Fundación Jaime Guzmán E. Dictamen de la Contraloría General de la República Caducidad, cancelación, renovación patente alcoholes Se ha dirigido a esta Contraloría General la Municipalidad de Pichilemu solicitando un pronunciamiento -a requerimiento del señor Feliciano Becerra Jorquera- en relación a la situación de la patente de alcoholes que indica, que fuera caducada por la autoridad edilicia, sin contar al efecto con el acuerdo del concejo municipal. Sobre el particular cabe indicar, en primer término, que analizados los antecedentes acompañados, no se advierte que, en la especie, hayan concurrido los requisitos legales para que el municipio procediera a declarar la caducidad de la respectiva patente de alcoholes. Lo anterior, toda vez que, conforme a las disposiciones legales que regulan la materia -artículos 5° y 7° de la Ley sobre Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas, aprobada por el artículo primero de la ley N° 19.925-, la caducidad de las patentes de alcoholes se encuentra prevista por el legislador como una sanción para los casos en que éstas no han sido debidamente pagadas dentro del plazo legal y luego de aplicada la segunda multa, situación que no constituyó el antecedente que originó la pretendida caducidad de la patente en comento. En efecto, el local de expendio de bebidas alcohólicas de que se trata, amparado por la referida patente de alcoholes, fue objeto de un sumario sanitario instruido por la Secretaría Regional Ministerial de Salud pertinente, a cuyo término, en lo que interesa, fue revocada la correspondiente autorización sanitaria. Al respecto cabe señalar que el artículo 175 del Código Sanitario establece que en los casos en que la autoridad sanitaria disponga la cancelación de la autorización de funcionamiento, comunicará ese hecho a la municipalidad respectiva para que proceda a cancelar la correspondiente patente. Pues bien, en la especie, la aludida Secretaría Ministerial comunicó al municipio su decisión de cancelar la autorización de funcionamiento, a través del oficio N° 854, de 2006. No obstante ello, el municipio no procedió a cancelar la patente en 1 cuestión, sino que dispuso su caducidad, situación que, según lo anotado anteriormente, resultó improcedente. Así, teniendo presente que, en la especie, no se configuraron los supuestos básicos para que operara la caducidad de la correspondiente patente de alcoholes, cabe concluir que esa sanción no pudo haber tenido efecto alguno, toda vez que no surgió a la vida jurídica, resultando inoficioso referirse a la concurrencia del acuerdo del concejo municipal a estos efectos. Por su parte, conforme a lo expresado, se advierte que la sanción impuesta por la autoridad sanitaria, en orden a que se cancelara la patente de que se trata, nunca fue efectivamente dispuesta. Al respecto es dable tener presente lo manifestado por la jurisprudencia administrativa de este Organismo de Control, contenida en el dictamen N° 30.070, de 2008, en el sentido que, atendido que el Código Sanitario no contiene normas expresas que regulen la prescripción de las infracciones a esa normativa, ni de las sanciones impuestas por la autoridad sanitaria, resultan aplicables las reglas generales que en esta materia establece el derecho común, esto es, que unas y otras prescriben dentro del término de seis meses que los artículos 94 y 97 del Código Penal, respectivamente, establecen para las faltas. De este modo, considerando que, en la especie, la cancelación de autorización de funcionamiento del local comercial fue decretada por la autoridad sanitaria mediante sentencia N° 0781, de 22 de febrero de 2006, ratificada por resolución N° 1243, de 30 de marzo del mismo año, y que la comunicación al municipio para que precediera a cancelar la respectiva patente fue efectuada por el aludido oficio N° 854, de 19 de abril de 2006, cabe concluir que ha transcurrido, en la actualidad, el plazo de prescripción antes aludido. Ahora bien, en este contexto, resulta pertinente recordar lo señalado en el artículo 20, N° 2, de la referida ley sobre Expendio y Consumo de Bebidas Alcohólicas, el cual dispone que la municipalidad respectiva deberá suspender la autorización de expendio de bebidas alcohólicas si el local no reuniese las condiciones de salubridad, higiene y seguridad prescritas en los reglamentos respectivos. Teniendo presente lo anterior, y atendido que respecto de la patente de que se trata la autoridad municipal no dispuso, como correspondía, su cancelación; que la caducidad de la patente en comento no tuvo efectos jurídicos; y considerando que el establecimiento comercial no ha estado en funcionamiento desde que el municipio notificó al titular de aquélla la supuesta caducidad de la misma, es dable entender que la autorización de expendio de bebidas 2 alcohólicas en comento se encuentra suspendida, debiendo aplicarse las normas sobre renovación de las patentes de alcoholes. En efecto, considerando que el acto de renovación de las patentes de alcoholes, de acuerdo a lo señalado en el artículo 65, letra ñ), de la ley N° 18.695, Orgánica Constitucional de Municipalidades, corresponde a una atribución que debe ejercer el alcalde con acuerdo del concejo, y que conforme a la jurisprudencia administrativa de este Organismo de Control, contenida en el dictamen N° 39.401, de 2008, esa autoridad debe ponderar al efecto, entre otros aspectos, el cumplimiento de requisitos sanitarios, el municipio debería haberse pronunciado sobre la procedencia de renovación de la patente de la especie, en conformidad a si se verifica el cumplimiento de los requisitos legales previstos sobre la materia. En consecuencia, conforme a las consideraciones expresadas, cumple manifestar que la Municipalidad de Pichilemu no se ajustó a derecho al declarar la caducidad de la patente de alcoholes de la especie, toda vez que no se reunían los supuestos para que operara dicha sanción, debiendo regularizar la situación de acuerdo a las consideraciones señaladas en el presente oficio. Dictamen Nº 910, de fecha 08.01.2009 3