cooperativismo y velar por el adecuado cumplimiento de la legislación cooperativa. Asimismo desempeña las funciones de estudiar, informar, asistir y coordinar al conjunto del movimiento cooperativo en Portugal, promoviendo estudios que ayuden a un mejor conocimiento de los distintos sectores. b) Estructura organizativa Para el ejercicio de las funciones que le son propias, el INSCOOP se organiza sobre la base de tres órganos de gobierno, a saber: Consejo Directivo, Consejo Administrativo y Consejo Coordinador. El Consejo Directivo ejerce las funciones de dirección del instituto, estando constituido por un presidente y dos vicepresidentes. Este consejo define las líneas generales de actuación, aprueba los reglamentos internos del instituto y elabora su presupuesto. El Consejo Administrativo es un órgano de carácter consultivo en asuntos de gestión financiera, siendo su principal función informar los proyectos de presupuestos y emitir los informes oportunos sobre la situación administrativa o financiera del instituto. En la práctica actúa como un órgano de apoyo al ya citado Consejo Directivo. El Consejo Coordinador es también un órgano consultivo, pero en su seno están representados los distintos sectores del cooperativismo, según la clasificación establecida por el Código Cooperativo, así como los organismos ministeriales relacionados con las cooperativas y los de las regiones autónomas de Azores y Madeira. El número de representantes del movimiento cooperativo, que son designados por sus correspondientes federaciones y nombrados posteriormente por decreto del gobierno, ha de ser igual al de los organismos ministeriales. 6. REPRESENTACION DE INTERESES EN EL COOPERA TIVISMO PORTUGUES En este apartado se analizará la estructura político-representativa del cooperativismo agrario portugués prestando una 390 especial atención a la CONFAGRI, que ostenta la representación del mismo en las instituciones comunitarias de Bruselas, así como a algunas de sus más importantes federaciones sectoriales. 6.1. Estructura político-representativa del cooperativismo agrario portugués. Tal como se ha indicado en otros apartados de este trabajo, la disolución de los organismos corporativos de tipo gremial y la instauración de los principios democráticos de libertad asociativa y pluralismo devolvieron al movimiento cooperativo portugués su antigua autonomía, dándole la posibilidad de crear sus propias estructuras para la defensa y representación de sus intereses. La creación de estas estructuras de carácter representativo ha sido, no obstante, un proceso gradual que no ha seguido el mismo ritmo, ni ha tenido las mismas características en los distintos sectores. Tampoco puede decirse que sea un proceso ya acabado, puesto que algunas federaciones de cooperativas apenas llevan uno o dos años de existencia, estando todavía en pleno proceso de expansión y desarrollo y sin haber consolidado aún sus propias estructuras organizativas. En otros casos, hay sectores del movimiento cooperativo que ni siquiera han creado aún tales estructuras, estando en la actualidad representados a través de organizaciones sectoriales más amplias. En definitiva, es un proceso abierto en el que sólo en algunos sectores pueden analizarse estructuras ya consolidadas, mientras que en otros nos tenemos que limitar a detectar las tendencias que en el terreno de la representación de intereses se están abriendo paso, sin estar todavía en cóndiciones de proceder a un análisis detallado de las mismas. En todo caso, puede anticiparse ya que el cooperativismo portugués camina hacia un modelo sectorial de representación, en el que los distintos sectores están articulando sus intereses respectivos a través de organizaciones independientes entre sí. Este modelo, que es el más extendido en los países co391 munitarios, salvo algunas notables excepciones, como Italia, está siendo favorecido en el caso portugués por varios factores, entre los que destaca la ya mencionada clasificación que realiza el Código Cooperativo, reconociendo jurídicamente a diez clases o sectores de cooperativas en torno a los cuales han de constituirse las uniones, federaciones o confederaciones correspondientes (ver el apartado sobre régimen jurídico). Este principio de sectorialización tiene sus efectos en la legislación complementaria, como puede comprobarse, por ejemplo, en la designación de los representantes del cooperativismo en el Consejo Coordinador del INSCOOP ya analizado, que, como se recordará, ha de ser efectuada por las organizaciones representativas de cada uno de los diez sectores. En el caso del cooperativismo agrario, su articulación se ha visto acelerada por la adhesión de Portugal a la Comunidad Europea, dado que para participar activamente en las instituciones relacionadas con la política agraria, concretamente en el COGECA y los comités consultivos, se hace necesario crear previamente organizaciones representativas de ámbito nacional. Eso es lo que ha ocurrido en la agricultura portuguesa con la constitución de la CONFAGRI, que representa de forma unitaria al cooperativismo agrario en las instituciones nacionales e internacionales y que articula los intereses de una amplia mayoría, tanto en número como en importancia económica, de cooperativas agrarias en Portugal. Precisamente por la necesidad de acelerar la constitución de una organización representativa del cooperativismo agrario, la CONFAGRI ha sido fruto de un proyecto diseñado desde arriba, desde las élites dirigentes, más que el resultado de un proceso previo de articulación en las distintas ramas de actividad. Por eso, la CONFAGRI continúa siendo un proyecto en marcha, en el que de forma gradual se van creando sus propias estructuras de base, tal como tendremos ocasión de comprobar en el análisis que haremos a continuación. Este análisis se abordará de la siguiente forma. En primer lugar, se hará una breve presentación de la CONFAGRI y de las federaciones que la integran, ofreciendo los datos básicos para ofrecer al lector un panorama general de su organización interna. En segundo lugar, se analizarán de un modo más de- 392 tallado las tres federaciones de rama que tienen actualmente unas estructuras más consolidadas y un mayor peso específico en el seno de la confederación, a saber: Fenalac, Fenadegas y Fenagro. En tercer lugar, analizaremos las relaciones del cooperativismo y el sindicalismo agrario, con el objetivo de comprobar hasta qué punto se ha alcanzado en la agricultura portuguesa el grado de especialización funcional entre ambos tipos de asociacionismo que existe en otros países de nuestro entorno europeo. A) Rasgos genemles de la CONFAGRI La Confederación Nacional de Cooperativas Agrarias (CONFAGRI) fue creada en 1985 a iniciativa de una élite de dirigentes del movimiento cooperativo vinculados a los sectores lácteo, vitivinícola, de compraventa y de crédito, que habían constituido previamente sus correspondientes federaciones de rama. Esta élite dirigente procedía del ámbito ideológico conservador liderado por la organización profesional CAP durante los primeros años de la transición democrática portuguesa. Estaba formada por dirigentes de las antiguas cooperativas especializadas --- como ocurrió en el sector lácteo y vitivinícola- y por antiguos dirigentes de los gremios de lavoura que, en la pugna con los sectores de la izquierda por hacerse con el pa trimonio de las cooperativas anexas, habían conseguido controlar un importante número de éstas y transformarlas en cooperativas de compraventa. Una vez creada la estructura de ámbito nacional, la CONFAGRI ha promovido la constitución de uniones y federaciones en aquellos sectores que no estaban articulados en ese momento, como ocurría con las cooperativas hortofrutícolas o con las olivareras. Como es habitual en este tipo de asociaciones, la CONFAGRI actúa como interlocutor del cooperativismo agrario ante las instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, representando al conjunto del sector en todos los asuntos que directa e indirectamente pudieran afectarle. Asi- 393 mismo, desarrolla una importante labor de promoción del movimiento cooperativo, impulsando la elaboración de proyectos de desarrollo en coordinación con el INSCOOP, prestando asistencia técnica y jurídica a las federaciones asociadas, ofreciéndole una importante red informática para la gestión de las cooperativas de base y desempeñando una signifi^ ativa labor en el campo de la formación de sus dirigentes y cuadros técnicos. En el marco de sus actividades de representación, la CONFAGRI es miembro del COGECA comunitario, participando a través de éste en los comités consultivos agrarios y manteniendo para ello una oficina permanente en Bruselas. Ya en el ámbito nacional, representa a las cooperativas agrarias en el Comité Económico y Social, así como en la Sociedad Gestora del Mercado Abastecedor de Porto y en el INSCOOP y muchos otros organismos con competencias en materia de cooperativismo. Hasta la fecha de realización de este trabajo, la CONFAGRI estaba constituida por las siguientes federaciones de rama: a) FENALAC (Federación Nacional de las Uniones de Cooperativas de Leche y Productos Lácteos).-Se creó en 1984 y tiene su sede en Oporto, agrupando en la actualidad a siete uniones de cooperativas, a saber: Agros, Lacticoop, Ucal, Ucapla, Unileite, Lactimontes y San Jorge, que en conjunto integran a 99 cooperativas de base y a 85.000 productores. Cuatro de estas cooperativas están entre las cinco primeras del ranking nacional, tal como se indicó líneas arriba, representando globalmente la Fenalac a cerca del 70% de la producción lechera del país. b) FENAC.AM (Federación Nacional de Cajas de Crédito Agrícola Mutuo).-Con sede en Lisboa, Fenacam se creó en 1976, siendo la primera federación de cooperativas constituida en Portugal después del 25 de abril. Recogiendo la larga tradición cooperativa y mutualista en el sector del crédito agrícola, Fenacam agrupa a siete uniones ( Credinorte, Unicaba, Credicoop, Unicama, Ferec, Credicentro y Regivouga) y a uria Caja Central, que actúa como su brazo económico-financiero. El grupo integrado en Fenacam tiene una base de 220 cajas de crédito, que prestan sus servicios mediante una red de 365 394 oficinas al público y asocian a 171.168 agricultores, representando cerca del 60% del crédito destinado a la producción agrícola. Fenacam participa en el INSCOOP en representación del sector de las cooperativas de crédito. La Caja Central de Crédito Agrícola está integrada también en Fenacam, y a ella están asociadas la práctica totalidad de las cajas. Su finalidad es reforzar financieramente el Sistema de Crédito Agrícola Mutuo, gestionando los recursos excedentarios de las cajas y ayudando a financiar las operaciones crediticias de sus asociados. Asimismo, puede recurrir a otras fuentes crediticias, nacionales e internacionales, y colocar en el mercado de capitales los excesos de liquidez del grupo asociado. La Caja Central representa también al grupo de cajas en los organismos consultivos del Banco de Portugal. c) FENAGRO (Federación Nacional de Cooperat.ivas Agrarias de Compraventa).-Fue creada en 1985 y tiene su sede en Oporto. Agrupa a un ainplio sector de cooperativas herederas de los antiguos gremios y sus cooperativas anexas, desarrollando sus actividades en el área de la compraventa de productos agrarios e insumos. Desde el punto de vista organizativo, Fenagro está formada por cinco uniones regionales (Ucanorte, Ucagarve, Unicentro, Unitrascoop y Agroscoop), que en conjunto agrupan a 150 cooperativas de base y 240.000 agricultores asociados. d) FENAFRUTAS (Federación Nacional de Coofierativas Hortofrutícolas). Tiene su sede en Visseu y se creó en 1987 por iniciativa de los dirigentes de Agroscope, que era entonces, y continúa siendo todavía, la única unión de cooperativas hortofrutícolas constituida en Portugal. Agrupa a 16 cooperativas de base y 15.000 asociados, todos ellos pertenecientes a la citada Agroscope. Las estructuras de Fenafrutas están en pleno proceso de consolidación, teniendo por objetivo promover la constitución de uniones en aquellas zonas en donde el cooperativismo se encuentra todavía poco desarrollado. e) FENADEGAS (Federación Nacional de Bodegas Coo^ierativas).^ue creada en 1981 y tiene su sede en Lisboa. Está formada por dos uniones -Udaca y Unidouro-, que agrupan a 62 bodegas cooperativas y 51.000 socios. 395 Tal como se indicó al principio de este apartado, el proceso de desarrollo de estructuras representativas en el cooperativismo agrario portugués no es un proceso ya cerrado, sino que continúa abierto con la creación de nuevas uniones y federaciones. En la fecha de redacción de este trabajo, dos nuevas federaciones se han constituido bajo la influencia de la CONFAGRI, si bien no disponemos todavía de suficientes datos sobre ellas, a saber: Fepomel, que agrupa a las cooperativas de apicultores, y Fenazeites, que hace lo propio con las almazaras cooperativas. Fuera de la órbita de influencia de la CONFAGRI se encuentra la Fenatran (Federación Nacional de Cooperativas de Transformación), con sede en Coruche, que, sin embargo, está negociando con los dirigentes de aquélla su próxima integración en la estructura confederal una vez sean superadas las diferencias que en materia de representación tienen con otras federaciones que también desarrollan actividades en el área de la transformación, como ocurre con Fenalac o Fenazeites. Excluyendo a las federaciones de reciente incorporación, al no disponer de datos suficientes sobre ellas, puede decirse que la CONFAGRI agrupa a un número global de 547 cooperativas agrarias, lo que representa un 48,7% del total existente en este sector. Según datos estimados por la propia confederación, si se incluyen las nuevas federaciones y termina con éxito el proceso de integración de Fenatran, el grupo CONFAGRI podría llegar a representar a casi el 70% del cooperativismo agrario en Portugal. Cifra que adquiere una mayor significación económica si tenemos en cuenta el lugar ocupado por las cooperativas asociadas a CONFAGRI en el ranking nacional. El panorama del cooperativismo agrario portugués debe completarse haciendo alusión a un sector de cooperativas que no se encuentra articulado a través de CONFAGRI. Nos referimos, de una parte, a cooperativas de pequeños agricultores, promovidas desde las filas del sindicato de izquierda CNA durante el proceso de disolución de los gremios de lavoura y la disputa del patrimonio de las ya citadas cooperativas anexas. Este sector de cooperativas, que en número puede representar 396 en torno al 25%, pero que tiene una escasa importancia económica, aunque sí social, no ha creado hasta ahora ninguna federación propia, permaneciendo integrado en el seno del mencionado sindicato CNA. De otra parte, hay que hacer alguna referencia a las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra, creadas en el marco de la reforma agraria en la forma de UCP (unidades colectivas de producción). Estas cooperativas coordinan sus actuaciones a través de un secretariado nacional, permaneciendo en la práctica vinculadas a las filas del sindicalismo obrero debido al origen asalariado de su base social. B) Anrílisis monográfzco de tres federaciones En este apartado se analizarán de un modo más pormenorizado tres de las federaciones más importantes de la CONFAGRI, a saber: Fenalac, Fenagro y Fenadegas, de las cuales ya hemos hecho una referencia general en el apartado anterior. La información que se presenta a continuación ha sido obtenida mediante la realización de una serie de entrevistas en profundidad a dirigentes significativos de dichas federaciones. Con este análisis comprenderemos mejor el proceso de génesis y desarrollo del modelo de representación de intereses actualmente vigente en el cooperativismo agrario portugués. Un modelo que, como hemos señalado en repetidas ocasiones, gira en torno a la CONFAGRI, pero en el que las federaciones de rama gozan de un importante grado de autonomía. a) El contexto social y político Como hemos señalado más arriba, el cooperativismo portugués se encontraba fuertemente intervenido por los organismos corporativos durante el Estado Novo salazarista. En unos casos, las cooperativas formaban parte del propio organismo corporativo, como ocurría con las cooperativas anexas a los gremios de lavoura. En otros casos, gozaban de su 397 propio estatuto autónomo, pero se veían sometidas a la intervención y control del organismo corporativo del que dependían, como ocurría con las cajas de crédito agrícola y su dependencia de la Caixa Geral de Depósitos. Por último, había un sector de cooperativas independientes, cuya expansión y desarrollo se veían limitados por la competencia desleal procedente de algunos gremios favorecidos por el tratamiento privilegiado que les concedían las autoridades corporativas, principalmente las vinculadas a los OCE ( organismos de coordinación económica ( MoYntvo, 1988). Sobre ese contexto tendría lugar, a partir del 25 de abril, la disolución de los organismos corporativos y la recuperación de una autonomía plena por parte del cooperativismo portugués. Dada la diversidad de situaciones en que se encontraba el movimiento cooperativo, debe comprenderse que tal proceso de desarrollo no fue homogéneo, sino que varió de unos sectores a otros, lo que explica el diferente ritmo con que tuvo lugar la creación de las distintas estructuras de representación en cada rama de actividad. En efecto, del proceso de disolución de los gremios de lavoura (LucEtvA, 1985) surgiría, en primer lugar, un sector numeroso de cooperativas de compraventa, que heredaría el patrimonio y las actividades económicas de aquéllos. En algunos casos, no eran más que las antiguas cooperativas polivalentes anexas a los gremios y reformadas ahora estatutariamente para adaptarlas al nuevo marco legal, dándose una cierta continuidad en sus élites dirigentes. En otros casos, eran cooperativas de nueva creación, constituidas a los efectos exclusivos de heredar el patrimonio de los gremios en aquellos concelhos en donde no había habido tradición cooperativa; eran, por tanto, cooperativas de muy pequeñas dimensiones, con una dimensión más social que económica, que comenzarían a realizar actividades en el área de la compraventa. El sector de cooperativas de compraventa se desarrollaría, pues, sobre los restos de los gremios de lavoura, dando lugar a un sector muy extendido por todo el territorio, pero al mismo tiempo con una base económica y social muy heterogénea, y actuando en muchos casos en condiciones bastante precarias. El grupo de cooperativas de compraventa de mejores condi- 398 ciones económicas y con actividades más desarrolladas, que procedía en su mayor parte de las antiguas cooperativas anexas y se localizaba principalmente en las regiones al norte del Tajo, sería la base de lo que en 1985 se constituiría como FENAGRO. El resto, localizado en el sur y de dimensiones muy reducidas, se integraría, en su mayor parte, en el sindicato de izquierda CNA, renunciando a crear su propia estructura de representación, lo que podría explicarse por el hecho de que la mayoría de sus dirigentes procedían del espectro ideológico de la izquierda durante el proceso de disolución de los gremios (HENRIQUES y REIS, 1993). Un segundo sector de cooperativas surgido de dicho proceso sería el de las cooperativas de productos lácteos, si bien con algunas peculiaridades que dificultarían su articulación en una sola federación. En efecto, este sector estaba formado, de una parte, por antiguas cooperativas anexas a los gremios, que habían desarrollado entre sus muchas actividades las de comercialización y transformación en el sector de productos lácteos y que, al disolverse aquéllos, adquirieron su autonomía plena. De otra parte, existía un importante grupo de cooperativas especializadas, localizadas sobre todo en la región de Aveiro, que habían tenido un desarrollo relativamente independiente de los organismos corporativos y que habían sufrido la competencia desleal de las cooperativas anexas a éstos (BEI.o MoREIRa, 1984). Era, por tanto, un sector heterogéneo desde el punto de vista económico y social, y con una élite dirigente de trayectorias y concepciones empresariales diferentes, lo que explicarían los recelos iniciales para constituir una federación sectorial. Hubo de esperarse a que se crearan uniones de cooperativas (Agros, Lacticoop, Unileite, Ucal), antes de constituirse definitivamente una federación nacional para el conjunto del sector, lo que ocurriría en 1984 con la creación de FENALAC. El sector de bodegas cooperativas tuvo también su origen en las antiguas cooperativas anexas a los gremios, concretamente en aquellas que, entre sus actividades diversas, habían desarrollado las de comercialización de productos vitiviníco- 399 las. Era un sector poco desarrollado, ya que la tradición entre los viticultores portugueses había sido la de vender su producción a las bodegas no cooperativas, existiendo, además, una gran competencia entre zonas y denominaciones de calidad. Ello explica que la articulación del sector se hiciera sobre la base de un grupo localizado de cooperativas -veinticuatro cooperativas de la región de Ribatejo-, que constituyó en 1981 la federación conocida desde entonces como FENADEGAS, incorporando gradualmente nuevas cooperativas conforme iban siendo creadas, y promoviendo su articulación regional en las correspondientes uniones. Esos tres sectores, junto al de las cajas cooperativas, articulado desde 1976 en la ya citada Fenacam, serían los cimientos sobre los que se crearía, en 1985, una confederación nacional de cooperativas agrarias bajo las siglas de CONFAGRI. A partir de su estructura confederal se promovería la constitución de uniones y federaciones en los nuevos sectores de expansión del cooperativismo portugués (hortofrutícola, aceite, etc.). b) Características de sus bases sociales Ya hemos indicado la heterogeneidad de la base social de las tres federaciones analizadas. Esta heterogeneidad se manifiesta más en los distintos tipos de cooperativas integradas en cada federación, que en las características de los agricultores asociados, ya que en este último aspecto la mayor parte de las cooperativas agrarias portuguesas presentan una base social relativamente homogénea. Bien es cierto que la estructura social agraria en Portugal no se caracteriza por su homogeneidad, existiendo, a pesar de las actuaciones de reforma agraria, una fuerte concentración de la propiedad de la tierra, con un peso específico importante de los grandes agricultores alentejanos (OLIVEIItA BAPTISTA, 1993). Sin embargo, esta diferenciación social no tiene un correlato directo en el movimiento cooperativo, ya que la participación de esos grandes agricultores en las cooperativas es bastante reducida, optando frecuentemente por la relación directa con el sector industrial privado, en el que, 400 en no pocas ocasiones, tienen invertidos parte de sus capitales, o de cuyas élites empresariales forman parte. Por ello, la base social del movimiento cooperativo portugués suele estar formada por un amplio sector de pequeños y medianos agricultores, de los cuales el grupo de los más pequeños organizan en algunas regiones sus cooperativas a través del movimiento sindical, concretamente del sindicato CNA, y no a través de las federaciones integradas en CONFAGRI. Estos factores hacen que las bases sociales de las cooperativas con mayor importancia económica, articuladas precisamente en esta confederación, sean más homogéneas de lo que se deduciría de la estructura social agraria portuguesa. La heterogeneidad sí existe al comparar las cooperativas que forman parte de una misma federación. Así, por ejemplo, Fenagro utiliza como criterios para clasificar a las cooperativas asociadas el número de socios y el volumen de actividad, definiendo como grandes las que tienen más de 3.000 socios o realizan transacciones superiores a 4.000 millones de contos. Según datos de la propia federación, doce de las cooperativas asociadas son reconocidas, a efectos de representación y pago de cuotas, como grandes. El umbral que separa en Fenagro las medianas de las pequeñas cooperativas se sitúa en los 500 socios o en los 40 contos de volumen de negocios, si bien para calificar una cooperativa como mediana suele hacerse un estudio más detallado, considerando otros factores complementarios. Dada la vinculación directa de las cooperativas de compraventa con el proceso de disolución de los gremios, habiéndose creado muchas de ellas con la única finalidad de heredar el patrimonio de aquéllos, se comprende que exista en el seno de Fenagro un numeroso grupo de muy pequeñas cooperativas, algunas con sólo medio centenar de socios, y con una importancia económica muy escasa. Con respecto a Fenalac, su base social presenta un nivel de heterogeneidad muy elevado, debido a varios factores. En primer lugar, al diferente origen de sus cooperativas, provenientes, en unos casos, de las antiguas cooperativas polivalentes anexas a los gremios, y en otros, herederas directas de cooperativas especializadas en la producción y comercialización 401 de productos lácteos. Y en segundo lugar, al proceso de modernización que está experimentando el sector lácteo en Portugal y que está provocando un paralelo proceso de diferenciación interna en el seno del movimiento cooperativo. Hasta ahora, Fenalac reconocía la heterogeneidad de sus cooperativas pasándola por el filtro de las uniones en las que se agrupan a nivel regional. Fenalac ha calificado a sus uniones como grandes, medianas o pequeñas, según la concentración total de leche producida por las cooperativas asociadas a ellas, ocupando Agros el primer puesto, con el 49,3% del total producido por el conjunto de las siete uniones. Sin embargo, este criterio está siendo en estos momentos cuestionado en el seno de la propia federación, debido a que no refleja el alto grado de diferenciación que se está produciendo dentro de cada unión de cooperativas; una diferenciación que no es sólo en volumen de leche producida, sino en el nivel de la tecnología utilizada y en los sistemas de gestión. Todo ello está llevando a la dirección de Fenalac a buscar nuevas fórmulas que reflejen adecuadamente el grado de heterogeneidad existente en su seno, para aplicar, a partir del mismo, el correspondiente sistema de representación en sus órganos dirigentes. Con ello, la federación pretende evitar la deserción de algunas importantes cooperativas por sentirse infrarrepresentadas, como ocurrió con las de Santarem, Evora y Caldas da Rainha, que se salieron de Ucal, la unión a la que pertenecían. En cuanto a FENADEGAS, ya dijimos que su constitución se hizo sobre la base de un grupo muy localizado de cooperativas que comercializaban su producción a granel en las regiones de Ribatejo y Oeste, expansionándose a partir de ahí hasta llegar al centenar de cooperativas con que cuenta en la actualidad, casi el 90% del total de bodegas cooperativas existente en el país. El hecho de haber sido un movimiento de nueva creación, sin las herencias corporativas que tuvieron los otros dos sectores ya analizados, la ha dotado de una base social más homogénea, formada por cooperativas de tamaño intermedio, con producciones medias de 5 millones de kilos de uva al año, que es el criterio utilizado por la federación para clasificarlas. 402 Las pequeñas, con 50.000 a 60.000 mil kilos anuales de producción, constituyen un grupo casi insignificante de cuatro cooperativas, mientras que las más grandes, con producciones en torno a los 25 millones de kilos al año, son la excepción por el otro extremo. El carácter más homogéneo de su base social ha imprimido a Fenadegas un fuerte dinamismo, habiendo avanzado de forma considerable en el terreno de la comercialización de sus propios caldos, ofreciendo ya productos envasados muy diferentes de la producción a granel de los primeros años. No obstante, el principal problema que continúa teniendo este sector es el provocado por la fuerte presencia de un sector industrial muy consolidado que ejerce una poderosa atracción sobre los propios socios de las cooperativas, incitándoles a vender su producción a las bodegas privadas. c) Estructura organizativa La estructura organizativa de las federaciones se ve muy condicionada por las disposiciones establecidas en el Código Cooperativo ya analizado. Como se recordará, el código define a las federaciones como una agrupación de ámbito nacional de cooperativas o de uniones regionales de cooperativas de la misma clase, admitiéndose la posibilidad de que dentro de una misma clase puedan constituirse federaciones sectoriales o de rama en consonancia con la especificidad que presenten las actividades desarrolladas por sus cooperativas de base. Esta disposición es la que ha posibilitado la articulación de las cooperativas agrarias en las distintas federaciones sectoriales que estamos analizando aquí. Aunque el Código Cooperativo no prohibe la asociación directa de una cooperativa a la federación correspondiente, la tendencia dominante en las tres federaciones analizadas es a priorizar el nivel de las uniones. En efecto, si en una región existe ya constituida la correspondiente unión, la única posibilidad que tienen las cooperativas allí localizadas de asociarse a la federación sectorial es a través de aquélla. De este modo, la tendencia es a que cada federación sea en la prác- 403 tica una asociación de uniones de cooperativas, y a que sea a través de éstas como se canalice la representación en sus distintos órganos dirigentes. Esta tendencia es ya un hecho en Fenagro y Fenalac, aunque no todavía en Fenadegas, que, al estar formada por sólo dos uniones y experimentar un proceso de expansión en otras regiones, admite la asociación directa de nuevas cooperativas. El máximo órgano colegiado de las federaciones suele ser la Asamblea General, formada por delegados elegidos por las uniones de cooperativas o, en el caso de Fenadegas, también por las cooperativas asociadas directamente. El criterio para calcular el número de delegados varía de unas federaciones a o tras. Así, por ejemplo, en Fenagro el número de delegados que le corresponde a cada unión se calcula como resultado de sumar los siguientes factores: a) un delegado por cada cooperativa asociada a la correspondiente unión; b) un delegado por cada diez mil socios de las cooperativas de compraventa asociadas o de las secciones de compraventa existentes en las cooperativas polivalentes; c) un número de delegados a deternzinar en la asamblea de la federación de acuerdo con el valor bruto de las ventas efectuadas en el ejercicio anterior por el conjunto de cooperativas o secciones de compraventa pertenecientes a la unión correspondiente; d) un número de delegados a determinar por dicha asamblea en función de la actividad desarrollada por la unión correspondiente con la federación sectorial en el ejercicio anterior. El número de delegados contabilizado por los sumandos c) y d) nunca podrá ser superior al 25% de los delegados contabilizados través de los sumandos a) y b). En el caso de que haya cooperativas asociadas directamente a la federación, lo que no ocurre actualmente, pero que es una posibilidad contemplada por los estatutos de Fenagro, cada una de esas cooperativas tendrá un delegado en la Asamblea General. Los criterios utilizados en Fenalac para estos menesteres son algo diferentes a los anteriores. Así, por ejemplo, a las uniones asociadas a esta federación sectorial les corresponde 404 un delegado por cada 4.000 socios de sus cooperativas de base, o fracción superior a 2.000, más otro delegado por cada 40 millones, o fracción superior a 20 millones, de litros de leche producida en el ejercicio anterior al de celebración de la Asamblea General. Cada unión federada tiene asegurados, por lo menos, dos delegados, mientras que a las cooperativas asociadas directamente a la federación, en el supuesto de que se dé en la práctica esta posibilidad contemplada también en los estatutos de Fenalac, les corresponde un solo delegado. Tanto en un caso como en el otro, siempre ha de haber entre los delegados algún miembro de los órganos dirigentes de las uniones o cooperativas. En cuanto a Fenadegas, a cada unión le corresponde un número fijo de tres delegados en la Asamblea de la federación, si bien varía la cantidad de votos que cada delegación tiene asignada. Así, de acuerdo con el número de socios de las cooperativas de base, cada unión tiene entre dos y seis votos en la Asamblea, a razón de dos por cada mil asociados. A esos votos hay que añadir los que le corresponden según el volumen de producción, a razón de dos por cada diez mil pipas, entre un mínimo de dos y un máximo de diez. Sobre la base de las respectivas asambleas generales, la estructura político-representativa de cada federación sectorial suele estar formada, en los niveles superiores, por los siguientes órganos de gobierno: un Consejo Directivo, compuesto de un presidente, un vicepresidente, un secretario general, un tesorero y un vocal, todos ellos elegidos por la correspondiente asamblea general de la federación, y un Consejo Fiscal, formado por tres miembros elegidos por dicha asamblea, con funciones fiscalizadoras internas, y entre los cuales las uniones no pueden tener más de un representante. Este modelo se reproduce prácticamente sin modificaciones en todas las federaciones sectoriales. D) Articulación de las federaciones con la CONFAGRI Tal como se ha indicado líneas arriba, la CONFAGRI está formada por siete federaciones sectoriales, a saber: Fenalac 405 (leche), Fenagro (compra y venta), Fenadegas (vino), Fenacam (crédito agrícola), Fenafrutas (hortofrutícola), Fepomel (miel) y Fenazeites (aceite de oliva), esta última todavía en proceso de estructuración. Cada una de estas federaciones está constituida por uniones regionales de cooperativas o por cooperativas asociadas directamente. La Asamblea General de CONFAGRI se compone de 100 delegados en representación de las distintas federaciones. El 80% de la Asamblea, es decir 80 delegados, se distr^ibuye entre las federaciones en función de su importancia económica, medida según el volumen de negocio, mientras que la distribución del 20% restante, es decir 20 delegados, se hace de acuerdo con el número de agricultores asociados a sus cooperativas de base. Esta proporción se respeta también a la hora de fijar las cuotas que cada federación debe pagar a la CONFAGRI. De acuerdo con esos criterios, puede establecerse el siguiente ranking dentro de la confederación, a saber: Fenacam, Fenalac, Fenagro, Fenadegas, Fenafrutas y Fepomel, no disponiéndose todavía de datos suficientes para el caso de Fenazeites. Este orden de prelación se refleja en la correlación de fuerzas dentro de CONFAGRI, si bien con alguna excepción que merece ser destacada. En efecto, la federación de las cajas de crédito agrícola Fenacam desarrolla su actividad de forma prácticamente autónoma respecto de las demás federaciones, ya que el ámbito de los problemas que afectan a estas entidades financieras de tipo cooperativo tiene una dinámica propia muy diferente de la del resto de cooperativas agrarias. Por ello, las actividades de Fenacam en temas de representación y defensa de intereses son realizadas por sus propios dirigentes prácticamente al margen de las directrices generales de CONFAGRI, no teniendo especial interés en ocupar los puestos de máxima responsabilidad que por su importancia económica le corresponderían en el seno de la confederación. No ocurre lo mismo con el resto de las federaciones, que sí tienen un área de intereses bastante común a todas ellas, siendo muy importante la función de representación general 406 que desempeñan los órgarios dirigentes de CONFAGRI en muchas instituciones, tanto nacionales como internacionales. Así, por ejemplo, la participación en el INSCOOP no puede hacerse más que a través de la confederación, ocurriendo algo similar en el caso del COGECA comunifario, del que la CONFAGRI es el único representante del cooperativismo agrario portugués y sólo a través de ella los dirigentes de las distintas federaciones sectoriales pueden tener acceso a los comités consultivos agrarios de la Comunidad Europea. Por todo ello, es importante para estas federaciones tener presencia activa en los órganos de gobierno de CONFAGRI, los cuales responden a un modelo similar al ya comentado para las federaciones sectoriales, es decir, asamblea general, consejo directivo y consejo fiscal. Actualmente, el presidente de CONFAGRI es el de Fenalac, mientras que los representantes de Fenadegas ocupan el cargo de tesorero, así como la vicepresidencia de la asamblea general de la confederación y un puesto en el consejo fiscal. Fenagro, por su parte, ^ene 20 delegados en la citada asamblea confederal, pero sus dirigentes se consideran todavía infrarrepresentados en los órganos directivos de CONFAGRI, dado que, arguyen, es la federación más numerosa en número de coopera ^vas y de socios, aunque bien es verdad que no lo es en importancia económica. Los actuales criterios para la determinación del número de delegados de la asamblea de la confederación han sido fruto de las presiones realizadas por Fenagro, que siempre ha calificado a la CONFAGRI como un tándem formado por Fenacam y Fenalac. Aun a pesar de esta úl^ma reforma, los dirigentes de Fenagro insisten en la necesidad de democra ^zar más profundamente la estructura de CONFAGRI, propiciando una adecuada representación de todas las federaciones sectoriales, sin marginar a las menos importantes económicamente, si es que la confederación quiere conver^rse en la autén ^ca representante del coopera^vismo agrario portugués y no en el centro de poder de determinados grupos de interés. 407 7. COOPERATIVAS Y SINDICATOS EN LA AGRICULTURA PORTUGUESA Tal como se ha indicado a lo largo de este trabajo, el proceso de especialización funcional que comenzó a producirse en el seno del asociacionismo agrario portugués en los años veinte fue truncado al implantarse, con el Estado Novo, un sistema corporativo de representación de intereses, en el que tanto sindicatos como cooperativas se integraban de forma obligatoria en los organismos paraestatales creados al efecto. Ambas formas asociativas no tuvieron, por tanto, la posibilidad de crear sus propias estructuras de representación, ni generar sus propias élites dirigentes, desarrollándose, por el contrario, una élite vinculada a los organismos corporativos y muy dependiente de las esferas políticas del Estado Novo salazarista. La disolución de los organismos corporativos y la instauración de un sistema pluralista de representación dieron la oportunidad, a partir de la revolución del 25 de abril, de que los distintos grupos de interés se articularan de forma autónoma. Mientras que en el sector industrial esta oportunidad fue debidamente aprovechada por nuevas élites empresariales interesa das en liberarse del corsé burocrático que habían representado los organismos corporativos, en el caso de la agricultura se produjo, por el contrario, una continuidad de sus élites dirigentes, de modo que la mayor parte de los antiguos dirigentes de los organismos corporativos -gremios de lavoura, organismos de coordinación económica, cooperativas anexas...- fueron los promotores de las nuevas estructuras de representación, reproduciendo algunos de los modelos heredados. Así, el modelo sindical de representación promovido por estas élites tenía claras connotaciones corporativas al pretender arrogarse la representatividad exclusiva de la agricultura portuguesa, obstaculizando la posibilidad de que el cooperativismo creara sus propias estructuras político-representativas. Esto fue lo que ocurrió con el modelo impuesto por los dirigentes de la CAP (Confederación de los Agricultores de Portugal), en cuyo seno fueron admitidos no sólo los distintos sindicatos agrarios que se constituyeron por todo el territorio, 408