¿CÓMO IDENTIFICAR TU ELEMENTO? Mtra. Ana Cecilia Ruiz Ochoa. Departamento Psicopedagógico CONTIGO/ UP México En el mundo en que vivimos nos ha tocado conocer alguna persona que perciben sus obligaciones como “placenteras”. Seguramente nos ha tocado convivir con alguna pero ¿cómo saber identificarlas o cómo saber que somos una de éstas? Algunos síntomas que se pueden observar, o que probablemente podríamos estar experimentado si fuéramos así, es que la actividad que se realiza brinda más energía e ideas de lo normal, lo que permite lograr el cometido con facilidad. Se experimenta una sensación de libertad, y la actitud que se muestra invita a querer ser imitable. La actividad realizada incluye una dosis de habilidad, cierto reto y esfuerzo. Ken Robinson, en su libro The Element menciona la importancia de descubrir “el elemento”, concepto que titula su obra; es decir, aquello que “hace […] que la persona se vuelva decidida, entregada, que viva el momento, dé lo máximo de sí”. Señala que esa sensación de descubrir “el Elemento, “es como ir dentro de un túnel […] y perder de vista a la gente que está alrededor y adentrarse en un mundo propio”. A ese estado, el doctor Mihaly Csikszentmihalyi, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad de Chicago, en su libro Fluir (flow): Una Psicología de la felicidad, le llama “estar en la zona” o “experiencia óptima”. Mihaly ha hecho investigaciones con diversos grupos sociales y razas y ha encontrado ciertos factores comunes que a la gente le permiten esa experiencia óptima, los cuales los agrupa en seis componentes importantes del disfrute, para propiciar el estado de flujo: Una actividad desafiante que requiera el desarrollo de habilidades para realizarla. Combinar acción y conciencia, de forma que toda la atención se vuelque en la realización de la actividad, sin espacio para atender a otros estímulos. Tener metas claras. Contar con retroalimentación inmediata de lo que se va realizando relacionado con la consecución de la meta. Concentración sobre la tarea actual, de manera que se olvide todo lo demás mientras se realiza la labor. Tener la sensación de control sobre la tarea. No obstante, Mihaly agrega otros dos factores, resultado de la experiencia en primera persona de los seis componentes mencionados, que por consecuencia ocurren de forma natural: • La pérdida de la autoconciencia: experimentar una sensación de fundirse con el entorno; a lo que llama flow. • La transformación del tiempo, generalmente sintiendo que algo pasa mucho más rápido, y en el cuál aparecen mayor número de ideas y energía para resolver la actividad o tarea. A hora bien, el estar en la zona no exime que a veces las ideas no fluyan. Lo que significa que también ocurren momentos en los que las cosas no “salen” y el momento es de sensación de frustración y fracaso. En consideración con lo que cada uno tenemos que resolver y de las tareas que nos ocupan, lo ideal sería que todas ellas nos permitieran estar en ese estado de experiencia óptima; sin embargo, sabemos que no siempre es así pero que podemos buscar de manera voluntaria, que las responsabilidades y tareas cotidianas tengan metas claras, una dosis de reto, involucre nuestras habilidades y no sé de espacio a otra actividad para poner toda la capacidad en ellas. Un estado de felicidad o Flow se obtiene a través de una acción voluntaria. Esto es lo que se ve en las personas que obtienen placer de sus obligaciones y responsabilidades a diferencia de los que no las disfrutan.