VÍAS PARA LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS El concepto de “vía” no es originario de Sto. Tomás, ya fue utilizado por otros autores. Sto. Tomás tampoco pretende apropiarse del concepto. La pruebas tomistas son pruebas basadas en el principio de causalidad y esencialmente metafísicas, en tanto que la primera causa a la que conducen está más allá de la naturaleza. Las cinco vías tienen una estructura similar: Constatación de un hecho experimental Aplicación del principio de causalidad Afirmación de la imposibilidad de una sucesión infinita de causas. Conclusión de la necesidad de una causa primera que identifica con Dios. Primera: vía del movimiento. Es innegable que en el mundo existe el movimiento. Todo movimiento tiene una causa exterior a él mismo ya que algo no puede ser a la vez motor que mueve y cosa movida. Pero se necesita un motor que mueva a otro para justificar el movimiento y entonces tendríamos que remitirnos a una cadena infinita de motores, lo cual es imposible puesto que no habría un primer motor. Es necesario un primer motor inmóvil que no sea movido por nadie, y éste es al que todos llamamos Dios. Segunda: Vía de la causa eficiente. La cusa es anterior al efecto, por este motivo nada puede ser causa y efecto de sí mismo. Toda causa está causada, pero no es posible una cadena infinita de causas eficientes, pues si no hay una primera causa eficiente non existen las demás. Así pues es necesaria una primera causa eficiente, que es a la que llamamos Dios. Tercera: La vía de lo posible. Todos los seres de la realidad existen pero podrían no existir, pues son contingentes. Puesto que lo contingente no tiene en sí mismo la explicación de su existencia, si todos los seres fueran contingentes, no existiría nada. Es pues necesario que exista un ser necesario: Dios. Esta vía puede tener su origen en Maimónides y Avicena. Cuarta: Vía de los grados de perfección. En la naturaleza hay seres buenos, nobles, verdaderos... Para que pueda hablarse de un más o un menos en la perfección de los seres es necesario que haya un ser perfecto que haga posible la comparación: Dios. Éste se convierte en criterio de valoración. El fundamento de esta vía es más platónico que aristotélico. Quinta: Vía del gobierno del mundo. Todos los seres irracionales tienden a un fin. Esto sólo es posible si alguien los dirige, a la manera como un arquero dirige la flecha. Luego tiene que existir un ser inteligente que dirija todas las cosas: Dios. Esta vía El propio Sto. Tomás la sitúa en Juan Damasceno, aunque había sido usada por los estoicos y era muy común entre los cristianos.