La práctica de la Actividad Física de la mujer aragonesa: un estudio sociológico. Por Inma Canales y María Jesús Perich Consideraciones preeliminares La construcción del género es una compleja trama cultural que se teje y entreteje a lo largo de la vida. Nadie es consciente de este sofisticado proceso porque se realiza a medida que se va descubriendo el mundo, que se va definiendo el yo en relación a los demás (Bourdieu, 1986). Las formas de saludar, de mesarse el cabello, de sonreír, la entonación de las frases, estornudar.., serán la base de los futuros hábitos de conducta, que más tarde la escuela y la sociedad en general se encargarán de perfilar. De tal modo que, al margen de la dotación biológica que diferencia claramente a los machos de las hembras, el hecho de ser mujer u hombre en cualquier sociedad, pero muy especialmente en las sociedades complejas como la que nos ocupa, implica un largo y complejo proceso de enculturación, de tránsito hacia la condición social de hombre o de mujer. El género, como construcción social ha hecho que tradicionalmente se le asignen tanto a hombres como a mujeres unos valores predominantes. La mayoría de estos valores han estado asociados a los respectivos temperamentos; mientras que al hombre se le asignado valores como la agresividad, violencia, competitividad, ambición,... a la mujer por el contrario se le han asignado valores tales como la obediencia, pasividad, elegancia, renuncia, ternura,...La consecuencia de este proceso de socialización ha sido que la mujer se ha visto relegada a un segundo plano en manifestaciones en las que ha tomado parte el hombre, resultando ser un apéndice de éste. En este sentido, no podemos olvidar que el deporte se inscribe dentro del conjunto de manifestaciones sociales que regulan la sociedad, por tanto, será una actividad que se verá influenciada por esta diferenciación de roles de género (Puig, 1.986). Como consecuencia, la mayoría de las mujeres han quedado, por razones sociales, más alejadas de la cultura deportiva. Esta misma idea ha marcado al deporte en su forma más tradicional como una actividad considerada como masculinizante, es decir, los valores predominantes en el deporte como son competitividad, máximo rendimiento, agresividad, musculatura, ..., coinciden plenamente con los valores que tradicionalmente se le asignan al hombre, reforzando la noción de masculinidad, socialmente afincada. Mientras que por el contrario, los valores socialmente considerados como femeninos entran en contradicción en la actividad deportiva, siendo ésta para muchos autores, la principal causa de la inferior participación deportiva de las mujeres con respecto a los hombres e incluso, con el abandono prematuro de la práctica deportiva por parte de la mujer. 1 No obstante, esto ha ido cambiando fundamentalmente a partir de la década de los setenta y ochenta, gracias a la cada vez más evidente incorporación de la mujer a la cultura deportiva. En este sentido, han resultado fundamentales las aportaciones de la teoría feminista en el estudio de los hechos sociales trasladados al deporte. Estos estudios han conducido a una adaptación de las actividades deportivas a la mujer (esquemas de socialización, horarios, deseos, ...), y no al revés, permitiendo al sistema deportivo una apertura de comportamiento corporal más variado. Esta vía de trato diferenciado es la que ha posibilitado un numeroso aumento de práctica deportiva femenina en los últimos años (Buñuel, 1.991). El género como condicionante de la práctica deportiva. Cada cinco años y desde 1975, se realiza de manera sistemática por el Centro de Investigaciones Sociológicas y por encargo del Consejo Superior de Deportes, una encuesta sobre los Hábitos deportivos de los españoles, de la cual, y a partir de los datos de la población aragonesa, extraemos aquellos que nos permiten analizar como el género se constituye en condicionante de la práctica deportiva, en concreto en el caso de la población femenina aragonesa. Los condicionantes de la práctica actual y de su evolución futura son, por un lado, la generalización de la Educación Física como enseñanza curricular en primaria y secundaria desde la década de los ochenta, y por otro lado, la separación clara que existe entre el deporte profesional y el deporte popular. Estos hechos y los resultados que nos muestra la encuesta sobre la práctica deportiva de 2000, confirman que en la sociedad española y aragonesa, la práctica del deporte como una actividad de tiempo libre es más frecuentada por hombres que por mujeres. Clara muestra de ello es que el 41% de la población aragonesa masculina practica deporte, siendo el 25% las aragonesas que afirman realizarlo. Esta situación también se refleja en que el 43% de los hombres afirman ver deporte, siendo tan sólo el 16% de las mujeres quienes así lo señalan. Para adentrarnos en estos aspectos, mostramos una síntesis de algunos de los datos que arroja la encuesta realizada en 2000 sobre los hábitos deportivos de los españoles, tomando como muestra los datos que aportan la muestra conformada por los aragoneses y las aragonesas. En primer lugar, la tipología de deportes y los motivos de práctica deportiva, se encuentran condicionados por las diferencias de género, observados en los siguientes tres puntos: 2 1. Los porcentajes de práctica deportiva de los aragoneses, que son de un 41% en el caso de los hombres frente a un 24,7% en el de las mujeres. Porcentajes de práctica en España y Aragón, 2000 España 46,0% 50% 40% 37,0% A ragón 41,0% 32,8% 27,0% 30% 24,7% 20% 10% 0% Total Hombres Mujeres 2. Los motivos de práctica, practicando los hombres por un motivo social, puesto que el 40% de quienes realizan deporte afirman hacerlo por encontrarse con amigos. Las mujeres sin embargo, señalan que el principal motivo es la salud y la estética, siendo un 44% de las que realizan deporte. 3. La tipología de deportes practicados. En este dato, se observa que los hombres realizan deportes de carácter social, como el fútbol y fútbolsala, el tenis y el ciclismo. Mientras que las mujeres realizan actividades de carácter higiénico-estético, como la natación, la gimnasia de mantenimiento o el aeróbic. Por tanto, podemos concluir que el género femenino ve en el deporte un vehículo para mejorar la salud y la estética, mientras que el género masculino busca en el deporte unos objetivos más sociales. Y es que la construcción social del cuerpo, adscribe al género femenino a una “obligación” por el cuidado y la estética corporal. En segundo lugar, encontramos una contradicción en la concepción del deporte por parte de la mujer, puesto que aunque señalan tener una concepción amplia del deporte en su mayoría, no consideran al pasear más o menos deprisa por motivos de mejora de la forma física como una actividad deportiva. Apoyamos este comentario en el hecho de que sólo el 24,7% de las mujeres señala hacer actividad física, pero en contraste nos encontramos con que el 68% de las mujeres pasean con dicha finalidad. Por tanto, en el supuesto de aquella mujer que anda deprisa con regularidad y que tiene una concepción amplia del deporte, señalase que lo practica, las cifras de práctica por parte de la población femenina aumentarían notablemente. Pensamos que la imagen deporte-esfuerzo físico que tiene todavía la población 3 conduce a estas respuestas sobre la práctica deportiva y también a asociar el abandono de la práctica deportiva a la edad. Esta paradoja se refleja así mismo en el concepto que tiene la tercera edad respecto a la práctica deportiva. En tercer y último lugar, nos gustaría citar algunos datos sobre la práctica deportiva por parte de la mujer, que ayudan a enmarcar este condicionante que el género supone en el deporte: 1. El 78,7% de las mujeres (77,2% de los hombres) creen que el hacer deporte te permite estar en forma y es fuente de salud. 2. Lo que más gusta a las mujeres, y también a los hombres, del deporte es que permite adquirir una buena forma física. 3. El 20% de las mujeres, frente al casi 36% de los hombres, participó en alguna competición de deporte para todos en el último año. 4. Las mujeres que realizan deporte, practican con una frecuencia elevada, puesto que el 61,5% lo hacen tres o más veces por semana. 2000 1995 3 veces o más por semana 1 o 2 veces por semana 50 35 37,5 42,1 42,6 41 61,5 25,6 Con < frecuencia 12 10,8 14,8 7,7 Sólo en vacaciones 3 9,6 1,6 5,1 en % Hombres Mujeres 5. El 69% de las mujeres que realizan deporte no participan en competiciones deportivas, frente a un 42% los hombres. 6. El 18% de las mujeres que realizan deporte cuentan con licencia federativa, mientras que en el caso de los hombres son un 42,6% 7. Por último, señalar que el 73% de las mujeres nunca ha pertenecido a una asociación deportiva, siendo del 58% en el caso de los hombres. Además de estos datos, los que nos ofrece la encuesta sobre hábitos deportivos de la población, nos lleva a concluir que: • El grupo de población que más deporte practica es el constituido por varones de condición socioeconómica media y alta, cuyos padres hacen o hicieron deporte, un 82%. • El grupo que menos deporte practica es el constituido por mujeres de condición socioeconómica modesta o baja, cuyos padres nunca hicieron deporte, un 14%. • Los hábitos deportivos de la población se encuentran fuertemente determinados por la experiencia familiar transmitida por los padres. 4 Conclusiones 1. Se constata al género como un condicionante en el acceso a la práctica deportiva. La construcción social de género afecta directamente a la forma de entender el deporte. 2. Las mujeres practican deporte principalmente por motivos de estética y salud, siendo las actividades más realizadas la natación, la gimnasia de mantenimiento y el aeróbic. Aunque los niveles de práctica deportiva son inferiores por parte de las mujeres con respecto a los hombres, la práctica femenina tiene mayores índices de regularidad. 3. Se observa un cambio de mentalidad en los estereotipos deportivos asociados al género. A pesar de que éstos sigan vigentes en la sociedad, comienzan a observarse actitudes de mayor tolerancia en la práctica de la actividad deportiva indistintamente del género. Bibliografía BORDIEU, P.: “Notas provisionales para la percepción social del cuerpo”. En: ÁLVAREZ-URÍA (ed.) Materiales de sociología crítica. La Piqueta. Madrid. (p.183194) 1986. BUÑUEL, A.: La construcción social del cuerpo. Universidad Complutense de Madrid (tesis doctoral). Madrid 1991. GARCÍA FERRANDO, M.: Hábitos deportivos de los españoles. CSD-ICEFD. Madrid 1986. Aspectos sociológicos de la mujer en la alta competición. Seminario Mujer y deporte. Madrid 1986. Los españoles y el deporte, 1980-1995. Un estudio sociológico sobre comportamientos, actitudes y valores. CSD-Tirant lo Blanch. 1997. LAGARDERA, F. y otros: Género femenino y actividad físico-deportiva en la naturaleza: el caso de la mujer aragonesa. Gobierno de Aragón. Zaragoza 1997. PERICH, M.J.: Los hábitos deportivos de los aragoneses. Actitudes y opiniones sobre el deporte. Gobierno de Aragón. Zaragoza 2003. PUIG, N.: “L’esport i els estereotips femenins” Revista de Occidente nº 62-63. Barcelona 1986. 5