la sociedad obrando siempre con suma diligencia, prudencia y

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Héctor Julio Prieto Cely
la sociedad obrando siempre con suma diligencia, prudencia y cuidado
evitando a toda costa causar daño y siempre cumpliendo los estatutos sociales
así como los preceptos legales prefiriendo los intereses de la sociedad por
sobre los intereses individuales de los socios si a ello hubiere lugar, eso es
lo que se desprende de la parte final del primer inciso de la norma citada
anteriormente.
Finalmente se debe afirmar que es imposible establecer reglas generales
y de contenido concreto que contenga la conducta esperada de los
administradores por lo que en cada caso concreto se deberán tener en
cuenta circunstancias especiales como la naturaleza jurídica de los negocios
sociales, la clase de empresa, su objeto y finalidad así como los instrumentos
técnicos y jurídicos que se encuentren al alcance de los administradores
para el buen ejercicio de sus funciones.
7.1.3.7.4. Obligaciones de los administradores
Los administradores tienen, sin lugar a dudas, una gran responsabilidad
sobre sus hombros pues, desde el punto de vista económico, son ellos quienes
tienen la misión de mantener en el mercado a la compañía, velar por su
crecimiento continuo y lograr las tan esperadas utilidades; para lograr todo
lo anterior, los administradores deben obrar, como obran en el derecho civil
los buenos padres de familia concepto que ya hemos definido para el ámbito
mercantil como el buen hombre de negocios bajo los principios de la buena
fe, diligencia, lealtad, prontitud, honestidad siempre, colocando todos estos
valores y otros más, al servicio y a favor de la sociedad teniendo como norte
en todo momento nada más que los intereses de los socios.
Es por ello que el legislador de 199562 consideró que para lograr todo
lo anterior, los administradores se encontraban comprometidos para con
la sociedad a colocar su esfuerzo con la finalidad de cumplir el objeto
social de la manera esperada y de forma adecuada; a ser los guardianes
y cumplidores de la ley y de los estatutos sociales que implica también
el cumplimiento de las decisiones de los órganos sociales; a permitir
la realización del trabajo del Revisor Fiscal. Mucho se ha criticado la
imparcialidad e independencia de los revisores fiscales frente a la gestión
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Los administradores deben obrar de buena fe, con lealtad y con la diligencia de un
buen hombre de negocios. Sus actuaciones se cumplirán en interés de la sociedad,
teniendo en cuenta los intereses de sus asociados. Ley 222 de 1995 artículo 23.
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