Imaginación: definición, utilidad y neurobiología

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NEUROLOGÍA DE LA CONDUCTA
Imaginación: definición, utilidad y neurobiología
D. Drubach a,b, E.E. Benarroch a, F.J. Mateen a
IMAGINACIÓN: DEFINICIÓN, UTILIDAD Y NEUROBIOLOGÍA
Resumen. La imaginación, a diferencia de la generación de imágenes y la memoria, es una fascinante capacidad cognitiva del
ser humano que no está bien estudiada. Definimos la imaginación como ‘el proceso cognitivo que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación que se percibe a través de los sentidos de la
mente’. Esta definición se amplía dentro del contexto de la neurobiología del cerebro y el posible propósito que la imaginación satisface en la vida diaria, en el desarrollo humano y en el comportamiento normal. [REV NEUROL 2007; 45: 353-8]
Palabras clave. Cognición. Imaginación. Memoria. Neurobiología.
‘Si no existiera la imaginación, me encontraría
atrapado en una prisión oscura y desesperada’.
Alejandro del Sol: The tunnel
© 2007, REVISTA DE NEUROLOGÍA
ejemplo, cuando uno observa una manzana, la fuente de la imagen está situada fuera de uno mismo, pero cuando cierra los
ojos e ‘imagina’ la manzana, la fuente de la imagen está dentro
de uno mismo. La percepción se refiere a un proceso por el cual
el cerebro extrae las características fenomenales específicas de
un objeto y las interpreta para llegar a una representación global
única de ese objeto en particular.
Algo más desafiante es definir los ‘sentidos de la mente’. El
‘ojo de la mente’ es un término frecuentemente utilizado (pero
raramente definido) en la bibliografía que hace referencia a un
mecanismo cognitivo que ‘ve’ un objeto que se había visualizado previamente pero que no se encuentra presente en el ambiente. Por tanto, como posteriormente discutiremos, aunque la imaginación incorpora información previamente adquirida mediante todos los sistemas sensoriales, preferimos el término ‘sentidos de la mente’ para conceptualizar un mecanismo interno que
no sólo ‘ve’, sino que también ‘oye’, ‘siente’, ‘huele’ y ‘saborea’
el estímulo fenomenal generado intrínsecamente.
Mientras que la información adquirida sobre un objeto a través de cualquiera de las cinco modalidades sensoriales posiblemente podría imaginarse, las modalidades visual, auditiva y táctil parecen ser las principales fuentes de nuestra representación
imaginada. El hecho de que la información visual sea la que
probablemente más se imagina no es una sorpresa, puesto que,
como otros primates, somos animales ‘visuales’ con más de la
mitad de la corteza cerebral dedicada al procesamiento de la información visual. Normalmente, el gusto y el olor parecen incorporarse menos al proceso de la imaginación, pero estudios
recientes han explorado tanto las imágenes olfativas [1,2] como
las gustativas [3,4]. Aunque una representación imaginada puede claramente invocar una respuesta emocional, argumentamos
que las representaciones no fenomenales, como los estados
emocionales, no podrían imaginarse independientemente del
objeto que genera la respuesta emocional. Por tanto, no podemos imaginar ‘amor’ o ‘temor’ independientemente del objeto
que produce estas emociones.
Con el fin de entender mejor la neurobiología de la imaginación, encontramos útil dividir la imaginación en un componente
perceptual y otro motor. El primero se refiere a la percepción de
un objeto imaginado (p. ej., un unicornio), mientras que el segundo se refiere a la realización de una acción (p. ej., conducir
al unicornio por medio de una correa). Como discutiremos en
apartados posteriores, los estudios de neuroimagen funcional
indican que las representaciones imaginadas tienen componentes ‘perceptual’ y ‘motor’.
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INTRODUCCIÓN
Las referencias a la imaginación se pueden encontrar en todas
partes: libros, revistas y varios medios en muchas culturas –por
no decir todas–. Sin embargo, a pesar de ser un componente tan
fundamental en la psique humana, la literatura científica le ha
dedicado poca atención. La razón de esta omisión no está clara,
pero probablemente refleja la dificultad en definir la imaginación como una función cognitiva específica, distinta de otros aspectos de la cognición. A continuación, discutimos la definición, la utilidad y la neurobiología de la imaginación, y apuntamos algunos de los desafíos a los cuales se enfrenta la investigación científica de este tema tan fascinante.
CONCEPTOS BÁSICOS
Definición
El diccionario Webster define la imaginación como ‘el acto o poder de formar una imagen mental de algo que no está presente en
los sentidos o que nunca antes se había percibido en realidad’.
Esta es una definición incompleta. Intentando incorporar la neurobiología de la imaginación, la definiremos como ‘el proceso
cognitivo que permite al individuo manipular información generada intrínsecamente con el fin de crear una representación «percibida» por «los sentidos de la mente»’. Esta definición contiene
algunos términos que merecen una discusión adicional.
La información fenomenal es aquella que se puede describir
como la que se visto, oído, probado, olido o sentido a través de
los sistemas sensoriales. Intrínsecamente generada significa que
la información se ha formado dentro de uno mismo en ausencia
de estímulos del ambiente externo. Esto contrasta fuertemente
con la información extrínseca, que se origina fuera de uno mismo y ‘entra’ al cerebro a través de los sistemas sensoriales. Por
Aceptado tras revisión externa: 11.07.07.
a
Servicio de Neurología. b Servicio de Psiquiatría. Clínica Mayo. Rochester,
MN, Estados Unidos.
Correspondencia: Daniel Drubach, MD. Department of Neurology. Department of Psychiatry. Mayo Clinic. 200-1st Street SW. Rochester, MN, USA
55905. E-mail: [email protected]
English version available in www.neurologia.com
D. DRUBACH, ET AL
Relación entre memoria imaginativa y declarativa
Es importante explorar la relación entre la memoria declarativa
y la imaginación. El proceso de la imaginación incorpora datos
almacenados en la memoria; sin embargo, imaginarse difiere de
recordar en que recordar es (probablemente) memoria relativamente fiel a los recuerdos de una imagen o suceso del pasado.
En contraste, a través del proceso de imaginación, un individuo
es capaz de reclutar y combinar selectivamente ‘porciones de
datos’ almacenados en la memoria para crear nuevas imágenes
o eventos que no se han experimentado con anterioridad. Por
tanto, la información no está simplemente contenida en los almacenes de memoria, como cuando imaginas un animal o una
interacción con un ser extraterrestre. Por supuesto, fácilmente
podrían discutirse con un familiar cuentos de ciencia ficción en
los que los animales y los acontecimientos imaginados tuvieran
mucho en común con los del reino de la realidad.
Un estudio reciente sugiere que las lesiones del cerebro que
afectan a la memoria puedan deteriorar la capacidad de imaginar. Hassabis et al recientemente han explorado la relación entre
la memoria y la imaginación [5]. En su fascinante estudio, a cinco pacientes con amnesia secundaria por un daño en el hipocampo y a diez sujetos control (agrupados por edad, educación y cociente intelectual) se les dieron unas cortas claves verbales y se
les solicitó que imaginaran gráficamente la situación de estas
claves y que las describieran con todo el detalle posible. Pidieron
a los participantes que no contaran la memoria actual, sino que
creasen un nuevo argumento. Los pacientes amnésicos realizaron mucho peor esta tarea que los del grupo control. Los autores
concluyeron que el déficit en estos pacientes se debía a la falta
de coherencia espacial en la imaginación de experiencias. En
comparación con los controles, las construcciones imaginadas
por estos pacientes estaban fragmentadas y faltas de riqueza.
Relación entre imaginación y memoria de trabajo
Está claro que la imaginación requiere memoria de trabajo. La
memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular la
información en el almacén atencional durante cortos períodos.
Con el fin de manipular la información durante el proceso de
imaginación, la información debe mantenerse ‘en línea’ o dentro del campo de la conciencia. Necesita estudiarse si el deterioro de la memoria de trabajo afecta a la capacidad de imaginar.
Relación entre imaginación y pensamiento
Proponemos que la imaginación puede diferenciarse del pensamiento. El pensamiento es un proceso declarativo, un ‘diálogo
interno’ que mayoritariamente –si no de forma exclusiva– hace
uso del lenguaje. En contraste, la imaginación es principalmente un proceso no ‘unido al lenguaje’ que utiliza imágenes en vez
de información léxica, esto es, imaginamos imágenes sin necesidad de palabras. Debería enfatizarse que las palabras pueden
incluirse dentro de la representación de las imágenes.
Relación entre imaginación y voluntad
Un importante aspecto de la imaginación es que constituye en
gran parte, aunque no exclusivamente, un proceso voluntario.
La persona elige que se produzca una representación imaginada
y escoge su contenido. Sin embargo, la experiencia también enseña que las representaciones imaginadas frecuentemente aparecen sin el deseo de imaginarlas. Casos extremos de ese fenómeno se representan en estados patológicos como el estrés traumático [6] y ciertas formas de trastornos compulsivos.
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POSIBLES UTILIDADES DE LA IMAGINACIÓN
Proponemos que la imaginación sirve a un número de funciones
ejecutivas y a otras no ejecutivas, incluyendo funciones en el
desarrollo cognitivo, adquisición y mejora de habilidades, comportamiento, ensayos, teoría de las funciones de la mente, creatividad, reducción de la ansiedad y ‘escape’ de la realidad inmediata. Cada una de ellas se discute a continuación.
Desarrollo cognitivo
La imaginación puede desempeñar un papel importante en el
desarrollo cognitivo. Esto ha sido destacado por cierto número
de científicos sociales; el más notable del siglo XX es el trabajo de
Piaget. Las creencias populares nos permiten creer que los niños invierten una mayor cantidad de tiempo imaginando que los
adultos, lo que demuestra su importancia en el desarrollo. Sin
embargo, no conocemos estudios que hayan intentado ‘cuantificar’ la cantidad de tiempo dedicada a la imaginación entre grupos de la misma edad.
Adquisición y mejora de habilidades
Datos en la bibliografía indican que el funcionamiento y la práctica de la imaginación de una habilidad motora específica puede
mejorar el funcionamiento de esa habilidad en la ‘vida real’. Esto se ha propuesto en atletas [7,8], cirujanos [9] y músicos. Algunos estudios, sin embargo, no muestran este mismo efecto beneficioso de las imágenes [10]. Se piensa que la mejora en el funcionamiento de una habilidad es secundario a la reorganización
de las redes del cerebro responsables de esa habilidad particular.
Así, se sugiere que la imaginación puede afectar a la plasticidad
del cerebro, la cual puede dar testimonio del enorme poder que
tiene la imaginación. Recientemente, también se ha propuesto el
entrenamiento motor de las imágenes como una posible modalidad para mejorar la recuperación motora después de un ictus
[11], aunque se necesita investigar más en relación a este punto.
Ensayo de comportamiento
El ensayo de comportamiento dentro de las etapas de la mente es
quizás una de las más importantes cualidades humanas. La imaginación proporciona una plataforma única y segura para el ensayo del comportamiento previo al desarrollo real de éste, sin el
riesgo de consecuencias negativas para quien imagina. Las múltiples soluciones alternativas a los problemas, considerando los
numerosos resultados potenciales, se pueden probar y practicar
con seguridad dentro del campo de la mente. Así, la imaginación
es un importante componente de una serie de capacidades cognitivas que se incluyen en el término ‘funciones ejecutivas’.
Reducción de la ansiedad
La imaginación proporciona un escenario para llevar a cabo con
seguridad las secuencias de comportamiento que puedan ayudar
a la mejora de la ansiedad. Por ejemplo, la venganza de una fechoría es posible y fácil dentro del reino de la imaginación, sin
que aparentemente se produzcan consecuencias. Muchas modalidades psicoterapéuticas utilizan el proceso de la imaginación
para tratar ansiedad, fobias y otros trastornos.
Escape de la realidad inmediata y necesidad de satisfacción
Mediante la imaginación, una persona puede transitoriamente
salir, al menos en su mente, de su realidad inmediata y transportarse a otra más favorable. Quienes tienen hambre pueden imaginar comida, quienes están cansados pueden imaginarse des-
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cansando, quienes están solos pueden imaginar amigos y quienes están aburridos pueden imaginarse diversión. Virtualmente,
cualquier necesidad o deseo puede satisfacerse, aunque de forma temporal, en el reino de la imaginación.
Creatividad
George Bernard Shaw indicó: ‘La imaginación es el principio
de la creación. Imagina lo que deseas, desea lo que imaginas y
al final creas lo que deseas’. Mientras el proceso cognitivo implicado en la creatividad no está claro, muchos individuos creativos, como los artistas, explican que ellos imaginan una creación
antes de crearla en el mundo ‘físico’. De hecho, dentro de la
etapa de nuestra imaginación, somos libres de crear con menos
límites que los que existen en el ‘mundo real’.
Teoría de la mente
Una de las capacidades más fascinantes de los seres humanos es
la de determinar cómo otra persona pensará, sentirá y se comportará en una situación o circunstancia particular. Esta magnífica
capacidad de asumir temporalmente lo que otra persona siente se
ha estudiado bajo lo que se conoce como teoría de la mente.
Cuando se requiere determinar cómo una segunda persona pensará, sentirá y se comportará en una situación particular, la primera persona desarrolla una ‘teoría’ sobre la mente de la segunda
persona que permitirá que prediga la respuesta de esa otra persona. Para ello, la primera persona deberá atribuir a la segunda un
‘estado mental independiente’, distinto del propio. La teoría de la
mente es una de las capacidades más importantes y magníficas
que poseen los seres humanos, y una de las funciones fundamentales para la interacción y la función social diaria. No solamente
es importante para cualidades como la empatía, sino también para otros rasgos menos nobles, como el engaño. Así, un soldado
debe emplear las funciones de la teoría de la mente para predecir
cómo responderá el enemigo en una estrategia particular de la
batalla. Sugerimos que la imaginación desempeña un papel clave
en la teoría de las funciones de la mente porque proporciona el
escenario en el que podemos prever cómo otros pueden sentir o
cómo se van a comportar en una situación particular.
NEUROBIOLOGÍA DE LA IMAGINACIÓN
En los últimos años, y gracias a una sofisticación creciente en las
medidas neurofisiológicas y las técnicas de imagen funcional, la
neurobiología de algunos procesos cognitivos complejos se ha
podido entender mejor. Desafortunadamente, existe poca información publicada sobre la neurobiología de la imaginación, aunque mucho se ha escrito sobre otros procesos cognitivos como la
percepción y la generación de imágenes sensoriales e imágenes
motoras. La neurobiología de la imaginación, por tanto, debe deducirse de nuestra creciente comprensión de los procesos cognitivos relacionados. Para procurar entender los mecanismos del
cerebro que participan en la generación de la percepción intrínseca, debemos repasar brevemente la neurobiología tanto de la
percepción generada extrínsecamente como de los mecanismos
cerebrales del procesamiento motor. Esto nos permitirá desarrollar una mayor comprensión sobre la neurobiología de la imaginación desde el punto de vista perceptual y motor.
Procesamiento perceptual y motor en el cerebro
El procesamiento sensorial en la corteza cerebral implica una serie de operaciones seriadas dentro de las estructuras organizadas
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jerárquicamente que aumentan en complejidad desde las áreas
sensoriales primarias implicadas en la sensación (características
elementales de un objeto) a las áreas unimodales implicadas en
la percepción (representación de un objeto como una entidad
única), y de ahí a las áreas transmodales implicadas en el reconocimiento del objeto. Estas áreas proyectan a las áreas prefrontal
y premotora de los lóbulos frontales para iniciar el comportamiento motor, así como a áreas límbicas y paralímbicas que están implicadas en el procesamiento emocional y en la memoria.
El procesamiento jerárquico abarca las conexiones tanto hacia adelante (bottom-up) como hacia atrás (top-down). Las conexiones bottom-up están implicadas en la propagación de la información sensorial hacia áreas de asociación corticales de alto
orden, y las conexiones top-down originadas en estas áreas modulan la respuesta de las áreas sensoriales primarias y unimodales al estímulo sensorial.
Vía ventral y dorsal del procesamiento de la información sensorial
Las diferentes características de un objeto se representan en paralelo en áreas topográficamente separadas pero funcionalmente relacionadas de la corteza. Los estímulos visuales, auditivos y
somatosensoriales que alcanzan la corteza primaria y la asociación unimodal correspondiente se procesan posteriormente en
dos sistemas o ‘vías’ paralelas de procesamiento de la información. La vía ventral implica principalmente al lóbulo temporal y
procesa la información sobre las características de un objeto necesarias para su reconocimiento (‘qué es’ este objeto). La vía
dorsal implica al lóbulo parietal y se requiere para el procesamiento espacial de la información, como la localización y el
movimiento de un objeto necesario para la atención y el comportamiento motor hacia él (‘dónde’ está el objeto).
Ambas vías de información eventualmente alcanzan la corteza prefrontal, la cual desempeña una función ejecutiva primaria. Se procesa la información desde la vía dorsal para iniciar,
mantener y monitorizar el comportamiento motor a través de
sus proyecciones hacia las áreas premotoras del lóbulo frontal.
La corteza prefrontal interacciona activamente con las áreas del
lóbulo temporal de la vía ventral para centrar la atención en las
características particulares del estímulo.
El procesamiento paralelo de la información sensorial se ha
caracterizado mejor en el sistema visual. La corteza visual primaria (área 17 de Brodmann, V1 o córtex estriado) recibe entradas
desde la retina, vía núcleo geniculado lateral. Las células ganglionares de la retina están especializadas en subtipos que procesan
formas, colores y movimientos. Cada subtipo de célula ganglionar proyecta a diferentes porciones del núcleo geniculado lateral,
que transporta la información a diferentes capas de la corteza visual primaria. Cada capa en V1 proyecta a diferentes capas neuronales en las áreas de asociación visual unimodal de la corteza
extraestriada (áreas 18 y 19 de Brodmann), que dan lugar a procesamiento visual por las vías dorsal y ventral. En los humanos, la
vía visual ventral para el ‘reconocimiento de objetos’ implica a
áreas jerarquizadas de la corteza occipitotemporal inferior.
Cada categoría de objeto activa diferentes regiones del córtex temporal inferior. En los humanos, el giro fusiforme del córtex
temporooccipital inferior, que contiene neuronas que responden
selectivamente a combinaciones específicas de características,
está implicado en la rápida identificación de caras, objetos y palabras. Estudios de resonancia magnética funcional (RMf) muestran que el córtex temporooccipital ventral, implicado en la vía
ventral del procesamiento visual, contiene regiones específicas
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a categorías que responden preferentemente a caras, animales
domésticos, herramientas y otros objetos.
Las neuronas que muestran respuestas específicas a un objeto denotan una constancia perceptual: mantienen su respuesta
independientemente de los cambios en la luminiscencia, el color, el tamaño y el ángulo de visión. La información sobre las
diferentes características de un objeto puede almacenarse en
distintas regiones del córtex, formando parte de un mismo sistema neuronal que se activa durante la percepción. Aunque ciertas
áreas dentro del córtex temporal ventral muestran una relativa
selectividad a caras en lugar de objetos, las mismas neuronas
pueden responder a objetos de diferentes clases, dependiendo
de su similitud visual.
La capacidad de la información visual específica de la modalidad sobre caras y objetos activa asociaciones relevantes que
permiten el reconocimiento necesario para la mediación de los
córtex temporopolar y temporal anterior medio. Estos córtex son
críticos para el reconocimiento de los objetos. Ello constituye la
base de la memoria semántica.
El reconocimiento de objetos es crítico para su nombramiento y para las reacciones emocionales hacia el objeto. El reconocimiento de objetos depende de la conexión desde los córtex temporal lateral y temporal anterior, en particular del hemisferio izquierdo. Especialmente instrumentales son el área de
Wernicke (implicada en la comprensión de las palabras), el córtex perirrinal del lóbulo temporal medio (implicado en el reconocimiento de objetos con sus conexiones hacia la formación
hipocampal vía córtex entorrinal) y la amígdala (implicada en
las reacciones emocionales hacia el objeto).
La vía visual dorsal implica áreas localizadas en la unión
temporoparietooccipital y en porciones del giro supramarginal
y angular, que se corresponden con áreas temporal media y temporal media superior (MT/MST) identificadas en experimentos
con primates no humanos. La vía dorsal eventualmente alcanza
el córtex parietal posterior, particularmente en el surco intraparietal, el cual contiene neuronas que responden simultáneamente a información visual y a otra información sensorial. Un ‘mapa’ de representación del cuerpo y del mundo externo se genera
y se transfiere hacia áreas de la corteza premotora para iniciar
programas específicos. De este modo, una persona puede dirigir
la atención hacia un objeto, alcanzarlo y, entonces, asirlo.
Existe una modulación dependiente del contexto en el procesamiento de la información sensorial, por lo que el cerebro
selecciona sólo aquellas entradas que son significativas para el
control de la acción en función de las metas y de la motivación.
Este procesamiento implica mecanismos de atención selectiva.
El córtex prefrontal y el lóbulo parietal posterior desempeñan
un papel importante en la atención selectiva, a través de las proyecciones de retroalimentación, que introducen una tendencia
top-down en el procesamiento neuronal de las áreas sensoriales.
Transformación sensoriomotora y planeamiento,
programación y ejecución motora
El córtex cerebral controla el comportamiento motor a través de
una jerarquización de comandos. El nivel más alto está implicado en la conducción y la selección de planes motores. Los planes motores se generan en el córtex prefrontal (para el inicio voluntario de los movimientos de acuerdo con la motivación del
sujeto y su adecuación a las contingencias externas) y en el córtex de asociación parietal (en respuesta a estímulos del mundo
externo) y son conducidos por entradas emocionales a través del
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córtex cingulado anterior. Estos planes motores originan la iniciación de programas motores dirigidos hacia llegar a la meta.
Los programas motores son una serie de comandos que preceden el comienzo del acto motor, que luego son conducidos a las
neuronas de la corteza motor.
La retroalimentación sensorial ajusta los movimientos programados trayendo los comandos del programa actualizados y
corrigiendo errores durante la ejecución motora. El aprendizaje
y la programación de los movimientos optimizan las habilidades motoras y dependen de la experiencia. El uso continuo de
los mismos programas para el funcionamiento de tareas incrementa la exactitud en la ejecución de tareas y se requiere para el
mantenimiento de las habilidades motoras.
Las áreas corticales motoras incluyen el córtex motor primario (área M1), los córtex premotores (PMC) lateral dorsal y
ventral, el área motora suplementaria (SMA), el área motora presuplementaria (pre-SMA) y el área motora cingulada. El córtex
motor primario está críticamente implicado en el control del
aprendizaje de las tareas especializadas programadas de las cuales dependen el movimiento ‘fraccionado’ de la mano y de los
dedos. El PMC lateral recibe entradas funcionales desde grupos
de neuronas multisensoriales del surco intraparietal. Conexiones paralelas entre neuronas parietales posteriores y neuronas
del PMC funcionalmente distintas son críticas para las transformaciones sensorimotoras requeridas para dirigir el comportamiento hacia un objeto del medio externo.
El PMC ventral contiene neuronas que codifican actos relacionados con la meta, como asir. Algunas de esas neuronas forman parte de la red frontoparietal calificada como ‘sistema de
neuronas espejomotoras’. El sistema espejo incluye el PMC ventral, el córtex parietal posterior y las áreas MT/MST en el lóbulo temporal, y es particularmente conveniente para emparejar la
acción que se observa con la acción que se ejecuta. Las neuronas espejo pueden también estar implicadas en la comprensión
de la acción que se observa. Estudios de estimulación magnética transcraneal (TMS) indican que no sólo la observación del
movimiento real, sino también las fotografías que implican movimiento de una mano (p. ej., apretar unas pinzas), aumentan la
excitabilidad de las neuronas corticales motoras que controlan
los músculos de la mano; esta activación es selectiva para los
músculos que intervienen en la ejecución de una acción, sea esta observada o implicada.
El SMA está principalmente implicado en la selección y preparación del movimiento, generación de secuencias motoras y
coordinación bimanual. El pre-SMA se ha implicado en el aprendizaje de movimientos secuenciales y en la decisión de comenzar un movimiento de acuerdo a contingencias o motivaciones
bajo la influencia de entradas procedentes del córtex prefrontal.
Las áreas corticales motoras comienzan a activarse mucho
antes de la ejecución real del movimiento. Esta actividad se registra como potenciales corticales relacionados con el movimiento, que sirven para determinar los tiempos de reacción motora –actividad preparatoria que precede a los movimientos autorregulados– y el disparo de potenciales por estímulos peligrosos. Los mapas corticales motores cambian continuamente de
una forma dependiente del uso, en respuesta a una lesión, a la
adquisición de una habilidad motora, y a la práctica. Las tareas
motoras simples activan predominantemente el área M1 contralateral, mientras que la realización de tareas complejas nuevamente adquiridas también activa bilateralmente el SMA y el
PMC lateral. Para que el movimiento se aprenda y se ejecute más
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eficientemente, existe un decrecimiento progresivo en la activación del área motora del córtex.
Estudios funcionales de la generación de imágenes mentales
Tras esta discusión sobre la percepción extrínseca y el procesamiento motor, volvamos nuevamente al tema de la neurobiología
de la imaginación. El primer ‘problema’ en el entendimiento de la
fisiología de la imaginación es el más obvio: el objeto de la percepción en la percepción extrínseca se presenta como un estímulo claramente identificado que está localizado fuera de uno mismo. Existe, después de esto, un flujo de información claramente
delimitado desde los órganos sensoriales hacia el tálamo primario, el córtex asociativo sensorial, y de ahí a otras áreas, como se
ha descrito anteriormente. Éste no es el caso en la percepción de
un objeto imaginado. La percepción se ‘genera’ por si misma desde dentro de uno sin que exista la presencia real del objeto. La
cuestión obvia que se presenta es: ¿cómo genera el cerebro el estímulo ‘interno’ que es percibido por los sentidos de la mente?
Esta pregunta está lejos de poder responderse satisfactoriamente, pero mucha de la información que aporta luz sobre el tema proviene de estudios relacionados con las imágenes visuales
(u otros tipos sensoriales). La generación de imágenes se refiere
a la creación de la ‘representación o imagen mental’ de un objeto en ausencia del objeto real. Es, por tanto, una percepción generada internamente. Como muchos de estos estudios se basan
en las imágenes de estímulos que previamente se han percibido
de forma extrínseca, las imágenes evocan en gran medida una
memoria visual (puesto que la imagen no es de novo). Por tanto,
no constituye un sinónimo de la imaginación, aunque proporciona una aproximación que permite entender el proceso de generación interna de imágenes.
Los estudios en humanos sobre la percepción sensorial y la
generación de imágenes se han centrado recientemente en imágenes funcionales y, en menor grado, en el registro de células individuales en pacientes durante cirugía cerebral [12]. Otras técnicas han incluido la TMS y el registro de electroencefalografía
computarizado. El paradigma frecuentemente utilizado en estudios de imágenes funcionales implica la comparación de la activación del cerebro durante tareas perceptuales, en contraste con
la activación cerebral durante la generación intrínseca de imágenes. De este modo, estos estudios han llevado a cabo un ‘método
neuroanatómico’ para identificar tres áreas relacionadas con la
visión y las imágenes: a) Las que selectivamente se activan por
la percepción extrínseca; b) Las que selectivamente se activan
tanto por la percepción intrínseca como por la extrínseca; y c)
Las que se activan únicamente por la percepción intrínseca. En
general, estos estudios muestran que las regiones asociadas con
las imágenes mentales denotan una correspondencia significativa con las implicadas en la percepción, en la misma modalidad.
La generación de imágenes puede dividirse en dos categorías
principales: imágenes visuales e imágenes motoras.
Imágenes visuales
La naturaleza de las imágenes visuales constituye una fuente de
debate e investigación activa. Por ejemplo, un punto de gran
controversia es si se implican áreas primarias corticales sensoriales o motoras durante la formación de las imágenes mentales.
Así, algunas teorías proponen que las imágenes mentales dependen de la actividad de las áreas sensoriales primarias relacionadas con fases tempranas de la percepción de los objetos (es
decir, un proceso bottom-up), mientras que otras indican que las
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imágenes mentales dependen de las representaciones simbólicas
similares al lenguaje e implican un mecanismo de atención dependiente del córtex prefrontal (es decir, un proceso top-down).
Numerosos estudios emplean la inactivación transitoria del
cerebro mediante TMS, que indica que la imagen mental es posible sin la implicación del área primaria sensorial o motora correspondiente. Un estudio de RMf reciente muestra que las imágenes
visuales pueden evocar la activación retinotrópica del córtex visual primario (estriado) y del córtex de asociación visual adyacente (extraestriado), similar a la que se produce por la percepción del mismo estímulo extrínsecamente [13]. Este mapa de activación era diferente de los mapas evocados por las tareas de atención general. El resultado apoya el concepto de que las imágenes
visuales pueden relacionarse con áreas implicadas en el procesamiento temprano de la información visual, por lo menos en algunas tareas. Sin embargo, la activación de las áreas visuales primarias puede que no ocurra en todos los sujetos, quizá indicando la
variación individual en la capacidad o estrategia de imaginar.
Mientras que la controversia sobre si las áreas sensoriales
primarias o las áreas visuales se relacionan fuertemente con las
imágenes mentales esta aún por resolverse, existen evidencias
consistentes de la asociación entre las áreas del córtex cerebral,
incluyendo el córtex parietal y particularmente el prefrontal,
que participan en la formación de imágenes a través de varias
modalidades (visual, auditiva, táctil y motora). Según lo mencionado con anterioridad, los estudios de RMf muestran que el
córtex occipitotemporal ventral (la vía ventral de procesamiento
visual) contiene regiones específicas de categorías que responden preferentemente a caras, animales domésticos, herramientas y otros objetos. Un estudio reciente utilizó un modelo de paradigma causal para demostrar un modelo diferente de coactivación de áreas categóricas específicas de la corteza occipitotemporal con áreas corticales visuales tempranas o de corteza prefrontal o parietal de acuerdo a la tarea [14]. La activación categórica-específica occipitotemporal durante la percepción visual
se asoció con un incremento de la conectividad funcional con
áreas corticales visuales tempranas (mecanismo bottom-up). En
contraste, la activación occipitotemporal relacionada con el
contenido durante imágenes visuales se asoció con una conectividad funcional incrementada desde el córtex prefrontal (mecanismo top-down). Había también activación del córtex parietal
superior durante la formación de imágenes mentales.
Se ha propuesto que tanto la corteza prefrontal como los
córtex parietales posteriores forman una ‘red de imágenes’. Los
mecanismos generales de atención necesarios para esta red se
presentan en el córtex parietal y originan mecanismos sensibles
al contenido, probablemente en el córtex prefrontal. Específicamente, el córtex parietal superior, incluyendo el precuneus, se
activa tanto durante la realización de tareas de atención espaciales y no espaciales como en varias tareas de formación de imágenes mentales. Esta área probablemente participa en el proceso atencional requerido para la formación de imágenes, independientemente del contenido. El precuneus puede desempeñar
un papel general en la recuperación de imágenes de la memoria
episódica. En contraste, el córtex prefrontal media en la recuperación de representaciones sensoriales específicas que se establecen desde representaciones visuales en el córtex occipitotemporal ventral. Ello sugiere respuestas selectivas a las categorías durante la tarea de formación de imágenes.
Los estudios de neuroimagen también indican que las áreas
de la vía dorsal del procesamiento visual, las áreas MT/MST y
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el área parietal superior se activan durante las experiencias de
movimiento visual, incluyendo movimientos reales, movimientos ilusorios e imágenes visuales que implican movimiento. No
sólo la observación, sino también las imágenes de movimiento
del cuerpo humano, activan áreas típicamente implicadas en el
planeamiento motor y la ejecución. Como se expuso anteriormente, estas áreas, junto con los PMC parietal posterior y ventral, son parte del sistema espejo motor. Estas neuronas de espejo responden tanto a las acciones generadas por ellas mismas
como a las acciones observadas, y continúan siendo activas incluso cuando el resto de la acción no se observa. También responden a claves simbólicas que señalan los próximos movimientos y que desempeñan un papel en la predicción y la anticipación de las acciones de otros individuos.
Imágenes motoras
Las imágenes motoras (‘práctica mental’) constituyen la ‘simulación interna’ de los movimientos implicados en nuestro propio cuerpo en ausencia de una ejecución manifiesta. Las imágenes motoras pueden modificar el funcionamiento motor, indicando que la red neuronal implicada en la ejecución real del
movimiento también está activa durante la formación mental de
las imágenes motoras. Existen algunas semejanzas entre las
imágenes motoras y la ejecución de movimientos. Por ejemplo,
el tiempo empleado para realizar mentalmente una acción refleja bastante el tiempo que se emplea en ejecutar el movimiento
real, y el incremento de la velocidad reduce la exactitud del movimiento imaginado, como ocurre con los movimientos reales.
Existen varias hipótesis sobre el mecanismo cortical subyacente
a la activación cortical motora durante la formación de imágenes motoras. El cerebro puede formar una ‘plantilla’ de movimientos sin activar realmente el plan motor apropiado, con solapamiento de redes para la preparación y ejecución motora. Alternativamente, el ensayo mental de una determinada tarea motora puede también activar la vía corticoespinal descendente
que está implicada en la ejecución del movimiento real. La activación cortical durante la práctica mental puede reflejar cambios plásticos en la excitabilidad cortical inducida por la ausencia de retroalimentación cinestésica cuando el miembro no se
mueve realmente, o por la inhibición corticocortical requerida
para evitar la activación del aparato motor periférico.
Los estudios funcionales muestran que la práctica mental en
sujetos normales activa una variedad de áreas implicadas en todas las etapas de programación motora. Las áreas activadas más
consistentemente incluyen el PMC dorsal bilateral, el PMC ventral, el córtex motor pre-SMA, el surco intraparietal contralateral
y el cerebelo ipsilateral. Notable, estos estudios han mostrado la
inconsistencia o ausencia de activación del córtex motor primario (M1). Esto puede representar que áreas motoras secundarias
implicadas en el aprendizaje, preparación, programación y memorización (pre-SMA, SMA, PMC dorsal y/o lóbulo parietal inferior) ejerzan no sólo un papel excitador, sino también un papel
modulador inhibidor en M1 durante la formación de imágenes
motoras. La TMS del córtex M1 puede reducir la exactitud de las
imágenes motoras. Por lo tanto, la importancia de M1 en la formación de imágenes motoras queda aún por determinar.
CONCLUSIONES
Este artículo ha procurado resumir los conocimientos actuales
sobre la capacidad y la función del cerebro en la imaginación. El
primer desafío de este concepto es el desarrollo de una definición que describa claramente la ‘imaginación’ como un concepto cognitivo. El segundo desafío consiste en entender las funciones que la imaginación desempeña en el comportamiento humano. Finalmente, la aclaración de la compleja e intrincada neurociencia de la imaginación –extrapolando desde investigaciones
sobre conceptos distintos aunque relacionados con las imágenes
mentales y realizando hipótesis basadas en los pocos datos disponibles– revela que todavía debemos aprender mucho más.
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IMAGINATION: ITS DEFINITION, PURPOSES AND NEUROBIOLOGY
Summary. Imagination, distinct from imagery, memory, and cognition, is a poorly understood but fascinating cognitive ability
of human beings. Herein, imagination is defined as ‘the cognitive process which enables the individual to manipulate
intrinsically generated phenomenal information in order to create a representation perceived by the mind’s senses.’ This
definition is expanded within the context of the neurobiology of the brain and the possible purposes the imagination fulfills in
daily living, human development, and normal behavior. [REV NEUROL 2007; 45: 353-8]
Key words. Cognition. Imagination. Memory. Neurobiology.
358
REV NEUROL 2007; 45 (6): 353-358
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