COMENTARIO DE TEXTO Santo Tomás trata el tema de la perfección del ser. Partiendo de la afirmación de que el acto contiene más perfección que la potencia, y analizando la composición de los entes a partir de ser y esencia, demuestra el juicio anterior. El punto más importante que expone Santo Tomás en este fragmento es ése mismo: la perfección del ser y su presencia como actualizador en los entes. El ser es acto puro, actualizador de la esencia. Ésta está compuesta de materia y forma y tan sólo alcanza la existencia en acto cuando el ser la actualiza, conformando ambos al ente. Así, los ejemplos que cita son considerados existentes solamente cuando el ser forma parte de ellos. El acto es más perfecto que la potencia, ya que la cualidad de ser, actualizador puro, es primariamente de Dios, y los entes la poseen tan sólo porque participan de Él. El siguiente concepto tratado, consecuencia del anterior, es que el ser no se ve limitado por la esencia. La composición hilemórfica de la esencia es limitante; tanto la materia como la forma ejercen en el ente límites sobre sus características que éste no puede sobrepasar si no cambian los limitantes. Cuando el ser pasa a formar parte del ente, actualizando a la esencia, no es condicionado ni limitado por la esencia. En cambio, ya que el ser es la perfección, es Dios, los entes serán más o menos cercanos a Él en función de los límites de estos. De modo que el humano, por ejemplo, está más cercano a Dios, en su cualidad intelectiva, que los animales; es decir, que posee menos limitantes formales, lo que le permite ser más receptivo de este ser; pero en ningún caso es el ser el que es limitado por la esencia. Santo Tomás de Aquino bebe del aristotelismo a la hora de establecer su metafísica dentro de los límites del cristianismo escolástico. De hecho, es esta introducción del filósofo griego en la teología de la Europa medieval, lo que le confirió la importancia que posee. El tomismo, influenciado por Aristóteles, afirmaba entonces que lo que el intelecto humano manejaba eran los entes. Todo, salvo Dios, podía existir en potencia o en acto. Algo es potencialmente gris, cuando no es gris pero tiene la posibilidad de serlo mientras que si fuese gris, tendría esta cualidad en acto. Dios es el acto puro. El ente es el objeto universal del entendimiento, y nada más que a ello puede recurrir la razón. Estos entes, si son reales y finitos, es decir, existentes por sí mismos, están compuestos por esencia y ser. La esencia es lo que determina la individualidad del ente, sus características, mientras que el ser es participativo de Dios y le adjudica la capacidad de ser como tal acción. La esencia es hilemórfica, compuesta por materia y forma; la materia es el sutrato indeterminado sobre el que la forma ejerce su influencia, su determinación. La materia es universal y común a todos los entes, y tan solo las diferentes formas le confieren diferentes cualidades. En cambio los entes inmateriales, pero finitos, como ángeles y demás, no poseen materia, son tan solo forma. Esta esencia formal esta sujeta, a cambios accidentales, es decir tienen potencialidad y actualidad, no son inmutables. Las cualidades de los entes derivan de Dios, y más cercanas a la perfección son cuanto más próximas a Dios. La principal y más universal característica de Dios es que es. Por lo tanto, el ser lo recibimos de Dios, y es en este punto de la composición del ente donde Santo Tomás aclara que no es el ser el que es limitado por la esencia en la composición del ente, sino que el ente está más arriba en la jerarquía de entes cuanto más completo sea su ser o su perfección. La jerarquía se establece con Dios en su cúspide, sin ser Él un ente; por debajo, y compartiendo su cualidad inmaterial, encontramos los seres intangibles e inteligentes que pueblan el cristianismo; De las criaturas materiales son los hombres, por su capacidad intelectiva los que preceden a los animales, que son tan sólo sensibles, y a las plantas, que poseen alma vegetativa. Por debajo de todo ello están los objetos inertes de la realidad. Esta escala está organizada en función del nivel de autonomía existente en las acciones de los seres. Dios tiene la autonomía total y absoluta que nunca alcanzaremos. El hombre tan sólo puede conocer su entorno en función de la experiencia sensible. Sin embargo, Dios no nos transmite directamente datos acerca de su esencia a través de estos sentidos, sino que partiendo del conocimiento del mundo debemos ser nosotros quienes encontremos cuales son sus características. Del mundo, según Santo Tomás. Existen cinco maneras de llegar a la conclusión de que Dios debe de existir. Todas ellas se basan en un argumento similar, que tiene su origen en el supuesto de que no puede existir una serie infinita de efectos y causas, sino que debe existir algo independiente de esa serie y que además aquella es su origen. La vía del motor inmóvil, la de la causa originaria, la vía de los seres contingentes, la cuarta, sobre la gradación de las perfecciones, y la última, la teleológica. A partir de ellas, Santo Tomás consigue además demostrar por las vías positivas y negativas, ciertas características divinas. Podemos decir entonces que Santo Tomás de Aquino logra los objetivos de un escolástico, como son esclarecer por la razón cuestiones acerca de la existencia y la naturaleza de Dios, conciliar fe y razón e introducir un nuevo sistema en la teología por el cual la estructura universal, de Dios y del hombre, son inteligibles y sistemáticos. EDUARDO BASTOS MARTÍN. 1º Filosofía. Comentario de texto sobre Santo Tomás HISTORIA DE LA FILOSOFÍA MEDIEVAL II