Desarollo fisiológico para tocar un instrumento © Juan Krakenberger 2003 El cuerpo humano es una auténtica maravilla. Es capaz de hacer cosas que ningún otro ente, natural o artificial, es capaz de imitar. Como, por ejemplo, tocar un instrumento musical. Los neurólogos, investigando el vortex de la mente humana, han establecido que tocar el violín es una de las tareas más duras que el ser humano se ha propuesto. Pero para hacerlo con maestría, es necesario potenciar las funciones mentales y fisiológicas pertinentes: De esto trataremos en éste artículo. En la gran mayoría de los instrumentos, son las manos y los brazos los elementos principales. Pies (para el órgano y para algunos instrumentos de percusión) y el aparato respiratorio, y la boca misma con sus músculos, juegan un papel importante pero aquí nos limitaremos a aquellos primeros, y la importancia de poder ejecutar funciones diversas con la izquierda y la derecha. Para comenzar, deberíamos cuidar la tónica general de nuestro cuerpo. Esto se puede lograr mediante un sencillo ejercicio chino, muy antiguo pero eficaz: Nos acostamos de espaldas, ambos brazos paralelo al cuerpo, palmas de las manos para abajo. Los brazos deberían pesar sobre el suelo, para empezar. Y ahora, sin movernos, solamente a través de nuestra voluntad, hacemos que los brazos leviten, o sea, que ya no pesen. En este estado, aspirar profundamente, y mantener el aliento. La primera vez, mantenerse así 10 segundos, luego descansar un poco y repetir, con 15 segundos, y así sucesivamente, hasta mantener la respiración durante 30 segundos. Cuando uno se incorpora, después del ejercicio, hacer un esfuerzo consciente de acordarse como uno se siente: Muy relajado, con un tono excelente. Si se repite este ejercicio regularmente durante una quincena, se podrá recordar este sentimiento “ después de incorporarse” y así adoptar esta tónica sin necesidad de repetir el ejercicio. El cuerpo se halla ahora con excelente ánimo para el trabajo con el instrumento. Paralelo a este ejercicio, es importante que desde los hombros, desde el músculo conocido como trapecio, todo esté suelto. 90% de los problemas con manos y brazos provienen de los hombros. Me permito sugerir dos ejercicios básicos para lograrlo, extraído de las “ Seis Lecciones” de Yehudi Menuhin: 1)Hacer molinos de viento con los dos brazos, pero en dirección inversa. Mientras el brazo derecho se eleva hacia adelante, el izquierdo debe elevarse hacia atrás. Una vez logrado, aumentar la rapidez y dar vueltas una docena de veces con toda celeridad. Luego cambiar sendas rotaciones: El derecho para atrás, y el izquierdo para adelante. 2) Elevar ambos brazos para que sean paralelos al suelo, hacia adelante, y paralelos entre sí. Las manos caídas, relajadas, con los dedos entreabiertos. Ahora girar el cuerpo desde la cintura hasta la cabeza hacia un y otro lado, con los pies firmemente anclados en el suelo, hasta poder ver hacia atrás, o sea, casi 180 grados de giro. Es importante que los brazos bambaleen libremente, impulsados por el giro, hacia un y otro lado y no importa que en este proceso dejen de ser paralelos o se flexionan un poco en el codo, con tal de estar sueltos. Repetir varias veces. Recordar cómo se siente uno, y si más adelante se tiene la impresión que algo está tenso, repetir los ejercicios hasta que las tensiones hayan podido ser controladas. Luego de estos ejercicios, que fomentan hombros sueltos, podemos empezar a desarrollar funciones más complicadas entre izquierda y derecha. Sin instrumento, se me ocurren dos ejercicios eficaces: Con una mano batir suavemente en el pecho, y con el otro brazo hacer movimientos de vaivén, para arriba y abajo, siempre sobre el pecho. Cuando se haya logrado, hacer lo propio al revés, intercambiando izquierda con derecha. Y cuando esto esté hecho, cambiar cada 5 segundos, izq./der. - der./izq. El otro ejercicio solo atañe a las manos: Lo ilustran las dos fotos. Hacer esto con una mano, primero, y con las dos manos luego, y - mucho más difícil - alternando una posición y la otra en sendas manos. Quién tiene la facultad de hacer esto sin mayor esfuerzo ciertamente tendrá mayor facilidad para tocar, por ej., el violín. Y es con el violín (o los demás instrumentos de cuerda) que deseo seguir adelante. Cuántas veces vemos como el aspirante a violinista interrumpe su ejercicio porque se queda bloqueado. No puede continuar. Ello proviene casi siempre de un conflicto entre izquierda y derecha, ocupadas en cosas diferentes y cuyo control mental simultáneo no es nada fácil, lo que provoca las interrupciones. Si pudiésemos automatizar uno de los lados, y concentrarnos solamente en el otro, salvaríamos el escollo. Durante los 20 años que vengo enseñando he encontrado un método infalible para independizar los dos lados, lo que trae aparejado la desaparición de los bloqueos antes mencionado. Además es un método que hace interesante, y hasta fascinante, el ejercicio de tocar escalas, cosa que de todos modos debemos hacer asiduamente. Este ejercicio lo inventó Galamian y lo insinúa en su libro, pero lo resumiré a continuación porque da estupendos resultados: Se trata de tocar escalas en tres octavas según la fórmula Galamian, (sol, si, la, sol, la si, do, etc y lo mismo al final) para que entre subida y bajada se produzcan exactamente 48 notas, 24 de subida y 24 de bajada. Como se verá, es fácil dar un ritmo a estas escalas, cada doce notas, según el esquema siguiente: (Dos = 2 corcheas, 4 = 4 semicorcheas, 6 = una séxtola: Total 12 notas = 3 negras). 2 4 6 2 6 4 4 2 6 4 6 2 6 2 4 6 4 2 Estos ritmos se pueden tocar 1)en un arco, 2) cada nota separadamente (cuidando que las dos corcheas se hagan cortas con todo el arco, lo que sirve para soltarse y las demás notas, con poco arco), y 3) por negras, o sea tres arcadas por cada ritmo. Y ahora viene el "gran truco": Todos estos 6 ritmos se ligan según el esquema 1 3 8, o sea, una nota suelta, luego tres ligadas y luego 8 ligadas, y sus variantes, como sigue: 1 3 8 Comenzar (siempre para abajo) en el talón 3 1 8 " " 1 8 3 Comenzar " " " en la punta 3 8 1 " " 8 1 3 Comenzar " " " en el talón 8 3 1 " " Es evidente que la mano izquierda tendrá que tocar "automáticamente” las escalas si se quiere lograr lo desead con la mano derecha, en la cual se concentra toda nuestra atención. Lo que aprendemos es precisamente esto: Poder concentrarnos selectivamente sobre un sólo aspecto de nuestro quéhacer, automatizando el otro. Logrado esto, todo será más fácil, porque nuestro subconsciente ha aprendido a hacer funcionar aquello que ya dominamos, permitiendo centrarnos en otras facetas que nos preocupan más. Los bloqueos que se provocaban antes, habrán desaparecido. Y con ello habrá crecido nuestra libertad de expresarnos como deseamos porque hemos aprendido a descargar aspectos más materiales a automatismo. Desde luego hay una enorme variedad de métodos para llegar al mismo fin. Pero quiere parecerme que uno de los caminos más cortos es el señalado más arriba. Mucha suerte para aquellos que lo pondrán en práctica. No se arrepentirán. Como todo en la vida nada se regala. El ejercicio no es fácil, pero tampoco es insuperable. Conviene comenzar con las escalas más fáciles, y luego avanzar hasta las más difíciles. Me parecen muy útiles la Técnica Alexander, y el método Feldenkrais. Para aquellos que lo necesitan, son un don de Dios. Pero he procurado evitar que mis alumnos necesiten este tipo de asistencia, y hasta ahora lo he logrado. Se ha comparado tocar el violín con deportes de competición, y la pedagogía de arcos está comenzando a adoptar técnicas usadas para gimnastas y tenistas. Los ejercicios arriba mencionados van en esa dirección, porque la meta definitiva es hacer buena música, y el duro camino hacia esa meta no debería ser un obstáculo. Al contrario, debería liberarnos y tornar las cosas más fáciles. De eso se trata, y confío que lo que antecede puede serle de utilidad.