Fiebre tifoidea : defensa colectiva - Actividad Cultural del Banco de

Anuncio
.'-'
Ii f-l 6/ /Oi~
LOPE
v
=t
PRADA VILLA VECES
=::::::===========
Fiebre tifoidea
Defensa colectiva
.•,..........•.•••
.
TEstS PARA EL l)OC1'ORADO
••.
REPLT nLICA
n.
DE COLO~lnIA
ULUlUD DE UEnOAS nATURALES Y IEDlOnA
••
•.-- .•
,....
---5...
-
BOGOTA
'rIPOGRAFI.A.
AUGUS'l'A
MCMXV
,r--'";
~/.
//.)
?
fl I r~;'AI' o "1><./
LOPE
PRADA VILLA VECES
;:;.=============
~'
Fiebre tifoidea
Defense colectlva
••••.••. ,•• a.-'.•.•••
~rESISPARA EL I)OCTORADO
•
••••
RgPC nLICA
DE COL()~lnIA
fA(ulTAD DE (lEn[IIS nATURALES Y IEOlClnA
••••••
f"'Ja,: " ••
BOGOTA
rrlPOGRAFIA
AUGUS'l'.A
MCMXV
Estas paginas, por su escaso
~- canaan cl honor
de una
merito, no aldcdicatoria.v--:
RECTOR DE LA FACULTAO, DOCTOR DON
POMPILIO MARTINEZ N., Profesor de Clinica
Qtirllrgica.-PREsIDENTE
OF.TESIS, DOCTOR
DON JOSE MARIA LOMBANA
BARRENECHE, Profesor de Terapeutica
y de Clinica
de Patologia Interna.-JURADO
DE CALIFICACION: DOCTOR DON MIGUEL RUEDA ACOST A, Prolesor de Clinica Obstetrical; DOCTOR
DON RAFAEL UCROS DURAN, Profesor de
Clinica Ginecologica; DOCTOR DON ROBERTU FRANCO, Protesor
rnedadcs Tropicales.
de Clinica
de Enter-
niN I~
., o l~ Irt/\ r~;
".
novie mhre '27 de 1915
y Ciencias
Naturales
-.- l.. C.
Bogota,
~C'nnr Rector
III
de 1.1 Facultad
Senor
Rector:
Tengo
eJ honor
escrlto
de Medkina
de informar
.F1EBRE
.1 usted
que el Sl'il0r I.ope Prada.
senta cornu Tesis para que la Facultad
le conceda
"I titulo
en Medicina
y Cirugia, estudia la profils x is gen,·:.1 ,'ollfla
epidemias mas persistentes
que hasta .inoru 11') h a pdirJ(\
s e ell ningi no de sus feces,
ell
COLI'} TIVA. que pre-
T1FOIDEA-DEFE1\'SA
de Doctor
un.. de la~
cxtinguir-
a pcsar tk que par:' cIlIIS"!;uir:o,
se han
adoptado
medidas,
Iundadas
en eJ couocimic nt., dd cit!" biulr)gico
del bacilo lifko, y de las vias de su intro duccion :tl or~;;ni~l1\o numanc ,
EI autor admite Que 0lr08 estados similares :;1 i.Io idco, originadus par bavilos paratifoldeos.
pueden prrdur ir un.t iumunid.ul
mas lJ
meno s efic.rz , ~OI1 10 cual s e llegar i.i ,I I'i ('Oi:,:iIlSI'Jn
d(' q"~ rodos
esos bacilos son uno solo, si es que la Dotit'Ilt'Il1<'ria
e~ 1I11aenferrnedad espectf.ca (I que su cuadro sin ••.•rnatntorico
vs u.. sindromo,
con-
secutivo a J;, in!'e(,'i0n organica por bacterios de disti'da clase, como
Iii hana sc spechar el aspecto tlfoide-i que puede u!l:;','rV3rSt: en casi
todas la in~;ccciGnes aguuas.
Las ruedidas prontacucas
que sc indican en e':\(' estudi \, sail
aplicabtcs
y de importancia trascerutent.il
para pr e venir rnurnas
in51'
h.tcen
"~'l1.1' ,'volLeiollt'lI
I~e('j()nes
que
en el
por
la via uigestiv
apar.uo
a,
<\\1:\
cua.ido
50::
locali-
respiratorio,
No terminare
sin dejar constancia
de la inkiigl'l1da y labor iosidad que han caracterizado
la vida escolar
tlel Sl'ilor Prada;
y pal
"sIt> y pur ta import ancia directa y secundar ia ,lei rema Que ha des-
arronado,
cunsldero
que debe publicarse.
QUl.'do del ilIenor
Que lIena los requisites
Rector
su atento
J.
Universidad
Bogota,
y seguro
y jU1.gu
scrv idnr.
M. LOMBA:'tA B,\RREN(CHE
de A\edidll;1
Nacionai-eFacuitad
reglamenlarios
y
Ciencias
:'\:J!urale:o;.
nov iernbr e 28 de 1915.
PL;bIJquese.
l!l Rector.
p, MARl INEZ N.
In trod uccion
Las crecientes adquisiciones
en el campo de 1.1 higiene perrniten llegar a una conclusion:
es mejor evitar
una enterrnedad
que dejarla instalar
aunque se cornbate
en seguida.
lectiva.>-
Los progresos
puede
decirse
de la lIigiene
sin
individual
ostentacion.v-han
los males hurnanos que le terapcurica
contra
algunas
para
epidernias,
llevarla
haciendo
a cabo
pOl'
la salud
de la sociedad
Iii
(.j
idea
teller
y
propio
uno de
prosperidad
porvenir de
cada uno d~ los
le pertenece
en beneficio
efi-
a la intezrtdad
subordinados
debe
de
pero
13 ayuda
de cada
consiguieutc.
cuyo curnplirniento
cion de defensa
los
porque
esran directamente
de la salud publica;
iniernbros
prcvcntiva,
a la de sus veciuo«. y
colectiva.
10 misrno que
ellos es solidaria
de la a sociacion
deberes
1(1 lligiene
puesto pri-
la extension
.1
con ex ito, se necesita
caz de los asociados,
la raza,
impediment»
mas
propiarncnta
dicha; :' la profilaxis esta llarnada a ocupar
mordial en la medicina del porvcuir.
Se sabe hoy opener
y co-
hecno
clara
de Ins
y ejercer
su al'-
provecho
ell
de
demas.
Es cierto
adquirido
cue
entermcdad
una
derecho
de dominic
cpidernica,
sohre
una cule.tividad,
se deja desalojar
muv Iacilrnentv:
existir,
una fuerza CIIY<I inellsiJad
constituye
la naturaleza
estudio
y vitalidad
de esas
organismo
a aumentar
dad, porque
causas
hurnano,
el arsenal
el
cuando
por
l:i
hi!
uo
solo heclio de
varia
COil
del ger.ncn
vivas
ha venido,
de
que te produce. EI
y de sus vias de acceso al
en estos
resistencia
conocimiento
preciso
ulrirnos
contra
del
tiernpos
la enferrnefactor
eriolo-
~fco permlte establecer las bases de la defensa: la cues-
-8ti6n esta en saber aprovechar la ocasion en beneficio
de la colectividad, y poner en practica los medios mas
adecuados para alejarla del peligro, oruanizando convenientemente la higiene preventiva.
Tal es el objeto que estas Iineas se proponen, desde el punto de vista especial de la ficbre tifoidea. No
tienen la pretension de analiza r dcten darncnte las multiples faces del problema, Hi de establecer, con abundancia de detalles, el fundamento de una perfecta reglamentaci6n; consideran Ian solo uno de los aspectos que
presenta el asunto: Ja posibilidad de organizar la defensa. Por esta razon, deben Iimitarse unicarnente a la exposicion de datos generales sobre la materia, tratando
de deterrninar a quien corresponde el papel mas importante en la profilaxis.
fiebre tifoidea
Defensa colectlvo
Las entermedades
que no reinciden
q lie
despues
ordinariamente
de
pri mer ata-
lin
\'1 mismo
til
individuo,
se prest an rnuy bien para la dete nsa desde el punta
vista
social.
Los
estuerzos
y la Iiebre tiioidea
para cornbatir su
y los resultados
perdidos,
que satistactorios:
cionalidad
entre
que
() de otra
entra
ell
deben
esperarse
manera,
JlO
y el fin: los
los medias
este
contagiosidad
hay
de
grupo.
no son
son mas
proper-
heneficios
son
siernpre mayores.
Dependiente
de muchas circunstancias
Iavorables
y
contrarias,
la enferrne dad se manticne en un estado que
pudiera
tiempo
park,
llamarse
de cquilibrio
se denominara
y la resistencia
Iuerzas
opuestas
fiel de
una
cuya
balanza
-el
inestable;
organica
res ultante
cargada
\0 que
epidernico,>
genio
en otro
par una
por otra, constituyen
vendria
con
peso
dos
a ser como
el
sensiblemente
iguales, si se permite el simil, donde el men or exceso
lades 10 haria
inclinar en un sentido 0
en uno de los
en el otro. Esta nocion, esencial en la especie , hay que
---10tenerla de presente cuando se trata de higiene colectiva.
Para tener de ella una idea mas clara y precisa, es necesario representarse
cual puede ser el estado de una
asociacion en presencia de una enfermedad ampliamente
esparcida, atendiend«
a las condiciones de inmunizacion () morbilidad en que se encuentran los asociados,
y a la parte que corresponde
a cada uno ell el cuadro
de responsabilidades.
En esa poblacion, imaginada como
ejemplo, todos los individuos se comportan de distinto
modo: unos son mas sensibles que otros at contagio,
por simples condiciones de inrnunidad 0 resistencia.
En la gran maya ria de los casos la fiebre tifoidea
no reincide,
porque
confiere
inmunidad
mas
0
menos
marcada, y los que Ja han sufrido y logrado tolerar,
en tesis general, pueden soportar
nuevas contingentes
de bacilos tifosos sin padecer su influencia, y de alii
en adelante no se ofreceran como medio de cultivo favorable para el bacilo de Eberth; por consiguiente, estos individuos vienen a ser los mas fuertes en presencia de las causas de contagia. Pero no son los unicos
que gozan de este privilegio: hay muchos otros que
han tenido una de esas fiebres mal definidas que producen ciertos gerrnenes vecinos del baeilo de Eberth y
que s610 difieren de este ultimo por algunos de sus caracteres bio-quimicos: desde las infecciones que revisten el aspecto general de la dotienenteria,
confinando
con ella, y que se If distinguen unicarnente por algunos
de
sus
matices
sintomaticos,
hasta
esos
estados
gastricos febriles con la fiebre mucosa como termino
medio, pueden cornunicar a los pacientes las mismas
prerrogativas que a los otros, si no de un modo absoluto, por 10 menos en cierta medida que no dejaria de
tener alguna significaci6n. La vacuna ofrece un bello
ejemplo, ensenando que el grado de inmunidad no guarda extricta proporci6n can la intensidad de la reacelon
-que la produce.
tricas
11 -
Muchas
e intestinales
de estas
que
se traduccn
micas analouas
a las que se
marcad.is, ell la Iiebre tiroidea.
sencia
de esta Iiehrc
nerse
r.iuy en
una
cuenta
ell
gas-
complicacioucs
por
lesiones
anato-
encuentran,
mucho mas
pueden conferir en pre-
inmunizacion
que
ICl resistencia
de
debe
la
te-
colecti-
vidad.
Otra Iucntc rnuy importante
de proteccion
que, a
decir ve rdad. no esUI ahsolutamentc
dernostrada COil respecto i' la liehl'e tifoidea. pero que no debe Ialtar porque
e xiste de modo cviuente
para otras enfermedades
que
confieren
inrnunidad,
es fa 411l' vicue p1lr herencia. Hay
ejemplos
rnuchos
jcneriana,
demostrativos
enfermcdad
tanto
en la vacunacion
C0l\10
carbonosa;
ninos
ell
la vacunacion
pastoriana
que
1'111
contra
toman
la
Iii
vacuna
cuand-: la madre
rante el ernbarazo
transmiten
pues
la
de
lit inoculacion
rectarnente
llegar
de: los
puede
interpretacion
relatives
que
Estes
hechos,
y ya casi del dominio
a una
otros
suceder
que
cualquiera
de su vida,
transmitan
tifoidea:
la han
aun
senti-
bien
muy
tenido
distante
a su
per-
del publico,
en el rnisrno
a lit fiebre
las madres
y del parte,
rnornento
cepci-in
de la madre.
irrecusablcs
permiten
do
ha tcnido viruela un poco antes o duy vacas () animales de laboratorio que
inmunidad
a sus pequenos largo tiernpo des-
en un
de la con-
hijo una relativa
inmu nidad.
Todas
origen
andar
estas
y desigual
del
tiernpo,
de la enferrnedad.
cia del cuerpo
variedadcs
potencia,
ut: iu.nunidad,
vienen
un me dio hostit
C0l110
social
si [ucran
para
de diverse
a constltuir,
para ('I libre
un arsenal
su dctensa.
con
el
desarrollo
de resisten-
Es notable
que la
formaci tin de este medio hosti: sea ere ado poria misma
enfermedad,
pero es un hecho que sucede frecuentemente
en
eI mundo
de los
vivos,
como
en
el dominio
de" las
Iuerzas naturales, que toda accion crea una fuerza anta-
-
12 '--
gonica que la limita. Cuando pasa una corriente electrica por una larnpara, si su intensidades
mayor que la
resistencia del filamenlo, 10 funde, y esto corresponde a
la muerte producida por la enfermedad; si no es suficiente
para fundirlo, se eleva la temperatura y el paso se haec
menos facil, hasta que se establece un estado de equilibria:
el hila se calienta, 10 que corresponde a la fiebre, peru
resiste; al resistir, modifica la corriente hasta lIevarla a un
grade soportable. El mecanismo de resistencia contra la
cnfermedad se hace de distinta manera, pero siguiendo la
misma formula.
Es 16gico suponer que para la concurrencia de estos
distintos modos de inmunizacion contra la fiebre tifoidea,
(cornunes a la colectividad pew particulates
si se considera par separado cada uno de sus miernbros), ha debido
establecerse una lucha continuada por mucho tiernpo contra ella. EI origen del contagio perrnanecera latente, esperando el momenta oportuno para revelarse, y la amenaza
es la misma para todos; por consigulente, no faltara nunea
la enfermedad y tendra sus victimas senaladas de antemano por su debil
nula inmunidad; pero en los casos
en que haga sus manifestaciones, no habra de encarnizarse
tan ciegamente. Adquirido su asiento en alguna localidad,
sufre ciertas modificaciones inherentes mas al cuerpo social que a la enfermedad misma: envejece, si cabe la palabra, y despues de atacar toda una serie de generaciones,
acaba con las unidades mas sensibles a su influencia y
vacunando las dernas, deja una raza, por seleccion, mucho mas resistente. Se asiste asl a una verdadera aclirnataci6n de los asociados, reconocida por todos los medicos,
que los hechos recientes sobre vacunaci6n hacen suponer
su mecanisme y se torna benigna para esa comunidad.
mas por ia resistencia organica que por atenuacibn del
virus.
°
Para encontrar
el fundamento
de esta aseveracton
- 13basta
considerar
el desarrollo
infecciosa
en dos
individuos
que los constituyen,
medios,
de cualquiera
diferentes
enfermedad
por la cali dad de los
y seguir las variantes
que
ofrece en cada uno de ellos. Se sa be que las epidemias
evolucionan
de distinto
mudo ell las ciudades
y en el
campo:
las mismas
el contagio,
nes viene
casas.
pero
circunstancias
la reparticion
a deterrninar
por diterencias
el contagia
directo
de la epidernia,
concurren
una
Ill'
tiene
desigual
de las agrupacio-
desigual
densidad
para ocasionar
reparticion
de los
en la poblaci6n.
Como
importante
papel en la extension
es natu ral que se haga sentir mas cuando
los asociados
estan en contacto mas intima.
En las ciudades,
donde la e xistencia
es mas activa
y
se
com plica
con el
incesante
I'OCC
donde
el hacimiento
punta.
ciones
los residues
del metabolismo
social. y las condide sanearnient«
son mas dificiles habra,-por
con-
diciones
de medio,-un
con aurnento
rna tiempo
sencia
sores,
estado
hay aumento
apuntadas
unas
vienen
cion con otra
que producen
mas arriba.
de enfermedades
que
0
media
en pre-
vacunacion,
par
dudosos
sufrido
que
resul-
0
graves,
benignas
de los
debilitada
todas
decadencia
organica, peru que ha adquirido
resistencia
contra
los peligros
al rnis-
Todas estas vacunacio-
una sociedad,
no haya
pero
inconscientes
adquiridas.
mas () menos
a formar
un solo
de salud poco satisfactorio.
de la inrnunidad
conscierites
par legados
para
de la mortalidad,
de las enfermedadcs
las razones
otras
mas abundantes.
proporcional
nes superpuestas,
tan.
hace
de los individuos,
estas
anteceen rela-
causas
de
cierta fuerza de
que continuamente
la arne-
nazan por simples
fenornenos
de acomodacion
al medio
en que le corresponde
vivir, como en el ejemplo citado
anteriorrnente,
se
adapt a cl hila a la corriente
electrica
modificando un poco su intensidad. AI contrario, en el
campo, donde las costurnbres
son distintas
de ordinario,
rnuy otro el genero de ocupaciones
y los nexos sociales
-
14
menos estrechos,
por razrin de distancias,
habra un
estado de salud general mucho mejor, los individuos seran
mas vigorosos en SlI fuerza corporal y el cuerpo colectivo mas potente y mejor constituido;
las enfermedades
contagiosas seran mas raras, pero las vacunaciones
contra elias, por ley de proporcion, seran escasas 0 casi nulas;
las ventajas en su conjunto pucden ser mayores que los
inconvenientes,
si no sc cambia en nada 10 referente a
las condiciones
de existencia
0 a la rareza de las causas
de contagio.
Considerando
los dos grupos, iguales cuantitativamente,
claro que no se pareceran
en Ski resistencia original
y aunque
sean identicos
en el mimero, tienen que ser
distintos
en su calidad. Sacado de su media habitual e
imponiendole
un carnbio total de sus costumbres,
al llevar uno de estes rohustos carnpesinos
a la ciudad, se
rnostrara
mucho mas debil en presencia de las causas
de contagia: alii dan de un cornpanero
de trahajo, menos
fuerte pero ya aclimatado,
pasa indemne, adquirira aquel
otro una escarlatina
0 una fiebre
tifoidea. Y si 1.'1 enfermo regresa a su pueblo, hasta alii sano y prospero,
111.'vando el germen del mal que 10 ha atacado, implanta la
epidernia
y en vez de quedar 1.'1 caso esporadico
como
hahria sucedid« en 13 ciudad, IlO desaparece la fiebre sino
cuando
hava visitado rnuchas de las casas vecinas haciendo en cad a una de elias varias victirnas.
es
Tal es Ia -chapetonada:
de los jovenes
que
vienen
a estudiar 0 eI caso para cl soldado que deja la pequefia aklea de provincia por la ciudad capital. Lo mismo
la epidernia celebre de Iiehre tifoidca en el con vento del
Buen Pastor en Bristol. a donde una pensionada
llevo el
germen
de la enfermedad.
que en
corto
tiernpo
ataco la
tercera parte de los hahitantes
del monasterio.
Y sabre
una vasts escala, con ligera inversion de terrninos, para
no multiplicar
mucho los ejernplos, fue la epidernia de
--. ] 5
saramptcn lIevada a las islas Ferae en 1846 por un marino Ingles, donde no se canada esta enferrnedad
y par
consiguiente
sus habitantes nu tenian ninguna vacunaci6n
que los protegiera,
y hubo al rededor de seis mil enterrnos en una poblacion de ocho mil habitantes.
De igual
manera, la historia de la importacion
de la rnisrna entermedad a las islas Fidji
ell
1875: era desconocido
el sa-
rampion en estas islas hasta el momenta en que su cesion
a Inglaterra, las puso en contact" con los europeos; una
visita de Sll rey a Sydney It's llev« el contagio, y se
ascguro
la difusion
de la enfermedad
pur una conteren-
de los jefcs de las di versas islas, despues del regreso de su rey: en el corte tiernpo de cuatro meses muCIa
rie ron
cuarenta
cincuenta
mil
personas
mil habitantes:
sobre
es verdad
un total
de ciento
que cundio
el panico
)' se abandonaban
los cnfermos a SIIS pronios cuidados
y que muchos en la desesperacion,
pOl' no Ilegar
a rnayores infortunios soportando
las torturas de una lcnta y
cruel agonia, apelaban al suicidio; pero puestas a lin lado
las circunstancias
que agravaron
la mortalidad,
queda
siernprc
una gran diferencia
entre estas epidernias devastadoras
y las menos
terniblcs
lugares don de la enfermcdad
sc
que se presentan
COIlOCC
desde hace
en los
mu-
cho tiempo.
Can sernejantes
ideas pod ria pensarse muy bien que,
andando cl tiempo, vendria a ser casi absolute la inrnunicad para una raza en presencia de la fiebre tifoidea,
porque despues
de una serie no interrurnpida
de casos,
ida Iimitando
SII campo
de accion, basta dejar comptetarnente esterilizado
e l terrene del organism»
social. Es
esta una objecion pertectameute
valida, imposible de pasar por alto; peru debe tenerse muy en cuenta que en el
grade de inrnunidad
al lado de las causas
len cia, se encuentran
no puede haher una rnedida absoluta;
que fortalecen ese grado de resisotras que 10 debilitan: el tiernpo,
-
16-
que podria bastar por si solo, los cambios
de medio,
otras enfermedades
fisicas 0 morales y para no citar mas.
todo 10 que repercute profundamente
sobre el ser vivo,
como la simple pubertad, De la combinaci6n
de estos
agentes (On los citados anteriorrnente,
que vienen a ser
a menera de causas inversas, resulta un termino
medio
en 10 que se refiere a la inmunidad personal. Agregando
a est a las causas sociales de mezcla en individuos de la
misma
0
distinta
colectividad
cuy a resistencia
se refuerza
o se debilita par los excesos, la miseria, etc., se encuentra
el terrnino medio para el conjunto. De manera que este
terrnino medio viene a ser como la resultante
de dos
fuerzas rivales, que obran continuamente
en sentidos COI1trarios:
la potencia de expansion
de la enfermedad
en
virtud de la multiplicacion
de su germen en los individuos que invade. y la oposicion que encuentra la misrna como consecuencia
de otros ataques anteriores.
Entre estas dol.' influencias
se forma un estado de equilibrio, variable ligeramente
COIl
las circunstancias,
que
si por algun procedimiento
pudiera traducirse al metodo
grafico, se veria como la aguja de un cuadrante
que sc
mueve al rededor de una posicion media, 10 mismo que
cl fiel de una balanza
en la comparacion
puesta mas
arriba. En estas couclicione- I:~'; muy facil suponer cuat
se ria d etccto de una fuerza nueva, cualesquiera
que
sea SIJ intensidad,
colocada en uno de los platillos de
la balanza: favorable II centraria a la enfermedad,
produciria Ull desalojarniento
COil
oscilaciones
nuevas al nivel de la nueva posicion,
pero produciendo,
en definitiva, un regreso (I t!1l adelanto del lado de la salud colectiva. En los sucesos citados
habrian
podido cortarse
en su principia las cpidernias
tornando
precauciones
auecuadas
para evitar la extension
del contagiu: una
simple desinteccion en el caso de la pensionada
del
convento,
habria podido
aniquilar
la epidemia
en su
-17origen Y si se hubiera
aislado el marino enfermo que introdujo el sararnpion a las islas Ferae, seguramente se
habria econornizado
un respetable
numero de victimas;
por consiguiente,
hay razrin para decir que no son perdidos los esfuerzos cncarninados
a cornbatir la epidemia
y que los medics cmplctdos pueden llcgar a un fin ruuy
superior.
•••
Es indiscutible
las vias
que el bacilo de Eberth
digestivas
en la
aun cuando algunos
troducirse
respiratorias
lacion de polvos infectos.
demostrado;
primer
peru
por
los casos; y
aun
el heche
suponiendolo
a favor
de
la inha-
no esta perfecta mente
ex acto,
se lIegaria
al
de cnntamiuacion,
porque despues
de atra-
vezar las fosas nasales, pasan
las mucosidades
necesa-
riarnente
modo
penetra
parte de
autores han pensado que puede in-
las vias
POl'
mayor
al cavum
rino-Iaringeo
es6fago por los movimientos
al intestine,
los productos
de donde
descienden
al
de d<:gluci6n; de estc punto
intectantes siguen
el mismo
camino que las materias aiirnenticias.
Cuando el nurnero
o la virulencia dl.: los hacilos.
\:'1 I",-"us ruiuoris resistentire les permite la in vasiou.
pcru-trau
al torreute circulatori.i, sea por la puerta til' entrada
que les ofrece
(J
las lesi.mes
linfatica,
huellas
sentido
Ierrnedad
intestinales.
COIlll.1
piensan
como
<ltms,
crce n
()
Iln1l5. 0
dircctamente
por fa via
sin dejar
de su paso. para coustituir
un« septicemia
bacteriologico
de la palabr a. Constituida
viene
el peligro
de
la n ansrnision, que
en el
la enpuede
- 18efeetuarse directamente
del enfermo al sane por simple contacto, 0 indirectarnente
por intermediarios
que
lIevan el germen especifico.
EI estudio de la extension
progresiva
de algunas
epidemias
rurales, la importaclon
de la fiebre tifoidea
a un lugar idemne y los repetidos
casos de contagio
hospitalario,
para no citar mas ejemplos, demuestran claramente que la enfermedad
puede adquirirse
por transmiston directa del paciente al individuo sana.
Mas numerosos y en consecuencia,
de mas frecuente
observacion
r-sultan los casas de contagia indireeto de
la fiebre tifoidea,
nocion que se apoya en la resistencia de su germen especifieo
en los distintos
medios
exteriores como el suelo, humedo () seeo, el agua, las
materias fecales, etc. Numerosas
y pacientes
investigaciones de laboratorio
(Uffelman, Vincent,
Levy, Kayser
etc.) han venido a dar, si no una medida exacta, a 10
menos una idea rnuy aproximada
de la vitalidad
del
bacilo de Eberth en la naturaleza.
EI origen hidrieo de muchas epidernias
de fi ebre
tifoidea esta bien establecido
aetualmente
(Dupre,
P.
Brouardel,
Thoinot,
Vaillard).
MiJltiples ejernplos
han
mostrado la imrref~naci6J1 espcclfica
del agua potable
en el curso de ciertas epide rnias, 'J' algunos heehos que
han que dado clasicos
en la literatura
medica, por la
precision COil que han pndid«
seuuirse
los casos
de
rontacio. dernuestran
de modo terminante el gran papel
que descmpcna
el ilgllil contarninada
en la etiologia de
la fiehre .tifoidea.
El agua dt' rio puede intectarse
por las materias
excrernentlclale-, dep.isitndas
en las orillas y acarreadas
a la vena principal p~.r !',,, atluentcs 0 por las aguas lIu'lias, 10 mismo qUE' por el lavad de ropas provenientes de los enfermos.
Otro tanto puede decirse de las
aguas de pozo, que resultan
de una capa superticiat y
I
--
19 -
per 10 mismo facllmente accesibles
a la misma tmpreg-
nacl6n.
EI agua de fuente puede contaminarse
cuando
no
esta bien protegida desde su ernergencia, por las mismas
razones apuntadas.
Ademas, cuando estas aguas nacen
de corrientes subterraneas
alimentadas
por infiltraciones
superficiales
que provienen
de las aguas que lavan el
suelo, pueden pasar a favor de las grietas del subsuelo
sin haber sufrido la mellor filtraci6n,
lIevar consigo las
impregnaciones
que hayan podido recibir desde su origen
y hacerse peligrosas
por este motivo.
Cabe hacer aqui una mencion especial para la leche,
cuya influencia se ha incriminado
much as veces como
origen de ciertas epidernias. Es un heche) demostado,
la
propagacion
del contagio por leches mezcladas con aguas
tif6genas 0 que se han guardado en reciplentes
lavados
con agua infectada por los bacilus de Eberth (epidemias
de Copen hague, Maryleborn.
Dunkerque,
Fontenebleau.
Londres, etc.).
Todavia se pueden poner en el activo de las caugas de contagio hldrico. ciertos alirnentos que se consumen crudes
defectuosa
0 despues de haber sulrido una preparacion
y que tienen
relacion mas l) menos estrecha
con el agua: las ostras pueden contarninarse
en aguas
tif6genas
y han sido
si se crlan
la C'Hl'Sa e xclusiva de algunas epidemias (Monsy. Remlinger.
Chanternesse, etc.),
de igual modo, las legurnbres y las lr.uas STl s.isce itibles
del misrno papel en las rnismas condiciones.
Algunas epidernias de origen netamente
telurico y
demostradas
por observaciones
precisas,
han hecho innegable el papel del suelo en la propagacion
de la fiebre tifoidea; menos importante que ('I agua en virtud de
su relacion mas remota con las vias digestivas,
SI pueden hacer llegar el germen de la inteccion hasta el intestino por un rnecanismo faci! de cornprender : en rnu-
-20chos lugares se depositan sobre su superflcle las deyecclones y dern i s m ttcrias conta.ninadas
que provienen
del cnferrno ; los habitantes pueden muy bien ensuciarse
el calzado 0 los pies con estas rnaterias, llevar los gerrnenes a su casa y con ellos casi asegurar
las probalidades de contagio; transformadas
esas materias en polvo
por la desecacibn,
puede el viento levantarlas,
llevarlas a las habitaciones
y hasta depositarlas
sobre los alimentos; por otra parte, como ya se ha dicho, la infecci6n de las aguas potables
tiene casi siernpre al suelo
por intermediario:
si las materias contaminadas
estan en
la superficie, es obvio el modo de transporte;
si estan
en las capas profundas, infiltradas a favor de las grietas.
el agua que pasa par elias las arrastra
sin sufrir una
filtraci6n pertecta, como sucede en una bujia porosa, que
es inti til cuando esta rota.
EI aire no intervlene en la propagaci6n
de la fiebre
tifoidea sino par los bacilos de Eberth que en ocasiones
lIeva consigo;
ya se ha dicho de d6nde provienen
y
como pueden levantarse.
Las epidernias que se atribuyen a los locales abandon ados por tificos no reconocen
otro origen; la antigua teoria de los miasmas,
era una
presunci6n
del contagio por el aire.
Log utensilios
eh: lISO personal
del enfermo,
sus
ves.idos y las ropas de su carna, pueden constituir otros
tantos medics de transporte
para el bacilo de Eberth si
110 se tiene
('I cuidad» de esterilizarlos,
y producir
en la
misrna l",iSa (. a distancia nuevas infecciones.
Sin duda corresponde a las moscas una buena parte
en la etiologia
de lit Iiebre t!foid\.,(\: viajeras incesantes
del excusado ;I la L.lL':nil v a! comedor, se posan sobre
todas las rnaterias que silen
de! enterrno, como sangre
de epistasis, orinas. deyecci,,::t·c; .. 'IC.. donde 5C infectan
el
tubo digestive
germen
especifico,
y las
vienen
paras: haciendose
a contaminar
las
del
vectores
manus
(J
la
21
,''ira d: \:\' I':'; 1TI' "'\'\:1', "
k~ ;;;, 'kilt"",
,'.\lk'h,):;
"'I.'ll'l':,
I':wd
un
i!l~t','II)S
d,)"
sI1h,'
m,':::,;
'.1,1,' \.'S mas
ill
ac;i~nado
eil
,.j •...
outazio.
impurtant«
l1ipM"",j,,:
prl):)ahle,
lI":)ian
hall
h<)~'
venido
a estes
basa-
a confir-
.lcs.Ie q II': H .un ilton descubrio
en el intcstiu»
U~ las lTI-')SCaS recogidas en I1s letriu.ts y s.ihre las pilredes de un cuarto
h..bitac« por un enleriuo de fiebrc lifoilh::J.
rnarse
<unq"kl:)fleS,
t'SilS
l'1 baci:o
de
IJ's
Eber.h
he c hos que
ac rhan
de meucionars«
correspon-
de n a los casos de contagia
directo 0 indirecto.
cuyu
(Jri~:en sc atribuvc ;l! ,Ol'n intcccios»
constitutdo
por el
individuo e nte rrn» de Iiebre tifoidca. Una ;tdqllisici;nl cientifica :ie n» muy allti~lIa data, In veuido a oxplicar
alpuntos
~lIl1()S
opiniones
alJ11
I,ll
oscuros
",,:ltt;jdictor:as
;1;lhi;11
!igaci'Jt1es
ctiologta
lit'
sobre
:-i bacilo
d- E')" , I'~.'~rad()
den nospedarlo
a
los
algJ'til tiernpo
i)()t'
y aun puc-
,;irui':''1:ia
que no han s'lfrkh sus atap.ir:a hr,'':; de bacilos:
Y !1f) sola-
\;:
a su alredcdor
senalados
g.:r-11:n
l'~;Jecific(l,
sino que In
los distintos
me-
jillrregl1,~rHl;)
y se hacen.
causa activa y continua
observaciones
que
demosrrar
individuos
ques: son los "fannsh
mente llevan COtlSig\1
ya
Inves-
::.Jslli;)()r'~is,
alhC"~"'1!1
tit'
ciertas
de conta~~io que
d~
hi.'1l djri~4i'~T' han vcnido
nte s 0'2 fil';)\': rif',jdca
dios
molos
~illid" ,ki camn«
.onvalecie
diseminan
'./ ;t unificar
pm
de inteccion.
sabre que ha veuido
consiguieute.
Numerosas
una
son las
a establecerse
esre
conocimiento.
Los individuos sanos portadores, es decir, aquellos
que por rclaciones de vecindad
0 de roce con el enterrno, hospedan el bacilo de Eberth accidentalrnente
sin
haber sufrido
la inteccion tifoidea,
Ius menus peligrosos
deoidamentel:omprobado
onginado
en
Iii
SOil
quiza, entre todos,
propagacion:
perrnite
ninguu
aseverar
cases de contagio: sinembargo,
POT
que
hecho
hayan
Ia circuns-
-
22 ---
rancia de llevar el germen patngeno, deben considerarse
como sospechosos.
Los verdaderos porta-bacilos que propagan la enterdad, al decir de ciertos autores, son aquellos que la han
sufrido anteriormente: terminado el periodo fehril, continua vivien do el bacilo tifoso por un lapse de tiempo
mas 0 men os largo, como huesped, en ciertos organos
del individuo y al salir de alii, todavia virulento, puede
hacer nuevas victirnas. Desde este punta de vista son eminentemente peligrosos los convalecientes, talvez mas que
cuando estan cnfermos, tina vez que vuelven a hacer vida
cornun, porque contra ellos no se toman las mas triviales precauciones de desinfeccion que son de rigor en el
curso de la enferrnedad.
Las reservas de bacilos se
van agotando con rapidez, y en el curso de algunas semanas, pasadas desde la curaci6n, ya no se encuentran;
pero en ciertos individuos, que Jlegan al 3 par 100 en
las estadlsticas de Schneider. y segun Parck al 6 por
100, siguen reproduciendose en la vesicula biliar, su punta
predilecto, en el medio intestinal y en la vejiga, de donde
salen par intermitencias. Durante meses y anos pueden
encontrarse las colonias: en la vejiga las ha visto Bussing
a los seis meses y Gwinn a los cinco anos: en la vesicula biliar, se han demostrado los bacilos tifosos en epocas muy lejanas de la infeccion: los han encontrado Tartout y Ramond, a los seis anos: Prate, a los siete; a los
ocho Miller, y piensan que aun pueden durar mas largo
tiempo.
•
*
*
Esta breve enumeracl6n de los principales
medias
en donde se encuentra el baeilo de Eberth. permite 101-
.~ 23pechar
cuales
sean
los
mas
peligrosos
par
su relacion
mas intima con las condiciones de existencia.
Los modos de infeccion citados ultimarnenro deben considerarse
sospechosos y cad a uno de ellos requiere, como es natural, un medio adeeuado de defensa. Constituyen, es
verdad, 1;.150$ raros de contagia y podria dispensarse la
iusisrencia subre la manera de prevenirlos, si se considera que el primero pucde explicar por si solo la extension actual de la fiebre tifoidea y los progresos
que
puede hacer si no se Ie pone algun remedio. Esta causa
J~ contagto uras pelihrDsa que las otras, es el agua potable. Los bacilos tifosos encuentran en ella un exeelente
vehiculo: diserninados en el suelo, los excusados, las alc.tntarillas, etc, lIegan facilmente a los pUlOS, Iuentes,
acueductcs.
donde se les presenta
intestine del hombre.
mas seguro
acceso
al
Bien deterrninado el origen del peligro por el agua
potable, se creyo haber eneontrado el desideratum de la
profilaxis con el estaolecimiento de filtros. Naturalrnente
los fabricantes han acudido, exagerando al valor de su
rnercancia par medic del reclamo y algunos individuos,
can la mas sana intencion, han creido oponer un baluarte al contagio con la instalacion de estos aparatos.
Los inventores, por prudencia, se muestran reservados
en sus afirmaciones y hasta ahora no han establecido,
de manera rigurosa, que el que beba agua pas ada por
tal filtro queda necesariarnente
preservado de la fiebre
tifoidea; pero 10 que no aseguran los sabios, 10 dicen por
ellos los avisos comerciales con el desmes\lrado afan de
colocar el articulo, y como esos avisos son mucho mas
leidos que las memorias cientificas, y producen cierto
estado de sugesti6n en muchos individuos, resulta que el
filtro constituye, para ellos, una protecclon tan eficaz
contra la fiebre tifoidea como 10 serla la vacuna contra
II viruela. Habiendo demostrado los analisis bacterfol6-
-gicos
que el mejor
microbianos,
Iiltro
51.'
24 deja
atravezar
por germenes
poco falto para que no se les estimara
en
su
valor real, haciendose materia de ciscusion el hecho de
que si su cmpleo seria favorable 0 inoficioso desde el
punta de vista profilactico. A pesar de las opiniones a
este respecto eJ publico, en su minoria desgtaciadarnente,
ha adoptado los filtros, ejerciendo por este lado una accion individual de protcccion, mas bien que del otro lado,
de mayor importancia, como es la desinfeccion de las
materias e xcrernenticiales del enferrno: pucde ser que el
filtro este dcstinado a proteger a quien 10 emplea, mientras que la desinfeccion, seguram-nte mils activa en sus
resultados, tiene por objeto la protvccion del vccino y
es, por consiuuicute, mas am plio el beneficio. Las dos
acciones combinadas tcndrian mayor eficacia, pero ya
que por ahara no puede contarse sino con una, )' eso
en escasa medida, hay que tamar las casas como son y
agradccer a) Iiltro algunos exiros, sabre todo el feliz suceso de haber hecho entrar la higiene en las precauciones ptiblicas.
Para tener una idea aproxirnada de los servicios
que ha dado el filtro, hay que recurrir necesariamente a
la estadlstica: diftcil tarea en Colombia, don de no existen datos precisos en esta materia para consultarlos; dificit tarnbien en las estadlsticas generales de otros pafses,
porque los filtros en funcion son muy pocos y nadie
sabe a ciencia cierta en donde estan distribuidos. Es preciso apelar a la vasta esperiencia hecha por M. Freycinet
en el Ejercito frances desde t888: comparando la morbidez tifoidea antes y despues de la instalacion de filtros
Chamberland en un cierto numero de guamiciones, donde
no podia contarse can aguas de buena cali dad (Auxerre,
Melum, Cherburgo, Dinan, etc.), IIeg6 a abservar la disminuci6n de una tercera parte, a la rnitad, en el numero
de casos; y en el conjunto la mortalidad por fiebre tlfol.
25
dea en el Ejercito, que en el momenta
ell que M. de
Freycinet dio el impulso al movimiento higicuico del lado
de las aguas potables, era por terrnino medio del 18 por
10,000, cay6 en adelante al 9,4. Bien entendido que estas estadlsticas
no tienen en cuenta ciertas eausas de
error. Seria absurdo suponer que todos los soldados de
los cuarteles provistos de filtros, bebau solamente agua
filtrada; en la venta, en el cafe o en la taberna
pueden
infectarse mas de 10 que se cree }' hasta en el rnismo
cuartel, cuando la lentitud de la filtracion esterilizadora
no permite, al soldado saciar su sed, y lo haec buscar otra
agua, aunque este contaminada;
por orra parte, ta tropa
no reernplazara
de buen grado un tiltro rota que le produce mayor rendimiento.
Correspoude
tocar aqui, siquiera sea someramente y
sin entrar en detalles, que se salen del e uadru que estas lineas se han propuesto,
el asunto de distribucion
municipal de las aguas: personas por muchos titulos autorizadas
han mostrado
can
abundancia
de buenas
ra-
zones y con la tria realidad de los numeros, la urgente
necesidad que hay de modificar en Bogota la distribuci6n de las aguas y, sobre toJo, de higtenizar
el aeueducto, Por dernas estaria agregar cualquier
cornentario :
las palabras, las reiteradas
insinuaciunes.
hechas
COil
verdadero ardor desde haee algun ticmpo, para corregir
tan lamentable situacion, han sido desoidas. primer» por
la Companla
anonirna y luego por el Munic;pio.
Se ha
lIegado hasta la conviccion, por dernostracioue s palpables,
de que sc impone el sanearniento,
y sin embargo,
pasan
los meses y los anos sin que se yea iniciada esa obra de
tan vital irnportancia: quedan, en tod« Sit vigor, las mismas caU~1S de contarninacion
senaladas en los estudios
mencionados, que IIcvan los rnismos gerrnenes de Ia fiebre
tifoillea hasta los mas apartados
rincones
de la ciudad,
entretenlendo
contlnuamente la epldemla. lSera por peRU-
- 26ria 0 por simple negligencia que no se corrigen estos defectos? No corresponde aqui dar la solucion al dilema;
pero uno II otro motivos son susceptihlcs de enmienda,
y en interes de los habitantes, deberia cmtarse entre las
mas urgentes preocupaciones del Munici~)io, la solucion
del problema, ya que en otras ciudades, que pudieran
ponerse como ejemplo, el reemplazo de las aguas defectuosas por stras de mejor calidad, segun rigurosas estadisticas, han hecho bajar la mortalidad tifoidea en una
cifra que oscila estre el 50 y el 70 por 100.
Segun las Iineas anteriores, se sorprenden diversas
acciones que pueden intervenir en la defensa del contagio por el agua potable: la accion individual que se traduce por la instalaci6n de filtros en las habitaciones particulares; la accion colectiva manifestada tarnbien por el
cstablecimiento de filtros en cuarteles, colegios, escuelas,
conventos, etc., es decir, en todas las asociaciones
que
pueden estar sometidas a una regia cornun, y la accion
municipal distrayendo una parte de sus recursos para dar
buenas aguas a sus habitantes .
•
:II
,.
Parece, a primera vista, que la acci6n municipal pudiara bastar por s! sola para prevenu el contagio por
las aguas potables, poniendo de su parte todo el interes
que el asunto requiere, ya que pesan serias responsabiIidades cuando esas aguas estan destinadas
para la alimentacibn de una colectividad; pocas cuestiones de hii:in~ hay mas interesantes, si se piensa que muchas ve-
--
27·_·
ces de una apreciacion
sobre la calidad del agua, depende la salud de los asociados. Para resolver el problema hay que contar con tres factores: las investigaciones
quimica, biclogica, y bacterlologica. <.Cual es el valor que
corresponde a cada una de elias y cua: el grado de confianza que debe- atribulrse a los datos que cada una suministra? lCual es su significaci6n y como debe interpretarse?
Son estas cuestiones de higiene general que no deben dilucidarse aqui, porque necesitarian lIll campo mas adecuado:
sinembargo, hay que revistar por encima algunos datos
por 10 que se relacionan COli el punto que viene desarrollandose.
Mientras que no se trate sino de la quimica pura,
de la cantidad de materias minerales en sulucion, el problema no presenta mayores dificultades: csta cicncia ticne procedimientos de tal seguridad, que !10 hay--podria
muy bien decirse-e-elementos
inorganicos
disueltox,
por
pequena que sea su canti Iad, que escapen a la investigaci6n del
priman en
da potable
cuando se
analisis quimico. Ademas, estos elerneutos
110
importancia, y el agua que los contiene, quemientras no pasen de ciertos lirnites. Peril
Ilega a las materias organicas, muertas 0 vivas,
cambia la escena completamente.
tas no hay ningun
Para las que estan rnuer-
media precise
de
determinacion;
el
quimico puede tener una medida aproximada sobre su C311tidad, pew procede a degas cuando se le exige 1I11datil
exacto sobre su calidad y especial mente cuando intenra
traducir, al lenguaje ordinario, las cifras que ha obtenido; puede lirnitarse a asegurar tan s(',io que esas 1113terias
organicas,
como los
elementos
minerales.
pueden
quedar inotensivas
cuando no son muy ahundantes.
Las materias organicas vivas son tal vel mas faciles
de encontrar. Hay metodos bastante seguros para determinar su cantidad, sobre todo para aquellas que se de-
jan cultivar en medias nutritivos.
Si la pureza bacterio-
- 28logica
del agua
se redujera
sola mente Iijar la cantidad
de
microbios que contine, el problema resuitaria bien senci110, por 10 menos en el memento del L' xarnen, y el bacteri61ogo podria
analizada
tantos
cifras.
declarar
sin ningun
en tal memento
y
por
em.iarazo:
tal agua,
iuetodo,
contiene
tal
germenes
por centirnetro
cubico: cs
Pero c:quc valor tiene el resulta.lo?
cuestion
de
c:Que representa? Pra ticamente
nada, porque por otro metodo y
aun por el misrno, pero a una tempera: ira dilerente puede encontrarse
numero
lin
distinto;
Iv?
que
tener en
cuenta que la nurneracion,
en materia d: microbios,
es
esencialmente
contingeute,
sujeta a ::?;randL's variaciones
y para la rnisma agua no vale sino en el memento ell
que se hace el anal isis.
Mas importante, del punto de vista que motiva estas paginas, es la cali dad: un microbia
en una agua potable,
es muchn
terminar
que mil
el mismo
la infeccion
medio.
serias dificultades:
de distinguidos
tifoso
virulento,
mas peligrosn
saprofitos
para de-
contenidos
en
Esta detem.inacion
cualitativa
presents
pacientes y laboriosas investigaciones
bactcriotogos
han
encallado
porque
no
han podido encontrar la Iorrnula prccisa que dilucide la
cuestion. Es que el bacilo de Eberth no tienc, desgraciadamente, una forma caractetistica
que In haga reconocer con facilidad:
hace parte de un grupo de bacilos
homologos, muy sernejantes en su aspecto, que presentan, can ligera diferencia, las rnisrn as reacciones : a pesal' de ser tan semcjantes
en sus propiedades,
poseen
grados variables
de virulencia,
de tal manera, que al lado
del bacilo tifoso se encuentrr n otros poco peligrosos
y
hasta inofensivos,
mas numerosos,
intestinos
sanos
que habitan constanternente
porque
que
en un momenta
tificos,
siguen
el intestine:
dado
hay
estos bacilos
mismas
vias de difusion
y se encuentran
en el agua. lC6ma encontrar los peligros
mas
las
casi siernpre
entre esa mul-
- 29titud de gerrnenes
mientos
los
casi identicos?
y
de invvs.izacion
11:~':" ahora
dias:
seguridad,
fiar de
ni l.s
('!IllS:
se
les
ninguno
resultados
ve
s(~ preconizan
los procedi-
aumentar
presenta
la
S')'1 constautes
todos
suficiente
para
poderse
los metodos y aplicasiernpre en la duda. Nin-
todns
dos unos tras otrus, SL' queda
glln bactcriolozo
se atreveria
trado
No faltan
a afirrnar
que
ha
encon-
definitiva y pr.ictica:
los perfeccionamientos ,:')hrL' Ios m.'todos
dt anali sis pt.:·l'lii~n tina
apro ximu: "n. cs verdad,
peru por ahora n<) ~~t' debe
pedir 3 "~.' a:l:lisis
m.ls de III que puede dill'.
Verd!l.kratllL'nk
[Itil para
la profilaxis
seri» poder
cncontrar <:1 ;u~ellte especifico antes de que vava 3 discminar el mal. () pilI' ill llH:llllS 31 principio,
y es justarnente
II)
1(1 s1lIci(II,
que
III'
merosos,
se l.a podido
I'll tll;to'
13
hacer:
en
dcmostracion
los cases,
del
cuerpo
poco
del
nu-
delito
se ha hecho de una manera cierta. csta demostr acion ha
l\1gar eli plena cpidernia o hacia ~\1 fill. es decir.
en una epoca muy tardia para que sea posible tomar medidas preventivas
-ficaces.
EI eusav» .le proteccion
colectiva,
organizado
segun
las bases que aC:1I1'\n de verse, no puede lle;~::r ::l \1'1
tenido
fin
satisfactori«
y pur tuerza,
la accion
municipal
no al-
canzara por sl sola a desarraigar
la e pidcmia:
peril 11';1yendo aguas puras y ejerciendo
e xtricta vigilancia para
que, en la medida de 10 posiblc, IlO sc contamincn ell 1111
curse, si puede limitar
el numero de casos y cvitand
unas cuantas enfcrmcdades
habra hecho una buena ohr;!.
I
*'
Cuando
cualquiera
penetran
los
a un intestino,
,..
gerrnenes
ell
tifogenos
numero suficiente
por
una via
para vcn-
-30eer la primera valla que les presenta el epitelio, principia la enfermedad, durante la cual se multiplican esos
germenes, invaden el organismo y pueblan al mismo
tiempo las deyecciones del enfermo. En este momento
de principio el mal esta localizado y presenta, por consiguiente,
la mejor oportunidad
para atacarlo, suprimiendo asi un foco peligroso.
De ordinario el enfermo se encuentra en su carna
rodeado par parientes 0 amigos que Ie prodigan sus cuidados. No se ven los representantes de los poderes publicos apresurarse a vigilar la desinfecci6n de sus rnaterias excrementiciales ni tampoco se envian delegados
a pranticarla; los acompanantes del enfermo tan 5610 se
limitan a recoger las deyecciones, a medida que se van
produciendo, para arrojarlas
al mas proximo albanal,
dejando en Iibertad el agente patogeno. Se desperdicia
de esta manera, una admirable ocasion de defensa, la
exterilizaci6n de las materias, estando arm ados de medios eficaces para hacerla y detener por este procedimiento de facil aplicacion, el curso de una epidemia que
principia 0 si esta ya establecida Iimitar toda una serie
de contagios ulteriores que seguramente tienen por punto
de partida este enferrno.
Nace en estas circunstancias un deber individual que
repitiendose en muchos casos semejantes, se convierten
en colectivo.
La comunidad podrla declarar obligato ria esta desinfecci6n y asegurar por cuantos medios estuvieron a su
alcance la observancia de est a determinacion: pero como
hay resoluciones que, por su misma indole, parecerian
extemporaneas
si se dictan con caracter de imposicion
antes haber preparado convenientemente 5U terreno de aceion. deberia reducirse, la comunidad, por el momento, a
despertar la buena voluntad de los cornpanantes del enfermo, dandoles los ingredientes necesarios para practi-
- 31car la desinfecci6n, y exitar con buenas razones su interei personal, haciendoles ver que protegiendo
a los demas se prote-ren a si mismos y que los cases de contagin, tan Irecuentes
en la familia del tiioideo por el contacto intimo
el agente
con el enferrno. pueden evitarse destruyendo
generador
oportuno,
I.:OIIIU
de la euterrnedad
en
el momenta
es el que sc ha senalado.
Es verdaderamente
inexplicable
por que no se enconnan puhlicamente
tan se ncillas praticas y por que no
entran en las prcocupacioues
de los poderes
publicos y
de los
corsejos
de
higiene,
inutilme ntc en laboriosas
en este
l!ltro
puntu,
en vez de
gastar
del bacilo tifoso,
investigaciones
dejandolo
energias
escapar
de donde
se
tiene segur« para buscarlo, despues de 511 diserninacion,
en donde serian practicamente
imposibles
las tentativas
para destru irlo.
Pue de objetarse
que la iniciativa
individual
no alcanza a prevenir el contagio dL' una enfermedad
que hi!
echado
tan
fluencia
las pocas
suacion.
cuando
anualmente
dispendiosa
1<1 mayoria
mente
textos
hondas
~l'
cuentan
SL'
presentan?
Lie suyo,
dc
rakes;
porque
desinfecciones
los
por los
asociados
hacen
por centenares
cpara
alguns
(,tientn
que se
los casas
que imponerse
cuidados
deja
que
que
S~
la cpidemia?
Son estas
razones
pori! I\() hacer nada
cuando IlO
0
Sl'
in-
pur perque
una tan-a
requicrc, ~i
e xtienda
librc-
mas bien prepuedc
haec!"
todo, para reuunciar a una labor que talvez
alguu eli:\
lIegara a coronar el e xito.
Es de lamenrarse el LJUC se hay a hecho caso orniso
del cstucrzo particular,
que se haya renunciado
a prcc»nizarlo
y dirigirlo,
sie ndo factor de tan alta importancia
ttl
la lucha
con ira la fiebre
titoidea,
que
dehiera
e- tar
dcscle haec mucho tiernpo. t.ClI<ll sera la causa de sernejantc frialdad?
Gnu es de urgente
necesidad
que cada UIlO contribuy a a poner
una harrera
al axote?
empenada
- ~2-
'-0 es
que no se tiene conciencla de la situacidn que
crea el peligro de contagio? Los medicos, los higenistas
y muy pocos particulares parecen los unicos convencidos
de la necesidad urgente de restringir las probabilidades
de contagia y apenas se limitan a hacer algunas indlcaciones profitacticas en cad a caso que se les presents;
desgraciadamente la opinion y el sentimiento individuales no los acompanan: se teme mucho con traer la fiebre
tifoidea, pero al mismo tiernpo se nota muy poco ardor
en poner los medios para hacer infundados los ternores.
Cierto es que las masas no estan suficientemente instruldas a este respecto, perc entre los que conocen el peligro y la manera de evitarlo, son muy pocos los que se
someten a hacer una rigurosa destnfecctcn, por falta de
recursos unos, otros por pura negligencia. Las asperezas
o los azares dichosos de la vida haeen que el ciudadano
luche como un egoist a y pierda de vista poco a poco el
objetivo social, sacriftcando a sus comodidades particulares del momento, el bienestar de la colectividad; de aquf
una de las razones de ese estado de animo especial de
indeferentismo que reina en los asociados.
*
• •
Eliminada, por estos motivos, la accion individual
como adyuvante en la profilaxis de la fiebre tifoidea, queda Iibre eJ campo a la accion colectiva. Esta permanecera
tamblen inerte mientras no haya quien Ie de una direccion acertada; toca entonces a los consejos de higiene 0
a los poderes publicos, senalar al cuerpo social de donde viene el peligro e indicar los medios convenientes para
cornbatirlo: en este orden de ideas, la sociedad tiene el
- 33derecho de saber en donde se van presentando los casos
de fiebre tifoide a para poderse orientar en la defensa,
porque el enfermo crea a su alrededor un toco de contagio.
La fiebre tifoidea no es una enferrnedad vergonzosa,
no impJica mayor responsabilidad
en el que la sufre ni
ra opinion publica puede ser afrentosa
para el enfermo;
por consiguiente, G lJe) podra obligarse al practice a senatar todos los cases que se presenten en SII c1ientela? Parece que ell Colombia
110 hay una Icy a este respecto:
pero ya pueden
la dictara
supouerse
la autoridad
los primeros
sedan
los escollos
cornpetente:
en oponerle
ello el seer eto profesional.
punta
COil
resistencia,
Evidentcmente
uno de los aspectos
se liga
que
waves
muchos intereses,
encontraria
talvez
si
los medicos
aJegando
para
constituye
este
del problema,
de suyo respetables,
porque
que po-
drlan lastimarse: pero pensando un poco sobre el asunto
se lIega a la conclusion
de que ell materia de fiebre tifoidea vale muy POC!) la discrecion del medico: 110 se tratara de ocultar el mal a los individuos
porque
estar
en rnuchas
al corriente
mismas
ocasiones,
de 10 4lH:
advertencias
del medico
que deben tcner, los punen
del diagnostico:
la reserva
vecinos y Ius relacionados
nerse
de modo absolute,
de la misrna casa,
ellos son Ius psirneros
sucede y si no 10 estan,
sobre
en
las
las precauciones
inmediatamente
ell la dave
para con los parieutes, los
del
porque
enterrno
110
puede mante-
la noticia corre mas apri-
sa de III que conviene: siendo ya del dorninio publico el
conocimiento de un caso de fiebre titoidea. no hay razou
para ser circunspecto ante un consejo de higiene () ante
una autoridad
objeto
trario,
para
() asociacion
dirigente,
constituida
con el
de limitar la extension
de la enferrnedad;
al COl1esta dec/aratoria
viene a constituir una garanria
la colectlvidad
y para
cl individuo
mismo, y tendria
por caractei
ser, como casi todas las convenciones sociales, como una especie de transaccicn entre los derechos
-30'del individuo y los de la sociedad, que deberfa aeeptarse
facilmente porque se haee en ese campo, eonocido por
todos, de los servicios reciprocos.
Por otra parte la pretendida reglamentaci6n encontrarfa entre los asociados muchos recalcitrantes, en atencion a sus prescripciones obligatorias, sobre todo en estos
tiempos en que las clases democraticas tie nen una sed
inextingulble
de Iibertad individual, aunque esa libertad
sea peligrosa, y se opone abierta resistencia a todo 10
que aumente los deberes del ciudadano. No Ialtara quien
diga que toda imposici6n es repugnante y que es preferible aceptar la opresi6n y la violencia de aquellos individuos que 10 contagian, en cambio de lIevar sobre
ellos, que soportan en silencio un mal inocentemente
adqulrldo, la sanci6n de una ley. Denotaria un caracter
esencialmente altruista quien tal razonamiento hiciere,
mas si expone su seguridad personal por no incomodar
a su vecino. Pero no se trata de un caso particular sino
del interes cornun y en estas circustancias, un pueblo no
tfene el derecho de razonar de esa manera, porque lastimaria muchos intereses adquiridos. En este caso particular, quienes se opondrlan a una reglamentacibn adecuada?
EI enfermo, como muchas veces ignora su situacion y se
encuentra casi siempre en la impotencia, podrfa resignarse: no hay raz6n para suponerle interes especial en contagiar a su vecino. Talvez lIegando a sus acorn pan antes,
mas especial mente interesados porque sobre ellos pesarian los minuciosos cuidados de defensa, de segura se
oiria el grito de protesta. No es este el lugar de discutir
las bases de una reglamentaci6n adecuada, ni si es oportuna la intervenci6n de la magistratura; pero si esa reglamentaci6n sobre profilaxis de la fiebre tifoidea lIegara
a ser Icy de la Republica, cseria demasiado gravosa para
los asociados? t» es que tiene algo de subversiva? La
contestacion esta por la negativa: para Que la sociedad
-
35-
no tema al contagio y tenga una arma poderosa para
luehar contra la fiebre tifoidea, dando un paso de verdadero progreso,
se haee necesaria la ley que la proteja.
Una verdadera demoeracia saerifiea muchas veces la unidad en provecho de la colectividad
y la democratizacion
de un pueblo va forzosamente
acompanada,
por paradojico que esto parezca, de nurnerosos atentados contra el
individuo
considerado
aisladamente:
es precise reconocer que el bienestar colectivo, con frecuencia. sc aviene
mal con la comodidad exclusiva de uno solo 0 de varios
individuos. lnspirandose
en esta verdad, los asociados iran
acosturnbrandose poco a poco a la idea de que es indispensable considerar
la profilaxis
mas alia
que aetualmeute
se encuentra
circunscrira.
Son estas, Iigerarnente
los limites
lit'
ex aminadas,
en
algunas de las
condiciones
relativas a la enfermedad y a los medics
propuestos
para prevenirla:
la colectividad puede, segun
lin propio criteria, rehusar
los medios que la poncu a
salvo, aceptartos con beneplacito
() quedar
indiiercnte.
En todo caso, la reglamentaci6n
sobre
profilaxis,
sea
que venga
por iniciativa
particular
II
intervencion
pnr
del Estado, -que
en ultimo analisis serla a quien vendria a corresponder,irnponc nuevas obligaciones
a los
ciudadanos y Sll cumplimiento,
en principio, solo puede
lograrse por dos medias: 1a Iucrza y la persuacion.
La
fuerza s610 cahe en las disposiciones
de tu:, gobiemos
autoritarios
que no ternen violentar al pueblo cuando
creen hacerle algun beneficio; la persuacion
l'~ del
dorninio de los palses en don de la optniou
berana
y en donde
las
medidas
puhlica
legislauvas
sumen de las nociones que se han instalado
timiento
publico.
Las
L'S 50-
Son
ell
.:I re-
el asen-
cos se combinan en proporciones
variables segun la Constitucion Legislativa de cada pais
y es la resultante
de esas dos energlas la que determin. el grade de obedlencia; se eomprende bien que en
un pais,
en donde
falta
36orientacion
y en
a la autoridad
don de la opinion
publica
es resistentc,
no puede
hacerse can provecho
una innovacion
aunque sea en beneficia
de los asociados.
mera
linea
para
EI
estado
razones
que
contra las enfermedades
lucha
de Estado.
za de resistencia,
esfuerzos
para
Siendo
es sabre
lamidad
el contagio
publica
mentacion
la opinion
publica
tam bien,
no se la atrae
autoridad
competente
ha dicho
mas arriba
alcobas
la sanci6n
convenientemente
que
puede
hayan
quiere
legal,
mucho
ni los exiguos recursos
ridad
publicas:
vimiento
vivir.
cerse
los
la idea
por base de este
lectivo
que
prender,
gado
todo
asentimiento
el
sustituyendolas
de muy pocos,-
enferrnedades
mundo
a cabo, cl
voluntad,
que
tan esparcidas
como
puede
el mo-
de hacerlo
y los auxilios
puede
conquiste
publica,
cuestiones
comprende
la ca-
0
iniciar
rincones,
opinion
nada
y re-
llevarla
al sentimiento
que
animus
de buena
la palabra
de profilaxis,
de la
las
medidas
es obra dificil
incapaces
mas apartados
Se
hasta
los
pueden
son
regiaque la
profilaxis.
llevar
por la simpatia
suscripciones
el asentimiento
una
codificar
para
dados
pero
y una ca-
de todos.
individuos
51 con el ejemplo,
hasta
penetrar
a poco
esas
de proteccion,
Pero
lIevados
y
animos
No basta,
pocos
de
preparados
dictar
de los
tiempo.
de unos
sobre
en la conciencia
preparaci6n
concurso
pero
can
a decir,
muy dificil
se pueden
entrada
Esta
legislar
es
sino
de
equivale
los
tratandose
publica
suceptible
10 que
que
en
accion
es
la fuer-
cleben dirijirse
ella que
es una
10 limite;
que
prescribe,
cousiderarse
la
como una sim-
buenos argumentos,
y estos abundan
profilaxis,
resulta factible la tarea.
Como
en pri-
no puede
infecciosrs
y como
atraerla;
entra
de 10 que se
la observancia
y es par estas
ple funci6n
social
hapoco
tomando
de interes
co-
puede
com-
de caridad,
-Ie-
0
en presencia
la fiebre
tifoidea.
de
La
--. 37 --
ensetlam:a as 71'Iisio" bien ardua y todavia 10 puede ser
mas ia conquista de la opinion: no debe contarse para
ello tan solo con el apostolado de la educacion publica.
que darla muy buenos
perc tardios
rio
mas
buscar un espacio
idea mas precisa
frutos:
abierto
de 105 deberes
es
necesa-
hay a una
donde
que deben
cumplirse,
incitar primero las cJases dirigentes para lIegar, por alguna combinacrou, a poner en presencia la accion laica
y la accion confesional qUI:: en la conquista
de vol unrades encaminada hacia un mismo fin. encontrartan un
hermoso campo de e:nulacibn
Asi podrla asegurarse,
en sus labores.
que los asociadas
con placer la introduccion
saludarian
de un reglamento
que au-
mente las probabilidades
de su seguridad personal, por
que serla esa una obra de humanidad y de justiciar
•
'"
.
Las nociones contenidas en los parratos anteriores
pueden resumirse en unas breves Hneas, a manera de
concluslones generales, que facilmente se deducen de 10
expuesto.
EI modo <re ser especial de la tiebre tifoidea, como
entermedad
inmunizante,
nos penosa,
porque
sos imaginados
hace que
agrega
por la higiene
para
si6n y confiere mayor resistencia
de ha tornado asiento.
EI agua potable,
la defensa
esta condici6n
contaminada
sea me-
a los recur-
Iimitar
su exten-
a la colectividad
directa
0
don-
accidental-
metltt por 'I bacil0 de Eberth, constituye, 51 n6 el unieo,
-
38 -
por 10 menos el principal modo de contagio: pero el origen de la infecci6n
radica ell el enfermo,
que multiplica los gerrnenes y )05 disemina
impregnando
los diversos medios; por consiguiente,
en vez de ejercer extricta vigilancia en el punto de emergencia
de las fuentes, en su entrada a la ciudad 0 en el acueducto,
es
decir, cuando el germen va en una gran can tid ad de
agua, mezclado con innumerables
bacilos inofensivos
0
muy poco virulentos que se le parecen y dificultan
su
investigaci6n,
es mucho mejor sorprenderlo
en su punto
de partida, alii donde su naturaleza no es dudosa, en el
momento en que sale del enterrno, destruirlo
por medio
de una cuidadosa desinfeccion
y abandonar
la esperanza
ilusoria de alcanz arlo despues de que se haya diserninado. De esta manera puede evitarse
tambien la expansion de la enferrnedad
par los otros medics,
menos
frecuentes, de contagio. Asi, los cuidados de defensa deben dirigirse al enfermo, y mas especial mente a 105 residuos de su metabolismo.
Es necesario poner en juego todos los recursos que
puedan
utilizarse
para conseguir
que los asociados se
vayan habituando
a la idea de prevenei6n.
La iniciativa
individual pod ria lograr este fin, pero para que su acci6n sea eficaz, es indispensable
la conveniente
instrucci6n de los miembros de la colectividad,
conduciendolos par efeeto del ejercicio y la costurnbre,
al cumplimiento facil de sus deberes para con la sociedad; si
todo individuo enfermo de fiebre tifoidea tuviera la eonvieci6n de que no debe salir de su casa ni quedar en
etta ningun germen vivo de la infecci6n, en beneficia de
su familia, sus vecinos 0 sus conciudadanos,
en una palabra, de 10 que para eJ constituye
un deber humane,
la defensa estarla establecida.
Mientras
Ilega ese momento, que seguramente
tardara mucho, hay que contentarse
con los recursos de
~ 39que puede disponerse
hasta ahora e incitar a
105
grupos.
asociaciones, juntas, etc., que interesados en la sa Iud de
pongan su influencia
para
que, en caso de fiebre tifoidea, la familia del enfermo y
los individuos de esas corporaciones, no esten amenazados por el flagelo.
La accion publica puede ejercerse para imponer,
cada uno de sus miernbros,
hasta donde alcance, la observancia
de todas las reg las
higienicas contenidas ell 10 que actual mente se sabe de
fiebre tifoidea. Alii donde se lirnita su poder, debe pro-
ceder a la misma obra por media
de la ensenanza,
los
consejos, los auxilios, etc .. ayudando a los que la siguen, y vigilando muy de cerca a los que rehusan cumplir sus indicaciones. Sustituyendo
la accion del egoismo
pOT el principio fecundo del altruismo, esa intluencia social
tendra franca aceptacion,
porque sed aplicada
a todos
sin distincion de clast ni 1.1..: origen.
Esta
absorcion
progresiva
de las
individualidades
por la colectividad,
viene a ser fatalmente
el principio
de innumerables conflicos suscitados poria vigilancia celosa de sus derechos reciprocos: ell prevision de tales
dificultades
debe inrervenir
la acciun legislativa con una
conveniente
reglamenracion
que fij •• las obligaciones
de
los asociados, para que 'ada uno teuga un papel bien
deterrninado
en la defvusa. La eficacia de los medios profilacticos, pertectamente
dernostrada,
justlfica
la restriccion de la libertad
individual.
protector y
arbitral' las dife-
Sicndo el Estado
sosten de la colectividad, It' corresponde
rencias entre sus intereses y los de los particulares.
La organizacion
de la deteusa, segun los principios
enumerados, tiene por objeto buscar
el mal en su origen.
unico modo de hacer la prevencion con eficacia; decir
con ella se [lace desaparecer totalmente la epidemia,
que
se-
ria una promesa aventurada, y la ciencia no legitima estos
vaticinios: la fiebre tifoidea,
provocada
por un ser vivo.
-40viene a ser algo vivo y por consipieAte, imposible $Ie fP,
prirnir de modo absoluto; pero Iimitando ef conta&i~. Sf
habrc1 hecho un adelanto en beneficio del individuo, de- la
colentividad y de la raza.
Descargar