Documento - Corte Suprema de Justicia

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NO REQUIERE EXEQUATUR LA SENTENCIA ECLESIASTICA DE
DIVORCIO, CUALQUIERA QUE SEA EL LUGAR DONDE SE PRONUNCIE.
La Corte reitera la doctrina al respecto. Está vigente el Convenio entre
Colombia y España, para el cumplimiento de las sentencias civiles dictadas por
los Tribunales de ambos países.
1. "Una sentencia de divorcio quoad thorum et cohabitationem pronunciada por los
Tribunales de la Iglesia Católica, en cualquier lugar de la tierra, no requiere exequátur
para surtir sus efectos en Colombia, en razón de la competencia exclusiva ya dicha y
ser la Iglesia sociedad universal". (Cas. abril 6 de 1956, T. LXXXII, pág. 564).
2. El convenio entre Colombia y España, para el cumplimiento de las sentencias
civiles dictadas por los Tribunales de ambos países, firmado el 30 de mayo de 1908 y
aprobado por la Ley 7 de 1908 —13 de agosto— se halla vigente, y su conocimiento
obliga a los jueces sin necesidad de que parte interesada traiga a los autos la prueba
de su existencia.
Corte Suprema de Justicia.—Sala de Casación Civil.—Bogotá, diez y ocho de
octubre de mil novecientos sesenta y uno.
(Magistrado ponente: doctor Ignacio Gómez Posse).
Procedente del Ministerio de Justicia, con oficio señalado con el número
17998, y de fecha 29 de mayo próximo pasado, y "para los fines de que trata el
artículo 558 del Código Judicial", se remite a la honorable Corte la comisión
rogatoria número 2506 librada a las autoridades colombianas por el señor Juez
de Primera Instancia del Juzgado Séptimo de Barcelona (España), en la cual
se solicita el cumplimento parcial de un fallo proferido por las autoridades
eclesiásticas de aquel país.
En cumplimiento del rito procesal se le dio el traslado del caso al señor
Procurador General de la Nación quien lo descorrió haciendo una síntesis de
los antecedentes del asunto en la forma que se transcribe:
"Rezan las piezas del expediente que en el juicio sobre 'separación corporal'
que instauró el señor Juan Muñoz Climent contra su legítima esposa Mercedes
Rodríguez González ante el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de Barcelona,
se produjo sentencia con fecha 19 de agosto de 1959 cuya parte resolutiva
dice: 1... En mérito de lo expuesto, atendidas las razones de derecho y las
pruebas de los hechos, Nos, el infrascrito Vice-Provisor, Juez Eclesiástico de la
Diócesis, invocando el Santo Nombre de Nuestro Señor Jesucristo, sin otras
miras que Dios y la verdad, definitivamente juzgando de conformidad con el
dictamen
del
Ministerio
Fiscal,
declaramos
que
procede
contestar
afirmativamente el Dubio formulado y en su virtud, fallamos que debemos
conceder y concedemos a don Juan Muñoz Climent la separación conyugal de
lecho, mesa y habitación, de su esposa doña Mercedes Rodríguez González,
por abandono malicioso del hogar conyugal, por tiempo indefinido, esto es, en
tanto la demanda no dé fehacientes pruebas de arrepentimiento y no quiera
reintegrarse al lado de1 su esposo para 'cumplir los sagrados deberes
dimanantes del matrimonio, demostrando ante la autoridad competente haber
llevado una conducta honesta a partir de la separación ; ordenamos que el hijo
común de los litigantes Juan Muñoz Rodríguez, quede bajo la exclusiva
potestad y protección del actor, su padre, quien cuidará de su cristiana
educación e imponemos a la demandada el pago de las costas ocasionadas en
la presente instancia...' (fs. 6 fte.).
"Habiendo solicitado el actor del litigio por medio de apoderado especial ante
la justicia civil u ordinaria de Barcelona el cumplimiento del fallo, indicando que
la demandada según informes residía en la República de Colombia, en la
ciudad de Cali, país al que había huido trayendo consigo al hijo común legítimo,
el Magistrado, Juez de Primera Instancia del Juzgado Séptimo de la misma
ciudad de Barcelona, ordenó el cumplimiento y remitió exhorto rogatorio a las
autoridades colombianas competentes, por intermedio de la Cancillería
colombiana o Ministerio de Relaciones Exteriores, se procediera a la ejecución
en Colombia del fallo, haciendo entrega del menor de edad Juan Muñoz
Rodríguez al señor don Carlos Climent Caudet, residente en Cali, a quien
facultaba el demandante para gestionar en> Colombia todo lo relativo a la
entrega de dicho menor, para repatriarlo a España y aun de sufragar todos los
gastos que demandaran aquellas gestiones y esta repatriación.
"Se deduce de lo visto, que se trata indudablemente de la ejecución o
exequátur de una sentencia extranjera en materia civil netamente, por parte de
autoridades colombianas".
Con anterioridad, cuando el Ministerio de Justicia recibió la comisión
rogatoria, procedente del Ministerio de Relaciones Exteriores, la envió al
Tribunal Superior de Cali, entidad ésta que comisionó al señor Juez de
Menores de aquel Distrito para su cumplimiento. Allí con fecha 22 de marzo
próximo pasado, fue hecha la respectiva notificación al señor Carlos Climent
Caudet quien ofreció recibir al menor y remitirlo luego al padre de éste, señor
Juan Muñoz Climent. Devueltas las diligencias al predicho Ministerio esta
entidad comisionó al Tribunal Superior de Medellín en donde se tuvo
conocimiento de que residía la señora Mercedes Rodríguez González, para
que se le diera efectividad al rogatorio del señor Juez Primero de Instancia de
la ciudad de Barcelona. Pero el Tribunal estimó que era necesario el exequátur
de la honorable Corte para poderle dar cumplimiento a la sentencia eclesiástica
y a que se refiere la Comisión Rogatoria.
El señor Procurador, luego de examinar las condiciones que se necesitan
para que por la honorable Corte se pueda autorizar el cumplimiento de una
sentencia en materia civil, manifiesta lo que sigue:
"En el caso presente, la sentencia en materia civil cuyo cumplimiento solicita
en el exhorto rogatorio el Magistrado Juez de Primera Instancia del Juzgado
número 7 de Barcelona (España), no puede ser autorizada para tener cumplimiento en Colombia por los siguientes motivos: 1) No se ha elevado solicitud
a la honorable Corte Suprema de Justicia Colombiana por parte interesada,
para que se autorice ese cumplimiento en Colombia, se ha elevado esa
petición a un juez del país en donde se profirió dicho fallo y fue éste el que
ordenó ese cumplimiento implícitamente en Colombia, al librar exhorto
rogatorio para que se efectuaran los actos que él autorizó a fin de dar
cumplimiento al fallo eclesiástico. Quebrantando con ello la jurisdicción y
competencia para dar esa autorización que tiene nuestro más alto Tribunal Judicial por ministerio de la ley colombiana, y por ende desconociendo la
soberanía de nuestro país en materia legislativa dentro de su territorio en lo
civil; 2) No hay prueba alguna de la existencia de tratado entre Colombia y
España en virtud del cual en aquel país (España) se les dé a las sentencias
proferidas por los jueces colombianos la misma fuerza que en Colombia y
tengan allí cumplimiento por los jueces españoles; ni la hay, a falta de esa
reciprocidad legislativa con respecto a Colombia, en virtud de la cual se otorgue
por los jueces y tribunales de aquel país la misma fuerza que tienen en Colombia y se les dé aplicación".
En su concepto el señor Agente del Ministerio Público concluye manifestando
que "se opone a que se autorice por la Corte Suprema de Justicia el
cumplimiento del fallo proferido por el Tribunal Eclesiástico de la Diócesis de
Barcelona y a que se declare nulo, por pretermisión de formalidades procesales
esenciales, lo actuado por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Cali y por
el Juez de Menores de aquel Distrito".
LA CORTE CONSIDERA:
De acuerdo con los antecedentes que se han expuesto, tratase en el caso
presente del cumplimiento de una sentencia ejecutoriada proferída por un
Tribunal Eclesiástico en asunto de su privativa competencia al fallar la
separación conyugal de lecho, mesa y habitación del matrimonio católico
celebrado por Juan Muñoz Climent con la señora Mercedes Rodríguez
González y ordenar “ que el hijo común de los litigantes Juan Muñoz Rodríguez
quede bajo la exclusiva potestad y protección del actor, su padre, quien cuidará
de su cristiana educación". El ruego comisorio, pues, del Juez de Primera
Instancia del Juzgado Séptimo de Barcelona en que se exhorta y suplica al
"Juez, Tribunal o autoridad competente de Colombia para que se sirva disponer
que se practiquen en debida forma las diligencias interesadas y acordadas" con
el ofrecimiento de reciprocidad, no es cosa distinta de la ejecución de la
sentencia eclesiástica a cuyo cumplimiento cooperan las respectivas
autoridades colombianas, sin necesidad de que la Corte Suprema de Justicia
haya de autorizar su ejecución, por tratarse del origen y calidad de la sentencia.
La Corte ratifica y confirma la "doctrina que sobre estos particulares dejó
expuesta en fallo de esta misma Sala de Casación con fecha 6 de abril de 1956
y que corre publicada en el Tomo LXXXII, número 2167 de la Gaceta, Judicial y
que en sus pertinentes apartes dice:
"Se ha afirmado que no puede producir efectos en Colombia la citada
sentencia del Tribunal Eclesiástico, por tratarse de una sentencia pronunciada
en país extranjero, respecto de la cual un se probó el exequátur, y hasta se ha
dicho que fue negado.
"La sentencia de origen eclesiástico, por la cual se decreta el divorcio, así sea
por Tribunales que actúan fuera del país, no requiere el exequátur, para que
produzca efectos en Colombia :
“1° El Código Judicial, cuando exige esta formalidad, se refiere a las
'sentencias de los Tribunales extranjeros',
según denominación que lleva el
capítulo 2°, título XV del libro 2°, y de acuerdo con el artículo 556, a los fallos
procedentes de los Estados, es decir, a las sentencias pronunciadas por los
jueces de países extranjeros y no por los jueces eclesiásticos, que ejercen su
jurisdicción entre otros países, puesto que la Iglesia no es un país, ni un
Estado, sino una sociedad universal que ejerce su soberanía espiritual en el
mundo.
"2° Cuando la Iglesia juzga en virtud de la jurisdicción que el artículo 19 del
Concordato le reconoce, para conocer de las causas de separación o divorcio,
es indiferente el lugar en donde el Tribunal Eclesiástico desempeñe sus
funciones. Dicho texto, al deferir a la Iglesia esas causas, no limitó, en el
espacio, el ámbito de su jurisdicción. Los Tribunales Eclesiásticos, en
Colombia, no son Tribunales del Estado; son de la Iglesia ; sin embargo, no se
ha exigido nunca el exequátur a las sentencias dictadas por ellos. Del mismo
modo, no habría razón para requerirlo de una sentencia pronunciada por la
misma potestad en París. Es la misma Iglesia universal. El trámite de una
causa matrimonial puede llegar a Roma, siguiendo la jerarquía de los
Tribunales Eclesiásticos. ¿Habría razón en pedir el exequátur para una
decisión de la Santa Sede?
"3° Una sentencia como la de que se trata, versa sobre una materia
claramente deferida por el Estado a la Iglesia, según el citado artículo 19 del
Concordato. Por tanto; a) la Iglesia es la única potestad competente para
conocer —tanto en Colombia como en el extranjero— de juicios de divorcio, por
las causales contempladas en la legislación canónica, en relación con
matrimonios celebrados conforme al rito católico; b) los colombianos casados
católicamente, están obligados, aunque se hallen fuera del país, a acudir a
dicha jurisdicción, en razón del estatuto personal que les obliga (art. 19 C. G),
así sea sólo para que la decisión produzca efectos en Colombia; y e ) los fallos
de la Iglesia sobre esta materia, están ya autorizados, aceptados y reconocidos
de antemano por el Estado, en razón de haber deferido las causas de divorcio
a la potestad eclesiástica, de modo que el exequátur carece de objeto y de fin".
Ante la afirmación hecha por la Procuraduría de que "no existe prueba alguna
de la existencia de tratado entre Colombia y España en virtud del cual en aquel
país (España) se les dé a las sentencias proferidas por los jueces
colombianos...." la misma fuerza que en Colombia y tengan allí cumplimiento
por los jueces españoles, cabe anotar que aunque tal observación no incide en
la presente providencia, sí está vigente el convenio firmado el 30 de mayo de
1908 y aprobado por la Ley 7 de 1908 —13 de agosto— cuyo conocimiento
obliga a los jueces sin necesidad de que parte interesada traiga a los autos la
prueba de su existencia.
No es procedente la declaratoria de nulidad solicitada por el señor Agente del
Ministerio Público.
DECISION:
En mérito de lo que se deja expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y
por autoridad de la ley declara que no es necesaria la autorización de la Corte
para la ejecución por parte de los jueces colombianos de la sentencia del
Tribunal Eclesiástico a que hace referencia la parte motiva de esta providencia.
Cópiese, notifíquese, publíquese en la Gaceta Judicial y vuelvan los autos al
señor Ministro de Justicia para lo de su cargo.
Enrique Coral Velasco, Gustavo Fajardo Pinzón, Ignacio Gómez Posse, José
Hernández Ar-bdáez, Enrique López de la Pava, Arturo G. Posada.
Ricardo Ramírez L., Secretario
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