Nacidos con un finiquito debajo del brazo

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E L M U N D O, LU N E S 1 4 D E A B R I L D E 2 0 0 8
E S PA Ñ A
DISCRIMINACIÓN LABORAL / Mujeres despedidas
PALOMA DÍAZ SOTERO
MADRID.– Dice un estudio del
CIS elaborado en 2006 y publicado recientemente que en torno al
30% de las mujeres españolas entre 25 y 39 años ha limitado sus
oportunidades de promoción en
su empleo por haber tenido hijos.
Entre un 10% y un 15% (según la
franja de edad), afirma que la maternidad le costó una discriminación en su trabajo. Este informe
de Fecundidad, familia y valores,
concluye: «El trabajo remunerado no es incompatible con la maternidad, pero refleja el impacto,
todavía fuerte y negativo, que tiene la llegada de los hijos sobre el
trabajo».
Los despidos de embarazadas y
la degradación laboral de mujeres
que acaban de dar a luz están a la
orden del día, según constatan
fuentes sindicales de UGT y CCOO
consultadas por este periódico.
Se camuflan bajo la finalización de un periodo de prueba no
superado o bajo el fin de la supuesta «obra» en los contratos
«de obra y servicio». O se aprovecha la temporalidad de los contratos, que no se renuevan.
Los empresarios también alegan «causas objetivas de organi-
Nacidos con un
finiquito debajo del brazo
Los despidos de embarazadas están a la orden del día,
pero, por ley, son nulos; sólo hay que denunciarlos
jer e Igualdad de UGT en Cataluña. «Tenemos casos de empresas
grandes que dicen ‘deshaceros de
ellas como podáis’», cuenta la
abogada de CCOO. Cuando la
empresa es pequeña, suele argumentar que no tienen dinero para
sustituir a la embarazada y cargar con la baja. «¿Pero cómo que
no pueden sustituirla? –espeta Pilar, de UGT, indignada–. Si no les
cuesta nada. Si tienen bonificaciones, encima. ¡Les sale gratis!»
Un despido a una embarazada es
automáticamente nulo, según el Estatuto de los Trabajadores, la reciente Ley de Igualdad y una directiva europea de 1999.
Por supuesto, siempre que no sea
por falta disciplinaria justificada o
dejación de funciones. La Ley de
Igualdad, además, establece que es
el empresario el que tiene que probar que el embarazo no es la causa
del despido. «Antes era la mujer la
que tenía que probar la discriminación. Ahora la carga de la prueba se
invierte», explica Raquel Gil.
Una reciente sentencia del Tribunal Supremo establece que no
ha lugar a nulidad si el empresario que despide desconoce el embarazo de la mujer. Por eso, advierte Pilar, «lo mejor» es que las
«Tenemos empresas que
dicen ‘deshaceos de ellas
como podáis’», dice
una abogada de CCOO
«Si la mujer ha notificado
su embarazo, le toca al
empresario probar que
el despido es objetivo»
zación de la empresa»: por ejemplo, que «las cosas van mal» y que
hay que «amortizar un puesto de
trabajo», casualmente el de la
embarazada.
Así resumen la situación tres abogadas sindicalistas, una de CCOO y
otra dos de UGT consultadas por este periódico. La primera, Laura
Montes, es del Servicio de Defensa
Legal de la Mujer para casos de discriminación laboral de Andalucía y
dice que sólo entre enero y marzo,
ella y sus compañeras de la región
abrieron 60 casos de discrimnación
mujeres «notifiquen» el embarazo «por escrito y cuanto antes para que el empresario lo sepa fehacientemente».
«Si la mujer lo ha notificado,
no tengo que aportar indicios de
que el embarazo es conocido por
el empresario. Le toca a él probar
que el despido es objetivo. Si me
lo callo por miedo y se entera de
oídas, puede argumentar que no
lo sabía», explica Pilar. «Lo importante es que sean ellos los que
tienen que probar, no nosotros»,
subraya. E insiste: «La mujer es la
laboral, la mayoría despidos de mujeres embarazadas. Dice que en
2007 se abrieron 190 expedientes,
30 más que en el año anterior. Sólo
en Andalucía. Y no cuentan las decenas de casos que se arrastran de
años anteriores. Cada día, afirma,
tienen unas cinco consultas.
La segunda letrada, de la Asesoría contra la Discriminación Laboral de las Mujeres de UGT-Madrid,
afirma que en el despacho que comparte con otros tres compañeros,
tienen 500 expedientes abiertos sobre discriminación laboral contra la
mujer: despidos y degradaciones a
puestos inferiores, siempre coincidiendo con embarazos, bajas maternales o reducciones de jornada.
Cualquiera de estas prácticas discriminatorias puede y debe ser denunciada, insisten las letradas.
No hay registros de denuncias
que permitan saber cuántas mujeres son despedidas por el hecho
de serlo en España. En cualquier
caso, apunta Laura, de CCOO, serían «la mitad de la mitad».
«El problema de la discriminación es la sutilidad de las empresas. Por eso la mayoría de mujeres no hace nada», apunta Raquel
Gil, secretaria de Políticas de Mu-
CINCO CASOS DIFERENTES, LA MISMA DISCRIMINACIÓN
De ‘empleada del «Es una pena, es Si está de baja por
mes’ al despido un mal momento» riesgo, un burofax
Inmaculada González era premiada todos los meses por su eficiencia. Trabajaba de recepcionista
en la clínica Dental Line de Sevilla,
pero hacía funciones de auxiliar e
incluso de director, cuando él no estaba. Cuando estaba embarazada de
dos meses, se lo comunicó a los jefes de la empresa. «Me dijeron que
me iban a dar de baja, que no querían que siguiera allí», afirma.
«Y mi director me reconoció que
sería porque estaba embarazada... A
ver por qué iba a ser. Yo hacía bien
mi trabajo, rendía, estaban contentos, jamás llegué tarde... Yo me veía
con todos mis derechos pisoteados.
¡Pero si sólo estoy embarazada, que
no es nada malo! Es horrrible que en
2008 siga pasando esto. Es una pesadilla. Yo estaba estupendamente y
pillé una gastroenteritis que me duró todo el embarazo. Es una buena
faena...» Con sus 22 años, Inmaculada se negó a firmar nada y demandó
a la empresa. En el acto de conciliación, llegó un acuerdo económico.
Carmen García tenía un puesto
cualificado, con contrato indefinido, en una promotora inmobiliaria.
Pese a que el sector está en recesión, en diciembre de 2007, la empresa les comunicó a los empleados, incluida Carmen, que pensaba
contar con todos para 2008, según
asegura ella. Veinte días después,
Carmen le comentó a su responsable que estaba embarazada de tres
meses. «Es una pena... no es un
buen momento...», cuenta que le
respondió. Total, que «la cosa estaba parada y no seguían contando
conmigo», la dijeron.
Convencida de que tiene «relación directa» con el embarazo, denunció. No busca un acuerdo con la
empresa, sino la nulidad, reincorporarse a su puesto, donde disfrutaba y tenía «muy buena relación»
con sus compañeros. Calcula que
estará de cinco meses cuando salga
el juicio, pero no le tiene miedo.
«Estoy bastante convencida de llegar hasta el final», afirma.
Nuria aún no ha despertado de su
pesadilla. La despidieron en enero,
estando de siete meses y con un embarazo de riesgo. Mientras estaba
de baja, en casa, le llegó el frío burofax. Una semana en urgencias, nacimiento prematuro, incubadora, problemas de salud del bebé, ya en casa... Llevaba nueve años trabajando
en la Casa del Libro de Madrid, de la
editorial Espasa Calpe.
Argumentaron que miraba internet, en contra de las normas. Ella lo
reconoce porque pasaba media jornada sin nada que hacer. Tras el primer embarazo, fue «degradada» de
sus funciones como secretaria de dirección y sus nuevas labores las despachaba en dos horas. Así que tomó
una reducción de jornada. «No desatendía mis funciones. Y en la carta
de despido no pone nada de eso porque no puede decirlo». Recurrió el
despido y demandó a la empresa.
No ha llegado al juez porque aceptó
el acuerdo económico que le ofrecieron: 35 días por año trabajado.
Arrepentida por
no denunciar
Periodo de prueba
suspendido
Mercedes Castro se arrepiente de
no haber denunciado a Espasa Calpe, la empresa que la despidió estando de cinco meses. Temió que el
juicio llegara al borde del parto y huyó hacia delante, con el cheque que
le hizo firmar la directora de personal. «Me dejaron en dique seco, y
con una casa recién comprada».
Junto a ella, 10 despedidos más, entre ellos una madre que tenía jornada reducida. Mercedes era la responsable de Narrativa y estaba muy
reconocida en el sector. Ahora, además, como escritora, porque su primera novela, Y punto (Alfaguara),
triunfa en las librerías.
Lo más traumático, recuerda, fue
la presión a la que le sometieron en
un despacho para que firmase el
despido. De allí se fue a urgencias
con la tensión por las nubes. La empresa, dice, alegó que el área de Narrativa desaparecía. Fue sustituida
por Ficción y la responsable hace
exactamente lo mismo que hacía
Mercedes, asegura.
Lorena González dejó de trabajar
en una farmacia para incorporarse a
otra que le ofrecía contrato indefinido. Pero tenía que pasar un periodo
de prueba de seis meses... y ella estaba embarazada de cuatro. ¿Qué
hacer? Una vez más, una mujer temiendo que su embarazo sea un impedimento para contratarla. Como
muchas, optó por guardar silencio.
Un día tuvo que irse a urgencias y, al
día siguiente, no podía ir a trabajar.
Cogió al toro por los cuernos. Le
envió un mail a su jefa, comunicándole su problema y que estaba embarazada. No tuvo respuesta. Al día
siguiente llamó a sus compañeros
temiendo que su jefa no se hubiera
enterado de nada y nadie hubiera
ido a abrir la farmacia. La responsable había organizado los turnos para cubrir la baja. Pero fingió no haberse enterado de nada. Llamó a la
joven y le dijo que no había superado el periodo de prueba. La afectada denunció y la empresa se vio forzada a un acuerdo económico.
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