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ABC del espacio retrocrural
Poster no.:
S-0901
Congreso:
SERAM 2012
Tipo del póster: Presentación Electrónica Educativa
Autores:
J. C. Quintero Rivera, J. P. Giraldo Marin, M. E. Salazar Salazar,
J. A. Pumar Fernández, P. Pardo Rojas, M. F. Hermida Gómez;
Ourense/ES
Palabras clave:
Patología, TC, Tórax
DOI:
10.1594/seram2012/S-0901
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Objetivo docente
Ilustrar la anatomía normal de las cruras diafragmáticas y el espacio retrocrural
Destacar la capacidad del TCMD en la evaluación de este espacio y las potenciales
patologías que pueden asentar en el mismo
Revisar la literatura a través de unos casos diagnosticados en nuestro centro
Revisión del tema
El espacio retrocrural es una pequeña región de morfología triangular dentro del
mediastino posterior que comunica las cavidades torácica y abdominal Fig. 1 on page
14. La capacidad multiplanar del TCMD y de la RM permite la evaluación de este
espacio en muchos estudios de rutina, bien sean torácicos, abdominales o de columna
vertebral.
Durante los últimos 24 meses (agosto 2009 - agosto 2011) hemos recogido algunos
ejemplos ilustrativos de la anatomía de las cruras diafragmáticas y del espacio
retrocrural. También se han seleccionado variantes de la normalidad así como una serie
de condiciones patológicas que asientan en él y hemos revisado exhaustivamente la
literatura.
DIAFRAGMA Y CRURAS DIAFRAGMÁTICAS
Anatomía del diafragma
El diafragma es una estructura musculo tendinosa que separa el tórax del abdomen Fig.
2 on page 15, si bien no simplemente es una estructura que separa dos cavidades
dado que es el principal músculo de la respiración.
El diafragma se forma a partir de la cuarta semana de vida embrionaria para en la
sexta semana extenderse las membranas medialmente para fusionarse sus bordes
con el mesenterio del esófago y septum transverso separando las cavidades pleural y
abdominal.
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Por su complejidad estructural anatómica con múltiples estructuras ligamentosas y
conexiones con el tórax y abdomen es más que una simple frontera entre ambas
cavidades Fig. 3 Fig. 4 .
Son muchas las dificultades que nos encontraremos en el estudio del diafragma salvo la
zona de las cruras diafragmáticas dado que la mayor parte del diafragma es abombado
y muy fino, el movimiento cardíaco interfiere con los aspectos de la porción horizontal
del diafragma.
En su compleja estructura destaca una zona central o tendinosa y bilateralmente
extensiones musculares con aspecto de hoja. El pericardio se une a la superficie anterior
de la zona tendinosa o central.
Inserciones del diafragma
Inserciones anteriores
La porción esternocostal del diaframa es una banda muscular que se inserta en la
apófisis xifoides y en los últimos seis arcos y cartílagos costales. La inserción más
cefálica del diafragma es en la apófisis xifoides, adoptando una morfología en "U
invertida"
Inserciones posteriores
Las cruras diafragmáticas con unos pilares musculo tendinosos que se fijan a la
superficie anterolateral de los cuerpos vertebrales y discos (L1-L3 en el lado derecho y
L1-L2 en el lado izquierdo), extendiéndose cranealmente hasta el hiato esofágico (D10),
conectando anteriormente a la altura del tronco celíaco a través del ligamento arqueado
medial Fig. 5 on page 17 .
El espacio retrocrural contiene: grasa, aorta, ácigos-hemiácigos, nervios, conducto
torácico, ganglios linfáticos y otros linfáticos. La zona más caudal de los pulmones puede
insinuarse en el espacio retrocrural de ahí que pueda simular aire libre retroperitoneal.
Ligamento arqueado medial (o arco lumbocostal medial), es un arco tendinoso que
cubre parcialmente el psoas extendiéndose desde la crura diafragmática hasta el cuerpo
vertebral de L1-L2 y apófisis transversa de L1.
Ligamento arqueado lateral (o arco lumbocostal lateral), cubre parcialmente el cuadrado
lumbar (su región anterior) extendiéndose desde la apófisis transversa L1 hasta la zona
media de la 12ª costilla derecha Fig. 6 on page 18.
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CONTENIDO DEL ESPACIO RETROCRURAL
En secciones transversales el espacio retrocrural es una región triangular que representa
la porción más inferior del mediastino posterior Fig. 5 on page 17 que comunica con el
mediastino posterior y el retroperitoneo por lo cual es una potencial vía para la extensión
de la patología entre estos espacios.
Contiene: grasa, estructuras vasculares (aorta y ramas arteriales, ácigos y hemiácigos y
plexo lumbar venoso), neuronales (troncos simpáticos y nervios esplácnicos) y linfáticos
(ganglios linfáticos, conductos torácico y cisterna quili)
Ganglios linfáticos, cisterna quili y conducto torácico
Los ganglios linfáticos del espacio retrocrural son la estación de los linfáticos del
diafragma posterior, mediastino posterior y columna lumbar pudiendo medir 6 mm. de
eje corto.
La cisterna quili es una dilatación bulbosa formada por la convergencia de los canales
linfáticos en el plano de los cuerpos vertebrales superiores lumbares Fig. 7 on page
19. Recibe dos aferencias lumbar e intestinal para finalmente ascender como el
conducto torácico. Generalmente está a la derecha de la aorta aunque a veces puede ser
retroaórtica o incluso en la izquierda Fig. 8 on page 20. La forma es variable siendo
comúnmente tubular, si bien puede ser redondeada, ovalada, plexiforme o fusiforme.
Por MDCT es de atenuación baja (cercana al agua) con realce tardío.
El conducto torácico comienza en la cara superior de la cisterna quilli a nivel de T2 y se
encuentra entre la aorta y la vena ácigos.
Aorta
La aorta es la estructura mayor del espacio retrocrural. En el hiato aórtico la aorta se
ubica ligeramente a la izquierda de la línea media. Ramas importantes nacen a este nivel
(intercostales posteriores bajas y subcostales)
Venas ácigos y hemiácigos
La vena ácigos está en el lado derecho entrando en el tórax a través del espacio
retrocrural ascendiendo por el lado derecho de la superficie anterolateral de la columna
torácica. De forma similar pero en el lado izquierdo discurre la vena hemiácigos
Plexo venoso paravertebral
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Una red de sistemas venosos sin válvulas comunica toda la extensión de la columna
vertebral. El aumento relativo de la presión venosa en esta red permitirá a la sangre
fluir desde las vértebras al sistema venoso de la vena cava inferior. Dada la ausencia
de válvulas competentes hay una comunicación libre entre las venas del cuello, tórax,
abdomen, pelvis y plexo venoso paravertebral, dicha ausencia también es responsable
de la circulación retrógrada de la sangre lo que puede contribuir como vía para la
diseminación de tumores o infecciones.
Tronco simpático y nervios esplácnicos
El tronco simpático torácico pasa dorsal al ligamento arqueado medial o bien a través
de los pilares diafragmáticos para convertirse en tronco simpático lumbar. Las ramas
mediales de los ganglios linfáticos inervan a la aorta y se unen con los nervios
esplácnicos mayor, menor e inferior para descender oblicua y lateralmente a los cuerpos
vertebrales torácicos bajos. Después atraviesan la crura diafragmática acabando en el
ganglio celíaco.
VARIANTES ANATÓMICAS DE LA NORMALIDAD
Cruras diafragmáticas
A diferencia de otras anomalías congénitas como la agenesia del diafragma, hernias
de hiato Fig. 9 on page 21, Morgagni o Bochdalech las anomalías congénitas de
los pilares suelen detectarse de forma incidental en las pruebas de imagen y son
asintomáticos.
La duplicación parcial del diafragma puede afectar a los pilares, asociándose a
malformaciones cardiovasculares y trastornos del desarrollo pulmonar homolateral. La
duplicidad diafragmática es más frecuente en el lado derecho. La discontinuidad del
diafragma entre la crura y el ligamento arqueado lateral es una variante de la normalidad
que se ve en el 11% de los pacientes y no debe confundirse con la rotura diafragmática.
Anomalías congénitas de la vena cava inferior
Varias anomalías congénitas de la vena cava inferior se asocian a variaciones de las
venas ácigos y hemiácigos en el espacio retrocrural:
- Agenesia del segmento hepático de la vena cava inferior continuándose con la vena
ácigos (0.6%), que puede asociarse a anomalías congénitas cardiovasculares, asplenia
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y poliesplenia Fig. 10 on page 22. Por MDCT y RM reconoceremos la ácigos
agrandada como una estructura tubular bien definida paralelas a la aorta por detrás de
los pilares diafragmáticos Fig. 11 on page 23 y que cranealmente que continúa con
el cayado de la ácigos Fig. 12 on page 24.
- Ausencia de la vena cava inferior infrarrenal
- Duplicación de la vena cava inferior inferior continuándose con la ácigos y hemiácigos
Malformaciones del "foregut"
A pesar que normalmente se ubica en el mediastino medio (región paratraqueal
o subcarinal) las malformaciones del intestino primitivo pueden ocupar el espacio
retrocrural como por ejemplo secuestros pulmonares, duplicaciones gástricas o
esofágicas Fig. 13 on page 25.
Deben reconocerse este tipo de malformaciones que usualmente requieren cirugía
para alcanzar un diagnóstico adecuado con el objeto de evitar posibles complicaciones
(infección, neoplasia).
Las lesiones normalmente muestran una densidad variable sin realce tras la
administración de contraste endovenoso Fig. 14 on page 26. En la RM las lesiones
quísticas tienen una señal variable en las secuencias potenciadas en T1 e hiperseñal en
las secuencias potenciadas en T2. El diagnóstico diferencial deberá establecerse con
otras lesiones de la mucosa y submucosa esofágica como el leiomioma Fig. 15 on page
27 Fig. 16 on page 28 y el tumor del estroma gastrointestinal.
CRURAS DIAFRAGMATICAS
Tumores
Los tumores primarios de las cruras diafragmáticas son raros e incluyen: lipomas,
tumores desmoides y tumores musculares (leiomiosarcoma y rabdomiosarcoma)
Las metástasis en las cruras diafragmáticas pueden ocurrir por propagación local o
bien vía hematógena. Entre los tumores que pueden infiltrar las cruras diafragmáticas
destacaríamos el mesotelioma pleural, tumores malignos esofágicos, pulmonares Fig.
17 on page 29 y melanoma Fig. 18 on page 30. De la misma forma tumores
retroperitoneales o hepáticos Fig. 19 on page 31 en progresión craneal pueden
afectar a las cruras diafragmáticas.
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Inflamaciones
Por continuidad abscesos pueden afectar a las cruras condicionando un engrosamiento
de éstas.
Traumatismos
Del mismo modo que las inflamaciones de las cruras en traumatismo podemos encontrar
engrosamiento de las cruras diafragmáticas Fig. 20 on page 32 sin embargo es
importante resaltar que puede haber variaciones normales del grosor de éstas en función
de la respiración y de la edad del paciente.
ADENOPATÍAS
Los ganglios linfáticos dorsales de la crura diafragmática drenan en el mediastino
posterior y diafragma al igual que los de la región lumbar. Se consideran sospechosos
cuando el diámetro menor supera los6 mm.
El aumento del tamaño de los ganglios retrocrurales puede obedecer a: inflamaciones,
infecciones o más frecuentemente a tumores.
Tumores
Lesiones tumorales del aparato genitourinario Fig. 21 on page 33, del tracto
gastrointestinal o bien pulmonar pueden ocasionar aumento del tamaño de los ganglios
retrocrurales. También pueden ocurrir en el linfoma ya sea enfermedad de Hodgkin o
linfoma no Hodkgin Fig. 22 on page 34
Inflamaciones
Procesos como la sarcoidosis, linfagioleiomiomatosis y amiloidosis pueden manifestarse
por un agrandamiento de los ganglios del espacio retrocrural.
Ganglios aumentados de tamaño con zonas de baja atenuación o sin realce pueden
verse en infecciones por micobacterias o en la linfangioleiomiomatosis.
Entidades como la tuberculosis diseminada, complejo mycobacterium-avium
intracellulare y síndrome de inmunodeficiencia adquirida pueden cursar también con
aumento de tamaño de los ganglios retrocrurales.
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TUMORES
Tumores neurogénicos
Tumores derivados de las células ganglionares
Son los más frecuentes en el mediastino posterior y sobre todo afectan en la primera
infancia. Se ubican en la región paravertebral y pueden ser malignas (neuroblastoma)
y benignos (ganglioneuroma). La edad de presentación, la existencia de metástasis
óseas, calcificaciones en el tumor y el patrón por TC y RM permitirán diferenciar entre
los tres tipos. Si bien clásicamente se ha utilizado la TC para evaluar estas lesiones,
especialmente útil para detectar calcificaciones, la RM mejora en la evaluación de la
extensión de las lesiones.
El neuroblastoma, el más frecuente de los tres, es hipointenso en las secuencias
potenciadas en T1 e hiperintensto en las secuencias potenciadas en T2.
Tumores derivados de la vaina de los nervios
Los tumores neurogénicos como el neurofibroma y el neurilemoma, normalmente son
lesiones benignas. Cuando ocupan el espacio retrocural generalmente surgen de nervios
intercostales bajos o bien del nervios simpáticos torácicos distales, de forma más
habitual en pacientes afectos de neurofibromatosis Fig. 23 on page 35.
En general el neurilemoma son lesiones grandes, encapsuladas y pueden mostrar
degeneración quística y calcificaciones periféricas. Suelen detectarse de forma
incidental en pacientes asintomático, con predilección por el sexo femenino y edad
mediana
Por otro lado el neurofibroma son lesiones no encapsuladas de naturaleza sólida sin
degeneración quística. En TC y RM aparecen como lesiones redondeadas hipodensas
con realce homogéneo tras la administración de contraste endovenoso.
Hasta un 10% de los tumores derivados de la vaina de los nervios presentan extensión
intraespinal con aumento del tamaño de los agujeros neurales, mostrando una apariencia
en "reloj de arena".
Tumores derivados del tejido paraganglionar
El paraganglioma es una lesión agresiva que también puede asentar en el espacio
retrocrural, se originan en las céulas paraganglionares de la cadena aórtico-simpática,
normalmente en la 2ª-3ª décadas de la vida.
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Cuando son funcionantes los pacientes presentan HTA y producción de catecolaminas
en exceso. Son lesiones de tamaño variable (rango: 1 - 6 cm) con realce homogéneo de
contraste. Por su vascularización alta debe ser considerado en el diagnóstico diferencial
en caso de hemorragia espontánea retrocrural o retroperitoneal.
Tumores mesenquimales
Los más frecuentes son de origen graso como el lipoma y el liposarcoma.
Entre los de células germinales distinguimos entre teratoma, seminomatosos, no
seminomatosos Fig. 24 on page 36. La mayor parte de los tumores germinales
malignos afecta a varones de 20-35 años, mientras los seminomatosos suelen ser
grandes masas bien delimitadas de densidad homogénea, los no seminomatosos
muestran signos de agresividad como por ejemplo márgenes irregulares así como áreas
de hemorragia y necrosis en su interior.
Excepcionalmente podemos encontrar lesiones sarcomatosas (rabdomiosarcoma,
leiomiosarcoma, fibrosarcoma histiocitoma fibroso maligno) y otros (leiomioma,
linfangioma, hemangioma y hemangiopericitoma) Fig. 25 on page 37.
Linfoma
Normalmente la afectación ganglionar retrocrural y paraórtica se acompaña de
afectación ganglionar mediastínico o retroperitoneal tanto en la enfermedad de Hodgkin
como en el linfoma no Hodgkin Fig. 22 on page 34
Hasta el 50% de los linfomas no Hodgkin presentan adenopatías paraórticas frente el
25% de los pacientes con enfermedad de Hodgkin. Además en el linfoma de Hodgkin
los adenopatías suelen ser de mayor tamaño rodeando y desplazando a la aorta
aumentando la distancia entre la aorta y la columna vertebral, hallazgo característico del
linfoma no Hodgkin.
VASCULARES
La aorta es la estructura anatómica más grande dentro del espacio retrocural. Los
procesos patológicos de la aorta que pueden manifestarse en su recorrido retrocrural
incluyen: aneurisma aórtico Fig. 26 on page 38, ruptura de aneurisma Fig. 27 on page
39, pseudoaneurisma, inflamaciones (aortitis), ulceraciones Fig. 28 on page 40,
oclusión Fig. 29 on page 41, disección Fig. 30 on page 42 Fig. 31 on page 43.
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Hematoma periarótico
Aparece como una infiltración de densidad partes blandas de la grasa del espacio
retrocrural. Encontraremos hematomas en pacientes con traumatismos Fig. 32 on page
44 o bien por rotura aneurismática, o bien en acceso translumbar para practicar
aortografías. El contexto clínico, los hallazgos radiológicos asociados como tamaño
aórtico, contorno anormal, extravasación de contraste y desplazamiento por efecto
de masa de estructuras vecinas van a ayudar a identificar la causa y naturaleza del
hematoma periaórtico.
Hallazgos asociados al hematoma aórtico en caso de traumatismos pueden ser
rotura diafragmática, fracturas vertebrales o costales, mientras que en caso de
hematoma asociado a disección podemos constatar la existencia de laceració aórtica
proximalmente.
Periaortitis crónica
Engloba una serie de enfermedades inflamatorias de probable naturaleza autoinmune.
Suele apreciarse cambios fibróticos circumaórticos y entre otras causas destacan:
arteritis de células gigantes, enfermedad de Takayasu, fibrosis periaórtica y aneurisma
aórtico inflamatorio. El realce tardío tanto en TC como en RM del tejido inflamatorio
periaórtico sugiere aortitis.
Aortitis infecciosa
Producida por bacterias o micobacterias radiológicamente se comporta como la
periaortitis crónica.
Otras alteraciones
- Aumento de flujo en las venas ácigos y hemiácigos en caso de hipertensión portal,
oclusión de la vena cava Fig. 33 on page 45 Fig. 34 on page 46 y oclusión de
otras venas centrales
- Varices intercostales, venas lumbares ascendentes y plexo venoso perivertebral
hipertrofiado en caso de hipertensión portal Fig. 35 on page 47 y obstrucción venos
central
- Hipertrofia de arterias intercostales que atraviesan el espacio retrocrural lo podemos ver
en inflamaciones pulmonares crónicas, tuberculosis activa, tromboembolismo crónico,
enfermedad pulmonar obstructiva crónica y bronquiectasias severas
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- Compresión de la arteria renal por las cruras diafragmáticas puede ocasionar estenosis
de la arteria renal e hipertensión renovascular. Ocurriría en origen atípico, alto y posterior
de la arteria renal izquierda que queda atrapada en el espacio retrocrural por al crura
diafragmática.
INFLAMACIONES
Fibrosis retroperitoneal
La fibrosis retroperitoneal es una inflamación crónica poco frecuente de etiología
desconocida caracterizada por la sustitución de los tejidos retroperitoneales, sobre
todo grasa por tejido de densidad partes blandas que característicamente afecta
al retroperitoneo si bien puede extenderse más allá de los pilares diafragmáticos
produciendo una mediastinitis fibrosa.
La fibrosis aparece como una lesión de tejidos blandos que engloba la aorta,
comportándose de forma variable tras la administración de contraste endovenoso
dependiendo de la actividad de la placa.
Son lesiones hipointensas en las secuencias potenciadas en T1 y de señal variable
(normalmente menor que la grasa pero mayor al músculo) en las secuencias potenciadas
en T2.
Se produce un encajamiento, sin desplazamiento de las estructuras vasculares a
diferencia de las adenopatías.
Lipomatosis
La hipodensidad de la grasa es fácilmente caracterizable por las diferentes técnicas de
imagen. Se observa en pacientes en tratamiento con corticoides y antirretrovirales en
pacientes con infección por VIH.
Espondilosis deformante
Es una enfermedad degenerativa de la columna vertebral muy frecuente manifestándose
con osteofitos en la cara anterolateral de los cuerpos vertebrales Fig. 36 on page 48.
Si las excrecencias óseas son suficientemente grandes en región torácica baja pueden
extenderse al espacio retrocrural.
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Los osteofitos son más frecuentes en el lado derecho, probablemente porque la
pulsatiblidad de la aorta descendente en el lado izquierdo dificulta la producción de
hueso.
Pseudoquiste pancreático
El pseudoquiste pancreático se encapsula conteniendo restos necróticos, secreciones
pancreáticas y productos de degradación de la sangre originados en el páncreas tras
una pancreatitis.
La extensión transhiatal de la inflamación pancreática explica la ubicación inusual del
pseudoquiste pancreático en la región retrocrural y el mediastino posterior. La historia
de abuso del alcohol, pancreatitis recurrente y elevación de amilasa y lipasa sanguínea
pueden orientar al diagnóstico de la lesión de naturaleza quística del espacio retrocrural.
Infecciones
Abscesos paraespinales se asocian a espondilitis tuberculosa y a espondilitis infecciosa,
sobre todo por Staphylococcus. La espondilitis tuberculosa es más frecuente en países
en vías de desarrollo, sin embargo su incidencia está también en aumento en países
desarrollados por la reaparición de la tuberculosis, en particular en pacientes con SIDA.
La espondilitis infecciosa es más frecuente en varones, de predominio por la sexta
década de la vida. Hay unos factores predisponentes: diabetes, inmunosupresión, uso
de drogas endovenosas, anemia de células falciformes e infecciones del tracto urinario.
Radiológicamente se manifiesta por destrucción de las plataformas somáticas y del
disco intervertebral Fig. 37 on page 49. Por la deformidad de los cuerpos vertebrales
pueden aparecer fenómenos compresivos.
La TC y la RM son las técnicas de imagen de elección en la detección de abscesos
paraespinales en pacientes con espondilitis infecciosa. Sin embargo, la RM es superior
a la TC en la detección del componente discal de la patología. La inyección de contraste
endovenoso aumenta la sensibilidad para detectar la espondilodiscitis y los abscesos
paravertebrales.
El absceso retrocrural puede manifestarse como una o varias colecciones líquidas con
obliteración del los planos grasos retrocrurales con desplazamiento anterolateral de
las cruras. La presencia de calcificaciones sugiera cronicidad siendo más habitual en
procesos infeccioso indolentes como la tuberculosis.
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La espondilitis tuberculosa es más frecuente en las vértebras dorsales bajas y lumbares
altas de ahí que la existencia de un absceso retrocrural en paciente con espondilitis
sugiere el diagnóstico de tuberculosis.
OTROS
Hematoma
Las fracturas traumáticas de las últimas vértebras dorsales Fig. 38 on page 50
y primeras lumbares Fig. 39 on page 51 pueden acompañarse de hematoma
paravertebral que puede ocupar el espacio retrocrural. Normalmente están relacionadas
con traumatismos de alta energía o bien en pacientes con anticoagulantes o existencia
de patología subyacente como la espondilitis anquilopoyética que puede predisponer al
desarrollo de fracturas y aparición de hematoma paraespinal.
El hematoma se produce por desgarro en el ligamento longitudinal anterior y disrupción
de pequeñas ramas arteriales vertebrales anteriores y plexo venoso.
Los hematomas del espacio retrocrural se detectan fácilmente con TC, caracterizándose
por una infiltración de la grasa retrocural con zonas de densidad partes blandas por
detrás de las cruras diafragmáticas pudiendo desplazar anteriormente la aorta.
Neumomediastino
La existencia de gas dentro del espacio retrocrural delineando la aorta ocurre en
el neumomediastino Fig. 40 on page 52. Por radiología convencional se aprecia
radiotransparencia de ángulos acusados que asemeja una "V"
Derrame pleural
Posiblemente el derrame pleural es la anormalidad más frecuente que ocupa el espacio
retrocural Fig. 41 on page 53. Tan sólo 15 cm3 son suficientes para detectar el líquido
en el espacio retrocrural bien por MDCT bien por RM.
Hematopoyesis extramedular
La hematopoyesis extramedular es un inusual proceso que puede manifestarse
como lesiones de densidad partes blandas en el espacio retrocrural. Esta condición
normalmente surge como mecanismo compensatorio en pacientes con anemias de
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larga evolución produciéndose una expansión reactiva del tejido eritropoyético que se
extruye desde los cuerpos vertebrales y arcos costales posteriores apareciendo masas
paraespinales bilaterales Fig. 42 on page 54.
Se ha descrito en pacientes con talasemia, anemia de células falciformes, esferocitosis
heteditaria, mieloesclerosis y otros trastornos mieloproliferativos.
En TC y RM aparecen como lesiones de densidad partes blandas bien definidas a
múltiples niveles en región paravertebral torácica inferior que realzan discretamente tras
la administración de contraste endovenoso. Es característica la presencia de contenido
graso en el interior de las lesiones. El comportamiento por RM va a depender de
la actividad hematopoyética de la lesión, así si es activa son lesiones de densidad
intermedia en T1 e hiperintensas en T2 (con relación al músculo) apreciándose discreto
aumento de señal tras la administración de contraste endovenoso. Sin embargo las
lesiones inactivas con hipointensas tanto en las secuencias potenciadas en T1 como en
T2 por el depósito de hierro en las lesiones.
Images for this section:
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Fig. 1: Anatomía por TC del espacio retrocrural. RMP (coronal y sagital)
Fig. 2: Anatomía normal del diafragma por MDCT. MPR en los planos coronal y sagital.
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Fig. 3: Reconstrucciones sagital. Anatomía
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Fig. 4: Reconstrucciones coronales. Anatomía
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Fig. 5: Detalle anatómico (secciones axiales) del espacio retrocrural, límites y contenido
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Fig. 6: Ligamento arqueado lateral
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Fig. 7: Cisterna quili. MPR en planos axial-oblicuo, axial y sagital
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Fig. 8: Cisterna quili izquierda. Variante anatómica de la normalidad
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Fig. 9: Hernia de hiato en paciente hepatópata con circulación colateral venosa y lesión
focal hepática hipervascular (hepatocarcinoma)
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Fig. 10: Dilatación de la vena ácigos en situación retrocrural. Puede apreciarse de forma
aislada o asociada a poliesplenia
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Fig. 11: Mujer de 57 años con dilatación de vena ácigos. 24 horas antes la paciente fue
intervenida por neoplasia de páncreas, de forma accidental en el acto quirúrgico lesión
del tronco celíaco con infartos hepáticos múltiples. La paciente fue éxitus
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Fig. 12: Dilatación de las venas ácigos y hemiácigos
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Fig. 13: Lesión hipodensa, quística en esófago distal correspondiente a quiste de
duplicación esofágico. Reconstrucciones en planos sagital, coronal y axial por TC y ecoendoscopia
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Fig. 14: Varón de 19 años. Hallazgo incidental en radiografía de tórax por tos y
expectoración. Lesión quística en mediastino posterior con calcificación en lechada de
cal. Quiste de duplicación esofágico
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Fig. 15: Masa mediastino posterior que desplaza de forma irregular la luz esofágica.
Semiológicamente lesión de probable naturaleza submucosa. Leiomioma esofágico
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Fig. 16: Leiomioma esofágico. Aspecto por eco-endoscopia y MDCT (reconstrucciones
en planos sagital y coronal)
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Fig. 17: Varón de 69 años afecto de carcinoma broncogénico con extensión ganglionar
mediastínica e hiliar. En estudio de extensión lesión sólida tumoral en crura diafragmática
izquierda
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Fig. 18: Mujer de 53 años intervenida de melanoma en pie izquierdo hace 2
años. Síndrome general con pérdida de peso de 15 kg en los últimos dos meses.
En exploración de seguimiento diseminación tumoral extensa que infiltra la crura
diafragmática izquierda
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Fig. 19: Varón de 45 años, ex-ADVP, infección por VIH. Pérdida de peso y fiebre de dos
meses de evolución. Lesión infiltrativa (ecografía, TC y RM) en segmento VII hepático
que infiltra suprarenal derecha y crura diafragmática derecha. Se planteó la posibilidad
de absceso hepático por lo que se puncionó, en ausencia de material purulento se
efectuó biopsia tipo trucut guiada por TC con el resultado de linfoma
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Fig. 20: Varón de 67 años anticoagulado con sintrom. Dolor lumbar derecho y descenso
del hematocrito. Extenso hematoma retroperitoneal derecho que engloba la crura
diafragmática homolateral
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Fig. 21: Varón de 77 años en controles por neoplasia de próstata con adenopatías
retrocrurales izquierdas
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Fig. 22: Linfoma
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Fig. 23: Mujer de 31 años, intervenida hace 3 años de fibroma en hueco poplíteo.
Lesiones cutáneas. En estudio por posible neurofibromatosis tipo 1. Masas en
mediastino posterior (schwannomas malignos)
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Fig. 24: Recidiva retrocrural en paciente con antecedentes de tumor germinal no
seminomatoso intervenido. Elevación de marcadores tumorales
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Fig. 25: Tumoración quística parcialmente septada en espacio retrocrural derecho.
Linfangioma quístico
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Fig. 26: Aneurisma de aorta en la unión toracoabdominal, parcialmente trombosado
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Fig. 27: Rotura de aneurisma aórtico en la unión toracoabdomina
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Fig. 28: Varón de 79 años, fumador, enolismo activo, dislipemia, hipertenso.
Ulceraciones aórticas
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Fig. 29: Varón de 78 años con antecedentes de neoplasia de colon intervenida. Recidiva
hepática múltiple. En MDCT de control oclusión de aorta abdominal infrarrenal (síndrome
de Leriche)
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Fig. 30: Disección aórtica (tipo A) que se extiende a aorta abdominal
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Fig. 31: Disección aórtica (tipo A) que no afecta a aorta abdominal
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Fig. 32: Varón de 33 años, precipitado desde 7 metros. Hipotensión severa. Lesión
aórtica en espacio retrocrural con laceración de ésta y formación de pseudoaneurisma
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Fig. 33: Mujer de 35 años con dolor en hipocondrio derecho. En ecografía masa sólida
en área adrenal derecha. En TC se aprecia masa que infiltra vena cava inferior con
trombosis de ésta. Leiomiosarcoma de vena cava inferior
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Fig. 34: Paciente intervenida hace 1 año de leiomiosarcoma de vena cava inferior.
Dilatación de la vena ácigos y atrofia renal derecha
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Fig. 35: Circulación colateral venosa (periesofágica) en pacientes hepatópatas (el de la
derecha con hepatocarcinoma) y signos de hipertensión portal
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Fig. 36: Espondilosis dorsal con compromiso parcial del espacio retrocrural. Paciente
afecto de neoplasia de próstata con diseminación tumoral ósea y ganglionar retrocrural
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Fig. 37: Varón de 65 años con fiebre de origen desconocido. Dolor dorsal bajo/lumbar
alto. Se aisla Streptococcus en sangre. Espondilodiscitis con afectación de plataformas
somáticas y discreta lesión de partes blandas prevertebral que ocupa espacio retrocrural
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Fig. 38: Varón de 33 años, precipitado de 5 metros de altura. Clínicamente sección
medular nivel dorsal bajo. Fractura inestable vertebral con hematoma prevertebral
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Fig. 39: Mujer de 33 años. Intento de autolisis con laceraciones hepática, esplénica y
fractura de L1 con hematoma prevertebral en espacio retrocrural
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Fig. 40: Mujer de 72 años, accidente de tráfico. Enfisema subcutáneo, neumotórax,
patrón pulmonar de distrés y neumomediastino (espacio retrocrural)
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Fig. 41: Derrame pleural izquierdo
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Fig. 42: Hematopoyesis extramedular
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Conclusiones
A pesar de ser una pequeña región anatómica hay una amplia variedad de condiciones
benignas y patológicas en esta región.
Conocer y comprender la anatomía normal así como de las variantes de la normalidad
es fundamental para aproximarnos de forma precisa al diagnóstico de las condiciones
benignas y patológicas que pueden afectar este compartimento
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