6. representacion de intereses en el coopera tivismo portugues

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cooperativismo y velar por el adecuado cumplimiento de la
legislación cooperativa. Asimismo desempeña las funciones
de estudiar, informar, asistir y coordinar al conjunto del movimiento cooperativo en Portugal, promoviendo estudios que
ayuden a un mejor conocimiento de los distintos sectores.
b)
Estructura organizativa
Para el ejercicio de las funciones que le son propias, el
INSCOOP se organiza sobre la base de tres órganos de gobierno, a saber: Consejo Directivo, Consejo Administrativo y
Consejo Coordinador.
El Consejo Directivo ejerce las funciones de dirección del
instituto, estando constituido por un presidente y dos vicepresidentes. Este consejo define las líneas generales de actuación, aprueba los reglamentos internos del instituto y elabora
su presupuesto.
El Consejo Administrativo es un órgano de carácter consultivo en asuntos de gestión financiera, siendo su principal
función informar los proyectos de presupuestos y emitir los
informes oportunos sobre la situación administrativa o financiera del instituto. En la práctica actúa como un órgano de
apoyo al ya citado Consejo Directivo.
El Consejo Coordinador es también un órgano consultivo,
pero en su seno están representados los distintos sectores del
cooperativismo, según la clasificación establecida por el Código
Cooperativo, así como los organismos ministeriales relacionados con las cooperativas y los de las regiones autónomas de
Azores y Madeira. El número de representantes del movimiento cooperativo, que son designados por sus correspondientes federaciones y nombrados posteriormente por decreto
del gobierno, ha de ser igual al de los organismos ministeriales.
6. REPRESENTACION DE INTERESES EN EL COOPERA
TIVISMO PORTUGUES
En este apartado se analizará la estructura político-representativa del cooperativismo agrario portugués prestando una
390
especial atención a la CONFAGRI, que ostenta la representación del mismo en las instituciones comunitarias de Bruselas,
así como a algunas de sus más importantes federaciones sectoriales.
6.1.
Estructura político-representativa del cooperativismo
agrario portugués.
Tal como se ha indicado en otros apartados de este trabajo,
la disolución de los organismos corporativos de tipo gremial y
la instauración de los principios democráticos de libertad asociativa y pluralismo devolvieron al movimiento cooperativo portugués su antigua autonomía, dándole la posibilidad de crear
sus propias estructuras para la defensa y representación de sus
intereses.
La creación de estas estructuras de carácter representativo
ha sido, no obstante, un proceso gradual que no ha seguido
el mismo ritmo, ni ha tenido las mismas características en los
distintos sectores. Tampoco puede decirse que sea un proceso
ya acabado, puesto que algunas federaciones de cooperativas
apenas llevan uno o dos años de existencia, estando todavía
en pleno proceso de expansión y desarrollo y sin haber consolidado aún sus propias estructuras organizativas. En otros
casos, hay sectores del movimiento cooperativo que ni siquiera han creado aún tales estructuras, estando en la actualidad representados a través de organizaciones sectoriales más
amplias.
En definitiva, es un proceso abierto en el que sólo en algunos sectores pueden analizarse estructuras ya consolidadas,
mientras que en otros nos tenemos que limitar a detectar las
tendencias que en el terreno de la representación de intereses se están abriendo paso, sin estar todavía en cóndiciones de
proceder a un análisis detallado de las mismas.
En todo caso, puede anticiparse ya que el cooperativismo
portugués camina hacia un modelo sectorial de representación, en el que los distintos sectores están articulando sus intereses respectivos a través de organizaciones independientes
entre sí. Este modelo, que es el más extendido en los países co391
munitarios, salvo algunas notables excepciones, como Italia,
está siendo favorecido en el caso portugués por varios factores,
entre los que destaca la ya mencionada clasificación que realiza el Código Cooperativo, reconociendo jurídicamente a diez
clases o sectores de cooperativas en torno a los cuales han de
constituirse las uniones, federaciones o confederaciones correspondientes (ver el apartado sobre régimen jurídico).
Este principio de sectorialización tiene sus efectos en la legislación complementaria, como puede comprobarse, por
ejemplo, en la designación de los representantes del cooperativismo en el Consejo Coordinador del INSCOOP ya analizado, que, como se recordará, ha de ser efectuada por las organizaciones representativas de cada uno de los diez sectores.
En el caso del cooperativismo agrario, su articulación se ha
visto acelerada por la adhesión de Portugal a la Comunidad Europea, dado que para participar activamente en las instituciones
relacionadas con la política agraria, concretamente en el COGECA y los comités consultivos, se hace necesario crear previamente organizaciones representativas de ámbito nacional.
Eso es lo que ha ocurrido en la agricultura portuguesa
con la constitución de la CONFAGRI, que representa de
forma unitaria al cooperativismo agrario en las instituciones
nacionales e internacionales y que articula los intereses de
una amplia mayoría, tanto en número como en importancia
económica, de cooperativas agrarias en Portugal.
Precisamente por la necesidad de acelerar la constitución
de una organización representativa del cooperativismo agrario, la CONFAGRI ha sido fruto de un proyecto diseñado
desde arriba, desde las élites dirigentes, más que el resultado
de un proceso previo de articulación en las distintas ramas de
actividad. Por eso, la CONFAGRI continúa siendo un proyecto en marcha, en el que de forma gradual se van creando
sus propias estructuras de base, tal como tendremos ocasión
de comprobar en el análisis que haremos a continuación.
Este análisis se abordará de la siguiente forma. En primer
lugar, se hará una breve presentación de la CONFAGRI y de
las federaciones que la integran, ofreciendo los datos básicos
para ofrecer al lector un panorama general de su organización
interna. En segundo lugar, se analizarán de un modo más de-
392
tallado las tres federaciones de rama que tienen actualmente
unas estructuras más consolidadas y un mayor peso específico
en el seno de la confederación, a saber: Fenalac, Fenadegas y
Fenagro. En tercer lugar, analizaremos las relaciones del cooperativismo y el sindicalismo agrario, con el objetivo de comprobar hasta qué punto se ha alcanzado en la agricultura portuguesa el grado de especialización funcional entre ambos
tipos de asociacionismo que existe en otros países de nuestro
entorno europeo.
A)
Rasgos genemles de la CONFAGRI
La Confederación Nacional de Cooperativas Agrarias
(CONFAGRI) fue creada en 1985 a iniciativa de una élite de
dirigentes del movimiento cooperativo vinculados a los sectores lácteo, vitivinícola, de compraventa y de crédito, que habían constituido previamente sus correspondientes federaciones de rama.
Esta élite dirigente procedía del ámbito ideológico conservador liderado por la organización profesional CAP durante
los primeros años de la transición democrática portuguesa. Estaba formada por dirigentes de las antiguas cooperativas especializadas --- como ocurrió en el sector lácteo y vitivinícola- y
por antiguos dirigentes de los gremios de lavoura que, en la
pugna con los sectores de la izquierda por hacerse con el pa
trimonio de las cooperativas anexas, habían conseguido controlar un importante número de éstas y transformarlas en cooperativas de compraventa.
Una vez creada la estructura de ámbito nacional, la CONFAGRI ha promovido la constitución de uniones y federaciones en aquellos sectores que no estaban articulados en ese
momento, como ocurría con las cooperativas hortofrutícolas
o con las olivareras.
Como es habitual en este tipo de asociaciones, la CONFAGRI actúa como interlocutor del cooperativismo agrario ante
las instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, representando al conjunto del sector en todos los asuntos que directa e indirectamente pudieran afectarle. Asi-
393
mismo, desarrolla una importante labor de promoción del
movimiento cooperativo, impulsando la elaboración de proyectos de desarrollo en coordinación con el INSCOOP, prestando asistencia técnica y jurídica a las federaciones asociadas, ofreciéndole una importante red informática para la
gestión de las cooperativas de base y desempeñando una signifi^ ativa labor en el campo de la formación de sus dirigentes
y cuadros técnicos.
En el marco de sus actividades de representación, la CONFAGRI es miembro del COGECA comunitario, participando a
través de éste en los comités consultivos agrarios y manteniendo para ello una oficina permanente en Bruselas. Ya en el
ámbito nacional, representa a las cooperativas agrarias en el
Comité Económico y Social, así como en la Sociedad Gestora
del Mercado Abastecedor de Porto y en el INSCOOP y muchos
otros organismos con competencias en materia de cooperativismo.
Hasta la fecha de realización de este trabajo, la CONFAGRI
estaba constituida por las siguientes federaciones de rama:
a) FENALAC (Federación Nacional de las Uniones de Cooperativas de Leche y Productos Lácteos).-Se creó en 1984 y tiene su
sede en Oporto, agrupando en la actualidad a siete uniones de
cooperativas, a saber: Agros, Lacticoop, Ucal, Ucapla, Unileite,
Lactimontes y San Jorge, que en conjunto integran a 99 cooperativas de base y a 85.000 productores. Cuatro de estas cooperativas están entre las cinco primeras del ranking nacional, tal
como se indicó líneas arriba, representando globalmente la
Fenalac a cerca del 70% de la producción lechera del país.
b) FENAC.AM (Federación Nacional de Cajas de Crédito Agrícola Mutuo).-Con sede en Lisboa, Fenacam se creó en 1976,
siendo la primera federación de cooperativas constituida en
Portugal después del 25 de abril. Recogiendo la larga tradición cooperativa y mutualista en el sector del crédito agrícola,
Fenacam agrupa a siete uniones ( Credinorte, Unicaba, Credicoop, Unicama, Ferec, Credicentro y Regivouga) y a uria Caja
Central, que actúa como su brazo económico-financiero. El
grupo integrado en Fenacam tiene una base de 220 cajas de
crédito, que prestan sus servicios mediante una red de 365
394
oficinas al público y asocian a 171.168 agricultores, representando cerca del 60% del crédito destinado a la producción
agrícola. Fenacam participa en el INSCOOP en representación del sector de las cooperativas de crédito.
La Caja Central de Crédito Agrícola está integrada también en Fenacam, y a ella están asociadas la práctica totalidad
de las cajas. Su finalidad es reforzar financieramente el Sistema de Crédito Agrícola Mutuo, gestionando los recursos
excedentarios de las cajas y ayudando a financiar las operaciones crediticias de sus asociados. Asimismo, puede recurrir
a otras fuentes crediticias, nacionales e internacionales, y colocar en el mercado de capitales los excesos de liquidez del
grupo asociado. La Caja Central representa también al grupo
de cajas en los organismos consultivos del Banco de Portugal.
c) FENAGRO (Federación Nacional de Cooperat.ivas Agrarias
de Compraventa).-Fue creada en 1985 y tiene su sede en
Oporto. Agrupa a un ainplio sector de cooperativas herederas
de los antiguos gremios y sus cooperativas anexas, desarrollando sus actividades en el área de la compraventa de productos agrarios e insumos. Desde el punto de vista organizativo, Fenagro está formada por cinco uniones regionales
(Ucanorte, Ucagarve, Unicentro, Unitrascoop y Agroscoop),
que en conjunto agrupan a 150 cooperativas de base y
240.000 agricultores asociados.
d) FENAFRUTAS (Federación Nacional de Coofierativas Hortofrutícolas). Tiene su sede en Visseu y se creó en 1987 por iniciativa de los dirigentes de Agroscope, que era entonces, y
continúa siendo todavía, la única unión de cooperativas hortofrutícolas constituida en Portugal. Agrupa a 16 cooperativas
de base y 15.000 asociados, todos ellos pertenecientes a la citada Agroscope. Las estructuras de Fenafrutas están en pleno
proceso de consolidación, teniendo por objetivo promover la
constitución de uniones en aquellas zonas en donde el cooperativismo se encuentra todavía poco desarrollado.
e) FENADEGAS (Federación Nacional de Bodegas Coo^ierativas).^ue creada en 1981 y tiene su sede en Lisboa. Está formada por dos uniones -Udaca y Unidouro-, que agrupan a
62 bodegas cooperativas y 51.000 socios.
395
Tal como se indicó al principio de este apartado, el proceso de desarrollo de estructuras representativas en el cooperativismo agrario portugués no es un proceso ya cerrado, sino
que continúa abierto con la creación de nuevas uniones y federaciones. En la fecha de redacción de este trabajo, dos nuevas federaciones se han constituido bajo la influencia de la
CONFAGRI, si bien no disponemos todavía de suficientes datos sobre ellas, a saber: Fepomel, que agrupa a las cooperativas de apicultores, y Fenazeites, que hace lo propio con las almazaras cooperativas.
Fuera de la órbita de influencia de la CONFAGRI se encuentra la Fenatran (Federación Nacional de Cooperativas de
Transformación), con sede en Coruche, que, sin embargo,
está negociando con los dirigentes de aquélla su próxima integración en la estructura confederal una vez sean superadas
las diferencias que en materia de representación tienen con
otras federaciones que también desarrollan actividades en el
área de la transformación, como ocurre con Fenalac o Fenazeites.
Excluyendo a las federaciones de reciente incorporación,
al no disponer de datos suficientes sobre ellas, puede decirse
que la CONFAGRI agrupa a un número global de 547 cooperativas agrarias, lo que representa un 48,7% del total existente
en este sector. Según datos estimados por la propia confederación, si se incluyen las nuevas federaciones y termina con
éxito el proceso de integración de Fenatran, el grupo CONFAGRI podría llegar a representar a casi el 70% del cooperativismo agrario en Portugal. Cifra que adquiere una mayor significación económica si tenemos en cuenta el lugar ocupado
por las cooperativas asociadas a CONFAGRI en el ranking nacional.
El panorama del cooperativismo agrario portugués debe
completarse haciendo alusión a un sector de cooperativas que
no se encuentra articulado a través de CONFAGRI. Nos referimos, de una parte, a cooperativas de pequeños agricultores,
promovidas desde las filas del sindicato de izquierda CNA durante el proceso de disolución de los gremios de lavoura y la
disputa del patrimonio de las ya citadas cooperativas anexas.
Este sector de cooperativas, que en número puede representar
396
en torno al 25%, pero que tiene una escasa importancia económica, aunque sí social, no ha creado hasta ahora ninguna
federación propia, permaneciendo integrado en el seno del
mencionado sindicato CNA.
De otra parte, hay que hacer alguna referencia a las cooperativas de explotación comunitaria de la tierra, creadas en
el marco de la reforma agraria en la forma de UCP (unidades
colectivas de producción). Estas cooperativas coordinan sus
actuaciones a través de un secretariado nacional, permaneciendo en la práctica vinculadas a las filas del sindicalismo
obrero debido al origen asalariado de su base social.
B)
Anrílisis monográfzco de tres federaciones
En este apartado se analizarán de un modo más pormenorizado tres de las federaciones más importantes de la CONFAGRI, a saber: Fenalac, Fenagro y Fenadegas, de las cuales ya
hemos hecho una referencia general en el apartado anterior.
La información que se presenta a continuación ha sido obtenida mediante la realización de una serie de entrevistas en
profundidad a dirigentes significativos de dichas federaciones.
Con este análisis comprenderemos mejor el proceso de génesis y desarrollo del modelo de representación de intereses
actualmente vigente en el cooperativismo agrario portugués.
Un modelo que, como hemos señalado en repetidas ocasiones, gira en torno a la CONFAGRI, pero en el que las federaciones de rama gozan de un importante grado de autonomía.
a)
El contexto social y político
Como hemos señalado más arriba, el cooperativismo portugués se encontraba fuertemente intervenido por los organismos corporativos durante el Estado Novo salazarista.
En unos casos, las cooperativas formaban parte del propio
organismo corporativo, como ocurría con las cooperativas
anexas a los gremios de lavoura. En otros casos, gozaban de su
397
propio estatuto autónomo, pero se veían sometidas a la intervención y control del organismo corporativo del que dependían, como ocurría con las cajas de crédito agrícola y su dependencia de la Caixa Geral de Depósitos. Por último, había
un sector de cooperativas independientes, cuya expansión y
desarrollo se veían limitados por la competencia desleal procedente de algunos gremios favorecidos por el tratamiento
privilegiado que les concedían las autoridades corporativas,
principalmente las vinculadas a los OCE ( organismos de coordinación económica ( MoYntvo, 1988).
Sobre ese contexto tendría lugar, a partir del 25 de abril, la
disolución de los organismos corporativos y la recuperación de
una autonomía plena por parte del cooperativismo portugués.
Dada la diversidad de situaciones en que se encontraba el movimiento cooperativo, debe comprenderse que tal proceso de
desarrollo no fue homogéneo, sino que varió de unos sectores
a otros, lo que explica el diferente ritmo con que tuvo lugar la
creación de las distintas estructuras de representación en cada
rama de actividad.
En efecto, del proceso de disolución de los gremios de lavoura (LucEtvA, 1985) surgiría, en primer lugar, un sector numeroso de cooperativas de compraventa, que heredaría el patrimonio y las actividades económicas de aquéllos. En algunos
casos, no eran más que las antiguas cooperativas polivalentes
anexas a los gremios y reformadas ahora estatutariamente
para adaptarlas al nuevo marco legal, dándose una cierta continuidad en sus élites dirigentes. En otros casos, eran cooperativas de nueva creación, constituidas a los efectos exclusivos
de heredar el patrimonio de los gremios en aquellos concelhos
en donde no había habido tradición cooperativa; eran, por
tanto, cooperativas de muy pequeñas dimensiones, con una
dimensión más social que económica, que comenzarían a realizar actividades en el área de la compraventa.
El sector de cooperativas de compraventa se desarrollaría,
pues, sobre los restos de los gremios de lavoura, dando lugar a
un sector muy extendido por todo el territorio, pero al mismo
tiempo con una base económica y social muy heterogénea, y
actuando en muchos casos en condiciones bastante precarias.
El grupo de cooperativas de compraventa de mejores condi-
398
ciones económicas y con actividades más desarrolladas, que
procedía en su mayor parte de las antiguas cooperativas anexas y se localizaba principalmente en las regiones al norte del
Tajo, sería la base de lo que en 1985 se constituiría como FENAGRO.
El resto, localizado en el sur y de dimensiones muy reducidas, se integraría, en su mayor parte, en el sindicato de izquierda CNA, renunciando a crear su propia estructura de representación, lo que podría explicarse por el hecho de que la
mayoría de sus dirigentes procedían del espectro ideológico
de la izquierda durante el proceso de disolución de los gremios (HENRIQUES y REIS, 1993).
Un segundo sector de cooperativas surgido de dicho proceso sería el de las cooperativas de productos lácteos, si bien
con algunas peculiaridades que dificultarían su articulación
en una sola federación. En efecto, este sector estaba formado,
de una parte, por antiguas cooperativas anexas a los gremios,
que habían desarrollado entre sus muchas actividades las de
comercialización y transformación en el sector de productos
lácteos y que, al disolverse aquéllos, adquirieron su autonomía plena. De otra parte, existía un importante grupo de cooperativas especializadas, localizadas sobre todo en la región
de Aveiro, que habían tenido un desarrollo relativamente independiente de los organismos corporativos y que habían sufrido la competencia desleal de las cooperativas anexas a éstos
(BEI.o MoREIRa, 1984).
Era, por tanto, un sector heterogéneo desde el punto de
vista económico y social, y con una élite dirigente de trayectorias y concepciones empresariales diferentes, lo que explicarían los recelos iniciales para constituir una federación
sectorial. Hubo de esperarse a que se crearan uniones de
cooperativas (Agros, Lacticoop, Unileite, Ucal), antes de
constituirse definitivamente una federación nacional para el
conjunto del sector, lo que ocurriría en 1984 con la creación
de FENALAC.
El sector de bodegas cooperativas tuvo también su origen
en las antiguas cooperativas anexas a los gremios, concretamente en aquellas que, entre sus actividades diversas, habían
desarrollado las de comercialización de productos vitiviníco-
399
las. Era un sector poco desarrollado, ya que la tradición entre
los viticultores portugueses había sido la de vender su producción a las bodegas no cooperativas, existiendo, además, una
gran competencia entre zonas y denominaciones de calidad.
Ello explica que la articulación del sector se hiciera sobre la
base de un grupo localizado de cooperativas -veinticuatro
cooperativas de la región de Ribatejo-, que constituyó en
1981 la federación conocida desde entonces como FENADEGAS, incorporando gradualmente nuevas cooperativas conforme iban siendo creadas, y promoviendo su articulación regional en las correspondientes uniones.
Esos tres sectores, junto al de las cajas cooperativas, articulado desde 1976 en la ya citada Fenacam, serían los cimientos
sobre los que se crearía, en 1985, una confederación nacional
de cooperativas agrarias bajo las siglas de CONFAGRI. A partir
de su estructura confederal se promovería la constitución de
uniones y federaciones en los nuevos sectores de expansión
del cooperativismo portugués (hortofrutícola, aceite, etc.).
b)
Características de sus bases sociales
Ya hemos indicado la heterogeneidad de la base social de
las tres federaciones analizadas. Esta heterogeneidad se manifiesta más en los distintos tipos de cooperativas integradas en
cada federación, que en las características de los agricultores
asociados, ya que en este último aspecto la mayor parte de las
cooperativas agrarias portuguesas presentan una base social
relativamente homogénea.
Bien es cierto que la estructura social agraria en Portugal
no se caracteriza por su homogeneidad, existiendo, a pesar
de las actuaciones de reforma agraria, una fuerte concentración de la propiedad de la tierra, con un peso específico importante de los grandes agricultores alentejanos (OLIVEIItA
BAPTISTA, 1993). Sin embargo, esta diferenciación social no
tiene un correlato directo en el movimiento cooperativo, ya
que la participación de esos grandes agricultores en las cooperativas es bastante reducida, optando frecuentemente por
la relación directa con el sector industrial privado, en el que,
400
en no pocas ocasiones, tienen invertidos parte de sus capitales, o de cuyas élites empresariales forman parte.
Por ello, la base social del movimiento cooperativo portugués suele estar formada por un amplio sector de pequeños y
medianos agricultores, de los cuales el grupo de los más pequeños organizan en algunas regiones sus cooperativas a través del
movimiento sindical, concretamente del sindicato CNA, y no a
través de las federaciones integradas en CONFAGRI. Estos factores hacen que las bases sociales de las cooperativas con mayor
importancia económica, articuladas precisamente en esta confederación, sean más homogéneas de lo que se deduciría de la
estructura social agraria portuguesa.
La heterogeneidad sí existe al comparar las cooperativas
que forman parte de una misma federación. Así, por ejemplo,
Fenagro utiliza como criterios para clasificar a las cooperativas asociadas el número de socios y el volumen de actividad,
definiendo como grandes las que tienen más de 3.000 socios
o realizan transacciones superiores a 4.000 millones de contos. Según datos de la propia federación, doce de las cooperativas asociadas son reconocidas, a efectos de representación y
pago de cuotas, como grandes.
El umbral que separa en Fenagro las medianas de las pequeñas cooperativas se sitúa en los 500 socios o en los 40 contos de volumen de negocios, si bien para calificar una cooperativa como mediana suele hacerse un estudio más detallado,
considerando otros factores complementarios. Dada la vinculación directa de las cooperativas de compraventa con el proceso de disolución de los gremios, habiéndose creado muchas
de ellas con la única finalidad de heredar el patrimonio de
aquéllos, se comprende que exista en el seno de Fenagro un
numeroso grupo de muy pequeñas cooperativas, algunas con
sólo medio centenar de socios, y con una importancia económica muy escasa.
Con respecto a Fenalac, su base social presenta un nivel
de heterogeneidad muy elevado, debido a varios factores. En
primer lugar, al diferente origen de sus cooperativas, provenientes, en unos casos, de las antiguas cooperativas polivalentes anexas a los gremios, y en otros, herederas directas de cooperativas especializadas en la producción y comercialización
401
de productos lácteos. Y en segundo lugar, al proceso de modernización que está experimentando el sector lácteo en Portugal y que está provocando un paralelo proceso de diferenciación interna en el seno del movimiento cooperativo.
Hasta ahora, Fenalac reconocía la heterogeneidad de sus
cooperativas pasándola por el filtro de las uniones en las que
se agrupan a nivel regional. Fenalac ha calificado a sus uniones como grandes, medianas o pequeñas, según la concentración total de leche producida por las cooperativas asociadas a
ellas, ocupando Agros el primer puesto, con el 49,3% del total producido por el conjunto de las siete uniones.
Sin embargo, este criterio está siendo en estos momentos
cuestionado en el seno de la propia federación, debido a que
no refleja el alto grado de diferenciación que se está produciendo dentro de cada unión de cooperativas; una diferenciación que no es sólo en volumen de leche producida, sino en
el nivel de la tecnología utilizada y en los sistemas de gestión.
Todo ello está llevando a la dirección de Fenalac a buscar
nuevas fórmulas que reflejen adecuadamente el grado de heterogeneidad existente en su seno, para aplicar, a partir del
mismo, el correspondiente sistema de representación en sus
órganos dirigentes. Con ello, la federación pretende evitar la
deserción de algunas importantes cooperativas por sentirse
infrarrepresentadas, como ocurrió con las de Santarem,
Evora y Caldas da Rainha, que se salieron de Ucal, la unión a
la que pertenecían.
En cuanto a FENADEGAS, ya dijimos que su constitución
se hizo sobre la base de un grupo muy localizado de cooperativas que comercializaban su producción a granel en las regiones de Ribatejo y Oeste, expansionándose a partir de ahí
hasta llegar al centenar de cooperativas con que cuenta en la
actualidad, casi el 90% del total de bodegas cooperativas existente en el país.
El hecho de haber sido un movimiento de nueva creación,
sin las herencias corporativas que tuvieron los otros dos sectores ya analizados, la ha dotado de una base social más homogénea, formada por cooperativas de tamaño intermedio, con
producciones medias de 5 millones de kilos de uva al año,
que es el criterio utilizado por la federación para clasificarlas.
402
Las pequeñas, con 50.000 a 60.000 mil kilos anuales de producción, constituyen un grupo casi insignificante de cuatro
cooperativas, mientras que las más grandes, con producciones
en torno a los 25 millones de kilos al año, son la excepción
por el otro extremo.
El carácter más homogéneo de su base social ha imprimido a Fenadegas un fuerte dinamismo, habiendo avanzado
de forma considerable en el terreno de la comercialización
de sus propios caldos, ofreciendo ya productos envasados
muy diferentes de la producción a granel de los primeros
años. No obstante, el principal problema que continúa teniendo este sector es el provocado por la fuerte presencia de
un sector industrial muy consolidado que ejerce una poderosa atracción sobre los propios socios de las cooperativas, incitándoles a vender su producción a las bodegas privadas.
c)
Estructura organizativa
La estructura organizativa de las federaciones se ve muy
condicionada por las disposiciones establecidas en el Código
Cooperativo ya analizado. Como se recordará, el código define
a las federaciones como una agrupación de ámbito nacional
de cooperativas o de uniones regionales de cooperativas de la
misma clase, admitiéndose la posibilidad de que dentro de
una misma clase puedan constituirse federaciones sectoriales
o de rama en consonancia con la especificidad que presenten
las actividades desarrolladas por sus cooperativas de base. Esta
disposición es la que ha posibilitado la articulación de las cooperativas agrarias en las distintas federaciones sectoriales que
estamos analizando aquí.
Aunque el Código Cooperativo no prohibe la asociación
directa de una cooperativa a la federación correspondiente,
la tendencia dominante en las tres federaciones analizadas es
a priorizar el nivel de las uniones. En efecto, si en una región
existe ya constituida la correspondiente unión, la única posibilidad que tienen las cooperativas allí localizadas de asociarse a la federación sectorial es a través de aquélla. De este
modo, la tendencia es a que cada federación sea en la prác-
403
tica una asociación de uniones de cooperativas, y a que sea a
través de éstas como se canalice la representación en sus distintos órganos dirigentes.
Esta tendencia es ya un hecho en Fenagro y Fenalac, aunque no todavía en Fenadegas, que, al estar formada por sólo
dos uniones y experimentar un proceso de expansión en
otras regiones, admite la asociación directa de nuevas cooperativas.
El máximo órgano colegiado de las federaciones suele ser
la Asamblea General, formada por delegados elegidos por las
uniones de cooperativas o, en el caso de Fenadegas, también
por las cooperativas asociadas directamente. El criterio para
calcular el número de delegados varía de unas federaciones a
o tras.
Así, por ejemplo, en Fenagro el número de delegados que
le corresponde a cada unión se calcula como resultado de sumar los siguientes factores: a) un delegado por cada cooperativa
asociada a la correspondiente unión; b) un delegado por cada
diez mil socios de las cooperativas de compraventa asociadas o
de las secciones de compraventa existentes en las cooperativas
polivalentes; c) un número de delegados a deternzinar en la asamblea de la federación de acuerdo con el valor bruto de las ventas efectuadas en el ejercicio anterior por el conjunto de cooperativas o secciones de compraventa pertenecientes a la
unión correspondiente; d) un número de delegados a determinar
por dicha asamblea en función de la actividad desarrollada
por la unión correspondiente con la federación sectorial en el
ejercicio anterior.
El número de delegados contabilizado por los sumandos
c) y d) nunca podrá ser superior al 25% de los delegados
contabilizados través de los sumandos a) y b). En el caso de
que haya cooperativas asociadas directamente a la federación, lo que no ocurre actualmente, pero que es una posibilidad contemplada por los estatutos de Fenagro, cada una
de esas cooperativas tendrá un delegado en la Asamblea General.
Los criterios utilizados en Fenalac para estos menesteres
son algo diferentes a los anteriores. Así, por ejemplo, a las
uniones asociadas a esta federación sectorial les corresponde
404
un delegado por cada 4.000 socios de sus cooperativas de
base, o fracción superior a 2.000, más otro delegado por cada
40 millones, o fracción superior a 20 millones, de litros de leche producida en el ejercicio anterior al de celebración de la
Asamblea General. Cada unión federada tiene asegurados,
por lo menos, dos delegados, mientras que a las cooperativas
asociadas directamente a la federación, en el supuesto de que
se dé en la práctica esta posibilidad contemplada también en
los estatutos de Fenalac, les corresponde un solo delegado.
Tanto en un caso como en el otro, siempre ha de haber entre
los delegados algún miembro de los órganos dirigentes de las
uniones o cooperativas.
En cuanto a Fenadegas, a cada unión le corresponde un
número fijo de tres delegados en la Asamblea de la federación, si bien varía la cantidad de votos que cada delegación
tiene asignada. Así, de acuerdo con el número de socios de
las cooperativas de base, cada unión tiene entre dos y seis votos en la Asamblea, a razón de dos por cada mil asociados. A
esos votos hay que añadir los que le corresponden según el
volumen de producción, a razón de dos por cada diez mil pipas, entre un mínimo de dos y un máximo de diez.
Sobre la base de las respectivas asambleas generales, la estructura político-representativa de cada federación sectorial
suele estar formada, en los niveles superiores, por los siguientes órganos de gobierno: un Consejo Directivo, compuesto de
un presidente, un vicepresidente, un secretario general, un
tesorero y un vocal, todos ellos elegidos por la correspondiente asamblea general de la federación, y un Consejo Fiscal,
formado por tres miembros elegidos por dicha asamblea, con
funciones fiscalizadoras internas, y entre los cuales las uniones no pueden tener más de un representante. Este modelo
se reproduce prácticamente sin modificaciones en todas las
federaciones sectoriales.
D)
Articulación de las federaciones con la CONFAGRI
Tal como se ha indicado líneas arriba, la CONFAGRI está
formada por siete federaciones sectoriales, a saber: Fenalac
405
(leche), Fenagro (compra y venta), Fenadegas (vino), Fenacam (crédito agrícola), Fenafrutas (hortofrutícola), Fepomel
(miel) y Fenazeites (aceite de oliva), esta última todavía en
proceso de estructuración. Cada una de estas federaciones
está constituida por uniones regionales de cooperativas o por
cooperativas asociadas directamente.
La Asamblea General de CONFAGRI se compone de 100
delegados en representación de las distintas federaciones. El
80% de la Asamblea, es decir 80 delegados, se distr^ibuye entre las federaciones en función de su importancia económica,
medida según el volumen de negocio, mientras que la distribución del 20% restante, es decir 20 delegados, se hace de
acuerdo con el número de agricultores asociados a sus cooperativas de base. Esta proporción se respeta también a la hora
de fijar las cuotas que cada federación debe pagar a la CONFAGRI.
De acuerdo con esos criterios, puede establecerse el siguiente ranking dentro de la confederación, a saber: Fenacam, Fenalac, Fenagro, Fenadegas, Fenafrutas y Fepomel, no
disponiéndose todavía de datos suficientes para el caso de Fenazeites. Este orden de prelación se refleja en la correlación
de fuerzas dentro de CONFAGRI, si bien con alguna excepción que merece ser destacada.
En efecto, la federación de las cajas de crédito agrícola
Fenacam desarrolla su actividad de forma prácticamente autónoma respecto de las demás federaciones, ya que el ámbito de los problemas que afectan a estas entidades financieras de tipo cooperativo tiene una dinámica propia muy
diferente de la del resto de cooperativas agrarias. Por ello,
las actividades de Fenacam en temas de representación y defensa de intereses son realizadas por sus propios dirigentes
prácticamente al margen de las directrices generales de
CONFAGRI, no teniendo especial interés en ocupar los
puestos de máxima responsabilidad que por su importancia
económica le corresponderían en el seno de la confederación.
No ocurre lo mismo con el resto de las federaciones, que
sí tienen un área de intereses bastante común a todas ellas,
siendo muy importante la función de representación general
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que desempeñan los órgarios dirigentes de CONFAGRI en
muchas instituciones, tanto nacionales como internacionales.
Así, por ejemplo, la participación en el INSCOOP no
puede hacerse más que a través de la confederación, ocurriendo algo similar en el caso del COGECA comunifario,
del que la CONFAGRI es el único representante del cooperativismo agrario portugués y sólo a través de ella los dirigentes de las distintas federaciones sectoriales pueden
tener acceso a los comités consultivos agrarios de la Comunidad Europea. Por todo ello, es importante para estas
federaciones tener presencia activa en los órganos de gobierno de CONFAGRI, los cuales responden a un modelo
similar al ya comentado para las federaciones sectoriales,
es decir, asamblea general, consejo directivo y consejo fiscal.
Actualmente, el presidente de CONFAGRI es el de Fenalac, mientras que los representantes de Fenadegas ocupan el
cargo de tesorero, así como la vicepresidencia de la asamblea
general de la confederación y un puesto en el consejo fiscal.
Fenagro, por su parte, ^ene 20 delegados en la citada asamblea confederal, pero sus dirigentes se consideran todavía infrarrepresentados en los órganos directivos de CONFAGRI,
dado que, arguyen, es la federación más numerosa en número de coopera ^vas y de socios, aunque bien es verdad que
no lo es en importancia económica.
Los actuales criterios para la determinación del número
de delegados de la asamblea de la confederación han sido
fruto de las presiones realizadas por Fenagro, que siempre ha
calificado a la CONFAGRI como un tándem formado por Fenacam y Fenalac. Aun a pesar de esta úl^ma reforma, los dirigentes de Fenagro insisten en la necesidad de democra ^zar
más profundamente la estructura de CONFAGRI, propiciando una adecuada representación de todas las federaciones sectoriales, sin marginar a las menos importantes económicamente, si es que la confederación quiere conver^rse en
la autén ^ca representante del coopera^vismo agrario portugués y no en el centro de poder de determinados grupos de
interés.
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7.
COOPERATIVAS Y SINDICATOS EN LA AGRICULTURA PORTUGUESA
Tal como se ha indicado a lo largo de este trabajo, el proceso de especialización funcional que comenzó a producirse
en el seno del asociacionismo agrario portugués en los años
veinte fue truncado al implantarse, con el Estado Novo, un
sistema corporativo de representación de intereses, en el que
tanto sindicatos como cooperativas se integraban de forma
obligatoria en los organismos paraestatales creados al efecto.
Ambas formas asociativas no tuvieron, por tanto, la posibilidad de crear sus propias estructuras de representación,
ni generar sus propias élites dirigentes, desarrollándose,
por el contrario, una élite vinculada a los organismos corporativos y muy dependiente de las esferas políticas del Estado Novo salazarista.
La disolución de los organismos corporativos y la instauración de un sistema pluralista de representación dieron la oportunidad, a partir de la revolución del 25 de abril, de que los distintos grupos de interés se articularan de forma autónoma.
Mientras que en el sector industrial esta oportunidad fue debidamente aprovechada por nuevas élites empresariales interesa
das en liberarse del corsé burocrático que habían representado
los organismos corporativos, en el caso de la agricultura se produjo, por el contrario, una continuidad de sus élites dirigentes,
de modo que la mayor parte de los antiguos dirigentes de los organismos corporativos -gremios de lavoura, organismos de
coordinación económica, cooperativas anexas...- fueron los
promotores de las nuevas estructuras de representación, reproduciendo algunos de los modelos heredados.
Así, el modelo sindical de representación promovido por
estas élites tenía claras connotaciones corporativas al pretender arrogarse la representatividad exclusiva de la agricultura
portuguesa, obstaculizando la posibilidad de que el cooperativismo creara sus propias estructuras político-representativas.
Esto fue lo que ocurrió con el modelo impuesto por los
dirigentes de la CAP (Confederación de los Agricultores de
Portugal), en cuyo seno fueron admitidos no sólo los distintos
sindicatos agrarios que se constituyeron por todo el territorio,
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