¿Mar Soberano de 200 millas o derechos soberanos hasta las 200 millas? Sandra Namihas Cuando en el párrafo 178 de su sentencia del 27 de enero, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) inicia la parte referida al trazado mismo de la frontera marítima entre el Perú y Chile, lo hace indicando lo que en un principio podrían parecer dos diferencias entre los Estados litigantes, en relación a la legislación internacional sobre el mar. Así, en primer lugar, la Corte indica que si bien Chile es parte de la CONVEMAR, el Perú no lo es; y, en segundo término que, mientras Chile reclamaba 12 millas de mar territorial y una zona económica exclusiva extendida a 200 millas de su costa, el Perú reclamaba 200 millas de “dominio marítimo”. Sin embargo, inmediatamente después, la Corte nos recuerda que el Agente peruano ya había declarado formalmente en representación de su Gobierno que el término “dominio marítimo” (utilizado en nuestra Constitución) se aplicaba en forma coherente con las zonas marítimas establecidas en la Convención sobre el Derecho del Mar de 1982 (CONVEMAR).1 Por tanto, no existía esta segunda diferencia pues el Perú no reclamaba 200 millas de mar territorial sino que lo hacía igual que Chile: 12 millas de mar territorial y una zona económica exclusiva extendida a 200 millas de su costa, en la cual se tienen, principalmente: a) derechos soberanos para los fines de exploración y explotación, conservación y administración de los recursos naturales (tanto vivos como no vivos), de las aguas suprayacentes al lecho y del lecho y el subsuelo del mar, y otras actividades económicas; b) jurisdicción con respecto al establecimiento y utilización de islas artificiales; la investigación científica marina; y, la protección y preservación del medio marino.2 Es decir, desde el inicio de este caso el Perú aceptó que si bien no era parte de la CONVEMAR, sus normas le eran aplicables en la medida que reflejaban los principios y las 1 Efectivamente en el alegato oral del Estado peruano de 3 de diciembre de 2012, se manifiesta lo siguiente: “26. Señor Presidente, en nombre del Gobierno del Perú, deseo formalmente dejar constancia del compromiso del Perú con el moderno derecho del mar reflejado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982. La Constitución peruana de 1993, su legislación interna y la práctica del Perú se encuentran en total conformidad con el derecho del mar contemporáneo. El término “dominio marítimo” que utiliza nuestra Constitución se aplica de manera coherente con las zonas marítimas establecidas en la Convención de 1982; la Constitución se refiere expresamente a la libertad de comunicación internacional. [Lo resaltado es nuestro]. 27. En síntesis, el Perú acepta y aplica las normas del derecho internacional consuetudinario del mar tal como se encuentran plasmadas en la Convención.” 2 Véase artículo 56 de la CONVEMAR referido a los derechos, jurisdicción y deberes del Estado ribereño en la zona económica exclusiva. normas de la Costumbre Internacional sobre la materia, fuente principal del derecho internacional y de igual jerarquía que las provenientes de un tratado.3 Además, se debe tener presente que el Perú invocó como fundamento legal de su demanda el principio rector de la delimitación de la zona económica exclusiva (ZEE) y de la plataforma continental entre Estados con costas adyacentes, recogido en la CONVEMAR, por lo que era vital que quedara sentado, desde un inicio, que el Perú reconocía como válidas para si las normas de este instrumento. De esta manera, el Perú habría reconocido implícitamente ante un órgano de las Naciones Unidas, que su mar territorial tiene una extensión de 12 millas y que a partir de ahí hasta la milla 200 lo que posee es zona económica exclusiva además de una plataforma continental. Así también, el gobierno peruano daba por concluida cualquier discusión que pudiera haberse suscitado sobre la expresión “dominio marítimo”, concepto que verdaderamente nunca ha existido dentro de la terminología del derecho internacional del mar. El párrafo 178 citado concluye señalando que “la Corte toma nota de esta declaración que expresa un compromiso formal de parte del Perú”, lo que significa que no solo le son aplicables los principios de la CONVEMAR en tanto recoge normas consuetudinarias universales sino también porque estas fueron aceptadas por nuestro país a través de un acto unilateral como es el reconocimiento, en este caso, de una norma que le es aplicable. Este reconocimiento a los principios y por tanto a las zonas establecidas por la CONVEMAR fue ratificado en el acuerdo alcanzado en la Reunión del 2+2 Perú-Chile, el 6 de febrero último, como lo indica el numeral 3 de este documento: 3. Conforme a lo dispuesto por la Corte Internacional de Justicia en el párrafo 178 del Fallo, el Perú ejercerá sus derechos y obligaciones en toda su zona marítima, en forma consistente con el Derecho Internacional como se encuentra reflejado en la Convención de 1982, tanto respecto de Chile como frente a terceros Estados. Chile declara, a su vez, que continuará ejerciendo sus derechos y obligaciones en toda su zona marítima conforme a la Convención de 1982. Como corolario ineludible de esto, se señala expresamente una segunda obligación que cierra el círculo de coherencia entre la norma internacional y la nacional: 3 Así en la demanda del Perú ante la CIJ, se indica lo siguiente: “IV. El Fundamento Legal de la Reclamación Peruana 7. Los principios y normas del derecho internacional consuetudinario sobre delimitación marítima, tal como se encuentran reflejados en las disposiciones relevantes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982 (“CONVEMAR”) y desarrollados por la jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia y de otros tribunales, constituyen las principales fuentes de derecho aplicables a la presente controversia”. 4. Cada país asume el compromiso de efectuar la identificación de su normativa interna que pudiere ser inconsistente con el Fallo, teniendo en cuenta lo antes expresado, y procederá a adecuar dicha normativa de conformidad con dicho Fallo. Sin perjuicio de lo anterior, Chile y el Perú coinciden en que el Fallo prevalece sobre su normativa interna. Finalmente, si bien no existe duda alguna que la intención del Gobierno chileno de condicionar la ejecución del fallo a la ratificación de la CONVEMAR por parte del Perú, era impertinente e inaceptable por ser un acto de injerencia en un asunto estrictamente interno, lo cierto es que ser parte de este tratado resulta necesario para que el Perú pueda velar —bajo protección internacional— por todos sus derechos en los espacios marítimos bajo su jurisdicción. Las obligaciones principales ya las hemos asumido formalmente, ¿cuáles son, entonces, los verdaderos temores a ser parte de este tratado? Parecieran ser más temores de índole de política interna por no aceptar en el discurso nacional lo que ya se aceptó a nivel internacional: no tenemos 200 millas de mar territorial. Es más, nunca las tuvimos porque el derecho internacional jamás reconoció esta posición.