NATURALEZA DE LAS MEDIDAS ANTIDUMPING Y COMPENSATORIAS Por: Oscar Vásquez, Gerente Senior de Aduanas y Comercio Exterior, Tax & Legal, KPMG en Perú Mayo 2014 La Organización Mundial de Comercio – OMC, que nace con la firma del Acta Final de la Ronda de Uruguay, y vigente desde el 01 de enero de 1995, tiene sus orígenes más remotos en el GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, adoptado en 1947), que en sus artículos VI, XVI y XIX da nacimiento a los siguientes Acuerdos: el Acuerdo de Implementación del Artículo VI del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio de 1994 (Acuerdo Antidumping), el Acuerdo sobre Subsidios y Medidas Compensatorias, y el Acuerdo sobre Salvaguardias. Estos acuerdos son el origen legal de las medidas de defensa comercial mencionadas. Derechos antidumping, derechos compensatorios y salvaguardias comparten una misma naturaleza, son medidas de defensa comercial que en otros ordenamientos jurídicos también han sido denominadas “cuotas compensatorias”, “mecanismos de compensación” o, “gravámenes de efecto equivalente”. En la legislación peruana, la naturaleza de los derechos antidumping y compensatorios, de acuerdo al Artículo 46° del Decreto Supremo Nº 006-2003-PCM, Reglamento Antidumping, se daría entender que es de Multas Administrativas. Pero dicha calificación, si bien se encuentra en una norma, no sería correcta. Los derechos antidumping, los compensatorios y las salvaguardias se establecen como producto de un procedimiento administrativo y deliberativo, que ventila un conflicto de intereses, y que observa las formalidades esenciales de todo proceso administrativo, con todas las etapas que uno incluye (pago de tasas, apersonamientos, audiencias, resoluciones de inicio y final, etc.), en el que la Comisión de Fiscalización de Dumping y Subsidios del INDECOPI interviene como autoridad investigadora y decisoria (excepto en el caso de las salvaguardias, donde interviene como autoridad exclusivamente investigadora, para emitir un Informe Técnico, que sirve de base para la aplicación, suspensión y revocación de las medidas de salvaguardia, que son finalmente decididas por una Comisión Multisectorial de Ministros). Asimismo, tal como lo establecen los Acuerdos de OMC mencionados, las medidas de defensa comercial, tienen un carácter excepcional y temporal, teniendo como objeto neutralizar el daño grave o la amenaza de daño grave a una rama de producción nacional, solamente hasta el nivel de neutralizar o “compensar el daño”, por lo tanto su finalidad es semejante a la de los tributos arancelarios. Puede señalarse también que la aplicación de las medidas de defensa comercial puede ser previamente negociada con los países que van a verse afectados, y entablarse Consultas Previas y/o compromisos para su no aplicación. En este sentido, si bien los derechos antidumping, compensatorios y salvaguardias, resultan en la práctica, una imposición de una autoridad administrativa con consecuencias económicas negativas para un importador, no es ello razón suficiente para asimilarlos, desde una perspectiva conceptual, a una sanción o multa administrativa. La multa administrativa proviene del ejercicio de la potestad sancionadora del Estado y tiene como propósito y finalidad desincentivar una determinada conducta por ser esta conducta contraria al ordenamiento legal administrativo. En el caso del dumping y los subsidios, tenemos que el pago de los derechos se encuentra a cargo del importador al momento del despacho al consumo de las mercancías, pero éste no ha cometido ninguna conducta prohibida, puesto que no hay duda que el dumping o el subsidio ocurren fuera del territorio nacional y son generados por sujetos domiciliados en el país de origen y/o producción de la mercancía o por el Estado de dicho país. También es importante mencionar que no existe norma alguna en nuestro ordenamiento jurídico que prohíba adquirir mercancía a precios “dumpeados” o “subsidiados”, ni mucho menos legislación nacional que pretenda alcanzar a empresas o Estados fuera del territorio nacional que deciden realizar estas prácticas. Tampoco podría entenderse que el dumping es una práctica prohibida dado que la sola existencia del dumping no implica la aplicación de derechos, si no solamente cuando se demuestra que ha provocado o puede provocar daño a la industria nacional, y el nexo causal entre el dumping y el daño o amenaza de daño. Los derechos antidumping, como se ha indicado líneas arriba, constituyen medidas de política comercial que tiene como finalidad proteger a la industria nacional o a una rama de la producción nacional de importaciones declaradas con dumping o con precios subsidiados, por lo tanto tienen una naturaleza arancelaria. En consecuencia, no obstante que el Reglamento Antidumping los caracteriza como multa administrativa, en su real naturaleza, los derechos antidumping no tienen esa condición. A manera de colofón, tenemos que el propio Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual lo ha reconocido así, al señalar que en el caso de los derechos antidumping, “… la calificación de multa obedece simplemente a una necesidad recaudadora y no a que constituyan sanciones de naturaleza administrativa”, en la Resolución No. 22812010/SC1-INDECOPI del Tribunal de Defensa de la Competencia y de la Propiedad Intelectual del INDECOPI del 12 de agosto de 2010 recaída en el expediente 024-2009-CFD/R. En efecto, al momento en que se trabajaba el proyecto de norma que posteriormente acabó con la dación del Decreto Supremo Nº 006-2003-PCM, existía la necesidad que lo recaudado por concepto de cobro de derechos antidumping y compensatorios, formen parte de los ingresos propios del INDECOPI, que por esa época viraba de depender exclusivamente del Tesoro Público a generar recursos propios. La determinación de la real naturaleza de los derechos antidumping va más allá de la pura precisión conceptual. De la identificación de su condición de medida arancelaria, y su consecuente diferenciación de la categoría “multa administrativa” se derivan importantes consecuencias en su tratamiento legal, tributario y contable, como el que puedan ser permitidos como gastos deducibles del Impuesto a la Renta.