[ PERÍODO 5. LA MARINA DEL SIGLO XX ] CAPÍTULO IV. LA MARINA DE LA POSGUERRA. LOCUCIÓN: LA MARINA DEL PRESENTE La Armada española con su capacidad operativa actual, fruto de un bien ganado prestigio y de una programación razonable ha iniciado el siglo XXI con un esperanzado punto de partida, con miras al futuro naval. La nueva generación de las fragatas «Aegis» de la clase «Álvaro de Bazán» y el nuevo buque de proyección estratégica «Juan Carlos I» se unirán al portaviones «Príncipe de Asturias», a las seis fragatas de la clase «Santa María», al arma aérea embarcada con aviones y helicópteros con capacidad nocturna y a la nueva generación de los buques de asalto anfibio de la clase «Galicia», constituyendo un potente y moderno Grupo de Proyección que, con el apoyo de la moderna Fuerza de Medidas Contraminas y de los buques de apoyo logístico, proporcionará a la Flota una importante capacidad expedicionaria, de permanencia en la mar y de sostenimiento prolongado de operaciones en escenarios estratégicos alejados y aguas litorales, acorde con las exigencias de los nuevos tiempos. Por su parte la serie de buques de acción marítima (BAM) en construcción, modernizarán y potenciarán las capacidades de la Armada en operaciones de seguridad marítima (MSO). Estos modernos buques construidos en España, con arreglo a las más modernas técnicas, con capacidad interoperativa y de participación en operaciones conjuntas combinadas, signos de identidad de estos tiempos, revalorizan su eficacia militar. Y España puede seguir jugando el papel que le impone su destino histórico en defensa de sus intereses sustanciales. 1. PLANES Y CONSTRUCCIONES NAVALES El valor potencial al término de la guerra, y tras la recuperación de la flota republicana en aguas de Bizerta, no había sufrido una alteración sensible respecto a la que estaba en servicios al comienzo de la misma. Sin embargo, la mayoría de los buques que habían militado en la flota republicana se encontraban en un estado deplorable, lo que obligaba a emprender costosas obras de gran carena y remozar y actualizar la artillería para que pudiesen recuperar su perdida capacidad operativa. Del mismo modo, la intensa actividad en la mar de las unidades de la Marina nacional había producido sensibles desgastes de material que requerían notables inversiones económicas y esfuerzos de todo orden, lo que no era fácil en las vísperas de la segunda guerra mundial. Así, la Marina de los años 40 tanto en sus hombres como en el tradicional binomio de buques y bases, necesitaba una reforma a fondo para rehacer su condición de arma útil y eficaz, pero con escasas posibilidades, dentro del entusiasmo y el esfuerzo, ya que la II Guerra Mundial comportaría una auténtica revolución tecnológica que España de momento no se podía permitir. Sin embargo, se proyectó un ambicioso plan − fruto del triunfalismo de la época −, promulgado en la Ley de 8 de septiembre de 1939, que aprobaba el llamado Programa Naval del Movimiento que se desarrollaría en 11 años. Este programa no pasó de ser una mera utopía por lo que vueltos a la realidad se llevó a cabo por el recién creado Consejo Ordenador de las Construcciones Navales Militares, la realización de un programa de mucho más modesto alcance con la entrega aparte de las rehabilitaciones de las bases de los minadores Eolo y Tritón, cuatro de los 8 cañoneros de la serie Pizarro, 3 de los dragaminas de la clase Bidasoa y el submarino B-1. Los Pizarro, sencillos y sin complicaciones habían de ser las primeras unidades de la reestructuración. Más tarde, entre 1944 y 1955, se construyeron en Ferrol los 4 primeros cañoneros de la serie Audaz y los restantes se botaron en Ferrol entre 1955 y 1961, que pasaron directamente a realizar obras de modernización. Estos buques adolecieron de defectos en su diseño, por lo que su corrección comportó según el vicealmirante Álvarez Maldonado «Una labor ingrata que consumió tiempo, esfuerzo y dinero...». La Marina de los años 50, tras el fin del aislamiento internacional, cuenta con los Oquendo, Roger de Lauria y Marqués de la Ensenada; las corbetas: Descubierta, Princesa, Atrevida, Diana, Nautilus y Villa de Bilbao, los 7 dragaminas de fuel-oil de la clase Tinto y las lanchas torpederas Lurssen de fabricación nacional. Poco a poco se iba conformando la imagen de una Marina a tono con las circunstancias. Desde la dureza de unos años ingratos para la nación. 2. LA AYUDA NORTEAMERICANA Suscritos los convenios de cooperación con el gobierno de Estados Unidos − en el mes de septiembre de 1953 −, en un ambiente de franca comprensión hacia la realidad española, el convenio defensivo ya incluiría el suministro de material para las fuerzas armadas, el desarrollo de la cooperación con la industria española para mejorar el material y finalmente la utilización y mantenimiento con fines militares de diversas instalaciones en territorio español, siendo Rota (Cádiz), como base naval, una de las más importantes. La ayuda militar norteamericana en cuanto a la Armada, se materializó de 2 formas: transferencias la de 10 años atrás −, al permitir el estacionamiento de los submarinos nucleares de la clase Polaris en Rota. Diversas circunstancias, sin embargo, favorecieron el 6 de agosto de 1970, la firma de un Acuerdo de Amistad y Cooperación por 5 años prorrogables por otros 5. Dicho Acuerdo, que derogaba el anterior, entró en vigor el 26 de septiembre de 1970, y para la US Navy, lo fundamental era seguir disponiendo de la base de Rota, mientras que para la Armada era el estado de los barcos que nos iban a ceder, ya que no se consiguió que fueran entregados en propiedad, sino en calidad de préstamo, aunque se consiguió que los destructores FRAM I, estuvieran en el mejor estado posible y totalmente pertrechados. El submarino Almirante García de los Reyes, recibió el cariñoso apelativo de treinta y único. (José Luis Coello Lillo. Buques de la Armada Española). de unidades de nueva construcción o de segunda mano, previamente acondicionadas como lo fueron el Dédalo, Lepanto, A. Ferrándiz, A. Valdés, A. Galiano y Jorge Juan y la entrega de material para la modernización de nuestros buques, tanto de los que estaban en servicios como los que se habían acabado de construir. Tan importante como la transferencia de los destructores Fletcher fue para la Armada la cesión del submarino de la clase Balao-Drahen, en servicio desde 1944 y que recibió el nombre de García de los Reyes. Durante la década de los años 70, desarrolló una gran actividad participando en los ejercicios nacionales y en todos los combinados con marinas extranjeras, por ser el único submarino en posesión de la capacidad operativa requerida. Los convenios con los Estados Unidos, tuvieron para España aspectos positivos en el terreno político − pues nos permitió salir del aislamiento internacional −, en el económico supuso un fuerte incremento monetario, y en el militar, la proporción de medios modernos de defensa aérea y naval y los adelantos técnicos y de adiestramiento puestos a disposición del personal español. Si nos atenemos a cifras, los más de 500 millones de dólares de ayuda que recibieron las Fuerzas Armadas españolas en los 10 primeros años de vigencia del convenio, representan aproximadamente el 26% de las cantidades asignadas a los 3 ministerios militares en los presupuestos entre 1954 y 1962, ambos inclusive. Aunque hay que señalar que con esas cantidades se cubrían los gastos de personal, que eran muy elevados en lo que respecta al Ejército de Tierra. Sin embargo, las compensaciones y garantías fueron mínimas en comparación a la aportación española a las fuerzas estratégicas de disuasión de los Estados Unidos; aportación que se acentuó con la prórroga de 1963 − cuando la situación de España era ya muy diferente a Lo mismo cabe decir de los submarinos de la clase Guppy y demás buques transferidos. También se consiguió que todas estas unidades, se entregaran a la Armada en puertos del Atlántico y no del Pacífico. La lista de buques de guerra inicialmente solicitados en las negociaciones y cuya cesión se hizo efectiva por los Estados Unidos fue la siguiente: 1. 5 destructores de la clase FRAM I. 2. 2 submarinos de la clase Guppy. 3. 3 buques de desembarco de carros tipo LST, a los que posteriormente se unirían 2 buques de transporte tipo LPA. 4. 1 buque Dique de desembarco del tipo LSD. 5. 4 dragaminas oceánicos del tipo MSO. Los destructores FRAM I, fueron rebautizados en España con los nombres de Churruca, Gravina, Méndez Núñez, Lángara y Blas de Lezo. Los dragaminas oceánicos tuvieron por nombre Guadalete, Guadalquivir, Guadalmedina y Guadiana. Por su parte, la Empresa Nacional Bazán construyó en este período las fragatas de la clase Baleares (DEG), buques polivalentes con capacidad antiaérea y antisubmarina: Baleares, Andalucía, Cataluña, Asturias y Extremadura; las corbetas de la clase Descubierta: Descubierta, Diana, Infanta Elena, Infanta Cristina; submarinos de la clase Delfín, buques hidrográficos: Malaspina, Tofiño, Castor y Pollux; patrulleros pesados: Lazaga, Alsedo, Cadarso, Villamil, Bonifaz y Recalde y patrulleros ligeros: Barceló, Laya, Javier Quiroga, Ordoñez, Acevedo y Cándido Pérez. Los LST fueron rebautizados como Conde de Venadito, Velasco y Martín Álvarez, el LSD como Galicia y los dos LPA como Aragón y Castilla. Este período supuso una importante evolución orgánica en la Infantería de Marina. En 1957 se crea el Grupo Especial de Infantería de Marina constituido por la Escuela de Aplicación de Infantería de Marina y el Tercio Sur, teniendo como misiones las docentes asignadas a la Escuela y de creación de doctrina de [ [PERÍODO 5. LA MARINA DEL SIGLO XX ] actuación y empleo táctico de la Infantería de Marina. El mismo año de su creación, el Grupo Especial participa en la pacificación del Ifni. Por Real Decreto de 3 de octubre de ese mismo año, se fijan las misiones de la Infantería de Marina. En 1961 unidades del Grupo Especial desembarcan en Guinea Ecuatorial para proteger la evacuación de residentes españoles. Por último, como hito trascendental de este período de la historia de la Infantería de Mariana, en 1969 se constituye el Tercio de Armada que a lo largo de los años irá consolidando la capacidad anfibia de nuestra Infantería de Marina como uno de los pilares básicos de la capacidad de proyección de la Armada. Así, cuando en 1988 la instrucción de organización de la Flota incluye el Grupo Delta para la proyección del poder naval en tierra, el Tercio de Armada queda vinculado operativamente al Almirante de la Flota. En 1996, el Plan E-01(A) establece la creación de la Brigada de Infantería de Marina (BRIMAR) dentro del Tercio de Armada. Si la dependencia logística de la Armada española con respecto a la de los Estados Unidos fue muy acusada, el esfuerzo español alcanzó notables cuotas de superación en el logro de una Marina operativa y eficaz, consolidada desde los primeros días de la transición hasta los presentes. 3. LA MARINA DE LOS ÚLTIMOS AÑOS: EL ARMA AÉREA Tras el fallecimiento del general Franco y al acceder al trono SM. el rey Juan Carlos I, se inicia una nueva época, con la instauración de un régimen parlamentario y democrático, tras la aprobación de la nueva Constitución española en noviembre de 1976. El desarrollo de la nueva situación política, comportaría notables reformas legislativas que repercutirían muy directamente en la Fuerza Naval, nuevos acuerdos con Norteamérica, restricciones presupuestarias, leyes de personal, programas de modernización y nuevas botaduras y entregas. La capacidad aeronaval de la flota, se vio afectada con la conversión del Dédalo de portahelicópteros a portaaviones, con la adquisición de los primeros Harrier y la creación del Grupo Aeronaval que participó en diversos ejercicios de adiestramiento. Se relanzó el Programa Naval con las fragatas de la clase Santa María: Santa María, Numancia y Victoria y la construcción del moderno portaaviones Príncipe de Asturias, que sustituyó al Dédalo devuelto y desguazado en un arsenal de los Estados Unidos. El Príncipe de Asturias, cuya capacidad ofensiva reside en el número de aviones que pueda embarcar en él y el armamento que pueda llevar en vuelo principalmente, cuenta además con unas instalaciones de apoyo, talleres, pañoles y ayudas a la navegación «todo tiempo» realmente óptimas. Se construyeron también las corbetas Cazadora y Vencedora, segunda serie de la clase Descubierta y los submarinos de la clase Galerna: Galerna, Siroco, Mistral y Tramontana y llegaron de Norteamérica, los nuevos transportes anfibios Castilla y Aragón, para sustituir a los viejos de los mismos nombres. Se construyeron igualmente nuevos patrulleros y lanchas de vigilancia marítima. Destaquemos también por último, las construcciones de las fragatas Reina Sofía, Navarra y Canarias, el petrolero de flota Marqués de la Ensenada y el buque de aprovisionamiento de combate Patiño, que con el buque de investigación oceanográfica Hespérides, cuyas campañas en la Antártida gozan del mayor prestigio científico, integran los actuales cuadros de una Marina moderna y eficaz, sin alardes pero sin renuncia. Y cerremos la visión con la septuagenaria pero siempre joven imagen de nuestro querido buqueescuela Juan Sebastián de Elcano, embajador y navegante por todos los mares del mundo que tanta patria lleva entre sus velas. Portaaviones Príncipe de Asturias fue el sustituto del Dédalo, devuelto a EE.UU. (C.A.E. de la Armada). El arma aérea alcanzó también sobre todo en las últimas décadas, un alto grado de desarrollo y consolidación. Tras la adquisición de los primeros helicópteros Bell y Sikorsky, en 1964, se decidió transformar el Negociado de Helicópteros del EMA, en Sección Especial del Arma Aérea, debido al incremento que había experimentado la tramitación de asuntos relacionados con la obtención y sostenimiento de estos medios aéreos. El paso siguiente, fue la adquisición de 4 helicópteros Augusta Bell en Italia y la compra de 4 avionetas Piper Comanche para pilotos de ala fija que estuvieron largo tiempo inmovilizadas en Rota por conflictos internos con el Ejército del Aire. El helicóptero antisubmarino SeaKing fue otra de las deseadas incorporaciones del arma aérea. En 1972, llegaron a la base de Rota 5 Hughes 369/500 cerrándose con ellos la 6.ª Escuadrilla. También se adquirieron helicópteros Huet Cobra empleados y experimentados en la guerra de Vietnam. Poco tiempo después serían los famosos Harrier, aviones de despegue vertical los que ocuparían las cubiertas del Dédalo. La incorporación de aviones a la Fuerza Naval representó una auténtica revolución en el aspecto táctico que requería una adaptación de mentalidad, de ahí la creación del Grupo Aeronaval de la Flota. En la década de los ochenta se incorporaron los aviones AV-8B que integran la 9.ª Escuadrilla del Arma Aérea, mientras que la 10.ª está formada por helicópteros Lamps. También se incorporan helicópteros en misión de exploración Searchwater. Este conjunto de medios servido por personal cualificado, coloca a la Fuerza Naval, desde la óptica del Arma Aérea, a la altura de las otras marinas europeas de la Alianza Atlántica (N.A.T.O.). 4. ESPAÑA EN LA O.T.A.N. LA MARINA EN LOS CONFLICTOS EXTERIORES Como respuesta a la solicitud presentada por España, el secretario general de la Alianza Atlántica − O.T.A.N.− cursó una invitación formal al gobierno español para adherirse a ella. Tras la ratificación del Protocolo de Adhesión por parte de todos los países miembros, el 30 de mayo de 1982, se depositaba en Washington el instrumento de adhesión que nos convertía en el 16.º país de la Alianza Atlántica. Acto seguido se entablaron negociaciones para definir la forma de participación en las diversas instituciones de la O.T.A.N. y, en particular, se abordó el tema de integración española en la estructura militar del mando. Estas conversaciones quedaron interrumpidas en 1982, con la llegada al poder del gobierno socialista, ya que en el programa del presidente González figuraba la congelación del proceso de integración en la O.T.A.N. y la convocatoria de un referéndum para decidir nuestra continuación en ella. Celebrado el referéndum, el 12 de mayo de 1986, el resultado fue positivo, si bien nuestra permanencia en la O.T.A.N. se fijaba dentro de unos parámetros restrictivos. España no participaría en la estructura militar integrada; no se permitiría la introducción o almacenamiento de armas y componente nucleares en territorio español, y la presencia militar norteamericana se reduciría de una manera progresiva. El modelo español de integración a la O.T.A.N. contó con la reticencia de algunos de los países miembros. Todo esto ha evolucionado con el tiempo y hoy estamos plenamente integrados en todos sus organismos, así como en la Unión Europea. En razón de ello, la Marina participa plenamente también de la doctrina O.T.A.N. y ha estado representada en ejercicios en la Stanavforlant, la Navocformed y la Stanavformed y los altos jefes de la Armada ocupan puestos de responsabilidad en los mandos navales de la Alianza Atlántica. En los últimos años, la Armada realizado misiones por todo el mundo: Española ha - Estuvo presente en conflictos exteriores como la guerra del Golfo con una fragata en el Golfo Pérsico, y otra fragata, la Santa María, y dos corbetas, Descubierta y Cazadora, en el Mar Rojo. En el conflicto de Yugoslavia con las fragatas Baleares y Extremadura y la presencia continuada en Bosnia i Herzegovina de una fuerza de Infantería de Marina desde el año 1996. En el Adriático con los submarinos Mistral, Siroco y Tramontana. - Participó en operaciones como Libertad Duradera con el LPD Castilla y un Grupo Táctico de la Brigada de Infantería de Marina en el Puerto de Basora, y una fragata en operaciones de interdicción en el Golfo de Adein. - Participó en la Operación de Estabilización de Naciones Unidas en Haití, desplegando y manteniendo en zona durante más de un año, a un contingente de 400 infantes de marina del Tercio de Armada. - En operaciones de ayuda humanitaria como la de repuesta a la catástrofe ocasionada por el Huracán Mitch, en la que el LPD Galicia transportó equipos médicos, alimentos y material de reconstrucción a Honduras, Nicaragua y Guatemala, o la más reciente respuesta a la devastación del Tsunami en Indonesia dónde de nuevo el LPD Galicia transportó material y equipos médicos y de ingenieros para ayuda a la reconstrucción.” - O desplegando un Grupo Anfibio formado por unidades del Grupo de Proyección de la Flota y de la Brigada de Infantería de Marina que participaron en la Operación de Naciones Unidas en el Líbano, FINUL, como fuerza de primera respuesta de la aportación española a la misión.