111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:32 Página 711 Actas del Sexto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Valencia, 21-24 octubre 2009, eds. S. Huerta, R. Marín, R. Soler, A. Zaragozá. Madrid: Instituto Juan de Herrera, 2009 Consideraciones sobre la geometría y el trazado de las bóvedas de la Sala de Contratación de la Lonja de Valencia Federico Iborra Bernad El 5 de febrero de 1483 se colocaba la primera piedra para la construcción de la Lonja de Valencia, el edificio que debería representar los ideales de la próspera burguesía mercantil valenciana en un momento de incertidumbre sobre el futuro del comercio en todo el Mediterráneo. Como suele ocurrir en gran parte de la arquitectura tardogótica, el mero análisis formal o compositivo es insuficiente para valorar la obra en toda su complejidad. Esto es patente, sobre todo, con las bóvedas de la Sala de Contratación (1483–1498) Nos encontramos ante uno de los primeros ejemplos de rampante redondo, con un perfil muy pronunciado que a simple vista se aproxima a una bóveda baída. Sin embargo, tras esta apariencia casi esférica se esconde una geometría muy particular de la que nadie parece haberse ocupado en detalle hasta la fecha. Otra cosa que las diferencia es la forma y composición de las bóvedas. En la primera, Guillem Sagrera resolvió la cubrición con doce módulos de crucería simple, mientras que para la segunda Pere Compte desarrollará un esquema novedoso incorporando terceletes formando losanges, que aparentemente multiplican el total de bóvedas (figura 1). Constructivamente nos encontramos también ante una estructura de gran originalidad, que probablemente no tenga paralelo en la arquitectura hispánica, lo que nos hace plantearnos además algunas cuestiones sobre su origen a nivel de proyecto y su escasa repercusión posterior. LAS BÓVEDAS DE LAS LONJAS DE PALMA Y DE VALENCIA El gran espacio de la Sala de Contratación de la Lonja de Valencia está formado por quince bóvedas de crucería de 7,1 × 7,1 metros, apoyadas sobre ocho columnas entorchadas centrales. A diferencia del caso de la Lonja de Palma de Mallorca, las bóvedas no arrancan desde los muros, sino que apoyan en semicolumnas que emergen del muro, permitiendo reducir su espesor considerablemente con respecto al precedente mallorquín. Figura 1 Bóvedas de la Sala de Contratación de la Lonja de Valencia 111_09 Aju 066-023 Iborra 712 16/10/09 12:32 Página 712 F. Iborra Tanto en Palma como en Valencia podemos rastrear una referencia a los modelos de hallenkirchen germánicas, que se estaban desarrollando desde principios del siglo XV. Pero en los dos ejemplos hispánicos citados parece haber una involución al adoptar crucerías frente a las bóvedas estrelladas alemanas, que nacen como hojas de palmera de los esbeltos fustes de las columnas. Acaso influyera de alguna manera la experiencia de la llamada Casa de las Atarazanas, un edificio con una sala hipóstila similar, aunque de dimensiones más modestas, destinado a la recepción de visitantes ilustres llegados por mar, que fue construido junto al puerto de Valencia por el maestro Joan del Poyo entre 1416 y 1420 (Iborra y Miquel 2007). De la documentación de obra se puede deducir la existencia de doce bóvedas de crucería estrelladas en la sala, con cinco claves cada una y construidas enteramente en ladrillo. La obra no debió resultar completamente satisfactoria, documentándose desprendimientos de ladrillos ya en 1421, mientras que a finales de siglo estaba siendo usado como almacén de armamento. Acaso parte del problema se debiera al empleo de la económica y novedosa técnica de la bóveda tabicada, desarrollada en Valencia a finales del siglo anterior (Gómez-Ferrer 2003) que podría presentar problemas para bóvedas con una geometría de escasa curvatura, que el espesor del acabado a rosca sí permitía absorber.1 Sea como fuere, prácticamente todas las bóvedas estrelladas posteriores en tierras hispanas se realizarán con el comprobado método de tradición inglesa, manteniendo los cruceros y formeros y utilizando los terceletes como elemento decorativo o de compartimentación (Zaragozá 2000; Navarro 2006). A la hora de proyectar la Lonja de Palma, Guillem Sagrera podría haber optado por el uso de bóvedas estrelladas de tipo germánico, pero renunció a ello. Pudo influir la experiencia de la Casa de las Atarazanas o también la actitud conservadora, a nivel arquitectónico, que ha caracterizado durante siglos a los territorios insulares. Sea como fuere, finalmente Sagrera adoptó una solución con crucerías simples, suficientemente avalada por la tradición de las salas capitulares de conventos y monasterios. Lo que planteará Pere Compte en Valencia guarda bastante relación formal, aunque debería entenderse quizá como un hábil compromiso entre la obra sagreriana y un frustrado intento de realizar bóvedas estrelladas de tipo germánico, lo cual explicaría además el poco éxito de su diseño en la arquitectura posterior. Es significativo, por ejemplo, que en ámbito valenciano sólo se repetirán en el crucero de la catedral de Orihuela, utilizadas allí de forma casi irónica para mantener la continuidad de las naves primitivas, tras haber suprimido dos de los pilares principales. Para poder comprender mejor las intenciones del maestro valenciano, vamos a plantear como hipótesis de trabajo que se habría proyectado inicialmente una cubrición con bóvedas estrelladas de tipo germánico, que deberían abrirse como hojas de palmera. Más que estrellas de ocho puntas podrían ser de cuatro, seguramente aprovechando el espacio central para introducir un pequeño rombo o losange que permitiría pintar el escudo de la ciudad o al menos evocarlo.2 Cada una de las puntas u «hojas» carecería del apoyo en cruceros o formeros, tan habitual en ámbito hispánico, y se desarrollaría entre dos terceletes, con curvatura en un solo sentido. Pero la idea de «modernizar» el esquema introduciendo un rampante redondo llevaría a modificar esta solución, como veremos. LA BÓVEDA DE LA CAPILLA DE LA LONJA Y JUAN DE GUAS Antes de entrar en el problema de las bóvedas de la Sala de Contratación, conviene hacer unas consideraciones sobre la que se construyó en la capilla. Cronológicamente fue la primera que levantó y en ella Pere Compte pudo experimentar algunas de las soluciones que pensaba emplear posteriormente. La capilla de la Lonja se cubre con una bóveda estrellada de ocho puntas y perfil muy rebajado, conformada por arcos carpanel que se entrecruzan en el espacio. Formalmente guarda algunas semejanzas con las que por las mismas fechas estaba construyendo Juan de Guas en Ávila y Segovia, aunque aquéllas son rampantes redondos más convencionales.3 La similitud es bastante sospechosa y acaso quedaría confirmada la presencia del maestro castellano en Valencia por un pago con motivo de las obras de la capilla de la Lonja en mayo de 1484. Por la sustanciosa cuantía del pago, de 15 libras, se ha considerado el posible papel de Guas como asesor (Zaragozá y Gómez-Ferrer 2007, 84). Más allá de este documento sólo podemos hacer suposiciones sobre la existencia de un problema más o menos que pudo motivar la 111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:32 Página 713 Consideraciones sobre el trazado de las bóvedas de la Lonja de Valencia colaboración del maestro castellano, para lo que deberíamos analizar las particularidades de esta estructura. En primer lugar, se trata de una bóveda bastante rebajada, como hemos comentado. Presenta un diseño con abundantes nervios, que recuerda al mucho más atrevido trazado del coro de Santa María de Morella (c. 1426). A diferencia de aquél, la bóveda de Valencia es «moderna» pues presenta ya un rampante redondo4 bien definido, innovación formal y estructural que habían desarrollado de forma paralela Guas y Compte en obras algo anteriores, por lo que tampoco ahí residía el problema. Los arcos rebajados son óvalos, no demasiado habituales hasta entonces en Castilla pero utilizados ya por Antoni Dalmau en el Real Monasterio de la Trinidad de Valencia varias décadas antes (Zaragozá 2000)5 mientras que el despiece por doble arista de la plementería tampoco sería muy común en ámbito castellano, salvo algunas pocas obras de Juan de Guas y Simón de Colonia (Gómez 1998, 158) y tendría seguramente su inspiración en las grandes salas capitulares con bóvedas estrelladas levantadas en los siglos XIV y XV. Cabría destacar como referente más directo la capilla del Palacio Episcopal de Tortosa, de mediados del XIV, donde se desarrolla además un prematuro ejemplo de rampante redondo. Aquí la plementería presenta todavía una disposición más fragmentada y anárquica que en la Lonja de Valencia, aunque destacan por su limpieza los pequeños paños de las trirradiales, resueltos elegantemente con piezas monolíticas (figura 2). También son monolíticas, aunque no todas, las dovelas que conforman los brazos de la estrella. Por tanto, lo que resulta verdaderamente singular en nuestra bóveda de la Lonja es el despiece de la plementería en grandes dovelas monolíticas, que se repetirán en la Sala de Contratación alcanzando longitudes de hasta un metro y medio, con un espesor de poco más de 20 centímetros.6 Una pista sobre la ejecución de este tipo de plementería nos la ofrece Gelabert en su tratado De l’art de picapedrer y exigía que las medidas necesarias para labrar cada pieza se tomaran directamente sobre la obra que se iba ejecutando (Zaragozá y Gómez-Ferrer 2007, 110). Esto explicaría la perfección de las trirradiales de Tortosa, que se labraron al principio, y la anarquía reinante en el cierre definitivo de la bóveda, cuando se llega al rampante redondo. ¡Y ahora Pere Compte pretendía cubrir con este método una sala columnaria de 21,4 × 713 Figura 2 Detalle de la bóveda trirradial en la capilla del Palacio Episcopal de Tortosa 35,6 metros! Evidentemente confiaba en amortizar el trazado por la doble simetría de cada bóveda y su repetición a lo largo de los quince tramos iguales, pero aun así, la solución resultaba enormemente costosa desde el punto de vista económico. Como todo maestro sensato, Pere Compte aprovecharía la ejecución de la bóveda de la capilla para ensayar, en un ámbito mucho más controlable, lo que pretendía hacer en la Sala de Contratación. Pero ¿cual fue el papel de Juan de Guas en todo esto? Acaso fuera llamado como consultor externo para intentar resolver el problema de una forma más racional. Del encuentro entre los dos maestros debieron surgir dos interesantes aportaciones. La primera sería un sistema simplificado para proyectar geométricamente una superficie reglada mediante franjas paralelas en planta, que ofrecerá una rigurosidad no presente en el método de Gelabert. Una evolución de este sistema permitirá además trazar piezas con doble curvatura, conformando un engauchido o alabeado (Calvo 2002) algo impensable hasta entonces y que será decisivo a la hora de definir rampantes redondos pronunciados. Paradójicamente, en la Lonja se evitará recurrir al engauchido, aunque aparece en obras posteriores y sobre todo en la documentación relativa a las escaleras7 pasando después a Francia, como ve- 111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:32 714 Página 714 F. Iborra remos. La segunda aportación debió consistir en una modificación del trazado de las bóvedas de la Sala de Contratación. PERE COMPTE Y LAS BÓVEDAS DE LA SALA DE CONTRATACIÓN DE LA LONJA Llegamos ya a las bóvedas de la Sala de Contratación.3 Como se ha adelantado, a pesar de que desde abajo puedan parecer baídas o esféricas, su geometría de base es más bien la de una bóveda esquifada girada a 45º. Esto es perfectamente visible en el extradós (figura 3) y se puede intuir también al comprobar la planeidad de los terceletes. Existe en ellos una ligera curvatura, que es lo que realmente contribuye a redondearlas un poco más, formando realmente cuatro sectores de toro geométrico. Pero, como veremos, esta curvatura parece ser fruto de una modificación del proyecto. Se ha comentado que probablemente el diseño inicial de la Lonja estuviera basado en una trama reticulada de estrellas de cuatro puntas sin formeros ni cruceros, según un modelo germánico. La voluntad de introducir un rampante redondo habría obligado a mantener los formeros, que deben servir de apoyos, trazando las puntas de la estrella a 30º en lugar de 45º para mantener una partición homogénea. Así hará Guas en el claustro de San Juan de los Reyes por las mismas fechas (c. 1496) resolviendo todo el Figura 3 Extradós de las bóvedas de la Sala de Contratación, con su geometría prácticamente esquifada conjunto con grandes dovelas que prácticamente funcionan como dinteles planos.9 Unas bóvedas planteadas así en la Lonja tendrían menor altura que las ejecutadas, porque se trazarían forzando el medio punto en los nervios. Pues bien, en los muros perimetrales se puede observar, sobre el friso, una hilada de sillares de mayor altura, que acaso correspondería a una moldura o friso no ejecutado, previsto para marcar la línea de impostas de estas bóvedas estrelladas. Otra pista sobre el proyecto no realizado sería el propio diseño del pavimento, donde los rombos o losanges remarcados no responden al trazado habitual a partir de la plantilla de cuadrados girados 45º, sino que son un poco menores, como los que se obtienen al trazar una bóveda como la del monasterio castellano.10 Todo indica, por tanto, que el proyecto más o menos definido tras la experiencia de la capilla se habría modificado cuando los muros perimetrales ya estaban completamente levantados.11 ¿Por qué? El diseño de las estrellas a 30º, añadiendo los formeros, se explica sólo por el deseo de la incorporación del rampante redondo al motivo germánico de la red de estrellas. Sin embargo presentaba el inconveniente de forzar a que partieran doce nervios de cada columna en lugar de ocho. Esto no es sólo una cuestión aritmética, sino que implica aumentar el diámetro de las columnas para que el arranque se resuelva de forma natural. Habría que añadir también el problema de la colocación de pilares para un piso superior apoyados en el centro de las bóvedas —como de deduce de las basas que se pueden todavía contemplar- y que, con este esquema inicial, apoyarían en la propia plementería o, en el mejor de los casos, sobre las ligaduras de los terceletes. Ante esta situación, Pere Compte sería capaz de plantear magistralmente una alternativa muy ingeniosa que permitiría mantener ocho nervios en el arranque, conservar la simbología del rombo o losange, en una arquitectura parlante que evocaba el escudo municipal y, además de todo esto, seguir trabajando con bóvedas «modernas» de rampante redondo y con varias claves. Aparentemente, cada una de las bóvedas de la Sala de Contratación se nos muestra como grupos de cuatro de bóvedas de crucería simples, por la adición de nervios rampantes y cuatro ligaduras o terceletes uniendo sus extremos. Tanto Javier Gómez Martínez (1998, 86) como posteriormente Juan Carlos Navarro Fajardo (2006, 66) han puesto de manifiesto el interés formal de la falsa multiplicación de bóvedas, estableciendo relaciones con operaciones 111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:32 Página 715 Consideraciones sobre el trazado de las bóvedas de la Lonja de Valencia similares en los cimborrios de la iglesia de Santa María de Tréveris (c. 1230) o de la catedral de Lincoln (1307–1311), así como en la sacristía de la catedral de Praga (1362). Pero, más allá del planteamiento de base, la Lonja de Valencia nunca llega a copiarlos directamente, puesto que en ellos se presentan siempre dos arcos en cada uno de los lados de la base y lo único que se elimina es el apoyo del pilar central.12 En todo caso, esto no impide reconocer en Pere Compte una gran cultura arquitectónica y técnica, como demuestra al reinterpretar el singular sistema estructural de la capilla de San Wenceslao en la referida catedral de Praga (1358–1366) para el crucero de la catedral de Orihuela o la capilla del Rosario de la catedral de Tortosa.13 Respecto a los otros posibles referentes, existe un curioso paralelo entre la obra Valenciana y el cimborrio de Lincoln, no tanto por la repetición aparente del mismo motivo, sino porque en la obra inglesa va a aparecer un juego de nervios totalmente planos formando un cuadrado girado. En el caso inglés, es el resultado directo de unir los rampantes de cuatro pequeñas bóvedas estrelladas. Es posible que Pere Compte conociera la catedral de Lincoln, una de las más importantes de Inglaterra y cuyo cimborrio, rematado por una aguja de madera, superaba los 150 metros de altura. En todo caso, las bóvedas de Valencia también se pueden derivar conceptualmente de las estrellas de cuatro puntas antes mencionadas, por lo que no sería imprescindible la conexión inglesa.14 Curiosamente, para trazar bien las bóvedas de la Lonja de Valencia hay que girar la planta 45º. Así se hace en un dibujo realizado por el arquitecto académico Antonio Rubio con motivo del concurso general de 1807 (figura 4) aunque desconocemos si se debió a una intuición del joven alumno de San Carlos o, más probablemente, a la recuperación de alguna tradición conservada dentro del viejo gremio de canteros. Resulta además sospechoso que Philibert de l’Orme (figura 6) también gire la planta para trazar una bóveda estrellada, aunque no reproduce el método completo en el dibujo ni lo cuenta en el texto.15 Volvamos a la planta girada de nuestra bóveda y proyectémosla en sección-alzado. Lo primero que haríamos ahora sería trazar el crucero, en verdadera magnitud, fácilmente resuelto con un arco de medio punto. En segundo lugar, aprovechando este arco como referencia, proyectaríamos los terceletes horizontales y obtendríamos las claves de los formeros. 715 Figura 4 Antonio Rubio (1807) Salón de la Casa Lonja de la Seda de esta ciudad. Planta y alzado de las partes más notables (Zaragozá y Gómez-Ferrer 2007, 100) Por último, se definiría la despiece de la plementería sobre las dovelas del crucero, en verdadera magnitud, quedando también en verdadera magnitud su longitud, proyectada con líneas horizontales paralelas. Con la sección y el alzado podemos definir todas las dovelas monolíticas de la plementería y cerrar una bóveda esquifada perfecta (figura 5). ¿Por qué una bóveda esquifada y no baída? Quizá para reducir los empujes laterales en el formero que provocaría la curvatura de un rampante redondo convencional. De todas formas, siempre se podría forzar una ligera curvatura al labrar la plementería, como ya había hecho en la bóveda gallonada de la torre. Este sería el planteamiento inicial, de gran simplicidad aparente, pero se introduciría una serie de modificaciones que complicarían la solución ideal. El trazado de los formeros se realizó seguramente de este modo. No sabemos si intencionadamente o por casualidad, tras todas estas proyecciones y abatimientos tenemos que la luz y la flecha del arco se en- 111_09 Aju 066-023 Iborra 716 16/10/09 12:32 Página 716 F. Iborra Figura 5 Geometría y trazado de la plementería en las bóvedas de la Sala de Contratación de la Lonja de Valencia. A la izquierda, restitución del diseño ideal teórico. A la derecha, la solución ejecutada cuentran prácticamente en una proporción áurea. La proyección del crucero en un plano a 45º nos daría un fragmento de elipse, que se podría adaptar a un arco de circunferencia. Sin embargo, se asumió un arco con su centro en la línea de imposta, más elegante quizá al proyectarse sobre los muros, pero con una flecha unos 15 cm mayor de la que vendría dada por el procedimiento riguroso. Es interesante comprobar que, además del triángulo referido, al tomar la proporción a eje en los pilares, la altura de la línea de imposta en el arranque de los arcos vuelve a definir un rectángulo áureo. Parece que se trata de un feliz hallazgo que no formaba parte del proyecto inicial, porque esta proporción no aparece en los trazados reguladores de la fachada y porque, como hemos comentado, parece que las bóvedas pensadas inicialmente habrían tenido que partir de un poco más arriba, sobre la hilada más alta que marcaría la hipotética imposta original. La segunda cuestión que debemos abordar es la forma exacta del crucero. No es totalmente cierto que se trata de un arco de medio punto, sino que su geometría se eleva unos 30 centímetros y se aproxima más bien a una elipse, simplificada en arcos de círculo. También sobrepasa el nivel marcado por las molduras de la fachada, lo que parece corroborar una modificación no prevista. Este peralte se hizo coincidir con una relación altura/anchura de 3 a 4 en el plano del formero, que define perfectamente la curvatura del rampante. La explicación de esta complicación aparentemente inútil la encontramos un poco más abajo, concretamente en los terceletes, que ahora no serán completamente planos, como decíamos en el modelo ideal, sino que presentarán una leve curvatura. Seguramente se decidió forzar esta curvatura para evitar el desagradable efecto de descuelgue que es habitual en los nervios rampantes, totalmente horizontales. En el caso de Lincoln no existe el problema, porque hay varios terceletes intermedios que sirven de apoyo al nervio horizontal. Además, se aprovecharía la situación para aumentar un poco el rampante, que podría no percibirse bien dada la altura y estrechez del edificio. Continuando con cuestiones de trazado, hemos podido comprobar que el crucero no se concibió directamente a partir de una elipse, sino por un método alternativo. La pista era que las claves secundarias quedan unos 5–7 centímetros más altas de lo que debieran, un error demasiado grande para pensar en un fallo de ejecución. Hemos obtenido un resultado satisfactorio tomando el arranque con la curvatura del nuevo formero ya rectificado, proyectando a 45º en nuestra sección para toda la altura de los enjarjes y continuado con un arco de círculo tangente que lleva hasta la clave sobreelavada. ¿Por qué obrar así? En primer lugar, estamos rehaciendo de manera inversa la relación entre los arranques que habíamos aplicado en el planteamiento inicial. La diferencia con respecto a la curva de la elipse es mínima, de apenas 5 centímetros en la horizontal, pero supone ser coherente con el método y permite trabajar con cuadrados perfectos en todas las piezas del enjarje. Debe advertirse además que éste tiene una potencia extraordinaria, llegando las hiladas horizontales prácticamente a la mitad de la flecha del arco.16 Esta misma solución del enjarje elevado aparece ya en la Lonja de Palma, aunque no tan exagerada y, sobre todo, en la arcada nova de la catedral de Valencia, comenzada por 111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:32 Página 717 Consideraciones sobre el trazado de las bóvedas de la Lonja de Valencia Francesc Baldomar en 1460 y continuada por Pere Compte desde 1478 (Zaragozá 2000, 163). La prolongación del enjarje supone disminuir la luz del arco real y, con ello, los empujes, pudiendo reducir el espesor de los muros perimetrales considerablemente, algo importante en ambas salas columnarias y en la última crujía de la catedral, junto a la que se debería levantar una nueva fachada.17 Llegamos finalmente a la plementería. Hemos comentado en nuestro procedimiento ideal que se dispondría perpendicular al crucero y en hiladas perfectamente horizontales, que podríamos dibujar en verdadera magnitud tanto en planta como en alzado. Se podría haber introducido aquí una ligera curvatura sobre la base de la bóveda esquifada teórica, creando superficies alabeadas con doble curvatura o engauchidas, cuyo trazado revista una mayor complejidad.18 Una alternativa ingeniosa será la de girar 45º la plementería, con lo cual se evitaba que las piezas queden paralelas a ningún nervio contiguo, lo que evita la necesidad de ajustarse a su curvatura. De hecho, la superficie final ejecutada será prácticamente plana. Además, se reduce ligeramente el tamaño de los dinteles monolíticos y al inclinarlos disminuye la acción del esfuerzo cortante. De lo que no iba a librarse Pere Compte sería de realizar una superficie reglada, ligeramente alabeada, obteniendo longitudes en verdadera magnitud por el mismo método que se usa para trazar un capialzado de San Antonio o una ventana abocinada. Aunque simplificaba la cuestión respecto al engauchido, se trataba de un procedimiento mucho más laborioso que la ejecución de una bóveda convencional y, por tanto, no nos debería extrañar que finalmente se renunciara a la realización de una planta superior prevista en el proyecto19 y del remate de la torre.20 EL TRAZADO DE LA PLEMENTERÍA ENGAUCHIDA PERE COMPTE EN EL CÍRCULO DE Se ha comentado que Pere Compte podría haber proyectado una plementería engauchida o con piezas alabeadas de doble curvatura, aunque finalmente habría evitado girando las piezas 45º. No se conserva ningún documento proveniente directamente de la escuela valenciana que nos arroje luz sobre el método que se podría haber empleado en la Lonja, pero muy probablemente sería el mismo recogido en el tratado del arquitecto francés Philibert de l’Orme, 717 concretamente en el capítulo VIII del libro IV: Des voutes modernes, que les maistres maçons ont accoustumé de faire aux eglises, et logis des grands seigneurs. Así es como nos lo expone después de tratar el trazado de los nervios: Pero no quiero olvidarme de advertiros que en esta figura de bóveda hay otra cosa mucho más difícil que la precedente, es la forma de la plementería de sillería estando por debajo los ojivos, terceletes y ligaduras. Ésta se conoce en planta por las líneas paralelas ... así como las veis trazadas perpendicularmente y equidistantemente, hasta la altura de las circunferencias y monteas de las ojivas, ligaduras y otras. Veis además en la planta algunas otras líneas paralelas que van en cuadrado, y la relación que se hace en la figura que hay encima de la montea, donde todas ellas se han marcado con los mismos números, para que las podáis reconocer mejor al relacionarlas con el compás, y tomar las alturas para los engauchidos [alabeados] de cada una de las piezas, como se destaca al lado de dicha figura, en más líneas paralelas y rampantes, según las cuales se toma el engauchido para tallar las piedras de las plementerías; al estar todo marcado por los mismos números de cifra que se relacionan cada uno en su lugar, tanto en la montea de las ramas de ojivas, y otras, sobre la planta. Me parece que esto es suficiente. Si alguno quisiera saber más para practicar, hará falta que se dirijan a arquitectos o maestros constructores entendidos.21 Es significativo que en el dibujo que acompaña al texto (figura 6) sólo se aborda este problema y no las operaciones previas, que van a ser similares a las operadas en la Sala de Contratación de la Lonja, incluyendo el giro a 45º para obtener las alturas de las claves. El método de trazado de la plementería expuesto se centra en uno de los triángulos perimetrales y consiste en crear arcos a partir de tres puntos definidos por la altura de los nervios formero, tercelete y crucero. Realmente sólo se va a ejecutar el tramo comprendido entre los dos primeros, sirviendo el último para marcar la curvatura. La solución no deja de ser ingeniosa pero, auque sea bastante simple desde el punto de vista gráfico, de cara a la ejecución implica trabajar con varios baiveles diferentes. No nos aclara el tratadista francés cómo resolver la punta de la estrella, si debemos tomar nuevamente el tercelete y el formero o dar prioridad a la continuidad entre los dos terceletes. El empleo de múltiples curvaturas para el trazado de una única bóveda implicaba una complejidad exa- 111_09 Aju 066-023 Iborra 718 16/10/09 12:33 Página 718 F. Iborra de 1510 en la iglesia de San Pedro de Reus, de factura bastante convencional, reapareciendo unos cuantos años después, construyendo las «modernas» bóvedas de rampante redondo de la iglesia de Santa María de Onteniente entre 1518 y 1530. Parece sensato considerar que antes de 1518 hubiera estado en contacto con los discípulos de Pere Compte y aprendiera nuevos procedimientos. Posteriormente Augier volvería a Francia y, entre 1530 y 1531, levantaría en el ayuntamiento de Toulouse una interesante escalera de caja cerrada, hoy desaparecida, que supuso uno de los mayores logros de la cantería francesa de la época, pero que guarda inquietantes similitudes con las que se estaban construyendo desde finales del XV en ámbito valenciano (Zaragozá 2008, 51–53). Acaso fuera el mismo Augier el autor de la capilla funeraria de Galliot de Genouillac, mariscal de artillería de Francisco I, en la localidad de Assier, cuyas bóvedas aristadas construidas en 1546 son similares a las de la Capilla Real de Valencia, comenzada en 1437. CONCLUSIÓN Figura 6 Trazado de la plementería de una «bóveda moderna» según Philibert de l’Orme gerada, lo que explica el escaso éxito del método en Castilla frente a los sistemas tradicionales, cubriendo a la francesa o a la inglesa. Por ello quizá se desarrollaría una exuberante decoración mediante la multiplicación de terceletes y el uso de combados. Frente a ello, en ámbito valenciano se conservará un particular interés por la estereotomía bien ejecutada, aunque en muchas ocasiones estuviera previsto su recubrimiento con enlucidos o policromía, como es el caso de la propia Lonja. Vincular a Pere Compte con Philibert de l’Orme no es tan descabellado como pueda parecer en un primer momento, pues ambos muestran inquietudes por problemas muy similares.22 Posiblemente el nexo de unión sea el maestro francés Benoit Augier, natural de Lyon como el tratadista. Aunque no estuvo presente en la fábrica de la Lonja, Augier trabajó a partir Una vez más se demuestra que la arquitectura histórica es mucho más que luz y espacio y que es imposible hacer una crítica de los edificios del pasado sin pensar en su construcción. La Sala de Contratación de la Lonja de Valencia nos ofrece una magistral lección de estereotomía práctica y, sobre todo, del buen oficio del arquitecto que supo conjugar los aspectos formales con la economía y rapidez de ejecución. Sus falsas bóvedas baídas son una ilusión ingeniosa, pero que anuncia ya el paso de la estética del rampante redondo a la geometría de la esfera. NOTAS 1. 2. En las hallenkirchen las bóvedas se desarrollan sobre los pilares ensanchándose de forma radial, de modo muy parecido a las bóvedas de abanico inglesas. Tendremos, por tanto, ocho fragmentos de medio cañón que parten de un único punto. En esta situación se debe confiar únicamente en la curvatura en un sentido, ya que el reducido espesor del tabicado impide un reparto horizontal de cargas, que sí es posible en un aparejo a rosca. Esta idea de que los rombos de las bóvedas —actuales— de la Lonja evocan el escudo municipal ya fue 111_09 Aju 066-023 Iborra 16/10/09 12:33 Página 719 Consideraciones sobre el trazado de las bóvedas de la Lonja de Valencia 3. 4. 5. 6. 7. planteada recientemente por Salvador Lara (Lara 2006). En nuestra opinión, las bóvedas del proyecto inicial serían similares a las ejecutadas por Juan de Guas en el claustro de San Juan de los Reyes. Su diseño se habría reproducido en el pavimento de la sala, decorado con rombos, cuya dimensión no coincide con la geometría de las bóvedas actuales pero sí con las castellanas. La diferencia radica en que en estas últimas las estrellas se trazaron con una abertura de 30º y no de 45º, que es lo habitual en las bóvedas estrelladas, cuyo diseño suele partir de la plantilla de cuadrados girados. Esta plantilla es la usada para las bóvedas actuales y las de la capilla, además de todos los pináculos, por lo que no se explica de otro modo no haberla usado para definir el pavimento. Una solución parecida, aunque sobre tramos oblongos, se construiría a principios del siglo XVI en la iglesia parroquial de Coves de Vinromá, en la provincia de Castellón (Zaragozá 2000, 185) El diseño de la bóveda estrellada ya había sido utilizado por Guas en capilla del lado del evangelio de la iglesia del monasterio del Parral en Segovia, y realizaría otros muy similares en las iglesias conventuales de la Santa Cruz, en Segovia, y Santo Tomás, en Ávila (Zaragozá y Gómez-Ferrer 2007, 87). El rampante tiene relación con la pendiente del espinazo de la bóveda. Las bóvedas góticas convencionales presentan rampante llano, porque la diferencia de altura entre la clave del crucero y la del formero es muy reducida. El rampante redondo supone aumentar esta distancia y dar un perfil redondeado al espinazo de la bóveda. El caso límite es el de la bóveda baída, que constituye un casquete esférico perfecto (Zaragozá 2000, 172; Palacios 2002, 287). Concretamente nos referimos a la bóveda de la Sala Capitular. Se trata de una bóveda de rampante llano, lo que obliga a que los cruceros partan de un nivel bastante más alto que los formeros, con un resultado extraño. Otra singularidad, aunque menos evidente, sería la solución del apoyo del pavimento superior sobre tabiquillos, que aparece aquí quizá por primera vez en ámbito valenciano, frente al tradicional relleno macizo o aligerado con cántaros y vasijas. Desconocemos su difusión en ámbito castellano. La evolución sería la siguiente. En las obras anteriores a la Lonja aparecen algunas cuidadas plementerías definiendo superficies regladas, seguramente trazadas a pie de obra. Un buen ejemplo son las bóvedas de la iglesia del Real Monasterio de la Trinidad de Valencia, de hacia 1450, donde la ejecución es casi perfecta pero la presencia de hiladas de diferente espesor nos sugiere que la plementería no se ha definido a priori. Algo parecido podría haber ocurrido en el claustro de San Juan de los Reyes (1496). En el caso de la Lonja, el despiece 719 es homogéneo, lo que sugiere que esté trazado en la planta o al menos bien definidas las anchuras de las piezas que, por otra parte, deberían repetirse. Desconocemos si Pere Compte conocía el trazado del engauchido en la Lonja porque, como veremos, lo evitará. Sin embargo, sabemos documentalmente que al menos en 1502 el maestro sabía trazar escaleras engauchidas, es decir, con doble curvatura variable (Zaragozá y Gómez Ferrer 2007, 148) 8. Para el análisis de las bóvedas se ha trabajado con las alturas de las claves y nervios contiguos, tomadas con un distanciómetro láser. Queda pendiente un levantamiento detallado con aparatos más complejos, aunque las conclusiones serán probablemente las mismas. 9. Si trabajamos con piezas perfectamente horizontales, es decir, cubriendo a la inglesa, tendremos un pequeño giro con respecto a la perpendicular del formero. El desnivel se puede asumir alabeando la superficie, como hace Guas en San Juan de los Reyes, o despreciar forzando un rampante llano, que es la base de una técnica de cantería popular en la región italiana del Salento que ha llegado hasta nuestros días, donde además se suprimen los nervios (Pecoraro 2002) 10. Las líneas que unen los rombos en el pavimento se corresponderían con los nervios rampantes, recomendables para disimular en encuentro entre los planos ligeramente girados de la plementería junto a los formeros, que tendremos si no aplicamos la simplificación de San Juan de los Reyes. Pero en el caso de una sala hipóstila esta simplificación no es tan obvia si se pretende un efecto similar al de las bóvedas de abanico. 11. En noviembre de 1492 se comenzaron a replantear los pilares (Ramírez 2000, 33) y la cuestión debería haber sido zanjada. Una vez más es Juan de Guas quien nos da pistas al imitar la planta de las bóvedas valencianas en el sotacoro de Santo Tomás de Ávila (1482–1493) atribuido a Juan de Guas (Gómez 1998, 86). En nuestra opinión, el diseño de las bóvedas abulenses estaría inspirado en la obra valenciana y no al revés. Se trata más de una cuestión formal que estructural, porque una bóveda rebajada lo único que precisa es la multiplicación de nervios para reducir los paños de plementería. Muestra del contacto entre Guas y Compte y del prestigio de este último es la presencia en la Lonja, desde 1496, de un Dionís Guas que podría ser pariente del maestro castellano (Zaragozá y Gómez-Ferrer 2007, 86). 12. Los dos primeros ejemplos son asimilables conceptualmente a las capillas o salas capitulares con bóvedas octogonales. Respecto a la tercera, la particular solución del pinjante central ya existe en una capilla del claustro del Convento de Santo Domingo de Valencia, seguramente de finales del siglo XIV o de principios del XV. 111_09 Aju 066-023 Iborra 720 16/10/09 12:33 Página 720 F. Iborra 13. También Guas se inspira en la capilla de San Wenceslao para resolver el cimborrio de la conventual de San Juan de los Reyes, que estaba cerrado en 1486 (Gómez 1998, 72). 14. La geometría esquifada de las bóvedas de la Lonja puede entenderse si tomamos una estrella de cuatro puntas con losange central y abrimos los brazos hasta los 90º, añadiendo después los cruceros para ofrecer un apoyo intermedio a la plementería. 15. El único secreto es que la altura de las claves secundarias no es aleatoria, sino que se obtiene proyectando desde la planta al crucero, como se puede comprobar rehaciendo el gráfico. 16. Lo habitual es concluir el enjarje en el punto en que los nervios empiezan a separarse, siendo hasta entonces piezas únicas. En la Lonja de Valencia un enjarje convencional habría tenido una altura de unos 175 centímetros, pero lo ejecutado asciende otros 70 centímetros. 17. Aplicando la Regla de Blondel a la geometría de los formaletes de la Lonja obtenemos que, frente a un valor unitario del empuje teórico al no considerar enjarjes, tendríamos una reducción hasta el 87% al usar un enjarje convencional y tan sólo un 53% aumentado los enjarjes al modo valenciano. 18. El principal problema es el de usar una curvatura diferente para cada arista. Que se podía hacer era algo que habían demostrado Baldomar en la Capilla Real y el mismo Compte en la bóveda gallonada de la torre de la Lonja. Sin embargo, resultaba tremendamente complejo. Una simplificación es la ejecución de una bóveda baída perfecta, que se puede cubrir por hiladas en rombo y mantiene la misma curvatura en todas las piezas. Sin embargo, el encuentro con los pilares hubiera sido poco satisfactorio. 19. A este respecto hay que decir que las lonjas de Zaragoza, Barcelona y Palma tienen, han tenido o al menos sugieren un piso superior. A los abundantes argumentos esgrimidos a favor de la hipótesis de una sala superior por Salvador Lara (2007, 145) podríamos añadir uno más: la presencia de los elementos que hemos identificado como basas de pilares sobre las claves de las bóvedas. Probablemente esta segunda planta tuviese como objeto servir de local para el Consulado del Mar 20. El remate actual fue realizado entre 1897 y 1900 por el escultor José Aixa, con proyecto del arquitecto Antonio Ferrer. La bóveda baída del piso superior también se ejecutó en esta época (Ramírez 2006, 84–89). 21. Traducción propia. 22. En algunos casos esta relación es bastante sospechosa, por ejemplo entre la cabecera prolongada descrita en el libro IV, capítulo IX y la iglesia del convento del Car- men de Valencia, anterior a 1519 y probablemente trazada por el mismo Pere Compte (Zaragozá y GómezFerrer 2007, 128). LISTA DE REFERENCIAS Calvo López, José. 2002. «Superficies regladas desarrollables y alabeadas en los manuscritos españoles de cantería». En IX Congreso Internacional de Expresión Gráfica Arquitectónica. La Coruña: Universidade da Coruña, 337–342. Frankl, Paul. [1962] 2002. Arquitectura gótica. Madrid: Cátedra. Gómez Martínez, Javier. 1998. El gótico español de la Edad Moderna. Bóvedas de crucería. Valladolid: Universidad de Valladolid. Gómez-Ferrer Lozano, Mercedes. 2003. «Las bóvedas tabicadas en la arquitectura valenciana durante los siglos XIV. XV y XVI». En Una arquitectura gótica mediterránea, 2: 127–144. Iborra Bernad, Federico y Miquel Juan, Matilde. 2007. La Casa de las Atarazanas y Joan del Poyo (I). En Anuario de Estudios Medievales, 37: 387–409. L’Orme, Philibert de. 1567. Premier Tome de l’Architecture. París: F. Morel. Lara Ortega, Salvador. 2007. Las seis grandes lonjas de la corona de Aragón. Valencia: General de Ediciones de Arquitectura. Navarro Fajardo, Juan Carlos. 2006. Bóvedas de la arquitectura gótica valenciana. Valencia: Universidad de Valencia. Palacios Gonzalo, Jose Carlos. 2003. Trazas y cortes de cantería en el renacimiento español. Madrid: MunillaLeria . Pecoraro, Ilaria. 2003. Las bóvedas estrelladas del Salento. Una arquitectura a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna. En Una arquitectura gótica mediterránea, 2: 51–66. Ramírez Blanco, Manuel. 2000. La Lonja en el III milenio. Crónicas del pasado. Valencia: U.P.V. —Forum Unesco. Ramírez Blanco, Manuel. 2006. Lonja de Valencia. Lonja de la Humanidad. Valencia: Ayuntamiento de Valencia. Zaragozá Catalán, Arturo y Gómez-Ferrer Lozano, Mercedes. 2007. 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