La Iglesia del Salvador se encuentra en el barrio de La Villa, casco histórico de Requena, declarado Conjunto Histórico-Artístico Nacional en 1966. La iglesia y su torre, junto con la capilla de la Comunión y la casa del Cabildo, adosadas a ella, forman un gran complejo exento delimitado por la plaza de la Villa y las calles del Salvador, Sta. María y Mendoza. El casco antiguo se caracteriza por su irregular trazado, espacios no ordenados que respetan la fachada principal de dicha Iglesia, contigua a la plaza de la Villa. Es una de las tres iglesias de la Villa, junto con la de S. Nicolás y Sta. María, pero la de El Salvador es arciprestal, por tanto la más importante. Todas tienen en común su estilo gótico original y una importante intervención en el siglo XVIII. La torre del Salvador es la más sobresaliente, por su altura y por su cubierta en forma de chapitel. En la primera quincena de Agosto de 1936, tras la Guerra Civil y la Revolución, quedaron arrasados todos los templos, conventos, ermitas y demás edificios religiosos de Requena. Se lanzaron a la hoguera valiosísimas obras de arte (lienzos, esculturas, archivos, orfebrería, etc.). Las puertas de todos los templos de Requena quedaron cerrados sin llave, simplemente entornados, cualquiera podía penetrar en ellos y llevarse lo que quisiera. Algunos ciudadanos tuvieron la valentía de penetrar en algún templo y salvar alguna imagen. En la Iglesia del Salvador se salvaron las imágenes de la Resurrección de Cristo y la Imagen de Ntra. Señora del Pilar. 1 PLANTA 2 La Iglesia del Salvador se edificó sobre el solar, de reducidas dimensiones, de una antigua ermita dedicada a Sta. Bárbara. Su obra se inició en 1380 y se terminó en 1533, comenzando el registro parroquial en 1531. Está dedicada a El Salvador o a la Transfiguración del Señor o “de la Santísima Trinidad”. Su estilo es gótico isabelino florido del siglo XV, aunque fue remodelada en estilo barroco en el siglo XVIII, añadiendo la Capilla de la Comunión, la sala del Cabildo de Clérigos y el Coro, y reconstruyendo la torre campanario. En 1409, esta parroquia fue declarada como principal de la Villa, y en 1531, comenzó a expedir partidas de bautismo. En 1533 se termina la fachada y se comienzan las obras de edificación de la torre campanario, que durarán hasta 1580. La iglesia original es de tipo gótico isabelino, de tres naves sin crucero, la nave central más ancha y alta que las laterales, y capillas entre contrafuertes. La puerta de acceso se sitúa a los pies de la nave central, está orientada al Noroeste. Tiene cuatro tramos similares y la cabecera semiochavada. El primer tramo está cerrado lateralmente, se aprecia la traza de moldurados arcos de piedra en sus paramentos. Tiene un zócalo de azulejos con la representación del Salvador, sus atributos y motivos decorativos. En la parte superior se sitúa el coro, de estilo barroco. En cuanto a las naves laterales, tienen cinco tramos, cerrados por bóvedas de crucería separadas por arcos fajones. Los ábsides de ambas tienen una disposición poligonal regular, de seis lados, con bóvedas de cuarto de esfera ramificadas en forma de estrella de mar. En el tramo central se reducen los contrafuertes. La unión de los ábsides laterales con el central parece delimitar la pequeña girola, de tres tramos. La cabecera de la iglesia está formada por dos capillas de bóvedas de crucería sexpartitas, en la segunda se sitúa el altar, al que se accede por unas escaleras, típico del estilo barroco, y un trasaltar central delimitado por los dos contrafuertes 3 de fondo, perforados uno da acceso a la nave derecha y otro con un arco de medio punto, con jambas e impostas, que da acceso al trasaltar. La techumbre de la nave central está estucada y policromada al estilo barroco, con presencia de lunetos semicirculares en los tres primeros tramos. Esta pequeña sacristía tras la cabecera se amplía en el año 1600. Está cupulada a nivel de la nave y tiene en la parte superior un desván al que se accede por una pequeña escalera lateral. Este cuerpo está cerrado exteriormente por un muro de sillería y ladrillo construido entre los contrafuertes citados. La separación del forjado del desván está construida con entramado de madera y relleno cerámico para aligerar el peso del muro. El paramento exterior de este muro presenta zonas con relleno de mampuestos o tapial. Exteriormente la Iglesia se cubre con una techumbre a dos aguas o vertientes y contrafuertes exteriores que empujan el peso de la bóveda de la nave central al muro de las naves laterales. La presencia de estos contrafuertes exteriores siempre suele indicar que el interior de la nave es abovedado. Al igual que la presencia de pilares en el interior, con dos pilastras adosadas a los lados sobre los pedestales de mármol rojo, pues las columnas solían colocarse como soporte de techumbres adinteladas como artesonados de madera, pues no sustentan tanto como los pilares cuadrangulares. De la parte superior de estos pilares, llamada jarja o jarjamento, arrancan los nervios de las bóvedas de crucería, y las pilastras adosadas sirven como sustento de los arcos formeros o torales. Toda la plementería, es decir, el espacio que crean en cada tramo los nervios, es de ladrillo y está revestida por estucos, pues forma parte de tantas restauraciones del siglo XVIII. El 25 de noviembre de 1710, Juan Pérez Castiel inicia las obras 4 barrocas en la Iglesia (Capilla de la Comunión, Sala del Cabildo de Clérigos y Coro), que finalizan dos años más tarde. En 1721, Jaime Molins reforma el retablo central, de estilo barroco y orden compuesto superpuesto al original. En el primer tramo de la nave lateral izquierda se sitúa la torre, y el cuarto tramo da acceso a la Capilla de la Comunión, de estilo neoclásico, de planta octogonal, con una disposición clásica de arcos de medio punto en el encuentro de los ejes principales, flanqueados por pilastras de orden corintio, y cúpula con linterna. Esta capilla está adosada a la casa del Cabildo y a la Iglesia. Pese a su planta octogonal, se manifiesta al exterior con un volumen prismático, sobresaliendo el tambor circular, la cúpula y la linterna. La puerta de la capilla, de piedra como el zócalo tiene una sencilla moldura clásica, con dintel recto, adovelado (arco recto de dovelas), y sobre él, una hornacina, en el cuerpo del tambor, con pilastras corintias y frontón, y decorado con florones a los lados. El tambor consta de ocho ventanas, es de ladrillo, como su cornisa, y la parte de donde arranca una tradicional cúpula, con linterna ciega y cupulada. El conjunto de la iglesia está revestido al estilo barroco, que oculta la sillería gótica, conservando las bóvedas nervadas originales, que se diferencian de las reconstruidas tras la caída de la torre. El orden empleado es el corintio, con esgrafiados en sus pilastras, cornisamento general y el tratamiento de claves con cornucopias con policromía y dorados. El interior está desprovisto de retablos e imaginería de interés, desaparecidos los que pertenecían a la iglesia 5 como el retablo del altar mayor de Jaime Molins o el Ecce-Homo de Francisco Bru, entre otros. En el exterior, en su fachada, se encuentra lo más destacado de la iglesia, por su tratamiento y ordenación de estilo gótico flamígero isabelino, similar a la portada de Santa María, de Requena, y por su estructura compositiva, como la portada de los Apóstoles de la Catedral de Valencia. La fachada principal se compone del hastial de la nave central, la torre a su izquierda y el paramento, sin tratamiento, de la nave lateral derecha. Toda la fachada es de sillería caliza dispuesta de forma irregular, excepto en el zócalo y en las esquinas, donde los sillares de piedra están tratados con la labor de estereotomía (talla de la piedra), por tanto perfectamente cortados y escuadrados. La portada ocupa las cuatro quintas partes del hastial, desde el suelo hasta el medio óculo o semirrosetón (aunque no podría considerarse rosetón porque no está decorado con tracerías propias del estilo) que ilumina los pies de la nave. El frontón se remata por cornisa de piedra con bolas isabelinas. El óculo, con una orla floral y lazos, interrumpe la crestería de la cornisa de la puerta. Flanqueando ésta, dos flamígeras pilastras adosadas, de tres lados con dobles pináculos de remate hasta su cornisa. Estas pilastras tienen a cada lado peanas y doseles de tracería 6 fina y arcos conopiales. La esquina del lado izquierdo está acortada por el basamento de la torre, mientras que el derecho conserva el perímetro exento. La puerta se enmarca por tres arquivoltas apuntadas, mas una arquivolta exterior conopial conopiales sólo (los arcos servían de decoración y se colocaban encima de un arco de medio punto o apuntado) y con remate de frondas, que nace del encuentro con las pilastras extremas. La arquivolta interior y por tanto más reducida, con parteluz, aloja dos arcos carpaneles y el tímpano. El umbral, con el característico banco-pedestal, de arranque de las arquivoltas y todo ello sobre un escalón o plataforma sobre la calle. La imaginería de la portada tiene como motivo principal un hierático Salvador en el tímpano enmarcado por una mandorla de ángeles sobre un águila. Entre las arquivoltas interior y segunda hay diez ángeles (cinco a cada lado) con atributos de la Pasión, entre otros. Y entre la segunda y tercera arquivoltas, dos series de seis vírgenes de rasgos prototípicos. El espacio entre la tercera arquivolta y el arco conopial carece de decoración. Y entre todos ellos hay cadenetas de motivos florales, de hojas y lazos, excepto en la central, que el motivo es de hojas y racimos de uva. Los tres inicios de las arquivoltas y los tres lados de las pilastras de los flancos disponen de pedestales y doseletes para doce esculturas, de los doce apóstoles, de los que tan sólo se conservan dos en el lateral izquierdo, el primero de San Pedro con sus llaves y el segundo desfigurado, y tres mutilados y decapitados en el lateral derecho. Todos ellos, no obstante, estilizados y con un tratamiento suave y reposado de las vestimentas. Los pedestales tienen motivos de rollos, haces, frondas, heráldica y bichas, y los doseletes son de tracería de arquillos conopiales. 7 En el parteluz, un pedestal con dos ángeles y doselete, pero no se conserva la escultura central de la Virgen María. Desde las arquivoltas hasta la cornisa, toda una tracería de arcos conopiales, realzados, que enlazan sus conopios en ocelos y cresterías lobuladas. Las puertas están provistas de planchas de hierro claveteado, tienen aldabas (picaportes) de cabezas de león y guirnaldas, y pernios con grutescos y dos ángeles de chapa, decapitados, que pertenecían a un conjunto de la Anunciación. Su primitiva torre era de mediados del siglo XVI, reconstruida en 1636, pero de tal forma y altura que se cerró el culto en 1797, porque la torre amenazaba ruina, y efectivamente, el 24 de enero del año siguiente se derrumbó con una nevada afectando a la nave central y lateral izquierda, y reconstruyéndose de nuevo en 1781. Unos años más tarde se instala de nuevo el reloj municipal de Requena. La torre se sitúa en el lateral izquierdo de la fachada principal de la iglesia. De planta rectangular, dispone de una escalera helicoidal en su interior que arranca desde la primera capilla lateral, y comunica sucesivamente con el coro, con el pasillo superior sobre bóvedas de la nave lateral, llegando hasta el segundo cuerpo de la torre. Tiene un primer cuerpo de fábrica de sillería, con un zócalo marcado y cadena más resaltada en sus esquinas. El segundo cuerpo es de fábrica de ladrillo, con leves pilastras flanqueando las aristas, y una cornisa dórica. Y por último, el cuerpo del campanario, de ladrillo, con una moldura dórica, similar al campanario de San Nicolás, con doble arcada y campanas en los lados más largos de la planta rectangular y un hueco también con su campana en los 8 lados cortos. Tras la cornisa, un sobrecuerpo con ocelos y cubierta con forma de chapitel, es decir, a cuatro aguas sobre una estructura interior de madera a modo de pirámide, cubierto de teja vidriada y una aguja de metal. En 1904, José Puertollano coloca la bola y la cruz que rematan la torre del Salvador. La estructura de la iglesia es de sillería de piedra caliza, con las características típicas de la piedra blanda, disgregable a la intemperie. No obstante, se halla en buen estado, aunque tiene algunas grietas, separación de cadenas exteriormente y rellenos y añadidos de mala calidad, de ladrillo e incluso de adobe con reja de madera, como en la nave derecha. El 3 de junio de 1931, un decreto declara las Iglesias de Sta. María y de El Salvador como monumentos histórico-artísticos nacionales. En 1980 se iniciaron las obras de la primera fase de restauración del edificio, pero no se acabaron porque no había suficiente presupuesto y se retomaron cuatro años más tarde, con la reparación de la torre y de tres cubiertas laterales. Algunas de esas modificaciones suponían reforzar las cubiertas con el apoyo de estructuras metálicas, la colocación de tejas con mortero de cemento, colocar un pararrayos en la parte superior del campanario. Finalmente en 1999 se realiza una restauración integral del Templo del Salvador, que duró nueve meses y en el 2002 tan sólo se realizan obras de acondicionamiento de tejados e interior, esa es la forma que conserva actualmente. Los materiales empleados para las restauraciones son de la mejor calidad posible, adecuados a su uso y en general iguales a los ya existentes en el edificio, mano de obra especializada en los trabajos de conservación. Los áridos y aglomerantes tienen la calidad necesaria que marca el Pliego de la Dirección General de Arquitectura. Los 9 morteros y hormigones se ejecutarán según determine el Arquitecto director para cada caso concreto, respetando las características de los ya existentes en la misma obra o en las de misma época o estilo. Los morteros y hormigones que hayan de quedar ocultos serán hechos atendiendo a las necesidades de resistencia e impermeabilidad. La piedra se procurará que sea de la misma cantera de donde se extrajo la del resto del edificio original. Los ladrillos perfectamente cortados y escuadrados, perfectamente planos y de buena arcilla, y con una marca que acredite que son nuevos. Los ladrillos huecos y bardos, así como el empleado en fábricas ocultas reunirán idénticas condiciones generales. Las tejas de cerámica será teja vieja, de análoga forma, color y tamaño de las ya existentes. Finalmente se usará el acero para barras de la estructura de las armaduras. Decidí realizar este análisis de la Iglesia de El Salvador porque fue el lugar donde tomé la comunión. En parte sí me ha supuesto más trabajo del que esperaba, pues en Internet apenas hay imágenes de partes esenciales para su descripción y de difícil acceso, como de la vista aérea, por ejemplo, y apenas hay información. En la Biblioteca Municipal sólo hay un pequeño libro que le dedica un par de hojas a su historia, así que me serví del Catálogo de Catedrales de la Comunidad Valenciana para la descripción de algunos elementos. También consulté el Archivo Municipal de Requena para poder obtener información sobre todo de planos y obras de sus diversas restauraciones. Otro de los inconvenientes es que la iglesia, tan sólo está abierta en horas de misa, por tanto, sólo he podido visitarla un par de veces para el trabajo, y porque he coincidido con las limpiadoras que me han abierto la puerta y así he podido tomar las fotografías. 10 BIBLIOGRAFÍA - VV.AA:, edición a cargo de Joaquín Bérchez, Catálogo de Monumentos y Conjuntos de la Comunidad Valenciana, Valencia, 1983. - GARCIA GRAU, L., Templos y Ermitas de Requena, Ayuntamiento de Requena, Junta de Cofradías de Semana Santa, y Centro de Estudios Requenenses, 1997. - LAMBERTO Y HUERTA, V., El Trullo, Revista, 1972 - M. AGUILERA, E., Las portadas góticas de San Salvador y Santa María, de Requena, Sociedad Española de Amigos del Arte, Madrid, 1935 - Documentos del Archivo Municipal de Requena, sobre planos y restauraciones. 11