligarlos a intervenir en el proceso cuando opinan que no
debe haber proceso” (énfasis añadido).
”Si el juez dispone la desestimación de la acción de
conformidad
con
lo
dictaminado
por
la
fiscalía,
el
querellante, o quien pretende serlo como en el caso, sólo
podría
interponer
recurso
de
apelación
para
obtener
la
revisión por una Cámara de lo decidido por el juez. Ahora
20
Poder Judicial de la Nación
Año del Bicentenario
bien, para que
efectiva
de
esa apelación pueda constituir
la
decisión
de
la
fiscalía
de
alguna vía
promover
la
desestimación, deberá cumplirse el trámite de los artículos
454 y 455 C.P.P.N., en el que la intervención del Fiscal de
Cámara
será
obligada.
dictaminado
por
Si
el
éste
agente
opinara
en
fiscal,
contra
aquél
de
lo
elemento
indispensable que es el impulso del titular de la acción
penal
estaría
cumplido,
y
el
proceso
en
condiciones
de
continuar. De lo contrario, si coincidiera con la petición de
desestimación la Cámara podrá confirmar la desestimación en
caso de estar de acuerdo, al contrario, si entendiese que la
desestimación es infundada, deberá declarar entonces que no
se puede proceder por falta de instancia de la fiscalía,
porque en definitiva el requerimiento de instrucción es un
USO OFICIAL
presupuesto procesal para el ejercicio de la jurisdicción”.
“Este modo de proceder –prosiguió- salvaguarda la debida
división entre las funciones requirentes y jurisdiccionales,
porque de todas formas, aunque el fiscal de cámara requiriera
la instrucción, subsistiría la decisión final que conserva el
tribunal de apelación de confirmar la desestimación. Además
constituye una vía apta, que puede inferirse de la necesaria
participación del ministerio público en el trámite de la
apelación, para habilitar el control interno jerárquico en el
ámbito del ministerio público y para asegurar al pretenso
querellante una revisión por ese Ministerio de los méritos de
su pretensión”.
3. En el sub judice el señor Fiscal General ante esta
Cámara ha acompañado el criterio de su par de la instancia
anterior . No existe, entonces, requerimiento de instrucción
y
ello
–conforme
las
consideraciones
efectuadas
supra-
determina la suerte de la apelación.
III. Conclusión.
De consuno con lo expuesto, juzgo que aunque admisible
el recurso de apelación, éste debe rechazarse y confirmarse
la resolución apelada.
Así lo voto.
21
Por tanto y en mérito a lo que resulta del Acuerdo que
antecede el TRIBUNAL, por mayoría, RESUELVE: Declarar mal
concedido el recurso de apelación interpuesto.
Regístrese,
Sala
III
Dres.
notifíquese
Carlos
y
Alberto
devuélvase.Firmmado.Jueces
Nogueira.
Antonio
Carlos Alberto Vallefín.
Ante mí: Dra.María Alejandra Martín.Secretaria.
22
Pacilio.
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