LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN

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LA SIMPATÍA C O M O CAUSA DE LOS JUICIOS
MORALES EN ADAM SMITH
1
Sympathy as Cause of Moral Judgments in Adam Smith
MARÍA ELTON
Resumen
Adam Smith es ante todo un filósofo moral, a pesar de que en nuestro medio ha sido
ampliamente conocido sólo como economista. Su filosofía moral es el fundamento de
su teoría político-económica. En consecuencia es de gran importancia leer The Wealth
of Nations a la luz de The Theory of Moral Sentiments. El propósito de este artículo
es iniciar esa investigación exponiendo lo esencial de su ética. Para lo cual se ha
analizado el fenómeno de la simpatía y del espectador imparcial, mostrando cómo a
partir de ellos la persona se abre a un orden objetivo de valores. Se establece también
la relación existente entre la filosofía moral de Smith y la teoría del conocimiento de
Hume, de quien es deudor.
Abstract
Although Adam Smith is generally known as an economist, he was in first place a
moral philosopher. His moral philosophy is the ground of his political and economic
theory. Then, a correct reading of his The Wealth of Nations must be done taking into
account The Theory of Moral Sentiments. The purpose of this essay is to start that
interpretative work, presenting the most important theses of his ethical theory. To this
object, the sympathy phenomenon and the impartial spectator are analyzed, showing
how from these phenomena persons get to an objective order of values. Attention is
also paid to the relation between Smith's moral philosophy and Hume's theory of
knowledge, that influenced Smith's own formulations.
1
Esta investigación ha sido financiada por el Fondo de Ayuda a la Investigación
de la Universidad de los Andes, lo que me ha permitido que parte importante de
ella haya sido realizada en el Department of Philosophy de Boston University,
donde obtuve el nombramiento de Visiting Scholar gracias al Prof. Charles
Griswold.
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MARÍA ELTON
Introducción al tema
Aunque Adam Smith sea ampliamente conocido nada más que como un
economista, fue ante todo un filósofo moral. Elegido como Catedrático de
Lógica en la Universidad de Glasgow en 1751, y removido a la Cátedra de
Filosofía Moral de la misma Universidad en 1752, sirvió en ella a la enseñanza de esa ciencia hasta 1963. En esa Cátedra daba lecciones de Teología Natural, Etica, Jurisprudencia y Teoría Política y Económica. Sus dos
obras principales, The Theory of Moral Sentiments (1759) y The Wealth of
Nations (1776) versan sobre el contenido de sus clases, en el orden recién
descrito, que explica también el orden en que ellas fueron escritas. Si bien
Adam Smith ha alcanzado la fama en un público general debido a The
Wealth of Nations, eso no significa que haya considerado que esa obra
fuera la culminación de su pensamiento, ni que contuviera la perfección de
unas ideas aún incipientes en su primer libro. Más bien Smith consideraba
que su obra fundamental era The Theory of Moral Sentiments, porque en
ella quiso establecer los fundamentos de todos sus análisis posteriores, entre los cuales se encuentran por cierto sus análisis político-económicos. La
prueba está en el cuidado con que la revisó: su última versión fue finalizada en 1790, seis años después de la finalización de la versión definitiva de
The Wealth of Nations, y dos años antes de morirse .
2
Es frecuente que hoy se considere a Adam Smith como el abogado
del crudo capitalismo del laissez-faire, lo cual contrasta naturalmente
con la importancia que tiene como filósofo moral. No pocas veces se
piensa que los defectos morales de la sociedad materialista y consumista
de nuestros días -operaciones sin ética del libre mercado, monopolios
que constituyen formas de opresión, e t c . - son consecuencia del ejercicio
de dicho capitalismo. Tales consideraciones constituyen una acusación
injusta contra la doctrina de Adam Smith .
3
El equívoco que se encuentra tras esa injusticia tiene su origen principalmente en lo que se ha llamado el "Adam Smith problem" . Esta es una
hipótesis planteada por algunos pensadores alemanes en el s. XIX, según
4
2
Cfr. A d a m Smith, The Theory of Moral Sentiments, edited by D . D . Raphael and
A.L. Macfie, Liberty Classics, Indianapolis, 1979, pp. 1-5; D . D . Raphael, The
Impartial Spectator, en Essays on Adam Smith, edited by Andrew S. Skinner
and T h o m a s Wilson, Clarendon Press. Oxford, 1975, pp. 84-85.
3
Cfr. C h a r l e s G r i s w o l d , Adam Smith
C a m b r i d g e , University Press, 1999, p. 9.
4
Cfr. Ralph Anspach, "The Implications of the Theory of Moral Sentiments for
A d a m S m i t h ' s Economic Thought", History of Political Economy, V o l u m e 4,
N ° l , Spring 1972, p. 176.
And
The
Virtues
Of Enlightenment,
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
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la cual el filósofo moral que había establecido la simpatía como la base
del comportamiento social en The Theory of Moral Sentiments, habría
cambiado radicalmente su pensamiento al escribir The Wealth of Nations,
haciendo del egoísmo el eje del comportamiento social en esta segunda
obra, influenciado por los pensadores materialistas franceses que conoció
en París en 1766. La simpatía sería el motivo de las acciones morales en
The Theory of Moral Sentiments, mientras que en The Wealth of Nations
lo sería el amor de sí mismo .
5
Si bien es cierto que la primera obra de Adam Smith tiene como eje a
la simpatía, y su segunda obra dedicada a la política económica gira en
torno al amor de sí mismo, hay que hacer una distinción importante para
no incurrir en las cuestiones insolubles del "Adam Smith problem": la
simpatía es, según Smith, la causa de los juicios morales, y no el motivo
de las acciones; y a su vez, entre los distintos motivos de las acciones
reconocidos por su filosofía, se encuentra el amor de sí mismo -selflove- o el interés por sí mismo -self interes- .
6
Una lectura de The Wealth of Nations a la luz de The Theory of Moral
Sentiments, profundizando en lo que es para Adam Smith la simpatía y la
figura del espectador imparcial que la encarna perfectamente, puede deshacer el equívoco que se esconde tras la ideologización que se ha hecho
de su pensamiento, reduciéndolo a una mera economía del laissez-faire.
La finalidad de tal estudio resulta ser doble, por una parte deshacer
algunos equívocos de un pretendido capitalismo fundado en A. Smith, y
por otra hacer una aportación importante a la filosofía moral, que se ha
enriquecido con algunos rasgos de la concepción smithiana del obrar
moral. No es casualidad que en años recientes Ernst Tugendhat haya
incluido aspectos de la filosofía moral de Smith en sus Lecciones de
Etica , donde ha intentado establecer los fundamentos de la moral que se
encuentran en la mejor filosofía.
1
En este escrito sólo me propongo iniciar ese estudio, señalando lo que
me parece son algunos de los rasgos más importantes de la filosofía
moral de Smith. Estoy convencida que este primer paso es necesario para
juzgar adecuadamente las implicancias morales que se encuentran en su
política económica.
5
Cfr. A d a m Smith, The Theory of Moral Sentiments, pp. 2 0 - 2 1 .
6
Ibid., pp. 21-22.
7
Ernst Tugendhat, Lecciones de Etica, Barcelona, Gedisa, 1997.
28
MARÍA ELTON
La simpatía como causa de conocimiento práctico
En el origen de algunas interpretaciones inadecuadas de la filosofía moral
de Adam Smith está la identificación de la simpatía con la compasión.
Aunque el significado de simpatía -piensa Smith- es quizá originalmente
el mismo de la compasión, es decir, una pasión propia de la naturaleza
humana según la cual todos los hombres tenemos sentimientos amistosos
por el sufrimiento de nuestros semejantes, la simpatía - q u e está en la base
de nuestros juicios morales-no es exactamente lo mismo, porque consiste
en nuestros sentimientos amistosos con cualquiera pasión . En el terreno
de la ciencia económica se ha confundido con una cierta frecuencia la simpatía con la compasión, identificando a su vez a la simpatía con la benevolencia, de lo que se ha inferido que The Theory of Moral Sentiments trata
del altruismo en la conducta humana mientras que The Wealth of Nations
lo hace de su tendencia egoísta .
8
9
Además la simpatía, como concepto técnico perteneciente a la filosofía moral de A. Smith, no es un mero sentimiento que surge a la vista de
la pasión de otro, sino un sentimiento que surge de la consideración de la
situación que ha provocado la pasión del o t r o . Dice nuestro autor que a
veces sentimos por las circunstancias en que se encuentra el otro una
pasión de la que el afectado es incapaz. Así, por ejemplo, nosotros nos
ruborizamos ante su insolencia . En ese caso es claro que no simpatizamos con sus sentimientos, teniendo en cuenta las circunstancias objetivas
en que se encuentra. No podemos acusar por tanto a Smith de propugnar
un sentimentalismo moral, como se ha hecho no pocas veces. La simpatía surge de una consideración objetiva de una situación humana particular, y de la correspondencia de los sentimientos del otro con esas circunstancias, consideración que se realiza cognitivamente. En efecto, para
Smith hay una conexión lógica entre simpatizar y juzgar, ya que todo
sentimiento simpatético da lugar a un juicio de aprobación o desaprobación de modo necesario, según una ley científica de asociación de ideas .
10
11
12
Otro ejemplo con el que se ilustra lo que vengo diciendo es el siguiente: "De todas las calamidades a las que están expuestos los hombres
8
Cfr. A d a m Smith, The Theory of Moral Sentiments, pp. 9-10.
9
Cfr. Ibid., nota 1.
10
Cfr. Ibid., p.12. Cfr. The Scottish Enlightenment, An Anthology, edited by Alexander
Broadie, Edinburgh, Canongate Classics, 1997, p.155.
11
Cfr. Ibid.
12
Cfr. T . D . Campbell, "Scientific Explanation and Ethical Justification in the Moral
Sentiments", en Essays on Adam Smith, editados por Andrew S. Skinner y
T h o m a s Wilson, Oxford, Clarendon Press, 1975, p.77.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
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según su condición mortal -dice A. Smith-, la pérdida de la razón parece
ser lejos la más terrible, para aquellos que tienen el menor destello de
humanidad, y ellos ven con la mayor conmiseración ese estado de la
miseria humana, el más bajo que se puede alcanzar. Sin embargo, el que
lo sufre, quizá ríe y canta, y es totalmente insensible a su propia miseria.
La angustia que los hombres sienten ante la vista de tal objeto, no puede
ser la reflexión sobre algún sentimiento del que sufre" .
13
Pues bien, según la filosofía moral de A. Smith, uno es capaz de
ponerse en el caso del otro, y formarse una concepción de sus sentimientos, por medio de representaciones de la imaginación , y el sentimiento
surge en nuestro corazón a partir de esas representaciones". Independientemente de nuestro acuerdo o desacuerdo con la teoría del conocimiento de A. Smith, dentro de la cual la imaginación juega un papel
principal, es indudable que para él una representación de la imaginación
es una instancia cognoscitiva. Nosotros simpatizamos con el caso del
otro por medio de un juicio. En el momento en que simpatizamos, nuestro sentimiento de simpatía es acompañado de un juicio. Este juicio es
sin duda un juicio particular, sobre acciones singulares, y no un juicio
universal.
14
En el ejercicio de la simpatía smithiana, que es un sentimiento, hay
objetividad. La cual se hace más o menos profunda según la manera en
que juzguemos de la conveniencia o inconveniencia de las afecciones de
los otros. Hacemos juicios sobre la conducta de los otros en calidad de
espectadores. Así, "cuando las pasiones originales de la persona principalmente afectada -dice Smith-, están de acuerdo con las emociones
simpatéticas del espectador, ellas necesariamente aparecen ante este último como justas y convenientes, y adecuadas a sus objetos" . "Aprobar
16
13
"Of all the calamities to which the condition of morality exposes mankind, the
loss of reason appears, to those who have the least spark of humanity, by far the
most dreadful, and they behold that last stage of human wretchedness with
deeper commiseration than any other. But the poor wretch, w h o is in it, laughs
and sings perhaps, and is altogether insensible of his o w n misery. T h e anguish
which humanity feels, therefore, at the sight of such an object, cannot be the
reflection of any sentiment of the sufferer" (The Theory of Moral Sentiments, p.
12).
14
Cfr. Ibid., p. 9.
15
Cfr. Ibid., p. 12.
16
" W h e n the original passions of the person principally concerned are in perfect
concord with the sympathetic emotions of the spectator, they necessarily appear
to this last just and proper, and suitable to their objects" (The Theory of Moral
Sentiments, p. 16).
30
MARÍA ELTON
las pasiones de otro, en consecuencia, como convenientes a sus objetos,
es lo mismo que observar que simpatizamos enteramente con ellas; y no
aprobarlas como tales es lo mismo que observar que no simpatizamos
enteramente con e l l a s " . Así como aprobar o desaprobar las opiniones
de otro es darse cuenta de su acuerdo o desacuerdo con las nuestras, así
del mismo modo se produce la aprobación o desaprobación de los sentimientos o pasiones de los otros .
17
18
Las acciones proceden de un sentimiento o afección del corazón,
relativos a la causa o motivo que las excita, y relativos también al fin que
el sujeto se propone, el cual se identifica con el efecto que la acción
tiende a producir. Según cual sea el fin de una acción, ella es meritoria o
falta de mérito, cualidades según las cuales ella tiene derecho a ser premiada o castigada. Cuando en la vida corriente juzgamos la conducta de
una persona, y los sentimientos que la dirigen, estamos considerando sus
acciones bajo esos dos aspectos . Adam Smith se ha preocupado especialmente de estudiar lo que podríamos llamar el juicio últimamente
práctico, es decir, aquel que dirige inmediatamente la acción. Por eso no
es de extrañar que hable de los sentimientos que preceden la acción,
porque, como dice Aristóteles de modo análogo al explicar la phronesis,
es el momento en que el juicio está condicionado por el apetito recto .
19
20
Uno puede juzgar, por una parte, de los sentimientos de otro que
surgen ante objetos que no tienen ninguna relación peculiar ni con el que
juzga ni con el que es juzgado, como cuando se juzga de la belleza de
una llanura, o de la grandeza de una montaña, o de los adornos de un
edificio, o de la expresión de un cuadro, o de la composición de un
discurso, o de la conducta de una tercera persona, o de las proporciones
de diferentes cantidades y números, o de las variadas apariencias que la
gran máquina del universo exhibe perpetuamente, y de las causas que las
producen. En general todo lo concerniente a las ciencias y al gusto estético son cosas que nosotros y nuestros compañeros vemos como algo que
no tiene una relación peculiar con ninguno de nosotros .
21
17
" T o approve of the passions of another, therefore, as suitable to their objects, is
the same thing as to observe that we entirely sympathize with them; and not to
approve of them as such, is the same thing as to observe that we do not entirely
sympathize with them"(Ibid.).
18
Cfr. Ibid., p. 17.
19
Cfr. I b i d . , p . 18.
20
Aristóteles, Etica a Nicómaco, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, VI,
2, 1139 a 30.
21
Cfr. A d a m Smith, The Theory of Moráis Sentiments, p.
19.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
31
Por otra parte, es posible juzgar también de sentimientos que surgen
en nosotros mismos o en otros a la vista de objetos que nos afectan de un
modo particular a nosotros mismos o a la persona que juzgamos. Entonces no vemos esos juicios como los que se hacen sobre un cuadro, o un
poema, o un sistema de filosofía. Si los juicios de otra persona sobre
obras de arte o filosofía son diferentes a los míos, yo los puedo pasar por
alto con facilidad, e incluso puedo entretenerme en una conversación con
el otro sobre esos temas en que estamos en desacuerdo. Pero si otra
persona no tiene sentimientos amistosos por las desgracias en que me
encuentro, o no siente indignación ante las injurias que he sufrido, me
resulta intolerable, y no puedo mantener ninguna conversación con ella.
Según la filosofía moral de Adam Smith, uno desarrolla una vida
moral en la medida en que simpatiza con los sentimientos morales de los
demás. Para lo cual es necesario desarrollar ciertas actitudes que mantengan la concordia social, como lo exige la naturaleza del hombre. Por una
parte, las emociones del espectador suelen quedarse cortas ante la violencia de lo que siente la persona directamente implicada en algunos sentimientos. Esta última lo nota, y como desea una simpatía completa del
espectador, se esfuerza por disminuir su pasión hasta un tono en que los
espectadores sean capaces de estar de acuerdo con él. Por otra parte, la
naturaleza enseña a los espectadores a asumir las circunstancias de la
persona interesada, a ponerse en su situación, y a concebir emociones
similares a las que ella siente .
22
"La sociedad y la conversación, en consecuencia, son los remedios
más poderosos para restituir a la mente su tranquilidad, si en algún momento ella desgraciadamente la ha perdido; tanto como los mejores preservativos de ese temperamento igual y feliz, que es tan necesario para la
satisfacción de sí mismo y el placer. Los hombres que se retiran y especulan, que son capaces de sentarse en casa a rumiar sus penas o resentimientos, a pesar que a menudo tienen más humanidad, más generosidad,
y un sentido del honor más fino, sin embargo, raramente poseen esa
igualdad de temperamento que es tan común entre los hombres de mundo" .
23
22
Cfr. I b i d , pp. 21-22.
23
"Society and conversation, therefore, are the most powerful remedies for restoring
the mind to its tranquility, if, at any time, it has unfortunately lost it; as well as
the best preservatives of that equal and happy temper, which is so necessary to
self-satisfaction and enjoyment. M e n of retirement and specualtion, w h o are apt
to sit brooding at home over either grief or resentment, though they may often
have more humanity, more generosity, and nicer sense of honour, yet seldom
possess that equality of temper which is so c o m m o n among men of the world"
(Ibid., p.23).
MARÍA ELTON
32
Como en Aristóteles, la felicidad es entendida por A. Smith como la
finalidad de la vida moral. Aunque a diferencia de Aristóteles, la felicidad
smithiana es concebida simplemente como tranquilidad, como un estado
final, como algo terminado y realizado , y no como una actividad encaminada al logro de un fin. Es una felicidad semejante a la del sabio estoico .
También como en Aristóteles, para alcanzar la felicidad se necesita ejercitarse en la virtud. Con relación a los dos tipos de esfuerzos virtuosos que
el hombre ejercita buscando la armonía social, descritos en el párrafo
anterior, se desarrollan dos series de virtudes, según A. Smith. El espectador despliega las virtudes amables de sencilla condescendencia e indulgente humanidad; mientras que el que sufre despliega las virtudes de la negación de sí mismo, del gobierno de sí mismo y de las propias pasiones .
24
25
26
En definitiva, "ese sentir más por los otros y menos por nosotros
mismos, ese refrenar nuestro egoísmo, y consentir en nuestras afecciones
benevolentes, constituye -para Adam Smith- la perfección de la naturaleza humana; y sólo eso puede producir entre los hombres la armonía de
sentimientos y pasiones en que consiste toda su gracia y conveniencia" .
Es quizá por eso que el hombre naturalmente encuentra placer en la
mutua simpatía .
27
28
Adam Smith compara esa armonía de sentimientos que debe existir
entre los hombres con el principal mandamiento de Cristo. "Así como
amar a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos es la gran
ley de la cristiandad - d i c e - , así el gran precepto de la naturaleza es
amarnos a nosotros mismos sólo como nosotros amamos a nuestro prójimo, o, lo que es lo mismo, como nuestro prójimo es capaz de amarnos a
nosotros m i s m o s " . Pero no es una comparación exacta, por la sencilla
razón de que Smith es estoico, y Jesucristo no lo es. Aunque entre ambas
ascéticas haya una semejanza.
29
24
Cfr. Charles Griswold, Adam Smith and the Virtues of Elightnment, p. 218.
25
Cfr. Ibid., p. 217.
26
Cfr. Ibid., p. 2 3 .
27
" A n d hence it is, that to feel much for others and little for ourselves, that to
restrain our selfish, and to indulge our benevolent affections, constitutes the
perfection of h u m a n nature; and can alone produce among mankind that harmony
of sentiments and passions in which consists their whole grace and propriety"
(The Theory of Moral Sentiments, p.25.
28
Cfr. Ibid., p p . 13-16.
29
" A s to love our neighbour as we love ourselves is the great law of Christianity,
so it is the great precept of nature to love ourselves only as we love our neighbour,
or what c o m e s to the same thing, as our neighbour is capable of loving u s "
(Ibid., p.25).
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
33
Por medio de la simpatía juzgamos objetivamente, por tanto, los sentimientos y las acciones de los demás. Pero este principio es apto también para juzgar nuestra propia conducta. Así como nosotros aprobamos
o desaprobamos la conducta de otro hombre de acuerdo a lo que sentimos cuando hacemos nuestro su caso, pudiendo simpatizar o no con los
sentimientos y motivos que la dirigen; así nosotros aprobamos o desaprobamos nuestra propia conducta de acuerdo a lo que sentimos cuando nos
ponemos en la situación de otro hombre, y la vemos desde sus ojos y
desde su perspectiva, pudiendo o no penetrarla y simpatizar con los
sentimientos y motivos que influyen sobre ella. Sólo podemos juzgar de
nuestra propia conducta imaginando lo que debiera ser el juicio que
harían otros acerca de ella, desde la perspectiva del espectador imparcial,
tratando de verla desde una cierta distancia respecto a nosotros. Cualquier juicio que nosotros hagamos sobre nuestra propia conducta, debe
tener cierta referencia a lo que es, o sería bajo ciertas condiciones, el
juicio de los otros, o lo que imaginamos sería el juicio de los o t r o s .
Nuestra conciencia moral se desarrolla en contacto con la sociedad.
30
Cuando yo examino mi propia conducta me divido dentro de mí mismo en dos personas, y yo, como examinador, tengo un carácter diferente
al yo cuya conducta examino. Soy a la vez espectador y agente . De este
modo explica Adam Smith la conciencia moral, que es, para el filósofo
empirista, muy exigente, requiriendo que la propia conducta moral sea
objetivamente valiosa.
31
En la entraña del desenvolvimiento de la conciencia moral está, de
acuerdo a la filosofía moral de Adam Smith, el deseo de alabanza, de ser
apreciado por los semejantes. "Cualquiera que pueda ser la causa de la
simpatía - d i c e - , o de cualquier modo que pueda ser excitada, nada agrada más que observar en los otros hombres sentimientos amistosos con
todas las emociones de nuestro corazón; y nunca somos tan conmovidos
como cuando vemos la apariencia de lo contrario" . La consideración de
este deseo tan propio de la naturaleza del hombre, podría echar por tierra
toda la objetividad de los juicios morales, si el mismo Adam Smith no
hubiera establecido las condiciones de su rectitud.
32
"El hombre - d i c e - naturalmente desea, no sólo ser amado, sino ser
digno de aprecio; o ser aquello que es el objeto natural y propio del
30
Cfr. Ibid., pp. 109-110.
31
Cfr. Ibid., p. 113.
32
"But whatever may be the cause of sympathy, or however it may be excited,
nothing pleases us more than to observe in other men a fellow-feeling with all
the emotions of our breast; ñor are we ever so much shocked as by the appearence
of the contrary" (Ibid., p. 13).
34
MARÍA ELTON
amor. Él naturalmente teme no sólo ser odiado, sino ser odioso; o ser
aquello que es el objeto natural y propio del o d i o " . Smith hace una
diferencia entre tener deseo de alabanza y tener deseo de ser digno de
alabanza, aunque el segundo deriva del primero. Ambos deseos se asemejan y están conectados, a menudo se mezcla el uno con el otro, aunque
son, bajo muchos aspectos, distintos e independientes .
33
34
Si Adam Smith pone en la base de la conciencia moral más fina, o
más profunda, el deseo de ser digno de alabanza, no es susceptible de
una crítica que lo considere un filósofo sentimental, que hubiera identificado la simpatía que une moralmente a los hombres entre sí con un puro
deseo de caer bien a los demás. "Nosotros - d i c e - no podemos estar
satisfechos por ser admirados meramente por lo que otras personas son
admiradas. Nosotros debemos creernos admirables por lo que ellos son
admirables. Para alcanzar esa satisfacción debemos llegar a ser el espectador imparcial de nuestro propio carácter y nuestra propia conducta" .
Esto quiere decir que la simple búsqueda de la admiración de los otros no
satisface nuestro propio corazón, si esa admiración no lo es de algo en
nosotros que objetivamente sea digno de admiración.
35
Sólo en una aprobación verdadera de nuestro carácter y conducta por
parte de los otros encontramos la felicidad y el contento . La verdad en
este caso tiene como punto de referencia unos sentimientos y unas acciones que valen por sí mismos. Lo contrario al amor de lo que es valioso en
sí mismo es el vicio de la vanidad, que es sentirse agradado por alabanzas que uno no merece. El hombre sabio siente poco placer por la alabanza cuando sabe que no es alabanza por lo que vale por sí mismo, y siente
un más alto placer cuando hace lo que él sabe que es valioso por sí
mismo, a pesar de que él sabe que esas acciones no siempre reciben
alabanza .
36
37
Los juicios morales que el espectador imparcial realiza teniendo como
principio la simpatía, apuntan a un orden objetivo de valores morales.
33
" M a n naturally desires, not only to be loved, but to be lovely; or to be that thing
which is the natural and proper object of love. He naturally dreads, not only to
be hated, but to be hateful; or to be that thing which is the natural and proper
object of hatred" (Ibid., pp. 113-114).
34
Cfr. Ibid, p. 114.
35
"Neither can we be satisfied with being merely admired for what other people
are admired. We must at least believe ourselves to be admirable for what they
are admirable. But, in order to attain this satisfaction, we must become the
impartial spectators of our o w n character and conduct" (Ibid.).
.
36
Cfr. Ibid.
37
Cfr. Ibid., pp. 114-115.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
35
Cuando la persona desea ser juzgada según ese orden, entonces desea la
justicia, y es capaz de no buscar la justa fama y la justa gloria que
merecería por sus acciones, cuando está segura de la conveniencia de su
propia conducta . "El acuerdo o desacuerdo de los sentimientos y juicios de otras personas con los nuestros, es en todos los casos de más o
menos importancia para nosotros, exactamente en la proporción en que
nosotros estemos más o menos ciertos de la conveniencia de nuestros
sentimientos, y de la certeza de nuestros juicios" .
38
39
El deseo de alabanza por acciones valiosas por sí mismas y el simple
deseo de alabanza son difícilmente distinguibles en la conducta de un
hombre. La imaginación del espectador se inclina por uno u otro de estos
aspectos de la acción según sus hábitos de pensamiento, o según la
actitud favorable o desfavorable que tenga respecto a la persona cuya
conducta está considerando . Para acertar es necesario ponerse en el
lugar del espectador imparcial, y tener el hábito de hacerlo.
40
Adam Smith es teista, y considera que el autor de la naturaleza ha
hecho del hombre el juez inmediato de los demás hombres. Lo ha creado
según su propia imagen y lo ha elegido su vicegerente sobre la tierra,
para aprobar o corregir el comportamiento de sus semejantes. Por esos
los hombres buscan que su conducta sea aprobada por sus semejantes.
Pero son a la vez capaces de distinguir una aprobación o desaprobación
de su conducta que esté de acuerdo a los principios de la naturaleza o no.
La última palabra la tiene un tribunal supremo que regula los juicios de
los hombres según unos principios superiores . Ese tribunal es ocupado
por el espectador imparcial, que se caracteriza por su desinterés, su sencillez y su equidad, y es denominado por A. Smith el hombre interior the man within-, el habitante del corazón -the inmate of the breast-, el
hombre abstracto, representante de todos los hombres y sustituto de la
Deidad , y no es otra cosa que la conciencia moral del hombre .
41
42
43
A pesar de que la conciencia se origina en el deseo de agradar a los
otros, desarrolla una cierta autonomía en la medida en que los hombres
38
Cfr. Ibid., p. 117.
39
"The agreement or disagreement both of the sentiments and j u d g e m e n t s of other
people with our own, is, in all cases, it must be observed, of more or less
importance to us, exactly in proportion as we ourselves are more or less uncertain
about the propriety of our sentiments, about the accuracy of our j u d g m e n t s "
(Ibid., p. 122).
40
Cfr. Ibid., p. 127.
41
Cfr. Ibid., p. 128.
42
Cfr. Ibid., pp. 129-130.
43
Cfr. Ibid., p. 134.
MARÍA ELTON
36
llegan a desear su propia aprobación tanto o más que la aprobación de los
otros. Una persona puede aprobar o desaprobar su propia conducta, independientemente de que ella haya sido aprobada o desaprobada por el
espectador actual de su comportamiento. Este aspecto importante de la
filosofía moral de A. Smith ha sido pasado por alto por sus críticos .
44
Smith no es individualista. Según su filosofía, el hombre de individuo
llega a ser un sujeto en la medida en que tiene una dimensión de interioridad, según la cual es capaz de desdoblarse y juzgarse a sí mismo. El
sujeto a su vez tiene una dimensión de universalidad, que consiste en la
pretensión del individuo a valer más que su individualidad y a realizar un
juicio objetivo tanto sobre sí mismo como sobre los otros. El hombre
interior -the man within- que no es David, Francisco o Adam, se construye a partir del relativismo individualista, es decir, de las afecciones
individuales, por el juego de los encuentros sociales, a través de un
crecimiento progresivo de las virtudes de la amabilidad o humanidad y
del dominio de sí m i s m o .
45
En la medida en que el hombre se deja guiar por la autoridad de su
conciencia, se aparta de su egoísmo original. Adam Smith reconoce que
en el hombre hay un egoísmo y unas pasiones originales que nos inclinan
a buscar en nuestras acciones nuestro propio interés, y nos incapacitan,
en el momento de la decisión moral, para poner en la balanza los intereses de los demás. Sin embargo, podemos también ponernos en la situación de una tercera persona, que no tiene conexión ni con nuestros intereses ni con los de los demás, la cual juzga con imparcialidad entre esos
intereses antagónicos .
46
En efecto, para Adam Smith las tendencias originales del hombre son
egoístas. No encontramos en su filosofía moral unas inclinaciones naturales al bien como en la filosofía de Tomás de Aquino. Pero ese hecho no
significa que el hombre deba decidir moralmente a partir de ese egoísmo.
Al contrario, tiene que corregir esas pasiones primitivas por medio de la
experiencia y el hábito, para ver los distintos intereses desde una perspectiva imparcial, y juzgar justamente. Eso es posible por medio del
ejercicio de la imaginación.
"Así como para el ojo del cuerpo, los objetos aparecen grandes o
pequeños, no tanto de acuerdo a su real dimensión, como de acuerdo a la
44
Cfr. T.D. Campbell, "Scientific Explanation and Ethical Justification in the Moral Sentiments", p . 7 3 .
45
Cfr. Frédéric Brahami, " L e processus de subjectivation chez A d a m Smith; vertus
aimables et vertus r e s p e c t a b l e s " , Revue Philosophique de la France et de
l'étranger, 4(125) Octobre-Décembre 2000, pp. 424-425.
46
Cfr. Ibid., p. 135.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
37
cercanía o distancia de su situación, así sucede con lo que podemos
llamar el ojo de la mente: y nosotros remediamos ambos defectos más o
menos de la misma manera. En mi presente situación -dice A. Smith- un
inmenso paisaje de llanuras, bosques y lejanas montañas parece no cubrir
más que la pequeña ventana junto a la que escribo, y no tener proporción
con la habitación en que estoy sentado. Puedo hacer una comparación
justa entre aquellos grandes objetos y los pequeños objetos que están en
mi alrededor, transportándome con la imaginación a un lugar diferente
desde el cual puedo reconocer ambos desde aproximadamente distancias
iguales, y así hacer un juicio sobre sus proporciones reales. El hábito y la
experiencia me han enseñado a hacer eso de manera fácil y pronta, de tal
modo que apenas soy consciente de ello; y un hombre debe conocer en
cierta medida la filosofía de la visión antes de estar convencido profundamente cuan pequeños esos objetos distantes aparecerían ante sus ojos
si la imaginación, por un conocimiento de sus magnitudes reales no los
agrandara y dilatara" .
47
"De la misma manera, para las pasiones originales egoístas de la
naturaleza humana, la pérdida o ganancia del interés propio más pequeño
parece ser de gran importancia, excita un gozo o una pena mayor, un
deseo o aversión más intenso, que el mayor interés de otro con el cual no
tenemos una conexión particular. Sus intereses, mientras son reconocidos
desde nuestro punto de vista, nunca pueden ser puestos en la balanza con
los nuestros, nunca pueden refrenarnos de hacer cualquier cosa que tienda a promover los nuestros, por muy ruinoso que sea para él. Antes de
hacer una adecuada comparación de estos intereses opuestos debemos
cambiar nuestra posición. Debemos verlos ni desde nuestro lugar ni desde el lugar suyo, ni con nuestros propios ojos ni con los suyos, sino
47
" A s to the eye of the body, objects appear great or small, not so much according
to their real dimensions, as according to the nearness or distance of their situation;
so do likewise to what may be called the natural eye of the mind: and we
remedy the defects of both these organs pretty much in the same manner. In my
present situation an i n m e n s e l a n d s c a p e of l a w n s , and w o o d s , and distant
mountains, seems to do no more than cover the little window which I write by,
and to be out of all proportion less than the chamber in which I am sitting. I can
form a just comparisson between those great objects and the little objects around
me, in no other way, than by transporting myself, at least in fancy, to a different
station, from whence I can survey both at nearly equal distances, and thereby
form some judgment of their real proportions. Habit and experience have taught
me to do this so easily and so readily, that I am scarce sensible that I do it; and a
man must be, in some measure, acquainted with the philosophy of vision, before
he can be thoroughly convinced, how little those distant objects would appear to
the eye, is the imagination, from a knowledge of their real magnitudes, did not
swell and dilate t h e m " (Ibid., p p . 134-135).
MARIA ELTON
38
desde el lugar y con los ojos de una tercera persona, que no tiene particular conexión con ninguno de los dos, y que juzga con imparcialidad entre
ambos. Aquí también el hábito y la experiencia nos han enseñado a
hacerlo de una manera tan fácil y pronta, que escasamente tenemos conciencia de lo que hacemos; y se requiere, también en este caso, algún
grado de reflexión, aun de filosofía, para convencernos cuan poco interés
tendríamos en los más grandes intereses de nuestro próximo, cuan poco
nos sentiríamos afectados por cualquier cosa que se relacione con él, si la
desigualdad natural de nuestros sentimientos no fuera rectificada por el
sentido de la conveniencia y de la justicia" .
48
La acción de ponerse en el lugar de la tercera persona es sin duda, en
estos textos, además de un esfuerzo moral, un ejercicio de la imaginación . El ojo de una tercera persona, el del espectador imparcial, es la
propia imaginación situada en un lugar desde el cual puede juzgar imparcialmente entre intereses opuestos. "Cada vez que vamos a actuar de un
modo que afecta la felicidad de los otros, él nos dice, con una voz capaz
de asombrar a la más presuntuosa de nuestras pasiones, que nosotros no
somos más que uno entre una multitud, no mejor que los otros; y que
cuando nos preferimos a los otros de modo vergonzoso y ciego, llegamos
a ser objetos de resentimiento, de aborrecimiento y de abominación. Él
nos enseña la pequeñez de nosotros mismos, y de todo lo relacionado con
nosotros mismos, y las naturales tergiversaciones del amor de sí mismo
sólo pueden ser corregidas por el ojo del espectador imparcial. Él nos
muestra la conveniencia de la generosidad y la deformidad de la injusticia; la conveniencia de resignar los más grandes intereses de nosotros,
49
48
49
"In the same manner, to the selfish and original passions of human nature, the loss
or gain of a very small interest of our own, appears to be of vastly more
importance, excites a m u c h more passionate joy or sorrow, a much more ardent
desire or aversion, than the greatest concern of another with w h o m we have no
particular connexion. His interests, as long as they are surveyed from this station,
can never be put into the balance with our own, can never restrain us from doing
whatever may tend to promote our own, how ruinous soever to him. Before we
can m a k e any proper comparison of those opposite interests, we must change
our position. We must view them, neither from our own place ñor yet from his,
neither with our o w n eyes nor yet with his, but from the place and with the eyes
of a third person, who has no particular connexion with either, and w h o j u d g e s
with impartiality between us. Here, too, habit and experience have taught us to
do this so easily and so readily, that we are scarce sensible that we do it; and it
requires, in this case too, s o m e degree of reflection, and even of philosophy, to
convince us, how little interest we should be affected by whatever relates to
him, if the sense of propriety and justice did not correct the otherwisé natural
inequality of our sentiments" (Ibid., pp. 135-136).
Cfr. Ibid., p. 135, nota 3.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
39
por los grandes intereses de los otros, y la deformidad de hacer el menor
daño a otro, para obtener los más grandes beneficios para nosotros" .
50
La comparación entre el ejercicio de la imaginación en la percepción
visual y en el juicio moral es tomada, por Adam Smith, de la filosofía
moral de David H u m e . Smith recoge en los textos recién citado ciertos
rasgos de la filosofía moral de Hume, pero a su vez critica el principio
humeano según el cual el juicio moral no es un ejercicio de la razón. La
posición moral de Smith es un desarrollo de la de Hume, que lleva
consigo una profundización y un mayor refinamiento en cuanto a la
importancia y al significado de la simpatía y del juicio moral.
51
El juicio moral de la imaginación
Anteriormente afirmé que, según la teoría del conocimiento de Adam Smith,
la imaginación es una instancia cognoscitiva según la cual juzgamos moralmente, a partir de la simpatía, las acciones morales particulares nuestras
o de los otros. Para entender esta afirmación tendríamos que comenzar por
explicar su teoría del conocimiento. Sin embargo, eso no es posible, porque A. Smith no desarrolló una teoría del conocimiento previa a su filosofía moral, sino que adoptó la de David Hume. Nos es imprescindible por
tanto referirnos a algunos aspectos esenciales de esta última para comprender acabadamente los juicios morales, en la filosofía de A. Smith.
El principio de simpatía es tomado por A. Smith de la filosofía de
David Hume. En efecto, este último considera que las opiniones de los
otros influyen sobre nosotros debido a una singular cualidad de la naturaleza humana, consistente en una "propensión que tenemos a simpatizar
con los otros, y a recibir por comunicación sus inclinaciones y sentimientos, por diferentes y contrarios que sean a los nuestros" . Hay una co52
50
"It is from him only that we learn the real littleness of ourselves, and of whatever
relates to ourselves, and the natural misrepresentations of self-love can be
corrected only by the eye of this impartial spectator. It is he who shows us the
propriety of generosity and the deformity of injustice; the propriety of resigning
the greatest interests of our own, for the yet greater interests of others, and the
deformity of doing the smallest injury to another, in order to obtain the greatest
benefit to ourselves" (Ibid., p.137).
51
Cfr. Ibid., p. 135, nota 3; cfr. David H u m e , Enquiry Concerning The Principies
Of Morals, V.ii; ed. Selby-Bigge, n. 185.
52
" N o quality of human nature is more remarkable, both in itself and in its
consequences, than that propensity we have to sympathize with others, and to
receive by communication their inclinations and sentiments, however different
from, or even contrary to our o w n " (Treatise Of Human Nature, p. 316).
40
MARÍA ELTON
rrespondencia entre las almas humanas "tan cercana e íntima, que tan
pronto como cualquier persona se me aproxima, difunde en mí todas sus
opiniones, y determina mi juicio en mayor o menor medida. Y a pesar
que en muchas ocasiones mi simpatía con ella no es tanta como para
cambiar enteramente mis pensamientos, sin embargo, es raro que sea tan
débil como para no estorbar el curso fácil de ellos, y proponer con
autoridad una opinión, que me es recomendada por su asentimiento y
aprobación" .
53
La simpatía es para Hume, como lo es también para A. Smith, el
fundamento de la experiencia moral, la principal fuente de las distinciones morales, porque no es una simple piedad o compasión, sino una
comunicación de sentimientos entre los individuos. Esa comunicación de
sentimientos hace posible la objetividad de los juicios morales. Como ha
dicho Morrow, "interpretado en términos de una interacción de sentimientos, el juicio moral preserva su base en los sentimientos y así permanece en un contacto inmediato y continuo con toda la variedad de experiencias morales individuales. Al mismo tiempo es capaz de trascender la
subjetividad, porque no está basado sólo en sentimientos aislados de
individuos particulares, sino sobre sentimientos individuales en la medida en que actualmente se desarrollan a través de la influencia de los
sentimientos de sus semejantes" . Esto supone que el mundo moral es
objetivo, y a su vez es formado por la mutua participación de sentimientos entre los individuos.
54
Según lo que vimos en el epígrafe anterior, Adam Smith aplica el
mismo principio en The Theory Of Moral Sentiments, pero hay que decir
que lo hace de un modo mucho más radical que David Hume. Por una
parte toma de Hume el carácter social de los juicios morales. La base de
nuestros juicios sobre nosotros mismos es el mismo principio de simpa-
55
54
" S o close and intimate is the correspondence of h u m a n souls, that no sooner any
person approaches me, than he diffuses on me all his opinions, and draws along
my j u d g m e n t in a greater or lesser degree. A n d tho', on many occasions, my
sympathy with him goes not so far as entirely to change my sentiments, and way
of thinking; yet it seldom is so weak as not to disturb the easy course of my
thought, and give an authority to that opinion, which is r e c o m m e n d e d to me by
his assent and approbation" (Treatise Of Human Nature, p. 592).
"For, interpreted in terms of this interplay of sentiments, the moral j u d g m e n t
preserves its basis in the feelings and thus remains in immediate and continual
contact with all the variety of individual moral experience. At the same time it is
able to trascend subjectivity because it is not based merely upon the individual's
feelings as they actually develop through the influence of the feelings of his
fellowmen"( Glenn R. Morrow, " T h e Significance Of T h e Doctrine Of Sympathy
In H u m e Ans A d a m Smith", The Philosophical Review, 32 (1923), p.64).
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
41
tía, es decir, una identificación imaginaria de nosotros mismos con los
espectadores de nuestras acciones, por la cual percibimos si simpatizamos con nuestros sentimientos o no. Sin embargo, si tanto en Hume
como en Smith la sociedad es un espejo en el que nos miramos a nosotros mismos, y las virtudes y vicios tienen una referencia inmediata a los
sentimientos de los otros, en Hume la moralidad así descubierta se funda
en el deseo de alabanza, mientras que en Smith se funda en el deseo de
ser digno de alabanza.
Esa diferencia es fundamental, porque establece una objetividad de
los juicios morales smithianos que no se encuentra en Hume. Para Smith,
la simpatía entre los hombres funda, en último término, la conciencia
moral. "No es el amor por nuestros próximos, ni el amor por la humanidad que nos impulsa en muchas ocasiones a practicar esas virtudes divinas -dice A. Smith-. En esas ocasiones un amor más fuerte, una afección
más poderosa, toma posesión de nosotros; el amor de lo que es honorable
y noble, de la grandeza, de la dignidad, y de la superioridad de nuestros
propios caracteres" . En este texto se está refiriendo a dos impulsos
diferentes: el deseo de alabanza por parte de los otros y el deseo de ser
digno de alabanza por parte de los otros. El segundo se desarrolla en el
hombre en la medida en que es capaz de refrenar el amor de sí mismo,
que es un sentimiento humano pasivo, y sacrificar nuestros propios intereses por los intereses de los demás.
55
"¿Si nuestros sentimientos pasivos son casi siempre tan sórdidos dice A. Smith- y tan egoístas, cómo puede ser que nuestros principios
activos sean a menudo tan generosos y tan nobles? ¿Si nosotros estamos
siempre mucho más profundamente afectados por cualquier cosa que sea
de interés para nosotros mismos, que por lo que le interesa a los otros, de
dónde surge lo que impulsa al generoso, en todas las ocasiones, a sacrificar sus propios intereses por los grandes intereses de los demás? No de
un poder blando que haya en el hombre, no de un débil destello de
benevolencia que la Naturaleza ha encendido en el corazón humano, que
fuera capaz de contrarrestar los impulsos más fuertes del amor de sí
mismo. Un poder más fuerte, un motivo más convincente se pone en
ejercicio en esas ocasiones. Es la razón, el principio, la conciencia, el
habitante del corazón, el hombre interior, el gran juez y arbitro de nues-
55
"It is not the love og our neighbour, it is not the love of mankind, which upon
many occasions prompts us to the practice of those divine virtues. It is a stronger
love, a more powerful affection, which generally takes place upon such occasions;
the love of what is honourable and noble, of the grandeur, and dignity, and
superiority of our own characters" (The Theory of Moral Sentiments, p.137).
42
MARÍA ELTON
56
tra conducta" . A. Smith no fundamenta la generosidad con los demás
en una mera benevolencia, sino en la razón moral, que se manifiesta en el
juicio práctico del espectador imparcial.
Anteriormente dije que la ciencia económica ha confundido a veces la
simpatía con la compasión, y al hacerlo ha identificado la simpatía con la
benevolencia, que sería un sentimiento contrario al egoísmo. Esta es la
postura de Hume, pero no de Smith. En An Enquiry Concerning The
Principies Of Morals, Hume dice que la moral se basa en un sentimiento
común a todos los hombres, respecto a cuyo objeto todos están de acuerdo, y que se extiende también a todas las personas, por lejos que vivan.
Ese sentimiento es la "humanidad" o benevolencia, y es opuesto a la
avaricia, ambición, vanidad y todas las pasiones que vulgarmente están
comprendidas bajo la denominación de amor de sí mismo . Para Adam
Smith, en cambio, el juicio moral, según el cual se vive la justicia entre
los hombres, es un juicio de la razón, y no puede ser identificado con un
mero sentimiento.
57
¿Cómo se puede afirmar que el juicio moral smithiano es un juicio de
la razón, si en lo que hemos visto hasta ahora la simpatía actúa como
principio por medio de la imaginación? Para explicar esta aparente incongruencia hay que recurrir a la teoría del conocimiento de Hume, en la
cual se basa la filosofía moral de Smith.
En el Treatise Of Human Nature la imaginación aparece desde el
comienzo para explicar el origen de nuestras ideas. "Aquellas percepciones -dice Hume-, que entran con más fuerza y violencia, las llamamos
impresiones; y bajo ese nombre yo comprendo a todas nuestras sensaciones, pasiones y emociones, según ellas hacen su primera aparición en el
alma. Por ideas -sigue diciendo- yo entiendo imágenes débiles de ellas
(las impresiones) en el pensamiento y en el razonamiento" . La imagi58
56
"When our passive feelings are almost always so sordid and so selfish, how
c o m e s it that our active principies should often be so generous and so noble?
W h e n we are always so m u c h more deeply affected by whatever concerns
ourselves, than by whatever concerns others men; what is it which prompts the
generous, upon all occasions, and the m e a n upon many, to sacrifice their own
interests to the greater interests of others? It is not the soft power of humanity, it
is not that feeble spark of benevolence which Nature has lighted up in the
h u m a n heart, that is thus capable of counteracting the strongest impulses of selflove. It is a stronger power, a more forcible motive, which exerts itself upon
such occasions. It is reason, principie, conscience, the inhabitant of the breast,
the man within, the great j u d g e and arbiter of our conduct" (Ibid., p.137).
57
Cfr. David H u m e , An Enquiry Concerning The Principies Of
223.
58
"Those perceptions, which enter with most force and violence, we may name
Morals,
nn. 2 2 1 -
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
43
nación es por tanto para Hume la razón, y es ella la que estructura el
pensamiento científico.
El pensamiento científico lleva a cabo su estructuración desde ciertos
principios universales de asociación de ideas, las cuales, como acabamos
de ver, son imágenes débiles. "Como todas las ideas simples pueden ser
separadas por la imaginación -dice Hume-, y pueden ser unidas otra vez
de la forma que ella quiera, nada podría ser más inexplicable que las
operaciones de esa facultad, si ésta no fuera guiada por algunos principios universales que la hacen, en cierta medida, uniforme con ella misma
en todos los tiempos y en todos los lugares. Si las ideas estuvieran
enteramente sueltas y desconectadas, sólo el azar las juntaría; y sería
imposible que las mismas ideas simples cayeran dentro de las más complejas (como sucede comúnmente) sin algún vínculo de unión entre ellas,
sin alguna cualidad asociativa por la cual naturalmente una idea se introduce en la otra" .
59
De ese modo los productos de la imaginación científica pueden ser
descritos como objetos fijos e inalterables. "Las impresiones de la memoria no cambian nunca en un grado considerable; y cada impresión
traza una idea precisa, que tiene su lugar en la imaginación como algo
sólido y real, cierto e invariable" . No sucede lo mismo, sin embargo,
con la imaginación metafísica. "Debo distinguir en la imaginación -dice
H u m e - entre los principios que son permanentes, irresistibles y universales; tales como la transición acostumbrada desde las causas a los efectos,
y desde los efectos a las causas: y los principios que son cambiables,
débiles e irregulares; (...) Los primeros fundan todos nuestros pensamientos y acciones, de tal modo que sin ellos la naturaleza humana
60
impressions; and under this n a m e I comprehend all our sensations, passions and
emotions, as they make their first appearance in the soul. By ideas I mean the
faint images of these in thinking and reasoning..."(Treatise Of Human Nature,
p.l.
59
60
" A s all simples ideas may be separated by the imagination, and may be united
again in what form it pleases, nothing w o u ' d be more unaccountable than the
operations of that faculty, were it not guided by some universal principies,
which render it, in some measure, uniform with itself in all times and places.
W e r e ideas entirely loóse and unconnected, chance alone w o u ' d join them; and
'tis impossible the same simple ideas should fall regularly into complex ones (as
they commonly do) without some bond of unión a m o n g them, some associating
quality, by which one idea naturally introduces another" (Ibid., p.10).
" T h e objects it presents are fixed and unalterable. T h e impressions of the memory
never change in any considerable degree; and each impression draws along with
it a precise idea, which take its place in the imagination, as something solid and
real, certain and invariable" (Ibid., p. 110).
44
MARÍA ELTON
perecería y se arruinaría inmediatamente. Los segundos no son inevitables para la humanidad, tampoco necesarios, ni demasiados útiles para la
conducta; al contrario, se ha observado que sólo tienen lugar en mentes
débiles, y siendo opuestos a otros principios por costumbre y razonamiento, pueden ser subvertidos fácilmente por un contraste y oposición
debidos" .
61
Hume ha asumido que sólo con las creaciones de la imaginación
científica nosotros nos referimos a un mundo objetivo, mientras que con
la imaginación metafísica caemos en un mundo de abstracciones subjetivas . Tampoco la "belleza" y el "bien", es decir, los valores, son propiamente objetos , susceptibles de ser conocidos por la imaginación científica, que es la única objetiva. "Tomemos -dice H u m e - cualquier acción
considerada como viciosa: un asesinato voluntario por ejemplo. Si se lo
examina bajo todos sus aspectos, vemos que no encontramos ese hecho,
o existencia real, que llamamos vicio. De cualquier manera que lo analicemos, encontraremos sólo pasiones, motivos, voliciones y pensamientos. No hay otro hecho en este caso. El vicio se escapa en la medida en
que lo consideremos como un objeto. Nunca lo encontrarás, hasta que
vuelvas tus reflexiones al interior de tu propio corazón, y encuentres un
sentimiento de desaprobación que surge en ti hacia la acción. Esto es un
hecho, pero objeto de un sentimiento, no de la razón. Se encuentra en ti
mismo, no en el objeto" .
62
63
64
61
"I must distinguish in the imagination betwixt the principies which are permanent,
irresistable, and universal; such as the customary transition from causes to effects,
and from effects to causes: A n d the principles, which are changeable, weak, and
irregular... T h e former are the foundation of all our thoughts and actions, so that
upon their removal h u m a n nature must immediately perish and go to ruin. T h e
latter are neither unavoidable to mankind, nor necessary, or so much as useful in
the conduct of life; but on the contrary are o b s e r v ' d only to take place in weak
minds, and being opposite to the other principies of custom and reasoning, may
easily be subverted by a due contrast and opposition" (Ibid., p. 225).
62
Cfr. G. Streminger, " H u m e ' s Theory Of Imagination", Hume's Studies, V o l u m e
V I , N°2, N o v e m b e r 1980, p . 1 0 3 .
63
Cfr. Ibid., p. 112.
64
"Take any action a l l o w ' d to be vicious: wilful murder, for instance. Examine it
in all lights, and see if you can find that matter of fact, or real existence, which
you call vice. In which-ever way you take it, you find only certain passions,
motives, volitions and thoughts. There is no other matter of fact in the case. T h e
vice entirely escapes you, as long as you consider the object. You never can find
it, till you turn your reflexion into your o w n breast, and find a sentiment of
disapprobation, which arises in you, towards this action. Here is a matter of fact;
but 'tis the object of feeling, not of reason. It lies in yourself, not in the object"
(Ibid., p. 468).
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
45
Como los juicios metafísicos, los juicios sobre la virtud y el vicio son
irreducibles a impresiones o contenidos de percepciones. Sin embargo,
Hume no los considera como juicios meramente subjetivos, como los
conceptos metafísicos. El hombre tiene un sentimiento que le permite
percibir el bien. Es la simpatía. "La mera opinión de otro -dice Hume-,
especialmente cuando está reforzada por la pasión, causa una idea de
bien o mal que tiene influencia sobre nosotros, y que en otra ocasión
habría sido enteramente descuidada. Ella procede del principio de simpatía o comunicación; y la simpatía es la conversión de una idea en una
impresión por la fuerza de la imaginación" .
65
Hume piensa que con la ayuda de la imaginación nos podemos poner
en el lugar del otro y mejorar nuestros sentimientos morales. Pero la
simpatía por sí misma no sirve como base para nuestros juicios objetivos,
porque varía según la intensidad de las relaciones con los otros. En el
Treatise Hume afirma que simpatizamos más con los que nos son más
cercanos que con personas meramente conocidas o extrañas para nosot r o s . Sin embargo, en las Enquiries compensa en cierto modo este
defecto de nuestra simpatía, diciendo que es posible relativizar nuestro
propio punto de vista poniéndonos en la posición del "espectador imparcial".
66
"Cuando un hombre -dice H u m e - considera que otro es su enemigo,
su rival, su antagonista, su adversario, se entiende que está hablando el
lenguaje del amor propio, y expresando sentimientos peculiares a sí mismo, que surgen de unas circunstancias particulares. Pero cuando da a
cualquiera el epíteto de vicioso u odioso o depravado, habla otro lenguaje, y expresa sentimientos sobre los cuales espera que todos los que le
oyen estén de acuerdo. El se aparta de su particular situación privada, y
tiene que elegir un punto de vista común a él y a los demás. Debe inducir
algún principio universal común a todos los hombres, y tocar una cuerda
con la cual sintonicen todos los hombres" .
67
65
"The bare opinion of another, especially w h e n inforc'd with passion, will cause
an idea of good or evil to have an influence upon us, which w o u ' d otherwise
have been entirely neglected. This proceeds from the principie of sympathy or
communication; and sympathy, as I have already observed, is nothing but the
conversión of an idea into an impression by the force of imagination" (Ibid., p.
427).
66
Cfr. Ibid., p. 5 8 1 .
67
" W h e n a man denominates another his enemy, his rival, his antagonist, his
adversary, he is uderstood to speak the language of self-love, and to express
sentiments, peculiar to himself, and arising from his particular circumstances
and situation. But when he bestows on any man the epithets of vicious or odious
or depraved, he then speaks another language, and expresses sentiments, in
46
MARÍA ELTON
En esta explicación se encuentra esbozado el "espectador imparcial",
figura clave para el pensamiento moral en The Theory Of Moral
Sentiments. Para Adam Smith el espectador imparcial es la personificación de lo que es permanente, universal, racional, natural en el fenómeno
de la simpatía. Las simpatías normales personificadas por dicho espectador pueden ser sólo aquellas que mejor promueven la existencia de los
hombres viviendo en sociedad . El "hombre interior" nos dice que prefiriéndonos a nosotros mismos no sólo llegamos a ser sujeto de indignación y desprecio de los hombres, sino que también violamos "aquellas
reglas sagradas de cuya observancia depende la seguridad y la paz completas de la sociedad humana" . La conciencia moral del individuo está
basada sobre los criterios morales que encuentra alrededor, y esos criterios tienen relación con el bienestar de la sociedad. A diferencia de
Hume, la simpatía en A. Smith está enteramente mediada por la personalidad del espectador imparcial .
68
69
70
La virtud estoica
Vimos antes que el deseo de ser dignos de alabanza por parte de los otros,
distinto al mero deseo de alabanza, se desarrolla en nosotros en la medida
en que somos capaces de refrenar el amor de sí mismo. Nosotros debemos
controlar el amor de sí mismo, que es un deseo pasivo que nos lleva a
preferirnos a los otros, para considerar imparcialmente los intereses de los
otros. Es una disciplina que la Naturaleza ha establecido para la adquisición de toda virtud por parte del hombre, y que se adquiere por una mirada
al espectador real o supuesto de nuestra conducta .
71
"El hombre de constancia y firmeza real -dice Smith-, el hombre
sabio y justo que ha sido enteramente criado en la escuela del dominio de
sí mismo, en el bullicio y en el negocio del mundo, expuesto, quizá, a la
violencia y a la injusticia de las facciones, y a las durezas y peligros de la
which he expects all his audience are to concur with him. He must here, therefore,
depart from his prívate and particular situation, and must choose a point of view,
c o m m o n to him with others; he must m o v e some universal principie of the
h u m a n frame, and touch a string to which all mankind have an accord and
symphony"( Enquiries Concerning The Principies Of Morals, p. 272).
68
Cfr. Glenn R. M o r r o w , The Significance Of The Doctrine Of Sympathy In Hume
And Adam Smith, pp. 7 2 - 7 3 .
69
Cfr.
70
Cfr. Glenn R. M o r r o w , The Significance Of The Doctrine Of Sympathy In Hume
And Adam Smith, p . 7 3 .
71
Cfr.
The Theory Of Moral Sentiments,
p.138.
Tha Theory Of Moral Sentiments, p. 145.
LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
47
guerra, mantiene el control de sus sentimientos pasivos en toda ocasión;
sea que esté solo o en sociedad tiene aproximadamente el mismo semblante, y es afectado aproximadamente de la misma manera. En el éxito
y en el fracaso, en la prosperidad y en la adversidad, frente a sus amigos
y frente a sus enemigos, él ha mantenido por necesidad esa madurez
humana. Nunca ha osado olvidar, ni por un momento, el juicio que el
espectador imparcial haría sobre sus sentimientos y su conducta. No ha
osado nunca dejar que el hombre interior esté ausente ni por un momento
de su atención. Ha sido siempre acostumbrado a mirar con los ojos de
ese gran habitante interior todo lo que se relaciona consigo mismo. Ese
hábito le ha llegado a ser perfectamente familiar. Ha estado en la práctica
constante, y bajo una constante necesidad, de modelar, o de esforzarse
por modelar, no sólo su comportamiento exterior, sino también, tanto
como puede, incluso sus sentimientos interiores, de acuerdo a los de ese
juez terrible y respetable. No sólo afecta los sentimientos del espectador
imparcial. Realmente los adopta. La persona casi se identifica, casi llega
a ser él mismo ese espectador imparcial, y escasamente siente algo que
no sea lo que ese gran arbitro de su conducta le ordena sentir" .
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En este texto se manifiesta claramente el estoicismo de Adam Smith,
por su énfasis en el dominio de sí mismo, y por el uso que hace de la
figura del hombre sabio y virtuoso. Smith fue influenciado por la filosofía moral de Epictetus, Marco Aurelio, Cicerón y Séneca . Si el deseo
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"The man of real constancy and firmness, the wise and j u s t man w h o has been
thoroughly bred in the great school of self-command, in the bustle and business
of the world, exposed, perhaps, to the violence and injustice of faction, and to
the harships and hazards of war, maintains this control of his passive feelings
upon all occasions; and wether in solitude or in society, wears nearly the same
countenance, and is affected very nearly in the same manner. In success and in
disappointment, in prosperity and in adversity, before friends and before enemies,
he has often been under the necesity of supporting this manhood. He has never
dared to forget for one moment the j u d g m e n t which the impartial spectator
would pass upon his sentiments and conduct. He has never dared to suffer the
man within the breast to be absent one m o m e n t from his attention. W i t h the eyes
of this great inmate he has always been accustomed to regard whatever relates to
himself. This habit has become perfectly familiar to him. He has been in the
constant practice, and, indeed, under the constant necessity, of modelling, or of
endeavouring to model, not only his outward conduct and behaviour, but, as
much as he can, even his inward sentiments and feelings, according to those of
this awful and respectable j u d g e . He does not merely affect the sentiments of the
impartial spectator. He really adopts them. He almost identifies with, he almost
becomes himself that impartial spectator, and scarce even feels but as that great
arbiter of his conduct directs him to feel" (Ibid., pp. 146-147).
Cfr. Charles Griswold, Adam Smith And The Virtues Of Enlightnment, p.317.
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MARÍA ELTON
de ser digno de alabanza se desarrolla en nosotros en la medida en que
somos capaces de refrenar el amor de sí mismo, hasta llegar a ser un
hombre sabio y justo, es natural que Smith defina la virtud como un
"objeto de estima, honor y aprobación" , y, en términos no sólo estoicos, sino muy semejantes a los aristotélicos, como una disposición del
carácter. De acuerdo con Aristóteles considera que "cuando denominamos un carácter generoso o caritativo, o virtuoso en cualquier sentido,
pensamos que la disposición expresada por cada una de esas apelaciones
es la disposición usual y acostumbrada de la persona" .
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Hay en su filosofía moral algunos elementos aristotélicos, mezclados
con una fuerte dosis de estoicismo. Coincide con la definición aristotélica
de virtud como una "habitual mediocridad de las afecciones de acuerdo
con la recta razón" . Se refiere por cierto al término medio entre dos
vicios opuestos, de los cuales un vicio falla por exceso y otro por defecto
en la afección debida a determinadas especies de objetos . Pero la recta
razón es determinada en A. Smith por el espectador imparcial, el cual,
como hemos visto anteriormente, sabe cuál es el "tono" adecuado que se
le debe dar a cada emoción de acuerdo a su objeto, poniendo en ejercicio
el dominio de sí mismo de una forma fundamentalmente estoica.
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Aunque hay que hacer ciertas matizaciones al estoicismo de A. Smith,
la necesidad que tiene el hombre sabio de refrenar el amor de sí mismo según nuestro autor- es para juzgar bien la situación particular propia o
ajena, por el ejercicio de la simpatía. Como ha dicho Griswold , las
distinciones morales en la filosofía moral de A. Smith se muestran desde
el punto de vista de la parte, no del todo. En ningún momento Smith
afirma que una "especulación" filosófica pueda disminuir nuestro vicio o
pueda aumentar nuestra apreciación de la virtud. Los razonamientos de la
razón teórica no pueden evitar los juicios morales del sentimiento. Hay
que distinguir el punto de vista del actor moral del punto de vista del
teórico o filósofo. Smith condena la "apatía estoica" que resulta de combinar esos dos puntos de vista.
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"Censuramos el cariño excesivo -dice Smith- y la ansiedad excesiva
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" W h e n we denominates a character generous or charitable, or virtuous in any
respect, we mean to signify that the disposition espressed by each of those
appellations is the usual and customary disposition of the p e r s o n " (Ibid., p.271).
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Cfr. Ibid., p.270.
77
Cfr. Ibid.
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Cfr. Charles Griswold, Adam Smith And The Virtues Of Enlightenment, pp. 319320.
Theory Of Moral Sentiments,
p.179.
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LA SIMPATÍA COMO CAUSA DE LOS JUICIOS MORALES EN ADAM SMITH
de los padres, como algo que en definitiva puede ser dañino para el niño,
y al mismo tiempo, excesivamente inconveniente para los padres; pero
fácilmente lo perdonamos, y nunca lo detestamos o miramos con odio.
Más bien el defecto de ese usual excesivo afecto parece siempre particularmente odioso. El hombre que parece no sentir nada por sus propios
niños, sino que los trata habitualmente con inmerecida dureza, se asemeja al más detestable de los brutos. El sentido de la conveniencia, lejos de
requerirnos erradicar enteramente esa extraordinaria sensibilidad, que
naturalmente sentimos por las desgracias de nuestras conexiones cercanas, se ofende siempre más por su defecto que por su exceso. La apatía
estoica nunca es agradable en tales casos, y todos los sofismas metafísicos que la apoyan sirven casi siempre para inflar la dura insensibilidad
de un frivolo a diez veces su original impertinencia" .
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En definitiva, la simpatía del espectador imparcial es la causa de los
juicios morales que los hombres hacen en su vida ordinaria. Son juicios
prácticos sobre acciones particulares. En The Theory Of Moral Sentiments
su autor hace una investigación acerca de las pasiones como bases de una
vida moral honrada. Muestra que las pasiones no excluyen a la razón,
pero como elementos fundamentales de la vida humana ordinaria desplazan a la razón teórica o filosófica. Para Smith como para Kant, dos
figuras claves de la Ilustración y del concepto moderno de libertad, existe
una escisión entre la teoría y la práctica . Escisión que de algún modo
se encuentra también en Aristóteles, para quien las virtudes de la vida
política no son teóricas, sino prácticas, aunque su ejercicio conduzca a la
vida contemplativa.
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En todo caso, el acento que Adam Smith pone en las virtudes de la
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" W e blame the excesive fondness and anxiety of a parent, as something which
may, in the end, prove hurtful to the child, and which, in the mean time, is
excessively inconvenient to the parent; but we easily pardon it, and never regard
it with hatred and detestation. But the defect of this usually excessive affection
appears always peculiarly odious. T h e man who appears to feel nothing for his
children, but w h o treats them upon all occasions with unmerited severity and
harshness, seems of all brutes the most detestable. T h e sense of propriety, so far
from requiring us to eradicate altogether that extraordinary sensibility, which we
naturally feel for the misfortunes of our nearest connections, is always much
more offended by the defect, than it ever is by the excess of that sensibility. T h e
stoical apathy is, in such caeses, never agreeable, and all the metaphysical
sophisms by which it is supported can seldom serve any other purpose then to
b l o w u p t h e h a r d i n s e n s i b i l i t y o f a c o x c o m b t o t e n t i m e s its n a t i v e
impertinence"(Ibid., p.143).
Cfr. Charles Griswold, Adam Smith And The Virtues Of Enlightenment,
14.
pp.
13-
50
MARÍA ELTON
vida ordinaria, en The Theory Of Moral Sentiments, hace que esta obra
sea importante como fundamento de la filosofía político-económica que
desarrolla en The Wealth Of Nations.
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