Rococó,neocla,rom TEXTO CON LÁMINAS ARTE

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ARTE: ROCOCÓ, NEOCLASICISMO Y ROMANTICISMO
Dr. Juan José Sánchez Álvarez-Castellanos
Esquema para el vídeo de Western Humanities
A. ROCOCÓ
El estilo rococó es considerado, a menudo, como la continuación del barroco, pero este
estilo posee novedades significativas que permiten catalogarlo como una corriente artística
propia. Surgió en Francia, tras la muerte del Rey Sol (Luis XIV), en 1715, y con ella, el fin de su
influencia en el arte francés. De Francia se difundió el nuevo estilo al resto de Europa,
especialmente a Alemania, Italia, Austria y España. Sin embargo, en Inglaterra apenas lo
encontramos, salvo en mueblería.
El término “rococó” proviene de los términos franceses “rocaille” y “coquille”.
“Rocaille”, o rocalla, en español, es el conjunto de pedrezuelas desprendidas de las rocas;
“coquille” significa concha marina. Este estilo adoptó este nombre, “rococó”, porque, como una
de sus características principales, se observa la utilización abundante de conchas, hojas, tallos,
flores, arabescos, piedras, formas curvilíneas, etc. que imitan la naturaleza. El estilo rococó es,
propiamente, un estilo decorativo que se aplica a interiores, mueblería, porcelana, etc. y no se
trata, por tanto, de un estilo estrictamente arquitectónico. Sin embargo, aunque no se trata de un
estilo propiamente arquitectónico, estos elementos decorativos se aplican a las paredes y los
techos con el fin de que las superficies sólidas arquitectónicas parecieran más ligeras, algo así
como ilusiones pasajeras. Se trata del mismo elemento decorativo que observamos, también, en
pintura.
Para apreciar algunas de las originalidades del estilo rococó, podemos compararlo con
ciertas características sobresalientes del barroco.
En el estilo barroco encontramos:
1. Escenas grandiosas, en las que se representan pasiones y éxtasis de santos;
2. Colores intensos que expresan el poder y la grandeza.
3. Monumentalidad y acontecimientos dramáticos.
4. Se trata de un arte que se adapta mejor a la arquitectura.
Por el contrario, en el rococó encontramos lo siguiente:
1. El autor se fija en momentos menos importantes, más gentiles, que envuelven,
sobre todo, amor (a menudo erótico).
2. Se emplean pasteles suaves que evocan nostalgia y melancolía.
3. Los movimientos se traen a una escala más humana.
4. Se adapta mejor a interiores, muebles, y detalles arquitectónicos.
En tanto que se trata de un estilo sensual y refinado, el rococó constituye un estilo ideal
para expresar la vida social privada de la aristocracia del siglo XVIII.
A.1. Pintura
Jean-Antoine WATTEAU (1684-1721). Es el primer pintor rococó que forma parte de
la Academia Real de Pintura y Escultura de París. Retrata el mundo íntimo aristocrático. Sus
personajes aparecen con trajes suntuosos, reunidos en parques y jardines, bajo un ropaje de
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carácter mitológico, por lo que no se confunden con escenas de la vida corriente. Una de sus
obras más significativas es la Salida para Citera (1717). Citera, o Citerea (hoy Cérigo), era una
isla famosa en la antigüedad por encontrarse en ella un templo dedicado a Venus (Afrodita, diosa
de la belleza y del amor). Otra obra representativa de este autor es, por ejemplo, La muestra de la
tienda de Gersaint.
François BOUCHER (1703-1770). Pintor oficial de la corona en 1765, refleja y expresa
muy bien la relajación moral de la vida de la nobleza francesa. Ejemplo: su serie de cuadros de
desnudos en el sofá (Odaliscas).
.
Elisabeth-Louise VIGÉE-LEBRUN (1755-1842), pintora de la corte de Maria Antonieta
(esposa de Luis XVI). Especialmente dotada para la pintura de la infancia y la feminidad.
Jean-Honoré FRAGONARD (1732-1806). Es el último gran pintor rococó francés, que
continuó empleando este estilo hasta comienzos del siglo XIX. Una de sus obras más
representativas es El columpio. Además de su carácter propiamente rococó (sensual, frívolo,
reflejo de la vida aristocrática), lo que aparece novedoso en esta obra, y que preconiza el
romanticismo, es la presencia de la naturaleza que, aunque nos recuerda los fondos idealizados
de Watteau, expresan vida por sí misma, una naturaleza que parece sobrecoger a la pareja
representada en el cuadro.
Podemos añadir, por último, la pintura virtuosa y moralizante de J. B.- Simeon
CHARDIN (1699-1799) y J. B. GREUZE.
A. 2. Exteriores:
Destacamos, como adorno de la arquitectura de las fachadas, las ricas decoraciones de
muchos palacios e iglesias, que casi constituyen, en realidad, una complicación aún mayor de la
arquitectura barroca. Ejemplo interesante es el Palacio del Marqués de Dos Aguas, en Valencia.
A.3. Interiores
Vale para estos lo dicho al comienzo sobre las características del rococó. Uno de los
mejores ejemplos es el Salón de la Princesa de Soubise (o también conocido como Hôtel
Soubise, hoy sede de los Archivos Históricos de Francia, de Germain BOFFRAND. Los
alemanes siguieron la tendencia francesa, y encontramos algunos buenos ejemplos en ciertas
iglesias, cuyo exterior es barroco, pero el interior es rococó. Destaca, también, la “Kaisersaal” o
Salón del Emperador del palacio del príncipe-obispo de Würzburg, obra de Balthasar
NEUMANN (1687-1753), con frescos del pintor italiano Tiépolo.
B. NEOCLASICISMO
(Estudiaremos esta corriente artística dividiéndola en dos etapas históricas: antes y
después de la Revolución Francesa, 1789-1799)
El neoclasicismo surge poco después de la primera mitad del XVIII, como rechazo del
rococó y, sobre todo, por la fascinación ante nuevos descubrimientos arqueológicos,
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especialmente en Pompeya y Herculano (ciudades romanas sepultadas por el Vesubio, en el 79 d.
C.). A su vez, los especialistas comienzan a publicar tratados que mostraban al arte griego como
la fuente original del clasicismo antiguo (ejemplo, el historiador del arte Winckelmann, 17171768).
El estilo neoclásico estuvo muy representado en pintura y arquitectura (aunque se
aprecia, también, en otras facetas artísticas y literarias), y se trata de un estilo que continuó hasta
bien entrado el siglo XIX (sobre todo, en arquitectura), conviviendo, durante algún tiempo, con
la próxima corriente artística, el Romanticismo.
Este estilo se caracteriza por una vuelta a los cánones clásicos grecorromanos,
observables claramente en pintura y arquitectura.
B.1. Pintura
Jacques-Louis DAVID (1748-1825). Es el pintor más representativo, y su trayectoria
artística acompañó a los grandes acontecimientos históricos franceses (Luis XVI, Revolución
Francesa, Napoleón). Una de sus obras más características de su primera época es el Juramento
de los Horacio (1784), que representa una escena de la antigua Roma republicana en el que tres
hermanos juran proteger al estado, aun cuando eso suponga asesinar a la propia hermana, amante
de un enemigo de Roma. Temas de este tipo gustaron a los philosophes ilustrados, por su
implícita moralidad revolucionaria, frente a la frivolidad del rococó. David se inspira en el pintor
barroco francés Poussin, maestro de temas clásicos y de la perspectiva lineal. En esta y otras
obras de David nos encontramos con figuras que, más bien, parecen esculturas congeladas
(frente a la ligereza de las figuras del rococó), pintadas con colores primarios puros, y en donde
se vuelve a los ideales clásicos de balance, simplicidad y moderación. Otro ejemplo muy
característico es La muerte de Sócrates. (Más adelante continuaremos con David).
B.2. Arquitectura
El neoclasicismo dominó la arquitectura inglesa desde el XVII y Robert ADAM (17281792) reforzó esta tradición en este país.
En Francia tenemos a Jacques Germain SOUFFLOT (1713-1780), quien busca las
formas puras del arte romano. Su obra más significativa es el Panteón, de París (1755-1792).
Originalmente se trataba de una iglesia, pero la revolución francesa quiso un edificio apropiado
para aquellos personajes cuya obra había promovido la causa de la reforma revolucionaria. Para
la cúpula de este edificio, Soufflot tomó como modelo la Catedral de San Pablo, en Londres
(1675-1710). También hay que añadir, como arquitecto importante, a PERRAULT y el Louvre.
B.3. Pintura y arquitectura neoclásica después de 1789 (Revolución Francesa: 17891799).
La Revolución intensificó la devoción a los ideales clásicos, y Napoleón, después, hizo
de David su pintor de la Corte. Sin embargo, ya en 1770 comenzó en Europa un nuevo estilo, el
romanticismo, que, como veremos después, rechaza el neoclasicismo por considerarlo, entre
otras cosas, frío y artificial. Sin embargo, el neoclasicismo va a perdurar durante bastante tiempo,
por lo que romanticismo y neoclasicismo convivieron durante bastante tiempo.
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B.3.1. Pintura.
DAVID siguió siendo el exponente más importante del Neoclasicismo hasta su muerte,
en 1825. Destaca, de la época revolucionaria, el Juramento en el Juego de la Pelota, y la Muerte
de Marat (1793). Después de la Revolución, se entregó a la causa napoleónica, reflejando la
pompa y grandiosidad de su corte, así como los nuevos ideales políticos promovidos por
Napoleón. Sobresalen, de esta época, los siguientes cuadros: en Napoleón atravesando los Alpes
(retrato ecuestre del emperador), La coronación de Napoleón y Josefina (1805-1808) y Las
sabinas.
Las Sabinas recoge un tema clásico-mítico de la antigua Roma. Los sabinos eran un
pueblo de la antigua Italia, entre el Tíber y los Apeninos. Cuenta la leyenda que, durante una
fiesta celebrada en Roma durante el reinado de Rómulo, las mujeres e hijas de los sabinos fueron
raptadas por los romanos, lo que provocó una guerra, a la que puso fin la intervención de las
propias sabinas, que se interpusieron entre ambos ejércitos.
Además de David, destacan dos de sus discípulos: GROS (por ejemplo, Los apestados de
Jaffa, pintura de 1804, en donde aparece también Napoleón como figura central); y JeanAuguste-Dominique INGRES (1780-1867). Este autor llevó el espíritu neoclásico (aunque con
influencias románticas) más allá de 1830, y sobresalen, por su sensualidad y erotismo, sus
cuadros sobre odaliscas (mujeres del harén turco) como, por ejemplo, Baño turco y Odalisca.
B.3.2. Arquitectura.
Destacan los edificios púiblicos y los grandes monumentos conmemorativos de París
(como el Arco del Triunfo, el Obelisco, etc.). El neoclasicismo se difundió también por las
colonias europeas, especialmente por las antiguas colonias británicas. El ejemplo más
significativo lo observamos en Estados Unidos. Thomas JEFFERSON (1743-1826), coautor de
la Declaración de Independencia y tercer presidente de los EE. UU., era, además, arquitecto.
Estuvo influido por Andrea Palladio (1508-1580), autor que vimos en el Renacimiento. La Villa
Rotonda, de Palladio, inspiró la casa de Jefferson en Monticello (véase una moneda de 5
centavos), ejemplo ampliamente imitado, cuyo modelo acabó convirtiéndose en un símbolo
americano para las casas particulares de la alta burguesía. Otro ejemplo ampliamente imitado fue
el diseño de Jefferson para el Capitolio de Richmond, Virginia (1785-1796), tomando como
modelo la Maison Carrée (templo romano del siglo I d. C.), y que ha inspirado la arquitectura
pública norteamericana. Recuérdese, a este respecto, el “mall” de Washington.
C. ROMANTICISMO
El Romanticismo es un movimiento artístico (aunque también con fuertes repercusiones
políticas) que surgió, especialmente, durante la segunda mitad del XVIII y se extendió hasta
mediados del XIX. Influyó decisivamente en la literatura y la pintura. En arquitectura
encontramos también algunos reflejos en ciertos edificios del XIX, sobre todo por la evocación
del antiguo estilo gótico, pero el neoclasicismo siguió imperando como estilo arquitectónico
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fundamental, un estilo que, además, como dijimos, continuó cultivándose también en pintura,
junto con el romántico.
No es fácil definir qué es el Romanticismo. Sus características, tomadas,
individualmente, no son exclusivas de este estilo y, por otro lado, no siempre encontramos obras
románticas en las que se den todas o gran parte de las características que se van a citar a
continuación.
El romanticismo surge, en gran medida, como reacción a la tendencia cultural precedente,
el neoclasicismo y algunos extremos de la Ilustración. El romántico ama todo lo que está fuera
de restricciones o cadenas, es decir, lo salvaje, lo extravagante y lo original. Prefiere, como guía,
la emoción y la intuición, y se adentra a experiencias no estrictamente racionales (el sueño, la
imaginación, etc.). El romántico se crea una imagen del mundo profundamente personal y viva,
llena de significados ocultos. Se cultivan, así, los temas sobre fuerzas superiores: el misterio, la
providencia, el esoterismo, lo satánico, lo demoníaco. Algunos llegan incluso a divinizar la
propia naturaleza, un carácter que puede expresarse tanto en escenas aparentemente sencillas, de
carácter bucólico (campestre), como por medio de las fuerzas más terroríficas y desbordantes de
la naturaleza (como las tormentas). La palabra que caracteriza este término es sublime, que
expresa el poder majestuoso e imponente de los terremotos, las inundaciones y demás fenómenos
naturales.
Parte de esta preferencia surge del deseo de escapar de los efectos de la revolución
industrial. Por eso se ensalza la Edad Media, preindustrial, al igual que se vuelve la mirada hacia
otras sociedades y culturas más exóticas, como el Oriente.
Influyó también en el Romanticismo la Revolución Francesa y las ideas de libertad y de
los derechos del hombre y del ciudadano, la de igualdad, etc. De ahí que acabara convirtiéndose
en un símbolo romántico la lucha por las libertades de los pueblos. Pero también el romántico
reaccionó contra la violencia desatada durante la Revolución y su espíritu universal, encarnado
en el imperialismo postrevolucionario de Napoleón. Frente a esto, el romántico exaltó la historia
y los derechos y tradiciones propias de cada pueblo. Este nacionalismo se manifiesta en
fenómenos pacíficos como el estudio del folclore popular y el costumbrismo (música, danza,
tradiciones orales y escritas, costumbres, etc.), pero también llevó a extremos de militancia,
fomentando, incluso, la expulsión del extranjero. El levantamiento de los griegos contra el
invasor turco, en 1820, acabó convirtiéndose en todo un símbolo romántico. Destaca,
igualmente, el fuerte sentimiento nacionalista surgido también en otros pueblos y que dio lugar,
en muchos casos, al nacimiento de muchos de los estados modernos de Europa y América.
El romántico exalta también la libertad y el inconformismo a través de grupos o personas
marginadas o solitarias (el anacoreta, el místico, el sabio, el caballero andante, el soñador, el
loco, el bandido del bosque, el corsario, etc.). Critica, igualmente, algunos rasgos de la clase
burguesa, aunque, paradójicamente, los románticos pertenecen, en su mayoría, a esta clase
(dándose, por tanto, el fenómeno del burgués que reniega de su propia situación), una clase que,
por lo demás, fue la que dominó políticamente desde el romanticismo.
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C.1. Pintura
C.1.1. Inglaterra. Se afirma que la pintura romántica surge en Inglaterra, en donde se
prestó especial atención a la naturaleza. El culto a la naturaleza posee dos dimensiones: la
pastoril y la dimensión sublime.
a) El pastoril (bucólico): se desarrollan los temas de paisajes en donde el campesino se
identifica armónicamente con la naturaleza que lo rodea y lo envuelve. El mejor ejemplo es John
CONSTABLE (1776-1837). Posee casi una visión santa de la naturaleza, en donde la presencia
de Dios acaba siendo universal. Un buen ejemplo es El carro de heno, un tema muy imitado,
pero que en su tiempo fue original y novedoso.
b) Lo sublime. Se reflejan las fuerzas descontroladas de la naturaleza. Por ejemplo,
Joseph Mallord William TURNER (1775-1851). Puede observarse claramente este tema en su
cuadro Tormenta de nieve: Haníbal y su ejército atravesando los Alpes.
C.1.2. Alemania. Caspar David FRIEDRICH (17741840). En él el paisaje, vivido como
una experiencia grandiosa de la naturaleza, aparecía idealizado en sus cuadros. En ellos, el
hombre aparecía en toda su pequeñez frente al espectáculo glorioso de una naturaleza misteriosa,
de cumbres inmensas y llanuras desiertas. Suya es la siguiente afirmación: «El pintor no debe
pintar solamente aquello que ve exteriormente, sino lo que descubre en sí mismo. Y si en sí
mismo no ve nada, más vale que deje de pintar lo que tiene delante. De lo contrario, sus cuadros
serán como esos biombos [divisiones], detrás de los cuales uno tan sólo espera encontrar a
enfermos, o incluso a difuntos.»
C.1.3. España. La figura más sobresaliente es Francisco de GOYA (1746-1828), uno de
los mayores pintores, según algunos, que ha dado la historia de la pintura. A lo largo de su
dilatada carrera cultivó los más diversos géneros y técnicas, y para muchos, es un claro precursor
de movimientos pictóricos posteriores, como el impresionismo, el expresionismo y el
surrealismo. Comenzó pintando, además de cuadros, frescos y tapices, y en 1786 es nombrado
pintor de Carlos III y, luego, continuó con Carlos IV, que se convirtió en su auténtico mecenas.
La sordera de Goya, que comenzó a aparecer en 1792, y con ello la imposibilidad de relacionarse
plenamente con el exterior, hizo que ahondara más en su propio interior, lo que produjo sus
mejores obras. Destacan también sus grabados, como la colección los “caprichos”. En 1800 pintó
La maja vestida y La maja desnuda, y, como pintor de la Corte, La familia de Carlos IV. En
1808 estalló la guerra de la independencia española contra las tropas de ocupación napoleónicas,
un acontecimiento histórico que influyó profundamente en la carrera del pintor, y que dejó
reflejado en los lienzos El dos de mayo en Madrid y Los fusilamientos del tres de mayo, así
como en la impresionante serie de aguafuertes titulada Los desastres de la guerra. Acabada la
guerra, Goya continuó en la Corte, esta vez para el sucesor de Carlos IV, el rey Fernando VII.
Destaca de 1816 su serie de aguafuertes denominada Tauromaquia. El artista vuelve a caer
profundamente enfermo y, retirado en la Quinta del Sordo, su casa, pinta las fantásticas y
misteriosas “Pinturas negras”, fiel reflejo del pesimismo y del alma atormentada del pintor. Goya
acaba exiliándose en Francia y muere en Burdeos.
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C.1.4. Francia.
Théodore GÉRICAULT (1791-1824). Su cuadro más conocido es La balsa de El
Medusa (1818). Basado en un acontecimiento real, aunque idealizado románticamente por el
pintor, en el que los humanos aparecen como héroes, sobrecogidos por la fuerza salvaje de la
naturaleza.
Eugène DELACROIX (1798-1863). En sus obras encontramos fielmente reflejado el
espíritu romántico y algunos de sus ideales políticos. Por ejemplo, Grecia surgiendo de las
ruinas de Misolongui (1826), en abierta alusión de la lucha del pueblo griego contra el invasor
turco; Libertad guiando al pueblo (1831), que refleja la revolución de 1830, en la que el pueblo
francés se enfrenta al movimiento reaccionario postnapoleónico, un acontecimiento histórico que
dio lugar a la expulsión de Carlos X, siendo sustituido por el rey Luis Felipe, Duque de Orleans
(el rey burgués). Como protagonista, además de la figura de la mujer (la libertad), figura la
bandera tricolor francesa, adoptada durante la Revolución Francesa y prohibida desde 1815 hasta
1830, en la que volvió a adoptarse. Este cuadro gustó a Luis Felipe, pero al poco tiempo volvió a
arrinconarse, y el público no pudo conocerlo hasta otra nueva revolución, la de 1848, en donde
Luis Felipe es depuesto y surge la II República francesa. Otra obra muy conocida de Delacroix
es La muerte de Sardanápalo (1828), tema claramente romántico.
C.2. Arquitectura
Destaca, como ejemplo de vuelta a ideales góticos (cultivados por el romanticismo) la
Casa del Parlamento Inglés, un edificio que, tras incendiarse, tuvo que reconstruirse en 1834.
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A. ROCOCÓ
A.1. Pintura
Jean-Antoine WATTEAU (1684-1721). Salida para Citera (1717).
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La muestra de la tienda de Gersaint
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François BOUCHER (1703-1770). Desnudos en el sofá (Odaliscas).
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Jean-Honoré FRAGONARD (1732-1806). El columpio.
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Rococó exteriores: Palacio del Marqués de Dos Aguas, en Valencia (España)
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Detalle de la fachada Palacio Marqués de Dos Aguas
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Rococó Interiores
Salón de la Princesa de Soubise (o también conocido como Hôtel Soubise, hoy sede de
los Archivos Históricos de Francia, de Germain BOFFRAND
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Rococó interiores
“Kaisersaal” o Salón del Emperador del palacio del príncipe-obispo de Würzburg, obra de
Balthasar NEUMANN (1687-1753), con frescos del pintor italiano Tiépolo.
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B. NEOCLASICISMO
Jacques-Louis DAVID (1748-1825). Juramento de los Horacio (1784)
La muerte de Sócrates.
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Juramento en el Juego de la Pelota
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Muerte de Marat (1793)
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Napoleón atravesando los Alpes
La coronación de Napoleón y Josefina (1805-1808), detalle y boceto original (cambiado
después)
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Las sabinas (y detalle)
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GROS Los apestados de Jaffa, pintura de 1804.
Napoleón en la batalla de Eylau, 1807
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Jean-Auguste-Dominique INGRES (1780-1867 Odalisca.
Baño turco
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Neoclasicismo Arquitectura
El Robert ADAM (1728-1792): Syon House
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Jacques Germain SOUFFLOT (1713-1780), Panteón, de París (1755-1792).
PERRAULT y el Louvre.
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Thomas JEFFERSON (1743-1826).
Monticello
Capitolio de Richmond, Virginia (1785-1796, tomando como modelo también la Maison Carrée,
templo romano del siglo I d. C. (arriba, derecha),
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Confróntese la catedral y la alcaldía de Mayagüez
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C. ROMANTICISMO
Inglaterra. John CONSTABLE (1776-1837). El carro de heno
Joseph Mallord William TURNER (1775-1851). Tormenta de nieve: Haníbal y su
ejército atravesando los Alpes.
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Alemania. Caspar David FRIEDRICH (17741840).
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C.1.3. España. Francisco de GOYA (1746-1828)
La maja vestida y La maja desnuda
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La familia de Carlos IV
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El dos de mayo en Madrid
Los fusilamientos del tres de mayo y detalle
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Los desastres de la guerra (aguafuerte): selección de la colección.
33
Caprichos (aguafuertes): selección
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Francia.
Théodore GÉRICAULT (1791-1824). La balsa de El Medusa (1818).
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Eugène DELACROIX (1798-1863). Grecia surgiendo de las ruinas de Misolongui (1826),
DELACROIX Libertad guiando al pueblo (1831)
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DELACROIX La muerte de Sardanápalo (1828)
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C.2. Arquitectura
Destaca, como ejemplo de vuelta a ideales góticos (cultivados por el romanticismo) la
Casa del Parlamento Inglés, un edificio que, tras incendiarse, tuvo que reconstruirse en 1834.
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