LA MEMORIA COLECTIVA: DEL RECUERDO A LA ACCION 1.

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LA MEMORIA COLECTIVA: DEL RECUERDO A LA ACCION
1.- LAS BASES CULTURALES DE LA MEMORIA
La facultad de recordar es un universal humano, pero el uso que se hace de la memoria varia según las
culturas. En la contemporaneidad la memoria ha adquirido un papel predominante, pudiéndose hablar
de una “cultura de la memoria”. Se puede analizar en una doble vertiente: elaboración cultural de un
mecanismo biológico e instrumento de consolidación o transformación socio-política.
El término expresa una multitud de significados y problemas: identidades personales y colectivas,
herencias y saberes, vacíos u olvidos, derechos traumas colectivos, violencia social o sea ¿de que
hablamos cuando hablamos de memoria? (Baer; 2010: 131)
Debemos comenzar distinguiendo entre recuerdo y memoria (a veces utilizados como sinónimos) y
dentro de esta entre memorias colectiva, comunicativa, cultural e histórica.
El recuerdo es la impresión que deja en nuestro cerebro un hecho, elaborado con diversos materiales
sensoriales y es un proceso individual en el que un estímulo desencadena un proceso neurológico.
La narrativización de esa experiencia seria la memoria. Cualquier memoria es colectiva, aunque sea de
modo “primario” (Halbwachs) ya que el lenguaje y coordenadas que nos permiten verbalizar el
recuerdo son necesariamente compartidas por el grupo al que se pertenezca.
A pesar de eso, normalmente se llama memoria colectiva a la interpretación particular que un grupo
tiene sobre un suceso: debe ser relevante para un conjunto de personas aunque las interpretaciones
sean discordantes.
Otros autores usan el termino de memoria comunicativa para referirse a aquella que surge en el
entorno más cercano al individuo en el contexto familiar o amistoso o sea sería compartida por un
grupo que se conoce personalmente.
La memoria cultural seria la basada en la transmisión organizada de conocimientos que fortalecen la
identidad grupal.
Todas estas gradaciones se producen simultáneamente y, a menudo, cuando lo recordado es
especialmente doloroso, entran en conflicto unas con otras. En cierto modo el doblepensar (Orwell,
1984) se ha convertido en una condición del mundo moderno, pero no es algo exclusivo de la
perversión lingüística de los Estados totalitarios sino una reacción frecuente en los colectivos que se
han visto involucrados en procesos de violencia.
En los últimos años sobre todos desde la irrupción de las voz de las víctimas se ha comenzado a hablar
de “memoria histórica” como “explicación disidente de la oficialmente tenida como válida basada en
la memoria de los derrotados”.
La antropología y la historia tienen una distinta relación con la memoria y para la antropología la
relación entre cultura y verdad es siempre ideológica frente a la realidad “objetiva” del suceso
histórico.
LAS HERRAMIENTAS COGNITIVAS DEL PENSAMIENTO
La diferencia entre el modo de recordar de los animales y de la humanidad (además del mayor
desarrollo de las áreas y conexiones neuronales del cerebro destinadas a esa tarea) es que, los seres
humanos tienen conciencia de que recuerda, es decir tienen memoria, lo que explica los recursos
mnemotécnicos y la escritura como una “prótesis de la memoria”
La memoria ejerce un papel simplificador de la realidad, puesto que si careciéramos de este
mecanismo de depuración nos volveríamos locos (ejemplo de Funes el Memorioso de Borges)
La selección que se hace de lo que es pertinente recordar u olvidar no es aleatoria y el olvido es, pues,
una parte importante de la memoria cognitiva y socialmente. La contrastación es entre supresión
(olvido)/conservación.
El paso de lo vivido a lo recordado se produce por medio de un proceso de esquematización desde los
más simple (esquema) a lo más complejo (modelo cultural)
Los esquemas actúan interrelacionando los procesos cognitivos, experiencia individual, bagaje cultural
y contexto social (Garo, 2000: 278) y D’Andrade resume las características de esos esquemas (2003:
482)
La antropología cognitiva también ha utilizado metáforas teatrales para explicar cómo la memoria
organiza el recuerdo a través de escenas, guiones y tramas posibles.
Podemos ver algunos ejemplos: la relación entre los conceptos de tiempo y dinero (se muestra en el
estudio de Lakoff y Johnson -1980- que muestra como el tiempo es asimilable a moneda de cambio
como consecuencia de las transformaciones económicas de las sociedades industriales) que ha dado
lugar a la mercantilización del tiempo con la consecuencia inesperada y perversa de dividir la
temporalidad de las edades en productivas e improductivas o la elaboración metafórica de términos
como pobreza u maquinismo (desde Descartes y su Tratado del hombre)
LA GESTION DE LA MEMORIA COLECTIVA
A un nivel colectivo la elaboración del pasado común se construye con hechos y argumentos
evaluados a posteriori, debido a la existencia en todas las sociedades de instituciones, grupos e
individuos encargados de gestionar la memoria de lo acontecido.
Podemos llamar gestores de memoria a esas instituciones (incluyendo desde las llamadas instituciones
de memoria a las universidades, ancianos y su conocimiento de genealogías, especialistas rituales,
etc.). El papel de esos gestores se basa en el control de las fuentes de las que bebe la historia y la
instrumentación ideológica a través de la instrucción (“memoria impeusta de Ricoeur, 2000).
La elaboración a gran escala de esa estrategia ha sido exitosamente desarrollada por los Estados
totalitarios, basándose tanto en el realce de lo recordado como en la administración de lo olvidado
(Joel Candau, Antropologia de la memoria: 2002)
Algunos de estos olvidos son consecuencias inevitables de las innovaciones tecnológicas y la
universalización de la escritura impuso una domesticación y anulación de otros modos de transmisión,
convirtiéndose en el único vehículo de una memoria hegemónica, consagrada como fuente de
“verdad”
El olvido supone un debilitamiento de los que Halbwachs llama “marcos sociales de la memoria”
entendidos como la Inscripción de los recuerdos individuales en un marco colectivo que oculta unos y
selecciona otros. Estos sufren cambios a medida que las sociedades se transforman, pero lo intentos de
rescatar la memoria de las minorías son vistas como resistencia por los regímenes totalitarios, Cita de
Todorov sobre el “abuso de memoria
EL ESPACIO Y EL TIEMPO DE LA MEMORIA
Desde la antigüedad se han utilizado las imágenes mentales de los lugares para despertar el recuerdo.
En ello se basan las llamadas artes de la memoria (permitiendo desarrollarla en ausencia de soportes
escritos)
Del mismo modo las sociedades han inscrito en el espacio físico “lugares de la memoria” (Pierre Nora,
2008: 25-26) que inducen la evocación a través de alguna inscripción o monumento. Aunque Nora lo
vincula con un fenómeno moderno, este tipo de recurso ha sido muy empleado por los romanos y
después por el cristianismo (viacrucis o cruces en los caminos). También se han usado lugares como
escarnio público o narrativizaciones del espacio público. (Casa de Lope de Vega en Madrid).
No hay que olvidar que estos lugares de la memoria construidos con materiales imperecederos
implican una apropiación del espacio público para consolidar y difundir informaciones a través de un
símbolo.
Existe una relación muy estrecha entre los regímenes políticos y sus símbolos espaciales pero cuando
el recuerdo de estos símbolos se convierte en una presencia socialmente incomoda puede llegarse a
una autentica lucha entre memorias divergentes.
La marcación espacial puede servir también para la pacificación, utilizando metáforas visuales que
permiten honrar a las víctimas. Esto ha sido muy utilizado desde la antigüedad por el arte fúnebre,
plagado de alegorías de la muerte.
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