LA EXIGIBILIDAD INDIRECTA DE LOS DERECHOS SOCIALES

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LA EXIGIBILIDAD INDIRECTA DE LOS DERECHOS SOCIALES
Mag. Altagracia Norma Bautista
Jueza Presidenta de la Corte de Apelación
de San Cristóbal
La noción de “derechos económicos, sociales y culturales”, comprendidos en
el concepto más comprensivo de “Derechos sociales”, es la adoptada por la
jurisdicción internacional, y se regula en el marco del Derecho Internacional
de los Derechos Humanos, en que el sujeto obligado, por excelencia, es el
Estado, y los titulares de tales derechos son los habitantes de los Estados,
según se consagran en la Constitución como ley normativa fundamental y
como suscribiente de los instrumentos internacionales sobre Derechos
Humanos.
Todos los derechos suponen un complejo de obligaciones positivas o negativas
de parte del Estado y todos estos derechos, en consecuencia, son
susceptibles de recibir tutela judicial efectiva.
La exigibilidad judicial de estos “derechos económicos, sociales y culturales”,
que son de la misma esencia de los derechos civiles y políticos, que han
nacido como una limitación al poder arbitrario del Estado pueden ser
justiciabilidad, el correspondiente derecho de acceso a la justicia para
obtener su reconocimiento, garantía y vigencia efectiva.
Una vez desconocidos o violados esos derechos se impone la exigencia de
exigilidad ante los órganos del Poder Judicial, lo que está condicionado a la
superación de varios obstáculos entre los cuales se enumeran:
· El primer obstáculo es la determinación de la conducta debida
por el Estado.
· Falta de especificación concreta del contenido del derecho:
razón de que las normas constitucionales de los tratados
Derechos Humanos, son las normas de mayor nivel
generalidad del orden jurídico, La exigencia de un derecho
sede judicial supone la determinación de su cumplimiento.
en
de
de
en
Como estrategia para vencer esta limitación, para definir el contenido de los
derechos que estén determinado, concretizados, es uno de los mecanismos,
para que los derechos económicos, sociales y culturales resulten adoptados o
especificado en una legislación inferior, o sea la positivización del derecho
humano, su tipificación; en la República Dominicana, podemos ostentar como
ejemplo la Ley 24-97, denominada contra la Violencia de Género e
Intrafamiliar, que especificó la conducta debida por el Estado, y parte de
los derechos sociales, en este aspecto, están contenidos de manera general
en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW); así como la Convención para Prevenir, Sancionar y
Erradicar la Violencia contra la Mujer (BELEM DO PARA). Estos convenios han
creado una obligación del Estado frente a la comunidad internacional.
El recurso para la determinación del contenido específico de la conducta
debida puede ser por vía reglamentaria, jurisprudencial o dogmática.
Otra forma de la especificidad de la conducta debida es la fáctica: en los
casos de tratamientos médicos, producción de medicamentos o vacunas, etc.,
lo que está vinculado al derecho humano a la vida, en la vertiente de
derecho a la salud.
También influye en la determinación de la obligación del Estado: las técnicas
de redacción de los instrumentos sobre derechos humanos, en lo referente a
los “derechos económicos, sociales y culturales”, cuya finalidad es un
resultado determinado, como por ejemplo erradicación del analfabetismo
(Carta de la OEA, arts. 31 y 48).
Otro obstáculo al que haremos referencia en cuanto a la exigibilidad judicial
de los “derechos económicos, sociales y culturales” es: “La autorestricción
del Poder Judicial frente a cuestiones “políticas” y “técnicas”. Creemos que
este obstáculo es el más determinante para que el control de los actos de los
poderes políticos, que coliden con los mandatos constitucionales, y se obtenga
la institucionalización de la actividades de la administración pública, que es la
finalidad del control jurisdiccional, la conformidad de todo el orden jurídico
con la Constitución, lo que implica necesariamente, la conformidad de todo
acto del Estado con los derechos humanos, que es la finalidad, en el caso de
la República Dominicana, de la actividad estatal, que debe tener como centro
al ser humano.
Desde el punto de vista jurídico, esta autorestricción esta fundada en la
determinación de los criterios sobre las cuestiones “políticas” o “técnicas” y
los criterios que se adecuen al control judicial, o sea criterios puramente
jurídicos; desde esta óptica hemos tenido ejemplos recientes como el caso de
la Sun Land Dominicana.
Otro obstáculo a vencer para la efectiva de la exigibilidad judicial de los
derechos sociales, es la “Ausencia de mecanismos procesales para su tutela”.
Las acciones judiciales tipificadas por el ordenamiento jurídico han sido
concebidas para la protección de los derechos civiles y políticos como
derechos humanos, como fueron concebidas por las Revoluciones francesa y
americana.
Existiendo problemas en cuanto a la legitimación activa, para actuar en
justicia a diferencia del caso del recurso de amparo, en que está definido
quien puede actuar, aunque se refiera de modo general a un mecanismo de
protección de los derechos humanos.
La estrategia para vencer este obstáculo está en determinar cuál es el
comportamiento debido por el Estado, conforme a sus obligaciones
constitucionales y el Derecho Internacional sobre los Derechos Humanos.
En el caso de la exigibilidad directa, se fundamenta en la obligación asumida
por el Estado en el reconocimiento, protección y eficacia en la vigencia de
los derechos nacido de sus compromisos de la aplicación directa e inmediata
de las normas del derecho internacional, cuyos contenidos son Derechos
Humanos, entre los que están los derechos económicos, sociales y culturales”,
lo que implica que existe un compromiso de administrar los recursos con
preferencia para hacer efectivo estos derechos, lo que podría traducirse en
última instancia en daños y perjuicios. En República Dominicana es un
ejemplo la violación a las normas del medio ambiente en que las ONGS tienen
legitimación activa para accionar en protección al medio ambiente y obtener
indemnización, son casos de tipificación o especificación de la conducta
debida del Estado.
Las violaciones a su conducta debida por el Estado se puede producir por
acción, en el caso de dictarse leyes con conlleven violación o retroceso en los
derechos humanos, o mediante actos jurídicos, como es permitir que se viole
sistemáticamente el debido proceso de ley, mediante situaciones lácticas,
como es en los casos de persecución policial y se aplique la ley de fuga.
Todo derecho, tanto los “civiles y políticos” como los “económicos, sociales y
culturales”, pueden tener diferentes niveles, frente a los cuales el Estado
tiene la obligación, y debe ser su conducta debida el de actuar en el sentido
de: reconocerlos, protegerlos y de darles satisfacción a los titulares de esos
derechos, para el ejercicio de los mismos, incluyendo en caso de violaciones
la indemnización o reparación de los afectados, ya sean individuales y
colectivos.
El Estado puede incumplir sus obligaciones por omisión, en los casos en que
no se adopten las medidas adecuadas, oportunas y no se inviertan los
recursos según las prioridades, violando su deber de cuidado, para evitar que
se produzcan consecuencias que conlleven violación a derechos sociales, por
ejemplo en los casos de epidemias, como el dengue, que son previsibles y
tienen su protocolo para prevenirlas, o para controlarla. En este caso, la
reparación consiste en realizar las medidas omitidas para garantizar o
reparar el derecho a la salud. Es procedente el emplazamiento al Estado
para que realice la conducta debida, y para que sea efectivo, debe
cumplirse con la formulación de los derechos no protegidos y la definición
precisa de la conducta omitida por el Estado.
Para comprender los casos de exigibilidad indirecta es necesario haber
analizado los obstáculos a vencer por la exigibilidad directa de los
derechos sociales: Hemos expuesto los obstáculos indicativos de las
dificultades para la tutela judicial efectiva de los derechos sociales, y para
vencer los mismos existen estrategias aprovechándose la justiciabilidad y
mecanismos de protección de otros derechos.
Para alcanzar una mayor protección de los “derechos económicos, sociales y
culturales” se debe determinar:
· La extensión de la obligación del Estado de proveer y satisfacer
ese derecho;
· Hasta qué grado y en qué medida deben ser satisfechas la
necesidad o interés social que tutelan esos derechos.
Ahora bien, cuando un determinado derecho social ha sido reconocido y
satisface a determinadas personas o grupo, procede un juicio de
comparación entre la situación de los que han sido reconocidos y satisfechos
en sus derechos económicos, sociales y culturales y aquellos, titulares de los
mismos derechos y que han quedado excluidos, pudiendo entonces los
tribunales controlar los criterios legalidad y razonabilidad empleados por el
Estado, partiendo del principio de igual de todos ante la ley y el de no
discriminación.
En materia de los derechos económicos, sociales y culturales los Estados
Partes del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
asumen la obligación de de garantizar el ejercicio de estos derechos sin
discriminación.
La apelación a juicios de igualdad de tratos ha sido utilizado por los
movimientos defensores de los Derechos Humanos, en sus estrategias de
litigios, ya sea en razón de raza, género, preferencias sexuales, etnias,
inclinaciones ideológicas. Con estas mismas estrategias el movimiento por los
derechos de la mujer en cuanto a la igualdad de trato laboral y de los
salarios.
La acción directa o indirecta (difusa) de inconstitucionalidad son otros
medios para la justicialidad de los derechos económicos, sociales y culturales,
en que rigen los principios de igualdad, no discriminación, proporcionalidad
y equidad,.
Sin el control judicial no hay vigencia efectiva de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales.
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