Los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.

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Notas del mensaje
Predicador:
Texto:
Título:
C Iglesia Cristiana Bíblica Bautista de Torredembarra c
20 de Enero, 2013
Pastor Joaquín López & Josep Segurado
Año 5, nº 3
Los que buscan a
Jehová no
tendrán falta de
ningún bien.
Salmo 34:10
MINISTERIOS DE LA IGLESIA
Domingos:
Mañana: 11:00 am
Tarde: 6:00 pm
Lunes:
Miércoles: 7:30 pm
Evangelismo: 10:15 am Culto de Oración
IBN: 8:00 pm
Viernes: 7:45 pm
Reunión de Jóvenes
www.iglesiadetorredembarra.com
www.facebook.com/ICBBTorredembarra
La adoración es la ocupación del corazón, no con nuestras necesidades,
o incluso con las bendiciones, pero sólo hacia la persona de Dios.
Adoremos hoy al Señor.
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COMUNICADOS
Esta tarde tomaremos de la Cena del Señor y recogeremos la
ofrenda de fe misionera.
Mañana, IBN a las 8:00 de la tarde.
Si el tiempo te lo permite ven a ensobrar “El sobre de la
Esperanza” mañana a las 10:00 h.
Este Jueves operan a Julián. Oremos por él.
Juan y Lilán han viajado a la Republica Dominicana. Sigamos orando por ellos.
PRÓXIMAMENTE
Día 3 de Febrero tendremos la reunión anual de iglesia.
Del 21 al 24 de Febrero tenemos reuniones especiales con
el Evangelista Dr. John Van Gelderen. Apúntalo en el calendario.
CUMPLEAÑOS Y ANIVERSARIOS
17 de Enero Cumpleaños de Eduardo. ¡Feliz Cumpleaños!.
SERVICIOS PARA LA PRÓXIMA SEMANA
Guardería
Mañana:
Tarde:
Música Especial: Varones de la Iglesia
Escuela Dominical (todo Enero): Paqui
Clase de niños miércoles (todo Enero): Sara
EFESIOS 6
1 Hijos, obedeced en el Señor
a vuestros padres, porque esto
es justo. 2 Honra a tu padre y
a tu madre, que es el primer
mandamiento con promesa;
3 para que te vaya bien, y seas
de larga vida sobre la tierra. 4
Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino
criadlos en disciplina y amonestación del Señor. 5 Siervos,
obedeced a vuestros amos
terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro
corazón, como a Cristo; 6 no
sirviendo al ojo, como los que
quieren agradar a los hombres,
sino como siervos de Cristo, de
corazón haciendo la voluntad
de Dios; 7 sirviendo de buena
voluntad, como al Señor y no a
los hombres, 8 sabiendo que el
bien que cada uno hiciere, ése
recibirá del Señor, sea siervo o
sea libre. 9 Y vosotros, amos,
haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo
que el Señor de ellos y vuestro
está en los cielos, y que para él
no hay acepción de personas.
10 Por lo demás, hermanos
míos, fortaleceos en el Señor,
y en el poder de su fuerza. 11
Vestíos de toda la armadura
de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas
del diablo. 12 Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los
gobernadores de las tinieblas
de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las
regiones celestes. 13 Por tanto,
tomad toda la armadura de
Dios, para que podáis resistir
en el día malo, y habiendo
acabado todo, estar firmes. 14
Estad, pues, firmes, ceñidos
vuestros lomos con la verdad,
y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con
el apresto del evangelio de la
paz. 16 Sobre todo, tomad el
escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de
fuego del maligno. 17 Y tomad
el yelmo de la salvación, y la
espada del Espíritu, que es la
palabra de Dios; 18 orando en
todo tiempo con toda oración
y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los
santos; 19 y por mí, a fin de que
al abrir mi boca me sea dada
palabra para dar a conocer con
denuedo el misterio del evangelio, 20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo
hablar. 21 Para que también
vosotros sepáis mis asuntos, y
lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado
y fiel ministro en el Señor, 22
el cual envié a vosotros para
esto mismo, para que sepáis lo
tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. 23
Paz sea a los hermanos, y amor
con fe, de Dios Padre y del
Señor Jesucristo. 24 La gracia
sea con todos los que aman a
nuestro Señor Jesucristo con
amor inalterable. Amén.
“He aquí, Señor... Si en algo he defraudado a alguno, se lo
devuelvo cuadruplicado” (Lucas 19 :8)
T
an pronto como Zaqueo hubo abierto su corazón al Señor Jesús, un instinto divino le dijo que debía restituir lo
del pasado. Partiendo del texto, puede dar la impresión de que
habrá alguna duda en cuanto si él había estafado a alguien o
no; pero es razonable creer que el “sí” significa “ya que”, en el
caso de este recaudador de impuestos. Había conseguido dinero
deshonestamente, lo sabía, y estaba determinado a hacer algo al
respecto.
La restitución es una doctrina bíblica y una buena práctica
bíblica. Cuando nos convertimos, debemos restaurar al dueño
legítimo las cosas que injustamente tomamos de él. La salvación
no excusa a una persona de rectificar los errores del pasado. Si
se robó dinero antes de la salvación, un verdadero sentido de
la gracia de Dios requiere que este dinero se devuelva. Aun
las deudas legítimas contraídas durante los días en que no estábamos convertidos no se cancelan por el nuevo nacimiento.
Años atrás, cuando cientos de personas fueron salvas en Belfast
bajo la predicación de W. P. Nicholson, las fábricas locales tuvieron que construir enormes naves para guardar las herramientas
robadas que devolvieron los nuevos convertidos.
Sería necesario construir depósitos inmensos en este país para
albergar el botín tomado solamente de las Fuerzas Armadas.
Sin decir nada de la fuga constante de herramientas, provisiones
y mercancía que sale ilegalmente de fábricas, naves, oficinas y
tiendas.
Es ideal que, cuando un creyente restituya algo, lo haga en el
Nombre del Señor Jesús. Por ejemplo: “Hurté estas herramientas cuando trabajaba para usted hace años, pero fui salvo recientemente y mi vida ha sido transformada por el Señor Jesucristo. Él ha puesto en mi corazón devolver las herramientas y
pedirle perdón”. De esta manera, la gloria la recibe el Salvador,
pues es Él a quien le pertenece.
Se presentan circunstancias donde, en lo que concierne al testimonio cristiano, hay que pagar intereses del dinero que fue
robado. La ofrenda por el delito en el Antiguo Testamento ya
estipulaba esto. Era necesario pagar los daños más un quinto
Cierto es que hay situaciones donde, en virtud de que ha transcurrido el tiempo o porque las condiciones cambiaron, ya no es
posible restituir. El señor lo sabe. Si el pecado se confiesa, Él
acepta el deseo sincero como un hecho cierto, pero solamente
en aquellos casos donde la restitución es imposible.
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