1 EL BARROCO FRANCÉS_ EL PALACIO DE VERSALLES (1661- 1756) En 1677, Luis XIV eligió el Palacio de Versalles, un antiguo pabellón de caza como residencia real y con ese motivo se realizaron obras que lo convirtieron en una espléndida residencia real. Es obra de LOUIS LE VAU Y J.H. MANSART y construido bajo la supervisión del rey Luis XIV. Tiene las dimensiones de una auténtica ciudad y está diseñado como un enorme y exquisito escenario en el que todo gira alrededor del monarca, con estrictas normas de etiqueta y decoro. La planta, de un riguroso diseño geométrico, tiene en su parte central una gran plaza (cour d´honneur) y unas alas que se extienden casi 400 metros. Tras el palacio se extiende un enorme parque diseñado por André Le Nótre, con un trazado ordenado y regular que sirvió de inspiración para el urbanismo del siglo XVIII y al fondo del cual se encuentra, en una perspectiva que parece infinita, el bosque, creando así un marco en el que el rey se presenta. Alzado: Es de enorme extensión y con absoluto dominio de la horizontal, se distribuye en tres cuerpos, pero el inferior y el superior son basamento y coronación del principal o planta noble. Este señalamiento tan claro de esa planta nunca había sido tan evidente y crea el nuevo tipo de palacios que hará escuela en toda Europa hasta el siglo XIX. Exterior: Todo el exterior es magníficamente sobrio, sereno y majestuoso, y sobretodo armónico. Armonía entre los elementos arquitectónicos y armonía con el entorno. Desde Palladio no se había alcanzado otra integración tan semejante entre arquitectura y naturaleza: claro que en la obra de Palladio es paisaje natural y en Versalles es paisaje artificial. Los jardines de Versalles, trazados por LE NOTRE son el marco y complemento ideal para el palacio, aunque a veces nos preguntamos si no será el palacio el marco de los jardines. Interior: El Salón de los Espejos del Palacio de Versalles ocupa el centro del Palacio, flanqueado por los salones de la Paz y de la Guerra. Los muros están articulados por elementos clásicos: pilastras corintias, entablamentos partidos y arcos de medio punto que quedan enmascarados por la riqueza de los mármoles y le brillo de los espejos y 2 junto con la decoración de George Le Brun, contribuyen a la alegoría de Luis XIV como Rey Sol. Aquí mismo, en Versalles, levanta HARDOUIN MANSARTA la CAPILLA REAL, cuyo interior es el paradigma del barroco francés de interiores durante el siglo XVII. De dos pisos, resulta muy esbelta, y sus mármoles blancos y sobredorados le dan la buscada suntuosidad. Completando el escenario se incluyeron grupos escultóricos que, como si fueran decorados, simulaban escenas mitológicas, como el “Apolo y las ninfas” obra de FRANCOIS GIRARDON ubicado en una falsa gruta de jardines. También la escultura estaba sometida a las normas de composición e idealismo clásicos, según los dictados de la ACADEMIA DE PINTURA Y ESCULTURA, que había sido fundada ya en 1648, como se advierte en la imagen de Apolo, que tomó como modelo la del “Apolo de Belverede”.