La tutela de la trabajadora embarazada en la reciente jurisprudencia comunitaria NURIA ELENA RAMOS MARTÍN * SUMARIO: 1. PROTECCIÓN DE LA SITUACIÓN DE EMBARAZO. 1.1. Planteamiento general. 1.2. La normativa protectora de la trabajadora embarazada.—2. EXTINCIÓN DEL CONTRATO EN BASE A LA SITUACIÓN DE EMBARAZO: COMENTARIO A LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, DE 4 DE OCTUBRE DE 2001, (JIMÉNEZ MELGAR).—3. LA PROHIBICIÓN DE DESPIDO: COMENTARIO A LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, DE 4 DE OCTUBRE DE 2001, (TELE DANMARK A/S). 4. CONSIDERACIONES FINALES: EL REFUERZO DE LA TUTELA DE LA TRABAJADORA EMBARAZADA EN EL MARCO COMUNITARIO. 1. PROTECCIÓN DE LA SITUACIÓN DE EMBARAZO 1.1. Planteamiento general L a protección que, en el ámbito de la Unión Europea, se ha otorgado a la trabajadora por razón de la maternidad, como sujeto potencialmente expuesto a sufrir consecuencias perjudiciales en el seno de la relación laboral, ha sufrido una importante evolución desde los inicios de la andadura del proyecto de integración europea. En la mencionada evolución, el Tribunal de Justicia de la Comunidades Europeas, (en lo sucesivo, TJCE), ha desempeñado un papel fundamental como intérprete de la normativa comunitaria sobre protección por el emba- * Becaria de Investigación de la Universidad de Salamanca. razo y la maternidad en el trabajo, en concreto, con relación a la contratación, las condiciones de trabajo y el despido. Los abundantes pronunciamientos del TJCE en relación con dicha normativa, han sido objeto de alabanza en muchos casos por realizar una interpretación expansiva de la tutela protectora del Derecho comunitario y de crítica en otros, por su falta de claridad o por ser contradictorios y suponer un retroceso en el ámbito material de protección conseguido. Sin embargo, sus dos últimos pronunciamientos en la materia, objeto de comentario más adelante, suponen un importante avance en lo referente al alcance de dicha protección y clarifican su jurisprudencia previa. Estas resoluciones judiciales sirven de base para la reflexión sobre la profusa jurisprudencia comunitaria sobre tutela frente al despido por razón de maternidad, sobre la normativa objeto de interpretación en la misma y sobre la legislación española de transposición de la REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 183 JURISPRUDENCIA mencionada normativa supranacional y los problemas prácticos que su aplicación ha venido suscitando. Como paso previo al análisis de la incidencia que la normativa y jurisprudencia comunitarias han tenido en la configuración de la protección, que frente al despido discriminatorio por razón de embarazo o por maternidad, otorga el ordenamiento laboral español, cabe establecer una serie de precisiones respecto a la justificación y el alcance de dicha legislación. Una parte importante de la normativa protectora de la mujer, tanto en lo referente a la normativa internacional como en la regulación interna de los distintos Estados, está compuesta por normas específicas de protección de la maternidad, es más, tanto en el ámbito de la OIT como en el Comunitario 1, así como, en el del Derecho español, se observa una tendencia hacia la eliminación de toda normativa excesivamente protectora de la condición femenina que conlleve desigualdades de trato entre los sexos no fundadas estrictamente en la protección de la maternidad sino en concepciones obsoletas basadas en la mayor debilidad del sexo femenino o tendentes a evitar su sobreexplotación laboral como sujetos potencialmente vulnerables. En éste sentido, el Tribunal Constitucional, en adelante TC, ha señaLa Directiva 76/207 declara la licitud de las normas que establecen un trato diferenciado de la mujer, en orden a su protección, especialmente en lo que se refiere al embarazo y la maternidad (art. 2.3), aunque hay que matizar que el art. 3.2.c de la Directiva 76/207 insta a los Estados miembros a revisar «aquellas disposiciones legales, reglamentarias y administrativas contrarias al principio de igualdad de trato, cuando el deseo de protección que las inspiró en un principio no tenga ya razón de ser.» En concordancia con ello, en la Sentencias del TJCE de 25 de julio de 1991, asunto Stoeckel, asunto C-345/89, Rec. p. I-4047 y de 2 de agosto de 1993, asunto Levy, C-158/91, Rec. p. I-4287, se consideró contrario al artículo 5 de la Directiva 76/207, que establece el principio de igualdad de trato en las condiciones de trabajo para hombres y mujeres, sin discriminación por razón de sexo, la prohibición de trabajo nocturno de las mujeres, pues no hay razón que justifique que los efectos o inconvenientes de tal tipo de trabajo sean diferentes para los dos sexos. 1 184 lado, en la STC 229/1992 2, que el mandato de no discriminación por sexo del artículo 14 CE, exige eliminar aquellas normas jurídicas que, «con la salvedad del embarazo y la maternidad, aunque históricamente respondieran a una finalidad de protección de la mujer como sujeto fisiológicamente más débil, suponen refrendar o reforzar una división sexista de trabajos y funciones mediante la imposición a las mujeres de límites aparentemente ventajosos, pero que suponen una traba para su acceso al mercado de trabajo». Las normas protectoras que establecen un trato diferenciado de la mujer en lo que se refiere al embarazo y la maternidad se conciben, desde esta perspectiva, como una excepción a la igualdad de trato en materia de condiciones de trabajo. «En estos casos estaríamos ante normas que no tienen ese carácter discriminatorio, pues no se basan en la inferioridad de la mujer, sino en la importante función social de la maternidad y de la procreación; son normas que diferencian entre el hombre y la mujer, pero por motivos fisiológicos y no sexistas» 3. 1.2. La normativa protectora de la trabajadora embarazada La protección específica de la maternidad se recoge actualmente en el ámbito internacional en una serie de instrumentos jurídicos, La STC 229/1992 concede el amparo a una trabajadora que pretende ocupar una plaza de ayudante minero en la empresa nacional HUNOSA y tal derecho le había sido denegado porque la posibilidad de ser minera se prohibía por el Decreto de 26 de julio de 1957 y por el Convenio 45 de la OIT (ratificado por España, BOE de 21 de agosto 1959), declarando la inconstitucionalidad de dicha prohibición. 3 GORELLI FERNÁNDEZ, J., La protección por maternidad, Tirant lo Blanch, Valencia, 1997, pág. 366. En este mismo sentido: BORRAJO DACRUZ, E., «La no discriminación por razón de sexo en el Derecho español del trabajo», DL, nº 7, pág. 39; y RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., «Discriminaciones e igualdad entre los sexos en la relación de trabajo», RL, Tomo I, 1993 pág. 22. 2 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN entre ellos, destacan la Convención de la ONU de 1979, sobre eliminación de todas las formas de discriminación, la Carta Social Europea de 1961 y los Convenios de la OIT 3 de 1919 y el 103 de 1952, revisado por el Convenio 183 sobre protección de la maternidad de 2000. En todos ellos, se recoge la prohibición de despido durante el tiempo de licencia por maternidad o durante la eventual enfermedad provocada por el embarazo o parto, además, el Convenio 183 de la OIT recoge la inversión del onus probandi, incumbiendo al empleador la carga de la prueba de que los motivos del despido no están relacionados con dichas causas. En lo que respecta al marco jurídico comunitario, la normativa protectora de la maternidad se recoge en la Directiva 92/85, de 19 de octubre de 1992, diseñada principalmente para asegurar la seguridad y salud de la trabajadora embarazada, que haya dado a luz, o en período de lactancia, en el entorno laboral 4. El artículo 10 de la citada Directiva establece la obligación de que los Estados miembros prohiban el despido de las trabajadoras embarazadas, que hayan dado a luz o en período de lactancia, durante el período comprendido entre el comienzo del embarazo y el final del permiso de maternidad, salvo los casos excepcionales no inherentes a su estado, debiendo en este caso justificar por escrito su decisión. Con anterioridad a la aprobación de la Directiva 92/85, la trabajadora embarazada no se encontraba desprotegida en el ámbito del Derecho comunitario, la tutela de la mis4 El objetivo principal que pretende lograr esta Directiva se circunscribe al ámbito de la seguridad laboral pero ha tenido gran incidencia también en el ámbito de la Seguridad Social y en el de la igualdad de trato entre hombres y mujeres en el empleo. La base jurídica utilizada para aprobarla, como medida protectora de la seguridad y salud de los trabajadores, eludiendo así, la unanimidad necesaria para aprobar medidas comunitarias en los otros dos ámbitos en que incide, dio lugar a la contestación del país cuyo veto, precisamente, se pretendía evitar, el Reino Unido. ma frente a una decisión del empleador de carácter discriminatorio se basaba en varios preceptos de la Directiva 76/207 sobre igualdad de trato, norma que, junto con el resto de Directivas 5 que establecen una protección antidiscriminatoria por razón de sexo, son también aplicables de forma complementaria a la normativa específica en materia protectora de la trabajadora embarazada, cuando ello sea necesario, como, a título de ejemplo, en el caso de la no renovación de un contrato temporal basándose exclusivamente en el embarazo de la misma, (supuesto que se examinará más adelante), quedando esta situación extrarradio de la tutela otorgada por el artículo 10 de la Directiva 92/85 pero comprendida en la prohibición discriminatoria de los artículos 2 y 3 de la Directiva 76/207. Junto a ello en la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE del 2000 6 se ha incluido una nueva base jurídica para la protección contra cualquier despido por una causa relacionada con la maternidad (artículo 33). Existe, asimismo, una abundante jurisprudencia del TJCE en torno a la protección frente al despido discriminatorio por razón de embarazo, que se mencionará a lo largo de este trabajo, al hilo del análisis de los pronunciamientos objeto de comentario. La adecuación de la normativa española sobre protección frente al despido de la trabajadora en situación de embarazo o permiso por maternidad a la normativa comunitaria en la materia ha sido muy discutida entre la doctrina hasta la aprobación de la Ley 39/1999, de 5 de noviembre, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras, (en lo sucesivo, 5 En especial la Directiva 97/80/CE, de 15 de diciembre de 1997, relativa a la carga de la prueba en los casos de discriminación por razón de sexo. 6 No debe olvidarse que, por el momento, dicha Carta tiene el mero valor de una declaración solemne, sin eficacia jurídica alguna, como mero embrión de una posible Constitución de la UE, cuya elaboración está en proceso de discusión en una Convención en el seno de la UE, creada a tal efecto. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 185 JURISPRUDENCIA LCFL) 7. Dichas críticas, se referían en su mayor parte a la situación creada tras la reforma del ET introducida por la Ley 11/1994, que eliminaba la calificación automática de nulidad del despido durante el período de suspensión del contrato si no quedaba probado por el empresario el incumplimiento alegado en su escrito de comunicación, cualquier trabajador en situación de suspensión de su contrato gozaba, por tanto, de la aplicación de la carga de la prueba y la presunción de que se trataba de un despido nulo. Tras la mencionada reforma, las causas de nulidad quedaban limitadas a las del artículo 108 LPL, es decir, despido por causa discriminatoria o en vulneración de derechos fundamentales. La consecuencia práctica de la citada reforma era el debilitamiento de la protección específica frente al despido discriminatorio realizado durante el período de suspensión por maternidad. Aunque la aplicación del artículo 55 ET en conjunción con el artículo 108 LPL y el artículo 96 LPL, que establece la modificación de la carga de la prueba en caso de aportación de indicios de discriminación por razón de sexo, venían a conseguir idénticos efectos prácticos que la anterior regulación 8. Las modificaciones de la regulación en materia de extinción del contrato de trabajo introducidas por la mencionada Ley 39/1999, se inspiran en la normativa comunitaria, declarándose la nulidad de los despidos producidos dentro de los periodos de embarazo, suspensión del contrato por maternidad, por riesgo durante el embarazo, adopción y acogimiento de menores de seis años, así como el despido notificado en una fecha tal que el plazo de preaviso finalice dentro de los períodos de suspensión referidos 9. Igualmente, se declararán nulos los despidos de aquellos trabajadores que hayan solicitado el disfrute de los derechos reconocidos en el artículo 37.4 y 5 ET o bien que hayan solicitado la excedencia por cuidado de hijos o familiares, con la salvedad de aquellos despidos debidos a motivos no relacionados con el embarazo o el disfrute de los permisos o excedencias señalados 10. A tenor de esta regulación, cabe afirmar, que la normativa española es más amplia, en este punto, que lo establecido en el artículo 10 de la Directiva 92/85, que sólo señalaba como protegido el período comprendido desde el inicio del embarazo y hasta el final del permiso de maternidad 11. La Ley 39/1999 introduce también una modificación en lo referente al despido objetivo por faltas de asistencia al trabajo aún justificadas, se reforma el art. 52. d ET, para excluir la posibilidad de computar como tales faltas, que originan la aplicación del despido objetivo por absentismo, las ausencias que tengan su causa en el riesgo durante el embarazo y las enfermedades causadas por embarazo, parto o lactancia, superando así, la jurisprudencia comunitaria al respecto, que establece que, cuando las ausencias se producen una vez agotado el permiso de maternidad, aunque tengan su origen en el embarazo o el parto, se consideran debidas a enfermedades comunes, por lo cual, una extinción basada en Véase al respecto: BALLESTER PASTOR, M.ª A., Diferencia y discriminación normativa por razón de sexo en el ordenamiento español, Tirant lo Blanch, Valencia, 1994, pág. 212; BALLESTER PASTOR, M. A., La Ley 39/1999 de conciliación de la vida familiar y laboral, Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, págs. 51-52 y GORELLI FERNÁNDEZ, J., La protección por..., cit., p. 308. 8 Aunque se criticaba la disminución de las garantías de la trabajadora en permiso de maternidad o excedencia forzosa desde el momento que desaparece la automática calificación de nulidad. BALLESTER PASTOR, M.ª A., Diferencia y discriminación..., cit., pág. 212. Arts. 53. 4 ET, 55.5 ET, 108 LPL y 122.2 LPL. Este precepto se refiere a permisos o reducciones de jornada por cuidado de lactantes, menores de seis años o disminuidos físicos o psíquicos o familiares. 11 En esta línea se pronuncian: BALLESTER PASTOR, M. A., La Ley 39/1999..., cit., pág. 54. GORELLI HERNÁNDEZ, J., «La reciente Ley 39/1999, para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras», RL, nº 24, 1999, pág. 45-46 y NEVADO FERNÁNDEZ, M. J., «El cuidado legal de personas a cargo de trabajadores. (Maternidad y parentalidad en las relaciones de trabajo y de seguridad social) (y II).» REDT, nº 106, julio-agosto, Civitas, 2001, pág. 511. 7 186 9 10 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN dichas ausencias no sería contraria al principio de igualdad de trato tal y como se recoge en la normativa comunitaria 12. En relación con ello cabe destacar que la jurisprudencia comunitaria en materia de protección de la trabajadora embarazada frente a un despido motivado por ausencias del puesto de trabajo que tengan su causa en enfermedad por embarazo no ha sido uniforme y ha sufrido variaciones a lo largo del tiempo. Resumiendo dicha evolución, se puede afirmar que, en el estadio actual, se ha superado la jurisprudencia sentada en la sentencia del TJCE de 29 de mayo de 1997, asunto Larsson, C-400/95, Rec. I-2757, por la cual, se estimaba que la Directiva 76/207 no se oponía «a los despidos que son consecuencia de ausencias debidas a una enfermedad causada por el embarazo, aunque dicha enfermedad haya aparecido durante el embarazo y se haya prolongado durante y después del período de descanso por maternidad». Esta jurisprudencia fue modificada por la Sentencia de 30 de junio de 1998, asunto Brown, C-394/1996, en la que el TJCE corrige su jurisprudencia sentada en el asunto Larsson, afirmando que el despido de una trabajadora en cualquier momento de su embarazo, por ausencias debidas a una incapacidad laboral motivada por una enfermedad causada por aquel, lesiona el Derecho comunitario de igualdad de trato entre hombres y mujeres en el empleo, aunque matizando, que continua vigente su jurisprudencia en el asunto Hertz (STJCE de 8 de noviembre de 1990, C-179/1988, Rec. pág. I-3979). En este último pronunciamiento, el TJCE estableció que, en la medida en que los estados patológicos causados por el embarazo o el parto, que motivan las ausencias, aparezcan tras el permiso de maternidad, están comprendidos en el ámbito de aplicación del régimen general aplicable en caso de enfermedad, por lo cual, la única condición para que no exista discriminación basada en el sexo será que dichas ausencias se tengan en cuenta, a efectos de despido, en las mismas condiciones que las de un hombre a causa de una incapacidad laboral de idéntica duración. Un comentario sobre la sentencia Hertz, vid., RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., «Discriminación por razón de sexo y embarazo de la trabajadora», RL, nº1, 1991, págs. 7-10. Sobre la sentencia Brown, vid., PALOMEQUE LÓPEZ, M. C., «Sentencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, de 30 de junio de 1998 (asunto Mary Brown contra Rentokil Ltd., C-394/1996)», Carta Laboral, nº 4, 1999, págs. 61-65 y PÉREZ YÁNEZ, R., «Un nuevo paso en la tutela comunitaria de la trabajadora embarazada. Notas sobre la STJCE de 30 de junio de 1998», AL, nº 4, 1999, págs. 69-81. 12 2. EXTINCIÓN DEL CONTRATO EN BASE A LA SITUACIÓN DE EMBARAZO: COMENTARIO A LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, DE 4 DE OCTUBRE DE 2001, (JIMÉNEZ MELGAR) En el pronunciamiento objeto de comentario, el TJCE responde a una cuestión prejudicial planteada por el Juzgado de lo Social Único de Algeciras sobre la interpretación del artículo 10 de la Directiva 92/85/CEE del Consejo, de 19 de octubre de 1992, relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud en el trabajo de la trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en periodo de lactancia. Los antecedentes de hecho en el litigio principal se sintetizan de la siguiente forma: la Sra. Jiménez Melgar, actora en el litigio principal, fue contratada por el Ayuntamiento de Los Barrios (en lo sucesivo, Ayuntamiento) en junio de 1998, en calidad de trabajadora por cuenta ajena, para ejercer la actividad de asistencia domiciliaria de jubilados sin familia, con un contrato a tiempo parcial de duración determinada, tras este se celebraron sucesivamente entre la actora y la empresa otros tres nuevos contratos de las mismas características, para desempeñar funciones similares a las señaladas en el primer contrato, prolongándose la relación laboral entre las partes hasta el 2 de junio de 1999. Mientras tanto, el Ayuntamiento había sido informado del embarazo de la Sra. Jiménez Melgar. El 7 de junio de 1999 se celebró una reunión con la trabajadora para reconducir su relación laboral mediante la firma de un quinto contrato de trabajo a tiempo parcial para sustituir durante las vacaciones a miembros del personal de la categoría de asistente domiciliario. El comienzo del contrato se fijó el 3 de junio. Sin embargo, la trabajadora se negó a firmarlo y, al día siguiente, dirigió una carta de reclamación al Ayuntamiento, en la que alegaba que su anterior contrato con este último REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 187 JURISPRUDENCIA no se había extinguido, ya que fue despedida de forma discriminatoria y con vulneración de sus derechos fundamentales. Por consiguiente, afirmaba, no debía suscribirse un nuevo contrato, sino que procedía simplemente su reincorporación a su puesto de trabajo. En estas circunstancias se interpuso la demanda de la Sra. Jiménez Melgar contra el Ayuntamiento ante el Juzgado de lo Social Único de Algeciras. Este órgano jurisdiccional no entró a examinar la cuestión de si la relación laboral entre la trabajadora y el Ayuntamiento debía de ser considerada por tiempo indefinido, dada la continuidad en el tiempo y la homogeneidad de la actividad laboral desarrollada, que permitían que existieran dudas sobre si el Ayuntamiento celebró, con la actora, una serie de contratos de duración determinada en fraude de ley, tras cuya apariencia, se encubría un único contrato por tiempo indefinido, aunque se reservó la posibilidad de analizar posteriormente dicha cuestión. Por el contrario, centró su examen en la eventual existencia de una discriminación por razón de sexo, si el despido hubiera estado motivado por el embarazo de la demandante en el procedimiento principal. Ante las dudas sobre la conformidad con el Derecho comunitario de la legislación española vigente en la época en que se produjeron los hechos y en lo relativo al carácter directamente aplicable y al alcance del artículo 10 de la Directiva 92/85, dicho órgano jurisdiccional decidió suspender el procedimiento y plantear al TJCE cuatro cuestiones prejudiciales, en las que se pregunta a dicho Tribunal además de sobre la susceptibilidad de producir efecto directo de dicho precepto, también en lo referente a si dicho artículo obliga a los Estados miembros a regular de forma especial y excepcional cuáles pueden ser las causas de despido de una trabajadora que esté embarazada, haya dado a luz o se encuentre en período de lactancia; así como, sobre si el alcance de dicho precepto se extiende tanto a la prohibición de despido como a la 188 prohibición de no renovación de un contrato de duración determinada motivada en dicho estado; y por último se plantea una cuestión sobre si el mencionado artículo 10 de la Directiva establece un régimen de autorización previa por la autoridad laboral del despido de una trabajadora inmersa en una de las situaciones recogidas por la norma comunitaria. En su sentencia, el TJCE analizó, con carácter preliminar, la admisibilidad de la remisión judicial, cuestión planteada por los Gobiernos español e irlandés y por la Comisión Europea, que manifestaron sus dudas sobre la pertinencia de las cuestiones prejudiciales para la resolución del litigio principal. El Gobierno español alegaba que el órgano jurisdiccional remitente podía comprobar aplicando exclusivamente el artículo 15. 3 LET que la relación entre la Sra. Jiménez Melgar y el Ayuntamiento tenía, en realidad, naturaleza de contrato por tiempo indefinido, puesto que la demandante había estado empleada sin solución de continuidad mediante una serie de contratos temporales para el desarrollo de las mismas funciones 13. Por otra parte, aún suponiendo que quedase demostrado que el despido de la Sra. Jiménez Melgar se debió a su embarazo, tesis que negaba el Gobierno español, el artículo 14 CE, y los artículos 55.5 y 6 LET permitirían, sin necesidad de recurrir a la Directiva 92/85, proteger a la interesada garantizándole la reincorporación a su puesto de trabajo y la condena al Ayuntamiento a pagar los salarios no abonados. Por su parte, la Comisión Europea señaló, igualmente, la falta de utilidad de la remisión prejudicial e hizo hincapié en el hecho de que las cuestiones prejudiciales se plantearon en una fase 13 Sobre la sucesión de contratos temporales y los problemas de la contratación temporal en las Administraciones públicas Cfr.: DESDENTADO BONETE, A. y DE LA PUEBLA PINILLA, A., «La contratación temporal en la unificación de la doctrina», JL, nº 1, febrero 2000, págs. 4147 y PALOMEQUE LÓPEZ, M. C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, CEURA, S.A., Madrid, 2001, 9ª ed., págs. 760-765. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN prematura del procedimiento judicial nacional, en la que el juez todavía no había determinado si la controversia se refiere a la legalidad del contrato o a la causa del despido. Estas objeciones, fueron rechazadas, con buen criterio, a mi juicio, por el TJCE en su sentencia, aludiendo a su jurisprudencia reiterada para recordar que «corresponde exclusivamente al órgano jurisdiccional nacional, que conoce del litigio y que debe asumir la responsabilidad de la decisión jurisdiccional que debe adoptarse, apreciar, a la luz de las circunstancias del caso concreto, tanto la necesidad de una decisión prejudicial para poder dictar sentencia, como la pertinencia de las cuestiones que plantea al Tribunal de Justicia» 14, y que éste sólo puede declinar su competencia, cuando resulta evidente que la interpretación o la apreciación de la validez de una norma comunitaria, solicitada por el órgano nacional, no tiene relación alguna con la realidad o con el objeto del litigio principal, cuando el problema es de naturaleza hipotética o cuando el Tribunal de Justicia no dispone de los elementos de hecho o de derecho necesarios para responder de manera útil a las cuestiones planteadas 15. Como ninguno de estos presupuestos se cumple el TJCE consideró admisibles las cuestiones planteadas por el Juzgado de lo Social y no entró a valorar si el camino de la remisión judicial elegido por el Juzgado de lo Social era el más adecuado y el más rápido, puesto que, ello significaría extralimitarse en sus funciones. 14 Cfr. Sentencia del TJCE de 15 de diciembre de 1995, Bosman, C-415/93, Rec. pág. I-4921, apartado 59. 15 Cfr. Sentencias del TJCE, de 15 de diciembre de 1995, Bosman, op. cit., apartado 61; de 13 de julio de 2000, Idéal tourisme, C 36/99, Rec. pág. I-6049, apartado 20); de 9 de marzo de 2000, EKW y Wein & Co, C 437/97, Rec. pág. I-1157; de 15 de junio de 1999, Tarantik, C 421/97, Rec. pág. I-3633, apartado 33 y de 27 de junio de 1991, Mecanarte, C 348/89, Rec. pág. I-3277, apartado 49. Pese a que, como ya se ha apuntado, el TJCE es plenamente coherente en el caso concreto con su jurisprudencia anterior, al considerar que las objeciones presentadas por el Gobierno español y la Comisión no tienen la entidad suficiente para justificar una declaración de inadmisibilidad de las cuestiones prejudiciales objeto de examen, sin embargo, se debe señalar, que las dudas expresadas por los mismos respecto a la pertinencia y utilidad de la remisión judicial al TJCE no carecen totalmente de fundamento. Estas objeciones no están exentas de razón, por los argumentos que se expondrán a continuación, pero antes, se hace necesario plantear una serie de consideraciones previas. Es relevante poner de manifiesto el hecho de que, en el momento en que se produjeron los hechos que dieron lugar al litigio, el ordenamiento español no había adaptado una normativa específica de transposición de lo establecido en el art. 10 de la Directiva 92/85, pese a que, la norma en cuestión establecía como fecha límite de adaptación del Derecho interno a lo dispuesto en la misma, el 19 de octubre de 1994, con lo cual, estaríamos ante un incumplimiento de la normativa comunitaria por parte del Estado español si el TJCE hubiese llegado a la conclusión de que, en el momento de producirse los hechos, la normativa vigente en España no cumplía con lo dispuesto en la Directiva en materia de prohibición de despido discriminatorio 16, cosa que no 16 Algún autor ha señalado esa posible falta de correlación entre la norma comunitaria y la interna antes de la aprobación de la Ley 39/1999 LCFL: BALLESTER PASTOR, Mª. A. y PONS CARMERA, Mª, «Maternidad y responsabilidades familiares» en AA.VV., (PÉREZ DEL RÍO, T., coord.), La discriminación por razón de sexo en la negociación colectiva, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 1997, págs. 158-159. «Con todo, a pesar de que ha quedado clara la necesidad de que las normas dirigidas al colectivo femenino deban apoyarse exclusivamente en la protección de la maternidad, dicha protección no queda suficientemente garantizada en el ordenamiento español en dos supuestos: 1) cuando se trata de hacer frente a la no contratación o no renovación de contratos temporales de las mujeres en estado REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 189 JURISPRUDENCIA se ha producido. Respecto a la normativa nacional vigente en el momento de producirse los hechos destacan el artículo 14 CE, que consagra el principio de igualdad ante la ley y la prohibición de discriminación por razón de sexo, y, más específicamente, el artículo 55.5 LET, que establece que «será nulo el despido que tenga por móvil alguna de las causas de discriminación previstas en la Constitución y en la Ley, o se produzca con violación de derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador». La Ley 39/1999 LCFL fue la que introdujo modificaciones en varias disposiciones, entre ellas en el artículo 55 LET, añadiendo, como ya se ha señalado previamente, como causa de nulidad del despido el de las trabajadoras embarazadas, desde la fecha de inicio del embarazo hasta la del comienzo del período de suspensión por maternidad, para atenerse a lo dispuesto en la Directiva 92/85. El Juzgado del lo Social remitente, habida cuenta del principio de irretroactividad de la ley, no tuvo en consideración la mencionada modificación del artículo 55.5 LET en el procedimiento principal y decidió, a la vista de las circunstancias del caso concreto, plantear una serie de cuestiones prejudiciales al TJCE. de embarazo; 2) cuando se trata del despido de la mujer embarazada. En estos casos, claramente fruto de actuaciones discriminatorias, no encontramos ninguna disposición que asegure la protección de la mujer en estado de embarazo. Supuestos éstos que sí reciben una adecuada protección en el artículo 10. 5 de la Directiva 92/85, antes mencionada, y que no han sido igualmente considerados en la normativa interna.» En este mismo sentido, aunque reconociendo que por vía jurisprudencial si se ha tenido en cuenta la maternidad como posible elemento discriminatorio de los despidos y por tanto, como causa de nulidad de los mismos: MORENO GENÉ, J. y ROMERO BURILLO, A. Mª., Maternidad y salud laboral, Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, pág. 33.: «Por lo que hace referencia a la protección de la estabilidad en el empleo de la trabajadora embarazada o lactante, existe en nuestro ordenamiento una deficiente regulación, en la medida en que no se contienen medidas específicas que contemplen la especial situación en que se encuentran dichas trabajadoras, poniéndose de manifiesto la falta de adaptación de la normativa española con respecto a la Directiva 92/85/CEE». 190 Esta decisión del órgano judicial remitente, que a primera vista puede parecer loable si su intención era esclarecer la normativa comunitaria aplicable al caso concreto, merece en realidad una severa crítica, puesto que, el litigio podía resolverse por el órgano judicial remitente aplicando exclusivamente el Derecho nacional, a mi juicio, plenamente compatible con el resultado al que obliga la Directiva en cuestión, incluso antes de introducirse las modificaciones previstas en la Ley 39/1999 LCFL 17, que no vienen sino a reforzar y concretizar la interdicción, ya existente con anterioridad a la citada Ley, de despido de una trabajadora embarazada por motivos relacionados con dicho estado, con causa en la genérica prohibición de discriminación por razón de sexo recogida en el artículo 14 CE, calificando a su vez el artículo 108 LPL como nulo el despido llevado a cabo por causa discriminatoria, siendo aplicable a los efectos la inversión de la carga de la prueba prevista en el artículo 96 LPL 18. Como ha venido seña- 17 Excepto en lo referente a la trabajadora afectada por un riesgo para su seguridad o salud cuando no era ni posible ni razonable adaptar las condiciones del puesto de trabajo o función de la que se derivaba el riesgo para la embarazada o para el feto; o cuando un cambio de puesto de trabajo de la trabajadora afectada no resultaba técnica y/u objetivamente posible o no podía razonablemente exigirse por motivos justificados, puesto que en este tema la transposición de la Directiva 92/85 al Derecho español sólo se había llevado a cabo parcialmente, dejando una situación de desprotección evidente cuando los puestos estaban evaluados, el riesgo determinado, pero no era posible adaptar el puesto a la embarazada. Este problema se soluciona con la Ley 39/1999, que introduce un nuevo apartado, el quinto, en el artículo 48 LET y establece que será causa de suspensión del contrato de trabajo el supuesto de riesgo durante el embarazo. Cfr. BALLESTER PASTOR, M. A., La Ley 39/1999..., cit., pág. 18 y págs. 43-44; GORELLI FERNÁNDEZ, J., La protección por..., cit., pág. 305; PALOMEQUE LÓPEZ, M. C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, cit., págs. 956-957 y NORES TORRES, «Maternidad y trabajo: algunas consideraciones en torno al artículo 26 de la Ley de prevención de riesgos laborales», AL, 16, 1998, págs. 304 y ss. 18 BALLESTER PASTOR, M. A., La Ley 39/1999..., cit., pág. 22, «En definitiva, desde el punto de vista substan- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN lando en su jurisprudencia el Tribunal Constitucional, (en lo sucesivo, TC), la discriminación por razón de sexo contraria al art. 14 CE «no comprende sólo aquellos tratamientos peyorativos que encuentren su fundamento en la pura y simple constatación del sexo de la persona perjudicada. También comprende estos mismos tratamientos cuando se fundan en la concurrencia de condiciones o circunstancias que tengan con el sexo de la persona una relación de conexión directa e inequívoca. Tal sucede con el embarazo, elemento o factor diferencial que, por razones obvias, incide de forma exclusiva sobre las mujeres. » (SSTC 94/1984, 166/1988, 173/1994, 136/1996 y 166/1998.) El Juzgado de lo Social de Algeciras debía haber tenido en cuenta la doctrina del TC al respecto antes de plantear una remisión prejudicial al TJCE. El Alto Tribunal, en un litigio de características similares al que ahora es objeto de comentario, consideró que la discriminación por razón de sexo puede generarse incluso fuera de la relación laboral, pues la mera negativa empresarial a renovar un contrato o a contratar por un motivo prohibido por discriminatorio (embarazo) vulnera el artículo 14 CE, afirmando que, «puesto que la referida conducta prohibida (la no renovación de un contrato de duración determinada motivada por el embarazo de la trabajadora) ha tenido como consecuen- cia el crear un obstáculo definitivo al acceso al empleo de la trabajadora afectada, sus efectos pueden ser equiparados a los de aquellas medidas que, en el ordenamiento laboral, impiden la continuidad del vínculo laboral por decisión unilateral del empresario, esto es, a los del despido fundado en la vulneración de un derecho fundamental (STC 166/1988), o sea, la ineficacia absoluta del acto empresarial extintivo, ilícito por discriminatorio». (STC 173/1994) 19. En apoyo de esta tesis sostenida por el TC, cabe mencionar, la opinión doctrinal que considera factible la contemplación de la nulidad de la decisión extintiva por parte empresarial en los supuestos de no renovación de contratos de duración determinada o de desistimiento durante el período de prueba con causa en el embarazo de la trabajadora, partiendo del argumento de que el artículo 122.2 c) LPL 20, que sanciona la nulidad de cualquier decisión extintiva discriminatoria o contraria a los derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador, no hace referencia expresa al despido propiamente dicho sino a cualquier causa de extinción 21. cial la modificación normativa no supone una innovación relevante respecto a la regulación anterior. Sí que supone, en cambio, una reforma de carácter formal, que simplifica y clarifica la prueba de indicios, al aplicar en todo caso la presunción de nulidad del despido cuando éste se realiza durante el espacio temporal descrito». Y pág. 52, «En este contexto, con todo, difícilmente podía defenderse que el Derecho interno no daba correcto desarrollo a la Directiva 92/85: a fin de cuentas la modificación de la carga de la prueba y la aplicación de la nulidad eran respuestas del ordenamiento ante despidos ilegales. De cualquier modo, pese a la identidad práctica, resultaba necesaria la aplicación de la calificación de nulidad a las situaciones relacionadas con el embarazo y el parto, lo que se ha producido por medio de la Ley 39/1999». En esta línea véase: NEVADO FERNÁNDEZ, M. J., «El cuidado legal de personas... (y II)», cit., págs. 509 -512. 19 Un análisis detallado de esta Sentencia del TC se encuentra en NORES TORRES, L. E., «Contratos temporales y prohibición de la discriminación sexual (a propósito de la STC 173/1994, de 7 de junio)», en TS, nº 66, 1996, págs. 40 y ss. Véase también: GORELLI FERNÁNDEZ, J., La protección por..., cit., 1997, págs. 377-379. 20 Vigente en el momento de producirse los hechos que motivaron el litigio que resuelve la STJCE de 4 de octubre de 2001, JIMÉNEZ MELGAR, cit. 21 Al respecto véase: NEVADO FERNÁNDEZ, M.ª J., «El cuidado legal de personas... ( y II)», cit., pág. 512; RIVAS VALLEJO, M.ª, P., «La relación entre trabajo y familia: la Ley 39/1999, una reforma técnica», TS, 1999, nº 108, pág. 31. Como excepción a la libertad de desistimiento en el contexto del periodo de prueba: BALLESTER PASTOR, M.ª A., Diferencia y discriminación...., cit., pág. 213 y BALLESTER PASTOR, M.ª A., El período de prueba, Tirant lo Blanch, Valencia, 1995, págs. 51-53. El juez de lo social basa el planteamiento de las cuestiones prejudiciales en sus dudas sobre la conformidad con el Derecho comunitario de la legislación española vigente en la REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 191 JURISPRUDENCIA época en que se produjeron los hechos 22 y, conforme a ello, pregunta en la primera cuestión prejudicial si el artículo 10 de la Directiva 92/85 es susceptible de producir efecto directo 23 y debe ser interpretado en el sentido de que, en caso de que un Estado miembro no haya tomado medidas de adaptación de su Derecho interno en el plazo señalado por la citada Directiva, confiere a los particulares derechos que éstos pueden invocar ante un órgano jurisdiccional nacional contra las autoridades de dicho Estado. La respuesta del TJCE, conforme al artículo 10 del Tratado CE (anterior art. 5 TCE) y a su jurisprudencia anterior, es clara, dicho precepto tiene efecto directo vertical e «impone a los Estados miembros, fundamentalmente en su condición de empleadores, obligaciones concretas para cuyo cumplimiento no cuentan con mar- gen de apreciación alguno», debiendo interpretarse tal disposición en el sentido de que, «en el caso de que un Estado miembro no haya adoptado medidas de adaptación de su Derecho interno en el plazo señalado por la citada Directiva, confiere a los particulares derechos que éstos pueden invocar ante un órgano jurisdiccional nacional contra las autoridades de dicho Estado». El Tribunal confirma, con fundamento, que el artículo 10 de la Directiva 92/85, al establecer que los Estados miembros deben adoptar las medidas necesarias para prohibir el despido de las trabajadoras durante el período comprendido entre el inicio del embarazo y el final del permiso de maternidad, salvo en los casos excepcionales no inherentes a su estado, impone una obligación clara, precisa e incondicional que confiere derechos que los individuos pueden invocar ante el juez nacional 24. 22 La falta de previsión (con anterioridad a la promulgación de la Ley 39/1999 LCFL) de una regulación específica que transponga al ordenamiento español la prohibición general, recogida en el art. 10 de la Directiva 92/85, de despido de la trabajadora embarazada durante todo su proceso de embarazo, desde el comienzo del mismo hasta el fin del permiso por maternidad, exceptuando los casos excepcionales en que concurra una causa de despido totalmente ajena el estado de la trabajadora, aplicándose tan sólo las reglas generales de protección contra despidos discriminatorios o en violación de un derecho fundamental en estos supuestos, ha sido muy criticada por un sector doctrinal. Véase: ESCUDERO RODRÍGUEZ, R., «La aplicación de la Directiva 92/85 en España», en AA.VV., (CRUZ VILLALÓN, J., coord.), La igualdad de trato en el Derecho comunitario laboral, Aranzadi, Pamplona, 1997, pág. 260; estimándose incluso, por parte de la doctrina que, dicha falta de transposición, podría suponer un incumplimiento de la regulación comunitaria sancionable con la aplicabilidad directa de los preceptos no transpuestos, en este sentido: ARGÜELLES BLANCO, A. R., La protección de intereses familiares en el ordenamiento laboral, Tirant lo Blanch, Valencia, 1998, pág. 95 y GORELLI FERNÁNDEZ, J., cit., pág. 308. 23 Sobre la noción de «efecto directo» de las normas comunitarias véase: BORCHARDT, K-P., El ABC del Derecho comunitario, Oficina de Publicaciones Oficiales de las CC.EE. , Luxemburgo, 2000, págs. 67-69; GORELLI FERNÁNDEZ, J., La protección por..., cit., pág. 309 y PALOMEQUE LÓPEZ, M. C. y ÁLVAREZ DE LA ROSA, M., Derecho del Trabajo, cit., págs. 329-330. Por otra parte, hay que recordar que, para que pueda entrar en juego el efecto directo de dicha disposición, debe quedar demostrado que el Derecho nacional vigente no es conforme con el resultado exigido por la Directiva en cuestión y los derechos atribuidos a la trabajadora embarazada no están suficientemente protegidos por la normativa nacional, cosa que parece desmentir la respuesta del TJCE a la segunda cuestión prejudicial planteada por el Juzgado de lo Social. En la mencionada segunda cuestión, el órgano jurisdiccional remitente señala que la legislación nacional vigente en el momento en que se produjeron los hechos objeto de litigio no preveía una regulación pormenorizada de las causas de despido de una trabajadora embarazada, que haya dado a luz o esté en periodo de lactancia e interroga al TJCE sobre la conformidad con el Derecho comunitario de dicho marco legislativo. Es decir, pregunta fundamentalmente si, al auto- 192 Opinión compartida por el Abogado General Sr. Tizziano en sus Conclusiones a la STJCE de 4 de octubre de 2001, JIMÉNEZ MELGAR, cit., apartado 35 y por la doctrina, véase al respecto: ELLIS, E., EC Sex Equality Law, Clarendon Press, Oxford, 1998, 2ª ed., págs. 264-265. 24 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN rizar excepciones a la prohibición de despido de las trabajadoras embarazadas, que hayan dado a luz o en periodo de lactancia en casos «excepcionales no inherentes a su estado admitidos por las legislaciones y/o las prácticas nacionales», el artículo 10, punto 1, de la Directiva 92/85 obliga a los Estados miembros a regular de forma específica las causas de despido de dichas trabajadoras. La respuesta del TJCE a esta cuestión es contundente, señalando que del tenor literal del artículo 10, punto 1 de la Directiva 92/85 se desprende que dicha norma no impone a los Estados miembros la obligación de elaborar una lista especial de las causas de despido que puedan invocarse frente a las trabajadoras embarazadas, que hayan dado a luz o en periodo de lactancia, aunque matizando que la mencionada Directiva «no excluye en modo alguno la facultad de los Estados miembros de garantizar una mayor protección de tales trabajadoras, estableciendo un régimen especial de causas de despido para ellas» 25. Mediante la tercera cuestión prejudicial, cuya falta de claridad se mencionó por el Abogado general en sus Conclusiones 26, el Juzgado de lo Social viene a preguntar, esencialmente, si el artículo 10 de la Directiva prohibe que el empleador no renueve el contrato de trabajo de duración determinada de una trabajadora embarazada. El TJCE le contesta que es obvio que dicho precepto de la Directiva se aplica tanto a los contratos de trabajo de duración determinada como a los celebrados por tiempo indefinido, puesto que «ni el tenor literal de la disposición ni su finalidad clara permiten afirmar que dichos contratos están excluidos de su ámbito de aplicación» 27, puesto que, «si el legislador comunitario hubiese querido excluir del Sentencia del TJCE de 4 de octubre de 2001, JIMÉMELGAR, cit., apartado 37. 26 Conclusiones del Abogado General Sr. Tizziano a la STJCE de 4 de octubre de 2001, JIMÉNEZ MELGAR, cit., apartado 43. 27 Conclusiones del Abogado General Sr. Tizziano a la STJCE de 4 de octubre de 2001, JIMÉNEZ MELGAR, cit., apartado 44. 25 NEZ ámbito de aplicación de dicha Directiva los contratos de duración determinada que suponen una parte importante de las relaciones laborales, lo habría precisado de forma expresa» 28. En lo referente a la otra parte de la cuestión, el TJCE declara que la falta de renovación de un contrato, cuando éste ha llegado al vencimiento previsto, no puede ser considerada como un despido prohibido por dicha disposición 29, aunque, si se constata que dicha falta de renovación de una contrato de trabajo de duración determinada está motivada por el embarazo de la trabajadora, constituye una discriminación directa por razón de sexo, contraria a los artículos 2, apartado 1, y 3, apartado 1, de la Directiva 76/207 30. El Tribunal de Justicia de Luxemburgo llega por tanto a una conclusión similar a la adoptada por el TC en su Sentencia núm. 173/1994, al equiparar el hecho de negarse a renovar un contrato temporal por razones relacionadas con el embarazo de la trabajadora con una negativa a emplearla por dicha razones 31, constituyendo ambas conductas una discriminación por razón de sexo, prohibida por los artículos 2 y 3 de la Directiva 76/207. No obstante, una vez constatada la similitud de las conclusiones a las que llegan ambos Tribunales en supuestos similares, merece destacarse que el TC da un paso cualitativamente más 28 Sentencias del TJCE, de 4 de octubre de 2001, JIMÉNEZ MELGAR, cit., apartado 43 y de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, asunto C-109/00, apartado 33. 29 Algún autor se había pronunciado contrariamente a lo establecido por esta Sentencia, véase: GORELLI HERNÁNDEZ, J., «Situación de embarazo y principio de igualdad de trato. La regulación comunitaria y su jurisprudencia», REDT, nº 97, 1999, págs. 736 y 764-765 30 La misma opinión se manifestaba en: ELLIS, E., EC Sex Equality..., cit., pág. 264. 31 Vid., SSTJCE, de 8 de noviembre de 1990, Dekker (C-177/88, Rec. pág. I-3941), apartado 12 y de 3 de febrero de 2000, Silke-Karin Mahlburg, (C-207/98, Rec. pág. I-549), apartado 20. Según esta jurisprudencia una negativa de contratación de una trabajadora considerada por lo demás apta para ejercer la actividad de que se trate, debido a su embarazo constituye una discriminación directa por razón de sexo, contraria a los artículos 2, apartado 1, y 3, apartado 1, de la Directiva 76/207. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 193 JURISPRUDENCIA grande en su afán protector de los derechos fundamentales de la trabajadora embarazada, al afirmar que los efectos de la negativa a la renovación motivada por el embarazo de la trabajadora son equivalentes a los de un despido fundado en la vulneración de un derecho fundamental, es decir, la ineficacia absoluta del acto empresarial extintivo, ilícito por discriminatorio. Por consiguiente, desde el punto de vista del buen funcionamiento de la administración de justicia, se puede calificar, sino de inadmisible, por lo menos de no muy acertada la decisión de plantear una remisión judicial dilatadora del proceso (casi 11 meses esperando el pronunciamiento del Tribunal de Justicia al respecto), especialmente, teniendo en cuenta que el proceso laboral se rige por el principio de celeridad, según el cual, dicho proceso debe gozar de la mayor agilidad de plazos y sencillez en la tramitación posible, cuando el litigio podía haberse resuelto sin grandes dificultades aplicando la normativa nacional y la interpretación dada para dicha normativa por el TC, la cual, como se deduce de la respuesta dada por el TJCE en este caso, era compatible con lo dispuesto en la Directiva 92/85 en lo que a la protección frente al despido discriminatorio se refiere. Por último, en lo referente a la cuestión prejudicial cuarta planteada por el Juzgado de lo Social al TJCE, éste pregunta si, al disponer que el despido de una trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en período de lactancia puede tener lugar «en su caso, siempre que la autoridad competente haya dado su acuerdo», el artículo 10, punto 1, de la Directiva 92/85 ha de ser interpretado en el sentido de que impone a los Estados miembros la obligación de prever la intervención de una autoridad nacional que, tras comprobar la concurrencia de circunstancias excepcionales que pueden justificar el despido de una de estas trabajadoras, otorgue su acuerdo previo a la decisión del empleador al respecto. El TJCE responde negativamente a dicha cuestión. La pregunta recogía la tesis defendida por la Sra. Jiménez Melgar, actora en el litigio principal, 194 según la cual, el precepto en discusión de la Directiva 92/85 se interpretaría en el sentido de que cualquier despido de una trabajadora embarazada debería contar con la previa autorización de la autoridad laboral 32, este planteamiento es totalmente erróneo, puesto que el tenor literal de la disposición normativa excluye tal interpretación, como señalaron en su momento los gobiernos irlandés y neerlandés, así como la Comisión y el Abogado General Tizziano en sus conclusiones, observaciones que el TJCE hace suyas, dado que la frase «siempre que la autoridad competente haya dado su acuerdo» viene precedida de la locución adverbial «en su caso», que se refiere a la mera posibilidad de la condición y que viene simplemente a recoger como válida la existencia en algunos Estados miembros, como es el caso de Portugal, Grecia y la República Federal de Alemania, de procedimientos de este tipo, pero sin imponer en absoluto al resto de Estados miembros de la UE la obligación de establecer un sistema de autorización previa de la autoridad laboral en caso de despido de una trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en período de lactancia. Por todo lo expuesto, resulta evidente que la mera lectura atenta de la norma excluye tal interpretación y, por consiguiente, que era totalmente superfluo el planteamiento de esta última cuestión prejudicial. Es evidente que, desde una óptica meramente formal, la remisión judicial presentada por el Juzgado de lo Social de Algeciras se atiene per- 32 Así parece interpretarlo también algún autor, en relación con la protección que se recogía en el ordenamiento español anterior a la LCFL, por la cual al despido con causa en el embarazo de la trabajadora le correspondería la calificación de nulo, sin embargo, se señala que dicha protección no concurre cuando se despide por causa no procedente a una trabajadora embarazada, «por lo que la protección otorgada en este caso por nuestro ordenamiento es insuficiente con relación a la requerida por la norma comunitaria, que parece admitir en estos casos sólo el despido procedente, siempre previo acuerdo de la autoridad competente y por medio de despido escrito y motivado.» BALLESTER PASTOR, M. A., Diferencia y Discriminación..., cit., 1994, pág. 212. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN fectamente a lo establecido en el artículo 234 del Tratado CE, es decir, se trata de un órgano jurisdiccional nacional que en el ejercicio de sus competencias comprueba la existencia de una posible incompatibilidad entre el Derecho nacional y el Derecho comunitario y de acuerdo con el principio de primacía de este último decide que éste es el aplicable, pero alberga dudas respecto a que la norma comunitaria de Derecho derivado relevante en el litigio cumpla todas las condiciones para su aplicabilidad directa y sobre la interpretación de la misma, por lo cual, decide suspender el procedimiento y preguntar al TJCE sobre la interpretación y aplicabilidad directa del acto jurídico adoptado por las instituciones comunitarias. En atención al respeto del principio de legalidad y a lo establecido en su propia jurisprudencia el TJCE no puede sino contestar a las cuestiones prejudiciales planteadas. Sin embargo, el hecho de que esta respuesta se produzca no viene a validar la pertinencia de la remisión judicial en este litigio en concreto, puesto que si se analiza la causa desde el punto de vista material, los preceptos nacionales potencialmente aplicables (artículos 14 CE, 4. 2 c) LET, 17. 1 LET, 55.5 LET, 96 LPL, 108 LPL, y 122.2 LPL) y la doctrina del TC son suficientes para dirimir las pretensiones en litigio, y lo que es más relevante, demuestran que los resultados a los que obligan las Directivas 92/85 y 76/207 (esta última, norma comunitaria verdaderamente aplicable al caso concreto, si se determina que, lo que se ha producido, no es un despido sino una no renovación de un contrato de duración determinada) se satisfacen suficientemente en el ordenamiento jurídico español. 3. LA PROHIBICIÓN DE DESPIDO: COMENTARIO A LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS, DE 4 DE OCTUBRE DE 2001, (TELE DANMARK A/S) En la Sentencia del Tribunal de Justicia en el asunto C-109/00, este órgano contesta una cuestión prejudicial sobre la interpretación del art. 5, apartado 1, de la Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo y del art. 10 de la Directiva 92/85/CEE del Consejo, de 19 de octubre de 1992, relativa a la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud en el trabajo de la trabajadora embarazada, que haya dado a luz o en período de lactancia. Los hechos del litigio en cuestión pueden resumirse en los siguientes términos: en junio de 1995, la Sra. Brandt-Nielsen fue contratada por Tele Danmark por un período de seis meses, a partir del 1 de julio de 1995, para trabajar en su servicio postventa de teléfonos móviles, acordándose que, la Sra. Brandt-Nielsen, debía seguir una formación durante los dos primeros meses de duración de su contrato. En agosto de 1995, la Sra. Brandt-Nielsen informó a Tele Danmark de que estaba encinta y esperaba dar a luz a principios del mes de noviembre. Poco después, fue despedida con efecto a partir del 30 de septiembre, debido a que no había comunicado su embarazo a Tele Danmark en la entrevista. Posteriormente, la Sra. BrandtNielsen, demandó a Tele Danmark ante la jurisdicción competente para obtener el pago de una indemnización porque el despido de la empleada infringía el artículo 9 de la Ley danesa sobre la igualdad de trato y la normativa comunitaria en la materia. Demanda que fue desestimada debido a que la Sra. Brandt-Nielsen, que había sido contratada por un período de seis meses, no había indicado que se hallaba encinta en la entrevista de contratación siendo así que el parto estaba previsto para el quinto mes de vigencia del contrato de trabajo. Tras apelar, la Sra. Brandt-Nielsen, obtuvo de los Tribunales daneses un pronunciamiento satisfactorio a sus intereses, entendiéndose probado que su REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 195 JURISPRUDENCIA despido estaba relacionado con su embarazo. Tele Danmark recurrió en casación contra dicha sentencia, alegando que la prohibición de despedir a una trabajadora embarazada establecida por el Derecho comunitario no se aplica a una trabajadora por cuenta ajena contratada con carácter temporal que, aun sabiendo que estaba encinta en el momento de celebrar el contrato de trabajo, no lo comunicó al empresario y que, debido al derecho al permiso de maternidad, no iba a poder realizar el trabajo para el que había sido contratada durante una parte significativa de la vigencia del contrato. En estas circunstancias, el órgano jurisdiccional competente decidió suspender el procedimiento y plantear al Tribunal de Justicia dos cuestiones prejudiciales, la principal sobre si, el artículo 5, apartado 1, de la Directiva 76/207/CEE del Consejo y el artículo 10 de la Directiva 92/85/CEE del Consejo, u otras disposiciones de dichas Directivas o del Derecho comunitario, se oponen a que una trabajadora sea despedida por encontrarse embarazada cuando fue contratada para un empleo temporal por un período determinado y al ser contratada, conociendo su estado, no advirtió de este hecho al empleador, y que, debido a dicho estado, no iba a poder trabajar durante gran parte de la duración del contrato. La empresa alegaba que la prohibición de despedir a una trabajadora embarazada establecida por las Directivas 76/207 y 92/85 no se aplicaba en las circunstancias del asunto en concreto, puesto que la razón determinante del despido no era el propio embarazo, sino el hecho de que la Sra. Brandt-Nielsen no iba a poder cumplir una parte sustancial del contrato. Alegando, además, que el hecho de que ésta no hubiese informado al empresario de su estado, constituía un incumplimiento del deber de lealtad 33 que se impone en las rela- 33 Si extrapolamos esta situación al marco jurídico laboral interno, en orden a contemplar una posible incidencia de este pronunciamiento del TJCE en el ámbito del ordenamiento español, debemos tener en cuenta 196 ciones entre trabajadores y empresarios, de modo que justificaría por sí mismo el despido. Añadiendo, que la normativa comunitaria que sanciona como ilícita la negativa a contratar a una mujer encinta, por razón de su estado, o su despido por causa del mismo, sólo sería aplicable a los contratos por tiempo indefinido. La argumentación seguida por el TJCE en este pronunciamiento es, a mi juicio, impecable, y en ella se recoge claramente cual ha sido su línea jurisprudencial en materia de tutela de la trabajadora embarazada, el Tribunal se reafirma en su jurisprudencia anterior al declarar que el despido de una trabajadora por razón de su embarazo constituye una discriminación directa basada en el sexo que es contraria al artículo 5, apartado 1, de la Directiva 76/207 34. El TJCE ha sido tajante desde sus primeros pronunciamientos en el sentido de considerar que el despido de una trabajadora por razón de su embarazo o por una causa basada esencialmente en ese estado sólo puede afectar a las mujeres y, por lo tanto, constituye per se una discriminación que la terminología «deber de lealtad» no es la utilizada por dicho ordenamiento. La crítica doctrinal contra la noción legal de «fidelidad» y contra el concepto jurisprudencial de «lealtad», fundada en la asociación entre dichas nociones y aquellas experiencias que, ciertamente, abrazaban concepciones de fuerte vinculación personal entre el jefe de la empresa y sus trabajadores insertas en un contexto político-jurídico totalitario, condujo a que en la Ley del Estatuto de los Trabajadores, concretamente, en el art. 5. a) ET: «Los trabajadores tienen como deberes básicos: a) cumplir con las obligaciones concretas de su puesto de trabajo, de conformidad con las reglas de la buena fe y la diligencia» y en el art. 20.2 ET: «...En cualquier caso, el trabajador y el empresario se someterán en sus prestaciones recíprocas a las exigencias de la buena fe», el legislador optase por recoger la noción, considerada más neutra y genérica, de «buena fe» en vez de los mencionados términos, aunque, se puede considerar que el contenido de esta expresión, en relación con las anteriormente mencionadas, es idéntico. Al respecto véase: MONTOYA MELGAR, A., La buena fe en el Derecho del Trabajo. Tecnos, Madrid, 2001, págs. 49 y ss. 34 Sentencia del TJCE, de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, cit., apartado 25. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN basada en el sexo 35, rechazando, por lo tanto, cualquier género de comparación con un hombre en una situación de incapacidad laboral por razones médicas 36, manifestando que el 35 Sentencias del TJCE, de 8 de noviembre de 1990, Dekker, cit., Rec. pág. I-3941, apartado 12; de 8 de noviembre de 1990, Handels-og Kontorfunktionærernes Forbund, C-179/88, Rec. pág. I-3979, apartado 13; de 5 de mayo de 1994, Habermann-Beltermann, C421/92, Rec. pág. I-1657, apartado 15; de 14 de julio de 1994, Webb, C-32/93, Rec. pág. I-3567, apartado 19 y de 30 de junio de 1998, asunto Brown, C-394/1996, Rec. pág. I-5901, apartado 16. 36 Cfr. KILPATRICK, C., «How long is a piece of string? European regulation of the post-birth period. » en AA.VV., (HERVEY, T.K. y OKEEFFE, D., coord.) Sex Equality Law in the European Union. John Wiley & Sons Ltd., Baffins Lane, Chichester West Sussex. Reino Unido, 1996, págs. 82 y ss. «In the Third no comparison necessary approach the focus is on the inextricable link between pregnancy and sex. Hence, there is no need for a male comparator as pregnancy discrimination per se constitute direct discrimination on grounds of sex. This approach, which Rubenstein* has accurately characterised as placing a badge of protection on the pregnant woman, is the equivalent, in terms of the protection it provides, to national legislation which protects pregnancy from a wide range of undesirable employment consequences but which regulates it separately from provisions dealing with sex equality. ( ) The badge of protection model implies the unconditional protection of pregnancy from undesirable employment consequences during the period in which the badge is deemed to apply. There are two main components to this model. The first is the right not to be refused a job because of pregnancy, the corollary of this being the right not to be dismissed when pregnant.», * Se cita a: R UBENSTEIN, «Understanding pregnancy discrimination: a framework for analysis» 42 Equal Opportunities Review, 1992, págs. 22 a 25. Asimismo: LANQUENTIN, M. T., «Égalité de traitement et discrimination entre les hommes et les femmes», Action Juridique, nº 125, juillet 1997, p. 14. «Pour la CJCE, la priese en considèration de la grossesse dune salariée constitue une discrimination directe à raison du sexe. En effet, «la réponse à la question de savoir si le refus dengager une femme constitue une discrimination directe ou indirecte dépend du motif de ce refus. Lorsque ce motif reside dans la circonstance que lintéressé est enceinte, la decisión est directement liée au sexe du candidat ». Peu importe dès lors quun candidat masculin ait ou non postulé. Une discrimination nexige toujours une comparaison. Elle est constituée des lors quelle vise le genre feminine dans son identité même». Véase también: ELLIS, E., EC Sex Equality , cit., págs. 199-200. embarazo no es de ningún modo comparable con una situación patológica, ni a fortiori a una indisponibilidad de origen no médico, situaciones que si pueden motivar el despido de una mujer sin constituir despido discriminatorio por razón del sexo 37. Además, merece destacarse el hecho de que, el TJCE, haya establecido que en varias ocasiones que un despido de estas características constituye una discriminación directa 38, un tipo de discriminación que es ciertamente visible y que no admite ningún tipo de justificación 39. Esta línea argumental del TJCE se basa en la especial protección que se pretende dispensar a la exclusiva función biológica que las mujeres realizan en la sociedad, teniendo en cuenta que, la propia normativa comunitaria, concretamente el artículo 2 apartado 3 de la Directiva 76/207, reconoce la legitimidad, en relación con el principio de igualdad, de la protección de la condición biológica de la mujer durante su embarazo y después del mismo, por una parte, y de la protección de las particulares relaciones entre la mujer y su hijo durante el período que sigue al embarazo y al parto, por otra 40. Como ya se ha apuntado anteriormente, el TJCE basó sus primeros pronunciamientos en materia de protección de la trabajadora embarazada frente al despido discriminatorio exclusivamente en la citada Directiva 76/207, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al Sentencia del TJCE, de 14 de julio de 1994, Webb, cit. 38 Sentencia del TJCE, de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, cit., apartado 25; de 8 de noviembre de 1990, Handels-og Kontorfunktionærernes Forbund, cit., apartado 13; de 5 de mayo de 1994, Habermann-Beltermann, cit., apartado 15 y de 14 de julio de 1994, Webb, cit., apartado 19. 39 Véase: ORDÓNEZ SOLIS, D., La igualdad de trato entre hombres y mujeres en el Derecho europeo, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Instituto de la Mujer, Madrid 1999, págs. 188 y ss. 40 Sentencias del TJCE, de 5 de mayo de 1994, Habermann-Beltermann, cit., apartado 21, y de 12 de julio de 1984, Hofman, 184/83, Rec. pág. 3047, apartado 25. 37 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 197 JURISPRUDENCIA empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo, puesto que, no existía, en aquel momento, un precepto específico en el Derecho comunitario que prohibiese el despido de la trabajadora embarazada. La introducción del mismo se produjo a través de la aprobación, por parte del legislador comunitario, de la Directiva 92/85, cuyo artículo 10, como ya se ha mencionado, establece una protección especial en favor de estas trabajadoras imponiendo la prohibición de despido durante el período comprendido entre el comienzo de su embarazo y el final del permiso de maternidad, salvo en casos excepcionales no inherentes a su estado y siempre que el empresario justifique por escrito las causas de dicho despido, precepto este último, también utilizado en su argumentación por el TJCE en el asunto en cuestión, por ser aplicable al caso concreto, en que se produce un despido motivado, sin ningún género de dudas, por el embarazo de la trabajadora. Por otra parte, y en respuesta a las alegaciones de la empresa, que pretendía justificar su decisión vulneradora del principio comunitario de igualdad de trato entre hombres y mujeres en materia de empleo y ocupación, y de la normativa específica protectora de la trabajadora embarazada, en el hecho de que, el despido en cuestión se basaba no en el embarazo sino en que la trabajadora no iba a poder cumplir una parte sustancial del contrato, el TJCE se refiere a su jurisprudencia anterior para negar la tesis empresarial y no admitir posibilidad alguna de justificación, frente a una clara discriminación directa por razón de sexo 41, como la del caso comentado, aludiendo a sus pronunciamientos previos, en los que ha declarado que, la negativa de contratación debida al embarazo no puede estar justificada por motivos basados en el perjuicio económico padecido por el empresario en caso de contratación de una mujer 41 Sentencia del TJCE, de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, cit., apartado 25. 198 embarazada durante su permiso de maternidad 42, que la misma conclusión se impone respecto del perjuicio económico ocasionado por el hecho de que la mujer contratada no pueda ocupar el puesto correspondiente durante su embarazo 43, y que, aunque la disponibilidad del empleado es necesariamente para el empresario un requisito esencial para la correcta ejecución del contrato de trabajo, la protección que el Derecho comunitario garantiza a la mujer durante el embarazo y, después, tras el parto, no puede depender de si la presencia de la interesada, durante el período correspondiente a su permiso de maternidad, es indispensable para la buena marcha de la empresa en la que está empleada. La interpretación contraria privaría de efecto útil a las disposiciones de la Directiva 76/207 44. Así pues, el TJCE pone de manifiesto que, en la calificación como discriminatorio de un despido basado en la incapacidad de la trabajadora para ejecutar su contrato de trabajo por encontrarse embarazada, no tiene incidencia el hecho de que el contrato celebrado sea de duración determinada o por tiempo indefinido, ni el alcance del perjuicio económico sufrido por el empresario debido a la ausencia ocasionada por el embarazo 45. Por consiguiente, la conclusión es que, se desautoriza el argumento empresarial para incidir en el carácter discriminatorio del despido 46. 42 Sentencia del TJCE, de 8 de noviembre de 1990, Dekker, cit., apartado 12. 43 Sentencia del TJCE, de 3 de febrero de 2000, Mahlburg, cit., apartado 29. 44 Sentencia del TJCE, de 14 de julio de 1994, Webb, cit., apartado 26. 45 Sentencia del TJCE, de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, cit. , apartado 31. 46 Sentencia del TJCE, de 4 de octubre de 2001, Tele Danmark A/S, cit., apartado 24. A este respecto cabría señalar que esta apreciación por parte de la Comisión es correcta, pero debería matizarse desde el punto de vista de que el tenor literal del artículo 2 de la propia Directiva 92/85, establece lo siguiente: «A los efectos de la presente Directiva se entenderá por: a) trabajadora embarazada: cualquier trabajadora que comunique su estado a su empresario, con arreglo a las legislaciones y/o prácticas nacionales». REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN Por lo cual, parece claro que, hasta el momento de la comunicación del estado de embarazo al empresario, la trabajadora no quedaría bajo el ámbito de protección específica que establece dicha normativa comunitaria. Vid., LOUSADA AROCHENA, J. F., «La protección de la salud laboral de las trabajadoras embarazadas, parturientas o en período de lactancia», AL, nº 38, 1998, pág. 708 y MORENO GENÉ, J. y ROMERO BURILLO, A. Mª., Maternidad y salud ..., cit., pág. 24. Sobre este tema, en relación con la transposición al Derecho español: BALLESTER PASTOR, Mª. A. y PONS CARMERA, Mª., «Maternidad y ...», cit., pág. 161: «La primera cuestión que se plantea en materia de protección de la mujer embarazada o en período postnatal es si la Directiva 92/85 recoge la obligatoriedad de que se comuniquen dichas situaciones al empresario. El artículo 2 de la Directiva puede dar a entender la existencia de dicha obligación, ya que define a la mujer embarazada a efectos de la presente Directiva como cualquier trabajadora embarazada que comunique su estado al empresario. Sin embargo, la LPRL que, como hemos dicho, traspone lo dispuesto en la Directiva, no señala nada al respecto. Se podría concluir que la obligación de comunicación de dichos estados al empresario se desprende de las obligaciones que tiene el trabajador de informar y cooperar con el empresario recogidas en el artículo 29.2.4 LPRL». En el ordenamiento laboral español, la posibilidad de sancionar disciplinariamente a la trabajadora por ocultación de su embarazo al empresario parece no admitirse entre la doctrina, aunque se trata de una polémica abierta. Al respecto: BALLESTER PASTOR, Mª. A., Diferencia y discriminación..., cit., pág. 214: «No entiendo que exista nulidad del contrato por error cuando la trabajadora falsea su condición de embarazada porque nada le obliga a revelar esa condición». Un pronunciamiento similar se encuentra en: BALLESTER PASTOR, Mª. A., El período de..., cit., págs. 52-53: «Particularmente interesante es el tema de la ocultación del embarazo cuando se contrata con una trabajadora para ocupar un puesto de trabajo incompatible con su condición temporal de gestación. (...) Con todo, entiendo que la mujer trabajadora en este caso no está obligada a mencionar su situación de embarazo, ni siquiera aunque el puesto de trabajo en concreto para el que va a ser contratada resultara peligroso en su condición. Una vez contratada, podrá solicitar el traslado a un puesto seguro en iguales condiciones que lo podría hacer cualquier trabajadora de la empresa en similares circunstancias. Entiendo que esta es la única conclusión compatible con el principio de no discriminación por razón de sexo». En la misma línea: NEVADO FERNÁNDEZ, M. J., «El cuidado legal de personas a cargo de trabajadores. (Maternidad y parentalidad en las relaciones de trabajo y de seguridad social.) (I)». REDT, nº 105, mayo-junio, Civitas, 2001, pág. 391. «No obstante, pensar en la posibilidad de san- La circunstancia de que la Sra. Brandt-Nielsen no señalara que estaba encinta en el momento de su contratación no altera el pronunciamiento del TJCE a favor de la existencia de una clara discriminación por razón de embarazo, haciendo suyo el argumento expuesto por la Comisión Europea de que la trabajadora no está obligada a informar al empresario de su estado, puesto que, este último, no puede tenerlo en cuenta en el momento de la contratación. La actuación empresarial constituye una discriminación directa por razón de sexo contraria al art. 5, apartado 1, de la Directiva 76/207 y al art. 10 de la Directiva 92/85 y como tal, no admite ningún tipo de justificación objetiva, careciendo de relevancia a los efectos que la trabajadora víctima de la actuación discriminatoria estuviese vinculada a la empresa por un contrato de duración determinada y no informase a su empresario de su embarazo, pese a conocer dicha circunstancia en el momento en que se celebró el contrato 47, incluso si debido a ello cionar a la trabajadora por la ocultación de su estado sería sin duda tan grave como despedirla por estar embarazada». Difieren de esta línea de opinión: ALONSO OLEA, M., «Resolución del contrato de trabajo en periodo de prueba y discriminación por razón de embarazo», REDT, nº 36, 1988, pág. 620 y PANIZO ROBLES, J. A., «Una nueva prestación de la Seguridad Social, (a propósito de la Ley de conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras)», RMTAS, 1999, nº extra, pág. 130. 47 En lo que se refiere a la incidencia que esta parte del fallo del TJCE pudiera tener en el Derecho interno de los Estados miembros, cabría puntualizar que, pese a que el ordenamiento laboral español no contiene expresamente una norma que establezca que durante el proceso de selección para un empleo el trabajador deba responder de buena fe a las preguntas que se le hagan, cual es el caso de otros ordenamientos (regla prevista en el Código de Trabajo francés art. L 121 6 II), parte de la doctrina considera aplicable un deber de este tipo, aunque matizando, que «si el empresario o sus delegados formulan preguntas ajenas a la contratación y referentes a la esfera de la vida privada del trabajador, serán tales preguntas las que desbordarán la buena fe debida por el empresario, no generando en el trabajador deber alguno de responderlas», especialmente aquellas que «revelen un ánimo discriminador o atentatorio contra derechos fundamentales» citándose como ejemplo paradig- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 199 JURISPRUDENCIA no iba a poder trabajar durante una parte significativa de la duración del mismo 48. 4. CONSIDERACIONES FINALES: EL REFUERZO DE LA TUTELA DE LA TRABAJADORA EMBARAZADA EN EL MARCO COMUNITARIO Los pronunciamientos del Tribunal de Justicia en los asuntos C-438/99 y C-109/00 tienen una relevancia excepcional en lo que se refiere a la ampliación de la tutela comunitaria de la trabajadora embarazada frente al despido y demás decisiones empresariales de extinción del vínculo laboral de carácter discriminatorio, puesto que, suponen una precisión y clarificación de su jurisprudencia relativa a la prohibición de despido de las mujeres embarazadas, al declarar que el despido de una trabajadora motivado por su embarazo constituye indubitadamente una discriminación directa por razón de sexo, independientemente de que su contrato de trabajo sea de duración determinada o por tiempo indefinido y al manifestarse en la misma línea en lo referente a la no renovación de un contrato temporal con igual motivación discriminatoria, aclarando que, la primera de las conductas quedaría dentro del ámbito de aplicación de la interdicción establecida en el artículo 10 de la Directiva 92/85, mientras que, el precepto comunitario que prohíbe la segunda de las actuaciones discriminatorias por parte empresarial, quedaría extramuros de la tutela específica de protección de la trabajadora embarazada y habría que buscar su fundamento en la genérica prohibición de discriminación por razón de sexo en el empleo establecida en el art. 2.1 de la Directiva 76/207. Dichas aseveraciones, que pueden parecer a primera vista obvia consecuencia de la aplicación lógica de la normativa comu- digmático en el Derecho comparado el artículo L 12225 del Código de Trabajo francés, que reconoce el derecho de la mujer a no revelar su embarazo. Cfr. MONTOYA MELGAR, A., La buena fe en..., cit., pág. 71. 200 nitaria en la materia, constituyen un importante paso adelante en la protección otorgada a la trabajadora embarazada en el ámbito comunitario, ya que, se habían planteado dudas en gran parte de la doctrina internacional, motivadas quizá, por los propios pronunciamientos previos del TJCE relativos a situaciones de despido de una trabajadora embarazada, en cuyos fallos, se hacía demasiado hincapié en la relevancia del hecho de que la trabajadora embarazada hubiese sido contratada por tiempo indefinido. Dejando la duda abierta a que dicho fallo hubiera sido el mismo si la trabajadora desempeñase sus funciones en la empresa en base a un contrato por tiempo determinado 49. Entre dichos 49 SZYSZCZAK, E., «La significación y alcance de la Directiva sobre protección de la maternidad» en AA.VV., (CRUZ VILLALÓN, J., coord.), La igualdad de trato en el Derecho comunitario laboral, Aranzadi, Pamplona, 1997, págs. 241 y ss. «Se sugiere que el personal con contrato temporal o por tiempo determinado puede no tener protección completa bajo la Directiva sobre igualdad de trato. En Habermann-Beltermann v Arbeiterwohlfahrt Bezirksverband el Tribunal parece subrayar el hecho de que la discriminación por razón de sexo podía darse porque la empleada era fija y que el resultado podría ser diferente si hubiese sólo un contrato a tiempo parcial. (...) El Tribunal reiteró los puntos señalados en Dekker y Hertz, por los que la finalización del contrato debido al embarazo de la solicitante equivalía a discriminación por razón de sexo, dado que se dirigía solamente a trabajadoras aunque entonces el Tribunal establece una distinción entre contratos temporales (de períodos fijados) y aquellos de duración indefinida. (...) En el asunto Webb la Corte parece también valorar el hecho de que el contrato era de tiempo indefinido: En circunstancias tales como aquellas de la Sra. Webb, la finalización de un contrato por un período indefinido sobre la base del embarazo de la mujer no puede estar justificada por el hecho de que ella no puede, de forma puramente temporal realizar el trabajo para el cual ha sido contratada». En la misma línea expresan sus dudas: ELLIS, E., EC Sex Equality..., cit., págs. 203-205; FENWICK, H., «Special protections for women in European Union law», en AA.VV., (HERVEY, T.K. y OKEEFFE, D., coord.), Sex Equality Law in , cit., pág. 78; KILPATRICK, C., «How long is a piece of string? », cit., pág. 92; ROCCELLA, M., «La significación y el alcance de la Directiva sobre igualdad de trato» en AA.VV., (CRUZ VILLALÓN, J., coord.), La Igualdad de Trato en..., cit,. pág. 201 y SZYSZCZAK, E., «Com- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN pronunciamientos cabe mencionar, el caso Habermann-Bertelmann, en el cual el Tribunal, tras equiparar la resolución de un contrato de trabajo, motivada por el error sobre la existencia de una situación de embarazo, a un despido discriminatorio, destacó que el litigio se refería a un contrato de duración determinada y que, por consiguiente, la prohibición del trabajo nocturno de las mujeres embarazadas, (el estatuto alemán prohibía realizar trabajo nocturno a las embarazadas), sólo producía efectos durante un período limitado en relación con la duración total de contrato, por lo cual, razonó que sería contrario al objetivo y eficacia práctica del artículo 2.3 de la Directiva 76/207/CEE admitir que el contrato pudiera ser declarado nulo o impugnado a causa del impedimento temporal de la trabajadora embarazada para desempeñar dicho trabajo nocturno, debido a una prohibición estatutaria impuesta en razón al embarazo 50. Otro caso en que la Corte de Luxemburgo parece apoyar su argumentación en el hecho de que el contrato de una trabajadora embarazada, despedida injustificadamente, era por tiempo indefinido, es el asunto Webb 51, en el cual el TJCE respondió que, la finalización de un contrato por un período indefinido sobre la base del embarazo de la mujer no puede estar justificado por el hecho de que la misma no pueda, de forma puramente temporal 52, realizar el trabajo para el cual ha sido contratamunity law on pregnancy and maternity», en AA.VV., (HERVEY, T.K. y OKEEFFE, D., coord.), Sex Equality Law , cit., págs. 56-57; SZYSZCZAK, E., «The status to be accorded to motherhood: case C-32/93, Webb v EMO air cargo (UK) Ltd.» en The Modern Law Review 58: 6, november, 1995, pág. 867. 50 Sentencia del TJCE, de 5 de mayo de 1994, asunto C-421/92, Habermann-Beltermann, cit., apartados 23-25. 51 Sentencia del TJCE, de 14 de julio de 1994, asunto C-32/93, Webb contra EMO air cargo Ltd., Rec. 1994, pág. I-3567. A propósito, Cfr. SZYSZCZAK, E., «The status to », cit., págs. 860-865. 52 «The corollary of this holding is, of course, that, had Mrs Webb been engaged on a temporary contract, her dismissal might have been justified and thus lawful». ELLIS, E., EC Sex Equality , cit., pág. 204. da, incluso cuando el objeto de dicho contrato fuese la sustitución de otra trabajadora durante el permiso de maternidad de esta última. Dichos razonamientos dejaron la puerta abierta a especulaciones sobre la hipotética justificación del despido de una trabajadora embarazada cuando hubiera sido contratada por tiempo determinado 53. Se señaló al respecto que, los pronunciamientos en los asuntos Webb y Habermann-Bertelmann fueron emitidos antes de la entrada en vigor de la Directiva 92/85, y se basaban en el artículo 5 de la Directiva sobre igualdad de trato, pero que, poniendo en relación dicho precepto con el artículo 10 de la Directiva 92/85, este último, con unos términos aparentemente ilimitados, parecía incluir igualmente la prohibición de despido motivado por el embarazo de una trabajadora contratada sólo de forma temporal 54. Sin embargo, hasta los pronunciamientos aquí comentados, era un tema polémico, como demuestra el hecho de que en jurisprudencia más reciente el Tribunal de Justicia, al reiterar que la negativa de contratación debida al embarazo no puede estar justificada por motivos basados en el perjuicio económico padecido por el empresario en caso de contratación de una mujer embarazada, para un puesto de trabajo por tiempo indefinido, que implica el desempeño de unas tareas que, de conformidad a la legislación interna sobre seguridad y salud, no puede desempeñar, volvió a hacer hincapié en el hecho de que el contrato ofertado era de duración indefinida y, por consiguiente, la 53 «De hecho, cuando el caso Webb volvió a la Cámara de los Lores, ésta interpretó la Ley de 1975 sobre discriminación por razón de sexo de tal manera que diera efecto al fallo del Tribunal de Justicia, aunque señaló que cuando el embarazo de una mujer le impidiese llevar a cabo sus funciones durante la totalidad de su contrato esto puede ser una consideración a tener en cuenta cuando haya que determinar si ha tenido o no lugar una discriminación por razón de sexo». SZYSZCZAK, E., «La significación y... », cit., pág. 243. Al respecto véase también: SZYSZCZAK, E., «The status to », cit., pág. 860 y SZYSZCAK, E., «Community law on...», cit., págs. 51-62. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 201 JURISPRUDENCIA prohibición legal de trabajo vinculada a dicho estado sólo impedía a la trabajadora temporalmente ocupar el puesto ofertado 55. Es preciso señalar que, antes de la precisión de su jurisprudencia por el TJCE, eran manifiestos los pronunciamientos doctrinales en contra de aceptar la posibilidad de que una trabajadora embarazada, vinculada a una empresa con una relación laboral temporal, pudiera ver conculcada la protección que establece el Derecho comunitario a su favor, contra decisiones empresariales discriminatorias motivadas en su estado, por el mero hecho de la temporalidad de su contrato: «Pero la claridad de las afirmaciones del Tribunal, en orden al fundamento de Derecho comunitario de la protección de la mujer durante el embarazo, debería llevar a excluir, también en un supuesto de este tipo, la posibilidad de admitir justificaciones para una discriminación directamente basada en el sexo» 56. Admitir la justificación de la discriminación contra tra- Vid., ELLIS, E., EC Sex Equality , cit., pág. 263. Sentencia del TJCE, de 3 de febrero de 2000, asunto C-207/98, Silke-Karin Mahlburg c. Land MecklenburgVorpommern, cit. Esta sentencia confirma la jurisprudencia anterior del TJCE que estima que la protección particular de la que deben beneficiarse las trabajadoras embarazadas a causa de su estado no debe servir de pretexto para adoptar medidas discriminatorias contra ellas, recordando que el objetivo de la Directiva relativa a la igualdad de trato (76/207/CEE) consiste en asegurar una igualdad substancial y no formal, el Tribunal consideró que los costes adicionales debidos al hecho de que la candidata a un puesto de trabajo se encuentre imposibilitada, debido a una prohibición legal, para ocupar el mismo durante la duración de su embarazo, no pueden justificar un rechazo a su contratación. Vid., RAMOS MARTÍN, N. E., «Comentario a la sentencia del TJCE, de 3 de febrero de 2000, asunto C-207/1998», Carta Laboral, nº 37, octubre 2000, págs. 53-55. 56 ROCCELLA, M., «La significación y... », cit., pág. 201. Opinión similar expresa parte de la doctrina que estima inadmisible una posible justificación de la discriminación por motivo de embarazo de la trabajadora basada en el carácter temporal de la relación que le une a su empleador, puesto que este tipo de discriminación es per se discriminación por razón de sexo: SZYSZCZAK, E., «Community law on », cit., pág. 57 y SZYSZCZAK, E., «The status to....», cit., pág. 867. 54 55 202 bajadoras embarazadas contratadas temporalmente sería contrario a la actual 57 política de la Unión Europea tendente a mejorar la posición de los vulnerables trabajadores «atípicos» 58. Interesa, dicho todo lo anterior, poner de manifiesto, las conclusiones sobre el alcance de la tutela antidiscriminatoria en favor de la mujer embarazada que contiene la normativa comunitaria. La opinión más acertada es que la protección que, frente al despido, establece el artículo 10 de la Directiva 92/85, durante el lapso de tiempo que va desde el comienzo del embarazo y el final del permiso por maternidad, no sólo proscribe el despido discriminatorio, sino cualquier despido durante dicho período, con la salvedad, que debe interpretarse restrictivamente, de que exista causa justa que no tenga relación con el estado de 57 Merece mencionarse que esta tendencia protectora de la trabajadora temporal es más reciente de lo que a primera vista podría parecer, así, en un informe sobre la aplicación de las Directivas relativas a la igualdad publicado por la Comisión a finales de los años 80, al tratar el tema de la maternidad, se recomienda que la discriminación por razón de embarazo sea considerada una discriminación ilegal por razón de sexo, salvo cuando el embarazo impida a la mujer asumir sus funciones y cuando el empleador no pueda suministrarle un empleo sustitutivo permanente o temporal. El informe no lo dice explícitamente pero se intuye que, a sensu contrario, el empresario quedaría exonerado de culpa y se justificaría la extinción del contrato sobre la base de la imposibilidad de la mujer de asumir las funciones que estipula su contrato. Vid., COMMISSION DES COMMUNAUTÉS EUROPÉENNES, LAplication des directives relatives à légalité, Bruxelles - Luxembourg, 1987, pág. 3 y pág. 17. Esta propuesta ha quedado claramente desfasada a la luz de la jurisprudencia del TJCE y de la legislación comunitaria posterior en materia de protección de la trabajadora embarazada. 58 Así lo señala SZYSZCZAK, E., haciendo alusión a la Directiva 91/383/CEE del Consejo de la CE y a las entonces propuestas sobre la materia, actualmente legislación en vigor: Directiva 97/81/CE, sobre el trabajo a tiempo parcial y la Directiva 99/70/CE, sobre contratos de duración determinada, en: SZYSZCZAK, E., «Community law on », cit., pág. 57; SZYSZCZAK, E., «La significación y...», cit., pág. 243 y SZYSZCZAK, E., «The status to », cit., pág. 867. REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 NURIA ELENA RAMOS MARTÍN embarazo o maternidad 59. Trasladando dicha tesis al ordenamiento laboral español, la prohibición que establece el artículo 10 de la Directiva además de referirse al despido discriminatorio incluiría el despido improcedente por inexistencia de causa justa y el despido aformal 60, siendo la única consecuencia posible de una decisión extintiva contraria a este precepto la declaración de nulidad 61 de esa extinción. Admitiendo la lógica de dicho razonamiento, y estando de acuerdo con que un despido que puede calificarse como «ilegal» en virtud de la prohibición del artículo 10 no debería llevar aparejada más sanción que la nulidad, cabría señalar, sin embargo, la posibilidad de que dicho término «ilegal» hubiese venido incluyendo, circunscribiéndose al ámbito del ordenamiento laboral vigente en España con anterioridad a la aprobación de la Ley 39/1999, tanto el despido nulo por discriminatorio, como el despido improcedente 62 de una trabajadora embarazada. Merece ponerse de manifiesto que, en el caso de despido de una embarazada con anterioridad a la LCFL, alegándose por la empresa una causa inexistente o no suficientemente fundada, presen- 59 Vid., GORELLI HERNÁNDEZ, J., «Situación de embarazo y...», cit., págs. 763-765. 60 Ibid. En relación a que el artículo 10. 2 de la Directiva 92/85 establece que «cuando se despida a una trabajadora, a que se refiere el artículo 2, durante el período contemplado en el punto 1, el empresario deberá dar motivos justificados del despido por escrito.» 61 Ibid. pág. 765. El artículo 10. 3 de la Directiva 92/85 señala que los Estados miembros deberán tomar las medidas necesarias para proteger a la trabajadora contra un despido que sería «ilegal». Según esta interpretación, dicho término vendría a referirse a la sanción de nulidad siempre que se produzca un despido basado en el embarazo o maternidad. 62 En consecuencia, en un punto, difiero de la postura anteriormente expuesta, porque, la sanción que nuestro ordenamiento establece para el despido improcedente es distinta de la impuesta en caso de nulidad, y para que un acto extintivo pueda ser declarado nulo tiene que haberse producido una discriminación (por razón de sexo, en este caso), o una violación de un derecho fundamental (el principio de igualdad, en este supuesto), no bastando la mera improcedencia. tándose indicios de discriminación por razón de sexo, a mi entender, el conocimiento de su estado por la empresa era un indicio suficiente, entraba en juego la inversión del onus probandi prevista en el artículo 96 LPL, con lo cual, si este último no aportaba una justificación objetiva y razonable, suficientemente probada de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad, no cabía otra calificación que la de nulidad del despido. Por lo tanto, antes de la aprobación de la Ley 39/1999, pese a que podría quedar algún resquicio para calificar un despido de estas características de improcedente, el juego de la prohibición del artículo 10 de la Directiva 92/85 y del artículo 4 de la Directiva 97/80 relativa a la carga de la prueba en los casos de discriminación por razón de sexo, que en el ordenamiento español tenían en su reflejo en el artículo 55.5 ET (en el texto anterior a la reforma del 99) y el artículo 96 LPL, restringían enormemente la posibilidad de dicha calificación. Una vez aprobada la Ley 39/1999 LCFL, que incluye las diversas previsiones reformadoras de la protección frente al despido de la trabajadora embarazada, ya mencionadas, la doctrina ha considerado que cuando el despido se produce durante el período de protección del embarazo y la prestación por maternidad, juega, a favor de la trabajadora embarazada, una presunción de que su despido es discriminatorio y sólo le queda al empleador, que adopta la decisión extintiva, probar, no sólo que existe causa justa para despedir, sino también que dicha causa no tiene relación alguna con el embarazo de la trabajadora. Por lo tanto, si se despide a una trabajadora durante su embarazo o durante el disfrute del permiso de maternidad, dicha presunción, una vez se planteen indicios razonables de discriminación 63, entraría en juego y el despido sólo podría calificarse como nulo 63 En relación con este tema, GORELLI afirma que la situación de embarazo y maternidad, por si sola no es suficiente para presumir la existencia de discriminación y que corresponde a la trabajadora introducir en el pro- REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37 203 JURISPRUDENCIA por discriminatorio o como procedente por entender que concurre causa justa para el mismo 64. Por consiguiente, el único posible resquicio de falta de adecuación de la normativa española al respecto, a la prohibición del artículo 10 de la Directiva 92/85, habría así desaparecido definitivamente. La reforma «procesal» operada por la LCFL puede calificarse con «el título de la simplificación, incluso de la innecesariedad, de la prueba de indicios» 65. A modo de conclusión, es preciso, volver a reiterar el progreso que supone la jurisprudencia sentada por el TJCE en los asuntos C-438/99 y C-109/00 en la lucha por instaurar un respeto, cada vez más amplio, del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en el empleo y la ocupación, en el ámbito del Derecho comunitario. Debe recalcarse que, una protección efectiva por razón de la maternidad frente a decisiones empresariales discriminatorias para la trabajadora, es esencial, con el fin de que, el principio antes mencionado, consagrado en ceso un indicio razonable de que la actuación empresarial ha supuesto una lesión del principio de igualdad de trato. GORELLI HERNÁNDEZ, J., «Situación de embarazo y...», cit., pág. 768. 64 En esta línea de opinión: RODRÍGUEZ-PIÑERO, M., «La conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras (y III)», RL, nº 19, 1999, pág. 5: «No se trata sólo de que la medida sea objetiva, razonable y proporcional, sino, además, de que la causa no puede tener nada que ver con los trastornos que en la prestación laboral derivan del embarazo o del permiso parental. Ha de aplicarse en consecuencia el método sugerido por el TC en relación con los despidos discriminatorios por razón de sexo. No basta la existencia de una concausa, sino que ha de excluirse que exista una concausa relacionada con el embarazo y la lactancia, de modo que el órgano judicial ha de llegar a la convicción de el despido o la extinción nada ha tenido que ver con el embarazo o el permiso parental.» Asimismo: GARCÍA MURCIA, J., «La Ley 39/1999, de conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras», JL, nº 1, febrero 2000, pág. 34. Refiriéndose a las nuevas reglas de protección frente al despido discriminatorio: «A la postre suponen la supresión de la calificación de improcedencia para estos casos, que habrán de debatirse entre la procedencia y la nulidad». 65 En este sentido: NEVADO FERNÁNDEZ, M.ª J., «El cuidado legal de personas... (y II)». cit., pág. 511. 204 múltiples instrumentos jurídicos comunitarios, como son: las Directivas mencionadas, el artículo 141 TCE, (tras la entrada en vigor del Tratado de Amsterdam), y el artículo 23 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, (proclamada en Niza en el 2000), sea eficazmente respetado en todos los Estados miembros. Para lograr dicho objetivo, es necesario que, el Tribunal de Justicia, encargado de interpretar el Derecho comunitario, adopte en su jurisprudencia una postura clara de prohibición de discriminación por razón de embarazo y maternidad, haciendo primar la igualdad material consagrada en todos los preceptos anteriormente mencionados sobre posibles justificaciones empresariales de tipo mercantilista y sobre especulaciones en torno al tan temido «efecto boomerang», que sus decisiones puedan tener en la contratación de trabajadoras. En estos dos asuntos la justicia material se ha impuesto al argumento empresarial y han supuesto un paso adelante en la mejora de protección de la trabajadora embarazada frente a decisiones perjudiciales para su vida laboral, independientemente de cual fuese el tipo de contrato que la vinculaba con la parte empresarial. Esta línea jurisprudencial es, además, como ya se ha apuntado anteriormente, claramente coherente con las últimas iniciativas comunitarias de protección de los trabajadores «atípicos», destacando al respecto la Propuesta de Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo sobre condiciones de trabajo de los trabajadores temporales 66, y con la reforma de la Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976, relativa a la aplicación del principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo 67, que recoge las interpretaciones elaboradas por el TJCE en la materia y mejora la protección de las trabajadoras comunitarias en el contexto de las relaciones de trabajo. COM (2002) 149 Final, (20/03/2002). Pendiente de publicación en el DOCE en el momento de cierre. 66 67 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 37