El encuentro femenino a los Derechos Fundamentales. Luis Enrique Portillo* Resumen La mujer ha tenido que superar una serie de obstáculos para el reconocimiento de su condición de ciudadana y de igual a los hombres, dentro de esta perspectiva el contexto histórico ha demostrado el temple y las condiciones adversas que este sector de la población ha tenido y pasa en todos los estadios del desarrollo de la sociedad en general. El avance de reconocimiento de derechos fundamentales a los hombres pero con exclusión a las mujeres motiva nuevas formas de menoscabo y la perpetuación de las todavía existentes. Introducción. Los derechos fundamentales son derechos humanos positivizados en un ordenamiento jurídico concreto. Es decir, son los derechos humanos concretados espacial y temporalmente en un Estado concreto. Son derechos ligados a la dignidad de la persona humana dentro del Estado y de la sociedad. Cabe destacar que a los derechos fundamentales no los crea el poder político, ni la Constitución, los derechos fundamentales se imponen al * Licenciado en Ciencias Jurídicas, graduado de la Universidad de El Salvador; Maestro en Derechos Humanos y educación para la Paz, Universidad de El Salvador. Docente de las asignaturas de Derecho Constitucional e Internacional Publico en la Universidad Gerardo Barrios; San Miguel, El Salvador. Actualmente doctorando en Educación en la Universidad Autónoma de Madrid. Estado. La Constitución se limita a reconocer los derechos fundamentales, pero no los crea. El derecho fundamental jurídicamente tiene la estructura normativa basada en la capacidad que le permite a la persona efectuar determinados actos, es decir, que los derechos fundamentales son instituciones jurídicas que tienen la forma del derecho subjetivo. Y la estructura del derecho subjetivo tiene tres elementos: titular del derecho subjetivo, el contenido del derecho subjetivo en el que vamos a distinguir las facultades, por otra parte el objeto del derecho, y un tercer elemento es el destinatario o sujeto pasivo, aquel que está obligado a hacer o no hacer. (Jurisweb.com, 1997) Desarrollo de la temática. Pero cabe hacerse la pregunta ¿Por qué hablar de derechos fundamentales? O ¿En que abona el hablar de los derechos fundamentales en las condiciones de la mujer? En consonancia a la primera interrogante, hablar de derechos fundamentales sirve para establecer que estos sirven para poner limite material al imperium (derecho de castigo) del Estado. Los sujetos o titulares de estos derechos son los seres humanos y los sujetos del deber jurídico son los Estados y las organizaciones internacionales. Esto quiere decir, que la finalidad de estos derechos es impedir los abusos del poder por parte de los titulares de las funciones estatales. (Machicado, s.f.) La vulnerabilidad en el ámbito de los derechos humanos consiste en que un determinado grupo de personas por determinadas características es propensa a abusos de una mayoría indeterminada. En el caso concreto las mujeres desde los orígenes de la sociedad organizada a excepción de determinados estadios ha gozado de cierta condición de poder y protagonismo. En un contexto antropológico, el debate sobre la condición femenina apareció en los grandes tratados evolucionistas de la segunda mitad del siglo xix, los cuales reflexionaban en torno al problema del patriarcado como ley universal de la sociedad humana desde su origen (Maine), o bien sobre la existencia de un matriarcado primigenio (Bachofen), o una era matriarcal de dominio masculino por línea femenina (McLennan y Lubbock), que había dado paso a una forma superior de organización patriarcal.1 Pero en gran medida el grupo conformado por las mujeres han sido objeto de de todo tipo de vejaciones tanto en el ámbito físico, psicológico o moral y ante todo el ámbito sexual, claro ejemplo de esto es la Ablación o Mutilación femenina que es practicada todavía en algunas regiones a África o Asia se le denomina “circuncisión femenina”. Esta designación es errónea ya que sugiere que el procedimiento será similar a la circuncisión masculina cuando, en caso de las mujeres, el procedimiento invade mucho más el cuerpo, disminuye o anula la capacidad de sentir placer sexual, el corte es mucho más peligroso, entre otras variantes. Dos millones de niñas más la padecen cada año. No es una costumbre de origen islámico ni necesariamente un rito de iniciación, ni siempre persigue controlar la virginidad de la mujer, aunque si su sexualidad, se practica en una treintena de países. La explicación varia, ya que va desde la garantizar la castidad 1 Córdova Plaza, Rosío (2013). Antropologia y estudios de género: ¿Una relación afortunada? Revista Gaceta Universidad Veracruzana, Nueva época n° 63 de las mujeres, asegurar el estado de casaderas de las mujeres, hacerlas deseables para sus maridos, preservar la tradición, hacer dóciles y sumisas a las niñas, preservar el buen juicio de la mujer, diferenciar la femineidad de la masculinidad, marcar el rito de paso, evitar que el clítoris crezca a un tamaño anormal, hacerlas fértiles, etc.2 Pero para no irse tan lejos; según UNICEF, “la ablación o mutilación genital femenina (MGF) es una forma de violación de los derechos humanos”. Se realiza en 28 países de África, en varios de Asia —como la India, Indonesia, Irak e Israel, y entre algunos inmigrantes de estos países en Europa, América del Norte y Australia. En menor medida, también en Latinoamérica, entre algunas tribus amazónicas de Colombia y el Perú. En el 2007 se detectaron casos en la selva colombiana, en la tribu de los emberá chami. Algunas niñas de esta etnia murieron debido a las infecciones contraídas por la falta de asepsia en las intervenciones. Según declaraba el 2010 Esmeralda Ruiz, asesora de género y derechos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), “luego de años de trabajo, los emberá chami entendieron que la ablación violaba los derechos a la vida, la integridad y la salud de las mujeres y se han comprometido a dejar de practicarla”3. Se estima que cada año morían entre tres y cuatro niñas de esta tribu a causa de la extirpación del clítoris. Dentro de otra arista de vulneración a los derechos de la mujer encontramos en la sociedad latinoamericana una exacerbante influencia de ideas judeocristinas y al 2 3 http://home.planet.nl/~pearaya/ablacion.htm fecha de consulta 23 de febrero de 2014. Pérez, Leonor (2012). Mutilación genital femenina: Flores rotas, vidas marchitas; Revista Ideele Nº217 mismo tiempo dominadas por la influencia del Manus, figura juridica del derecho romano consistente en una clasificación de la potestad, y que poseía una condición analógica a la patria potestad, la cual se ejercitaba exclusivamente sobre la mujer, ya en beneficio del marido a consecuencia de las justas nupcias, ya en favor de un tercero como efecto de un contrato de fiducia en determinados casos. Cuando dicha potestad obraba en beneficio del marido, éste adquiría poder sobre la persona y los bienes de la mujer. Se trataba de un poder eventual, porque no era consecuencia necesaria e inmediata del matrimonio, sino que para crearlo se hacía indispensable un acto jurídico sine qua non, en ocasiones religioso, amén de que la mujer no podía quedar sometida a la manus maritalis por su propia voluntad, supuesto que si era sui iuris debía mediar la autorización del tutor especial, y si estaba bajo patria potestad la del respectivo paterfamilias, fuera de que todo conduce a concluir que en el inicial derecho romano no hubo matrimonio sine manus, el cual solo se hizo frecuente a finales de la República al generalizarse la práctica del divorcio y corromperse las costumbres, con el agregado de que en el ocaso del Siglo III de la Era Cristiana prácticamente la manus cayó en desuso. El carácter eventual de la manus se hizo patente porque ésta sólo existía en algunas uniones matrimoniales, que no en todas; y esas uniones fueron la confarreatio, la coemptio y el usus. La mujer en la medida del paso del tiempo, el cambio de posturas tanto en el ámbito de la filosofía, política y las ciencas han logrado encontrar cierto nicho, debido a que en algunas de estas áreas realiza labores “típicas” de su genero, como la mediadora o exhortadora en los casos de conflictos belicos; o la educadora como el caso de Maria Montessori. Dentro del ámbito o el escenario político la mujer en el devenir histórico no posee un verdadero reconocimiento por su labor, a excepción de México con figuras como Doña Josefa Ortiz de Domínguez y Leona Vicario en la lucha independentista o el caso de Manuela Saenz en America del Sur con el movimiento liderado por el libertador Simon Bolivar, la mujer posee un papel traslucido o porque no decirlo transparente; y esto ha sido debido a la concepción decimonónica de considerar a la mujer como una persona de segunda, no poseedora de la gama de los derechos políticos - grupo de atributos de la persona que hacen efectiva su participación como ciudadano de un determinado Estado.de difícil equiparación al hombre que ha conducido al cuestionamiento de su salud mental, asi tenemos el caso salvadoreño en la década de los años 30 del siglo XX donde Doña Prudencia Ayala4 oso postularse como candidata a la Presidencia de la Republica, situación que causo revuelo en la sociedad de la época, esto amparado en la constitución de 1886 – que dicho sea de paso se encontraba influenciada en algunos aspectos por el derecho mexicano- en su artículo 51 que dice: “-Son ciudadanos todos los salvadoreños mayores de diez y ocho años, los 4 Palabras dirigidas por Prudencia Ayala en un discurso en el Periodico El Unionista: Pueblo centroamericano; vuestro sexo femenino está cansado de sufrir tanta desgracia, de ver vidas sacrificadas, sin razón en los campos de batalla, defendiendo no más que la codicia de un mal gobernante o de un caudillo. Salgamos de ese separatismo, resumidero de vidas, de ese asqueroso estado de miseria que presentamos ante el Gigante del Norte. El sexo femenino lucha enérgicamente porque no se deje la obra trunca. Dará tarde o temprano una prueba de abnegación, de amor patrio. Dará el ejemplo de verdadero civismo, porque en su corazón está consumiéndose ese fuego ardiente del ideal y del amor a la Patria y a la Libertad y va triunfando velozmente pasando muy por encima de todas las barreras que colocan a su paso los réprobos, que no ven, porque no quieren, el porvenir de la América Central. casados y los que hayan obtenido algún título literario, aunque no hubiesen llegado a esta edad”, y más claramente lo expresa el artículo 84 de esa carta magna donde “El ciudadano que ejerza la Presidencia de la República, será Comandante General del Ejército”, y no fue hasta la entrada de la constitución de 1950 en que se regulo la igualdad de ambos. Esta situación de desigualdad o desventaja de la mujer con relación al hombre ha sido documentada a través de la historia, por ejemplo, la desigualdad formal o legal en contra de las mujeres en la época colonial: Las Leyes de Indias otorgaban derechos al marido sobre la vida y bienes de la mujer y controlaban a las mujeres viudas. Estas disposiciones fueron trasladadas al Código Civil de 1860, que también consideró a las mujeres legalmente inferiores a los hombres; otro ejemplo ha sido el derecho a votar y a postularse para puestos de elección popular, este derecho les fue negado a las mujeres salvadoreñas hasta 1950; así mismo, la igualdad ante la ley de mujeres y hombres, se postuló apenas en la Constitución salvadoreña de 1950. Conclusion. Parafraseando la Declaración de la UNESCO sobre la contribución de las mujeres a una cultura de paz, que fue adoptada por la Cuarta Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, Beijing, del 4 al15 de septiembre de 1995 (http://www.unesco.org/cpp/sp/declaraciones/women.htm); la cual dice: Para combatir la guerra como expresión suprema de la cultura de violencia tenemos que resolver problemas como la violencia que se ejerce contra las mujeres en el hogar, los actos y reflejos de agresión e intolerancia en la vida cotidiana, la trivialización de la violencia en los medios de comunicación, la glorificación implícita de la guerra en la enseñanza de la historia, el tráfico de armas y de drogas, el terrorismo y la negación de los derechos humanos fundamentales y las libertades democráticas esto nos conduce a comprender que en las condiciones actuales en cuanto al tratamiento a la igualdad de la mujer debe encontrarse fundamentado en el Principio pro persona, que establece “… un criterio hermenéutico que informa todo el Derecho de los derechos humanos, en virtud del cual se debe acudir a la norma más amplia o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer derechos protegidos o, inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los derechos o a su suspensión extraordinaria”5 Propuesta. Un sistema político es la materialización organizativa de un conjunto de interacciones estables a través de las cuales se ejerce la política en un contexto limitado. Este sistema viene formado por agentes, instituciones, organizaciones, comportamientos, creencias, normas, actitudes, ideales, valores y sus respectivas interacciones, que mantienen o modifican el orden del que resulta una determinada distribución de utilidades limitado. Este sistema viene formado por 5 Carpio Marcos, Edgar (2004). ”La interpretación de los derechos fundamentales” Palestra Editores Lima, Serie Derechos y Garantías No. 9, pág.28 y la referencia a Pinto, Mónica. “El Principio pro homine”. Criterios de hermenéutica y pautas para la regulación de los derechos humanos”. ABREGU, Martín y Christian COURTIS (Compiladores) Editores El Puerto, Bs. As. 1997, p. 163 agentes, instituciones, organizaciones, comportamientos, creencias, normas, actitudes, ideales, valores y sus respectivas interacciones, que mantienen o modifican el orden del que resulta una determinada distribución de utilidades. La importancia de los derechos humanos de las mujeres radica en dos aspectos, el primero, en la necesidad de que las mujeres seamos reconocidas como portadoras de derechos y no como beneficiarias de los derechos de los otros; el segundo, supone que deben ser del conocimiento de las mujeres para que se exija su cumplimiento. En ese sentido, las organizaciones feministas y de mujeres han realizado esfuerzos para darlos a conocer a través de campañas informativas, capacitaciones y prácticas de demanda frente a diversas instancias del Estado. Existen indicios de que la promoción de los derechos de las mujeres y la equidad de género están siendo asumidas por algunos sectores de la sociedad y está traspasando en alguna medida la idea de que la defensa de estos temas es únicamente responsabilidad de las mujeres. Por ejemplo, algunos gobiernos municipales han incluido en sus prácticas de gestión la creación de mecanismos para la promoción de los derechos de las mujeres, en la que algunos contados casos están integrados por hombres.6 6 Navas, María Candelaria (2012). Sufragismo y feminismo: visibilizando el protagonismo de las mujeres salvadoreñas, 1ª. Edición, Editorial Universitaria (UES), San Salvador, El Salvador. REFERENCIA BIBLIOGRAFICA 1. Córdova Plaza, Rosío (2003). Antropología y estudios de género: ¿Una relación afortunada? Revista Gaceta Universidad Veracruzana, Nueva época n° 63. 2. Carpio Marcos, Edgar (2004). ”La interpretación de los derechos fundamentales” Palestra Editores Lima, Serie Derechos y Garantías No. 9, 3. Ferrajoli, Luigi (2004). Derechos y Garantías (la ley del más débil); COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS Serie Derecho; Cuarta edición, Editorial Trotta; Madrid 4. Organización de Naciones Unidas (2002). Derechos de la mujer; Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Bogotá. 5. Pérez, Leonor (2012). Mutilación genital femenina: Flores rotas, vidas marchitas; Revista Ideele Nº217, Perú, Marzo 2012 6. Navas, María Candelaria (2012). Sufragismo y feminismo: visibilizando el protagonismo de las mujeres salvadoreñas, 1ª. Edición, Universitaria (UES), San Salvador, El Salvador. Paginas Electronicas 1. http://home.planet.nl/~pearaya/ablacion.htm 2. http://www.unesco.org/cpp/sp/declaraciones/women.htm 3. http://www.cic.ues.edu.sv/ponencias/CandelariaNavas.html Editorial