Entrevistas a Alumnas de las UAPAs de Tegueste y Pedro Álvarez Entrevistas realizadas a los alumnos de las UAPAs de Tegueste y Pedro Álvarez para conocer datos sobre sus orígenes y qué los llevó a estudiar en el CEPA. Lucía del Castillo Díaz Nació en Tegueste el 16 de diciembre del año 1941, en el barrio de Pedro Álvarez. Sus padres vivieron siempre de la tierra y de los animales. Fue al colegio hasta los 12 años y aprendió a leer, a escribir y las reglas matemáticas básicas. Además, hacía raíces cuadradas, números quebrados, etc. Se vio obligada a dejar la escuela para cuidar de su hermano más pequeño. Ha vivido siempre en Pedro Álvarez. Se casó con Fermín a la edad de 21 años y ha tenido 4 hijos, 3 varones y 1 niña. ¿Cómo recuerda su niñez? Su niñez fue feliz, aunque cuidaba animales y hacía labores de la casa y del campo. Iba al cine al pueblo, jugaba al tejo, a la comba, a la pelota. También estudió corte y confección y sacó el título con el sistema Marti. Esos fueron sus estudios de joven, luego los retomó en el Centro de Educación de Adultos en 2013. ¿Cómo era su pueblo / barrio cuando era pequeño/a? Sólo había una carretera asfaltada que iba desde la entrada del barrio hasta la iglesia, el resto eran caminos de tierra. No había agua potable. La luz eléctrica llegó cuando tenía unos 14 años y el agua más tarde, cuando tenía unos 24. Era un barrio de muchos frutales y muy verde. Era un vergel, un barrio muy bonito. Había muy poca gente y sólo tenía la escuela y una venta de pueblo. La gente era humilde, pero la vida no era excesivamente dura. Hoy en día ha crecido bastante, hay muchos más servicios, supermercado, bazar, colegio, iglesia y centro cultural, donde está la asociación de vecinos. Los servicios que faltan, como el centro médico, están en el pueblo de Tegueste. ¿Qué le gusta del sitio donde vive? Le sigue gustando mucho vivir en Pedro Álvarez porque es muy tranquilo y es un barrio precioso. ¿Qué significa para usted el Centro de Educación de Personas Adultas? Es algo importante porque mantiene la actividad mental de las personas, convives con la gente del barrio y siempre se aprende de los demás y se pasa un buen rato. Ayuda mucho a mantener la mente despierta. Ana González Hernández Nació en Tegueste en el año 1939, en el barrio de Las Toscas. Mis padres se dedicaban a la pequeña agricultura y a los animales. No fui al colegio, pero cuando tenía 11 años una hermana me apuntó con una profesora que venía a dar clases a Tegueste. Estuve unos ocho meses, pero yo ya sabía leer porque era muy aplicada y le preguntaba en casa a mi padre que sabía leer. Mi madre tuvo 19 hijos y el Estado nos hizo una casa porque vivíamos en una casa muy pequeña. Cuando nació uno de los hermanos más pequeños, me tuve que quedar en casa para cuidarlo y me vi obligada a dejar las clases, pero la profesora, como me encontraba muy aplicada, me dijo que le hiciera un banquito a mi hermano para que se pudiera sentar en él a mi lado, mientras yo asistía a la clase. Después estuve un año más. A los 12 años me fui a La Palma con un hermano que jugaba al fútbol, porque éramos muchos en la casa, y allí estuve como otro año en el colegio. Cuando mi madre murió, tenía 57 años; murió repentinamente. Muchos de los hermanos tuvimos que quedarnos a cargo de otros más pequeños. Me casé a los 24 años con Andrés y he tenido 4 hijos. Saqué el Certificado de Escolaridad en Radio ECCA con unos 40 años. A los 59 años obtuve el Graduado Escolar con el CEPA. Siempre he estado haciendo cursos de cocina, de arreglos de electrodomésticos, de manualidades, de confección de trajes tradicionales, etc. Actualmente vivo en San Luis, Tegueste. ¿Cómo recuerda su niñez? Fue divertida porque jugábamos y eso, pero era bastante dura porque había que ir a buscar agua, que se traía de muy lejos. A veces a mi barrio llegaba, pero para no tener que hacer unas colas muy grandes de latas, barriles, etc., íbamos a las 3 de la mañana. La luz llegó cuando yo tenía unos 14 años. Le dedicábamos bastante tiempo al cuidado de los hermanos. Yo me ponía dentro de las huertas de millo a enseñar a mi hermano Mario porque allí no nos veían y nos dejaban tranquilos un rato, porque si no nos llamaban para ir a cuidar las gallinas, pelar las papas, coser calcetines, etc. Las fiestas eran esperadas con mucho anhelo porque parecía que tardaban demasiado. Cuando éramos pequeños, también le llevábamos la comida a nuestros padres que estaban trabajando en el campo. ¿Cómo era su pueblo / barrio cuando era pequeño/a? Las Toscas era un barrio muy tranquilo. Los hombres jugaban en la carretera al fútbol con una pelota de trapo, al boliche o a la laja (que era parecido al juego de petanca, pero se hacía con una piedra con forma de laja y una caja de fósforos a la que trataban de acercar la laja). También íbamos al cine al pueblo de Tejina caminando unos 3 o 4 kilómetros. ¿Qué le gusta del sitio donde vive? Hoy en día las personas están más metidas en su casa, ante el televisor, o en el bar, pero ya no hay tanto aquella convivencia que teníamos entre los vecinos antiguamente. Los vecinos hablaban más, las señoras se reunían a rezar el rosario. Se mataba un cochino y se invitaba a los vecinos. Por ejemplo, en las bodas, los vecinos ayudábamos a la familia dándoles comida, se les prestaba la loza. Cuando nacía un niño, los demás lo venían a ver. ¿Qué significa para usted el Centro de Educación de Personas Adultas? El Centro de Adultos es muy importante porque sirve para tener la mente activa y para mantener vida social con otras personas. María Pérez González Nací en el casco de Tegueste en el año 1947. Fui al colegio poco tiempo, porque yo quise ir a Santa Cruz con una familia a cuidar de su hijo y mi madre me dejó. Estuve con ellos nueve años. A los 18 volví a Tegueste y me metí en muchas cosas: rondalla, cursos, trabajaba en la Fábrica de Tabaco de Álvaro. Fui a clases de mecanografía. A los 22 años me casé; la iglesia estaba preciosa porque era el día de San Marcos, patrón de Tegueste y estaba toda engalanada. Tuve 2 hijas. Mientras ellas fueron pequeñas, y como ya no salía de casa, di clases de mecanografía. La ilusión mía fue siempre superarme. Saqué el Graduado Escolar al oír Radio ECCA. ¿Cómo recuerda su niñez? Siempre acompañaba a mi hermana a buscar agua y a buscar hojamen al monte para ponerles un lecho a los animales. Después eso lo limpiaba mi padre y se usaba como abono. Mi padre trabajaba mucho; era albañil, iba caminando a Santa Cruz. Luego, los fines de semana, trabajaba en las tierras, hacía las paredes de las huertas. ¿Cómo era su pueblo / barrio cuando era pequeño/a? Tegueste era un pueblo muy bonito. Cuando íbamos a buscar agua al chorro, y aprovechando que estábamos esperando a que nos tocara el turno para llevar el balde de agua, nos poníamos a jugar con otras niñas. Jugábamos al tejo, a la comba, a levantar piedritas, aprendíamos canciones de antes. La vida antiguamente era muy dura, especialmente la de nuestros padres y hermanos mayores, pero luego en la casa era bonita, siempre había algo que contar, o nuestro padre nos traía alguna cosa. ¿Qué significa para usted el Centro de Educación de Personas Adultas? El Centro de Educación de Adultos es muy importante. Me sirve para recordar y repasar cosas de las que ya no me acuerdo. También, para convivir con otras personas y pasar un buen rato.