juventud rebelde MIÉRCOLES NACIONAL 17 DE AGOSTO DE 2016 07 A veces huele mal lo que sabe bien Única de su tipo en Cuba, la unidad empresarial de base Glucosa Cienfuegos se proyecta para, en unos años, cubrir la demanda nacional por GLENDA BOZA IBARRA [email protected] CIENFUEGOS.— La cercanía a la fábrica se le anuncia al olfato desde varios metros antes. Algunos residentes ya se acostumbraron a tal fetidez, y los transeúntes apuran el paso en ese horario cuando el olor es casi insoportable. Sin embargo, en esta unidad empresarial de base (UEB) los residuales son lo único que «huele mal». Perteneciente a la empresa Labiofam en Cienfuegos, la fábrica de glucosa —única de su tipo en Cuba— tiene como producciones principales, a partir del maíz, las glucosas ácida y enzimática, y el almidón. «La glucosa ácida es una especie de sirope utilizado en la elaboración de confituras y caramelos, porque mantiene la consistencia suave. La glucosa enzimática, con un alto contenido de destroza, se emplea con fines edulcorantes y va a la planta de sorbitol Camagüey por sus propiedades humectantes», explicó Rafael Moya Rodríguez, director de la entidad. «A partir del almidón se elaboran mezclas físicas en seco, para hacer arepas y panetelas, natillas saborizadas, cremas, desayunos, polvos para hornear, sirope saborizado, entre muchos otros productos». Aquí se saca el extracto de la corteza de mango para hacer el Vimang, producto expendido en la Red de farmacias en varias presentaciones. Además, del subproducto de maíz se logra pienso seco para alimento animal y lodos residuales para pienso líquido. EMPEÑO FRENTE A OBSOLESCENCIA Julio Alberto Águila Contreras tiene 18 años y no ha cumplido todavía los 12 meses en la empresa, pero ya tiene clara su meta: «Quiero ser el próximo jefe de mantenimiento». Egresado del politécnico 5 de Septiembre como pailero-soldador, nacional, sin incluir el consumo social. Con estas acciones pretendemos alcanzar esa cantidad y demostrar la rentabilidad de la empresa», refirió el director. Mientras escucha atentamente al directivo, Julio Alberto imagina su futuro laboral siempre en estas áreas. «El salario ahora es muy bueno, y el aumento de las producciones también nos beneficiará». El muchacho se lo ha tomado en serio y aprende allí a hacer de todo y rápido. En las tareas de mantenimiento, las nuevas y viejas generaciones forman un equipo. Foto: Juan Carlos Dorado mucho ha aprendido en este tiempo. Así lo corrobora su tutor y jefe Rafael López Quiñones, a quien le satisface saber que en este jovencito encontrará su relevo. El trabajo en cada jornada es, comentó, bien intenso, al considerar la obsolescencia tecnológica de los equipos, los que datan de la década de los años 70 del pasado siglo, cuando fue inaugurada la fábrica. No obstante, en 2015, a partir de una disminución de los niveles productivos, decidieron hacer una parada con el fin de intervenir en las áreas principales y frenar el marcado deterioro de la entidad. López Quiñones aseguró que la automatización no anda nada bien, y «por tal razón muchas veces nos servimos de las experiencias de nuestros operadores y tecnólogos para ayudar al funcionamiento fabril, pues no solo el mantenimiento permite la estabilidad de los parámetros de calidad, sino también las innovaciones del colectivo, avaladas en los Fórum de Ciencia y Técnica y el movimiento anirista». «Ante las carencias hemos tenido que buscar soluciones inmediatas», comentó el director Moya Rodríguez. «Diseñamos una estrategia con más de 140 acciones a corto, mediano y largo plazos, con vistas a disminuir el deterioro, recuperar las capacidades productivas y adquirir nuevo equipamiento». Si bien ya comenzaron con el cambio de algunos equipos, el estudio de factibilidad económica propuesto y en espera de financiamiento se extiende hasta 2019, transformación que les permitirá cuadruplicar las producciones, cubrir toda la demanda de almidón de maíz del país y ahorrar más de ocho millones de dólares en importaciones. «La demanda planteada es de 4 600 toneladas aproximadamente para el balance CONTAMINAR SIN QUERER Bartolomeo Ortiz Márquez está evaluado en cinco posiciones de trabajo y es un hombre de referencia ante cualquier eventualidad. Operador de la planta de residuales, Ortiz Márquez conoce de cerca las molestias provocadas por el mal diseño y la construcción inconclusa de esta área, que ubica a la entidad como uno de los focos contaminantes actuales de la bahía de Jagua. Los residuales van directo a la rada cienfueguera, afectan la flora y fauna marinas, y provocan un olor muy desagradable. «Antes ese lodo salía por la cañada y, cuando se almacenaba en los propios accidentes del río, se descomponía con el sol y emitía vapores de azufre y metano, los cuales generan la fetidez. Ahora sale por un tubo plástico y disminuyen esos olores», precisó el director Moya Rodríguez. No obstante, el directivo aseguró que tienen propuesta una inversión valorada en dos millones de pesos para enfrentar ese problema. La UEB tiene un plan de medidas encaminadas, igualmente, a disminuir las averías, racionalizar el agua y reutilizarla en los sistemas de limpieza, recuperar los sedimentadores y hasta pretenden la futura construcción de un biodigestor y otras medidas encaminadas al tratamiento adecuado de los desechos. Verano en carricoche Un autobús muy singular recorre las calles del centro histórico agramontino, con el propósito de enseñar sus valores arquitectónicos y culturales texto y fotos YAHILY HERNÁNDEZ PORTO [email protected] CAMAGÜEY.— El fuerte pito del curioso trencito de la alegría, como se le conoce por estos lares, se deja escuchar en el céntrico parque Agramonte, de esta ciudad, por donde comienza el recorrido. Como hacía tiempo atrás el tranvía lugareño, del que todavía quedan huellas en varias arterias de la urbe, este pintoresco artefacto circula por las calles adoquinadas del Camagüey patrimonial, para seguir despertando los deseos por conocer los valores históricos y arquitectónicos de una de las primeras villas fundadas en la Isla. Como parte de las propuestas veraniegas de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC), la ruta histórica de este carricoche forma parte del proyecto Conocernos, que permite andar en familia por más de 25 kilómetros del centro histórico principeño y sus áreas aledañas. Por el módico precio de cinco pesos CUP para los adultos y la mitad del valor para los menores de 12 años, el trencito, con sus 40 capacidades, brinda servicios en la mañana de los jueves, viernes, sábado y domingo. No es casual entonces que en los 23 años que lleva manejando Isnardo González, chofer del referido vehículo multicolor, confiese a JR que nunca había sido tan popular. «Los niños, junto a sus familias, buscan el trencito para pasar un rato divertido, mientras muchos se toman una foto en mi bella locomotora», aseguró. María del Carmen Pontón, especialista de la OHCC, expresó que el itinerario del trencito es una opción dirigida especialmente a los niños, y su propósito es divulgar de una forma amena el patrimonio cultural de Camagüey, de gran importancia para la historia del país. Aclaró que esta entretenida posibilidad de recreo se mantendrá durante todo el verano. El trencito es una iniciativa dirigida a toda la familia y, en especial, a los más pequeños de casa.