¿Por qué y para qué evaluar el aprendizaje? Por: Lourdes S. Navarro Laguna Dentro de la educación es muy común encontrarnos con diferentes evaluaciones del aprendizaje, sin embargo ¿Por qué y para qué evaluamos el aprendizaje de los alumnos? Para ello, es necesario conocer la definición de “evaluación”, al igual que sus diferentes etapas para poder dar respuesta a estas preguntas. Existen deferentes definiciones del término evaluación educativa, sin embargo Rodríguez (2000) la define como la medida o comprobación del grado de consecución de objetivos, lo que implica una recolección de información para emitir un juicio de valor codificado en una calificación, con vistas a una toma de decisiones. García Ramos (1986) y Mateo (2000), definen a evaluación como aquel conjunto de procesos sistemáticos de recogida, análisis e interpretación de información válida y fiable, que en comparación con una referencia o criterio nos permita llegar a una decisión que favorezca la mejora del objeto evaluado. A partir de las definiciones antes mencionadas podemos señalar que la evaluación está ampliamente relacionada con “objetivos”. Los resultados hallados en la evaluación nos permitirán hacer una comparación entre lo que se pretende alcanzar y lo alcanzado después del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta medición nos permite hacer toma de decisiones que favorezcan este proceso, por ello es importante tener un punto de referencia con qué comparar los resultados de la evaluación, por ejemplo, los objetivos de una unidad de un programa de estudios, los objetivos del programa completo, un perfil de egreso de un curso, etc. Sin embargo, García Aretio (2002) menciona que la evaluación cumple con diferentes funciones en el proceso enseñanza-aprendizaje: Clarificar y ajustar objetivos y contenidos, ¿Son los objetivos realistas y evaluables? Diagnosticar situaciones, ya sea el conocimiento de cada individuo o del grupo en su conjunto, con el fin de adecuar el proceso de enseñanza a sus posibilidades y limitaciones. Mantener constantes los niveles académicos. La evaluación sirve de guía para cerciorarse sobre el rendimiento de los estudiantes y sobre las posibles desviaciones del itinerario formativo previsto que pudiera llevar a metas no deseadas. Seleccionar o adecuar los conocimiento a necesidades sociales, ¿qué necesita o quiere aprender el estudiante? En función de su contexto social. Motivar pautas de actuación de estudiantes y profesores. Una evaluación bien diseñada indica al estudiante qué, cómo y cuándo se estudia, y al profesor qué y cómo se enseña, con el fin de facilitar el logro de los objetivos de aprendizaje. Predecir resultados. Una buena evaluación diagnóstica permite actuar con inmediatez para adecuar la acción educativa a los conocimientos, expectativas y condiciones de los estudiantes para facilitar su aprendizaje. Orientar a los estudiantes. Con la finalidad de superar sus limitaciones para sacar provechos a sus habilidades, con el fin de maximizar sus resultados y su propio desarrollo. Fundamentar la innovación. La investigación referida puede dar cuenta de la eficacia de nuevos métodos o estrategias didácticas, que inviten a un cambio que trasforme la estructura y elementos de la acción formativa. Proporcionar información más allá del docente. Para la propia institución educativa, con el fin de tomar decisiones para mejorar la labor educativa. Informar y orientar al estudiante. Con el propósito de hacerle partícipe de sus deficiencias o progresos y así ayudar y fijar mejor sus metas y aprendizajes. Es claro que las funciones de la evaluación pueden ser usadas en las diferentes modalidades de la educación, ya que todos comparten un mismo objetivo cuando de evaluación se habla. Sin embargo existen algunos elementos imprescindibles en la educación a distancia en el momento de evaluar. La evaluación con el uso de las TIC La evaluación es un aspecto muy importante dentro del proceso de enseñanzaaprendizaje, sin embargo, muchas veces resulta ser una tarea muy laboriosa que requiere tiempo para la elaboración de los reactivos y para la revisión de los mismo también. No obstante, con el avance de la tecnología, ésta labor docente puede ser facilitada. Actualmente podemos ver a las TIC inmersas en los salones de clase cada vez más, pero la evaluación educativa también puede ser asistida por las TIC, algunas de las ventajas al usar las TIC en el proceso de evaluación son las siguientes: a) Motivación de los estudiantes. Sabiendo que a los estudiantes les gusta hacer uso de las computadoras y el internet, es una buena estrategia para motivarlos. (Charman, 1999) b) Beneficios tangibles. El tiempo para calificar y preparar los reactivos es reducido considerablemente. Y la posibilidad de emitir distintos tipos de informes: individuales, por cohorte, etc. c) Beneficios intangibles. Adecuación del uso de la tecnología para entregar y administrar la información de la evaluación. Disminuye el nivel de ansiedad ante el ordenador de los estudiantes, después de varios ensayos sobre la herramienta (pretest). Podemos concluir que la evaluación es un aspecto de vital importancia en la educación, ya que el análisis de resultados obtenidos nos permite medir los conocimientos de los alumnos, identificar el alcance prestablecidos y mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje. de los objetivos Bibliografía Charman, D. (1999) Issues and Impacs of Using Computer-Based Assessments (CBAs) for Formative Assessment, en Brown, S.; RACE, P. y BULL, J. (eds.), Computer-Assissted in Higher Education. London, Kogan. García Aretio, L (2002) La Educación a Distancia. De la teoría a la práctica. Barcelona, Ariel Ecuación. García Ramos, J.M. (1989) Bases pedagógicas de la evaluación. Guía práctica para educadores. Madrid, Síntesis. Lara, S. (2001) La evaluación formativa en la Universidad a través de Internet: aplicaciones informáticas y experiencias prácticas. Pamplona, Eunsa, Ediciones de la Universidad de Navarra. Mateo, J. (2000) La evaluación educativa, su práctica y otras metáforas. Barcelona, Ed. Universidad de Barcelona, Honrosi. Rodríguez, T., Álvarez, L., Cadrecha, M., Hernández, J., Luengo, M., Muñiz, J., Ordóñez, J. y Soler, E. (2000) La Evaluación en el Aula. Barcelona, Ediciones Nobel.