En esta oportunidad consideramos oportuno desarrollar este tema

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MM&G
Mirande, Marchese & Gaetán
Abogados
España 766
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LEY APLICABLE EN MATERIA DE DERECHO LABORAL
Nuestro estatuto jurídico básico en materia laboral, la Ley de Contrato de Trabajo No.
20.744, t.o. según ley 21.297 (en adelante, la “LCT”), establece en su artículo 3° el
principio de territorialidad para la determinación del derecho aplicable a las relaciones
laborales. En consecuencia, la norma laboral argentina debe ser aplicada a toda relación
de trabajo de derecho privado que se ejecuta dentro del ámbito geográfico nacional, con
prescindencia de la nacionalidad de las personas que intervienen y del lugar de
contratación de la relación.
La norma adopta así el criterio de la lex loci executionis, es decir, la ley del lugar de
ejecución del contrato. En tal sentido, se aparta en cierta medida del criterio que
establecen los artículos 1209 y 1210 del Código Civil, que se basan en el principio del
punto de contacto con el derecho argentino: si el lugar de celebración del contrato o el de
su ejecución están situados en la Argentina, deberá aplicarse el derecho argentino. Estas
normas del Código Civil no son, empero, de orden público. Bajo ciertas condiciones, las
partes pueden pactar un derecho aplicable distinto. Veremos más adelante lo que ocurre
en el ámbito laboral.
La LCT no contempla en su texto actual la posibilidad de la aplicación de la ley
extranjera a una relación ejecutada en el país (pero concertada afuera), que en su versión
original si contemplaba.
En un enfoque desde el derecho interno, nos parece que la modificación introducida por
la ley 21.297 al texto primitivo de la LCT, no alteró el sentido de la norma, a pesar de que
suprimió la referencia a su aplicación “con prescindencia de la nacionalidad de las
partes”, ya que esta circunstancia no modifica la vigencia de las normas internas (arts.
16, CN; 1°, C.C)
Si, en cambio, tiene importancia desde el punto de vista del derecho internacional
privado, que establece las reglas para determinar el derecho aplicable a las relaciones
que contienen elementos extranjeros que pueden dar lugar a una colisión entre normas
de distintos países. Creemos que respecto de varios problemas que la realidad presenta,
existen lagunas legales que deben ser cubiertas por medio de la analogía de la ley,
recurriendo a las normas del derecho internacional privado, las del Código Civil y los
tratados que tienen vigencia en el país, entre ellos el de Montevideo.
Lo más frecuente es que la relación laboral se concierte y ejecute en un mismo país, pero
pueden darse situaciones de excepción en que ambos momentos o uno de ellos
(ejecución) se produzcan bajo la vigencia de distintas leyes como ser trabajos realizados
en forma alternativa en distintos países, relaciones de carácter binacional, entre otros
casos.
Como, a partir de la contratación (o bien concertación de la relación) el acto de
prestación laboral es único, no deja de tener interés determinar qué reglas rigen respecto
de su desarrollo.
Cabe diferenciar entonces, si la ejecución de la relación lo ha sido en un solo país, (o con
una cierta permanencia en un solo país), distinto de aquel en que se concertó el negocio
jurídico, o en varios.
En el primer caso es evidente que la relación se ejecuta en un lugar estable (por lo menos
durante un cierto período, aunque el trabajador tenga la perspectiva de regresar al lugar
de origen), por lo que la misma se regula de acuerdo con la ley vigente en ese lugar. Al
respecto, rigen no sólo las disposiciones estatales de fondo (leyes, reglamentos,
costumbres, jurisprudencia), sino también los convenios colectivos de trabajo, en su caso
sentencias colectivas, el reglamento interno de la empresa y cualquier otra fuente
normal propia del derecho del país en que la relación se ejecuta. Esas normas no son
desplazadas por la ley argentina, aunque ésta fuere más beneficiosa.
Puede haber una relación laboral que quizás tenga un carácter itinerante en la que el
objeto del contrato consiste en la prestación de la capacidad de trabajo en varios lugares
sujetos a leyes distintas. Observemos el caso típico de los viajantes de comercio, ciertos
directivos, gerentes o encargados de empresas, de quienes se encargan de efectuar
propaganda, realizar controles, artistas, entre otros.
Tratándose de una unidad de ejecución que se realiza en varios países, corresponde
distinguir, entre todos ellos, el que podría designarse como sede (y que puede o no
coincidir con aquel en que se concertó el negocio); aquél en el que es factible que la
relación no se ejecute enteramente, pero en el que se desarrollan los hechos que pueden
considerarse relevantes al efecto; aquél lugar, en fin, al que el empleado retorna en
forma periódica a rendir cuentas y recibir las instrucciones. Suele tratarse de un centro
de operaciones a cargo de un gerente regional. En la referida situación, nos parece que se
aplica la ley vigente en el lugar que se determine como sede. Cabe considerar que se
trata, como se expresara, de una unidad de ejecución.
Nuestra jurisprudencia ha establecido que, cuando se trata de un desplazamiento
ocasional (desde la Argentina a otro país, o viceversa), en principio, la relación se rige
por la ley del lugar habitual de ejecución de la prestación (Ver CNAT, sala VI, 25-3-96,
autos “Antoñanzas, Eduardo L. c/ Duperial SA.” D.T. 1997-A-73, ídem, sala II, T. y S.S.
3-518)). (Y también ver CNAT, sala VI, autos “Areñalo de Pedretti, Tránsita L. c/ Techint
Cia. Técnica Internacional SA”, T. y S.S. 1992-150), sin perjuicio de las situaciones de
excepción vinculadas con el orden público (tales como el cumplimiento de las normas de
higiene y seguridad y la responsabilidad por los accidentes de trabajo que ocurrieran en
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el desarrollo de la tarea). Sin embargo, no se ha planteado el caso de un desplazamiento
habitual del lugar de la prestación laboral. Estimamos que en este caso, deberá
determinarse el país que opere como sede del empleado y aplicarse el derecho de dicho
país.
Ahora bien, dentro de nuestro ordenamiento jurídico, para todo lo que pueda significar
una mejora de condiciones de trabajo, los contratantes retoman la libertad contractual y
la autonomía de la voluntad, como consecuencia de ello, en principio, estimamos que las
partes pueden pactar la aplicación de una ley extranjera, en tanto: a) sea más beneficiosa
para el trabajador, a cuyo efecto, esa circunstancia debe ser apreciada en función del
criterio de conglobamiento orgánico (art. 9 L.C.T.) y b) no viole el orden público (art. 14,
Cód. Civ.).
Al no prohibirlo la ley especial, rigen subsidiariamente las normas del derecho
internacional privado contenidas en el Código Civil.
La norma que analizamos (art. 3, LCT) establece que la ley nacional “regirá todo lo
relativo a la validez, derechos y obligaciones de las partes, sea que el contrato se haya
celebrado en el país o fuera de él; en cuanto se ejecute en su territorio”. El texto original
establecía algunas pautas que contemplaban la posibilidad de la aplicación de la ley
extranjera, la que debía hacerse “aun de oficio por los jueces en la medida que resulte
más favorable al trabajador”, así como la aplicación de la ley nacional a las relaciones
efectuadas en el extranjero, pero concertadas en la Argentina, cuando se daba la referida
condición de “mayor beneficio”.
Es indudable que la redacción anterior, encarada desde el punto de vista del derecho
internacional privado, era más completa que la actual y tenía una disposición aceptada
en el derecho consuetudinario internacional privado, acerca de la aplicación, incluso de
oficio, de la ley extranjera por parte de los jueces argentinos (aunque ello no es lo usual,
la citada norma ha sido aplicada, cfr. GOLDSCHMIDT, Derecho internacional privado
del trabajo cit., en DEVEALI, Tratado de derecho del trabajo cit., t. IV, 1 10,p.614; en
contra de ese criterio, CNAT, sala V. 27-7-88, autos “Sarmiento, César M. c/ Editorial
Perfil SA”, D.T. 1988-B-1770, resolvió que no corresponde aplicar de oficio la ley
extranjera, si en la demanda no ha sido invocada siquiera en subsidio).
Al respecto, consideramos que se aplican las disposiciones del derecho común referidas
a la capacidad de las partes para contratar, la que se juzga según la ley de su domicilio.
El cambio de residencia no altera la capacidad adquirida, ya por mayoría de edad,
emancipación, habilitación jurídica; al efecto, se aplica la que resulte más favorable a la
plenitud de la capacidad para obrar. En cuando a las formas y solemnidades del acto, las
mismas se rigen de acuerdo con la ley vigente en el lugar de celebración del contrato
(arg. Arts. 6°, 7°, 8°, 12, 950, 1180 y concs., Cód.Civ.).
La LCT no contiene disposición alguna respecto de la aplicación de una ley extranjera,
por lo que la parte que lo desea debe formular la correspondiente petición y aportar los
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respectivos elementos de prueba que acrediten su existencia, así como que la aplicación
de la misma no se halla impedida por las causas a que hace referencia el artículo 14 del
Código Civil (entre otras, que no se opone al derecho público o criminal de la Argentina,
a la moral y buenas costumbres) y, obviamente, también por el orden público laboral. Se
exceptúa el caso en que ello fuera materia de una convención internacional (art. 13, Cód.
Civil).
De acuerdo con el Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Nación (con las
modificaciones introducidas por las leyes 25.488, 25.587 y 25.624), corre por cuenta de
la parte que lo intente probar el “precepto jurídico que el juez o el tribunal no tenga el
deber de conocer” (entre otros, la ley extranjera). Si ésta hubiere sido invocada, aunque
no probada, “el juez podrá investigar su existencia, y aplicarla a la relación jurídica
materia del litigio” (art. 377).
Cabe distinguir el tema referido a la aplicación de la ley extranjera (cuestión de fondo),
de la competencia judicial para resolver un conflicto de esa índole. Las respectivas
normas de procedimiento suelen establecer la posibilidad de deducir una demanda de
carácter laboral ante un juez que no sea el que ejerce la competencia en el lugar en el que
se ha desarrollado la relación contractual. De acuerdo con el principio de favor hacia el
trabajador, a fin de que éste no tenga que litigar en una sede judicial lejana de su
domicilio, se suele establecer un menú de alternativas.
Al respecto, la ley de organización y procedimiento laboral en el orden federal (18.345,
t.o. 1988) establece la competencia: “a elección del demandante” (por lo común, el
trabajador), del juez: a) del lugar de trabajo; b) de celebración del contrato, y c) del
domicilio del demandante. De acuerdo con ello, es posible que en la solución de la
controversia pueda intervenir un magistrado con competencia en el lugar del domicilio
del empleador o en el de celebración del respectivo negocio jurídico. Asimismo, podría
darse el caso que dicho jueces (competentes en razón del domicilio del empleado o del
lugar de celebración del contrato) deban aplicar el derecho extranjero, cuando el lugar
de ejecución de la relación laboral sea un país distinto de la Argentina, puesto que ello
determinará la aplicación de las normas de fondo extranjeras que regulan la relación
laboral. En el caso rigen las disposiciones que hemos referido respecto al modo de
acreditar la vigencia de aquélla.
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