nen ya otro carácter completamente distinto, sin que diera en ellos

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DE HISTORIA NATURAL.
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nen ya otro carácter completamente distinto, sin que diera en
ellos con n i n g u n a piedra azul.
«Teniendo que limitarme, pues, á dicho sitio, y examinando
las piedras que contuvieran la aerinita, pude notar que estas
son de tres clases: ofitas con u n a delgada capa de dicho mine­
ral, tal como acabo de describirle; ofitas aerinitizadas, es de­
cir, convertidas en todo su espesor en u n a substancia terrea,
azulada y sumamente descompuesta y cuarzos con aerinita.
Estos son granudo-cristalinos, transparentes, con muchas ca­
vidades irregulares llenas de aerinita en delgadas capas y de
restos de u n producto terreo y ferruginoso, que parece haber
sido arrastrado en su mayor parte por el agua.
»En los otros apuntamientos cercanos las ofitas no presen­
tan vestigios de dicha evolución, y es de notar que han toma­
do en ella rumbos muy diversos. En el que se encuentra poco
antes de llegar á la dehesa, yendo de Morón, dicha roca acaba
por transformarse en un agregado cripto-cristalino negro, de
talco y magnetita. El talco, además, se halla en laminillas
argentinas macroscópicas, abundantes, sobre todo, en los pla­
nos de j u n t u r a que han dado acceso á los agentes destructo­
res. En cambio en el otro apuntamiento que aflora al otro lado
del caserío, al pie del cerro próximo, l a o f i t a p o r s u descompo­
sición se ha plagado de cavidades prolongadas irregulares,
que se rellenaron de cal carbonatada concrecionada, apare­
ciendo de trecho en trecho, y sobre todo cerca de la caliza,
granates irregulares ó cristalizados en rombododecaedros, des­
de un milímetro hasta dos centímetros.
»A reserva de ocuparme algún día con mayor pormenor de
estas singularísimas evoluciones, de que no creo se hayan ci­
tado hasta ahora ejemplos análogos, notaré solo por el m o ­
mento que la individualidad de las ofitas de la dehesa del Ro­
ble, constituye un caso curiosísimo, y que una manifestación
especial de sus evoluciones, tan notables como locales, es la
aerinita que he descrito sumariamente.
«Ciertamente estos datos son aún insuficientes para resol­
ver las cuestiones referentes á la verdadera composición y pro­
ceso genético de la aerinita; pero de todos modos, su hallazgo
en dos formas no conocidas hasta aquí, y, sobre todo, en u n a
localidad nueva, siendo tan escasas, que no pasaban de dos las
citadas, puede servir para comprobar los datos hasta ahora
A C T A S D E L A SOC.
ESP.—XIX.
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