Guillermo Zamacona Aboumrad Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gasset Doctorado en América Latina Contemporánea Correo: [email protected] Proyectos culturales: La voz de los artistas. Evaluación de programas culturales utilizando indicadores exclusivamente culturales pero considerando los efectos colaterales que demuestran su sustentabilidad. Comparación de metodologías de evaluación en el PACMYC, México. 1. Introducción Es asombrosa la diversidad de temas y áreas que abarcan los programas culturales públicos. Hay programas cuyos proyectos se relacionan con la economía del país, están los que se enfocan en impulsar la creatividad e innovación de las expresiones culturales, se encuentran los que apoyan proyectos que pretenden salvaguardar de la pluralidad simbólica de una región, y así, muchas otros más. Todos, sin importar el objetivo que persiguen, arrojan un sinfín de resultados que impactan en la comunidad donde se desarrollan. Es posible observar cómo, a raíz de estos programas, se generan empleos, se fortalecen expresiones y hasta se mejora la convivencia entre los miembros de una sociedad. Los beneficios de los programas culturales no se cuestionan1. A pesar de la creciente visibilidad que el tema ha adquirido a nivel nacional e internacional, hablando específicamente de México, es común ver cómo el tema de la evaluación de los programas sigue siendo un aspecto poco explorado. A pesar de los múltiples esfuerzos, aun no se han encontrado herramientas que permitan visibilizar todos los beneficios que éstos son capaces de generar. Es por esto, por este vacío tanto teórico como práctico, que aparece la inquietud por desarrollar la investigación doctoral de donde parte este texto. Cuando se habla de la evaluación de los programas culturales las primeras preguntas que surgen son: ¿Qué es lo que se quiere lograr? ¿Es posible lograrlo con los recursos que se tienen? ¿Cuál es la mejor manera de lograrlo? Sin duda, la primera cuestión a resolver es el objetivo último de su existencia. Además, aunadas a estas preguntas, surgen muchas otras que condicionan las respuestas: ¿Todos los actores involucrados quieren lograr lo mismo? ¿Todos entienden la problemática, la 1 Varios ejemplos se pueden observan en el Reporte de Economía Creativa que publicó la Organización de las Naciones Unidas en el 2010. 1 necesidad y el contexto de la misma manera? ¿Qué otras cuestiones condicionan el alcance de esos objetivos? Ante estas preguntas, y con la intención de buscar respuestas, es preciso, primero, resaltar algunos elementos clave cuya comprensión resulta indispensable. Para empezar, su carácter cultural. Cuando se habla de este tema se hace referencia a las actividades donde el componente principal es el conjunto de significados que una sociedad comparte y valora. El concepto de cultura, polisémico, moldeable, transversal, es sin duda uno de los elementos clave que condicionará toda la investigación. Su definición y contextualización, así como el de los demás términos con los que se vincula, resulta de mayor importancia en el amalgamiento de este trabajo. Por otro lado, es preciso mencionar que estos programas son una herramienta de las políticas públicas que, desde el ámbito de lo cultural, pretenden satisfacer demandas y solucionar problemas de la población. Es su carácter político otro elemento sobre el que resultará importante indagar. Estos elementos son decisivos cuando se habla de los beneficios que los programas culturales generan; afirman su papel de solucionadores de problemas y satisfactores de necesidades sociales y ratifican la centralidad de lo simbólico dentro del programa. Además de estos elementos, o mejor dicho, debido a éstos, existen factores que dificultan el tema de la evaluación. Por un lado, la transversalidad del término “cultura” proporciona cierta ambigüedad que se extrapola a los objetivos de los programas; objetivos poco definidos dificultan la medición. Por otro lado, la falta de entendimiento de lo que compone un proyecto cultural no permite que se visibilicen todos los resultados que se generan y, por lo tanto, no se pueden observar todos los beneficios. Por último, resulta fundamental la decisión de qué resultados o indicadores son importantes y cuáles no. La actual forma de evaluación de los programas culturales en México deja en evidencia la falta de énfasis en dos aspectos fundamentales: la sustentabilidad de los proyectos que se desarrollan dentro de los programas y la medición de lo cultural. La sustentabilidad resulta relevante ya que las políticas socialmente eficaces, en palabras de Álvarez Díaz, deben tener la capacidad de generar bienestar sostenido, procurar que la dependencia entre los beneficiarios y la administración sea mínima y promover la participación y compromiso de los beneficiarios en la búsqueda de soluciones y en la ejecución de las actividades (1992: 33). Lo cultural resulta importante ya que es el fin último para el que en teoría se crearon los programas. Aunque en papel estos aspectos si se consideran, en la medición y evaluación real esto no sucede. Con base en lo anterior, esta investigación tiene como objetivo evidenciar el impacto de estos programas en términos exclusivamente culturales y, al mismo tiempo, encontrar evidencia que demuestre la capacidad sustentable de los proyectos que impulsa. Más aun, se pretende comprender el output total de los programas culturales para visualizar el conjunto de beneficios que éstos son capaces de brindar a la sociedad. 2 Esto no resulta de relevancia menor cuando cada vez son más evidentes los beneficios económicos que generan, su contribución con la educación, los beneficios de integración social y, sobre todo, cuando se entiende que los símbolos compartidos por un conjunto de personas es lo que forma una sociedad. Con la intención de investigar la forma de evaluación de los programas culturales, la tesis doctoral utiliza como objeto de estudio el PACMYC2, programa eje en el fortalecimiento de la cultura popular de México. De igual forma, es importante resaltar que el análisis de la investigación no se hace desde el programa cultural en cuestión, se hace desde los proyectos que éste apoya. Parte de las ideas de los Cultural Studies y de los estudios sobre políticas públicas que proponen un método de análisis de abajo hacia arriba. 2. Estudio de los Proyectos Existen diversas formas de investigar los programas culturales, por ejemplo, se pueden estudiar desde un punto de vista organizacional, se puede estudiar su gestión, su transparencia, su apego a las normas, su relación con otros programas, el papel que ocupan en la agenda política, el gasto que representan para el país, etc., son muchas las formas de aproximarse al tema, sin embargo, en este estudio se seleccionan los resultados de los proyectos culturales con la intención de, como ya se mencionó anteriormente, evidenciar el impacto que tienen en la sociedad. Los proyectos culturales son el último eslabón de estos programas y, por lo tanto, es aquí donde se pueden palpar, sin intermediarios, de manera directa, lo que éstos generan. Son los resultados de los proyectos los que alimentan los reportes de los programas públicos, por lo que si realmente se desea analizar el conjunto de outputs que éstos generan, es preciso estudiar éstos elementos y no otros. Es común observar como en la evaluación actual de los programas existe un sesgo que prioriza unos resultados sobre otros por lo que estudiar la fuente es suma importancia. Antes de continuar hablando sobre los resultados de los proyectos culturales convendría definir y contextualizar este término: ¿a qué se refiere el concepto de proyecto cultural? 2.1 Contextualización La primera preocupación que se presenta al querer estudiar los proyectos culturales es la de entender a lo que hace referencia este concepto. Néstor García Canclini comienza uno de sus ensayos afirmando que “uno de los pocos consensos que existe hoy en los estudios sobre cultura es que no hay consenso” (2005: 69). Efectivamente, no hay consenso, y parte del problema se debe a las múltiples interpretaciones de los conceptos con los que se trabaja. 2 Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias. Programa gestionado por el CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes) bajo la DGCP (Dirección General de Culturas Populares). 3 En esta investigación sobresalen conceptos como: política pública, programa público, bienestar social, política cultural, proyectos sociales, cultura y, por supuesto, proyecto cultural, concepto que engloba y se ve afectado por la manera de entender los términos anteriores. Se entiende por proyecto cultural al conjunto de pasos que, utilizando ciertos recursos (dentro de los cuales destacan los símbolos culturales), busca alcanzar una serie de objetivos. Dicho proyecto cuenta con el apoyo de un programa (que se desarrolla en el marco de una política pública) que busca solucionar problemas y satisfacer demandas con la intención de generar bienestar social. Estos proyectos están orientados hacia la democratización cultural y/o hacia la democracia cultural. Estos proyectos, como bien es sabido, se pueden dividir según la disciplina a la que pertenecen (danza, música, literatura, etc.), según su temporalidad, según la región geográfica en la que se desarrollan o según las características demográficas de las personas involucradas. La propuesta de este texto comienza por añadir otra clasificación, una que utiliza como parámetro al conjunto de procesos que componen al proyecto en su totalidad. Esta tipificación permite visibilizar todas las actividades que se encuentran dentro del proyecto y, por to tanto, todos los resultados que estos arrojan. ¿A qué se refiere esto de procesos? Debido a que el carácter “cultural” de los proyectos permite su interacción con diferentes áreas, éstos están compuestos por una serie de diferentes procesos que se pueden entender de la siguiente manera: 1. Según su finalidad: Culturales, sociales, educativos o económicos. 2. Según su relación con la innovación: Innovación o de preservación. 3. Según el papel que la población desempeña: Pasivos (Difusión/Recepción) o Activos (Producción/Participación). Comprender el tipo y cantidad de procesos que los proyectos tienen resulta indispensable para entender los resultados que éstos arrojan y así comenzar a visualizar el impacto que tienen en la sociedad. 2.2 Formas de aproximarse al tema y actores involucrados Como se mencionó anteriormente, los resultados que se observan en las evaluaciones actuales son consecuencia de lo que los actores encargados de tomar decisiones consideran relevante; por esto, comprender, aunque sea a grandes rasgos, al conjunto de personas involucradas resulta importante. Una manera de clasificar a estos actores es a través de su grado de intervención: A) Actores directos: Grupo de individuos que intervienen de manera activa a lo largo del desarrollo del proyecto. (Personal de la dirección nacional del programa, personal de la coordinación estatal o regional del programa, promotores culturales que trabajan con el 4 programa, instancias locales culturales y no culturales, públicas y privadas, beneficiarios directos, beneficiarios indirectos y otros actores relevantes como jueces, comité evaluador, comité de vigilancia, etc.). B) Actores indirectos: Grupo de actores que sin intervenir de manera directa en el desarrollo de los proyectos influyen a través de diferentes mecanismos. (Organismos internacionales culturales y no culturales, instituciones nacionales no culturales, organismo nacional público de cultura, gobierno federal y secretarias o ministerios, gobierno estatal o regional, actores culturales privados). C) Resto de la Comunidad: Población local que no interviene en el desarrollo de los proyectos, no participa y no se ve beneficiada por estos. Es preciso aclarar que simplemente por ser parte de la comunidad se ven afectados por el proyecto, sin embargo, esta consideración no es relevante para el estudio presente. Por supuesto, este compilado de actores no aplica a todos los programas, sin embargo, su exposición muestra la gran variedad de personas relacionadas. El objetivo de exponer un listado de actores es comprender las diferentes formas de aproximarse al tema ya que cada uno de éstos tiene una noción diferente de los programas. Su opinión sobre la finalidad que persigue, su visión, los objetivos, su medición, la manera de operar, etc., es distinta y esto, indiscutiblemente, influye en la selección de resultados y en la evaluación y medición de los programas. Con base en el listado de actores y con la intención de exponer sus aproximaciones, se muestra el siguiente inventario de formas de posicionarse ante los programas culturales3: 1. Individualista/Política: Ve el programa en términos de poder e interés personal. 2. Legal: Procura el cumplimiento de la normas. 3. Administrativa: Pretende la eficiencia y eficacia de los procesos dentro del programa. 4. Económica: Se guía por el beneficio económico del programa. 5. Social: Busca generar beneficios meramente sociales, no culturales. 6. Educativa4: Pretenden incrementar el conocimiento de las expresiones culturales y el valor que tienen para la comunidad. 7. Cultural: Parte del uso que se le da a los símbolos presentes en el proyecto. 3 Es posible ver estas aproximaciones en los diferentes libros de políticas públicas analizados, en los libros sobre animación sociocultural y en los libros y documentos del gobierno mexicano. De igual forma, estas aproximaciones se pueden observar en la investigación de campo. 4 Es importante mencionar que esta aproximación, si bien podría estar dentro de la perspectiva social, se separa por la relevancia que se muestra en la bibliografía y en la investigación de campo. 5 La importancia de esta clasificación radica en que cada una de estas aproximaciones condiciona, por ejemplo, la forma en la que se entienden los objetivos del programa, la forma de implementar las normas o el parámetro para considerar si un proyecto fue exitoso o no. 2.3. Disonancia entre las metas y los medios para alcanzarlas Presentar los procesos que existen dentro de los proyectos culturales y exponer la variedad de aproximaciones permite comenzar a entender la complejidad de la medición de estos programas. Por un lado, si no se tienen presentes todos los procesos de un proyecto, es posible que no se visualice la totalidad de outputs que éste es capaz de generar; por otro, si no se tienen en cuenta las diferentes aproximaciones, es posible que la coordinación de los diferentes actores sobre lo que se debe lograr y sobre cómo lograrlo se vea afectada. Con estos dos componentes en mente queda en evidencia que las metas esperadas y la forma de alcanzarlas es un importante problema a resolver. Con la intención de ordenar este conflicto se utilizan las ideas de Pressman y Wildavsky5 sobre las condiciones iniciales de las políticas públicas. Estos autores remarcan que el paso inicial de una política pública es establecer los fines para la cual fue creada y los medios que se utilizaran para alcanzarlos. A) El fin: ¿Qué es lo que se quiere lograr con el programa? En este nivel, el primer problema se encuentra en la comprensión de los objetivos y metas de un programa; en la presencia de subjetividad. Si el propósito de un programa es poco específico y da pie a la libre actuación de los involucrados o los objetivos son ambiguos y muestran imprecisión, provocará que los actores primen ciertas acciones sobre otras reduciendo la meta general en objetivos particulares. Si desde su planeación la meta no está correctamente definida, seguir una misma dirección será imposible y los resultados no satisficieran a todos los involucrados. Es decir, cuando se quiere acabar con la pobreza, recuperar las danzas perdidas, reducir los costos estatales, incrementar la participación en una fiesta popular, aumentar las exportaciones de artesanías, ganar votos electorales y, al mismo tiempo, no cuestionar las leyes establecidas aunque éstas impidan el alcance de los objetivos, el programa se convierte en un caos. B) Los medios: ¿Qué hacer para lograr las metas del programa? El programa, además de contar con los diferentes recursos materiales y humanos, desarrolla un número de proyectos para alcanzar sus objetivos. En este nivel, el problema que se presenta es muy parecido al anterior y tiene también como base la subjetividad. El conflicto parte de la gran cantidad de respuestas que existen ante la Aguilar Villanueva, en “La Implementación de las Políticas” de 1993 hace referencia a las ideas que estos autores plasman en su libro “Implementation” de 1973. 5 6 pregunta ¿qué es lo que un proyecto quiere o tiene que lograr? Por ejemplo, un proyecto que consiste en realizar talleres para enseñar a tocar el violín puede ser evaluado según la cantidad de empleos que genera, las canciones que pretende rescatar, la cantidad de gente que participa en el taller, etc. Éstas múltiples respuestas tienen de fondo los diferentes procesos que se encuentran dentro del proyecto (educativo: enseñar el violín, económico: generación de empleo, de participación: gente involucrada o de preservación: canciones tradicionales). Aguilar Villanueva menciona que “la multiplicidad de participantes y perspectivas (provoca que) los grandes medios terminen desparramados en un mar de instrumentos, técnicas, artes, procedimientos, rutinas… para los diversos pasos y sobre cuya eficacia y oportunidad se tienen siempre debates…” (1993: 49). Las complicaciones presentes en el establecimiento del fin y los medios, ocasionadas por la disonancia entre las aproximaciones y los procesos internos de los proyectos, desencadena una serie de inconvenientes entre los que claramente se encuentra el problema de la medición. Esta relación entre fines y medios es fundamental, lo que se pretenda lograr con el apoyo a tal o cual proyecto dependerá completamente de lo que se quiera lograr con el programa. Por lo tanto, cuando hablamos de evaluación del desempeño e impacto de los proyectos culturales resulta lógico cuestionarnos: ¡¿Cómo medir cuando no se sabe qué medir?! 3. Nuevo acercamiento al problema de la medición Ante este panorama, resulta preciso buscar nuevas alternativas para aproximarse al tema de la medición y una buena opción parece ser el estudio de los resultados observables que arroja un programa. En el caso específico del PACMYC, el programa lleva 25 años operando y, como programa vertebral de la Dirección General de Culturas Populares, ha financiado más de 23,000 proyectos, por lo tanto, preguntarse por sus resultados es coherente. En el análisis de los resultados del programa se pueden destacar dos aspectos: su priorización y su variedad. Sobre su priorización, como ya se mencionó, es posible observar que las acciones que se llevan a cabo en el programa están ligadas con el tipo de resultados que se buscan, es decir, están relacionadas con lo que resulta prioritario en un momento determinado y para un actor en específico. Por otro lado, si se pone especial atención en los outputs que los programas arrojan, es posible asegurar que existe una gran variedad de resultados permitiendo que, por ejemplo, se pueda medir el plano de lo cultural o encontrar evidencia de su carácter sustentable. La propuesta de la tesis doctoral consiste en demostrar cómo, tomando en cuenta los puntos de unión entre las distintas aproximaciones y considerando los procesos internos de los proyectos culturales, es posible crear nuevas formas de entender el problema de la medición. Es necesario 7 encontrar una metodología que prime los resultados culturales y, al mismo tiempo, que considere los efectos colaterales que permiten su sustentabilidad. Es posible intuir que lo que se busca no es un indicador que muestre un número o un porcentaje sino una matriz que incorpore todos los posibles resultados. Lo que se empieza a perfilar como una nueva propuesta para medir el impacto de los programas culturales nace, exactamente, del entendimiento de los procesos internos de los proyectos que muestran evidencia de indicadores meramente culturales y que, al estar relacionados con el resto de los procesos, son capaces de incorporar la variable de sustentabilidad en la ecuación. A modo de resumen, lo anterior se puede entender de la siguiente manera: Procesos Internos= Resultados Culturales + Efectos Colaterales [Sustentabilidad + Resultados Varios] Lo que se propone es un cambio de visión que deje atrás al proyecto cultural como pieza central y sitúe a los procesos internos como protagonistas del apoyo, análisis y evaluación de los programas culturales. 4. Bibliografía 1. Aguilar Villanueva, Luis F. La Implementación de las Políticas. México: Miguel Ángel Porrúa, 1993. Impreso. 2. Álvarez Díaz, Ángel Eduardo. Análisis de Políticas Públicas. Caracas: CLAD, 1992. Impreso. 3. During, Simon, coord. The Cultural Studies Reader. Londres: Routledge, 1993. PDF electrónico. 4. García Canclini, Néstor. “Definiciones en transición.” Cultura, política y sociedad. Perspectivas latinoamericanas. Coord. Daniel Mato. Argentina: CLASCO, 2005. 69-81. Impreso. 5. ---. Las Culturas Populares en el Capitalismo. La Habana: Casa de las Américas, 1981. Impreso. 6. 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