¿ES LA PERMANENCIA ESTUDIANTIL UN ASUNTO DE CALIDAD EDUCATIVA? Políticas nacionales y gestión institucional para reducir el abandono Gartner, María Lorena1 Gallego, Carmenza2 Universidad de Caldas - COLOMBIA [email protected] [email protected] Resumen. El abandono estudiantil es un preocupante fenómeno que afecta negativamente los esfuerzos de las sociedades con miras a la formación del capital humano requerido para encarar los enormes desafíos del desarrollo económico, social y ambiental, en el marco de la sociedad global del conocimiento. Colombia ha logrado ampliar la cobertura en la Educación Superior, sin embargo, este logro se ha visto ensombrecido por los elevados índices de deserción. Cada vez es mayor el número de estudiantes que ingresan a la Educación Superior con alto riesgo de abandono por diversos factores: económicos, sociales y académicos. La capacidad de disminuir el abandono y garantizar la permanencia en el Sistema Educativo es un componente esencial de calidad que compromete los criterios de eficacia, eficiencia, pertinencia y equidad. La calidad de las instituciones educativas hace necesario tener en cuenta las características de su población estudiantil, como premisa para las orientaciones pedagógicas, las políticas institucionales y las actuaciones de los diversos actores que confluyen en el escenario educativo. El abandono es un fenómeno relacionado con condiciones sociales deficitarias, en las que se presentan una sucesión de factores que, en cadena, configuran la conocida vulnerabilidad social, económica y académica, a la que se suman factores individuales e institucionales. En tal sentido, aunque las instituciones educativas no pueden sustraerse a los condicionantes de las sociedades a las que pertenecen, sí pueden contrarrestar en parte la influencia negativa del origen social de los estudiantes. La Universidad de Caldas ha venido desplegando esfuerzos orientados a prevenir la deserción estudiantil, a través de un programa denominado: “Permanencia con Calidad”, con el que se pretende abordar integralmente esta problemática, mediante la combinación de acciones de apoyo económico, académico, familiar y psicológico, que concitan la participación de gran número de actores institucionales, en el marco del Sistema Institucional de Aseguramiento de la Calidad. A partir de esta experiencia de intervención sobre el abandono en la Educación Superior, se realiza una reflexión sobre el tema de la calidad educativa, haciendo referencia particular a los procesos de acompañamiento estudiantil, como un factor que aporta, de manera significativa, al desarrollo de una educación con calidad, la cual se cimienta en el reconocimiento de las características de los estudiantes, en la capacidad de ofrecer oportunidades efectivas de aprendizaje en atención a su diversidad y en la respuesta a las necesidades sociales. 1 2 Trabajadora Social docente Universidad de Caldas, miembro Consejo Nacional de Acreditación de Colombia. Trabajadora Social docente Universidad de Caldas. Descriptores o Palabras Clave: Abandono, Deserción, Calidad Educativa, Cultura del Acompañamiento. 1 Introducción Para insinuar el enorme significado que tiene el decidido compromiso orientado a garantizar la permanencia estudiantil en condiciones de calidad, no es posible dejar de mencionar el papel relevante que desempeña el fortalecimiento de los sistemas educativos en la actual economía global del conocimiento. El ascenso económico y el crecimiento en la productividad competitiva con posibilidades de acercar los abismos de la desigualdad no pude lograrse sin el incremento en los niveles educativos de la población con estrictos parámetros de calidad. Es claro que las oportunidades educativas traen consigo ventajas en relación con la participación ciudadana, la inserción laboral, las condiciones salariales y el desarrollo de las capacidades indispensables para asumir los retos y exigencias que requiere la sociedad contemporánea. Uno de los problemas que enfrenta la Educación Superior en América Latina es la deserción estudiantil, expresada en una elevada proporción de estudiantes que no logran culminar sus estudios en el nivel terciario, con el enorme costo social que ello implica. Son innumerables las investigaciones que ha concitado dicho fenómeno con miras a entenderlo e intervenirlo, así como gigantescos han sido los esfuerzos por lograr claridad conceptual al respecto y modelar sus determinantes, estableciendo el peso relativo de ellos. En consecuencia, son diversos los modelos teóricos que han emergido (psicológico, sociológico, económico, organizacional, de interacción, académico, etc.) que, sin duda, aportan a la comprensión del abandono estudiantil. Sin embargo, con un tono muy ecléctico, habrá que decir que cada uno de ellos sólo aporta piezas a este complejo rompecabezas. La confluencia de múltiples variables en la decisión de abandonar las aulas en los escenarios de la Educación Superior dan cuenta de la multicausalidad del fenómeno y, por ende, de las dificultades que enfrentan las acciones orientadas a evitarlo. En Colombia se han ido consolidando múltiples procesos enfocados a garantizar la permanencia estudiantil. Particularmente, para el caso que nos ocupa, la Universidad de Caldas ha avanzado en un proceso conducido desde la óptica de la calidad educativa. Desde esta perspectiva y reconociendo que la deserción es un fenómeno multifactorial se han adoptado estrategias integrales que comprometen gran parte de la dinámica institucional. El objetivo de esta presentación es compartir unas reflexiones sobre la calidad educativa, suscitadas por la experiencia de promoción de la permanencia en la Universidad de Caldas, particularmente en lo que respecta al componente de acompañamiento estudiantil. 2 Referentes contextuales En las últimas décadas, a nivel mundial, se ha observado un crecimiento inusitado de los sistemas de Educación Superior expresado en un mayor número de instituciones, de programas y de estudiantes. Colombia no ha estado ajena esta tendencia conocida como masificación de la Educación Superior y, en consecuencia, ha presentado avances en materia de ampliación de la cobertura, particularmente, en lo que va corrido de la presente centuria. Mientras en el año 2000 la tasa de cobertura se estimaba en el 23.5%, en el año 2012 aumentó al 42.3% (Sistema Nacional de Información de la Educación Superior – SNIES–), lo que significó un crecimiento sin precedentes de la población estudiantil. Este incremento numérico de estudiantes en la Educación Superior se correlaciona con una mayor heterogeneidad; los campus universitarios en las últimas dos décadas están siendo habitados por una población estudiantil cada vez más diversa en sus orígenes sociales, étnicos, culturales y económicos, y en sus características personales. El esfuerzo encaminado a incrementar la cobertura, en términos del acceso a la Educación Superior, se ve frustrado por la interrupción en la trayectoria académica de un elevado porcentaje de quienes ingresan. Este fenómeno, en el transcurso del presente trabajo será nombrado indistintamente como abandono o deserción. Según informe del Ministerio de Educación Nacional: En Colombia, para el año 2012, la deserción3 en el nivel universitario alcanzó el 45.3%, lo que significa que uno de cada dos estudiantes que ingresa a educación superior no culmina sus estudios. El problema es mayor en el nivel técnico y tecnológico, donde la deserción alcanza niveles del 63.2% y el 52.3% respectivamente. Por su parte, la tasa de deserción anual ascendió a 11.1%. La meta del Plan de Desarrollo Prosperidad para Todos es reducirla al 9% en 2014. El periodo crítico en el cual el fenómeno se presenta con mayor intensidad, corresponde a los cuatro primeros semestres de la carrera, en el cual se produce el 74% de la deserción de estudiantes, donde inicia un proceso de adaptación social y académica al medio universitario. Con respecto a la graduación de los estudiantes, la información registrada en el Sistema para la Prevención de la Deserción en las Instituciones de Educación Superior 3 Según el Ministerio de Educación Nacional es desertor “todo estudiante que no presenta matrícula durante dos períodos consecutivos o más al momento del estudio”. SPADIES-, permite establecer una tasa de graduación del 16.8% en el undécimo semestre y de 32.2% en el decimocuarto semestre.(Ministerio de Educación Nacional, 2013) Ante esta situación, resulta acertada la metáfora de la “puerta giratoria”, utilizada por Castellanos (2012) para expresar que de las aulas son expulsadas las personas tan rápido como entran. La diferencia es que, al entrar hay expectativa por un futuro mejor y al salir hay frustración. El abandono de las aulas es un fracaso en cadena que va desde el individuo que malogra el proyecto de culminar sus estudios, pasando por la familia y la institución educativa, hasta llegar al Sistema Educativo. Así mismo, los costos económicos son altos para los sujetos, las familias y las instituciones, sin contar con lo oneroso que es para la sociedad un proyecto de formación profesional frustrado. En Colombia, el proceso de seguimiento a la permanencia y al abandono estudiantil en la Educación Superior, realizado por el Ministerio de Educación Nacional, arroja información en la que muestra que el factor determinante de la deserción estudiantil en el país está asociado al potencial o capital cultural y académico con el cual ingresan los estudiantes a la Educación Superior. En su orden le siguen los factores financieros y socioeconómicos, los institucionales y los de orientación vocacional y profesional (Ministerio de Educación Nacional, 2009). Es claro que la manera como se distribuye el capital cultural está relacionada con las estructuras sociales, por consiguiente, el nivel socio-económico y el capital cultural de las familias explican en buena medida las diferencias académicas y la tendencia a desertar del sistema educativo. Es así como el abandono educativo en todos los niveles – básico, secundario y terciario– se relaciona con la acumulación de desventajas en una estructura de oportunidades socialmente configurada. En sociedades como las nuestras, caracterizadas por sus enormes desigualdades sociales y económicas, la ampliación de cobertura en el nivel educativo terciario ha significado el ingreso a las Instituciones de Educación Superior – IES– de un número cada vez más elevado de estudiantes con alto riesgo académico, económico, social y familiar. Asistimos a un proceso de recomposición de la población estudiantil en la Educación Superior expresado en una mayor diversidad con respecto a procedencia geográfica, social y cultural, y en una mayor vulnerabilidad académica y económica. Mientras en el año 2000 en Colombia menos del 25% de estudiantes provenía de familias con ingresos inferiores a dos salarios mínimos, en 2010, dicha participación ascendió al 53% (Ministerio de Educación Nacional, 2010). La creciente vulnerabilidad social, económica y académica se ve reflejada en muchos indicadores que permiten predecir las probabilidades de deserción. Dichos indicadores son, por ejemplo: el estado ocupacional del estudiante al momento de presentar las Pruebas de Estado (PE) para el ingreso a la Educación Superior, el resultado de dichas pruebas y el nivel educativo de la madre. Como se advierte en la Tabla 1, la deserción es mayor en quienes presentan baja calificación en las PE, trabajaban al momento de presentar dichas pruebas y provienen de hogares en los que la madre tiene nivel educativo bajo. Tabla1: Deserción por cohorte en Colombia de acuerdo con la calificación en las Pruebas de Estado (PE) y el nivel educativo de la madre Calificación PE BAJA 62,7% MEDIA 52,3% ALTA 41,1% Nivel educativo de la madre Básica primaria 55.7% Básica secundaria 54,3% Media vocacional o técnica/tecnológica Universitaria o superior Fuente: SPADIES (2013) 49,8% 46,6% Trabajaba al presentar PE Sí 61.7% trabajaba No 51.9% trabajaba Mientras en el pasado el abandono era considerado como una deseable señal de alto nivel se selectividad de los graduados y de exigencia académica; en la actualidad, este fenómeno cuestiona seriamente la calidad educativa, en la medida en que compromete varios de sus criterios, como son: la eficiencia, la pertinencia y la equidad. Al aplicar estos criterios al fenómeno del abandono educativo o a su contraparte, la retención, se puede concluir que: La capacidad de una IES para que la mayoría de sus estudiantes permanezcan hasta el final del trayecto académico y egresen en los tiempos previstos alcanzando los objetivos formativos definidos en el currículo es EFICACIA. El ajuste académico y organizacional de las IES a las necesidades de los estudiantes y de la sociedad en que se sitúa es PERTINENCIA Y RELEVANCIA SOCIAL. La capacidad de atender la desigual situación de los estudiantes para lograr los objetivos educativos es EQUIDAD.(Martínez R., 2007) El compromiso con la calidad en las IES colombianas se ve reflejado en las estadísticas de deserción. Las instituciones que poseen acreditación de alta calidad muestran menores índices de deserción (Ministerio de Educación Nacional, 2012). A pesar del indeseable reflejo en la educación de los sistemas sociales basados en la desigualdad y la falta equidad, no podemos dejar de creer que las IES pueden contrarrestar en parte la influencia negativa del origen social de los estudiantes. “Cuando una institución acepta estudiantes con desventajas académicas se hace responsable de proveer los recursos que permitan, en el estudiante, mantener la intención de permanecer en la universidad” (Peralta Díaz, 2008). Las variables económicas, sociales, culturales, académicas e institucionales que inciden en la deserción pueden ser agrupadas en dos grades factores de riesgo: externos e internos. Los primeros se focalizan fundamentalmente en contextos socioculturales carenciales, en los que confluyen la precariedad en los ingresos, las familias numerosas, el bajo capital cultural, la discriminación, el conflicto, la inseguridad y la violencia, entre otros. Los segundos invocan los procesos de adaptación institucional, las interacciones con docentes y estudiantes, los sistemas pedagógicos, la elección de la carrera, los estilos de aprendizaje, los hábitos de estudio, los recursos de apoyo académico y la utilidad percibida, entre otros, los cuales contribuyen, junto con los primeros, a la configuración de un comportamiento acumulativo que desencadena en repitencia, en atraso, en ausentismo y, finalmente, en deserción. A simple vista, podría decirse que los factores externos no son gobernables por las IES, lo cual, en parte, es cierto. Sin embargo, los sistemas de bienestar existentes en las IES públicas y privadas, de una u otra forma, desarrollan acciones paliativas al respecto, como son, a modo de ejemplo, las becas, las residencias estudiantiles, los apoyos económicos por monitorías, los aportes alimentarios, los servicios de salud física y mental, etc. Ahora bien, los factores internos sí que son gobernables institucionalmente, claro está que con un decidido compromiso en diferentes niveles y escenarios institucionales, como se indicará más adelante. Aunque teóricamente el abandono es explicado a partir de varios énfasis en los que se desglosan los múltiples aspectos que integran los factores internos y externos que ponen en riego la permanencia y graduación en la Educación Superior, es claro que la deserción se encuentra multideterminada, como ya se ha indicado. En tal sentido, en la medida en que confluyen causas de diverso orden, se requiere desarrollar un enfoque integral y articulado que atienda las diversas variables que intervienen. Por consiguiente, es necesario movilizar la estructura administrativa y académica de las IES, pues la deserción implica un compromiso institucional que involucra la dinámica origanizacional en su conjunto. Si entendemos la educación como un bien público, es claro que la meta es educar con calidad y no simplemente escolarizar. En tal sentido, el Gobierno Colombiano, a través del Ministerio de Educación Nacional, suscribió en el año 2010 el llamado Acuerdo Nacional para Reducir la Deserción, firmado por el presidente y los rectores de las IES, el cual busca articular los esfuerzos públicos y privados en torno al tema y convocar la participación de las familias, el sector productivo y los gobiernos locales en su atención. En el marco de este Acuerdo, el Gobierno viene trabajando en estrategias de apoyo económico, en el fortalecimiento de la capacidad institucional para atender el tema, en la nivelación y acompañamiento académico de los estudiantes antiguos y nuevos, en la orientación vocacional y en la profundización de los procesos de articulación entre la educación media, superior. En consecuencia, muchas IES colombianas han venido desplegando enormes esfuerzos orientados a disminuir los índices de abandono, en muchos casos, mediante estrategias focalizadas a abordar integralmente el fenómeno, en las que se combinan acciones de apoyo económico, académico, familiar, psicológico, etc. 2. Referentes institucionales. Universidad de Caldas La Universidad de Caldas es una institución de carácter público, cuya población de poco más de 13.000 estudiantes conforma una comunidad heterogénea en lo concerniente a su caracterización socio-económica y cultural. En la actualidad, la Universidad es un escenario multicultural en el que hacen presencia estudiantes de toda la escala social; más del 74% pertenecen a los dos estratos socio-económicos más bajos. Así mismo, integran la comunidad estudiantil personas de muy diversas regiones del territorio nacional y de origen étnico diferenciado, dígase, por ejemplo, afrocolombianos, indígenas y Rom. La Universidad de Caldas, según reporte de SPADIES (2013), presenta una deserción promedio cercana a la cifra nacional. Por consiguiente, en el marco de su Sistema de Aseguramiento de la Calidad, se ha dado a la tarea de desarrollar procesos que, en atención a las características de sus estudiantes y a las demandas de su contexto social, económico y cultural, buscan la transformación institucional en sintonía con la sociedad en la que se inserta y a la cual se debe. Es así como en el marco del programa denominado “Permanencia con Calidad”, la Institución busca abordar integralmente el fenómeno de la deserción estudiantil, mediante la articulación de acciones de apoyo económico, académico, familiar, psicológico, etc. y a través de la intervención coordinada de gran cantidad de actores institucionales. Dicho Programa se organiza a través de una adaptación de la fórmula de Simpson (2009). MENOR DESERCIÓN = ELECCIÓN APROPIADA + IDENTIFICACIÓN TEMPRANA DE LA VULNERABILIDAD + CONTACTO PROACTIVO OPORTUNO + APOYO EXTERNO Sobre cada uno de los elementos de la fórmula, se encuentran planteados diversos proyectos diferenciados según cada factor de riesgo susceptible de ser intervenido institucionalmente. Sin embargo, por las limitaciones de espacio y el propósito de esta presentación no se hará referencia a la filigrana de su estructura y de su alcance operativo. La intención es abordar un único aspecto específico de dicho Programa que puede considerarse como su telón de fondo y a partir del cual se ha pretendido generar transformaciones institucionales que comprometen la calidad de sus procesos educativos y que, en lo fundamental, apuntan a intervenir los factores internos de la deserción. Se trata de la CULTURA DEL ACOMPAÑAMIENTO. En consecuencia, nos ocuparemos sólo de algunos asuntos generales derivados de la experiencia focalizada en este tema particular, que quizás puedan servir como referente en contextos de aplicación similares. Los tropiezos, equívocos y logros presentados en el aún corto camino de su diseño e implementación, nos llevan a compartir algunas reflexiones acerca de sus implicaciones y de sus obstáculos, teniendo siempre, como referente, el fortalecimiento de la calidad educativa en procura del desarrollo humano, social y académico de nuestros educandos y del progreso de nuestra sociedad. El sueño de consolidar una Cultura del Acompañamiento en el marco del programa de Permanencia con Calidad se inició en la Universidad de Caldas en el año 2010 con una propuesta cuyos pilares aún están vigentes y que responden a una concepción del estudiante como ser integral, en cuyo proceso y desenlace académico interactúan diversos condicionantes de tipo personal, institucional, familiar, social, cultural y económico. Por consiguiente, siempre ha sido claro que para potenciar el desempeño académico de los estudiantes y aportar a su formación mediante estrategias de acompañamiento, se hace necesario movilizar diversos actores institucionales en función de unos objetivos comunes y mediante procedimientos concertados. Se quiso, entonces, aportar al desarrollo de una Cultura del Acompañamiento, mediante la implantación del denominado “Sistema Tutorial”. Dicho Sistema implica desatar una serie de procesos que debían desarrollarse simultáneamente, a saber: darle institucionalidad a la figura de tutor docente y par tutor, generar apoyos académicos complementarios, reenfocar procesos de capacitación a docentes y crear un adecuado sistema de información que denominamos “Observatorio Académico”. 3. El Sistema Tutorial como estrategia movilizadora de una cultura del acompañamiento De manera general, los principales elementos constitutivos de nuestro Sistema Tutorial son: a. El Docente tutor. La figura del docente tutor definitivamente posee un rol estratégico, en tanto se orienta hacia la formación académica, profesional y humana del estudiante, y también atiende sus dificultades de integración académica o social durante su trayectoria en la institución. La labor del tutor se desarrolla a través de la interacción personal y del diálogo. Desde el punto de vista académico, la tutoría realizada por docentes favorece la elección de la trayectoria académica del estudiante y la correcta utilización de recursos institucionales disponibles que aporten a su mejor desempeño. Desde el punto de vista personal, aunque igualmente implica orientación y conducción en la utilización de recursos de apoyo en el entorno, también es una estrategia que facilita el proceso de transición de la Educación Media a la Superior y favorece la relación entre Universidad–Profesores-Estudiantes. La figura del tutor debe ser implantada institucionalmente, previa asignación de recursos económicos, normas y procedimientos claros, criterios y procesos de selección adecuados, capacitación específica y estímulos. La institucionalización de un canal de comunicación entre estudiantes y docentes, en este caso a través de las tutorías, produce efectos colaterales en como es el de la presión que los mismos tutores pueden ejercer en la remoción de las prácticas pedagógicas inapropiadas en la institución. b. El par tutor. La tutoría realizada por pares hace alusión al trabajo colaborativo entre estudiantes, a través del cual uno de ellos, con demostrada calidad académica y humana, acompaña a otro estudiante en riesgo de deserción por razones académicas y contribuye al éxito en sus estudios con miras al alcance de su título universitario y, por su puesto, de su inserción en un entorno laboral calificado. A través de esta relación, el estudiante tutor aprende enseñando y el estudiante tutorado aprende gracias a la guía personalizada que le ofrece un compañero (Pineda B. & Pedraza O., 2011). Es previsible que, en muchos casos, el par tutor desempeñe un papel más efectivo que el mismo docente como gestor del aprendizaje, por compartir unos referentes generacionales que facilitan el entendimiento de los problemas cognitivos que enfrenta el tutorado en asignaturas específicas y por ambientar una interacción más libre y con mayor confianza. La figura del par tutor debe tener similares condiciones de implementación que la del docente tutor, pues de ese modo se garantiza su apoyo a los procesos educativos. c. El apoyo complementario para facilitar el mejoramiento en el desempeño académico de los estudiantes. Recuérdese que el riesgo académico interactúa con características de los estudiantes; por consiguiente, tendrá que centrarse en la persona y considerar el contexto en el que se insertan las acciones educativas. A manera de ejemplo, las poblaciones indígenas y afro-descendientes cuentan con mecanismos para ingresar a las universidades públicas en el marco de las políticas de integración socio-cultural de la sociedad colombiana. Los estudiantiles con referenciación cultural específica son una tantas manifestaciones de la conformación heterogénea de la población estudiantil que, de manera particular, interpela los modelos pedagógicos tradicionales4. Estos estudiantes enfrentan, particulares situaciones de cambio cultural y de negociación de identidades con consecuencias en su proceso académico y profesional. El reconocimiento a la diversidad aporta a una perspectiva de condiciones deficitarias en lo económico, con escaso capital académico familiar y con débiles redes sociales de apoyo, entre otros. Por consiguiente, los refuerzos nivelatorios en áreas de conocimiento estratégicas para garantizar un mejor desempeño académico se tornan necesarias. Es el caso, por ejemplo, de la lógica y de las matemáticas. Igualmente, la generación de espacios para reforzar el desarrollo de competencias en lectoescritura y el mejoramiento en los hábitos de estudio, sin duda, son un aporte importante, al proporcionar las herramientas que permiten el desarrollo de procesos académicos cualificados. d. Los docentes y las pedagogías. Los programas de prevención de la deserción estudiantil son un pretexto más para fomentar la concepción del docente como acompañante y orientador de los procesos formativos, en el marco de las instituciones que tienen un claro compromiso con la permanencia de sus estudiantes en condiciones de calidad. El docente darwinista y transmisionista que centra la actividad educativa en su propio rol y que desconoce las características de sus estudiantes empieza a ser reconocido para los planes de formación profesoral con el propósito de cualificar la docencia. “En este contexto se pone de relieve el papel del docente como un agente activo en el acompañamiento y el éxito del estudiante. Por consiguiente, conviene trascender la visión de un profesional e investigador idóneo [que siempre deberá serlo] a la de un acompañante caracterizado por el interés en potenciar el desarrollo de los jóvenes, por su cercanía a ellos, por su capacidad y disposición al diálogo, por su identidad y por el compromiso con los procesos que adelanta cada estudiante”(Pineda B. & Pedraza O., 2011). Una docencia con calidad tendrá que desarrollarse teniendo en cuenta las 4 “Cuando se produce su ingreso a la Universidad, los indígenas encuentran que ésta no respeta realmente la diversidad nacionalitaria y cultural. Ninguno de los programas académicos, los contenidos de los cursos, las metodologías de los mismos, la lógica con la que funcionan o los sistemas de evaluación ha sufrido modificación alguna que implique que se ha tenido en cuenta la presencia de los estudiantes indígenas […] Como han dicho algunos de ellos, si quieren permanecer en la Universidad y tener éxito académico deben abandonar lo que son y creen, su saber y pensamiento […] Con esta óptica, la propia Universidad, sus profesores, estudiantes y estructuras académicas pierden la oportunidad de enriquecerse a sí mismos dando acogida y aplicación reales a la diversidad nacionalitaria de nuestro país. […] La “diversidad étnica y cultural” es una característica de nuestro país y debe beneficiarnos a todos; la Universidad debería ser abanderada en hacer que ello sea así. El propósito de la participación de los indígenas en la vida Universitaria no puede ser sólo, y quizás ni siquiera deba serlo así, el de obtener un título universitario, sino el de acceder a un cuerpo de saberes y conocimientos que, relacionados con los suyos propios, permitan la consolidación y el crecimiento de la vida de sus sociedades”. (Vasco U., 1992) inclusión y de cohesión social que, sin duda, contribuye al enriquecimiento de la sociedad. Como lo plantean (Pineda B., Pedraza O., Baquero, Dussan, & Ramírez B., 2010): “La literatura sobre deserción y retención estudiantil, señala contundentemente que el papel de la interacción en la generación de un sentido de pertenencia, afiliación y compromiso con la institución, es más evidente en el espacio frecuentemente compartido por docentes y estudiantes: el aula de clase”. De ahí la insistencia en la necesaria pertinencia de los modelos pedagógicos y, por ende, en el desarrollo permanente de procesos de capacitación docente para el ejercicio de una labor educativa renovada y de alta calidad. e. El Observatorio Académico. Definitivamente, los procesos de acompañamiento a los estudiantes en sus diversas estrategias tienen una operación más pertinente en la medida en que se desarrollen con el apoyo de unos buenos sistemas de información que permitan tomar decisiones en forma oportuna, mediante la identificación de los estudiantes en riesgo académico, económico y psicosocial, el seguimiento a los estudiante en sus rutas de apoyo institucional y el monitorio de los indicadores relacionados con deserción. La capacidad para disponer de dicha información también hace posible realizar estudios sobre el tema con alta capacidad de aplicación. El desarrollo de una Cultura del Acompañamiento, a través de los elementos constitutivos del Sistema Tutorial en la Universidad de Caldas, que bien podrían incluir otros o reenfocar algunos, definitivamente tendrá que conducir a: remover prácticas pedagógicas impropias, cambiar las inadecuadas interacciones entre estudiantes y profesores, abrir canales institucionales de comunicación acerca de las condiciones de los estudiantes que ponen en riesgo el éxito en sus procesos académicos, establecer redes de apoyo que comprometen muchas decisiones, actores e instancias institucionales, y entender la sociedad a la que pertenecen los estudiantes y en la cual se inserta la institución. Es un asunto de responsabilidad social. 4. Algunos aprendizajes Si bien aún se desconoce el efecto específico del Sistema Tutorial y de su impacto en la movilización de una cultura del acompañamiento que contribuya a la disminución de la deserción estudiantil, las acciones de monitoreo adelantadas permiten afirmar que se ha logrado motivar parte del cuerpo profesoral, quienes, al igual que estudiantes, han expresado que los procesos tutoriales son útiles y de enorme importancia. Sin embargo, a partir de la experiencia vivida con el proceso de implementación del Sistema Tutorial, es posible indicar que la configuración de un modelo eficaz, eficiente y sostenible de tutorías enfrenta diversos retos de disímiles naturalezas, como son: La constitución y el posicionamiento institucional de la figura del tutor que requiere disponer de recursos económicos, de compromiso institucional explícito en políticas o planes estratégicos y, por supuesto, de normas y procedimientos que establezcan con claridad los requisitos y condiciones de operación, los cuales deben ser suficientemente socializados. Cabe advertir que la puesta en marcha de un sistema tutorial en forma obligatoria y sin claridad acerca del reconocimiento del tiempo de las tutorías en la labor de los docentes enfrentará un serio obstáculo. Los procesos de selección y preparación de tutores. Para empezar, habría que decir que no todo profesor desea y está en disposición de ser tutor, pues esta tarea exige condiciones particulares para aportar a los proceso de formación de los estudiantes en escenarios distintos al aula o al laboratorio. Tendrán que jugar un papel importante en su designación de tutores, la motivación, las habilidades comunicativas, el conocimiento e identidad con respecto al programa académico y a la institución, así como la sensibilidad hacia las problemáticas de los estudiantes. De igual manera, a la institución le corresponde desarrollar procesos de capacitación permanente que aporten a la cualificación el tutor. Muchas de las actividades que debe desarrollar el tutor no se resuelven únicamente con las buenas intenciones y el deseo de colaborar con la permanencia de los estudiantes y la eficiencia terminal en los procesos académicos. El establecimiento de un Sistema Tutorial únicamente enfocado en el riesgo produce en algunos estudiantes desconfianza y temor a ser rotulados o estigmatizados por sus dificultades académicas, familiares o económicas. La identificación de los efectos intangibles generados en el acompañamiento y en la formación integral. La forma como este sistema debe permear las directrices institucionales en términos de la redefinición del Proyecto Educativo Institucional y, como consecuencia, sus políticas curriculares, su modelo pedagógico y los planes académicos. La vinculación de los sistemas de acompañamiento con el núcleo primario del estudiante, llámese grupo familiar o de acudientes, con miras a fortalecer redes de apoyo externas a la institución. Las IES de carácter público históricamente no suelen incorporar esta población en sus procesos formativos. La manera como son otorgados y mantenidos los apoyos económicos externos podría ser revisada, aunque en apariencia no estarían muy ligados a estos procesos de acompañamiento. Empresas privadas, ONGs e instituciones gubernamentales de carácter nacional, regional y local suelen generar sinergias con IES, especialmente públicas, a través de las cuales otorgan apoyos económicos o logísticos que, sin duda, van dirigidos a estudiantes en riesgo. Sin embargo, este tipo de ayuda sin la incorporación de estrategias de acompañamiento específicas no logran el efecto deseado en términos de inversión social. Por, consiguiente, sería conveniente y deseable reenfocar tales ayudas en clara concordancia con procesos de seguimiento. La apertura de canales de comunicación entre docentes y estudiantes genera espontáneamente una mayor densidad en la comunicación entre docentes y otras instancias institucionales, como aquellas encargadas de las funciones de Bienestar Estudiantil y los servicios de apoyo económico, deporte, recreación, salud física y mental, etc. Por consiguiente, también se hace necesario prever esta situación para generar rutas y procedimientos claros que eviten sobrecargas laborales en los responsables de los programas de bienestar, información y procedimientos confusos y soluciones no ágiles. 4. Conclusión general Para finalizar, cabe resaltar que aunque el acceso a la educación de los sectores sociales con más bajos recursos económicos es un esfuerzo social de justicia y equidad, éste es apenas el comienzo del camino conducente a disminuir, a través de la educación, el peso de los factores de origen social y familiar en las nuevas generaciones. Desde las mismas IES, púbicas y privadas, habrá que continuar con dichos esfuerzos a través de procesos educativos conscientes de la sociedad en la que se desarrollan, para garantizar la disminución del abandono estudiantil, de lo contrario, la expectativa de ampliación de cobertura, equidad e inclusión resultaría una quimera. Por tanto, la responsabilidad social de las IES es el referente esencial de la permanencia estudiantil y de la eficiencia terminal en los procesos educativo. Se trata, sin duda, de un asunto de CALIDAD EDUCATIVA. Las políticas y programas de permanencia que reconozcan la diversidad de necesidades y condiciones de los estudiantes tendrán que remover prácticas pedagógicas centradas en el docente y fomentar el desarrollo de espacios que hagan posible el acompañamiento a los educandos, para el logro de las competencias requeridas en sus procesos sus formación y la generación de oportunidades efectivas de aprendizaje, como condición para la culminación exitosa de los estudios. Referencias Martínez R., F. (2007). Propuesta metodológica para desarrollar un sistema de indicadores educativos para evaluar la calidad de la educación en México. México: Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Ministerio de Educación Nacional. (2009). Deserción estudiantil en la educación superior colombiana. Metodología de seguimiento, diagnóstico y elementos para su prevención (Primera ed.). Bogotá. Ministerio de Educación Nacional. (2010, February). Ingreso, permanencia y graduación. 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