TRÊS PARADIGMAS DA TEOLOGIA DO PULRALISMO RELIGIOSO

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Para una teología del pluralismo
religioso: visión tripartita
Rafael Lopez Villasenor1
Resumen: Este artículo tiene como objetivo abordar la reflexión teológica en torno
del pluralismo religioso buscando la postura tripartita: eclesiocéntrica, cristocéntrica
y teocéntrica. Estos tres paradigmas teológicos son tres formas diferentes de concebir
la relación entre las religiones, por lo tanto tres maneras de hacer teología. La
cuestión central que intentamos responder es: ¿cómo la reflexión teológica se
posiciona frente del pluralismo religioso? La hipótesis es que las posturas teológicas
varían de acuerdo con la visión de Iglesia.
Palabras clave: Pluralismo religioso; Exclusivismo; Inclusivismo; Diálogo; Visión.
Introducción
Vivimos en una época de pluralismo religioso acentuado, propio de la
Posmodernidad. Pasó el tiempo en que las instituciones religiosas, especialmente la Iglesia
Católica, podían proponerle a la sociedad un conjunto de exigencias relativas a la fe y a los
comportamientos esperando una aceptación social inmediata. En las sociedades
contemporáneas, los individuos deciden libremente al respecto del tipo de religión a
adoptar, o eligen quedarse sin religión. Lo que las organizaciones religiosas ofrecen tiene
que ser atractivo para los potenciales consumidores. Pocas personas están en la religión
actual por esta ser la de los padres, hubo un pasaje de la herencia religiosa o tradición para
la religión como opción personal de vida y la fe como elección del individuo.
Durante los últimos años, muchos católicos en Brasil buscaron otras Iglesias,
especialmente de cuño pentecostal.2 Este cambio del mapa religioso ayuda a pensar una
1
Máster en Ciencias de la Religión por la PUC-SP y doctorando en Ciencias Sociales por la PUC-SP.
E-mail: [email protected].
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teología del pluralismo religioso. En nuestra reflexión, primero trabajamos la visión
teológica exclusivista eclesiocéntrica desarrollada a lo largo de la historia de la Iglesia, que
fue pensada como única depositaria de la verdad absoluta y de la salvación, con carácter de
validez exclusiva y universal para todos los tiempos y pueblos, y todos aquellos que no
pertenecen a ella están en el error y en la ignorancia religiosa. Luego entramos en la visión
teológica inclusivista, que vincula la salvación presente en las otras religiones a la acción
del Espírito de Cristo y, por ese motivo, se define como cristocéntrica. Finalmente,
abordamos la visión teológica teocéntrica pluralista, visión que sustenta a Cristo como
camino, pero no el único modo para llegar a Dios. La salvación no tiene que pasar,
necesariamente, por la Iglesia o por Cristo.
Visión teológica exclusivista eclesiocéntrica
El exclusivismo realza la confesión de la propia fe o la afirmación de la posición
religiosa personal, excluye la posibilidad de cualquier otra religión que comparta la verdad
y el acceso a la transcendencia de forma igual. Las otras tradiciones son vistas como
diversos grados de error y de confusión. Tal exclusivismo puede ser absoluto cuando las
otras tradiciones son vistas como bajo el poder del mal o vinculadas al error. Cuando es
menos categórico, reconoce elementos de verdad y valor fuera de la propia religión, pero
mantiene la afirmación de que solo ella posee la verdad integral. En el caso del
Catolicismo, la Iglesia se define como la única depositaria de la verdad absoluta y de la
salvación, con carácter de validez exclusiva y universal para todos los tiempos y pueblos, y
todos aquellos que no pertenecen a ella están en el error y en la ignorancia religiosa.
El axioma “extra Ecclesiam nulla salus”3 muestra la postura clásica eclesiocéntrica
exclusivista, que remonta a Cipriano de Cartago († 258}: buscaba a los herejes cristianos,
no las otras religiones. En el siglo XIV, este discurso fue retomado por el Papa Bonifacio
VIII, en la bula Unam Sanctam, del 18 de noviembre de 1302: “Fuera de esta Iglesia
Católica no hay ni salvación, ni remisión de los pecados” y “es absolutamente necesario
2
3
Datos del IBGE muestran que los católicos, en 1991, eran el 83,8%, lo que significa 122,3 millones;
en el 2000, eran 73,8%, o sea, 125,5 millones. Los evangélicos, en 1991, eran 9,1%, lo que significa
13,1 millones; ya en el año 2000 alcanzaron 15,5%, o sea, 26,5 millones. Los sin religión, en el
2000, eran 7,4 %.
“Fuera de la Iglesia no hay salvación”.
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para la salvación toda criatura humana sujetarse al Pontífice Romano”.4 Posteriormente, fue
reafirmada esta posición por los cánones dogmáticos del Concilio de Trento contra la
Reforma Protestante iniciada por Lutero.5 El axioma fue usado para mantener la hegemonía
católica, para condenar las otras religiones e Iglesias y para alejar de los fieles el peligro de
migrar a otras Iglesias o religiones. También, refleja el exceso de triunfalismo eclesial
católico.
El Papa Pio IX (1846-1878) publicaba, en el año 1864, la encíclica Quanta Cura, la
más polémica de su largo pontificado, con el anexo Syllabus Errorun [Lista de Errores],
que contiene ochenta puntos sobre los principales errores modernos de la época. EL texto
condena todos los errores referentes a la fe, a los enemigos de la Iglesia, a la libertad de
culto y de consciencia:
Con efecto, por la fe hay que sustentarse que fuera de la Iglesia Apostólica Romana nadie
puede salvarse; que esta es la única arca de la salvación, que quien en ella no hubiera entrado
perecerá en el diluvio. Mientras tanto, también es preciso tener por cierto que aquellos que
4
5
Disponible en: <www.presbiteros.com.br>. Ingresado el: 12 dic. 2007.
La Reforma Protestante, iniciada por Martín Lutero, contesta fuertemente los dogmas de la Iglesia
Católica. Lutero fijó, el 31 de octubre de 1519, en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, las 95 tesis
que criticaban varios puntos de la doctrina católica. Entre otras, condenaba la venta de indulgencias,
el culto a las imágenes, repudiaba el celibato y afirmaba que la salvación del hombre ocurría por la
fe. Proclamaba la Biblia y su interpretación subjetiva por el lector como la única autoridad,
renegando los dogmas de Roma (cf. César, 2006, p. 74-80). La reacción de la Iglesia Católica se
hizo con la llamada Contra Reforma Protestante, por medio del Concilio de Trento. Ese Concilio
fue realizado en tres etapas: la primera, de 1545 a 1551; la segunda, en 1551 y 1552; finalmente, fue
concluido entre los años de 1562 a 1663, reformando la doctrina católica e introduciendo cambios.
La Iglesia precisaba auto reformarse para sobrevivir. Era necesario, también, evitar que otras
regiones de Europa, de Asia y del Nuevo Mundo se hagan protestantes. Para contener el avance de
la Reforma Protestante, el Concilio estableció medidas defensivas y ofensivas. Como puntos
principales, destacamos: la reafirmación de los sacramentos; la confirmación de los dogmas; la
afirmación de la presencia real de Cristo en la Eucaristía; la redacción de un catecismo; la creación
de seminarios para la formación de los sacerdotes; la reafirmación del celibato; la veneración a los
santos y a la Virgen; la aprobación de los estatutos de la Compañía de Jesús, creada antes que
Concilio por Ignacio de Loyola; el mantenimiento del latín como lengua del culto; la traducción
oficial de las Sagradas Escrituras; la confirmación de la traducción de San Jerónimo, en el siglo IV,
como texto auténtico; el fortalecimiento de la jerarquía, por lo tanto de la unidad de la Iglesia
Católica, al afirmar la supremacía del papa como “Pastor universal de toda la Iglesia”; la
reorganización del Tribunal de la Inquisición o Santo Oficio, encargado de combatir la Reforma; la
creación del Index (índice), encargado de la censura de obras impresas, lista de libros cuya lectura
estaba prohibida a los fieles. Surgen las nuevas congregaciones religioso apostólicas para
evangelizar al Nuevo Mundo y a combatir los llamados “herejes de la Iglesia”. Cf.
<www.presbiteros.com.br>. Ingresado el: 12 dic. 2007.
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sufren de ignorancia de la verdadera religión, si aquella es invencible, no son ellos ante los
ojos del Señor acusados por eso de culpa alguna. Ahora, ¿quién será tan arrogante que sea
capaz de señalar los límites de esta ignorancia, según la razón y la variedad de pueblos,
regiones, caracteres y de tantas otras y tan numerosas circunstancias?6
Un apéndice de la encíclica Quanta Cura, de 8 de diciembre de 1864, que
acompañaba el Syllabus, repitió: “No hay salvación fuera de la Iglesia de Dios y esta es la
católica”, porque “la Iglesia Católica es la única verdadera religión”. Podríamos entender, a
partir de ese texto, que todos los que están y viven fuera de la Iglesia viven en una situación
de extrema precariedad espiritual, y serán condenados. Entones, solo la Iglesia Católica
posee todos los medios para ofrecer con seguridad las vías de la “salvación”. En
consecuencia, los que viven fuera de la Iglesia Católica deben buscar aproximarse a ella, ya
que es la única fuente plena y segura de toda “salvación”. Siguiendo el raciocinio, las
personas que no están integradas a la Iglesia Católica están apartadas de la gracia de la
“salvación”, en consecuencia de la vida divina. Entonces, existe la imposibilidad de la
“salvación” para todos los no católicos. Así, ningún católico podrá jamás encontrar la
“salvación” saliendo de la Iglesia Católica para “entrar” en una “secta” 7 o grupo
“cismático”, u otra Iglesia, u otra religión.
El Papa San Pio X (1903-1914) publicó el llamado Catecismo Mayor el 15 de julio de
1905. El Catecismo se hizo conocido como de San Pio X. Es un escrito didáctico, en
preguntas y respuestas, sobre las verdades y dogmas católicos. Con referencia a la
6
7
PIO IX. Syllabus. Alocución Singulari Quadam. 1854. Disponible en: <www.presbiteros.com.br>.
Ingresado el: 12 dic. 2007.
El término secta adquirió definición más precisa y sociológica con los estudios de Ernst Troeltsch,
Reinhold Niebuhr y Liston Pope: secta es todo grupo cismático nacido en el interior de una Iglesia
organizada y en oposición a ella. En obediencia a una autoridad carismática, la secta se regula por
una interpretación literal o extremamente alegórica de los textos sagrados, con énfasis en las
doctrinas despreciadas por la Iglesia a la cual pertenecía, y es fuertemente mística, misionaria,
mesiánica y escatológica. Su oposición alcanza igualmente a los valores culturales y, no es raro, a
las costumbres vigentes, en protesta contra el orden establecido. El Cardenal Kasper (2005, p. 78)
dice que debemos estar atentos al uso de la palabra secta. En general, tiene una connotación
negativa y difamatoria. Para él, el término secta no es fácil de definir ni hay consenso sobre la
definición. Secta no debe ser usada para cualquier grupo religioso. La palabra indica un
comportamiento fanático, fundamentalista y agresivo que hace el diálogo imposible. La Iglesia
Católica llama secta a los grupos que se desprendieron de las Iglesias Tradicionales Reformadas, y
que hoy continúan apareciendo en cualquier parte, a veces , sin ninguna referencia a Jesucristo,
como ocurre en los documentos Santo Domingo y Ecclesia in America, entre otros.
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exclusividad de la salvación dentro de la Iglesia Católica, destacamos las siguientes
preguntas y respuestas:
149. ¿Qué es la Iglesia Católica? La Iglesia Católica es la sociedad o reunión de todas las
personas bautizadas que, viviendo en la tierra, profesan la misma fe y la misma ley de Cristo,
participan de los mismos sacramentos, y obedecen a los legítimos Pastores, principalmente al
Romano Pontífice.
153. ¿Entonces no pertenecen a la Iglesia de Jesucristo las sociedades de personas
bautizadas que no reconocen al Romano Pontífice como su jefe? Todos los que no reconocen
al Romano Pontífice como su jefe, no pertenecen a la Iglesia de Jesucristo.
156. ¿No podría haber más de una Iglesia? No puede haber más de una Iglesia porque, así
como hay un solo Dios, una sola fe y un solo bautismo, de la misma manera no hay ni puede
haber más que una sola Iglesia verdadera.
168. puede ¿alguien salvarse fuera de la Iglesia Católica, Apostólica, Romana? No. Fuera de
la Iglesia Católica, Apostólica, Romana, nadie puede salvarse, como nadie puede salvarse del
diluvio fuera del arca de Noé, que era figura de esta Iglesia.8
También: en la encíclica Pascendi Dominici Gregis, sobre el Modernismo, publicada
el 8 de septiembre de 1907, San Pio X condena las tesis modernistas:
[...] Toda religión, no ejecutada [sic] siquiera la de los idólatras, debe ser tenida por verdadera
[...]. Y los modernistas de hecho no niegan, al contrario, conceden, unos confusa y otros
manifiestamente, que todas las religiones son verdaderas [...]. Cuando mucho, en el conflicto
entre las diversas religiones, los modernistas podrán sostener que la católica tiene más
verdad, porque es más viva, y merece más el título de cristiana, porque más completamente
corresponde a los orígenes del cristianismo9
La visión rígida del axioma “extra Ecclesiam nulla salus” muestra el preconcepto y la
convicción de la superioridad de la cultura religiosa occidental de la fe católica sobre todas
las demás. La Iglesia Católica servía de medida para las otras Iglesias y religiones. Está
claro que, con tales premisas, la relación del Catolicismo con las otras Iglesias y religiones
8
9
SAN PIO X. Catecismo Mayor. Disponible en: <http://www.presbiteros.com.br
/Catequese/CatecismodeS%E3oPioX.htm>. Ingresado el: 24 abr. 2008.
Disponible
el:
<http://www.vatican.va/holy_father/pius_x/encyclicals/documents/hf_px_enc_19070908_pascendi-dominici-gregis_po.html>. Ingresado el: 24 abr. 2008.
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no podía ocurrir entre iguales, pero como aquella que es depositaria de las verdades y
superior a todas, esto es, la Iglesia Católica, con las otras religiones tenidas como falsas,
paganas e inferiores, lo que imposibilitaba cualquier tipo de aproximación y diálogo. El
ejemplo concreto se da en el proceso de evangelización del continente americano, en la
perspectiva eclesiocéntrica y exclusivista que, muchas veces, en vez de encarnar el amor
evangélico, implantó la Iglesia de forma violenta. La tarea de los misioneros era atraer a las
personas hacia la Iglesia por medio de la imposición del bautismo.
Esta visión es eclesiocéntrica. Su exclusivismo10 salvífico representó la postura
clásica de la Iglesia de la Cristiandad con el lema “extra Ecclesiam nulla salus”. Tal
posición teológica exclusivista fue hegemónica hasta el Concilio Vaticano II, que abrió el
camino para el diálogo con otras Iglesias y religiones. Según la visión tradicional, solo hay
salvación si hay reconocimiento explícito de Jesucristo y la incorporación sacramental a la
Iglesia Católica, a su unicidad y universalidad salvífica. En la práctica, mientras tanto, esta
teoría siempre fue relativizada, ya que se aceptaba el bautismo de deseo, admitiéndose
incluso que ese deseo fuese solamente implícito (Brighenti, 2001, p. 278). Reconocer la
validez del bautismo en otras Iglesias era admitir que también “fuera de la Iglesia hay
salvación”, superando el exclusivismo católico. El actual Código de Derecho Canónico,
promulgado por el Papa Juan Pablo II en 1983, sustituyendo el Código anterior, fechado en
1917, que fuera promulgado por el entonces Papa Benedicto XV, reconoce la validez del
bautismo en otras Iglesias cristianas. Quien fue bautizado en esas Iglesias no puede ser
rebautizado, a no ser bajo condición, esto es, caso que el bautismo que recibió no haya
tenido los requisitos necesarios para su validez:
Aquellos que fueron bautizados en comunidad eclesial no católica no deben ser bautizados
bajo condición, a no ser que, examinada la materia y la forma de las palabras usadas en el
bautismo otorgado, y cumpliéndose la intención de bautizado adulto y del ministro que lo
bautizó, haya seria razón para dudar de la validez del bautismo. (869 § 2.)
El Código confirma que fuera de la Iglesia Católica también hay salvación, ya que, al
reconocer el bautismo realizado por otras denominaciones cristianas, reconoce que la
salvación no es exclusividad del Catolicismo. Cada Conferencia local debe pronunciarse
10
En el campo protestante, la posición exclusivista adquiere una forma no eclesiocéntrica, sino
centrada en el triple principio: solo la fe, solo la gracia, solo la Biblia (cf. Virgil, 2006, p. 75).
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sobre el tema.11 Aunque, actualmente, no se utilice más el clásico axioma “fuera de la
Iglesia no hay salvación”, aún existe un discurso eclesiocéntrico defensivo ad intra,
preocupado con la actividad proselitista de las sectas y nuevos grupos religiosos, que
muchas veces son vistos como un grave obstáculo al esfuerzo evangelizador.
11
La CNBB determinó sobre la validez del bautismo, expresa en nota de pié de página del canon 869
del Código de Derecho Canónico:
A) Diversas Iglesias bautizan, sin duda, válidamente; por esta razón, un cristiano bautizado en una
de ellas no puede ser normalmente rebautizado, ni siquiera bajo condición. Esas Iglesias son:
a) Iglesias Orientales (“'Ortodoxas'”, que no están en comunión plena con la Iglesia
católico- romana, de las cuales, por lo menos, seis se encuentran presentes en Brasil);
b) Iglesia veterocatólica;
c) Iglesia Episcopal de Brasil (“Anglicanos'”);
d) Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB);
e) Iglesia Evangélica Luterana de Brasil (IELB);
f) Iglesia Metodista.
B) Hay diversas Iglesias en las cuales, aunque no se justifique ninguna reserva en cuanto al rito
bautismal prescrito, sobre todo debido a la concepción teológica que tiene del bautismo – p. ej., que
el bautismo no justifica y, por eso, no es tan necesario, algunos de sus pastores, según parece, no
manifiestan siempre urgencia en bautizar sus fieles o en seguir exactamente el rito bautismal
prescrito: también en esos casos, cuando hay garantías que la persona fue bautizada según el rito
prescrito por esas Iglesias, no se puede rebautizar, ni bajo condición. Esas Iglesias son:
a) Iglesias presbiterianas;
b) Iglesias bautistas;
c) Iglesias congregacionalistas;
d) Iglesias adventistas;
e) La mayoría de las Iglesias pentecostales (Asamblea de Dios, Congregación Cristiana de
Brasil, Iglesia del Evangelio Cuadrangular, Iglesia Dios es Amor, Iglesia Evangélica Pentecostal
“Brasil para Cristo”);
f) Ejército de Salvación (este grupo no acostumbra a bautizar, pero cuando lo hace, lo
realiza de modo válido en cuanto al rito).
C) Hay Iglesias de cuyo bautismo se puede prudentemente dudar y, por esa razón, se requiere, como
norma general, la administración de un nuevo bautismo, bajo condición. Esas Iglesias son:
a) Iglesia Pentecostal Unida de Brasil (esta Iglesia bautiza solo “en nombre del Señor
Jesús”, y no en nombre de la SS. Trinidad);
b) “Iglesias Brasileñas” (aunque no se pueda levantar ninguna objeción en cuanto a la
materia o a la forma empleadas por las “Iglesias Brasileñas”, no obstante se puede y se debe dudar
de la intención de sus ministros; cf. Comunicado Mensual de la CNBB, septiembre de 1973, p.
1227, c, n. 4; cf. También, en la “Guía Ecuménica”, la nota “Brasileñas, Iglesias”);
c) Mormones (niegan la divinidad de Cristo, en el sentido auténtico y, en consecuencia su
papel redentor).
D) Con seguridad, bautizan inválidamente:
a) Testigos de Jehová (niegan la fe en la Trinidad);
b) Ciencia Cristiana (el rito que practica, bajo el nombre de bautismo, tiene materia y forma
ciertamente inválidas. Algo semejante se puede decir de ciertos ritos que, bajo el nombre
bautismo, son practicados por algunos grupos religiosos no cristianos, como Umbanda).
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Visión teológica inclusivista cristocéntrica
El inclusivismo tiene una visión positiva con relación a las otras religiones y
creencias y reconoce en ellas la mediación salvífica, aunque de manera deficiente e
incompleta. Para el teólogo José María Virgil (2007, p. 40), entre el exclusivismo y el
inclusivismo hay mucho en común. El inclusivismo no deja de ser un exclusivismo
moderado, visto que tolera otras religiones y admite en ellas alguna presencia de la
salvación. Sin embargo, continúa manteniendo el exclusivismo y privilegiando a la Iglesia
Católica en el escalón de los bienes salvíficos. Así, las religiones del mundo son caminos
de salvación, pero mientras que tienen implícitas la salvación de Jesucristo. Tal posición
vincula la dinámica de la salvación presente en las otras religiones a la acción del Espírito
de Cristo y por ese motivo se define como cristocéntrica. Acepta que la salvación ocurra en
las otras religiones, pero les niega una autonomía salvífica, por causa de la unicidad y
universalidad de la salvación de Jesucristo (Teixeira, 1995, p. 44-45). El Cristianismo es
visto como presente en todas las religiones. Todas las religiones no cristianas en la
dirección del Cristianismo, aún sin saberlo. Ellas contienen de forma parcial las enseñanzas
divinas que se hicieron visibles en Jesucristo. Según el teólogo Jacques Dupuis (2004, p.
109), la perspectiva inclusivista cristocéntrica es la más adoptada en la Iglesia y entre los
teólogos católicos, aunque contemple en su mismo horizonte cristocéntrico posiciones
diversas e incluso contrastantes. En esa misma línea va José María Virgil (2006, p. 81),
reconociendo que, en el Cristianismo, tanto católico como protestante, el inclusivismo es,
actualmente, la posición mayoritaria.
En el inclusivismo hay una primera posición, llamada “teoría de la realización o
cumplimiento”, según la cual los valores positivos de las religiones no cristianas son
explícitamente reconocidos, pero son destinados a encontrar su realización en el
Cristianismo. Las diversas religiones de la humanidad representan a aspiración innata en el
ser humano a la unión con lo divino, aspiración humana y universal que encuentra su
respuesta en Jesucristo y en el Cristianismo. Todas las religiones serían “religiones
naturales”, solo el Cristianismo seria “religión sobrenatural” (cf. Teixeira, 1995, p. 45-46).
Tal posición encuentra resonancia en los documentos del Magisterio actual, como, por
ejemplo, en la encíclica Redemptoris Missio, de Juan Pablo II.
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Una segunda posición seria la “teoría de la presencia de Cristo en las religiones o en
los cristianos anónimos”. Según esta visión, las diversas tradiciones religiosas de la
humanidad son portadoras de valores soteriológicos positivos para con sus miembros, ya
que en ellos y por medio de ellos se manifiesta la presencia operativa de Jesucristo y de su
ministerio salvífico. En ese sentido, en virtud de esas tradiciones religiosas con el misterio
de Jesucristo, no pueden ser consideradas “religiones naturales” (Teixeira, 1995, p. 47). Los
miembros de las otras religiones serían “cristianos anónimos”.12 En razón de ese
pensamiento, debería encontrarse una forma de hacer que todos los seres humanos se
vuelvan miembros de la Iglesia. Así, el Cristianismo se presenta en la historia como la
religión instituida por la autorevelación de Dios en el Verbo hecho carne. La fe del cristiano
asegura que Jesucristo es el portador de la salvación para todo el género humano
(Hackmann; Dal Pozzo, 2007, p. 382).
En la misma posición está la teoría de las “semillas del Verbo”, de São Justino, mártir
del siglo II. Según esa visión, la manifestación de Dios se da mediante el Verbo (Logos), la
cual no está limitada a la economía cristiana. Ella se da antes de la encarnación del Verbo
entre los judíos y los griegos: donde quiera que haya habido personas que vivieron según el
Verbo, merecen el nombre de cristianos. Una semilla del Logos se encuentra en cada
persona, ya que el “Logos germinado” germina en todos (cf. Dupuis, 2004, p. 192-194). El
Concilio Vaticano II retoma tal idea en el documento Ad Gentes, cuando afirma que se debe
descubrir “con alegría y respeto las semillas del Verbo [...] adormecidas” en las tradiciones
nacionales y religiosas y, mediante un diálogo sincero, “las riquezas que Dios liberalmente
otorgó a los pueblos”.13 Sin embargo, el Concilio jamás aclara en qué sentido deben ser
entendidas las “semillas del Verbo”. Según la visión del “Cristianismo anónimo”, este es
vivido por los miembros de otras tradiciones religiosas en la práctica sincera de sus propias
tradiciones. La salvación cristiana los alcanza, anónimamente, por medio de esas
tradiciones (Dupuis, 2004, p. 82). Quiere decir que la salvación traída por Jesucristo es
accesible a todas las personas humanas, en cualquier situación histórica y religiosa, en la
medida en que ellas se abren a la auto comunicación de Dios, que posee su ápice en
12
13
La teoría de los “cristianos anónimos” fue desarrollada por el teólogo Karl Rahner, según la cual el
Cristianismo abarca a todos los que hayan aceptado libremente la ofrenda de auto comunicación de
Dios mediante la fe, la esperanza y la caridad (cf. Hackmann; Dal Pozzo, 2007).
Cf. Ad Gentes, n 11.
Ciberteologia - Revista de Teologia & Cultura - Ano VII, n. 34
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Jesucristo. También: el “Cristianismo anónimo” significa que la acción salvífica alcanza las
personas por intermedio de la tradición religiosa a la que pertenecen y no meramente por
una acción invisible del Cristo Resucitado. Hay, por lo tanto, un Cristianismo anónimo e
implícito y Cristianismo explícito. La designación “cristianos anónimos” no debe ser
entendida como un intento desesperado de traer a la Iglesia todo lo que es bueno y humano,
en un tiempo en que la fe cristiana progresivamente desaparece.
El Cristianismo anónimo no exime la explicitación y el anuncio del Evangelio. La
perspectiva inclusivista está plenamente contemplada en la noción de “Cristianismo
anónimo”, que afirma que todos aquellos que no recibieron el Evangelio sin culpa alguna
pueden conseguir la salvación eterna. El Cristianismo, por su característica universal, está
implícita, o anónimamente, presente en todas partes del globo donde hay personas humanas
abiertas al Transcendente, o al influjo de la única gracia de Dios ofrecida a todos y a todas,
esto es, la gracia de Cristo (Hackmann; Dal Pozzo, 2007, p. 387-387). La teoría de los
“cristianos anónimos” provocó divisiones entre los teólogos e incomodidad en algunos
ambientes eclesiásticos.
Otra posición inclusivista, denominada “inclusivismo abierto”,14 consiste en buscar
responder positivamente al desafío de la diversidad de las religiones para el Cristianismo,
sin romper con el inclusivismo, pero aceptando la interlocución fecundante del pluralismo
(Teixeira, 1999, p. 593). Dios es amor que se ofrece a la libertad humana. Esta postura es
aplicada no solo a los miembros de otras tradiciones religiosas, sino igualmente a los ateos,
siempre que estos no hayan actuado contra su consciencia moral (cf. Teixeira, 1995, p. 52).
Nadie es excluido del misterio del amor de Dios. La salvación es universal. Toda la
humanidad está incluida en la salvación de Cristo. La Iglesia, las Iglesias cristianas son
pequeñas minorías. Cristo nutre no solo a la Iglesia, sino a otras religiones también (cf.
Virgil, 2006, p. 79). Esta posición ha sido acusada de relativismo por parte de la Iglesia
oficial de Roma.
Visión teológica pluralista teocéntrica
14
Encontramos en esta posición los teólogos Jacques Dupuis, Claude Geffré, Edward Schillebeeckx,
entre otros (cf. Teixeira, 1999, p. 593).
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Visión que surge contra la reivindicación del Cristianismo como “religión superior y
perfecta”. Sin embargo, para José María Virgil (2007, p. 35), tanto el exclusivismo como el
inclusivismo fueron, por naturaleza, contrarios al pluralismo religioso. Este era tenido
implícitamente como una realidad pecaminosa, negativa, contraria a la voluntad y al plan
de Dios.
Los teólogos pluralistas proponen un teocentrismo, según el cual el Cristianismo deja
de ser el “único y exclusivo medio de salvación” y las religiones no cristianas aparecen
como instancias legítimas y autónomas de salvación, como religiones verdaderas. El centro
seria Dios y no Jesucristo (Teixeira, 1995, p. 58-59). Esta visión sostiene que Cristo es el
camino, pero no el único camino para llegar a Dios. Cristo no es el único mediador. La
salvación no necesariamente tiene que pasar por la Iglesia o por Cristo. Otras mediaciones
serían mediaciones en sí, sin la necesidad de pasar, aunque implícitamente, por Cristo. Las
religiones serían mediaciones en sí de salvación y el Cristianismo sería también una
religión con tales características.
No es la religión que salva; es Dios el único Salvador. Todas las religiones participan
de la salvación de Dios, cada una por sí misma y a su modo. No hay una religión que esté
en el centro del universo religioso. En el centro está solamente Dios, las religiones giran en
torno de Dios (Virgil, 2006, p. 64). La idea principal es Dios que se hace presente en la
historia de las culturas humanas y en las diversas tradiciones religiosas. Según Jacques
Dupuis (2004, p. 109-111), hay varias posiciones dentro de la teología, desde la que afirma
que Jesucristo no es considerado constitutivo ni normativo de la salvación hasta una forma
moderada que resguarda el carácter normativo de Jesucristo, incluso abandonando su línea
soteriológica constitutiva y universal.
Una corriente teológica sin ser exclusivista o inclusivista cree en una unicidad
revelada de Jesús. Jesús se viene afirmando como único, pero de una unicidad caracterizada
por su capacidad de incluir y ser incluido con otros personajes religiosos únicos. Sin Jesús
no faltaría la gracia de Dios y sin la manifestación decisiva de la misma 15 (Teixeira, 1995,
p. 63). Otra visión pluralista más moderada considera la visión teocéntrica como lo más
prometedora para una válida re-interpretación de la doctrina cristiana y un diálogo religioso
15
EN esta corriente el principal representante es el teólogo evangélico John Hick.
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150
más auténtico.16 Para otros teólogos, como Hans Küng, todas las religiones contienen
verdades. Si una religión es verdadera, no excluye la existencia de verdades en otras
religiones o la “posibilidad de las otras religiones puedan complementar, corregir y
profundizar la religión cristiana” (Teixeira, 1995, p. 76).
Como consecuencia de la elaboración de una teología pluralista nació el ecumenismo
y el diálogo interreligioso.17 El diálogo interreligioso apunta y demuestra la posibilidad de
un horizonte de conversación alternativo: indica que la violencia religiosa no forma parte
de la esencia de la religión, pero constituye un desvío o traición del dinamismo más
profundo que anima la relación del ser humano con el Absoluto. Se basa en la consciencia
viva del valor de la alteridad y de la riqueza de la diversidad. Sin desconocer la
singularidad de las diferencias, el diálogo apuesta a la posibilidad de la renovación de las
relaciones interreligiosas por el encuentro. Habría un conjunto de las relaciones
interreligiosas, positivas y constructivas, con personas y comunidades de otras confesiones
religiosas, para un mutuo conocimiento y un recíproco enriquecimiento. Tal
relacionamiento interreligioso ocurre entre fieles que están enraizados y con el compromiso
con su propia fe, pero igualmente disponibles a lo aprendizaje con la diferencia (cf.
Teixeira, 1995, p. 188). El diálogo interreligioso no se constituye de algo aislado o
coyuntural. Se trata, antes que nada, de una opción de vida, de una actitud permanente
frente del hecho religioso plural. Es un proyecto teológico de largo alcance y una
experiencia inter espiritual inseparable de las experiencias de liberación. El diálogo deberá
desembocar en la elaboración de una teología de las religiones que sea liberadora, o sea,
que recupere los elementos liberadores presentes en todas las tradiciones religiosas y no
solamente en la religión cristiana. Estando el mismo Dios presente en todas las religiones,
16
17
El principal representante es el teólogo Paul Knitter. Él hace una clara distinción entre Reino de
Dios e Iglesia con el objetivo de superar el exclusivismo y, así, llegar al pluralismo.
La CNBB elaboró varios estudios sobre ecumenismo y pluralismo religioso: La Iglesia Católica
frente del pluralismo religioso en Brasil. I. São Paulo, Paulus, 1991. (Colección Estudios de la
CNBB, n. 62.). La Iglesia Católica frente del pluralismo religioso en Brasil. II. São Paulo: Paulus,
1993. (Colección Estudios de la CNBB, n. 69.). La Iglesia Católica frente al pluralismo religioso
en Brasil. III. São Paulo: Paulus, 1994. (Colección Estudios de la CNBB, n. 71.). La Iglesia y los
nuevos grupos religiosos. São Paulo: Paulus, 1993. (Colección Estudios de la CNBB, n. 68.). Guía
ecuménica. 3. ed. São Paulo: Paulus, 2004. (Colección Estudios de la CNBB, n. 21.). Guía para el
diálogo católico-judaico en Brasil. São Paulo: Paulus, 1986. (Colección Estudios de la CNBB, n.
46.). Guía para el diálogo interreligioso. São Paulo: Paulus, 1987. (Colección Estudios de la
CNBB, n. 52.). ¿Qué es el ecumenismo? Una ayuda para trabajar la exigencia del diálogo. São
Paulo: Paulinas, 1997.
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la actitud debería ser “mi religión es verdadera, pero también la tuya. Dios es siempre
mayor que nuestra comprensión, por eso débenos completarnos”.
La CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos en Brasil) (2008, n. 168), frente al
pluralismo religioso, convoca para sumarse al diálogo fraterno y respetuoso con los
seguidores de religiones no cristianas, con “especial atención al diálogo con los judíos y los
musulmanes, hermanos en la fe monoteísta”. Este mismo diálogo habrá que extenderlo al
mundo de los afro descendientes, indígenas y ateos. Estos gestos concretos deben facilitar
la convivencia fraterna (CNBB, 2008, n. 171), “se hace indispensable estudiar las nuevas
tendencias religiosas, las demás Iglesias cristianas y las tradiciones no cristianas, incluso
donde el diálogo no es inmediatamente posible”, frente a la nueva realidad plural que Brasil
está experimentando. Es necesario conocer para discernir los valores a ser acogidos de acuerdo
con la nueva realidad del mundo plural.
Consideraciones finales
Frente al pluralismo religioso, se instauró poco a poco el diálogo ecuménico e
interreligioso. Con la Modernidad, se puede reivindicar la capacidad que las religiones se
abran al reconocimiento positivo unas a otras, lo que significa hoy, para ellas, un criterio de
legitimidad. De hecho, en el Occidente cristiano la apertura al otro, en gran parte impuesta
por las condiciones históricas, dio origen al ecumenismo y al diálogo, exigencia del
pluralismo religioso en el ámbito de las Iglesias cristianas. Así como en el caso del diálogo
interreligioso, la construcción de la unidad en el Cristianismo tiene como presupuesto el
reconocimiento de la legitimidad de las diversas denominaciones cristianas.
Hoy, aunque existen resquicios de la visión exclusivista eclesiocéntrica dentro de la
teología de la Iglesia Católica, que algunas veces aparece como la única Iglesia de Cristo y
única depositaria de la plenitud de la revelación. Pero una visión o postura más abierta
afirma que la plenitud de la verdad, de la cual pretende ser portadora, constituye el
cumplimiento de una parte de verdad imperfecta, que pertenece ya a las otras Iglesias y
religiones. Creemos que todas las religiones e Iglesias tienen parte de las verdades
reveladas, sin caer en el relativismo. Todas las tradiciones religiosas del mundo poseen
aspectos reveladores de Dios, que toman varios nombres y conceptos en los más variados
rincones del mundo.
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La teología católica, a lo largo de la historia, presentó diversas visiones teológicas, de
acuerdo con los proyectos de Iglesia y los contextos que eran producidos. Algunas veces
con doble movimiento: ad intra, en el sentido de buscar organizar la propia vida y la
sobrevivencia en los distintos contextos eclesiales y sociales frente a las otras posturas
religiosas; y ad extra, ya que buscaba tejer relaciones e influenciar al mundo religioso,
político, económico, social, cultural, etc. en torno de sí, incluso intentando el diálogo
ecuménico e interreligioso.
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Traducción: Gilmar Saint’ Clair Ribeiro
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