Noviembre 2014 (vol 3, num 9) REVISIÓN El continuo de la EPOC: una hipótesis global de la enfermedad 1Názara Otero CA, 2Baloira Villar A 1Casa do Mar de Marín Hospitalario Universitario de Pontevedra EOXI Pontevedra-Salnés 2Complexo No cabe duda de que, como muchas otras patologías, la EPOC resulta de la interacción entre genes y medio ambiente. Sabemos que tras la exposición a ciertos factores ambientales, como tabaco, contaminación ambiental, doméstica y ocupacional o biomasa, solo algunos individuos acaban desarrollando la EPOC. Ello quiere decir que tiene que haber una predisposición individual que al interaccionar con esos factores externos (ambientales) mencionados dé lugar a la aparición de la enfermedad: son los factores internos. Ente ellos cabe destacar: • Factores genéticos5-7. El déficit de alfa-1-antitripsina, codificada por un gen de la familia de las serpinas, descubierto a principios de los años 60 del pasado siglo, fue la primera alteración genética asociada a la EPOC. En los últimos años se han publicado diversos estudios que han identificado una serie de polimorfismos en genes que codifican diferentes proteínas y proteasas que parecen dar lugar a un aumento de la susceptibilidad para desarrollar esta enfermedad. Algunos están relacionados con la inflamación (como el receptor de IL6), otros con el estrés oxidativo y la apoptosis (como el FAM13A), también con la actividad elastasa (como MMP12)… Posiblemente la EPOC sea una enfermedad poligenética, es decir, precise diversos polimorfismos simultáneos, todos los cuales puedan favorecer los mecanismos que dan lugar a la enfermedad. • Sexo5. La EPOC continúa siendo una enfermedad de mayor prevalencia entre la población masculina debido al mayor hábito tabáquico de los varones, aunque esa diferencia se va reduciendo progresivamente al igualarse el consumo de cigarrillos entre los dos sexos. Lo que sí parecen demostrar diferentes estudios es una mayor vulnerabilidad de las mujeres a los efectos deletéreos del tabaco, de forma que cuando aparece la enfermedad suele ser más grave; es decir, posiblemente exista un fenotipo específico para la EPOC en las mujeres. • Hiperreactividad bronquial y atopia6. Aunque constituyen dos procesos diferentes, están bastante relacionados. Existe un fenotipo clínico mixto EPOCasma que, entre otras cosas, se caracteriza por mayor reactividad bronquial y presencia frecuente de Figura 1 Med Gen y Fam (digital) 2014;3(9):247-250. 247 Noviembre 2014 (vol 3, num 9) atopia. La respuesta broncodilatadora en la EPOC es muy variable. Tanto el estudio UPLIFT como el ECLIPSE han demostrado que un mismo paciente puede tener grados de respuesta al broncodilatador diferentes en el tiempo. Posiblemente el grado de inflamación subyacente tenga un papel importante en esta variación. • Agudizaciones 8-12. Un hecho importante es la presencia de agudizaciones, empeoramiento de la situación clínica recortado en el tiempo, que exige un cambio terapéutico. Existe un fenotipo clínico en el que estas agudizaciones son más frecuentes; de hecho, el principal factor de riesgo para tener una agudización es haber tenido otra previamente. Aunque, en general, los pacientes con mayor gravedad tienen mayor número de agudizaciones, la relación no es lineal, tal como nos ha enseñado el estudio ECLIPSE. Posiblemente también factores genéticos puedan subyacer en la facilidad para tener agudizaciones. Los individuos con este fenotipo tienen peor pronóstico, con una pérdida de función pulmonar más rápida y menor supervivencia. En muchos casos existe infección bronquial permanente, lo que da lugar a mayor actividad inflamatoria y, como consecuencia, mayor destrucción de la vía aérea y aumento del remodelado, con el consiguiente deterioro de la función pulmonar. COMORBILIDADES ASOCIADAS Los pacientes con EPOC presentan un aumento de la incidencia de algunas enfermedades tras ajuste del consumo de cigarrillos, edad y otras variables; es decir, algunos de los factores endógenos asociados a la EPOC favorecen también el desarrollo de estas enfermedades. Sobre todo en los estadios más avanzados presentan un cierto grado de inflamación sistémica caracterizado por un aumento de la concentración plasmática de algunos mediadores inflamatorios como IL1, IL6, IL8, PCR o TNF-alfa. Este último se ha asociado a peor supervivencia. La PCR ha sido objetivo de múltiples estudios, pero los resultados son contradictorios respecto a su valor pronóstico. El fibrinógeno se correlaciona débilmente con la capacidad de esfuerzo y más intensamente con las agudizaciones. También la proteína D del surfactante parece un marcador sensible de agudizaciones. Algunas metaloproteinasas de la matriz extracelular (como MMP8) también se encuentran elevadas en el plasma en comparación con individuos fumadores sin EPOC. La inflamación sistémica posiblemente sea en gran medida la favorecedora de algunas de las comorbilidades, sobre todo las cardiovasculares. A pesar de todos estos datos, que demuestran la amplia actividad inflamatoria sistémica en esta enfermedad, todavía no disponemos de un biomarcador suficientemente fiable para monitorizar la evolución de la enfermedad. En el continuo de la EPOC, las comorbilidades que con más frecuencia aparecen son cardiopatía isquémica, insuficiencia cardiaca, ictus, hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo 2, insuficiencia renal, osteoporosis, miopatía, ansiedad, depresión, deterioro cognitivo, desnutrición, anemia y cáncer de pulmón (figura 1). • Alteraciones cardiovasculares11. Diversos estudios han demostrado una mayor incidencia de sucesos cardiovasculares en los pacientes con EPOC, que además se incrementan tras una exacerbación, incluyendo infarto agudo de miocardio. Aunque no se conoce muy bien el mecanismo subyacente, parece existir una asociación con el aumento de troponina T y el recuento de neutrófilos plasmáticos, lo que sugiere de nuevo que la respuesta inflamatoria exagerada propia de la exacerbación de la EPOC puede predisponer al infarto. • Diabetes mellitus13. El 14-15 % de los pacientes hospitalizados con EPOC presentan hiperglucemia o tienen diagnóstico previo de diabetes. Varios estudios relacionan el uso de glucocorticoides orales y la presencia de hiperglucemia en estos pacientes. Este dato se correlaciona con mayor mortalidad y estancia hospitalaria, por lo que es fundamental un buen manejo del metabolismo glucídico. • Síndrome metabólico (SM)11,13. Algunos estudios establecen una asociación importante entre SM y EPOC; sugieren como nexo de unión entre ambas la inflamación sistémica que comparten. Asimismo hay estudios que demuestran un mayor número de agudizaciones en los pacientes con SM. • Depresión14. La depresión en los pacientes Med Gen y Fam (digital) 2014;3(9):247-250. 248 Noviembre 2014 (vol 3, num 9) con EPOC es mayor que en la población general. El trastorno parece estar relacionado con uno de los síntomas principales de la EPOC: la disnea. Esta hace entrar al paciente en un círculo vicioso de disminución de la actividad física y limitación de su vida profesional, laboral y social, con lo cual se va aislando cada vez más de su entorno y lo lleva irremediablemente a cuadros de depresión y/o ansiedad. El suicidio no es infrecuente en los casos más evolucionados. • Disfunción muscular15. La pérdida de la función muscular es un hallazgo frecuente en los pacientes con EPOC; es más evidente en los que sufren enfermedad avanzada. En este proceso están implicados varios factores que pueden interaccionar entre sí: la inflamación sistémica y el estrés oxidativo consecuente, a través de las diversas citoquinas propias de la inflamación (TNFalfa, IL1, IL8, PCR…). El mal estado nutricional puede agravar intensamente la disfunción muscular. Otros factores implicados son la hipoxemia/hipercapnia, desequilibrios hidroelectrolíticos por alteraciones renales o en relación con algunos fármacos frecuentemente usados en fases avanzadas de la EPOC (diuréticos, estatinas). Especialmente relevante es la falta de ejercicio físico, que produce una sarcopenia evidente. Caminar tan poco como 2 horas semanales se ha asociado a mejor supervivencia y menor número de ingresos hospitalarios. Osteoporosis14,17. • Es una complicación frecuente en pacientes que reciben tratamiento con corticoides de forma prolongada, incluso posiblemente por vía inhalada si se utilizan dosis altas. Algunos estudios han demostrado que el solo hecho de padecer EPOC incrementa la pérdida de densidad mineral ósea. Hay una serie de factores implicados en la osteoporosis de la EPOC: déficit de vitamina D (menor exposición solar y pobre alimentación en los pacientes con EPOC), bajo índice de masa corporal, disminución de la actividad física, tabaquismo, por mecanismos no bien conocidos, tal vez el aumento del metabolismo hepático de los estrógenos con la consiguiente disminución de su concentración plasmática y también la disminución de la absorción intestinal de calcio, mecanismos hormonales como los estados de hipogonadismo y posiblemente algunos otros. • Alteraciones nutricionales11. Alrededor de 40 % de los pacientes hospitalizados presentan alteraciones nutricionales de diversa consideración; a mayor número de exacerbaciones, más pérdida de masa magra. Se ha observado que un elevado porcentaje de pacientes EPOC ingresados por una agudización pierden peso durante el ingreso. Es fundamental, pues, prestar atención a los desórdenes nutricionales. HISTORIA NATURAL DE LA EPOC: UN CONTINUO Aunque todavía nos faltan muchos datos, en esencia parece que la EPOC se desarrolla en un individuo predispuesto genéticamente, que ha fumado más de 10 paquetes/año o bien ha estado expuesto a irritantes ambientales. Los síntomas (tos, disnea de esfuerzo) se inician en torno a la cuartaquinta década de la vida; en muchos casos pasan desapercibidos y progresan de forma variable en función de la exposición ambiental y la propia carga genética, se asocian con agudizaciones más o menos frecuentes a partir de un cierto momento y añaden progresivamente enfermedades asociadas (comorbilidades). La disminución de actividades para mejorar el grado de disnea junto a empeoramiento del estado de nutrición inicia un círculo vicioso que se cierra con la aparición de un estado depresivo. Pronto aparece insuficiencia respiratoria, agudizaciones más graves, notable aumento del riesgo cardiovascular y fallecimiento. Este cuadro dramático18 afortunadamente puede variarse en cualquier momento con la intervención médica, ya sea preventiva (eliminar tabaco o irritantes) o terapéutica (broncodilatadores, antiinflamatorios, ejercicio físico, buen estado nutricional, tratamiento de las comorbilidades, oxígeno, ventilación no invasiva, antidepresivos y apoyo psicológico). CONCLUSIÓN La mejora en la atención a los pacientes con EPOC desde el inicio de la enfermedad frenará e incluso bloqueará el continuo de la EPOC en los estadios iniciales. Para ello es imprescindible mejorar el diagnóstico a través del uso precoz y generalizado de la espirometría en los grupos de riesgo, perfectamente definidos en las guías de práctica clínica, con una mejora ostensible de la relación entre la atención primaria y la hospitalaria. Pero no es menos cierto que en todo este continuo debe implicarse a otros profesionales: Med Gen y Fam (digital) 2014;3(9):247-250. 249 Noviembre 2014 (vol 3, num 9) fisioterapeutas, enfermería, trabajadores sociales y a los propios pacientes. Aunque, ya sabemos que todo ello es tarea ardua, no debemos desistir en aras a la mejora de la calidad de vida de nuestros pacientes, para romper así la progresión de este continuo de la EPOC. 6.- Alfageme I, Merino M, Lima J. Líneas actuales de la Investigación en la EPOC. En: Castillo J (ed). Enfermedad pulmonar obstructiva crónica EPOC. Madrid: Ramírez de Arellano Editores 2004; pág 225-52. 7.- Berndt A, Leme AS, Shapiro SD. Emerging genetics of COPD. EMBO Mol Med 2012;4:1144-55. 8.- Arnedillo Muñoz A. Consenso sobre la atención integral de las agudizaciones en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (ATINA-EPOC). Parte V. Semergen 2013;39:41-7. 9.- Arnedillo Muñoz A. 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