Valoración Los síntomas más comunes y más fácilmente controlables son: Picor o prurito anal. Es el síntoma más típico de las hemorroides. Escozor. Representa un grado superior de irritación que el picor. Puede ser constante o aparecer sólo en el momento de la defecación. Dolor. Suele incrementarse en el momento de la defecación y es característico de las hemorroides externas. Si el dolor se manifiesta de forma persistente, el paciente debe ser enviado a consulta médica. Además del dolor persistente, hay otros signos y síntomas que hacen especialmente recomendable la consulta médica: Hemorragia. La aparición de sangre fresca sugiere la existencia de hemorroides internas, pero también puede tratarse de la rotura de una externa trombosada. Protrusión. Supone la salida al exterior de la hemorroide a través del ano. Es relativamente frecuente, especialmente tras la defecación. Si no tiene otras complicaciones (trombosis, infección) no suele ser dolorosa, aunque existe riesgo estrangulación y trombosis. Trombosis. Es también relativamente común. Se suele manifestar como la aparición brusca de dolor intenso y constante, acompañado por una bolsa del tamaño de una uva. Si no es tratada con medios adecuados y personal médico especializado, existe el riesgo de ulceración de la región e incluso de necrosis, con aparición de gangrena. La existencia de estreñimiento, incontinencia fecal o diarrea también hace aconsejable la consulta médica. Por otro lado, los pacientes con problemas cardiovasculares, diabetes, hipertensión o hipertiroidismo no deberían usar productos con vasoconstrictores, así como aquellos bajo tratamiento con antipsicóticos o antidepresivos. Los niños con hemorroides precisan un diagnóstico médico ya que es frecuente que padezcan otros tipos de alteraciones anorrectales. Finalmente, el paciente debe acudir a consulta médica si tras una semana de tratamiento de los síntomas más comunes, estos se mantienen invariables, incluso aunque no existan complicaciones aparentes.