SP-43 Las Doce Tradiciones Ilustradas

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Esta literatura está aprobada por la
Conferencia de Ser vicios Generales de A.A.
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La Primera Tradicion
:\ti ('stro hir iH''iletr r omun dl'llt' tcncr Ia prefere n(' i.t.
l.1 n·•·uper.lt tt•ll person. a! dtpcmk de l.t
unici.HI tk .\ .. \ .
-
Nueslrs sobt-iedad ittdividu~l depc!Hde del gf4Upo.
El gtfupo depende de "osotf'OS.PI'onto nos damos culnta
~que ~bemos depot1er nuestros deseos
vambirionfS ptl'sonal~ pal'a tfO
per-judicar al grupo.•.
EL ejemplo mas simple para esta Tradici6n nos lo suministra nuestro hermano que llega bebido a laa reuniones. Si el insiste en interrumpir la reunion, lo "invitamos" a que salga del sal6n,
y que regrese cuando se encuentre en un estado mas propicio para escuchar el mensaje. En esta
forma estamos dAndole prelacion al "bien~star comun". Pero se trata de SU bienestar, tambien. Si el va a dejar de beber, el grupo ha de continuar funcionando, para que el pueda asi'stir.
Sin embargo este caso es s6lo un raro aspecto del problema. Cuando hemos logrado alguna sobriedad dentro de A.A., seguimos alimentando secretamente a nuestro Gran Ego. Admitimoa
que no podemos gobernar el alcohol, y que no podemos mantenernos alejados de el solamente
con nuestro esfuerzo: Hasta aquf, muy bien. Pero entonces encontramos que hay todavia muc.hos rezagos de nuestro Ego. Esto nos puede llevar a tomarl~ el inventario a nuestros compafieros y a murmurar acerca de sus supu_estos defectos. Y nos puede llegar la tentaci6n de
sentim os mejores que los demAs en toda.s las reuniones.
Bueno, pero este es un programa egoista, l.no es verdad? Despues de todas las miserias que pa·
samoa durante nuestro alcoholismo activo, ;,por que no pennitirnos un poco de satisfacci6n personal? Todos nosotros sabemos una buena raz6n para que no sea asi: la auto-indulgencia constituye un peligro personal inmediato, y atenta contra la sobriedad. MAs aun, atenta contra la
misma esencia de la sobriedad individual, que es la unidad del grupo. Porque la murmuraci6n,
por bien intencionada que sea, puede destruir la confianza mutua, tan vital para cada grupo.
Un hablador compulsivo puede dafiar Ia efectividad de una reunion de discusiones. Hemos oido
decir varias veces: "Yo no he vuelto a ese grupo. AHa el unico que puede hablar es Fulano".
Cuando A.A. era rnuy incipiente, los primeros miembros vieron claramente que la preservaci6n
de la unidad era cuesti6n de vida o muerte, tan to para ellos mismos como para los alcoh6licos
que habrian de recuperarse posteriormente. La Primera Tradici6n establece este prop6sito, que
es el prop6sito comun de las Doce Tradiciones. Cuando A.A. lleg6 a los 35 aiios de existencia,
reitero la misma ccmcepci6n en el tema de la Convenci6n Internacional de 1970 asi:
Debemos hacer esto para el futuro de A.A. :
Colocar en primer lugar nuestro bienestar comun;
para mantener nuestra Asociaci6n unida.
De la unidad en A.A. dependen nuestras vidas
y las vidas de todos los que vendrAn.
Cada una de las otras once Tradiciones expone una forma es}Jecifica de proteger Ia unidad de
los grupos y de A.A. como un todo. Aquellos primeros miembros de A.A. alcanzaron a reconocer Ia potencialidad de destruccion latente en loo miembros guiados por ansias de poder o
mando. Los "todopoderosos" continuan entre nosotros. Son aqueUos que siempre estlm seguros
de tener Ia razon en todo ; aquellos que siempre estan listos para asumir el liderazgo, pero que
no estAn dispuestos a compartirlo. Sin embargo, los grupos necesitan gente que los haga funcionar. i,C6mo podremos entonces solucionar el dilema? La Segunda Tradicion nos proporciona la respuesta. ..
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La Segunda Tradicion
Para d propoSilo de nuestro grupo solo cxi,tc una autoridacl fund:unenta l: un
l)ios a m (lrCISo tal como Sl' cxprcsc t:n b etmciencia dc nuestro grupo.
1\:uestros Hdcrcs no son m as qtu: scrvidore~ <lc cunfianza. No gobiernan.
,,
Ahors que he sido
nombrado Secrdario, voy
a most,.arle a ~le gf4upo 1
to quel es un ve11dadero lldett '
''Solo hay Y!!! forma
de hac~ rio y yo l~s voy
a d«i,. cwil ~ »
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e~t.bl~cu Uft fonda ~ial
qut yo voy a man~jatc••• "
I
Un mie.mbro deA.A. pued~ ~,. ~cogido par.1 servil' de mud\8~ maneras .•.
• L
(J,ec.dsrtiO w grupo
Ot\etj8do s
lnttfgrUpOS
~tp~ntante de
~erY~r~MO•IIfl'•le~
Pttto debe
Sit'"PI't recorder
q~~t su sei'Vitio Vd
diritido abien dt todos
~ht sutoridsd
A .A. es a la vez una democracia y una "benigna anarquia", al
decir de Bill W. Los grupos eligen sus propios funcionarios,
quienes no tienen autoridad para ordenarle a nadie lo que se
debe hacer. En Ia mayoria de los grupos, los cargos ~~e rotan
cada seis meses, y entonces se eligen personas distinitas.
Si un grupo desea formar parte de la estructura mundial de
servicios de A.A., eligen un R.S.G. (r epr esentante de s.e r vicios
generales), para un periodo de dos afios. Los R . S . G . de las
areas eligen los miembros del comite de dichas areas, y entre
todos nombran un delegado para Ia Conf-erencia de S.ervicios
Generales, que se lleva a cabo anualmente. La Conferfmcia es
lo mas parecido a un gobierno para los A.A. Pr oduce opiniones
acerca de los temas mas importantes, apr ueba Ia selecci6n de
algunos candjdatos a Custodios par a la Junta de Servic:ios Ge.
nerales, y elige directamente a otros. Pero ni Ia ConJferencia
ni Ia Junta pueden dar 6rdenes de ninguna clase a los grupos
o a los miembros de A.A.
me nsdie.
Entonces, iquh~n es Ia autoridad aqui? A.A. es un movimie!lto
espiritual y como tal, Ia "autoridad suprema" es el concepto
espiritual de Ia "conciencia de grupo". Su voz se escucha cuando un grupo bien informado del tema de que se trata, se reline
para llegar a una decision. El resultado se basa en algo mas
que un simple recuento de los votos "Si" y "no" emitidos. Las
ideas de la minorfa merecen cuidadosa consider acion. iQue sucede entonces con el tipo impertinente que siempre alega tener
Ia raz6n? Pues . . . escuch emosle, porque puede ser que, por esta vez, este en lo cierto. Si esta equivocado, entonces, si recuerda la primera Tradici6n tanto como la Segunda, se plegara a la decision de Ia conciencia del grupo. Ahora bien, parece
muy confusa esta noci6n, (.verdad?. Recordemos las primeras
reuniones a las que asistimos. Algo intangible habia en esm;
salones, pero que nosotros, recien llegados, alcanzabamos a
percibir, y que no era otra cosa que Ia conciencia del grupo.
Y era real, dandonos Ia bienvenida, sin establecer; barreras ni
normas ...
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II
"emos hecho aun ~do tocis4j lss
rtqlss lf norlft4S dt sfiliscior1
que pod1rian imPtdirle qlJf Sf nos una.
Oestsrtlos qut usttd t~ngs Ia
misma oportunidad de rtruper~cioH
La Tercera Tradicion
E.l t'mito rcquisito para $Cr mirmbro dr .\ ..\ .
es qucrcr dcjar de IJeber.
tioimemos ningun !emor ~
qut usttd pueda perjudicarnos,
ni nos importa qut tJn viciado o
vio\mtO su us~."
que n~>otros tuvimos.
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1
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Todas las organizaciones tienen el derecho de dictar sus propias normas de af'tliaci6n, (.no es verdad? Entonces (.por que A.A.
decidi6 omitir este privile~io, s iendo "inclusiva., nunca. exclusiva ?" La respuesta es faci l. Los primeros miembros trataron
de hacer las cosas en forma distinta, y f racasaron rotundamente. Cuando nuestra Asociacion estaba aproximandose a los 10
alios de vida, recuerda Bill W., "se pidio a los grupos que enviaran una lista de sus requisitos para afiliacion''. Y agrega:
"Si todas esas regulaciones se hubieran puesto en practica en
todas partes, hubiera sido pJi.cticamente imposible para cualquier alcoh6lico el ingresar a A.A. Casi el noventa por ciento
de los miembros mas antiguos y mejores no hubieran podido
pertenecer a A.A.". L6gicamente, las listas de nonnas se tiraron por Ia ventana, y se reemplazaron por
una sola frase sencilla: La Tercera Tradici6n.
Pero alguien podria preguntarse si Ia Tradici6n no es en si misma una norma, ya que establece al menos UN requisito de afiliaci6n. Leamosla de nuevo, y eounciemos una pregunta difereote: i.Quien deter.mina si Ia persona cumple o no el requisito, y si verdaderamente desea dejar de beber? Obviamente, nadie salvo el mismo interesado. Los demas tienen que creede. Es mas, ni siquiera hay necesidad de que lo
dig~ en voz alta. Y eso fue una fortuna para muchot; de nosotros, quienes llegamos a A.A. con s61o un
deseo a media~. o no mur nefinido, de permanecer sobrios. Hoy
estamos vivos, gracias a que A.A. nos dejo Ia puerta abierta.
El problema que encara esta Tradici6n no es unicamente de
historia antigua. Se mantiene actualmente, por ejemplo, cuanoo un grupo dil\cute Ia posil.lilidad de excluir miembros alcoh6licos que ademas tienen otros problemas con drogas. La Tradicion no menciona requerimientos negativos. no exige que el
miembro NO sea un drog6mano, o ex-convicto, que no sea homosexual, o que no tenga antecedentes de enfermedades mentales. Todos los nlcohl>licos son bienvenidos.
Y i,que sucede con el grupo que desea imponer requisitos posith·os adicionnles al "cieseo de dejar Ia bebida"? Podria tratarse de 1un grupo con "intereses especiales", en el cual para ser miemuro se debe ser por ejemplo, medico, o
joven, o varon, o sacerdote, o funcionario publico. Por su propia iniciativa, aquellos que pertenecen a
Doctores Internacionales en A.A . o Gente Joven en A.A., se consideran a si mismos como miembros de
A.A. em pl'imer Iugar, -;.· asisten a reuniones generales ademiis de las reuniones de caracter particular
que sa.tisfacen sus necesidades individuates.
Estos grupos de "intereses especiales" son solo un
ejemplo de Ia amplia variedarl en nuestra Asodaci6n. ~uestl·as Tradiciones permiten una libertad sin paralelo, no solo para los miembros individualmente, sino para los grupos ...
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~ay qrupos de todas c\ase~ •••
La Cuarta Tradicilin
qrupos p~uenos
11 I
( :.ul.1 ~·upo dl'ht· ~cr ;wtt1nw no, t'Xt'cpto en .tsuntm
qut: .dntl'll .1 otro;) ~rupos o a .\ .. \ .. lonstclt:rado
I \llllll llll
tod(l.
PQrq dond~quie~.t que doc
o mas pergonas se reunan
~ara pradicatt los p~ineipios
(k A.A,.existe un grupo
de A.A si 4US miembr~
dieen que es asi.
YusW ~ miembro
'' usttd mismo
diet que
toes!
Un miembt·o que tenga la oportunidad de vlaJar, encontrara que el espiritu de A.A. es muy similar en
todas partes. Pero aparte de este parecido intrinseco, tambien encontrara enormes diferencias en los grupos. En un Iugar vera el viajero a tres personas hablando de los Pasos en Ia sflla de una residencia; en
otro, 300 personas estarim escuchando las infervenciones en un vasto auditorio de una iglesia. En algunos Jugares, un profundo silencio acoge con respeto al orador que empieza: "Mi nombre es Juan, y soy
un ~lcoholico". En otros grupo!', todo el mundo renponde alegremente: "Hola Juan". Hay otros sitios
rlonde el orador se identifies con eu nombre completo. En unos grupos las reuniones duran una hora. En
otros, 90 minutos. En carla vecindario de cada region del mundo, el grupo local tiene Ia libertad de trabajat· segun sus propias costumbres.
Como siempre, Ia libertad conlleva responsabilidad. Debido al hecho mismo de su autonomia, cada grupo
debe evitar cualquier acci6n que pueda perjudicar a los A.A. como un todo. Y porque tales acciones han
ocurrirlo, se han hecho necesarias las Tradiiciones. "lmplicita a traves de las Tradiciones", escribi6
Bill W., "esta la coufesion rle que nuestra Asociaci6n tiene sus fallas. Admitimos que tenemos defectos
de caractel' como Asociaci1in, y tales defectos nos hostilizan continuamente".
Cuanrlo el Gran Ego crece desmedidamente, puede llegar a inspirar a un grupo· la idea de asumir todo
el trabajo de informacion publica eu su reg:i6n, sin tomarse siquiera la molestia de consultar con los
otros grupos locale::;. Una vez que el grupo decide:"tenemos todas las respuestas", se abren las compuertas. El grupo puede entonces decidir, pongamos por caso, que la Undecima Tradici6n se ha vuelto obsoleta. "iEsta es una edad competitiva! iSalgamos de nuestro encierro y demosle a A.A. un impulso vigoroso y
efectivo! iHagamos promocion!" Para el publico «m general, este grupo particular represents a Alcoh61icos Anon·
imos. Sus malos efectos se reflejaran, no solo e:n los grupos ignorados de Ia vecindad, sino tambien en toda Ia
Comunidad.
En cierto sentirlo, Ia Cuarta Tradici6n es como el Cuarto Paso: sugiere que el grupo de A.A . debiera tomaJ' un honesto innmtario de si mismo, sometiendo cada una de las acciones que piense emprender a Ia
pregunta: "i.Podra esto romper alguna de las Tradiciones?". Asi como el miembro individual que determina arloptar los Doce Pasos como guia hacia l.a sobriedad, e) grupo prudente reconoce que las Tradiciones
no son meras formulas tecnicas, sino guias seguras hacia el cumplimiento del objetivo primordial de todos los grupos de A.A....
UICA'iE ALA 6Etm
QUE Sl&E LO
QUE 0\IIEIE
UMAStA A.A.
y qru~ fuera de se..ir
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La Quinta Tradicion
( ..~da grupo ucnr un :;i1lo obJelint primurcll.d ·
lle\'ar el mensaj{' al alcoholico
que au n cst:i sufriendo.
No i11port• que ian difczrrntes st•ft nutstrMpropits pNOtupaciones, todos mamas unidos por una
RESPON&ABILIDAD 4~omun ...
Uevar el tttettsa~je
al a\cohOiieo qut aeln eufre .
YO SOY RESPONSABLE
Cuando cualquiera, dondequiera,
ex tienda su mano pidiendo ayuda,
quiero que Ia mano de A .A. este alii:
Y POR ESTO YO SOY RESPONSABLE
Todos los ingresados a A.A. aprenden (y algunos en Ia forma mas penosa), que el problema de permanecer sobrios tiene absoluta prioridad. Si !allamos en eso, no podremos tener exito e:n nada mas. La Quinta Tradici6n nos dice que los grupos deben recordar permanentemente su ••objetivo primordial".
A menudo, un entusiasmo irreflexivo coloca al grupo fuera de su senda. Uno de elllos, por ejemplo, ofreci6 w1 programs adicional que incluta ayudar a los recien llegados a buscar trabajo. La Quinta Tradici6n no se opone a que un miembro de A.A. sugiera a otro compafiero alguna buena oportunidad de empleo. Pero cuando el grupo se convierte en una agencia de colocaciones el recien llegado podria sentirse
confuso acerca del objetivo primordial. La funci6n de A.A. es ayudarle a adquirir la sobriedad ; despues
podra e) por sf mismo buscar la forma de emplearse.
.
Un miembro puede discretamente prestar unos poems pesos, necesarios para una comida o una nocbe de
hotel. Puede tambien si lo desea, invitar a un compafiero arruinado a que viva en su casa temporalmente. Pero el grupo de A.A., como tal, no es entidad bancaria, ni departamento de bienestar, ni ofici na de
alojamientos.
Aun actuando en nombre propio, cumo persona sin titulos academicos de medicina, u.n miembro de A.A. no
debiera atl'ibufrse un grado honoraria de medico y diagnosticar, analizar y dar tntamiento a los casas
de neurosis de otras personas. Exactamente porque esta falla es tan comun, el gruJPo de A.A. debiera, en
todas sus actuaciones, explicar abundantemente que no esta tratando de invadir el campo de Ia medicina.
A traves de Ia experiencia de sus miembros, el grupo s6lo est&. calificado para transmitir este mensaje:
que un alcoh6lico puede recuperarse en A.A. Y nada mas.
Sin embargo, un grupo se sinti6 hace poco suficientemente equipado para fundar un "centro de informacion sabre el alcoholismo". La tentaci6n es comprensible, y era muc;to mas fuerte •en Ia epoca en que fue
escrita Ia Quinta Tradici6n, porque Ia ignorancia publica acerca del caracter de enfermedad del alcoholismo estaba en ese entonces mucho mas difund ida que ahara. Desde entonces, se han creado otras
agencias para asumir Ia tarea de informar al publico sobre el alcoholismo. Este no 1es un objetivo de A.A.,
pero estas entidades tambien estim tratando de ayudar al alcoh6Jico activo. Por t:al mot ivo son amigas
nuestras, y la Tradici6n Sexta marca claramente las fronteraa de nuestra amistad ...
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La Sexta Tradicion
Los miembros de A.A. que trabajan en
empresas extrafias "usan dos sombreros", pero Ia Sexta Tradici6n advierte
que no deben ser usados al mismo tiempo. Mientras esta en su t rabajo, puede ser un consejero sobre alcoholismo,
pero no un "consejero A.A~' Mientras
esta en las reuniones de grupo, es simplemente un miembro de A.A., y no un
experto en alcoholismo.
L'n grupo dt· :\ .. \ . nunta debt: rt>spald.u·. fin ;tnnar
n prestar d llfHllhrc cie A .. \ . ol nin~Uilol rntid ad
.tlleg.ui.t o emprc~a .tjena. para e,·itar que
lo., pmllkm.t!) de dinero. propiedad y pre::.tigio
no!) dcsdcn de nuestro objetim primordial
Hos dimos cuenta dt que exi,ten mei•c,
motiv•ciont4 ysmbiciotw~
de toda cla'e .....
•••yque tJ buen nombre de A.l.
podl'is rt6Uit•r rttanthttdo!
La "empresa extrafia" puede ser una entidad que combate el alcoholismo, o una emr--J)
presa que los A.A. desean iniciar. Esta ultima clase fue la que mas se present6 en los
"'--..._/ ~
albores de nuestra Asociaci6n. Las entidades oficiales eran bastante escasas en aque·
~
lla epoca, y algunos miembros pensaron que AA. deberia cubrir t odos los campos reJacionados con el alcoholismo. Conducidos por un "super-promotor", (de aquellos descritos en Los Doce Pasos y las Doce Tradi ciones) , un grupo construy6 un centro integral de tratamiento, que incluia una secci6n de desintoxicaci6n. ilmaginemonos un
gt·upo manejando semejante proyecto! Discusiones sobre presupuestos, arquitectura,
personal directivo, tarifas, cuerpo medico y reglamentos. (Mientras el pobre recien
llegado era recibido con un tajante: " iEsperenos un minutico, que ya lo atendemos").
Aunque aquel ambicioso centro fracas6, algunos miembros a titulo individual han fun- ____. ...___
--.
dado exitosamente clubes, fincas de reposo, casa de desintoxicaci6n, etc. Las empresas
.---=
son manejaclas por miembros de A.A. y patrocinadas por otros miembros. Pero el
dinero y la propiedad estan involucrados. Por ello, se ha visto el beneficio de mantener la operaci6n de tales actividades, en forma totalmente separada de los grupos de
A.A., cuidando tambien de que los nombres no contengan expresiones tales como "Paso Doce", o la sigla "A.A.".
Hacia las empresas extrafias que tienen relaci6n con el alcoholismo, la polftica de A.A.
es Ia de "cooperaci6n pero no afiliacion". Un grupo coopera, por ejemplo, recibiendo
a los pacientes enviados por las clinicas, o patrocinando grupoa en las instituciones.
Pero en una regi6n, se solicit6 ayuda mone taria para un centro de rehabilitaci6n DENTRO de una reuni6n de A.A., implicando con esto una clara afiliaci6n. En otra parte.
se registr6 a A .A. dentro de los bene!acto res de un Fondo de Beneficencia ...
~ay do' areas princip~les de.peliqro.
Ptrro nt~tslro rumbo ha stdo deb1damt"te~enalado
y los peligros mal'tados darsrtttnte. 6i navegamos alejados d~ ellos,podratttos tenett
urr viaje traHquilo ....
-
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lltoe ,....... .
.... Srrr"llleb
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La Septima Tradiciiin
~
llafDr- ,...,;
Totln grupo de A.A. rlcbc mantenerse
cumpletamcntc ,, si mismo.
neg:ind(ISC a reriblr ('Qntrlbu<'iones de afuera.
"P.aaa,. el sombrero"Qn las reuniones,es
nuulr.t manera dt deeaostrar Jtuestrs responsabilidad
J1ArA tl funcionamiento de A.A. Nuestras
propia1 contribuciones sustentsn eJ grupo,
1a OfieiM dt Servicioa Getu~rsler.,
ytodas las actividade~ de A.A.
La seduccion del din~ro ha perdido a muchos.
lambiin podri• ucerlo con nosotros.
Cuando eramos
Park~ dr. nt4etlr.t
siempre esttb• mos
pidiendo afgo,
personal
re.cuperaca6n
alcoholieos adivos
la adqui..imos
al convertirHos
en sette'
hums nos
responss bl es.
I" liltS U otr~
tottma .•.•
Gr~cias.••
'ftnemos qu~
manbmernos
a nosotros
misntOS
La exP.tritncia nos ha ckmostr.do
tambiq ''" A.A,eomo un todo,debe
ser aut6noma cindtpmdiettte.
Tenemos que ser practicos. Un grupo no podrfa funcionar en una banca de un parque, y un "sombrero
vacfo" no puede llenar una cafetera. Tan pronto como nos incorporamos al grupo, aprendemos que hay
gastos necesarios para que el grupo pueda actuar en
forma efectiva. l.uego se van ampliando nuestros
horizontes. lQue pasa con el Intergrupos o la oficina
local a donde llamamos pidiendo ayuda? Las compaftfas telef6nicas no prestan el servicio gr.a tuitamente. Mas adelante nos enteramos de Ia existencia de
la Oficina de Servicios Generales, y de la labor que
adelanta con todos los grQpos. La activideld de A.A.
es autofinanciada en todas partes, a todoH los niveles, ·Y en cada uno de ellos Ia responsabilidad depende de nosotros, los miembros individuale!S, porque
nosotros SOMOS A.A.
Quizas, especialmente cuando somos nuevoB, nuestras
contribuciones son en monedas mas que en billetes. Los
primeros miembros actuaron lo mismo, y les pareci6 que
A.A. necesitatia una ayuda externa consideJrablemente
::: :::::::-------!"------------
--------
mas cuantiosa que las modestas contribuciones internas que por entonces se recogfan. Sus planes originates
requerian ayuda en gran escala. (Por aquel entonces
no se habia dado forma a la Sexta Tradici6n. Bill recuerda el proyecto de "una gran cadena de hospitales"). Pero John D. Rockefeller~ uno de nuestros
primeros amigos, dijo: "Mucho me temo que el dinero
pueda deteriorar esto... Unos pocos miembros habian
llegado ala misma conclusion. Gradualmente, esta minoria fue convirtiendose en mayoria a medida que la
experiencia demostr6 que los miembros de A.A. PODIAN proporcionar por si mismos los fondos necesarios
para cumplir los prop6sitos de A.A.
En su mas simple aplicaci6n, la 8eptima Tradici6n
se comprende facilmente ; si nos llega el cuento
de que se form6 un grupo financiado con fondos
de un programa Oficial contra Ia Pobreza, nues·
tra reacci6n es inmediata : "Estan locos". Pero hay
casos no tan nitidos. Un grupo establece· una rifa
en beneficio de su oficina central, e invita a gente extraiia a comprar boletos. Un peri6dico local
publica un aviso invitando al publico en general a
una fiesta (con orquesta) a tanto la entrada, a
beneficio de A.A. Ambos ejemplos son de aplicaci6n rutinaria para cualquier entidad. Para nosotros, ambos significan que se nos ha ido Ia mano,
pidiendo a gente extrafta a nosotros una contribuci6n en dinero.
Hay tambi~n ocasiones en las cuales no tenemos
que pedir. En nuestros dias A.A. goza de una buena reputaci6n. La Oficina de Servicios Generales
rechaza muchas ofertas de ayudas y regalos. En
Ia Septima Tradici6n hay un toque de realismo:
los regalos espontaneoe pueden traer un lazo escondido. Por ello hemos puesto un limite a Ia suma que los miembros pueden dejar en sus testamentos para A.A., o como contribuciones voluntarias en vida. (En los Estados Unidos el lfmite ma·
ximo es de 3,000 d61ares). De esta manera ninguna
persona puede comprar influencias en A.A., por
mAs dinero que tenga.
El dinero puede tambien ocasionar problemas a
los grupos cuando el fondo comun crece desmesuradamente, mas alia de una prudente reserva. Pe~eando por el uso que se le puede dar a una suma
Importante, muchos grupos han perdido su unidad
Y abando~~do su prop6sito fundamental. Pero hay
una solucJOn muy sencilla cuando este problema
llegue a presentarse: destinar ese dinero a las actividades y servicios de A.A ....
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La Octava Tradicifln
nun!' a H·nrl r;i l'ar:\cter profesiona l.
p en • nue:;tros n• nt ros de ~cr\' ir i o
pur dcn t' mpll'c~r tra b.l}Hiort's espn ia les.
.\ .. \
/Jo" ~ti119u"
tlillt!*o gldl'la yo
a /11 ralle tlf v/14
llotht t'OIIIO PSfa.• •
Siendo espiritual, A.A. tambien tiene los pi~s sobre la tierra. L~ Octava
Tradici6n como la ~ptima, se enfoca hac1a una palabra comun Y co-rriente q~e no es mencionada en ninguna de elias : dinero. Muchos de
nosotros hemos tenido que explicarle a personas suspicaces: "No, yo no
soy un trabajador social. A mi no me pagan por venir a conversar. con
usted. Lo hago solamente porque es la mejor manera de que yo mtsmo
pueda permanecer sobrio".
Esto no signifies, claro esta, que la idea de hacerse profesional no haya entrado en Ia mente de algunos miembros. En aiios pasados, Bill W.
lleg6 a considerar el actuar como terapista y asi ganar dinero aprovechando su experiencia en ayudar a los alcoh6licos. Pero un fuerte coda..
zo de la conciencia de su grupo le hizo darse cuenta de que el nunca podria colgar un aviso en su puerta: "Bill W. - Terapista A.A. - $ lOO.oo
Ia hora". FuE: muy claro para los primeros miembros que ningtin miembro de A.A. deberia pedir o aceptar por "transmitir este mensaje a otra:s
gentes, de persona a persona y cara a cara."
Pero, a medida que el numero de afiliados creci6 y Ia semilla de esperanza se fue extendiendo y miles de alcoh61icos llegaron en busca de
ayuda, se fueron presentando nuevos problemas. Las primeras oficinas
intergrupales eran manejadas usualmente por voluntarios de A.A. Aho-ra Ia mayoria de tales oficinas se mantienen tan ocupadas que se nece-
sitan tambien empleados de tiemp.:> completo. Naturalmente los A.A.
pueden desempeiiar tales cargos mas eficazmente que quienes no son
miembros. Pero los A.A. lreciben sueldo por este trabajo del Paso Doce?
No. Dentro de Ia oficina, ellos estan tinicamente rolaborando para que
el trabajo sea mas facil. Ayudando a llevar un enfermo a un hospital,
diciendole a un tembloroso recien llegado d6nde y a que horas es Ia proxima reunion, esbin ayudando a haoer posible que ese alcoh6lico escuche el mensaje "de persona a persona y cara a cara".
Un desarrollo similar ha tenido Iugar en las Oficinas de nuestra Asociacion. En un tiempo manejadas por nuestro co-fundador Bill y una secretaria, han llegado a convertirse en Ia actual Oficina de Servicios
Generales, con muchos funcionarios y con un gran departamento de
correo que mantiene abiertas las lineas de comunicacion a traves de
A.A. en el mundo entero. Los empleados tanto los alcoh61icos como lo:s
no alcoh61icos, reciben un sueldo a e~cala comparable a los de empresas
de comercio general, de tal manera que la fuerza de Ia oficina pueda
funcionar en forma segura. Y los miembros A.A. empleados, estim en
Ia Inisma posicion que tienen los empleados de una oficina de intergr~­
pos. Supongamos que usted visita la G.S.O. un dia que este de paso por
Nueva York. Una empleada que lo atiende durante un rato, puede estar trabajando en la preparaci6n de la Conferencia del proximo aiio, o
escribiendo a los grupos de su regi6n para ayudarles a llevar el mensaje mils efectivamente. Por ese trabajp ella recibe quincenalmente su
cheque. Pero en el curso de su conversaci6n puede mencionarle que e1la
va a llevar un a migo alcoh611co a Ia reuni6n de esa noche. Por esta acci6n ella s6lo recibe el pago de su propia sobriedad.
En estos trabajos de oficina y en otra.s tareas, los miembros reciben
pago por su experiencia en negocios y administracion general. Trabajando en un escritorio de Ia O.S.G. para publicar Ubros o folletos aprobados por la Conferencia, estos empleados usan su habilidad como corresponsales, gerente~, escritores, editores, dibujantes, correctores de
pruebas, etc., y a Ia vez su propio conocimiento interno de A.A. Ocasionalmente algunos voluntarios han brindado su tiempo y su talento para
prestar esta clase de seryicios y su contribucion ha sido ampliamente
agradecida. Pero, lque pasaria si Ia comunidad decidiera que todas esas tareas
las desarrollaran linicamente miembros voluntarios? Hoy en dia hay en A.A.
un gran volumen de trabajo que no podria ejecutarse en horas extras de
voluntarios, y s6lo personas muy ric as o jubiladas podrian dedicarle su tiempo
comp1eto. Ademas, si trataramos de encontrar dentro de este reducido grupo
de personas, gente calificada para tareas particulares, obviamente nuestra
elecci6n se veria limitada, y en ocasiones no encontrariamos a nadie.
Podria existir otro problema al utilizar solamente voluntarios: parece
ingrato o al menos socialmente inadecuado, criticar o rechazar un trabajo gratuito. .Pero los trabajos pagados en A.A. tienen bastantes
revisiones. Por ejemplo nuestra literatura (este folleto) . Cualquiera que
sea el tema, queremos asegurarnos que cada frase exprese tan claramente como sea posible el punto de vista de la conciencia de grupo de
Jos A.A. como un todo. Por eso carla nuevo proyecto debe ser primero
aprobado por Ia Conferencia. Cuando esta en proceso el Comite de Jiter~t_u_ra de Ia Junta de Servicios Generales ejerce una cuidadosa super\'ISion de todas las etapas. Frecuentemente 1\0n necesarios cambios drAstiCl'S. El producto "terminado" debe entonces obtener el visto bueno del
Comite de Ia Junta y el Comite de la Conferencia, y en ocasiones aun
aqui se han hecho revisiones.
"U~ momento por favor '', podria exclamar un miembro antiguo. "lQue pasa
aqlll?. i,Olvidan que el Dr. Bob pidi6 que esto fuera simple?".
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La Novena Tradicion
A. A. tunw tal nunca debe ser urgani7:lcl:l;
pero podemos rrcar j untas o comiti' de ~e" iov
que :.can direltJmcnte re!>ponsablc
ante aquellos ·• quienes sin en.
Las palabraa "Mantengllmoslo simple", fueron las ultimaa que Bill W. escuch6 de su compaflero
fundador de A.A., poco antes de Ia muerte del Dr. Bob en 1950. Convencido de que "ello" significaba nuestro programs de recuperaci6n, Bill escribi6 posteriormente: "Neeesitamos distinguir
claramente entre la simplicidad espiritual y Ia · simplicidad funcional .. . Cuando afrontamos problemas de acci6n por grupos, por regiones o por A.A. como un todo, encontramos que debemos
tener alguna organizaci6n para llevar el mensaje, o de lo contrario se nos presenta el caos. Y
el caos no es simplicidad".
Cuando la Novena Tradici6n habla de "A.A. como un todo", va al coraz6n de la experiencia de
A.A., a la "simpHcidad espiritual" de un alcoh6lico diciendo, tal vez en silencio "Socorro" y otro
alcoh61ieo respondiendo "S~ como te sientes. Estoy aqu{ para ayudarte". Tal relaci6n no puede
organizarse./..0 si?.
Cualquier persona familiarizada con los procedimientos modernos de operaci6n comercial podrfn
examinar la practice de patrocinio en A.A. y encontrarla muy aleatoria. l Que tal si la llevamos
a. un computador? Entonces un A.A. sentado en un escritorio de una oficina de intergrupos
d1ria. algo as£: "(.De manera que u.sted quiere que le ayudemos? Primero debemos encontrarle su
padrmo ~As adecuado. Tenemos perfiles de pen;onalidad de todos nuestros posibles padrinos en
Ia mllquma computadora. D~nos sus caracterfsticas para que Ia maquina lo compare y pueda encontrarle su padrino. Llene este formulario y. . . oiga, jpara d6nde val . . . ;no se vaya! Asi fun-
cionaria cualquier tentativa de organizar "A.A. como un todo".
Pero en Ia "acci6n por grupos" necesitamos tener alguna organizaci6n minima. Si todo el mundo piensa que otro
debe preparar el cafe, lque resulta?
Pues no hay cafe. Para evitar tal desastre uno o varios miembros acceden
a responsabilizarse de preparar los refrescos. Desde quienes preparan el cafe en los grupos hasta los Custooios
de La Junta de Servicios Generales, todos los que toman parte en trabajos
de servicios asumen responsabilidades sin tamar autoridad. (En esto se complementan las Tradtciones Segunda y Novena), Los funcionarios del grupo responden ante 106 miembros de su grupo;
los comites intergrupales ante los grupos de su localidad; los comi~s institucionales, ante lad
grupos de A.A. de cllrceles, hospitales, etc.; lol'J comites regionales ante todos los grupos de Ia
regi6n respectiva; los comites y delegados de Ia Conferencia, ante los grupos de toda Ia naci6n ;
la Junta y Ia Oficina de Servicios Generales, asi como sus comites, ante todos los grupos y miembros de todo el mundo.
En una empresa comercial, Ia Junta tiene poder definitivo para determinar los planes y la poHtica general de Ia compafiia. Nuestra Junta de Custodios sirve, como su nombre lo indica, uni ·
camente para custodiar; sus miembros votan en Ia Conferencia, pero como individuos, un voto
per capita. En Ia industria, las sucursales obedl!cen las disposiciones emanadaa de ]a oficina
principal. Nuestra 0. S. G. s6lo es una revisors de la informacion recibida de A.A., que ofrecc
sugerencias basadaa en las experiencias aportadaa por los grupos.
Sin embargo, con un grado de organizaci6n tan pequefio, A.A. trabaja milagrosamente. Una raz6n puede ser que Ia Quinta Tradici6n se aplica a cada comite y junta tan directamente como
a cada grupo de A.A. Ateniendose en todas sus actividades al "solo objetivo" Ia Asociaci6n man·
tiene su "simpHcidad espiritual". Confundir ese prop6sito, mezclar a 106 A.A. en cue!tiones ctiferentes de su verdadero objetivo, podrfa ctear peligrosas complicaciones ...
ESTABLECEMOS COMITES 0 JUNTAS...
Ptro qa sea que elaboreHel eafl ... oa~udttt aof4ganizar grupos tn lo m8s protundo del Africa•.. · SOLUIENT1E l'llES'LU:J sunao.
0
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La Decima Tradicion
A.A. no uent• opini6n arerra de a ·untos ajcnos
a sus artividades; por nmsiguirntc su nnmbrc
nunea debe mezdan;e en poiCmi<"a puhliras .
Yasl,qracias a A.A.. yo he
manteni&> una feliz.
6obttie!dad duran\cz diez anos.
Muchas qracias a todos usted~s.
•••Eso no debe au aP.robadof
con tal Fin esloy diriqiendo
un telegrams ..
•••Yo sl que hab\o
tn nombr~ de todos los A.A
al prote'lb~r contra el pro~edo
que Qs.\"a sitndo prestntado al
Conqre'iO. He refie.ro a
Pero antts ~e ~rminar•••.
en nombre de A.A.
y de nuestro ~rupo.•.
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que trata de conse.quir•. ••
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La Undecima Tradicion
~Ut'::.tra politi<:;l de rclaciones puhlitas se basa m;is bien
en !,1 ,ltratri6n que en le~ promotit'm: neresitamos m.mtener
sicmprc nuestro annnima to personal ante Ia prensa.
b radio y el cine.
Nuestra Sociedad noes secreta ....
transmitimos ~I m4nsaje
dondequi~t'a qut podQmos.
El alcoh6lico que se ha recuperado gracias a nuestro pro.
grama es por si mismo la mejor forma de atraccion que
tiene A.A. Cuando se pregunta a la gente que cosa los
indujo a buscar Ia ayuda de A.A., Ia respuesta obtenida
en Ia mayo ria de los casos es: "Un mi,embro de A.A.".
Sus oportunidades hubieran sido muy escasas si todos nosotros nos hubieramos mantenido ocultos. Pero muchos
de nosotros hemos preferido informar a nuestros amigos,
vecinos, patrones, medicos, sacerdotes y compaiieros de
trabajo que estamos asistiendo a A.A. Y cuando lo hacernos NO estamos rompiendo nuestro anonimato en el sentido que le da esta Tradicion.
Supongamos que un e11fermo alcoh6lico nunca encuentra
Ia oportunidad de conocer a un miembro de A.A. ;. C6mo
va a encontrarnos entonces? Su busqueda sera muy dificil si el grupo ha considerado prudente permanecer anOnimo tambien. La Tradici6n habla del "anonimato personal". Ningun alcoh6lico sera atraido a nuestra Asocinci6n si ni siquiera sabe que existe, o tiene una impresi6u
distorsionada o desfavorable de sus miembros o de su
programa.
Darle al publico en general una imagen apropiada de
A.A., es Ia meta principal de nuestros comites de informaci6n publica. Ademas, ellos llevan el mensaje a ciertos
gremios (policla, directores de personal en las empresas)
cuyo trabajo incluye frecuentemente contacto con alcoh6licos activos.
Como ser Aniinimo en Ia Television
La informacion al publico acerca de A.A. se ofrece a traves de todos los medios de comunicaci6n, hablados y escritos. Por radio es muy fa.cil guardar el anonimato personal. Pero Ia television, que no tenia mayor importancia cuando se escribieron las Tradiciones, presents pro.
blemas especificos. De acuerdo eon Ia opinion de Ja Conferencia, un miembro rompe su anonimato cuando se
identifies mostrando su cara en Ia television como un
miembro de Alcoh6licos An6nimos, aunque no se mencio.
ne su nombre propio. Este poderoso medio de difusi6n,
con sus enormes audiencias, no puede ser ignorado.
Se han empleado diferentes tecnicas para preservar el
anonimato en T.V. : Mascaras, pantallas, luces indirectas
que proyectan unicamente Ia silueta, posicion de 1a camara que muestra a Ia persona de espaldas. El metodo de
sombras (ver esquema) es simple, apropiado y efectivo,
ya que no se trata de vender nuestras personas sino de
explicar el programa. Las rupturas del anonimato perso.
nat en los medios de informacion publica no s6lo pueden
desalentar a los futuros A.A. de excepcional timidez, sino
que pueden atentar contra Ia sobriedad del mismo miembro que rompe su anoniinato, al violar el esplritu del programa y las Tradiciones de A.A ... .
,
CA"ARA DE TV.
-
,.
luz
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La Duodecima
Tradil~ion
El anonimato como lo observamos en A.A., es en su raiz una simple expresi6n de humildad.
Cuando usamos los Doce Pasos para recuperarnos del alcoholismo, cada uno de nosotros esta tratando de adquirir humildad real, de colocar nue~tro respeto personal en una s61ida base de verdad, y no en fantasias. Cuando usamos las Doce Trad•iciones para trabajar juntos en A.A., todo.3
estamos tratando de alcanzar la humildad real. Como miembtos individuates, reconociendo nuestro verdadero Iugar en A.A.; como Asociaci6n, reconociendo el verdadero Iugar de A.A. en el
mundo.
El anonimaLO cs Ia base cspiritual de 1odas nues1ras
Tradidoncs, recordandonos siempre a ntepune•
los principios a las personalidades
Re.cordemos sittttpre quet ~
snonintato,-~L t1o ~rno~ c..ddiio porIa
HCUptrtlCIOn pt'Opt8 0 8jtna-~ ks
humildad hM'iendo el bi~".
~
ANO»nttro
eft Ia Sltr,.jJ.•
·~···
·1011 peltiO
po, tlllit"''~"·'
C0lttUf1
.........
--
..........
La Primera Tradici6n recuerda a cada uno de nosotros que no nos
estamos recuperando por nuestros propios meritos, que debemos
contrclar nuestros des;eos y ambiciones personales para salvaguardar Ia · unidad de nuestro grupo y de nuestra Asociaci6n. No
debemos (Segunda Trudici6n) envanecemos por tener alg\in ofi ·
cio dentro de A.A., no importa lo importante que sea.
Todos nosotros no somt:>s mas que alcoh61icos reunidos, y ell nuestros gTupos no estamos capacitados, (Tereera Tradici6n) para
imponer condiciones a los otros alcoh6licos que buscan la misma ayuda que nosotros obtuvimos. En verdad, un grupo tambien necesita ·humildad. Puede hacer publico su nombre, pero 'segun el espiritu del a;nonimato, debiera verificar que es parte de
un gran total (Cuarta Tradici6n) y tener cuidado dE! considerar en cada empresa que acometa,
que los otros grupos que forman A.A. no deben ser perjudicados. En las actividades personates y
de grupo, debieramos recordar lo que significa el n•ombre de nuestra Asociaci6n: no representa
ninguna religion establecida, ni es una nueva religion. No somos evangelistas o gurus, que vamos a salvar Ia humanidad: somos simplemente a leo h61icos an6nimos tratando de ayudar a otros
alcoh6licos (Quinta Tradici6n).
En Ia creciente batalla contra el alcoholismo, no debemos permitir que nuestro orgullo en A.A. nos conduzca a uni r' nuestra Con,unidad con otras instituciones para compartir con elias el po.
der, los presupuestos y el prestigio. Si tenemos en mente las Tradiciones Sexta y 8eptima, dirigiremos en cambio tcldos nuestro~
esfuerzos hacia Ia obtenci6n del unico prop6sito de A.A.
Cuando atendemos visitas del Paso Doce, no debieramos vanagloriarnos de nuestra nobleza por hacer un trabajo tan meritorio
sin recompensa econ6mica. El significado del trabajo del Paso Doce no puede medirse en dinero (Octava Tradici6n), ya que hemos recibido un pago anticipado en
moneda de mucho mas valor como es nuestra proptia vida. En la misma Tradici6n se sugiere
que los centres de servicio mantengan la humildad de A.A. pagando a sus empleados sueldos decentes y no considerar que A.A. es una . entida<l tan virtuosa que el trabajar allies s6lo un honor.
Cuando nos han sido asignadas responsabilidader, esp1eciales dentro de A.A., Ia Novena Tradici6n
las define como oportunidades para servir, no com•o titulos de ostentaci6n. La humildad de Ia
Comunidad se resguarda con la Decima Tradici6n, rehusandonos a presentarnos como autoridades generales, imponiendo nuestro peso colectivo en los campos publicos.
No deseamos vender nuestro programa como un "curalotodo" en los terminos extravagantes de
una campai'ia propagandistica (Undecima Tradici6n), ni dramatizarlo identificando los personajes que puedan ser miembros de A.A. tratando de implicar con ello que Ia recuperaci6n ha sido
para cada uno de nosotros una ejecutoria personal. Tal como lo recuerda la Duodecima Tradici6n, tenemos algo mas fuerte para sustentamos QUia nueatras prl'pias personalidades. Nuestro~
principios vienen en primer Iugar, y ellos no son de nuestra invenci6n. Ellos reflejan valores espirituales etemos. Con esta Tradici6n, en forma individual y como Asociaci6n, reconocemos humildemente nuestra dependencia de un poder supe!rior a nosotros mismos.
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Debemos hacer esto para el futuro de A. A.
Colocar en primer Iugar nuestro bienestar coml1n;
Para mantener nuestra asociaci6n unida.
De Ia unidad en A. A. dependen nuestrs• ridas,
Y las vidas de todos lo• que vsndrln.
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