programa-tssc-y-peter-phillips - Festival de Música Vocal Las Navas

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Te lucis ante terminum
Música del atardecer
Alumnos del
Director: Peter Phillips
VII Festival de Música Vocal
Las Navas del Marqués
Convento de Santo Domingo y San Pablo
20 de agosto de 2016
www.festivalmusicalasnavas.com
Te Lucis ante Terminum
Música de Inglaterra y España
para los oficios del atardecer
PRIMERA PARTE
Miserere Nostri
Ave Maria
Christe qui Lux es et Dies
Magnificat (Dorian mode)
Nesciens Mater
Tallis
Parsons
Byrd
Tallis
Lambe
SEGUNDA PARTE
Ave Maris Stella pares
Magnificat et exultavit primi toni
Salmo – Dixit Dominus
Te Lucis ante terminum
Salve Regina a 8
Victoria
Morales
Victoria
Victoria
Victoria
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THE TALLIS SCHOLARS SUMMER COURSE Y LOS OFICIOS DEL ATARDECER
La religión cristiana ha sido una fuente inagotable de música, herramienta poderosa que utilizó a lo largo
de los siglos con un fin más allá de lo estético: rezar y difundir la palabra divina. Por su presencia
constante, la música en sí misma es testimonio de todos los procesos históricos, ya que en ella quedan
impregnados los acontecimientos, inquietudes y tendencias que caracterizan cada época, así como los
cambios sociales y político-religiosos. El concierto que da fin a estas jornadas, consistirá en la
interpretación de un grupo de piezas religiosas pertenecientes al Renacimiento inglés y español. Este
repertorio estará muy en consonancia con nuestras reflexiones, ya que refleja a la perfección esa relación
con el contexto histórico al que pertenecen.
El Renacimiento es un período convulso si hablamos de religión y cristianismo, puesto que es en esta
etapa cuando aparecen corrientes alternativas a la católica, como el protestantismo y el anglicanismo, y
nuevas formas de articular la liturgia. Cansados de la venta de indulgencias que practicaba la iglesia
católica, y de sus excesivos lujos, Lutero y sus seguidores se manifestaron y fundaron la iglesia
protestante, basada en la fe espiritual de la persona y no en la caridad. Por otra parte, el rey Enrique VIII
fue excomulgado por anular su matrimonio para casarse con otra mujer, por lo que promovió la creación
de una iglesia que no reconocía la autoridad del Papa. Ante estas oleadas, la iglesia católica se armó y
lanzó una campaña para que estas doctrinas religiosas no se expandieran, la Contrarreforma
.
Debido al papel tan importante que desempeñó la música en la iglesia, entraron en juego todos los
significados en torno a ella, cuestionados y debatidos durante el siglo XVI. Católicos, protestantes o
anglicanos tendrían concepciones distintas del uso que debía darse a la música, que además irían
cambiando según la consecución de los hechos, lo que afectaría de lleno a la producción musical: tendría
que adaptarse a los requerimientos de cada iglesia o corte. Los casos de Inglaterra y España son muy
interesantes en este sentido, puesto que en ellos estos procesos se desarrollaron con gran agudeza y de
maneras opuestas.
La ruptura con la iglesia católica por parte de Enrique VIII de Inglaterra tuvo una gran repercusión, ya que
con el desarrollo del protestantismo y el anglicanismo se presentaron distintas concepciones del uso que
podría hacerse de la música. Ante todo se promovería que la palabra fuese el elemento principal, dejando
atrás los excesivos recursos musicales que afectaban a su entendimiento. Por el contrario, en España
encontraríamos un territorio ampliamente contrarreformista y defensor del catolicismo, por lo que la
forma de emplear este medio sería diferente al caso anterior. Al fomentar los ingleses la importancia del
texto, en España sucedería lo mismo. Sin embargo, el fuerte sentido religioso contrarreformista haría de
las composiciones obras de gran monumentalidad y sacralidad sin demasiada ornamentación.
Todos los agentes que formaban parte del mundo musical eclesiástico estuvieron condicionados por estos
factores, y definidos por las premisas que cada vertiente del cristianismo quería defender. Hoy podremos
conocer algunos de estos músicos fundamentales en este episodio de la historia, los cuales, sin
decantarse por una corriente u otra, tuvieron que trabajar adaptándose a ellas. Gracias a la atención que
recibió la música, nos ha llegado un magnífico y extenso legado en el que estos compositores pudieron
trabajar y abrirse al mundo. El programa se centra especialmente en los “dos Tomases” del Renacimiento:
Thomas Tallis y Tomás Luis de Victoria, dos compositores dedicados de lleno a la creación de música
religiosa. Además de ellos, se interpretarán piezas del español Cristóbal de Morales y de los ingleses
Walter Lambe, William Byrd y Robert Parsons, todos ellos grandes maestros de la polifonía.
El espacio y los protagonistas del concierto no podrían ser más evocadores: un convento abulense del
siglo XVI y los alumnos del Tallis Scholars Summer Course, impartido por miembros de dicha agrupación y
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dirigido por Peter Phillips y Rupert Damerell. Tomás Luis de Victoria nació en Ávila y siempre habría
estado ligado a esta tierra. Por su parte, The Tallis Scholars, desde que surgieron en 1973 a raíz del
impulso de su actual director Peter Phillips, han ido afianzándose como uno de los mejores grupos de
polifonía sacra del Renacimiento. El ensemble, que consta de unos diez integrantes, ha llegado a erigirse
en uno de los principales difusores de este repertorio a nivel mundial. Sus versiones, hechas con la mayor
fidelidad posible a la forma de interpretar en la época, han llevado esta polifonía a los lugares más
lejanos.
Los intérpretes, dirigidos por Peter Phillips, nos ofrecerán hoy un viaje hacia los monasterios de los siglos
XV y XVI con un programa de piezas procedentes de los oficios de la tarde y la noche respectivamente,
Vísperas y Completas. Son obras de dificultad extrema, pero la interpretación precisa y la resonancia del
entorno que vio nacer esta música hace cientos de años, aseguran una extraordinaria experiencia.
EL SONIDO INGLÉS
Thomas Tallis y William Byrd son dos referencias ineludibles del Renacimiento inglés. Tallis es considerado
el padre de un conjunto de compositores que trabajaron para la iglesia en estos tiempos tan convulsos en
Inglaterra, como Christopher Tye o Robert Parsons, y Byrd, su discípulo, recibiría la misma atención
satisfaciendo en gran medida el gusto musical de la reina Isabel I. Ambos personajes eran católicos, pero
tuvieron una gran facilidad para separar el trabajo de su vida personal, creando también obras para la
Iglesia Reformada. En ello se halla un claro ejemplo del efecto que tienen en la música las circunstancias
de cada momento, obligando a los compositores a crear adaptándose a las exigencias político-religiosas.
Tallis y Byrd tendrían que hacer música en inglés para la Reforma, pero no por ello pararon de componer
piezas para la Liturgia Latina.
El anglicanismo implicó una reducción apreciable del repertorio. El fin principal era la transmisión clara
del mensaje, principio vertebrador de la Reforma, por lo que esta música huiría de los excesivos adornos y
apostaría por melodías silábicas para el perfecto entendimiento del texto. Sin embargo, no pueden
establecerse generalidades, puesto que el contacto con el continente era grande y las raíces en la
tradición católica profundas, pese a que el caso de Inglaterra fue siempre especial por su lejanía física al
ser una isla. Al mismo tiempo, durante todo el siglo XVI hubo varios reinados cortos de monarcas de la
dinastía Tudor, y todos ellos tendrían posturas propias ante este problema religioso y mayor o menor
tolerancia. De esta manera, aunque hubiera unas ideas base, los sucesivos dirigentes y las influencias
entre unos sitios y otros irían determinando los rasgos de las obras.
La reina Isabel I, hija de Enrique VIII y Ana Bolena, fue una figura clave en la actividad musical. Aunque
instituyera el protestantismo tras la breve vuelta al catolicismo que implantó su hermanastra María I, fue
bastante permisiva con sus músicos –por lo menos hasta sus años finales- y apoyó la creación sin prestar
tanta atención a la fidelidad a la doctrina. A diferencia de la severidad con que reinaron los dos monarcas
anteriores, sus hermanastros Eduardo VI y María I, Isabel fue más tolerante y permitiría el uso del latín y
de elaboradas melodías, siempre que el texto estuviese claro y pudieran entenderse las palabras. Incluso
Tallis y Byrd, pese a ser católicos, recibieron la protección de la reina y el privilegio de un monopolio real
para la impresión de música en 1575.
Una de las especialidades de Tallis Scholars es la recreación del llamado British sound, la música inglesa
del Renacimiento, en especial la perteneciente al siglo XV, con las sustanciales diferencias respecto a la
música continental, como la preparación de las disonancias o la abundancia de intervalos de tercera y
sexta. Con la referencia que se hace al autor inglés, Thomas Tallis, en su nombre artístico, se aprecia que
desde el principio uno de sus objetivos fue abordar este repertorio de la manera más fiel. Aunque habría
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colecciones de música monódica, la técnica imperante fue la polifonía al suponer la novedad técnica de la
época.
Durante la primera parte del concierto escucharemos las piezas de música inglesa. De Tallis, su Miserere
nostri para abrir el encuentro, y un Magnificat perteneciente a su obra Service in the Dorian Mode.
Miserere nostri, a siete voces y para el oficio de Completas -aquel que se realiza antes de cerrar el día-, es
una de sus obras más conocidas. En ella puede verse su relación con la liturgia católica, ya que emplea
ricos recursos para crear una sonoridad densa, como la entrada por separado de las voces. Con ello
incumplía en cierto modo el precepto de que el texto debía entenderse por encima de todo, pero a
cambio ofrecía una pieza cuya música expresa la máxima devoción. Por el contrario, el Magnificat es una
de sus primeras creaciones y en ella se aprecia plenamente el espíritu de la Reforma. Es a cuatro voces,
para el oficio de Vísperas –el correspondiente a la tarde- y técnicamente afín a ese estilo de la Iglesia
reformista. Se trata de música sencilla, silábica y homofónica, y en lengua inglesa. Es interesante el
planteamiento que The Tallis Scholars Summer Course realiza para esta actuación puesto que nos
enseñan las dos facetas que este compositor católico tuvo que cultivar. De William Byrd sólo se
interpretará una de sus piezas, Christe qui lux es et dies, un himno del oficio de Completas. Es a cuatro
voces y en ella se alternan partes de solista con partes de coro, prestando atención al texto pero sin
descuidar lo musical.
En esta sección también contaremos con la interpretación de piezas de otros dos compositores ingleses:
Robert Parsons y Walter Lambe. Parsons, como Tallis y Byrd, fue nombrado Caballero de la Capilla Real en
1563 por lo que tuvo que ser un músico célebre. La música religiosa e instrumental que compuso sigue
vigente en los programas de concierto actuales, pero sobre todo lo que más se destaca de él es la
influencia que ejerció sobre el estilo de Byrd, así como su trágico desenlace por ahogamiento en las aguas
del río Trent. De Parsons se cantará el Ave Maria, obra más famosa del compositor, a cinco voces y para el
oficio de Vísperas. Paralelamente, de Walter Lambe también se interpretará su composición estrella:
Nesciens Mater, antífona mariana a cinco voces y para el oficio de Vísperas, con la que se cerrará este
aparado de música inglesa. Lambe se aleja un poco del patrón marcado por los otros compositores
porque fue anterior a ellos, trabajando sobre todo en el período de finales del siglo XV, antes de la
Reforma. Su música aparece casi en su totalidad en el Eton Choirbook, recopilado entre 1490 y 1502 e
ilustrativo del estilo musical inglés antes de todas las modificaciones que fueron imponiéndose para llevar
la música a una sencillez mayor. Las piezas de Lambe aún se llenan de florituras y melismas ampliados en
el tiempo con una función más decorativa, aspectos que se perciben escuchando la pieza. Es el único de
estos cuatro compositores que no desempeñó una labor para la Capilla Real, pero sí consiguió un puesto
como maestro de coro de la Capilla de San Jorge en Windsor. Podríamos decir que Parsons guarda
relación con la obra de Lambe y con la de los compositores de esta época, puesto que sí que encontramos
entre sus composiciones piezas que son más melismáticas, como la que nos traen hoy los alumnos del
Tallis Scholars Summer Course. En síntesis, esta agrupación coral ha sabido presentar un programa que
encarna muy bien toda la problemática religiosa que se vivió en la Inglaterra del siglo XVI, con
interesantes ejemplos musicales de aquella realidad y de todo el simbolismo que subyacía en la música.
DOS COMPOSITORES DE LA EDAD DE ORO ESPAÑOLA
La atención a la música religiosa en la España de este momento fue intensa, y tendría que ver con dos
cuestiones principales: la profunda devoción de los Reyes Católicos, que trascendió y se instaló en el siglo
XVI, y las revueltas a causa de la religión, que convertirían a España en una tenaz defensora del
catolicismo. Hemos visto que en el caso de Inglaterra la música se utilizó en gran medida para
diferenciarse del rito católico, que era el extendido en todo el continente. En el caso español ocurriría
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algo parecido, sólo que con un fin opuesto: utilizar la música, junto a otros elementos simbólico-artísticos,
como reacción contra la Reforma protestante y así evitar su expansión.
El Renacimiento se conoce como la Edad de Oro de la música española. Fue muy cuidada por los reyes, lo
que hizo que las circunstancias fuesen propicias para su desarrollo. Nosotros podremos apreciarlo con la
escucha de algunas piezas creadas en esta coyuntura, de mano de Tomás Luis de Victoria y Cristóbal de
Morales, que junto a Francisco Guerrero conformaban la gran tríada de la música religiosa del
Renacimiento español. The Tallis Scholars ya han interpretado en otras ocasiones estos repertorios, y
siempre de la manera extraordinaria que acostumbran.
Hoy no podía faltar Tomás Luis de Victoria. Conocido también como “el abulense”, Victoria nació y recibió
sus primeras lecciones de música en Ávila. Pronto marcharía a Italia a seguir su formación, donde pudo
beber de la polifonía del gran Palestrina, y regresaría a España para trabajar a partir de 1587 en el
monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, primero como Capellán de la hermana de Felipe II y
después como organista. Fue una persona profundamente religiosa, rasgo que compartiría con este
último monarca al que siempre acompañó. Durante los cuarenta y tres años del reinado de Felipe II la
música sacra vivió su época de mayor esplendor, ya que dicho rey fomentó la música española para
acercar el rito católico a la gente. Así, se rodeó de los mejores compositores del momento y propició la
creación de obras bajo los preceptos acordados en el Concilio de Trento de 1545.
Victoria es considerado como el compositor contrarreformista por excelencia, sin obras de música
profana en su catálogo; con su estilo abriría el camino hacia la música del Barroco. Para apreciarlo, sólo
hay que prestar atención a las obras que escucharemos. Ave Maris Stella es un himno en honor a la Virgen
perteneciente al oficio de Completas. Combina pasajes a cuatro y tres voces, y está compuesto a partir de
una melodía gregoriana preexistente. La sobriedad por la que aboga la Contrarreforma está presente, con
partes en forma de pregunta-respuesta y un notable carácter ceremonial. Lo principal es la inteligibilidad
de la palabra, como ocurre en la Iglesia protestante, por lo que se promovería que la música fuese muy
devocional, pero contenida para comprender el texto. Dixit dominus es un salmo a cuatro voces para el
oficio de Vísperas, mucho más homofónico que el anterior y de carácter silábico y responsorial, mientras
que Te lucis ante terminum es un himno para el oficio de Completas, a cuatro voces, más contrapuntístico.
La obra más sorprendente que se va a interpretar será la de cierre del concierto: la antífona Salve Regina
para Vísperas y a ocho voces. El doble coro aporta una grandilocuencia perfecta para esta recreación de
los oficios de Vísperas y Completas.
El amplio mundo musical que se formó en torno a Felipe II no hubiera sido posible sin las aportaciones
que el rey Carlos I de España le legó. Cuando vino a España se trajo consigo una rica capilla musical
constituida por los mejores músicos alemanes y flamencos, que dominaban a la perfección el contrapunto
imitativo iniciado por Josquin. Justamente en la Contrarreforma se intentaría huir de todos los adornos y
complejidades melódicas que se habían cultivado. Aquí, en España se rodearía también de los
compositores más brillantes, y entre ellos se encontraba Cristóbal de Morales, el otro gran compositor de
música religiosa del Renacimiento, al que tendremos el placer de conocer a continuación. De Morales,
nacido en Sevilla en el 1500, se sabe poco actualmente y tal vez se trate del compositor de misas más
destacado de esta generación. De él escucharemos su hermosa Magnificat anima mea, pieza a cuatro
voces y para el oficio de Vísperas. Palestrina y el propio Victoria, bebieron de su obra, que durante mucho
tiempo había sido juzgada de no tener rasgos españoles. Tuvimos que esperar hasta el nacionalismo y a
personalidades como Pedrell o Barbieri, para demostrar que el espíritu ibérico estaba presente con la
utilización de melodías tradicionales españolas. A decir verdad, Morales desarrolló un estilo único, muy
apreciable en su originalidad con el parámetro del ritmo.
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La importancia del texto pasó a ser un rasgo de las tradiciones inglesa y española por igual, pero la
enorme sacralidad que los católicos dotaron a su música se percibiría y distinguiría ambas escuelas. Tanto
es así, que en aquellos períodos de la historia en los que se quiso recuperar o reactivar el sentido
religioso, se miró siempre al Renacimiento español y a la obra de Victoria y Morales, como ejemplo de la
máxima espiritualidad.
Silvia Sanjuán García
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