El ajo en dosis adecuadas es saludable “El ajo es venenoso para perros y gatos”: esta afirmación se difunde desde hace tiempo en los medios de comunicación. Últimamente, se inició por el Instituto de farmacología y toxicología veterinaria de la Universidad de Zúrich, que en el año 2006 publicó que la dosis tóxica para perros está en 5 gramos por kilo de peso corporal. Realmente los expertos suizos no tuvieron mucho más que investigar, sino solamente releer el libro “Alimentación del perro” de los profesores Meyer y Zentek, que en el año 1998 ya habían publicado esta cifra. Pero, ¿qué hay de verdad en cuanto al “peligro de intoxicación”? Anne Kinsky, consejera de alimentación y terapeuta de “flores de Bach” (www.karsroy.de) opina lo siguiente: “Mi perro pesa 25 kilos y recibe desde el principio dos veces por semana un diente pequeño de ajo mezclado con aceite de gran calidad y especias en un puré de zanahorias, para mantener una flora intestinal sana. 5 gramos de ajo entero por 1 kilo de peso son tóxicos para los perros. Esto es comprensible si nosotros dejamos que tal cantidad “se nos deshaga en la boca”. Un diente de ajo pesa entre 2 y 3 gramos. Tendría que administrarle al pobre perro durante 7 días diariamente 125 g de ajo triturado, esto es, unos 50 dientes de ajo para alcanzar la dosis tóxica. Con el consumo de ajo, en realidad, sucede como con otros alimentos o medicamentos: “¡todo en su justa medida!” Obviamente siguió el afán de investigación para otros animales de compañía: lo que es venenoso para perros y gatos también puede serlo para los caballos. En una investigación científica, se estableció un peligro para las células rojas a partir de los 240 g de ajo por día. En la revista “FutterJournal” se lee: “¿Cuán enfermo ha de estar uno para darle tanto ajo a un caballo? Quizá en el futuro uno podría conseguir su título académico afirmando que se podría alimentar a la fuerza a los caballos con frambuesas y, a continuación, aclarar que éstas son venenosas… Uno se pregunta si las sustancias naturales probadas podrían caer en descrédito debido a sobredosis insignificantes. Se considera que el ajo fomenta la circulación, estabiliza la digestión, aporta sustancias vitales, por ejemplo, para los oligoelementos, es antioxidante y repele los insectos.” La empresa alimentaria Grau oferta desde hace años, entre otras cosas, pastillas de ajo y ajo granulado en su programa “Golden Animal Care”. El ajo también tiene un efecto antibacterial en el tracto gastrointestinal, previene los efectos del envejecimiento y aumenta el rendimiento. El ajo tiene propiedades de limpieza de la sangre y purificadoras, que también tienen un efecto positivo en la limpieza de la piel (eczemas). También se vende el ajo como repelente de insectos molestos, ya que a las garrapatas y a los insectos no les gusta el ajo. Esto lo demuestran a diario un gran número de clientes satisfechos. El veterinario Dr. Korthäuer está presente en su consulta (www.diensthundepraxis.de), y ha tratado el tema del “problema del ajo”: “No se me ha presentado nunca un caso de envenenamiento por ajo en los 20 años que llevo ejerciendo mi profesión, aunque muchos dueños de animales exageran con el aporte de ajo que le dan a sus perros. Dado que la fuente (Instituto de farmacología y toxicología veterinaria de la Universidad de Zúrich) se muestra muy seria en esta afirmación, he investigado por mi cuenta sobre el tema. Según una publicación estadounidense, el ajo es mucho menos tóxico para los perros que la cebolla corriente que se usa para cocinar. En este caso, el perro tendría que tomar una dosis a partir de 40 gramos por kilo de peso, esto quiere decir que un perro de 35 kilos, debería ingerir al menos ¡1,4 kg de cebollas! En el caso del ajo, la dosis tendría que ser mucho más elevada, por lo que prácticamente es imposible que suceda. Mi pregunta al Instituto de toxicología veterinaria de la Universidad de Zúrich fue contestada por el profesor Dr. Nägeli, quien respondió amablemente: “Darle ajo al perro apenas repercute en su salud. Se recomienda una dosis diaria de 4 gramos por perro, pero esta cantidad podría aumentar en función del peso del perro”. Hans-Joachim Swarovsky Servicio de redacción de Grau